ANTIPERONISMO Y TENSIONES EN EL IDEARIO DEMOCRÁTICO
“El triunfo de Juan Domingo Perón en las elecciones de 1946 fue el comienzo de un cambio en la organización política. La acción expansiva del peronismo abarcó especialmente a las mujeres tanto en el intento de organizar su participación a través de las vías partidarias como en la preocupación por dictar un estatuto normativo sobre los alcances de sus derechos políticos. Sobre el primer aspecto, rápidamente alcanzan visibilidad los centros cívicos, que luego se unificarían en el Partido Peronista Femenino. A su regreso de Europa, en 1947, Evita se erigió en adalid de los derechos políticos de la mujer y potenció la necesidad de sancionar una normativa legal para enmarcar esos derechos.La ley 13010 de derechos políticos de la mujer abrió un juego político en el que las mujeres se convertían en una apetecible “clientela política”.
Tras la derrota electoral de 1946, el Partido Socialista encarnó una acción de sistemática oposición, aunque por primera vez, sin representantes parlamentarios. La falta de bancadas parlamentarias y las dificultades del accionar público por la persecución sufrida por el partido le quitarán posibilidades de intervención política. Según Marcela García Sebastiani, a raíz de su nueva situación postelectoral el socialismo debió apelar a una estrategia de oposición basada en actos públicos y la edición y la opinión crítica al gobierno desde La Vanguardia como una manera de mantenerse en el juego político visible en la esfera pública. El socialismo apostó a reforzar los dispositivos educativos y propagandísticos a fin de “ilustrar” al pueblo para que finalmente comprendiera que su partido de clase no era el peronismo sino el socialismo.
Alicia se inscribió en esa línea y aceptó, fiel a sus principios, las consecuencias de las elecciones de 1946 aunque no hubieran resultado a favor de su partido como anhelaba. Su postura antiperonista y la evaluación del momento político como condensación autoritaria iban contra todo pronóstico optimista que apenas un año atrás había formulado respecto del futuro político nacional. Pero, después de todo, ella misma había sentenciado que un pueblo poco educado en las prácticas y teorías democráticas pudiera elegir a quienes mejor lo representarían. Si bien había implícita una desconsideración a la elección realizada por el pueblo y una autoimagen de vanguardia política propia del pensamiento de la dirigente, Moreau trabajó para elevar la cultura ciudadana, especialmente la femenina que se veía amenazada por la manipulación que se pretendía hacer del voto femenino y el avance de Evita, esposa del primer magistrado, vista por el socialismo como una cortesana, revanchista y antojadiza.
Para Moreau esta ley adolecía de tres males: era sancionada en un contexto profundamente antidemocrático, el peronismo; pecaba de una intención claramente clientelística y atribuía el éxito a una recién llegada sin reconocer la lucha sufragista anterior. Sin embargo, ni individualmente ni a nivel partidario rechazó la ley de derechos políticos femeninos cuando fue sancionada en septiembre de 1947. Desde el Partido, del que Alicia formaba parte del Comité Ejecutivo desde la década del 30, se lanzó una campaña de educación ciudadana. En la “Conferencia Nacional de Mujeres Socialistas” de 1947, Alicia invitó a las mujeres a “crear a la sufragante” con conciencia. Las militantes comenzaron así prácticas didácticas realizadas a través de giras, charlas y debates por medio de los que intentaba esclarecer a las argentinas para que el voto no sirviera “de pedestal a los “salvadores de la patria” con alma fascista”. También publicitó las iniciativas socialistas y visibilizó a sus propulsores, construyó sus propias tradiciones y liderazgos y destacó también a personalidades extrapartidarias.
Las socialistas se mostraron activas en educar a las futuras ciudadanas con campañas de distinto alcance que incluían los envíos por correo de artículos, charlas y conferencias. Sin embargo, la persecución del gobierno obligó a los y las militantes socialistas a una acción semiclandestina, cuando no clandestina. Los escritos de Moreau menguaron en este lapso. Sus obras de este período apuntan, fundamentalmente, a la consolidación del partido y a delinear propuestas orgánicas de funcionamiento. Tal el caso de su obra El Socialismo según la definición de Juan B. Justo de 1946. Seis años más tarde, al tiempo que el Partido se sumía más y más en una crisis, la veterana dirigente creyó oportuno apuntalar las nociones de Partido. Antes de las elecciones de 1951, Moreau dictó una conferencia en la que se preguntaba ¿Qué es un partido político? Allí, discurría en la diferenciación entre un partido democrático y uno autocrático, no siendo este último, en realidad, un verdadero partido sino un instrumento personal de un tirano. A lo largo del texto se hacía alusión implícita al peronismo. Así, se señalaba que “ningún político, por grande que sea su influencia” podía hacer abstracción de una tradición democrática cimentada a lo largo de la historia. Moreau insistía en rescatar para nuestro país un ideal democrático que sería, finalmente, salvaguarda del futuro y sobre el que cimentaba la dirigente el optimismo en las instituciones de libertad y bastión de la misma: el sufragio universal. Ello, con todo, no la exceptuaba de lecturas elitistas: “los partidos agrupan los hombres y mujeres más activos, los que comprenden con más claridad la inquietud que los grandes problemas colectivos despiertan”.
