Por Hernán Andrés Kruse.-
El “criptogate” sacudió con extrema dureza al gobierno de Javier Milei. Apenas se tuvo conocimiento del tuit del presidente aquella noche del 14 de febrero, el oficialismo comenzó a temblar. La primera reacción fue de manual: Milei no tiene nada que ver con estos “personajes” del mundo de las criptomonedas, vociferaron sus propagandistas desde las redes sociales. Pero la duda había comenzado a carcomer a la opinión pública. Una duda que puede sintetizarse en esta dramática pregunta: ¿estaba al tanto el presidente de semejante estafa? Tanta fue la conmoción que los medios afines, como A24, TN y La Nación+ comenzaron a machacar con la idea de que el presidente había obrado de buena fe, que había sido engañado; que, en última instancia, había pecado de ingenuo.
Con el correr de los días, el escándalo comenzó a parecerse a esa bola de nieve que a medida que se acerca al llano aumenta su tamaño sin cesar. El gobierno se mostraba impotente para evitar que los argentinos centraran su atención en este escándalo institucional, hasta que se produjo en el castigado conurbano el alevoso crimen de Kim, una nena de 7 años que fue masacrada por dos despiadados adolescentes de 14 y 17 años. Los medios mencionados taparon el criptogate con este alevoso hecho y comenzaron a descerrajar munición gruesa contra el ahora enemigo dilecto del presidente, Axel Kicillof. Rápido de reflejos, Milei amenazó con intervenir la provincia de Buenos Aires. Horas más tarde, Kicillof anunció que denunciará penalmente al presidente por su inacción frente al narcotráfico.
Todo parecía indicar que el criptogate entraba en un cono de sombras, que la opinión pública había comenzado a desentenderse del escándalo. Fue una ilusión ya que el 28 de febrero el New York Times, uno de los diarios más poderosos del mundo, publicó un artículo de Jack Nicas y David Taffe-Bellany titulado “¿Qué tanto sabía Javier Milei de la criptoestafa que promovió?” (fuente: La Nación). Los periodistas ponen en evidencia la complicidad del presidente (y la de su hermana) en una estafa monumental que lesiona la dignidad del pueblo argentino, devastado por un ajuste impiadoso e inmisericorde.
A continuación paso a transcribir las partes del artículo que considero más relevantes. Saque el lector sus propias conclusiones.
“El escándalo comenzó con un tuit. “El mundo quiere invertir en Argentina”, publicó Javier Milei, presidente de Argentina, a las 7:01 p. m. del Día de San Valentín, ofreciendo un código para comprar una nueva criptomoneda. La moneda digital se llamaba $Libra, y había sido creada 23 minutos antes. Durante las horas siguientes, miles de personas invirtieron. El valor de $Libra se disparó. Luego se desplomó rápidamente. Los principales actores habían vendido sus monedas, dejando a casi todos los demás con pérdidas colectivas de 250 millones de dólares. Para los veteranos de las criptomonedas, fue un clásico rug pull (“tirón de alfombra”). Una celebridad promociona una nueva moneda digital, los precios se disparan y, entonces, las personas con información privilegiada que poseen la mayoría de las monedas tiran de la alfombra: venden sus participaciones obteniendo grandes ganancias a expensas de los inversores aficionados que entraron más tarde. Para Argentina, fue un escándalo nacional. El presidente, dijeron los críticos, acababa de estafar a sus electores. La oposición pidió un juicio político. Los ciudadanos argentinos presentaron una decena de denuncias penales. Un fiscal federal abrió una investigación, con Milei como objetivo.
Acto seguido, Milei viajó a Washington. El sábado, en la Conferencia de Acción Política Conservadora, pronunció un combativo discurso antes que el presidente Donald Trump, el otro presidente que promovió este año una nueva criptomoneda que se disparó y luego se desplomó. Esa moneda, $Trump, generó enormes ganancias para los iniciados y un acumulado de 2000 millones de dólares en pérdidas para más de 800.000 otros inversores. Trump ha alegado ignorancia. “No sé si me benefició”, dijo. “No sé mucho al respecto”. (La familia Trump y sus socios comerciales ganaron casi 100 millones de dólares solo en comisiones de negociación con la moneda). Tras el creciente escándalo de $Libra en Argentina, Milei adoptó una postura similar. No ganó ni un céntimo, dijo. En su lugar, culpó a una pequeña empresa emergente de Singapur, KIP Protocol, de la que pocos en el sector de las criptomonedas habían oído hablar. “Vos fijate, la propia empresa que armó el lanzamiento, que es KIP, dice claramente que yo no tengo nada que ver”, dijo en una entrevista en horario de máxima audiencia la semana pasada. Pero la historia de Milei ha empezado a desvelarse, mostrando cómo las criptomonedas y la política se han mezclado cada vez más para enriquecer a los poderosos y quitarle a casi todos los demás.
Los orígenes del escándalo de $Libra se remontan a una conferencia celebrada en Argentina el año pasado, en la que un consultor de criptomonedas estadounidense y un socio comercial argentino de Milei intentaron vender acceso al presidente, según entrevistas y documentos revisados por The New York Times. Eso condujo finalmente a reuniones en los despachos presidenciales y a un proyecto de asociación con Dave Portnoy, fundador de Barstool Sports. Desde el colapso de la criptomoneda, han aparecido pruebas que contradicen las afirmaciones del presidente; los críticos en Argentina han acusado a su círculo íntimo de aceptar sobornos; y el consultor estadounidense, a quien Milei se refirió el mes pasado como asesor, ha admitido haber amasado 100 millones de dólares con la artimaña. “Esto es un juego para iniciados”, dijo el consultor estadounidense, Hayden Davis, sobre las criptomonedas en un video la semana pasada. “Esto es como un casino sin reglas”.
