Por Hernán Andrés Kruse.-
LA MEDIATIZACIÓN DE LA POLÍTICA COMO AMENAZA AL SISTEMA DEMOCRÁTICO
“Si bien, como propone Verón, “la articulación entre la comunicación y el sistema político es uno de los fundamentos del sistema democrático”, el fenómeno de mediatización de la política ha dado lugar a ciertas dinámicas que llevan esa articulación a un punto sin precedentes históricos. Desde una postura normativa – es decir, evaluativa–, estas pueden ser tanto positivas como negativas: respecto a las primeras, es claro que gracias a la mediatización, la participación de los ciudadanos en cuestiones políticas se vuelve más simple, accesible e inmediata, o que pueden surgir nuevos colectivos que quizá no podrían hacerlo sin las redes sociales digitales, entre otras.
Sin embargo, también hay una serie de efectos del fenómeno que, como se argumenta en esta sección, son nocivos para el sistema democrático y que, como tales, deben ser debidamente identificados. En su texto de 1999, al discutir si la intervención de los medios masivos en la cosa política suponía una amenaza a la democracia, Mazzoleni y Schulz afirmaban que, en ese entonces, se vivía una mediatización inofensiva del campo político en el que este mantenía su autonomía. Sin embargo, con el cambio de milenio, la configuración del sistema mediático se transformó sustantivamente, en particular a partir de la emergencia y popularización de redes sociales digitales como Twitter, Facebook e Instagram. Esto ha conducido a que, como señala Slimovich, actualmente haya quienes creen que “estamos atravesando un proceso de mutaciones en la forma de la democracia”. Según esta concepción, dicho sistema político se habría vuelto uno mucho más inmediato, esto es, uno en el que ya no es necesaria la mediación de actores como los medios periodísticos entre el actor político y el electorado.
Una de las consecuencias más evidentes de la mediatización de lo político en la época contemporánea tiene que ver con la sustitución del largo por el corto plazo, una sustitución que resulta no solo de la implementación de la lógica del marketing, sino, además, de una adaptación de la política a la lógica de los medios de prensa, como el ciclo de noticias, en que el valor dominante es el de lo novedoso. A partir de la intervención de los medios masivos de comunicación en la cosa política, Giovanna Cosenza identifica una peligrosa tendencia a la simplificación ya que, “como los partidos y sus líderes se dirigen a un público muy vasto y heterogéneo, sus mensajes […] son siempre más genéricos y vagos, reducidos a eslóganes que no solamente son fáciles de recordar […], sino que además son pasibles de múltiples interpretaciones, a veces incluso contrastantes y hasta contradictorias”.
Para Blumler, esta simplificación puede ser entendida como consecuencia de la normalización del uso de estereotipos y frames que son monolíticos, lo que, según el autor, “puede limitar, en ocasiones de manera drástica, la consciencia que los ciudadanos tienen de las opciones disponibles para lidiar con temas importantes, así como su habilidad para tomar decisiones informadas al actuar políticamente”. También sobre la simplificación, Teresa Velázquez García-Talavera cree que el discurso político contemporáneo es uno que “no profundiza en los aspectos sólidos de las propuestas y políticas que los políticos deben hacer llegar a sus electores”, sino que son “simulacros de diálogos, conversaciones con efecto de cercanía, resueltos en pocas líneas, en interacción y con sensación de inmediatez, de acceso directo y que se transforman en sentencias, casi eslóganes, sin contenido profundo”. Esto sería una consecuencia de la mediatización porque, como señala Averbeck-Lietz, “la infraestructura de Twitter conduce a la simplificación, la opinión puntual, la comunicación asimétrica”.
En otras palabras, la lógica de un medio o plataforma (en este caso Twitter) es interiorizada por los actores como el código dominante del campo discursivo en cuestión, reflejando así la premisa básica del proceso de mediatización, según la cual un cambio en el plano tecnológico influye en el plano de las prácticas sociales. La simplificación de la política sería entonces una primera consecuencia de la mediatización, que sin lugar a dudas tiene efectos nocivos para la democracia, un sistema político que implica que los electores estén informados y sean capaces de sopesar de manera normativa y crítica las opciones y proyectos disponibles en su toma de decisiones en cuanto que electorado. Parece claro que si un voto popular –por ejemplo, en un referéndum a favor o en contra de una medida estatal– está más influenciado por la propaganda política –cortoplacista, marketinera, simplista– que por el contenido de lo que se está votando, el sistema político democrático parecería no estar funcionando como se esperaría que funcionase.
También de la mano con la invasión de la lógica del target y del corto plazo, ya a fines de la década de 1990, cuando Mazzoleni y Schulz quitaban dramatismo a la mediatización de la política, Verón identificaba un problema: en palabras del semiotista, “si el discurso político es un discurso en el que uno de los ejes es la construcción argumentativa de un proyecto, se trata pues de un discurso cualitativamente diferente del discurso unidimensional orientado a un blanco determinado, pues nunca es puramente persuasivo”. Para Verón, el problema es que “no pueden construirse colectivos identitarios de largo plazo únicamente con imágenes ni únicamente con el orden indicial de la mirada característico de la televisión”. La referencia a la televisión es fundamental, ya que parecería ser en ese medio que comenzaron a gestarse ciertos fenómenos de espectacularización y parodización de la cosa política que, actualmente, parece ser moneda corriente en las redes sociales digitales, como se puede apreciar con los cientos de memes –artificios semióticos en los que la imagen desempeña un papel central– que en ellas circulan.