Los políticos como un baluarte moral de la nación aparecen repetidamente en esta obra de Moreau. Su concepción del partido, que implicaba una organización de cierto grupo selecto en el cual la población delega ciertos aspectos del manejo de la cosa pública, hizo que la lectura de sí de los socialistas tergiversara su propio objetivo social y político. Como señala García Sebastiani, ello impidió al partido revisar sus propias bases programáticas. En los escritos de este período, Moreau afila la idea de que el socialista es un partido de clase obrera, aunque “su composición humana puede no serlo”. Proponía que el Partido conservaba la representación obrera aún cuando los obreros no lo hubieran votado por falta de comprensión sobre cuáles eran los medios para alcanzar sus ideales “como clase”. El tono propedéutico, elitista y desconsiderado de la racionalidad de los electores le quita el distanciamiento y plasticidad a su conceptualización de la política que se había apreciado en otros escritos. Devela el intento desesperado por dar vida a un partido que languidecía irremediablemente no solo por la supuesta falsa conciencia de los votantes sino, también, por las estrategias de represión que recayeron sobre el mismo.
En ese marco, Alicia se preocupó por la apertura a las nuevas generaciones a quienes era necesario alejar de la influencia peronista que tanto influjo tenía. Cuando Alicia Moreau publica su obra La juventud argentina y el Partido Socialista, en 1953, vuelve a los mismos tópicos de esas dos obras mencionadas en el párrafo anterior. La propuesta de una vida deportiva y política se aunaban en la propuesta que intentaba captar a los jóvenes (de sexo masculino) y orientarlos por una senda que los alejara de la fascinación del peronismo y sus propuestas deportivas grandilocuentes. No obstante, contrariamente a lo que se ha postulado en relación con el distanciamiento que los viejos dirigentes presentaban respecto de la juventud, Alicia abre un camino en relación con las nuevas generaciones que la colocan nuevamente a la vanguardia de las estrategias políticas del socialismo.
Más allá de que los resultados fueron dispares en relación con esa intervención, cabe señalar que ella es también tributaria de la posición marginal que Alicia mantenía en el partido, a pesar de encontrarse en órganos de decisión del PSA. Durante este lapso, sus apuestas feministas –que habían caracterizado su labor durante los períodos anteriores– quedaron subsumidas a los denodados intentos de brindarle soportes de subsistencia al partido. Luego del golpe de 1955 que desalojó del gobierno a Juan Domingo Perón, la Dra. Moreau de Justo fue designada por el Comité como integrante de la Junta Consultiva Nacional (JCN), un organismo creado por el gobierno de facto conformado por representantes de distintos partidos (excepto el peronista y el comunista) que debían establecer su opinión sobre ciertos puntos sobre los que el ejecutivo se expediría luego. En ese contexto, el PSA constituye para María Spinelli un partido revanchista en tanto alienta el castigo de las clases ilustradas sobre la plebe peronista.
Moreau esgrime que en ese momento y teniendo en cuenta que el gobierno peronista representaba una tiranía nazi fascista, “lo único que se puede pensar: desmantelar la máquina construida por la tiranía, educar al pueblo en la sana doctrina de las convivencias, elevar su standard de vida y sustraerlo de la posibilidad de que cualquier especulador, por inteligente que sea, lo aproveche, lo explote y lo convierta en instrumento ciego de sus ambiciones”. Ello genera una tensión respecto de sus posiciones sobre los gobiernos militares que antes había censurado. Introducida la idea de que el peronismo era una tiranía, salvaba –al igual que lo hacía el partido–, pero no sin inconvenientes, al gobierno militar de la Revolución Libertadora. Sin embargo, en algunos momentos, Alicia se mostrará incómoda con este rol en la JCN. A su vez, tendrá posiciones diferenciadas de los otros consejeros socialistas en la JCN, especialmente cuando se debate sobre la intervención política de las mujeres que se reedita en torno a los problemas de su empadronamiento y a la reforma de la ley electoral. Las internas frente a la proscripción del peronismo y a la represión del gobierno de las manifestaciones de ese cariz, resquebraron al socialismo.
Además de dirigir el periódico La Vanguardia, del que es retirado Américo Ghioldi –quien junto con Repetto conformaban una línea opuesta a Moreau de Justo–, Alicia impulsa la revista Ciudadana, una revista mensual editada por la Unión de Mujeres Socialistas. Esta revista fue un intento por avanzar en la formación de las mujeres en el compromiso de la ciudadanía y, de alguna manera, de borrar la impronta nociva que había significado el peronismo sobre ellas. Apareció en marzo de 1956 y dejó de salir en diciembre de 1957. Allí, junto con viejas compañeras de militancia como María Luisa Berrondo, Alicia comparte espacios con las nuevas generaciones que encuentran en la revista un ámbito para difundir ideas sobre diversas temáticas. Desde allí, además de apelar a la formación de las mujeres en las lides cívicas, se impugnaron algunas acciones del gobierno. Una de ellas fue la crítica por la suspensión de la ley de divorcio que desde Ciudadana se consideraba un atropello a la laicidad del Estado y que implicaba, también, un retroceso desde la mirada de género.