‘Un poco de algo’
“El mundo de las criptomonedas estaba entusiasmado con Milei. Economista libertario, había dicho que quería abrir su país, marcado por las dificultades financieras, a las nuevas monedas. Así que cuando se anunció que hablaría en una conferencia sobre criptomonedas en Buenos Aires en octubre, los líderes de la industria acudieron. La conferencia fue organizada por Mauricio Novelli, un pulido corredor de bolsa de 29 años con conexiones de años con Milei. En 2020, Milei empezó a dar clases en la pequeña academia de inversión de Novelli y se convirtió en el promotor de la escuela, publicando repetidamente sobre ella en internet, hasta que llegó a la presidencia. En 2022, hizo una publicación sobre un nuevo proyecto de criptomonedas de Novelli, calificándolo de “diagrama económico sostenible en el tiempo”. Poco después, se desplomó. En la conferencia, Novelli le cobró a los patrocinadores 50.000 dólares por una intervención y un encuentro con Milei, según cuatro asistentes que pagaron esa cantidad. Sin embargo, esas personas dijeron que la reunión con el presidente resultó ser una rápida foto grupal. Para conseguir más tiempo, dijeron dos de ellos, los organizadores de la conferencia les dijeron que costaría más. “Nos dijeron: ‘Oye, ya sabes, danos un poco de algo y podremos conseguirte una reunión”, dijo Charles Hoskinson, multimillonario de las criptomonedas que fundó una de las mayores plataformas del sector, Cardano. Otro asistente dijo que Novelli ofreció una reunión con el presidente si la persona firmaba un contrato de 500.000 dólares por vagos “servicios de consultoría”, según una copia del documento vista por The Times.
Pero Novelli no era el único que vendía acceso a Milei. Davis —un joven de 28 años con el pelo rubio rizado y gafas doradas vistosas al que Novelli había conocido en un evento sobre criptomonedas en Denver— también decía a los asistentes a la conferencia que tenía “control” sobre Milei y podía negociar acuerdos, según los mensajes vistos por el Times. “Todo, desde los tuits de Milei” hasta “todo lo relacionado con Milei, básicamente, hacer apariciones, etc.: tengo control sobre muchas de esas palancas”, dijo Davis en un mensaje de audio a un empresario, obtenido por el Times. “Pero”, añadió, “hay un costo”. Insinuó que ese costo podría ser de millones de dólares. “No estoy intentando fastidiar a nadie”, dijo, utilizando un improperio. Otro empresario afirmó que Davis hizo una oferta aún más descarada por escrito: ofrecería una reunión con Milei y una asociación con el gobierno argentino a cambio de unos 90 millones de dólares en criptomonedas en 27 meses, según una copia de la propuesta vista por el Times. No hay pruebas de que Milei tuviera conocimiento de las propuestas. Davis y Novelli, a través de portavoces, declinaron hacer comentarios. Tres meses antes de la conferencia, en julio, Novelli y Davis visitaron las oficinas presidenciales de Argentina, según los registros gubernamentales obtenidos por el periódico argentino La Nación. Los registros muestran que su anfitriona fue la hermana del presidente y jefa de gabinete, Karina Milei. En noviembre, volvieron a visitar las oficinas presidenciales. Después, Novelli y Davis brindaron con champán en el Four Seasons de Buenos Aires, y les dijeron a los demás que acababan de firmar un acuerdo con el presidente, según La Nación. Luego, el 30 de enero, Milei publicó una foto de él y Davis, diciendo que el estadounidense “me estuvo asesorando sobre el impacto y las aplicaciones de” la tecnología relacionada con las criptomonedas”.
Un presidente ‘descuidado’
“Mientras el criptoverso estallaba en indignación, Milei se veía sacudido por la crisis en Argentina. La bolsa cayó. Un aliado político clave, el expresidente Mauricio Macri, le llamó “descuidado”. La prensa etiquetó el escándalo como “Criptogate”. Un fiscal federal abrió una investigación, incluso sobre la conducta de Milei, estete ordenó a la oficina anticorrupción de Argentina que investigara. Entonces llegó una acusación más condenatoria: La Nación y el sitio de cripto noticias CoinDesk publicaron mensajes de texto en los que decían mostraban que Davis le decía a alguien que “era el dueño” de Milei porque “le envié $$ a su hermana”. La hermana de Milei ha actuado durante mucho tiempo como guardiana del presidente, y él se refiere a ella regularmente como “la jefe”. El portavoz de Milei, Manuel Adorni, dijo que las acusaciones de soborno eran “insultantes”. Ningún Milei respondió a las preguntas del Times. Davis ha negado desde entonces haberle pagado a alguno de ellos. Cuando le preguntaron en televisión si algún funcionario había ganado dinero con $Libra, Milei respondió: “Eso no me corresponde a mí. Yo tengo plena confianza en todos los funcionarios míos”. Respaldó a Novelli y volvió a culpar a Peh. Pero añadió que, a pesar de todo, sentía poca simpatía por las víctimas de la estafa. “Si vos vas al casino y perdés todo, te digo, ¿qué respuesta?”, dijo. “Es como alguien que va y juega a la ruleta rusa y le tocó la bala, dale…” Tres días después, otro multimillonario de la criptomoneda publicó que quería traer una nueva conferencia sobre criptomonedas a Argentina. “MUCHAS GRACIAS”, respondió Milei. “Sería una gran oportunidad para nuestro país”.
03/03/2025 a las 2:23 AM
PRETENDER QUE EL NEW YORK TIMES, HABLE BIEN DE MILEI, ES LO MISMO QUE EXIGIR QUE CN5 HABLE A FAVOR DEL GOBIERNO.
POR LO TANTO LA REFERENCIA ES INVALIDA, BUSCATE OTRA.
03/03/2025 a las 8:17 AM
Alberto Angel Fernández quedo como un ladron de gallinas al lado de Milei y su karina/cristina
03/03/2025 a las 11:30 PM
EL PERONISMO ESTA VIENDO CON DISTINTOS AUTORES
DE MUSICA POPULAR, COMO MODIFICAR LA MARCHA PERONISTA PARA INTRODUCIR ESTOS VERSOS:
«MILEI MILEI, QUE GRANDE SOS
O CABEZON CUANTO VALES,
MILEI MILEI QUE GRANDE SOS,
SOS EL PRIMER «ECONOMISTA»».
ES AHI, EN LA PALABRA «ECONOMISTA» QUE LA ESTROFA NO PEGA, POR ESO LA AYUDA DE ALGUNOS POETAS DE MUSICA POPULAR PARA ARREGLAR ESTE ASUNTITO Y ….
A CANTAR NOMAS HASTA ROMPERSE LA GARGANTA !!
04/03/2025 a las 12:04 AM
«SOS EL PRIMER, KRIPTOINVENTOR…….»
03/03/2025 a las 6:39 AM
Milei aparece ligado a otro negocio cripto con personajes en común al caso $LIBRA.