Sobre la parodización, por mencionar un ejemplo ilustrativo, durante la década del 2000 la imitación humorística de actores políticos se volvió moneda corriente en Argentina gracias al programa televisivo VideoMatch –luego renombrado ShowMatch–, conducido por el empresario Marcelo Tinelli, cuyo equipo de imitadores parodiaba a figuras políticas locales. Así, se comenzó a hablar de una ‘tinellización’ de la política. Estamos entonces ante un segundo aspecto problemático de la mediatización de la política: la primacía de la imagen por sobre la palabra. Este es un aspecto que Giovanni Sartori señalaba ya en 1998 y al que denominaba ‘video-política”. En su libro Homo Videns, Sartori presenta los riesgos de la profusión de la televisión como medio dominante. En su argumento, el autor habla de una ‘primacía de la imagen’, esto es, “la preponderancia de lo visible sobre lo inteligible, lo cual nos lleva a un ver sin un entender” y que, como resultado, lleva a que las representaciones visuales cuenten y pesen más que el discurso verbal. El problema está en que, para Sartori, “toda nuestra capacidad de administrar la realidad política, social y económica en la que vivimos […] se fundamenta exclusivamente en un pensamiento conceptual que representa –para el ojo desnudo– entidades invisibles e inexistentes”.
En las sociedades con predominio de medios audiovisuales, el problema radica en que “el poder de la imagen se coloca en el centro de todos los procesos de la política contemporánea”, lo que atenta contra esa importancia de lo conceptual que el autor (Sartori) identifica como propia de la gestión de la realidad sociopolítica. Así, como afirmaba Verón, “la construcción de una nueva legitimidad de lo político plantea el problema de una revalorización del componente lingüístico en el contexto de la televisión”. En una línea argumental similar, Friedrich Krotz señala como consecuencia de la mediatización ciertos cambios en la capacidad de reflexión individual: concretamente, el autor cree que se produce un cambio en la capacidad de pensar sobre las experiencias vividas, una capacidad a la que concibe como una actividad humana básica, “diseñada para adecuar las experiencias al mundo e integrarlas en el sistema individual de conocimiento aceptado”. Como producto de la primacía de la imagen, Verón señalaba el problema de la importancia de la gestión del cuerpo del actor político en la televisión, para lo que utilizaba el concepto de ‘cuerpos significantes’: en sus palabras, “la enunciación política pasa ahora por la elaboración del cuerpo político”. Sin embargo, vale señalar que Verón creía que “denunciar la “puesta en escena” (es decir, la puesta en imágenes) de la política, es tener una concepción puramente verbalista y escritural de la democracia”.
Un tercer aspecto problemático de la mediatización, vinculado con la sustitución de la palabra por la imagen, tiene que ver con la calidad y coherencia de los intercambios discursivos que se producen en el seno de la esfera pública. Como señala Velázquez García-Talavera, en el discurso político contemporáneo se detectan cada vez más incoherencias, desajustes o imprecisiones entre afirmaciones que los actores políticos realizan en distintos soportes, lo que conduce a una situación en la que se pierde la coherencia discursiva que, como señalan Fabbri y Marcarino, es condición de todo discurso. Por lo tanto, con la mediatización cambia la forma del discurso: este se vuelve breve, rápido, conciso, esquemático y de fácil impacto. Como propone Velázquez García-Talavera, “se confunde la fugacidad de una frase ocurrente, sobre todo encaminada a desacreditar al contrario, con la brillantez de un argumento sólidamente construido”. Para la autora, mientras que la argumentación política debería ser “empleada para convencer al destinatario de este discurso con una estructura bien construida, soportada por referencias y datos comprobables y defendida con convicción, de manera que el sentido y la referencia de lo dicho respondan con exactitud a lo expuesto”, en la fase mediatizada de la política democrática, en muchas ocasiones “el debate político lleva a situaciones contradictorias y llenas de inexactitudes e imprecisiones”.
Un cuarto aspecto problemático –identificado por Blumler– es que, dada la fuerte mediación de los medios masivos y las redes sociales digitales en la relación entre electorado y actores políticos, se desdibuja la cadena de responsabilidades que se supone que opera en toda democracia. Verón enfatizaba la centralidad del rol del representante en el sistema político democrático como aquel que es capaz de identificar y velar por los intereses de sus electores, al mismo tiempo que es capaz de prometer y mantener su palabra una vez elegido. Para Verón, la confianza es una aspecto central de las relaciones políticas, ya que “el actor cree, piensa, supone, que el candidato realizará después lo que ha prometido ahora”. A través de la ilusión de un contacto casi directo entre elector y actor político, la hipermediatización en redes sociales digitales genera la constitución de una suerte de “pueblo de la web”, en el que no habría necesidad de mediación de otras instituciones sociales como los medios masivos. En este contexto, la idea de un “populismo mediatizado” presentada por Mazzoleni cobra especial relevancia, ya que parecería ser que los actores políticos se rigen por un nuevo régimen de veridicción en el que, como argumenta Juan Alonso Aldama, se pasa de un mentir que es avergonzado a uno que es descarado y desinhibido.