Alicia escribió por entonces una contribución en la que sentenciaba: “¿Urgía que el gobierno provisional tomara tal medida que perturbaba a millares de hogares? Si hemos de llegar, dentro de poco tiempo, a un parlamento surgido del pueblo –¿no se podía esperar que los distintos partidos políticos– incluyendo en sus respectivas plataformas electorales, la ley de divorcio o su negación, consultaran libremente la opinión pública?”. Según la autora, la medida “por su rigidez” tenía “visos de crueldad”. La situación se presentó más compleja de resolver ante algunos hechos. Por ejemplo, en mayo de 1956 criticaron con contundencia los apremios policiales perpetrados contra un supuesto militante peronista. Sin embargo, cuando se produjeron los fusilamientos por el levantamiento pro peronista de junio de 1956 el editorial de julio apeló a la solidaridad de las familias antes las fuerzas de la regresión agazapadas.
Alicia no firmó una nota sino hasta el número siguiente, de agosto, donde sostuvo que el deber de la hora era “Impedir por todos los medios que el totalitarismo pueda volver”, pero advirtió que no siempre era “fácil conocer los medios de cumplimiento de ese deber” por lo que era necesario comprender que el retorno al pasado “no puede ser impedido sólo por la presión armada, por la vigilancia permanente, por la angustia siempre lista a la defensa”. Era, en verdad, muy difícil para Alicia congeniar sus ideales con el gobierno provisional que supuestamente venía a realizarlos. Seguramente, como lo revelan sus escritos, lo intuía, pero su abominación del peronismo la hacían persistir en que el camino estaba trazado y su intervención lo prohijaba, con una mirada severa, pero que no condenaba (…)”.
(*) Adriana María Valobra (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata): “Recorridos, tensiones y desplazamientos en el ideario de Alicia Moreau”.
23/05/2025 a las 11:14 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Motosierra y abstención electoral, un cóctel preocupante
Daniel Santa Cruz
22 de mayo de 2025
LA NACIÓN
“Tenemos que saber equilibrar los derechos con los deberes. El primer deber es la obligación del ciudadano de ir a votar. No puede ser que el voto no sea obligatorio”, sentenció el expresidente de Chile, Ricardo Lagos, en una entrevista en octubre de 2019 en la que analizaba el estallido social que se convirtió en un hecho bisagra en la política contemporánea trasandina. Lo que planteaba Lagos estaba relacionado con la alarmante baja participación electoral que venía mostrándose en su país antes de una protesta callejera que nadie pudo predecir. La escasa voluntad de participar de la ciudadanía estaba a la vista de todos. Chile pasó de una participación del 97% de los ciudadanos habilitados en el plebiscito de 1988, que les permitió recuperar la democracia, a un escaso 47% en las elecciones de marzo de 2018 que llevó a Sebastián Piñera al poder. Ese año, menos de siete millones de chilenos eligieron presidente sobre un total de 14 millones habilitados.
En la Argentina se instaló en la agenda pública, como resultado de las elecciones realizadas hasta ahora durante este año, la baja participación electoral como un dato alarmante. A pesar de contar con el voto obligatorio, las provincias promedian menos del 60% de participación, incluso por debajo de las elecciones de 2021, cuando aún existía el miedo, como excusa para no votar, que generaba el contagio por la pandemia. El dato más relevante lo aportó la ciudad de Buenos Aires el domingo pasado, una urbe históricamente politizada, con una población altamente informada y con mucha participación en la conversación pública, al punto que sus elecciones “municipales” se nacionalizaron, pero donde apenas votó el 53% de los ciudadanos habilitados.
Muchos analistas hablan de una desconexión entre la dirigencia política y la sociedad como razón para comprender la caída de la participación cívica, ante un fenómeno que se repite en distintos países del mundo, con sistemas democráticos altamente consolidados y consagrados sin discusión social respecto a su validez. Dato a tener en cuenta: la abstención está sucediendo en países de todos los continentes, desarrollados y emergentes y la participación también cae en el grupo de países con voto obligatorio, allí están al tope México, Grecia y Paraguay, con porcentajes que promedian el 35% de abstención. Un indicador al que la Argentina está superando holgadamente este año, y debe ser el dato más preocupante a tener en cuenta.
La politóloga Ana Iparraguirre señalaba en su cuenta de X, horas después de la elección del domingo: “53,1% de participación. Lo que estamos viendo (videos deep fake incluidos) es tradicional de las derechas populistas en el mundo: crear un caos muy grande que busca deslegitimar las instituciones y aumentar la desconfianza en la democracia y el poder del voto”. El comentario es acertado y podría describir las intenciones del oficialismo. Los libertarios parecen sentirse cómodos lejos de la institucionalidad -por ese tema el martes recibieron un llamado de atención de las empresas estadounidenses que invierten en el país- y prefieren entablar disputas y debates desde las redes sociales, con mentiras e insultos y desprestigiando el mismo sistema institucional. Esto alienta, de alguna manera, la baja participación, porque frente a una oposición atomizada sostenerse como la primera minoría alcanza para ejercer el poder a su antojo. Y para ese cometido le sirve cualquier “puntero” que traiga votos, y por el que nadie garantizaría su fidelidad política. Esto se está viendo en el interior y en el conurbano bonaerense, donde el armado a cargo de Sebastián Pareja, operador de Karina Milei, parece más una colectora del viejo peronismo, con barrabravas incluidos, que una expresión de cambio y libertad.