En octubre, la exchange Cube anunció “una carta de intención” con el Gobierno y usó la imagen del Presidente en un spot; el CEO se vio con Milei; el papel del hermano de Hayden Davis y los facilitadores locales del criptogate.
https://www.lanacion.com.ar/politica/milei-aparece-ligado-a-otro-negocio-cripto-con-personajes-en-comun-al-caso-libra-nid25022025/
03/03/2025 a las 10:37 AM
TRES DE MARZO 2025 — ENCUESTAS FRESQUITAS.
CONTINÚA IN CRESCENDO EL 52% DE IMAGEN POSITIVA.
04/03/2025 a las 12:06 AM
DEPENDIENDO DE A QUIEN LE PREGUNTES Y CUANTA GENTE ES LA INVOLUCRADA EN LA ENCUESTA. 52 % DE CUANTOS ENCUESTADOS.
03/03/2025 a las 10:40 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
En los límites de la democracia
Joaquín Morales Solá
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
2/3/025
Prefirió inaugurar su campaña electoral para los comicios de octubre próximo en lugar de abrir las sesiones ordinarias del Congreso. El presidente Javier Milei gastó gran parte de su oración de la víspera en una hagiografía hiperbólica de su gestión y en prometer que cambiará la composición del Congreso. Muchas de las cosas que dijo son ciertas, pero casi todos los anuncios ya los había hecho. Agresivo por momentos, y parafraseando a Churchill sin nombrar a Churchill, solo sobrevoló, sin embargo, la extraordinaria crisis institucional que desató hace pocos días cuando nombró por decreto a dos jueces de la Corte Suprema.
Detengámonos en este conflicto y en las maneras de su gobierno porque las instituciones forman parte también de la economía que el jefe del Estado tanto defiende. Y llamemos a las cosas por su nombre: fue una grosería. Es lo que él hizo cuando firmó un decreto designando a dos jueces de la Corte Suprema en comisión a solo tres días de que termine el receso del Senado, que es la Cámara que debe darles su acuerdo, con una mayoría agravada, a los miembros del más alto tribunal de justicia del país. El Gobierno forzó la interpretación de la Constitución con un falso argumento, según el cual la demora del Senado en aprobar la iniciativa presidencial (los envió a la Cámara alta hace 8 meses) es razón suficiente para que el jefe del Estado los designe sin el acuerdo de nadie. ¿Dónde está el párrafo de la Constitución que dice que si el Senado demora el acuerdo, el Gobierno está en condiciones de nombrar por decreto jueces de la Corte? No está, no existe. Milei está pisando el borde mismo de la constitucionalidad de sus decisiones. Cuidado. Todo lo que hace el oficialismo, desde los formal hasta el lenguaje que se usa en las redes sociales que lo apoyan, está demostrando una peligrosa deriva hacia una democracia iliberal. El Gobierno camina a contramano de su discurso supuestamente liberal. ¿Por qué Milei no pensó en los casi 350 legisladores que debían escucharlo ayer, 1º de marzo, cuando convocó a una hora exótica, las 21, a la Asamblea Legislativa para inaugurar el año legislativo? ¿Por qué no lo hizo al mediodía, como lo hicieron todos los presidentes? La respuesta a tanta descortesía, sumada a los zafarranchos institucionales, fue un recinto parlamentario semivacío por primera vez en 40 años de democracia. La petulancia política y la devaluación democrática tuvieron otros síntomas. En los últimos días, una resolución de la Agencia Nacional de Discapacidad, que se publicó en el Boletín Oficial, calificó de “idiota”, “imbécil” y “débil mental” a las personas que deben recibir una pensión no contributiva. El progreso de la humanidad había dejado esos calificativos en los desvanes de la historia. El enorme tamaño de la polémica posterior obligó al Gobierno a aceptar que había cometido un “error” y a anunciar que la cambiaría. Pero ya antes, el propio Milei había insultado al economista Roberto Cachanosky con la palabra “mogólico”, que le valió una dura protesta pública de asociaciones que trabajan en ayuda de personas con Síndrome de Down. En las cuentas de las redes sociales adictas al mileísmo es común encontrar claras alusiones cargadas de gerontofobia (la aversión a las personas mayores), de homofobia y de discriminación a quienes sufren alguna discapacidad. Tampoco el Presidente está en condiciones legales de pedirle la renuncia a un gobernador elegido, tan legal y legítimamente como él. Axel Kicillof podrá ser un desastre, pero es el gobernador de una provincia de un país federal. Milei se presenta como una persona religiosa. Aunque nació en la religión católica, siente simpatía por la judía. Ninguna de esas dos religiones tolera la discriminación de seres humano ni, mucho menos, el odio hacia el otro.
Regresemos a la Corte. El tribunal más empinado de la Nación decidió aplicarle al juez federal Ariel Lijo la cronoterapia que él tantas veces usó con los expedientes que llegaron a su despacho. De hecho, demoró tanto uno de ellos, el que investiga el desembarco de la familia Eskenazi en YPF en 2008, que esa indolencia judicial podría explicar la decisión de la jueza neoyorquina Loretta Preska que obliga al país a pagar 16.000 millones de dólares en indemnizaciones. La Corte le tomó juramento al otro juez designado por decreto, el académico Manuel García-Mansilla, pero postergó la decisión de Lijo hasta el próximo jueves. Otra lectura de esa decisión podría consistir en que los jueces supremos le dieron siete días a Lijo para que reflexione, retire su pedido de licencia y presente su renuncia como juez federal para poder asumir como juez de la Corte. La jurisprudencia de la Corte indica que casi nunca el tribunal aceptó que un juez con acuerdo del Senado –Lijo lo es como juez federal– sea juez en otra instancia en comisión, sin el necesario acuerdo del Congreso. De hecho, el antecedente más cercano es el del presidente José María Guido, quien en 1962 (el Congreso estaba cerrado desde el derrocamiento de Frondizi) designó al camarista José F. Bidau en comisión como juez de la Corte Suprema. Bidau estuvo un año en la Corte; luego, el nuevo Senado en tiempos de Illia no le dio el acuerdo y perdió los dos cargos en la Justicia: el de juez supremo y el de juez de Cámara.