Finalmente, un quinto aspecto de la mediatización que es perjudicial para la esfera pública democrática tiene que ver con la emergencia de la polarización política, esto es, una actitud que enfatiza las diferencias entre el Ellos y el Nosotros. Como propone Cosenza, actualmente la diferencia entre colectivos que es constitutiva del campo político se vive como “una contraposición respecto a la que se invita a electores, ciudadanos y […] “la gente” a llevar a cabo una clara elección de pertenencia”. Esto es el caso porque, a pesar de la colonización de lo político por la lógica del target asociada a los medios, su esencia en cuanto que campo discursivo específico no desaparece: las identidades colectivas seguirán siendo las unidades de sentido básicas para la construcción de la esfera pública. En la fase actual de mediatización de lo político, las plataformas digitales ofrecen nuevos espacios y dinámicas para que ese proceso intersubjetivo de construcción identitaria tome forma. Así, la construcción de identidades colectivas en el campo político ya no parecería regirse principalmente por un apego voluntario y pensado a ciertas ideas o valores, sino que muchas veces es el resultado de efectos mediáticos atravesados no ya por la razón y la crítica, sino por la emoción y una identificación cargada de pasiones, lo que potencia la lógica de Amigo vs. Enemigo identificada por Schmitt”.
(*) Sebastián Moreno Barreneche (Facultad de Administración y Ciencias Sociales-Universidad ORT-Uruguay): “La mediatización de la política como amenaza al sistema democrático: una aproximación crítica basada en el estado actual de la investigación” (2021).
31/10/2024 a las 10:35 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Huelgas y piquetes de un tiempo viejo
Joaquín Morales Solá
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
30/10/024
El sindicalismo y los movimientos sociales kirchneristas están de regreso. O suponen que regresarán a partir de hoy. Los movimientos sociales se habían escondido detrás de las cortinas después de la grave impugnación moral que les hizo el Gobierno cuando reveló que usaban planes sociales con métodos corruptos y para fines políticos o personales. La mayor parte del sindicalismo sabe que los trabajadores están más preocupados por la eventual pérdida del trabajo que por recuperar el porcentaje de poder adquisitivo que perdieron por el ajuste de Javier Milei. Según analistas de opinión pública, los trabajadores están al tanto de que los sindicatos son organizaciones políticas y partidarias, y que no son auténticos representantes de los argentinos con empleos. Es difícil no comparar que durante la pésima gestión de Alberto Fernández y Cristina Kirchner no hubo un solo paro general de la CGT (y se registraron muy pocas huelgas sectoriales) mientras la inflación acumulada en los cuatro años de ese gobierno cristinoperonista fue del 890 por ciento y la pobreza subió hasta más del 40 por ciento. Ningún ajuste mete tanto la mano en el bolsillo de los argentinos de a pie como la inflación y el temor a la pobreza, si ya no están dentro de la pobreza.
Es cierto que hubo varios planes “platita” durante ese gobierno, pero nunca compensaron la inflación que el dueto Alberto Fernández-Sergio Massa (este último con la bendición de Cristina) jamás pudo controlar. El paro de hoy sabe, en efecto, a kirchnerismo. Los Moyano, que antes no querían a Cristina Kirchner, ahora están más cerca de ella que de cualquier otra expresión política. El paro de este miércoles (que no incluye a los colectiveros, pero sí a los camioneros, trenes, aviones y actividad marítima) fue convocado por Pablo Moyano, el más terco del clan de los Moyano, convencido como está de que es un tardoguevarista y que él mismo es el líder de una sublevación permanente, aunque está rodeado de la fortuna familiar. A los Moyano lo asocian con una especie de mafia. No hay pruebas para hacer esa calificación, salvo por los delitos que los denunciaron: evasión impositiva, lavado de dinero y provisión de medicamentos adulterados en la obra social de los camioneros, entre varios más. Además, cuando Hugo y Pablo Moyano se fueron de la conducción de Independiente, la nueva conducción del club los denunció penalmente también por lavado de dinero. Se ve que el lavado de dinero es la especialidad de la casa porque presuntamente los Moyano lo cometieron tanto en el gremio de los camioneros como en el club Independiente. Ese delito fue asociado históricamente a la mafia.
Todos los sindicatos y movimientos sociales que pararán este miércoles tienen la marca del cristinismo más que del kirchnerismo. Pablo Moyano se acercó a Cristina Kirchner durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando este acordó con la CGT una reforma laboral que el hijo mayor de Hugo Moyano se encargó de que abortara en el Senado. Los sindicatos aeronáuticos, sobre todo el de los pilotos que dirige el infaltable Pablo Biró, son cristinistas hasta la médula. Los dirigentes ferroviarios están enojados con Milei desde que este decidió privatizar Belgrano Cargas, empresa que había sido estatizada por Cristina Kirchner. Antes, su marido le confiscó ese ramal ferroviario a varios empresarios que habían ganado la concesión en los años 90: estaban Franco Macri y los Roggio, entre otros.
Los movimientos sociales que se plegarán a las marchas y cortes tienen también la coloratura del cristinismo. Participarán del intento de sublevación social el movimiento de Juan Grabois (uno de los abogados de Cristina Kirchner); el dirigente del Polo Obrero, Eduardo Belliboni, y Daniel Menéndez, exfuncionario de Alberto Fernández y Cristina, líder del movimiento Barrios de Pie. También se plegará la central obrera alternativa, la CTA, que nuclea sobre todo a empleados públicos y que lidera el hipercristinista Hugo Yasky, y el gremio ATE, de trabajadores estatales, también identificado con la expresidenta. El anticristinista Roberto Fernández, incombustible líder de la UTA, que nuclea a los colectiveros, decidió hacer su propio paro el día después, el jueves, para no aparecer contagiado por el cristinismo. No quiere hacerle un paro al Gobierno, además, sino a los empresarios del transporte. Lo aclaró explícitamente.