No podemos soslayar que, en CABA, La Libertad Avanza apenas obtuvo un 30,5% de un 53% del total del padrón, números que le permitieron alcanzar una victoria, pero no arrollar en las urnas y que corresponden a los cómodos cuartos y quintos puestos obtenidos en Santa Fe, San Luis, Jujuy y una discreta participación en Salta (donde ganó la Capital, pero quedó lejos en el resto de la provincia) y un acompañamiento minoritario en el triunfo de la UCR en el Chaco. Sin embargo, el oficialismo transmitió la sensación de que está arrasando electoralmente y que puede ir “por todo”, según el discurso y la euforia que transmitía el domingo a la noche en su búnker electoral con el presidente Milei a la cabeza, donde se proponía “pintar de violeta el país” y arrasar con los “amarillos y los kukas” que fracasaron. Para muchos fue irritante ver que esas amenazas políticas eran aplaudidas por Patricia Bullrich, excandidata a presidente del Pro, y Daniel Scioli, excandidato a presidente del kirchnerismo. Ambos representan un claro ejemplo de porqué la gente no cree en las convicciones de los políticos.
Ahora, si tomamos varios ejemplos de baja participación de votantes en países que luego entraron en crisis sociales y políticas, la pregunta sería: ¿cómo administraría el gobierno una protesta social generalizada que ese “ir por todo” puede despertar? Volvemos al ejemplo de Chile. Allí el gobierno de Sebastián Piñera debió enfrentar una revuelta social que duró meses, disparada por el aumento del boleto del subte unos 30 pesos chilenos, en una sociedad donde los indicadores sociales y económicos serían envidiables para la Argentina de hoy. Chile crecía, con una inflación inexistente y con tasas de desocupación y pobreza de un dígito. Aun así, el caos se desató en la calle. “No fueron 30 pesos, son 30 años” decían los analistas que intentaban interpretar un desborde que ya había sido anunciado justamente por la baja participación en las elecciones que le precedieron. El descontento estaba latente, nadie lo supo leer. El segundo problema se dio porque Piñera tuvo, ante la protesta social, un grave problema: no tenía interlocutores, ni políticos, ni sindicalistas, ni dirigentes sociales podían encarnar a quienes protestaban, ninguno tenía esa representación ganada. Lo mismo podría suceder en la Argentina, con las organizaciones sindicales y sociales absolutamente desprestigiadas y los partidos políticos inmersos en crisis, nadie puede organizar y mucho menos dirigir una protesta, solo grupos minoritarios y aislados, que pueden ser incontrolables. Sin embargo, el gobierno de Javier Milei cuenta con herramientas a favor, la desaceleración de la inflación y la flotación entre bandas del dólar le permite dar la sensación a los sectores medios y altos de recuperar su capacidad de consumo y, paradójicamente, cuenta positivamente con políticas establecidas por lo que ellos llaman “la casta”, es decir la política tradicional que gobernó durante este tiempo, como son la Asignación Universal por Hijo, la Tarjeta Alimentaria y la jubilación con moratorias -ya anulada- que permitió a casi 4 millones de adultos mayores acceder a una pensión. Alguien debería preguntarse cómo se administraría un país en crisis, con 4 de cada 10 argentinos bajo la línea de pobreza sin esas políticas sociales. Sería inmanejable.
Por todo esto, sería un error si el gobierno insiste en abusar de la “motosierra”, que ahora se extiende fuera de lo económico y recorta derechos adquiridos, como el de huelga. La sobreactuación puede ser peligrosa si alcanza áreas sensibles como los jubilados, el trabajo, la educación y la salud pública.
Aprovechar un escenario político en crisis, donde la falta de representatividad se está convirtiendo en moneda corriente para ganar elecciones con pocos votos, no significa que los que no participen y no elijan, llegado el momento, no estén dispuestos a hacerse oír. Es de esperar que un resultado electoral favorable no maree al gobierno y sepa comprender que el aviso está, que el descontento existe y se hace notar en la poca confianza en la dirigencia política demostrada en la baja participación en las elecciones. Y esto, bajo ningún punto de vista, lo excluye.
23/05/2025 a las 11:21 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La verdadera “reparación histórica” aún no llegó
Florencia Donovan
LA NACION
22 de mayo de 2025
Hay varios motivos por los cuales los argentinos mantienen, desde hace años, sus ahorros en el colchón. Las medidas de simplificación anunciadas por el Gobierno este jueves son un primer paso para alentar a quienes tienen algunos pequeños ahorros a que vayan goteándolos poco a poco en el sistema formal. Suman. Pero la informalidad seguirá siendo un problema en tanto y en cuanto los argentinos sigan percibiendo que la carga tributaria que pesa sobre ellos es demasiado grande. O, por lo pronto, que lo que pagan no les vuelve en la misma proporción.
Con la misma velocidad con la que los individuos fueron agudizando su ingenio para ocultar sus ingresos al fisco, también fueron viéndose obligados a privatizar muchos de los servicios que hasta gran parte del siglo XX el Estado argentino ofreció con eficiencia. Hoy, los que pueden, pagan además de sus impuestos, servicios de salud privada, educación privada y seguridad privada. Para quienes viven dentro del zoológico de ARCA (la exAFIP) y los organismos de rentas provinciales y municipales, se debe afrontar una presión tributaria digna de un país nórdico, pero como contraprestación se reciben servicios muy deficientes.
