Por Carlos Tórtora.-

La inminente firma por parte de Axel Kicillof del decreto desdoblando las elecciones para cargos provinciales de las nacionales, marcaría una nueva etapa en la crisis interna peronista. La tensión entre los seguidores del gobernador y el aparato cristinista aumentó bastante desde que días atrás la senadora provincial Teresa García, incondicional de Cristina, presentó un proyecto de ley para establecer elecciones concurrentes, es decir simultáneas, lo que fue interpretado en la gobernación como un acto de agresión por parte de la expresidenta y de su aliado Sergio Massa.

Con el apoyo de unos 44 intendentes, el Movimiento al Futuro, que conduce Kicillof, pretende con el adelantamiento de las elecciones provinciales quedarse con el grueso de las candidaturas a senadores y diputados provinciales, además de concejales, rompiendo así el cordón umbilical con Cristina y el aparato del PJ bonaerense, que timonea Máximo Kirchner. Si esto ocurre, la jefa sufriría un golpe tal vez irreparable a su autoridad y debería replegarse a tratar de mantener la lapicera para las candidaturas a diputados nacionales.

Tal como están hoy las cosas y si no se llega en la Legislatura a un acuerdo para suspender las PASO, éstas se realizarán el 13 de julio y las generales, en una fecha de septiembre.

Con estos plazos y de no haber cambios, kicillofistas y cristinistas deberían presentar sus listas a mediados de mayo, por lo cual la colisión sería inminente.

No está todo dicho

Pero dos meses son una eternidad en la política argentina. Javier Milei y la Corte Suprema de Justicia podrían correr en auxilio de Cristina. Esto ocurriría si el máximo tribunal confirmara la condena a la expresidenta en la causa Vialidad y ordenara su detención, obviamente domiciliaria. La conmoción que esto podría provocar obligaría a que el peronismo en su conjunto se solidarice con su presidenta. Una situación como ésta podría empujar a un acuerdo entre ella, Kicillof y Massa y desactivarse así la guerra interna peronista. De ocurrir esto, Cristina conseguiría una nueva épica y se empezaría a hablar del futuro conflicto judicial si ella intenta ser candidata a diputada nacional. En definitiva, la jefa pasaría a ser la figura excluyente del peronismo y Kicillof quedaría en segundo plano. Algo muy conveniente para La Libertad Avanza, que necesita una vez más polarizar la elección con una Cristina sumamente desgastada en lugar de enfrentarse al surgimiento de un nuevo liderazgo, que no cargaría con la mochila de la corrupción ni con los excesos de ella.

También hay que contemplar que si, como todo parece, el kirchnerismo gana en mayo en la Ciudad con Leandro Santoro, Cristina tendrá un excelente argumento para fortalecerse en su pulseada con Kicillof.

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