El número de protestas callejeras y de cortes de rutas y autopistas había bajado hasta casi la inexistencia. La gestión de dos ministras influyó especialmente en el restablecimiento del orden público. La ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, denunció a varios dirigentes de movimientos sociales de prácticas corruptas en el manejo de los planes sociales. Belliboni fue procesado por el juez Sebastián Casanello por usar facturas falsas y empresas fantasmas en el manejo de la ayuda social del Estado. También el fiscal Eduardo Taiano pidió la indagatoria de Emilio Pérsico, del Movimiento Evita, que era el funcionario de Alberto Fernández encargado de fiscalizar el buen uso de los planes estatales por parte de los movimientos sociales. Los movimientos sociales debían fiscalizar a los movimientos sociales. No hizo nada. Pettovello les sacó autoridad moral a los supuestos dirigentes sociales. La otra ministra que contribuyó sobremanera a imponer una noción del orden público fue la de Seguridad, Patricia Bullrich, quien este miércoles deberá probar que está en condiciones de cumplir una promesa suya que viene desde la presidencia de Macri: nunca, dijo y decía, permitirá que se corten rutas nacionales. Los revoltosos prometieron colocar un piquete en la Panamericana a la altura de la ruta 197. La Panamericana es una ruta nacional.
La sublevación sindical se da justo cuando Milei empieza a recibir las mejores informaciones sobre la reacción de los mercados: el riesgo país sigue bajando, los bonos argentinos conservan su valor y el dólar blue está quieto. Son los mejores días del presidente libertario. ¿Han perdido los gremios el histórico olfato para establecer cuándo un gobierno está débil? La estadística señala que el presidente al que más paros generales le hicieron fue Raúl Alfonsín (13 en casi seis años de gobierno), pero en rigor fue Fernando de la Rúa el más presionado por los sindicatos; le hicieron 8 paros generales en apenas dos años de gobierno. El de los próximos días no es un paro general, sino solo del transporte. Suficiente para paralizar a gran parte del país. Pablo Moyano amenazó con romper la CGT si esta no convoca cuanto antes a un paro general. Los viejos dirigentes gremiales son conscientes de que Milei no está débil como para que ellos pierdan el tiempo con una huelga nacional. Saben que al día siguiente no pasará nada y que ellos serán más intrascendentes aún.
La insurrección parcial del gremialismo coincide también con la pelea sin cuartel de Cristina Kirchner para ser la próxima presidenta del Partido Justicialista. Dicho así parece un acontecimiento normal, pero es algo inédito en los últimos 20 años de política. Nunca Cristina Kirchner debió luchar tanto para alcanzar algo en el peronismo. En las últimas dos décadas, Cristina fue la mujer fuerte en el gobierno de su esposo muerto; fue dos veces presidenta sin aceptar nunca otra opinión que no sea la suya; y fue una política determinante en el gobierno de Macri, a tal punto de haberlo entronizado como candidato presidencial a Alberto Fernández, en 2019, a través de un tuit que no consultó con nadie, ni siquiera con su hijo. Su actual némesis, el gobernador riojano Ricardo Quintela, asegura que él le anticipó a Cristina que aspiraba a ser candidato a conducir el partido peronista y que ella lo alentó. Hasta que con otro tuit, la exvicepresidenta dio cuenta (urbi et orbi) que ella quería conducir formalmente el Justicialismo. Por eso, Quintela no está dispuesto a bajarse fácilmente. Cristina será presidenta del Partido Justicialista en algún momento, pero llegará deshilachada, herida en el ala. Tuvo que poner en funcionamiento a toda la estructura del justicialismo para impedir la competencia con Quintela. Jamás imaginó semejante desamparo.
“El peronismo irá dividido en las elecciones del próximo año si Cristina insiste con controlar todo, incluida las listas de candidatos”, dice un importante dirigente peronista bonaerense. “Ese tiempo ya pasó, y lo están demostrando los hechos de estos días”, agrega. “Tengan en cuenta que quien la descoloca es Quintela, un gobernador menor, no un Juan Schiaretti, que hubiera sido más explicable para ella”, supone esa fuente. ¿Y Kicillof? “Kicillof tiene futuro si sigue enfrentando a Cristina Kirchner, pero está terminado si al final arreglara con ella”, asegura, sin dudar.
¿Es Cristina la que subleva a los sindicatos? Diversas fuentes aseguraron que, salvo en el caso del piloto Biró que la sigue, ciego y sordo, los otros gremios solo aspiran a hacerse notar en un país donde Milei conserva la iniciativa, para lo bueno y para lo malo. El problema de los sindicatos, con todo, no es Milei, sino que pertenecen a un tiempo demasiado largo, que definitivamente concluyó.
31/10/2024 a las 10:39 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Javier Milei transita un estado de éxtasis, solo alterado por las toses
Eduardo van der Kooy
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
30/10/024
Javier Milei acumula razones para su estado de éxtasis. Sigue cayendo el riesgo país que, según los vaticinios, podría llegar a colapsar. El dólar está quieto, los bonos se fortalecen y el Banco Central acumula reservas. La apuesta es ahora que la inflación de octubre perfore el piso del 3%. Ese panorama financiero auspicioso se ha visto fortalecido por otro par de datos que fotografían su vínculo con un segmento importantísimo de La sociedad.