De ahí que, según admiten desde el equipo económico, el Plan de Reparación Histórica de los Ahorros de los Argentinos -tal cual se lo bautizó- no puede entenderse si no es en el marco de una reforma tributaria más profunda, en la que vienen trabajando sigilosamente en el Gobierno. Aunque para conocerla es muy probable que haya que esperar hasta pasada la elección legislativa de octubre. Por ahora, desde el equipo económico se contentan con que en el Congreso traten las reformas a la ley de procedimiento tributario y penal tributaria. “Quién se va a animar a oponerse ahora a sacarle un pie de encima a la gente; estas leyes debieran poder salir”, confió un hombre que participa de las discusiones sobre el plan desde un comienzo. “Pero es apenas una parte. Lo grande viene después”, admitió.
De cualquier manera, también tal cual dijo este jueves el ministro Luis Caputo, la idea es que esta medida al menos colabore para ir mejorando la recaudación. Por lo pronto, del IVA. El tema no es menor, y debiera alinear a los legisladores que responden a los caudillos provinciales, dado que es un impuesto coparticipable. Entre los gobernadores hay un malestar cada vez más evidente por la falta de fondos. Algunas provincias empiezan a estar bien complicadas. El 7 de mayo último, el Bank of New York Mellon (BNY) envió una nota a los tenedores de bonos de Tierra del Fuego que vencen en 2027 alertándolos sobre una serie de incumplimientos contractuales por parte de la provincia que conduce Gustavo Melella que, de no subsanarse en los próximos 60 días, podrían considerarse formalmente un “evento de default”. Entre otras cosas, señala, la provincia “no ha presentado un presupuesto y un estado de ingresos para 2025”, y además cayó por debajo del umbral mínimo permitido en su índice de cobertura de regalías. No parece, por ahora, que sea un problema de pagos, lo que sería más grave, pero claramente es una alerta. Tal vez le sirva para negociar a Melella en plena puja por la sostenibilidad del régimen de promoción de Tierra del Fuego. Quién sabe.
De todas maneras, no parece oportuno que se empioje el mercado para las provincias. Córdoba y Santa Fe están planeando probar suerte en los mercados de capitales internacionales por primera vez desde 2017. Córdoba podría salir con un bono por más de US$700 millones la semana que viene; Santa Fe aspira luego a recaudar hasta US$1000 millones.
Pero también para la Nación es un problema. Ya Caputo dijo que es muy probable que este año la Argentina vuelva a intentar emitir deuda en el exterior. Necesita los dólares para los vencimientos de deuda de 2026.
En la Secretaría de Finanzas vienen siguiendo de cerca desde el comienzo de la gestión la situación de los bonos provinciales. Incluso elaboraron en algún momento -como en el caso de Chaco, el año pasado- estrategias financieras vía el Banco Nación para evitar que cayera en cesación de pagos. A partir de esta semana, en tanto, se decidió que habrá una ayuda adicional para todas las provincias. Y es que el Tesoro decidió que comprará con pesos los bonos, Bopreal, que muchas empresas usaron en las últimas semanas para cubrir el vencimiento del impuesto a las ganancias. Al ser otro impuesto coparticipable, los pesos se distribuirán a cada provincia sin discrecionalidad en función de lo determinado por ley. Se supone que se podían usar Bopreales -los bonos que emitió el Banco Central (BCRA) para captar los pesos atrapados en el sistema- para el pago de impuestos este año por hasta US$1000 millones (unos $1,5 billones).
Pero, además, la compleja ingeniería financiera que servirá en algo para oxigenar las finanzas provinciales podría ir acompañada de otro anuncio. Y es que luego los Bopreales que queden en las arcas del Tesoro podrían ser utilizados para capitalizar aún más al Banco Central.
Se espera que en los próximos días el BCRA también anuncie un nuevo préstamo con garantía de bonos-repo, en la jerga financiera- con un puñado de bancos internacionales por unos US$2000 millones. Sería una operación similar a la realizada en enero pasado. Pese al tembladeral que se registró en los mercados del mundo esta semana, fuentes al tanto de la operación aseguran que el préstamo no está en riesgo. Si bien en el Gobierno insisten en que no están preocupados por cumplir la meta de reservas internacionales pautada en el acuerdo que se firmó con el FMI tan solo el mes pasado, habría una intención de al menos acercarse. El Fondo no suele ser muy explícito en sus declaraciones, pero ayer, la vocera del organismo, Julie Kozack dejó traslucir que no se trata de un tema menor: “Hay un reconocimiento compartido con las autoridades sobre la importancia de fortalecer las reservas externas y asegurar un regreso oportuno a los mercados internacionales de capital”, dijo.