García-Mansilla asumió porque la Corte entendió que tenía los papeles en regla, aunque debe consignarse que su juramento en comisión sucedió apenas 48 horas antes de que concluya el receso del Senado. El límite constitucional estaba demasiado cerca. De todos modos, había sido designado por decreto; no tenía cargos en el Poder Judicial y, por lo tanto, no necesitaba renunciar a nada y, además, debía cubrir la vacante que dejó el exjuez de la Corte Juan Carlos Maqueda, quien se jubiló durante el receso del Congreso. El artículo constitucional que habilita al Gobierno a designar por decreto en comisión a los funcionarios que necesitan el acuerdo del Senado pone dos condiciones: que el Congreso esté en receso y que la vacante se haya producido durante el receso. Vale la pena tener en cuenta la opinión de varios constitucionalistas que subrayan que ese artículo de la Constitución se relaciona con los cargos del Poder Ejecutivo que necesitan acuerdo senatorial (militares y diplomáticos, por ejemplo); no se refiere, por lo tanto, a los jueces de la Corte Suprema. ¿Qué ocurriría, por ejemplo, si cumplido el plazo del año legislativo, que estipula ese artículo para el acuerdo senatorial, el Senado no se pronuncia? El Presidente podría nombrarlos de nuevo en el próximo receso del Congreso y estirar la permanencia de esos jueces hasta el infinito. Se habría instaurado, de esa manera, otra forma de nombrar jueces de la Corte Suprema con la exclusiva voluntad del presidente de la Nación y con la eliminación explícita del Congreso. Ni Alberto Fujimori, que disolvió el Congreso de Perú, lo habría hecho mejor.
La situación de Lijo es distinta. En primer lugar, la Corte debe decidir si es correcta la licencia que le concedió la Cámara Federal en una decisión inédita. Las licencias extraordinarias, que es la que pidió Lijo, las concede la Corte Suprema, no una Cámara Federal que solo puede dar licencias ordinarias. Los seis jueces que integran esa Cámara habrían sido presionados fuertemente por el juez de la Corte y expresidente del máximo tribunal Ricardo Lorenzetti para que le concedan la licencia a su ahijado Lijo. La deliberación de la Cámara Federal fue larga y tuvo momentos de extrema tensión. El presidente del cuerpo, Mariano Llorens, que es un juez razonable, debió hacer equilibrios entre los que querían darle licencia a Lijo y archivar el asunto y los que, en cambio, preferían respetar la autoridad de la Corte y enviarle el pedido de licencia sin resolver nada. Al final, se optó por una redacción de la resolución que solo expuso, sin decirlas, las disidencias internas. Resuelve, por caso, “hacer lugar” al pedido para evitar la palabra “conceder” la licencia. O decide “remitir” a la Corte el pedido de Lijo y no “archívese”. En síntesis, le dejó a la Corte la solución del caso Lijo. En principio, una anterior mayoría de dos jueces (Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz) había decidido que solo le tomarían juramento a Lijo si renunciaba a su cargo de juez federal; para ellos, no era válida una licencia. Seguramente, Lorenzetti, al revés de sus colegas, le aceptaría la licencia. Pero ahora, después de la incorporación de García-Mansilla, la Corte está integrada por cuatro miembros. ¿Qué hará García-Mansilla el próximo jueves cuando deba participar de la reunión semanal de la Corte y tratar el asunto de Lijo? Una actitud inteligente de él consistiría en tomar distancia de la polémica y, sobre todo, de Lijo. Aunque compañeros en la aventura en la que los metió Milei, García-Mansilla y Lijo no son lo mismo. El único cuestionamiento a García-Mansilla se escuchó en las últimas horas y fue un reproche, sobre todo de senadores, porque aceptó la designación por decreto cuando ya se vivían las vísperas del fin del receso del Congreso. Antes, solo tuvo objeciones ideológicas.
El desparramo institucional del Presidente tuvo tal dimensión que obligó al expresidente Mauricio Macri a pronunciarse otra vez contra Lijo, y también contra los decretos para nombrar jueces de la Corte. Escribió un texto que es la aceptación implícita de que él cometió un error cuando designó jueces de la Corte por decreto, a pesar de que ni Rosatti ni Rosenkrantz aceptaron asumir sin contar antes con el acuerdo del Senado. Rosatti tuvo 60 votos a favor de un total de 70 senadores que había en el recinto, y Rosenkrantz obtuvo 58 votos también a favor. Pocas veces, hubo tanta aceptación senatorial para jueces de la Corte. De todos modos, Pro tropezó con posiciones distintas sobre la decisión de Milei. Estuvieron los llamados “garrocheros”, porque están con la garrocha en la mano para saltar hacia La Libertad Avanza, y estuvo de manera destacada el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, que también integra el grupo de los “garrocheros”. Pero el caso Lijo es otra cosa para él. Montenegro asumió junto con Lijo, hace 20 años, como juez federal. Aunque luego Montenegro renunció para ser funcionario de Macri en la Capital, nunca dejó de pertenecer a la corporación judicial. En la reunión de la mesa directiva de Pro del martes pasado para tratar el caso de Lijo, Montenegro se enfureció con sus conmilitones cuando se manifestaron contra ese juez. “¡Es mi amigo!”, estalló en un momento. Montenegro no actuaba en ese momento como dirigente de Pro ni como intendente, sino como miembro de la corporación judicial de Comodoro Py, donde están los despachos de los jueces federales, los más poderosos del país. Más lejos que nunca de Montenegro, Macri dijo después públicamente que los jueces de la Corte no pueden llegar a sus cargos con tanto rechazo; se estaba refiriendo sobre todo a Lijo, que es el que tuvo realmente muchos rechazos. Y señaló que su posición era mayoritaria en su partido; así quedó notificado también Alfredo de Angeli, presidente del bloque de senadores de Pro, quien pidió votar en contra de los jueces. “Estás empoderado para hacerlo. Esa es la posición de Pro”, le respondió Macri.
A partir del lunes comenzará el turno del Senado, que es la Cámara del Poder Legislativo a la que Milei eludió con su designación por decreto de dos jueces de la Corte. El Senado es también una corporación, y no aceptará fácilmente que le arrebaten una de sus más poderosas facultades constitucionales, como es su acuerdo, con una mayoría especial, para los jueces de la Corte. Los senadores kirchneristas ya anticiparon que votarán contra los dos jueces, y varios senadores radicales anunciaron que cambiaron su voto a favor de García-Mansilla luego de que este aceptara la designación por decreto. Lijo está más cerca de ser vapuleado por el Senado; su pliego ya tiene dictamen de comisión y está en condiciones de ser tratado en cualquier momento. A García-Mansilla le falta todavía la opinión de la Comisión de Acuerdos, que es necesaria para el tratamiento, pero no es vinculante. ¿Qué hará Milei si el Senado le rechaza el acuerdo de los dos jueces? La dosis de grosería política e institucional ya se agotó.