La encuestadora Poliarquía reveló que el Presidente conserva un saldo positivo en su aprobación de gestión. Un 52% contra un 45% de desaprobación. Se habrían remontado los puntos perdidos en septiembre. Existen otros trabajos de opinión pública (al menos tres) que trasuntan mayor cautela. Por supuesto, no son los que interesan al líder libertario.
Otro envión provino del índice de confianza mensual que elabora la Universidad Torcuato Di Tella. En el último mes señala una recuperación del 12,2% respecto del mes anterior. La escala de medición se desarrolla entre 0 y 5. La casa de estudios lo acaba de estacionar en 2,43.
La bonanza aparente de la macroeconomía y la buena reacción de los mercados parece ir estableciendo una gran brecha con los indicadores ligados a la microeconomía. La discusión continúa en torno a si se produjo un freno en la caída o, de verdad, se puede apreciar un repunte en la actividad. La línea entre ambas cosas resulta por ahora extremadamente delgada.
De acuerdo con datos del INDEC, el derrumbe de la industria continuaría de manera atenuada. El uso de la capacidad instalada, según el organismo se ha ido recuperando desde marzo. En agosto superó por primera vez el 60%. Los detalles, sin embargo, trasuntan una clara disparidad. La refinación del petróleo, por caso, ya absorbe el 82% de su capacidad instalada. La industria automotriz está por debajo del 60% y los textiles apenas rozan el 50%.
Otro aspecto a tener en cuenta reside en un escalón inferior. Aquellos ligados al consumo masivo. Con claridad no evidencian recuperación. En septiembre marcó una caída del 22,3%. Los sectores más beneficiados dentro de ese marco negativo son aquellas relaciones con la actividad agropecuaria que tracciona la mayor porción (26,8% de acuerdo con un trabajo de la Universidad Francisco Marroquín) de la mejora o el freno de la caída que muestra la actividad productiva.
Resulta muy difícil encontrar un punto de equilibrio para conocer el estado real de las cosas. El último informe de Econoviews, que conduce el economista Miguel Kiguel, apunta las mejoras minoristas de CAME (Cámara Argentina de la Mediana Empresa) y el incremento del faenamiento vacuno. Adjudica ese reacomodamiento a la estabilización de la macroeconomía y a una tímida reaparición del crédito en el sector privado.
En otra vereda está la consultora Suramericana, que dirige el ex ministro de economía Martín Guzmán. Menciona una aceleración de la caída en la industria. “Todos los sectores que componen el índice”, señala. Pese a eso, sostiene una coincidencia con el diagnóstico de Kiguel: adjudica a la aparición del crédito a privados el freno a la caída económica en otros rubros.
EL OPTIMISMO DEL PRESIDENTE
El Presidente no presta atención a aquellos pronósticos contradictorios porque tiene el propio. Repite que la economía empezaría “a volar” en el primer trimestre del 2025. La grilla de partida del año electoral. El primer examen libertario en las legislativas. Esa presunción lo impulsa a vaticinar sin medida que terminará “aplastando” a la oposición. Tal optimismo provoca la bifurcación de los senderos políticos en su propio entorno.
La cuestión radica con sus aliados del PRO. Con Mauricio Macri. El entusiasmo exagerado con el desenvolvimiento económico quizás induzca al oficialismo a equivocar estrategias. Hay una línea imaginaria que vincula a la Ciudad con Buenos Aires. La crisis en el peronismo, que involucra a Cristina Fernández, el gobernador Axel Kicillof y el diputado Máximo Kirchner, despierta una doble fantasía libertaria. No hacer ninguna alianza con el macrismo en el principal distrito electoral. Disputarle por otra parte la Ciudad, donde deberán ser electos tres senadores. Karina Milei, en primera instancia, y el joven Santiago Caputo, con mayores reservas que la hermanísima, fomentan aquel plan.
Se conoce muy bien que al Presidente no le seducen esos enjuagues. El jueves pasado hizo un gesto que sembró confusión. Recibió en la Casa Rosada a los mandatarios provinciales del PRO. Jorge Macri, por CABA, Rogelio Frigerio, Entre Ríos, e Ignacio Torres (Chubut). Milei monopolizó la palabra. Habló con exclusividad de los temas macroeconómicos con eje en el equilibrio fiscal. Ni bien empezaron algunos reclamos de los visitantes acerca de deudas que mantiene la Nación con las provincias, remitió la agenda a Guillermo Francos. El Jefe de Gabinete deberá encargarse de la magia, si la hay. El desenlace llevó a uno de los gobernadores a realizar un balance descarnado del encuentro: “Fue bueno por la amabilidad. Fue malo por los resultados”, sintetizó.
Milei estaría satisfecho estos días por una doble revancha. Las señales de la macroeconomía desairan a muchos economistas que, aún desde una óptica liberal, nunca creyeron en la posibilidad de que el tipo de cambio regulado pudiera ser acoplado con una caída del riesgo país y una acumulación de reservas. Serían los “ecochantas”, que les dice.
El reguero de anuncios revelado desde la semana pasada ridiculizaría las críticas de Macri sobre una supuesta ausencia de gestión. Reorganización de la AFIP, privatización del ferrocarril Belgrano Cargas y en las últimas horas la comunicación sobre el posible cierre de la Casa de la Moneda. Símbolo formal del fin de la emisión. Se verá cómo y cuándo va tomando forma cada una de las promesas.