“En el mercado no se descarta tampoco que el Tesoro o el BCRA decidan además emitir un bono en el corto plazo que pueda suscribirse con dólares. La decisión de ayer del BCRA de extender el plazo mínimo que pueden tener los bonos en dólares que emitan las empresas privadas y de habilitar la suscripción de títulos de forma directa con moneda extranjera, fue leída por los operadores como una señal de que el Tesoro o el BCRA podrían aprovechar para buscar dólares en el mercado en el corto plazo. “Sería una forma de cumplir con la meta de reservas sin comprar dólares dentro de la banda en el mercado cambiario”, aseguraron. Autoridades por ahora no lo confirman. Reconocen, sí, que buscan dejarle el terreno libre a la nueva emisión de Bopreal, anunciada cuando se levantó el cepo cambiario para darle salida a los pesos que todavía tienen atrapados las empresas.
El BCRA también quiere que los individuos se animen a meter sus dólares en el sistema formal, y que los bancos activamente colaboren en el proceso. Más de uno recibió en estos días un llamado pidiendo que contribuyan a multiplicar las operaciones de crédito con dólares. Desde febrero, existe la posibilidad de que los individuos compren bienes en cuotas con tarjeta de débito. Muy pocos lo hacen. Junto con las tarjetas de crédito, las autoridades trabajan hace tiempo en un proyecto para ampliar el negocio que hoy rige con las tarjetas de débito a las de crédito. Pero todavía no tiene fecha de salida. La realidad es que en los bancos son reticentes todavía a dar créditos en dólares a quienes no tienen ingresos en moneda dura. El recuerdo de la crisis financiera de la salida de la convertibilidad es lejano, pero demasiado traumático. En la cámara que nuclea a la banca nacional, Adeba, trabajan hace meses en un proyecto para presentarle al BCRA. Dos automotrices les hicieron llegar su interés porque la propuesta avance. Es solo cuestión de tiempo.
23/05/2025 a las 2:42 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA
Milei potencia éxitos propios y penas ajenas
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
23/5/025
No fue un golpe de KO, pero tuvo el efecto suficiente para conmover a los rivales y al público. Ahora, con los rivales aturdidos después del triunfo porteño de la lista que encabezó Manuel Adorni, el Gobierno acelera con nuevo impacto para ampliar lo ganado.
En este contexto sociopolítico se anunció una medida anticipada muy calculadamente antes de los comicios. Al final, llegó el virtual blanqueo para los dólares del “colchón”, que, se supone (o se quiere suponer), tienen un origen blanco y viraron a negro para resguardar ahorros, sin que nadie pregunte si eso fue así. Pero el anuncio no se reduce a ese cambio, que celebra buena parte de la opinión pública. Y el Gobierno lo sabe. Como para no preocuparse por algunas críticas.
La clase media acomodada y media alta, beneficiaria principal de esa medida, escuchó con alivio, además, que a la máquina de impedir y complicar del Estado volvieron a quitarle varias piezas. El nuevo desmantelamiento de un enmarañado e ineficiente sistema de regulaciones que asfixiaba y servía para controlar poco menos que nada, junto a la habilitación para usar ahorros no declarados, componen una melodía que termina de alegrarles la semana. Sobre todo, a los que el domingo festejaron el triunfo de Adorni y a los que a pesar de compartir el rumbo económico no lo votaron.
La intencionalidad política del anuncio, además de razones económico-financieras, fue explícita. Luis Caputo presentó lo anunciado como un incentivo para que quienes lo celebran voten al oficialismo en las próximas elecciones.
El Gobierno machaca así sobre una superficie ablandada y descompuesta tras los comicios porteños. Una elección que más allá del triunfo concreto tuvo un valor simbólico, de consecuencias prácticas, muy superior a la cantidad de votos obtenidos por La Libertad Avanza.
El derrumbe de Pro tuvo un efecto demoledor sobre su dirigencia, tan potente como la conmoción que generó en el peronismo. Se había ilusionado con una victoria, pero terminó segundo y Leandro Santoro obtuvo 140.000 votos menos que en 2023. El ganador de los pronósticos no lo fue para la afición. La caída llegó desde más arriba.
“La gente quiere esto y no le importan las consecuencias ni la crueldad”, fue una de las frases que dice con resignación una mayoría de dirigentes y adherentes del peronismo y de sectores progresistas.
El nivel de desazón excede los ajustados 2,5 puntos que los separaron de los libertarios, como si Adorni hubiera sacado mucho más que el 30,13% final, en unos comicios en los que participó solo poco más de la mitad del padrón. La realidad pierde contra su significado.
La hipótesis de que la elección de la ciudad de Buenos Aires iba a ser “la madrecita de todas las batallas” estaría corroborándose en esta horas, cuando se fija la vista en las escenas de naufragio del submarino amarillo y el acercamiento apurado de distintas tribus peronistas.
Ayer en ambos espacios se reforzaron todas las prevenciones, sobre la base de una evidencia, que indica que, aunque la clase media está en un encogimiento sostenido, sus aspiraciones y sus categorías de análisis siguen vigentes aún en muchos que ya no la integran.
Para una parte de votantes o exvotantes del peronismo, las medidas de ayer resultan atractivas, así como otras decisiones que ha tomado el actual gobierno. Una obviedad. Si entre ellos no hubiera pregnado el hartazgo con los gobiernos anteriores y con el sobrepeso de un Estado que, con sus absurdas trabas, en lugar de curarlos, alimentarlos y educarlos les hacía sentir que los enfermaba, les encarecía la comida y los expulsaba de la escuela, Milei no habría sido presidente.