03/03/2025 a las 10:44 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei se abroquela y embiste
Eduardo van der Kooy
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
2/3/025
Javier Milei y su gobierno hicieron un esfuerzo supremo para intentar transformar el criptogate en un episodio pasajero. Simularon cargar responsabilidades políticas sobre Santiago Caputo por su intromisión en un reportaje televisivo que le hacían al Presidente. Hablaron de fortalecer su entorno para impedir la influencia de personajes que frecuentan la Casa Rosada. Karina, la hermana y secretaria general, posee más facultades que antes del escándalo. El sistema de poder, de toma de decisiones, permanece inmutable. Karina se ocupó de supervisar toda la ceremonia que presidió Milei en el Congreso para inaugurar el período de sesiones ordinarias. Hasta se enfrentó con diputados aliados y de la oposición porque, en primera instancia, pretendió dejar al periodismo fuera del recinto. Retrocedió para no comprarse un pleito adicional, pero les concedió un sitial incómodo y lejano. Diseñó al detalle la presencia de militantes y dirigentes libertarios en los palcos principales. La Cámpora podría tomar nota acerca de cómo se hacen con eficacia esas cosas.
El Gobierno copió, tal vez, el comportamiento que supo tener el kirchnerismo muchas veces en situación de crisis. Se replegó sobre sí mismo. Hizo como si nada hubiera ocurrido. Ayudado por una oposición que después de pegar los primeros gritos fue saliendo de la escena. Atrapada en su descomposición e impotencia. Solo existió una instancia de zozobra de la que tomó nota Caputo juniors: durante tres días la tropa digital libertaria fue rebasada por la marea de críticas en las redes. La primera vez que aconteció en un año en el poder.
Aquella gigantesca simulación oficial no sirvió de todos modos para ocultar cicatrices y preocupación que continúan aflorando por la estafa de la criptomoneda $LIBRA en la cual, por error o a sabiendas, intervino Milei. Eso podrá dilucidarlo la investigación. El curso doméstico no produce por ahora espasmos. La jueza María Servini de Cubría cedió la causa a Eduardo Taiano. El fiscal se encargó de la imputación presidencial. Pura formalidad. El Gobierno creó una Unidad Especial para investigar el escándalo. Colocó a su cargo a Florencia Zicavo, jefa de gabinete del ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona. Cortina de humo.
Los problemas parecen surgir en el exterior. Donde Milei ha sabido construir la imagen de un líder pleno de éxito. La mano que le tendió Donald Trump en la cumbre conservadora de Washington tuvo un valor incalculable. No fue el dique que, sin embargo, los libertarios aguardaban. Las denuncias por el criptogate se han diseminado en la capital estadounidense (Departamento de Justicia y el FBI), Nueva York, Los Ángeles y Houston. La Justicia de España recibió una denuncia de un diputado para que se investiguen en ese país las acciones fraudulentas y contra la seguridad financiera llevadas a cabo por la operación en la que intervino Milei. ¿Cómo el escándalo navegó hasta las orillas del continente europeo? La familia de Hayden Mark Davis, el joven que al parecer pedía plata para armar citas con el Presidente, posee residencia en Barcelona. Un dato de aquel complicado paisaje no deja de llamar la atención. Milei descalificó a los opositores y a buena parte del periodismo que se ocupa de divulgar el escándalo. Jamás dijo una palabra sobre Davis, Mauricio Novelli y otros que habrían sido los ejecutores de la estafa.
El impacto del escándalo fue de tal magnitud que, pese al antifaz que colocó sobre su rostro, el Gobierno perdió por momentos la noción de la agenda pública. Los indicadores de la economía, en especial la macro, constituyen el ancla de su apuesta ante la sociedad. Sobre todo, en un año electoral. Un informe de la Cámara de Comercio señaló que el consumo creció en enero un 5,4% interanual. Con un incremento del 4,3% respecto de diciembre. Pasó de largo en el relato libertario.
Ocurre que el criptogate pareció sembrar sospechas sobre una faceta inexplorada del Presidente. Su cualidad moral. El León libertario había logrado blindarse en ese aspecto con tres argumentos: su tránsito de bajo perfil en la actividad privada; la brevísima trayectoria pública y el nutriente de una vieja clase política fracasada a la que supo exprimir bajo el mote de “la casta”.
Esas sospechas no fijan su responsabilidad en el escándalo. En lugar de dejar circunscripta aquella duda, el Presidente decidió ampliarla con una decisión explosiva: la designación en comisión y por decreto de los jueces Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla para incorporarse a la Corte Suprema. La sospecha en el plano moral podría extender ahora al terreno institucional. Se trata de conjeturas, por una razón: Milei nunca ha explicado qué piensa sobre esas cuestiones. La política se reduciría para él al equilibrio fiscal, la lucha contra la inflación y el alineamiento leal con Estados Unidos. Nunca una aproximación a lo que entendería como sistema democrático.
Los fundamentos del decreto con los cuales justificó los motivos del nombramiento de aquellos jueces denotarían una interpretación confusa de conceptos medulares. Mencionó que el Senado “en lugar de haber realizado un análisis serio y objetivo de la idoneidad de los candidatos ha optado reiteradamente por demorar su pronunciamiento”. El dictamen de Lijo alcanzó las nueve firmas necesarias para ser tratado en el recinto. Tres de ellas de sello kirchnerista. No se concretó en el período extraordinario porque el Gobierno antepuso el interés de suspender las PASO y no contaba para una sesión posterior con la mayoría especial necesaria que consagra la Constitución reformada de 1994. Los libertarios fueron incapaces de conseguir aquel consenso. García-Mansilla siempre corrió de atrás: su pliego no contó ni siquiera con las firmas para ser considerado en el plenario. Está muy claro que falló el ejercicio esencial de la política en La Libertad Avanza. Es el engranaje que debería vincular al Poder Ejecutivo con el Congreso.
