Por Oscar Edgardo García.-

El jefe del bloque del PRO en la Cámara de Diputados, Cristian Ritondo, acaba de ser denunciado en la Justicia Federal ante la sospecha fundamentada de que su esposa, Romina Aldana Diago, quien se desempeñó la mayor parte de su vida en la función pública, está vinculada con sociedades offshore radicadas en Florida, Delaware y las Islas Vírgenes Británicas, con propiedad sobre departamentos ubicados en Miami, que no constan en las declaraciones juradas del legislador.

La denuncia contra Ritondo, actualmente la principal figura del PRO por imposición de Mauricio Macri, y su mujer es por los supuestos delitos de enriquecimiento ilícito, encubrimiento, abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público.

Cabe recordar que hace dos años la jueza federal Sandra Arroyo Salgado lo señaló a Ritondo por su vínculo con quien fuera uno de sus principales asesores en el Ministerio de Seguridad bonaerense, Marcelo D’Angelo, quien fue a su vez el abogado defensor del fiscal Claudio Scapolán, acusado por ser el jefe de una banda de policías narcos en la Provincia de Buenos Aires, y removido posteriormente en un jury donde sólo lo defendió Sofía Vannelli, perteneciente al Frente Renovador de Sergio Massa.

En su oportunidad, Mauricio Macri se refirió a la nominación del juez Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema de Justicia manifestando que era un error, dado que se trataba de un magistrado que generaba un gran debate, motivo por el que no entendía la decisión de Javier Milei sobre la misma.

Además, con sensatez, afirmó que lo fundamental para restablecer en la Argentina era la confianza, y que, si bien la economía estable, sin inflación y sin déficit fiscal era primordial, lo más importante era la Justicia.

Cabe plantearse si en esta oportunidad Mauricio Macri medirá públicamente a Ritondo con la misma vara con la que midió a Lijo en su momento o si se llamará a silencio, por su grave error cometido al haber confiado el liderazgo legislativo de su partido al polémico diputado.

El tiempo demostrará hasta dónde llega la objetividad del expresidente.

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