Otro, sin embargo, parece ser el clima de esta última elección, donde se observan expresiones de fatiga de aquel atractivo que tuvo hace dos años el libertario en algunos barrios de recursos más bajos. La pronunciada caída de la participación que se registró allí, donde la boleta de Santoro pintó de celeste (o verde en esta ocasión) casi una mitad del mapa porteño, parece mostrar un terreno semibaldío en cuanto a adscripciones partidarias.
Ahí, donde el macrismo había empezado a hacer pie con Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta, la retracción amarilla en presencia y prestaciones dejó un vacío. El peronismo palermizado no logra reinsertarse y los libertarios no terminan de apropiarse de votos que fueron de Pro.
La duda, en este caso, es si el aumento de la abstención se debe solo al poco atractivo de las elecciones de medio término o si hay algo más profundo. Por ejemplo, que los que representan al pasado siguen sin recrear algún tipo de expectativa y que el gobierno libertario no logró sostener la ilusión que en esos sectores había empezado a despertar.
Si así fuera, la destrucción de lo viejo no sería suficiente si al mismo tiempo la promesa de lo nuevo se demora en concretarse. ¿Estarán siendo insuficientes allí abajo la motosierra, la desinflación y la salida del cepo? Una gran pregunta, que en el Gobierno no se hacen.
Un voz a la que el Presidente les presta mucha atención tiene otra hipótesis sobre la abstención. “Cuando la gente no va a votar es una señal de que está tranquila. En cambio, en los países donde te estás jugando la vida todo el tiempo, la gente va a votar”, dice un colaborador al que Milei elogia recurrentemente.
El funcionario corona con una conclusión provocadora, que otros oficialistas comparten: “En otros países más sanos a la gente no le importa la política. En Suiza ni saben quién es el presidente”. Sería un exceso equipararlo con el exfuncionario kirchnerista que dijo que en la Argentina había menos pobreza que en Alemania. Eran tiempos en los que medir era estigmatizar.
En tanto, vale mirar lo que la elección porteña está provocando en el peronismo al otro lado de la General Paz. A pesar de que las tensiones no ceden, la necesidad de unirse ha calado mucho más hondo ante la amenaza violeta, reforzada por la infantería amarilla que no para de comprar garrochas para dar el salto, a pesar de que los libertarios en lugar de colchonetas donde caer les muestran picas. La preocupación es tal que algunos se apuraron a instalar la inminencia de una cumbre de unidad que todavía no tiene fecha.
Lo cierto es que el tráfico de mensajes entre los bandos se ha intensificado. El correo massista no da abasto. Pero hay dudas de que antes de agosto, cuando debe cerrarse alianzas y listas, pueda alcanzarse una definición. Por ahora, el cristinismo y el kicillofismo parecen decididos a tensar para posicionarse.
De todas maneras, como señaló un destacado intendente peronista del conurbano, Cristina Kirchner dio una muestra más del pragmatismo que la habita en los años impares, al aceptar la suspensión de las PASO impulsada por Axel Kicillof.
A la expresidenta eso le valió una fuerte discusión político-familiar. Máximo Kirchner intentó todo para frenar esa ley y no concederle una victoria a su enemigo íntimo.
En ese escenario, los jefes comunales, aliados del gobernador, que ha empezado a practicar el extraño ejercicio de escucharlos, buscan preservar el poder en sus territorios y evitar que la pelea los arrastre. Además, aprovechan el clima de época para hacer el ajuste en sus municipios. No se diferencian de lo que, con todo el disimulo posible, hace el gobernador.
Según datos oficiales relevados por el senador provincial Marcelo Daletto, “Kicillof ajustó el gasto en 2024 un 15,8% sobre 2023 y el 64% de este recayó sobre la masa salarial y jubilatoria, que cayeron 18,5% y 12,9%”. La necesidad obliga y el nuevo humor lo tolera.
De todas maneras, el kirchnerismo parece decidido a tomarse revancha después de ser obligado a camuflarse en la elección porteña. “Ustedes creían que ocultándonos iban a ganar y miren cómo les fue”, espetó a sus compañeros un representante del cristinismo más puro.
Ahora, con la mira puesta en la elección bonaerense de septiembre y en la nacional de octubre, han decidido recuperar su fisonomía. Pasado mañana Cristina Kirchner reaparecerá en un acto en los bordes del popular barrio 31. Esta presencia da pie a la conjetura de muchos perokirchneristas de que la opción de una candidatura provincial empieza a perder fuerza.
El revival kirchnerista, sin embargo, es visto como un salvavidas de plomo para buena parte del peronismo. La mayoría cree que en la vieja ecuación tiene muchísimo más peso la variable “con Cristina no alcanza” que la que dice que “sin Cristina no se puede”. Pero nadie logra inclinar la balanza.
En el bando de los más dañados, Pro se desvive por acordar con LLA, mientras Milei y los suyos se divierten en negarse, mientras siguen pescando dirigentes y posibles candidatos competitivos todavía macristas. No les cuesta nada. Sobran los que se tiran sobre las redes.
Por abajo, en tanto, prosiguen las negociaciones entre libertarios y macristas, comandados por el negociador Cristian Ritondo, convertido en una especie de centauro que, en lugar de mitad humano, mitad caballo, es mitad amarillo, mitad violeta. Y la golpeada dirigencia de Pro prefiere ilusionarse con una interpretación benévola de la frase de Milei: “Todo violeta. Ni una línea de amarillo”.