Si hubiera que remitirse únicamente al decreto quedaría clara la debilidad del León libertario y de los suyos para comprender la sustancia del juego democrático. Milei optó por un recurso que la Constitución habilita. Para situaciones excepcionales. No con el Congreso en funciones y una administración unipersonal que hace ostentación de su poder. La excepcionalidad, es obvio, atenta contra la normalidad institucional.
El decreto ha sido acompañado por conductas que profundizan aún más el deterioro. García-Mansilla había declarado públicamente que nunca sería juez de la Corte en comisión y por decreto. Ya lo es. El camino de Lijo resulta muchísimo más sinuoso. No se trata solo de la parva de objeciones a su larga trayectoria. En su afán legítimo por progresar no ha sabido cuidar cierto decoro. Lijo es juez de Comodoro Py. Uno de los más importantes. Solicitó una licencia extraordinaria para hacer la experiencia como cortesano en comisión.
Recurrió a la Cámara Federal, cubierta por sus amigos, para que le fuera concedida y elevada a la Corte. Muchos aseguran que el gran gestor fue Mariano Llorens. Otros adjudican ese papel a Martín Irurzun. La Corte acostumbra a conceder licencias a jueces, en general, por dos motivos: enfermedad o tareas académicas. Nunca para ocupar un cargo de rango superior o político. Pero Milei colocó a la Corte Suprema en una encrucijada. A los empujones.
La consagración de García-Mansilla es explicable porque no había razones, decreto mediante, para que Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti no le tomaran juramento. Con Lijo prefirieron un paréntesis por su pedido de licencia y la existencia de su pliego para ser aprobado o rechazado en el Senado. Milei ya lo considera juez de la Corte y lo invitó a la inauguración de las sesiones ordinarias del Congreso, pero finalmente no asistió.
El Gobierno supone además que los dos magistrados tienen garantizada su permanencia, al menos, hasta noviembre. Otro desconocimiento acerca de cómo funcionan las instituciones. Si existiera voluntad política, aspecto que está en duda, la oposición podría tumbar ambas designaciones con mayoría simple. La especial aplica únicamente para la aprobación. Mauricio Macri rechazó la nominación de Lijo. No logró que su partido, el PRO, lo acompañara con una declaración en el mismo sentido. Cristina Fernández se refugió en el silencio del Instituto Patria.
Milei avanzó con la jura de García-Mansilla un casillero en el tablero de la maniobra judicial. El juez tendrá voz y voto para decidir la suerte de Lijo. O sea, serán cuatro los miembros de la Corte. Si hubiera empate le tocaría romper la paridad a Rosatti. El ex ministro kirchnerista sabe una cosa: con los nuevos jueces adentro su titularidad del Tribunal entrará en discusión. Afirman que le podrían ofrecer el cargo a su amigo, Rosenkrantz. De no aceptar sobrevolaría otra vez la figura de Lorenzetti. El cortesano que aconsejó a Lijo.
Si el plan oficial continúa avanzando de acuerdo a lo previsto, según tuiteó Santiago Caputo luego de la jura de García-Mansilla, podrían surgir otras sorpresas. ¿Otro decreto para cubrir la vacancia en la Procuración General que ejerce interinamente Eduardo Casal? Se trata nada menos que del jefe de los fiscales. Ni Macri ni Alberto Fernández, por oposición de Cristina, lograron acuerdo político para sustituir a Alejandra Gils Carbó tras su renuncia. Se menciona como candidato al viceministro de Justicia, Sebastián Amerio.
La embestida de Milei excedería el universo judicial. Es innegable que la inseguridad parece fuera de control en Buenos Aires. Con crímenes aberrantes. ¿Es la única solución, como propuso el Presidente, pedir la renuncia de Axel Kicillof e ir por una intervención? Debajo de ese interrogante se divisa un mar de dudas sobre lo que puede aguardarle a la Argentina.
03/03/2025 a las 10:47 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Se mojaron los fuegos artificiales
Roberto García
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
2/3/025
Hace apenas menos de un mes parecía luminoso y sin nubes el primer aniversario de Javier Milei en el Gobierno. Sea por el cambio climático o alguna otra razón, ese espléndido pronóstico se complicó para la cita de anoche del Presidente en el Congreso de la Nación. Hubo desprendimiento de rocas de la montaña financiera, caída de acciones y bonos, preocupación por baja de reservas y el riesgo país: se mojaron los fuegos artificiales.
Hasta se sorprendió la oposición y, por diversas razones, aparecieron novedades insólitas: por ejemplo, Horacio Rodríguez Larreta se lanza a competir en las elecciones anticipadas en la Capital por un cargo legislativo. Y eso que lo habían noqueado en las últimas peleas. Más inesperado podrá ser otro anuncio del ex jefe de gobierno porteño: en apariencia vuelve al oficialismo local de Jorge Macri y lo representaría en los próximos comicios. Acuerdo transitorio de intereses. De una búsqueda de reparación personal, casi risueña para muchos, a la transformación en un calvo depredador marino que ha percibido sangre en mares donde crece la auto percepción. Ni le importó la última denuncia de un periodista televisivo, Jony Viale, quien lo imputó por “ensobrar a varios de sus colegas para hablar bien de su administración, casi con nombre y apellido. También denunció que en ese ejercicio de sobornos estaba implicado el tradicional medio que los acogía, acusación mucho más seria. Por supuesto, no hubo ningún fiscal que al menos convocara a Viale para confirmar esas publicas afirmaciones. Todo en apenas menos de un mes.
Quien piensa que lo de Rodríguez Larreta se trata de una isla en el panorama político, debe incorporar otro dato: hace 72 horas recuperó la voz Sergio Massa, enterrada con el canto en un sarcófago en el que no se permitía hablar ni para presentar un libro propio, de memorias recientes, que había salido del horno hace 9 meses y amenazaba apolillarse escondido en un depósito húmedo. Un descargo: Rodríguez Larreta y Massa son íntimos, aunque cada uno defiende sus colores. Hasta que una emoción o un cargo los alinee en el starter. El último perdedor en las elecciones generales aduce hoy exponer la gola debido al intento del gobierno Milei por intervenir la provincia de Buenos Aires: no puede tolerar esa presunta avanzada territorial, tampoco el jeroglífico de las memecoins, el escándalo cripto de Milei, que vulnera el rango de sus convicciones. Algunos dirán que este comentario roza el cinismo.