Milei nunca parece encontrar algo de sosiego. Extraño en un hombre de profundo sentimiento religioso. Cuando aparta de sus iras a la oposición las focaliza en el periodismo. Volvió a cargar duramente contra el diario La Nación. Construyó una confabulación insólita alrededor del canal de noticias TN. Describió que durante el último reportaje que le hicieron en esa señal, dos domingos atrás, hubo una persona que tosió dos veces para distraerlo. En efecto, fue un operador que estaba engripado y se retiró después del segundo absceso.
Asoció el episodio, con vituperios a TN, a un hecho similar que había denunciado públicamente cuando mantuvo el año pasado el último debate presidencial con Sergio Massa. Difícil de entender. Peligroso en un hombre que está en la cima del poder. Y en trance de éxtasis.
31/10/2024 a las 10:44 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Una huelga que reabre la resistencia al gobierno
Felipe Yapur
Página/12
31 de octubre de 2024
El paro nacional realizado por los gremios que integran lo que se conoce como la Mesa Nacional del Transporte fue total. Así fue que en todo el país no despegó un avión, no hubo trenes ni subtes, no se prestaron servicios en los puertos, no zarparon los barcos, los peones de taxis no trabajaron y tampoco los camiones encendieron sus motores. Solo los colectivos de la UTA, a contramano, prestaron servicio y luego terminaron levantando el paro previsto para este jueves. Como aseguró el triunviro de la CGT y secretario adjunto de camioneros, Pablo Moyano, esta medida representó «el inicio de un plan de lucha» que, según comentaron los integrantes de la Mesa, van a llevarlo a seno del consejo directivo de la central obrera para que se sumen a lo que puede transformarse en un futuro paro general de la CGT. Motivos hay y de sobra. Lo expresó con claridad Omar Maturano de La Fraternidad: “Esto fue un rotundo rechazo a las políticas de ajuste del Gobierno y su ataque a las organizaciones sindicales”.
El gobierno tomó nota de la fuerza de la medida y fingió demencia. Funcionarios y asesores del Presidente se apuraron a mostrarse confiados en que –al final del día– esta pelea con los gremios los beneficia. Hablaron de la cantidad de denuncias que llegaron a la lína 134, unas 1300. Pocas si se tiene en cuenta que esta huelga generaba complicaciones al momento de trasladarse al trabajo. El gobierno esperaba poder canalizar el malestar de la sociedad. Tal vez les faltó leer que sus políticas son las que provocan una inquina creciente.
La medida de fuerza no fue exclusiva de estos gremios. Se sumaron los trabajadores enrolados en el gremio de la AFIP, docentes y también lo de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), que realizaron 500 cortes y solo fueron reprimidos por la Gendarmería, una de las fuerzas de seguridad que controla Patricia Bullrich, en las puertas del predio clausurado de Mercado Libre en La Matanza. (ver aparte) La jornada de protesta contó también con el apoyo de ATE nacional, que se encuentra realizando un paro de 36 horas y de las dos CTA, que se encuentran en proceso de unificación.
Varias decenas de sindicatos enrolados en la CGT acercaron el apoyo a la Mesa Nacional del Transporte que, por su contundencia, entusiasmó a los organizadores con la posibilidad de sacar al resto de la conducción cegetista de esa anomia dialoguista con un sector del gobierno en la que están sumergidos en este último tiempo.
Los organizadores del paro consideran que están dadas las condiciones como para que el pleno de la CGT pueda llegar a recuperar el activismo de principio de año cuando lanzaron dos paros generales, uno de ellos con la imponente movilización de enero. Las razones de ese desinfle están, en parte, en problemas y contradicciones internas de la propia central obrera. Los sindicatos enrolados en «gordos» e «independientes», los de mayor cantidad de afiliados y que el triunviro Héctor Daer representa, tienen la costumbre histórica de ser más dialoguistas.
Pero a esto hay que sumarle el «problema» político que, como recordó el piloto Pablo Biró en una reciente entrevista radial, no reprodujo acciones similares, desde su rol específico, a las medidas de acción directa de los gremios. Esto se tradujo, por ejemplo, que el oficialismo lograra aprobar en el Congreso la Ley Bases, no anular el DNU 70/23 y no logre frenar los vetos presidenciales. Algo así como que los gremios van a la calle, ponen el cuerpo, pero los legisladores le esquivan a la jeringa. Es, sin duda, un debate que todavía está abierto.
LA EVALUACIÓN
Poco después del mediodía, los principales dirigentes sindicales que integran la Mesa Nacional del Transporte realizaron una evaluación de la medida de fuerza. «Tuvo un acatamiento del 100 por ciento», afirmó Moyano.
Un grupo representativo de los gremios que organizaron el paro dieron una conferencia de prensa. Además de Moyano estuvieron Juan Carlos Schmid, por la Federación Marítima Portuaria y de la Industria Naval de la República Argentina (FEMPINRA); Omar Maturano, por La Fraternidad; Raúl Durdos, por el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), Juan Pablo Brey, por la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA) y Pablo Biró, por la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA).
Brey afirmó que la medida de fuerza “trasciende un paro de transporte” y, en ese sentido, agradeció el acompañamiento de otras organizaciones y sindicatos. Maturano habló de la unidad demostrada y destacó que «los trabajadores no sólo cumplimos un rol fundamental para el desarrollo económico de nuestro país, sino también ayudamos a mantener conectado nuestro territorio y sostener nuestra soberanía nacional».