Es otro tiburón dispuesto a quedarse con una extremidad del Presidente, a compartir con Axel Kicillof, Cristina Fernández de Kirchner —y unos cuantos intendentes— también inquietos o desesperados por el operativo de la Casa Rosada para engullirse la mansión de La Plata. Si también habló Máximo Kirchner. La calamitosa inseguridad, dicen las encuestas, habilita cualquier desatino que desee cometer el gobierno nacional. También permite no mirar el ojo propio, solo distraerse con el ajeno. Ocurren estas coincidencias justo cuando la bandera del peronismo distrital amenazaba descuartizarse por el abandono del gobernador de la tutela de la viuda de Kirchner. Era público el desencuentro, ella, su hijo, la Cámpora por un lado, contra un ex de ese grupo, el converso Andrés Cuervo Larroque, acompañándolo a Kicillof Presidente para ver si puede colar en el 2027 como gobernador. Los dados estaban echados, se dividía la fecha de los comicios en la provincia, había cambio de gabinete, enojo de Cristina y su familia, el gobernador encabezaba una nueva y dominante fracción. Pero surgió la intimación de Milei por el desastre de la inseguridad y todos volvieron al scrum de dudosa fortaleza: este miércoles no se sabe si continúa la idea de la secesión, casi seguro se confirma lo del cambio del Gabinete, aunque no lo saben ni los intendentes sometidos a consideración. Hay una puerta 12, más para entrar que para salir. Hasta Cristina toca la campanilla para no quedarse afuera. Milei la ayuda con sus propósitos verbales y Kicillof mantiene su condición de veleta.
Los muertos vivos no solo provienen del Pro (no olvidar a Mauricio Macri) o el peronismo. También la Justicia exhibe sus personajes, como Manuel García Mansilla jurando como nuevo miembro de la Corte Suprema. Casi en forma clandestina, sin la presencia orgullosa de su familia, seguramente urgido por una cautelar que hubiera podido impugnar el decreto que lo designo. Lo paradójico de la nueva situación en el tribunal supremo es que asumió alguien que no pudo llegar ni a la comisión especializada del Senado y, en cambio, le bloquearon el juramento al cuestionado Ariel Lijo, quien si había obtenido la aprobación del pliego en esa instancia. Al margen de las opiniones, sobre uno u otro, lo cierto es que no parece cerrada la situación de Lijo —quien se niega a asumir como ministro de la Corte si no le aceptan un pedido de licencia como juez federal— y tampoco lo del apresurado Garcia Mansilla. Falta aún el veredicto de la Cámara Alta, de muchos integrantes disconformes con la designación del abogado jurista, sea por el trámite escasamente institucional —como lo reconoce y abjura el nuevo ministro— o la oposición polìtica disgustada con su persona.
Desde el jueves, en sesiones ordinarias, vienen penosas controversias sobre el elegido presidencial que podrían concluir en su destitución. ¿Le hará caso el Gobierno, permanecerá en el cargo García Mansilla como un okupa o quienes serán los encargados de desalojarlo? Si no es aceptado y estira su permanencia discutible hasta fin de año, como sostiene el decreto, luego se vuelve a su casa o aguarda a que el Presidente lo vuelva a nombrar en comisión el año próximo. Pregunta clave: si es esa la intención, Milei hasta podría ampliar la Corte Suprema en las extraordinarias del año próximo, según su buen o mal gusto y sin negociar con nadie.
Difícil estimar un vaticinio sobre esta situación cuando la Argentina en apenas menos de un mes bajó de categoría, volvió a ser un país inestable en muchos rubros a pesar del esfuerzo gigante que logró Milei en los números económicos. Pero el refrán advierte: el que mucho abarca, poco aprieta. A veces.
03/03/2025 a las 10:52 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Sube el “riesgo Milei”: el Presidente refuerza la polarización
Marcos Novaro
Fuente: TN
(*) Notiar.com.ar
2/3/025
La lógica que organiza el proceso político en curso es más o menos la que sigue. El programa de estabilización avanza, la inflación baja, se recupera la actividad y se reduce el riesgo país. En consecuencia, el Gobierno mejora en las encuestas, lo que usa para avanzar en su agenda política: más polarización, más batalla cultural, control de la Corte, disciplinamiento de las voces críticas (de periodistas, economistas o de quien se le ponga delante). Todo lo cual lo lleva a cometer errores no forzados, abrir más frentes de conflicto de los que puede manejar y aumentar la incertidumbre sobre el futuro que nos espera, tanto si le va bien como si le va mal en todas esas batallas. Incertidumbre que, a su vez, hace subir de nuevo el riesgo país, derriba la cotización de acciones y bonos, y demora inversiones y negociaciones necesarias para consolidar el programa económico.
Estas últimas semanas ilustran muy bien este circuito: en pocos días, el “riesgo Milei” se fue a las nubes, justo cuando se consolidaba la imagen de un programa económico que parecía ya no encontraría obstáculos serios en su camino por un tiempo, y la de un oficialismo que se encaminaba a superar cómodamente la prueba de las elecciones de medio término; y ese riesgo político en alza hizo estragos en las chances que el Gobierno se había creado, con el trabajo denodado de algunos buenos funcionarios y también del impulso del propio Presidente para ofrecer a los empresarios y al mundo en general la imagen de un país que se normaliza, se vuelve más confiable y atractivo para las inversiones.
Es que su hiperactivismo y un exceso de entusiasmo y autoconfianza llevaron al Presidente a meter la pata varias veces, en temas cada vez más sensibles.
La serie se inició con su desorbitado ataque a los homosexuales, en Davos, vinculándolos a la pedofilia, algo que no se escuchaba desde hacía décadas de parte de un líder occidental y que incluso gobiernos autoritarios muy brutales y primitivos en la materia, como los de Rusia o Irán, ponen en práctica pero no en palabras (y menos aún lo harían en un foro internacional como ese).
A continuación, Milei apuntó con la misma saña y mal tino contra economistas renombrados, algunos muy favorables a su gestión, que osaron discutir, en el tono más técnico y moderado imaginable, el atraso cambiario; generando más incertidumbre el Presidente que esos economistas, pues las dudas que ya había sobre su disposición a resolver el problema razonablemente cuando deje ser factible esconderlo bajo la alfombra se incrementaron.