A su turno, Moyano destacó que este es “el inicio de un plan de lucha que va a llevar adelante la Mesa de Nacional del Transporte, ya que estamos defendiendo todas las modalidades de transporte: los cielos a los que quieren llegar los aviones extranjeros y que va a destruir la actividad aérea, los trenes con las privatizaciones, los mares, los ríos. Seguramente, si desregulan la tarifa del transporte de camiones internacional, nos van a invadir los camiones extranjeros por dos mangos, como ocurrió en los años 90”.
El dirigente camionero agradeció especialmente el apoyo de «los compañeros de las universidades, centros de estudiantes universitarios que realizaron distintas actividades y a los compañeros de los movimientos sociales que con camioneros y otros gremios han llevado adelante ollas populares en Constitución y en otra zonas”. Moyano no se olvidó del sector político: «Los que nos terminaron cagando fueron los diputados del peronismo que votaron que los trabajadores paguen ganancias, que le cagaron 12.000 pesos a los jubilados, que cagaron el aumento del presupuesto universitario. La clase política fue la que traicionó a los trabajadores”, advirtió.
Durdos del SOMU fue contundente al señalar que lo que se inauguró con esta huelga fue «el camino de la resistencia». Schmid, que supo ser triunviro, se refirió al desplante de la UTA y recordó que en uno de los paros contra Macri fue el gremio de Roberto Fernández el que decidió, a último momento, no adherirse a la medida de fuerza. Un dato al margen. Este jueves en Córdoba el gremio de colectiveros de esa provincia y que encabeza Emiliano Gramajo adhirieron al paro.
«No saben dónde se están metiendo», advirtió Biró. El líder del gremio de los pilotos señaló que «no tenemos producción de barcos, privatizan los trenes, las pymes quebradas. ¿A dónde nos quieren llevar? Los agravios hay que tomarlos de quién viene. Es un honor que este Gobierno, que no tiene ninguna sensibilidad, me ataque a título personal. Pero les digo que no soy cobarde». Por último indicó que «la unidad es necesaria y podemos generar un polo de oposición a estas políticas. Tenemos que cambiar la realidad para mejor y para eso se necesita diálogo genuino y no persecuciones”, dijo Biró.
LA CGT Y LA UTA
Sobre el final de la jornada hubo dos novedades. Por un lado la UTA logró lo que buscaba al diferenciarse de la Mesa Nacional del Transporte, un acuerdo salarial. Levantó el paro previsto para este jueves aprovechando el temor del gobierno a tener dos días de medidas de fuerza y que se tradujo en aumentos progresivos que permitan elevar el sueldo básico a 1.322.136 pesos en diciembre. Esto resultó un «alivio» para la Casa Rosada.
Luego llegó el comunicado de la CGT que, haciendo malabares para no nombrar la medida de fuerza del transporte y mucho menos citar a sus dirigentes sindicales, repudió el uso por parte del gobierno de herramientas del Estado, como la aplicación Mi Argentina, para «demonizar organizaciones sindicales y perseguir a sus dirigentes». En esa línea dijo que «no hay lugar para el autoritarismo gubernamental ni para la incitación a la violencia».
31/10/2024 a las 10:51 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Diana Mondino, afuera: un despido anunciado y macartismo diplomático
Raúl Kollmann
Página/12
31 de octubre de 2024
Pasó lo que se veía venir. El presidente Javier Milei echó a la canciller Diana Mondino porque en la Asamblea General de las Naciones Unidas la Argentina votó en contra del bloqueo a Cuba, alineándose con 187 países y sólo en contra de Estados Unidos, Israel y la abstención de Moldavia. La Argentina viene respaldando resoluciones similares desde hace más de 30 años porque sitúa al país en la amplísima coalición de países “razonables” -Alemania, Francia, Italia, España y casi todos los demás- que, en paralelo, apoyan a la Argentina en el conflicto por las islas Malvinas. La caída de Mondino era cuestión de tiempo, al punto que fue ninguneada de forma reiterada por el llamado Triángulo de Hierro -los hermanos Milei y Santiago Caputo- y, de hecho, quien la sucede, el embajador en Estados Unidos, Gerardo Werthein, es de confianza de ese trío. Según los rumores, Caputo ya había ofrecido el cargo de canciller al secretario de Culto, Nahuel Sotelo, hace unos días, o sea que la ofensiva final contra Mondino ya estaba en marcha antes del voto sobre el bloqueo a Cuba. La movida refuerza el aislamiento argentino, que vota contra la igualdad de género, la lucha contra el calentamiento global, la defensa de los derechos humanos, todo lo cual -en la visión de Milei- es parte de un complot colectivista.
MACARTISMO
La administración Milei necesitó apenas tres párrafos para oficializar el despido, pero el texto del comunicado es violento y anticipa una guerra, una persecución, dentro del cuerpo diplomático.
“Esta nueva etapa exige que nuestro cuerpo diplomático refleje los valores de la libertad, soberanía y derechos individuales. En este sentido, nuestro país se opone categóricamente a la dictadura cubana”, dice el texto. “La República Argentina defenderá los mencionados principios en todos los foros internacionales y el Poder Ejecutivo iniciará una auditoría del personal de carrera de la Cancillería, con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad”
Macartismo puro y duro. Revisaremos a los que trabajan en el Ministerio de Relaciones Exteriores para detectar «a los zurdos», dicho en los términos que suele usar el presidente. Lo curioso es que, en general, los diplomáticos son más bien moderados, conservadores, pero formados en temas como la igualdad de género, el cuidado del medioambiente o los derechos humanos. Es la agenda de la mayoría de los países desde hace décadas.
NO HAY PATRULLA PERDIDA
El voto en la Asamblea de las Naciones Unidas no es decisión espontánea de quien encabeza la delegación argentina. El trámite habitual es el siguiente:
Se forma un expediente en el que opinan varias áreas: la subsecretaría de Asuntos Latinoamericanos; la Dirección de América Central; la subsecretaría de Derechos Humanos, el Departamento de Malvinas y varios integrantes y asesores del gabinete político de Cancillería.
En base a las distintas opiniones, por cable diplomático, para dejar las cosas por escrito, se le dan instrucciones precisas al embajador ante la ONU.
En este año, hasta el ascensorista de Cancillería se daba cuenta que el voto por el bloqueo a Cuba era un tema delicadísimo. No sólo por las violentas declaraciones de Milei contra el colectivismo, su alineamiento con la ultra-derecha internacional, sino también porque el voto se produce a siete días de las elecciones en Estados Unidos.
Desde el lado de Cuba el tema también era de máxima importancia, al punto que el voto fue sustentado por el propio canciller cubano, Bruno Rodriguez. Como se sabe, la isla soportó el huracán Oscar y luego tremendos cortes de luz, de manera que se planteaban mayores urgencias humanitarias que otros años.
En la Cancillería sostienen que Mondino no sólo tenía la manzana rodeada, sino que, además, era poco proclive a leer los expedientes y a evaluar las situaciones. Todos apuestan a que no le dio al voto la importancia que tenía. Algunos incluso arriesgan que “le hicieron flor de cama”, o sea dejaron correr el voto para que el resultado fuera el despido.
En ese marco, es probable que haya avanzado, casi de forma burocrática, la repetición del voto tradicional argentino de los últimos 32 años: oponerse al bloqueo contra Cuba.
Lo clave es que el voto en la Asamblea General no fue producto de una patrulla perdida, un espontáneo que decidió por sí mismo, sino que se recibió, por cable, una instrucción de acompañar a la inmensa mayoría de los países (187). Del otro lado sólo quedaron Estados Unidos e Israel. Desde ya que la responsabilidad de la canciller es innegable.
UNA TARJETA ROJA CANTADA
El despido de Mondino se produjo este miércoles, pero se hubiera producido de todas maneras, más temprano que tarde, como lo adelantó Página/12 el domingo pasado. La situación de la Cancillería era considerada “la peor de la historia”, “un caos”, con Mondino desautorizada de todas las maneras posibles.
La semana pasada, el presidente Milei firmó un correo electrónico a todos los diplomáticos -incluyendo algunos fallecidos, algunos que ya no lo son y decenas de empleados administrativos- advirtiendo que todo el que firme una declaración en favor de la igualdad de género, la lucha contra el cambio climático o por los derechos humanos “deberá dar un paso al costado”. El presidente sostiene que esas posiciones son parte de “un complot globalista” o parte de una trama colectivista contra la que hay que dar “una guerra cultural”.
Lo impactante es que el correo no llevaba la firma del presidente y de Mondino, como correspondía, sino que la canciller estaba copiada como una más. Además, en los últimos tiempos ya le habían echado a funcionarios designados por ella y le colocaron a otros, muy alineados con Karina y Caputo. El knock-out era cuestión de días. Según insistentes rumores, desde Presidencia y el asesor Caputo ya habían sondeado a varios candidatos e incluso le propusieron el cargo a Nahuel Sotelo, poderoso secretario de Culto, un hombre ubicado a la derecha de la derecha de la Iglesia.
MÁS AISLADOS QUE NUNCA
Como es obvio, el despido de Mondino por el voto contra el bloqueoa Cuba repercutirá en las cancillerías del mundo entero.
Por de pronto, se rompe una especie de alianza de casi todos los países del mundo en respaldo a la Argentina por las Islas Malvinas. Todos los años, en el Comité de Descolonización -en el que Cuba tiene mucha influencia- se le reclama al Reino Unido que se siente a negociar con Argentina la soberanía de las islas. Ya hay muchos rumores de que algunos países cambiarán su voto el año próximo.
En las cuestiones de género, el país estará alineado con Irán y algunos de los regímenes más retrógrados en esa materia. El ejemplo más dramático fue en la reunión del G-20 que Argentina no firmó una declaración por la igualdad de género que rubricó hasta Arabia Saudita, país emblemático en la postergación de las mujeres.
Lo mismo sucederá en todo lo referente al cambio climático. En los textos internos hasta se prohibía votar por cualquier limitación a lo que se llama huella de carbono, un índice de contaminación aceptado por todos los países. En este terreno, también la Argentina queda totalmente aislada.
*Respecto del colectivismo -el término que usa Milei- la postura es insólita, porque tanto Javier como Karina Milei preparan un viaje, casi de rodillas, a China. El trasfondo es la desesperación por los miles de millones de dólares del swap, préstamo, chino, además de las inversiones en las represas del sur.
Los resultados concretos son que Milei casi no tiene encuentros con otros presidentes ni se producen las oleadas de inversiones ni aparecen nuevos mercados para las exportaciones. Mondino se ahogó en el medio de un naufragio de las relaciones exteriores y habrá que ver si se desata la caza de brujas de diplomáticos que, sin pudor, anuncian en el comunicado oficial.