Le siguió una retahíla de guillotinazos contra colaboradores caídos en desgracia ante su círculo de hierro, por diferencias menores (lo que significó la expulsión incluso de algunas figuras muy útiles para encarar las elecciones en distritos importantes) y, a continuación, un inmovilismo absoluto de la guillotina ante un escándalo financiero que involucró al propio Presidente y a ese círculo íntimo, y reclamó a gritos que rodara al menos alguna cabeza de las que habían contribuido al fraude y el papelón.
La zaga se cerró, por ahora, con dos broches de oro a falta de uno: la polémica designación de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla en la Corte Suprema, un avance hacia el control de esa institución, pero que expone al Ejecutivo a una derrota en el Senado, muy factible y potencialmente muy dañina; y la pretensión de intervenir la provincia de Buenos Aires para cargarse a Axel Kicillof, una idea que no se va a traducir en nada concreto, pero que da a pensar sobre el modo en que el presidente actuaría si pudiera, y encima ayuda al gobernador en cuestión a victimizarse y enarbolar, sin ponerse colorado, la defensa de la república.
Apuestas a todo o nada, “hacerse el loco” para amedrentar a los demás y forzarlos a ceder, polarización al mango de la competencia política, inflexible adhesión a las posturas y los diagnósticos más extremos, y siempre, siempre, confianza ciega en la propia intuición y desprecio de la opinión experta independiente, disposición a negociar solo cuando todo lo demás se ha probado inviable. Eso y poco más compone la caja de herramientas del presidente Milei.
Se ha visto que a veces le alcanza. Sobre todo cuando tiene enfrente actores muy desacreditados, desorientados y sin capacidad de unirse ante sus avances. Y cuando puede mostrar resultados, a un público que está harto de los fracasos, que asocia frecuentemente con los “procedimientos institucionales” y con una dirigencia que, cuando no peca por cómplice, peca por tibia y ambigua.
Pero esa caja de herramientas no le alcanza cuando enfrenta problemas más complejos, y adversarios mejor preparados para frenar sus arrebatos.
Fue así que logró quebrar a los grupos piqueteros, pero no a la CGT, que sigue evitando, por lo que vimos en esta inauguración de sesiones ordinarias, que se incorpore siquiera a la agenda legislativa cualquier reforma laboral o sindical, con su amenaza de demoler la frágil paz social reinante.
Y le bastó a Milei inicialmente para acorralar a los gobernadores, cuyos intentos de coordinarse para negociar con la Nación no casualmente se fueron diluyendo a lo largo del 2024. Pero ahora parece que éstos ya le agarraron la mano al método presidencial, y están disuadiéndolo de avanzar en cualquier reforma que los afecte: de hecho, la reforma impositiva de la que tanto se ha hablado se va a seguir demorando, y si nos atenemos al discurso presidencial en el Congreso, lo mismo va a pasar con la previsional que debería poner orden de una vez por todas en las cajas provinciales.
Y con los Jueces de la Corte parece que tampoco le va a ir muy bien. Si García-Mansilla y Lijo lograran quedarse en el tribunal supremo, difícilmente sea para obedecerlo a pie juntillas. Ellos también, como los sindicalistas y los gobernadores, van a imponerle condiciones y hacer su propio juego. Y no debió pasar mucho tiempo para que el problema se manifestara: el primero de ellos, de quien se esperaba un alineamiento con Ricardo Lorenzetti para sacar de la presidencia del tribunal a Horacio Rosatti, ya antes de asumir mostró que va a administrar sus relaciones con más autointerés y autonomía. Si lo hace un académico como García-Mansilla, imagínense lo que cabe esperar de un tiburón como Lijo.
Todo podría ser aún peor para el Presidente. Y lo va a ser si el Senado finalmente rechaza los pliegos de los dos nuevos supremos, o incluso si rechaza uno solo de ellos. Algo que, en las últimas décadas, solo le pasó a Cristina Fernández de Kirchner, y en ese momento dijo bastante sobre el declive de su poder.
El lance contra Kicillof merece una consideración similar: porque, finalmente, lo que Milei mostró en este caso fue que, en su inclinación a sobreactuar los conflictos, puede terminar haciéndole favores invalorables a sus adversarios, cuando éstos tienen paciencia y los recursos institucionales para sobrevivir a los embates. Milei es cierto que necesitaba más que nunca estas semanas llenar los diarios de elefantes, para que no se hablara del paquidermo más incómodo que anda dando vueltas por el escenario, el de la estafa cripto. Pero una cosa es sumar ruido y otra muy distinta agregar ocasiones para que los enemigos se fortalezcan. Y eso fue lo que terminó haciendo con el Gobernador bonaerense, devenido una estrella que resiste el atropello de un matón, casi como Volodímir Zelenski frente a Donald Trump.
Milei presionó, pero no consiguió sentar a Lijo al lado de los supremos. Tampoco parece tener muchas chances de conseguir que Lorenzetti sea coronado presidente de la Corte. Ni que se destrabe el trámite para una licencia de aquel en su juzgado, cosa de que pueda entrar al máximo tribunal sin conservar un plan B en caso de que lo echen de allí en poco tiempo. El Presidente tampoco consiguió hasta ahora que sus buenas relaciones con Trump, y su fanática adhesión a la agenda antiwoke, anti Ucrania y Europa y pro Putin del norteamericano le alcancen para que el FMI ceda y, al menos hasta después de las elecciones, no se siga hablando de la inevitable corrección cambiaria.
Su sobreactuación en materia de seguridad se contaminó tan brutalmente de campaña política contra sus enemigos, que éstos ganaron aire para replicarle, escapándose de la discusión sobre la ineficacia de su política contra el crimen para plantear el conflicto en el terreno del respeto del federalismo, la constitución y la soberanía popular. Mientras, para peor, todos los esfuerzos de Milei y su equipo por distraer a la audiencia y dejar atrás el escándalo cripto siguieron naufragando, por la divulgación local y sobre todo internacional de nuevas aristas y detalles de la red de buzones y tráfico de influencias que se fue tejiendo en las bambalinas del poder libertario.
Si en respuesta a todo esto el riesgo país subió “apenas” 200 puntos y las reservas cayeron un par de miles de millones, en medio del esfuerzo del Central por sostener una brecha cambiaria que solo semanas atrás parecía que se extinguía sola, en realidad la sacó barata. Todo podría ser peor: la economía de Milei todavía puede sobrevivir a la política de Milei.