“Es la forma de negociar desde una posición dominante”, dicen fuentes mileístas y macristas. El triunfo porteño envalentonó a los libertarios que quieren ir por el territorio bonaerense, pero saben que cualquier fuga de votos, por más pequeña que sea, como la que podría conservar una lista macrista, puede ser la diferencia entre una derrota y una victoria. Un triunfo le pavimentaría el camino de los sueños y despejaría sombras de un retorno kirchnerista, una de las grandes dudas que albergan los inversores.
En el seno del macrismo más puro se impone ahora una posición que resumen así: “No hay dudas sobre un acuerdo con LLA, pero debe incluir al radicalismo y a espacios vecinales. Nosotros asumimos que a nivel nacional LLA tiene más fortaleza y debe respetarse eso en la lista nacional, mientras que en provincia, donde tenemos territorio y gestión, el valor de los intendentes de Pro debe pesar para el armado y las candidaturas”.
Se trata casi de un pliego de condiciones destinado a los libertarios y a los propios que ya se tiñen de violeta. Lo enarbolan dirigentes como Soledad Martínez, intendenta de Vicente López y primera voz de los primos Macri entre los jefes comunales, y el intendente de Pergamino, Javier Martínez, entre otros, que intentan hacer pesar en la negociación su poder territorial, frente a los sintierra violetas, que necesitan contar con algo más que la ola mileísta en la disputa provincial y en la crucial elección nacional.
No será fácil lograr que les acepten todas las condiciones, aunque los armadores y estrategas mileístas emiten señales de la disposición a acordar, a pesar de la artillería verbal que en sentido contrario tiran sobre la agenda pública.
Milei y los suyos potencian el viento a favor de su reciente triunfo y de la derrota amarilla con medidas que tocan el corazón de gran parte de los que son o han sido votantes y adherentes de Pro. El desafío es que llegue con el mismo brío a octubre.
23/05/2025 a las 2:52 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El gobierno espera a octubre para las reformas y la «compra» del PRO
Roberto García
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
23/5/025
¿Para qué voy a comprar caro si dentro de seis meses voy a conseguir el mismo producto más barato? La pregunta podría relacionarse con la Economía y la adquisición, por ejemplo de un auto en este momento, y la sospecha del cliente que imagina una baja del vehículo en un corto plazo. Sea porque el gobierno habilitará importaciones de coches a un valor menor de lo que hoy se vende en el mercado automotriz, o porque se viene una quita subsidios a la industria al tiempo que le reduce gravámenes. O debido a que empresas siderúrgicas líderes bajarán los precios de la chapa como hizo Javier Madanes (Aluar) con el aluminio, 25% menos para el mercado interno (una medida que ni el gobierno pareció apreciar y parece adaptarse a los tiempos oficiales). El interrogante del principio, a discutir en el gobierno, sin embargo no pasa por una cuestión económica, se refiere a un dilema político atrapante en la Casa Rosada luego de las ultimas elecciones comunales de la Capital Federal: ¿para qué incorporar a precios elevados —sinecuras, cargos, facilidades varias— a dirigentes de todo el país, sean macristas, peronistas, radicales u otros, si después de los comicios de septiembre y octubre esa tarea será más sencilla y menos costosa. Claro, siempre bajo la convicción de que entonces el mileismo pintará de violeta a todo el país.
Si en esa fecha se cumplen los sueños, esas figuras navegantes del perdidoso espectro político se habrán de inscribir en la Libertad Avanza por un módico o simbólico valor sin necesidad de contratarlos. “Estarán regalados”, según la definición poco conveniente del armador de Karina Milei en la provincia de Buenos Aires, Sebastián Pareja, quien ya brindó una repugnante bienvenida a los que uno cree que se tránsfuga por identidad ideológica. Debe saber Pareja, un hombre del conurbano bonaerense, que el Congreso Nacional funciona según la plata que circula bajo el techo azul del octógono de la cúpula. Allí él estuvo. Finalmente una casta que deslegitima a la misma casta.
Mientras, en la Casa de Gobierno debaten enviar a la parrilla legislativa las reformas estructurales comprometidas con el FMI, y a la misma sociedad hace muchos años, para las próximas semanas o demorar esos cambios laborales, impositivos y provisionales para después de octubre. Advirtió Martin Menem: hay que aguardar hasta noviembre esos tratamientos, para ver el nuevo panorama de ambas Cámaras. Como si se negara a emprender hoy la epopeya de negociar con otros bloques esas normas capitales que, según mentas, al no imponerse por ley todavía retrasan el ingreso de capitales, la llegada de inversiones. “Faltan votos”, sostienen al lado del hijo de Eduardo. O resulta innecesario el costo para conseguir manos levantadas en los recintos cuando luego de octubre las normas verán la luz como las papas fritas con milanesas. Hombre de fe en las fuerzas del cielo aunque no se parezca al alborotador estilo Milei, siempre impetuoso y jurando que descree de los negocios políticos por ralentizar los cambios fundamentales que requiere el país. En el mismo sentido piensa Federico Sturzenegger, ansioso por instalar una reforma laboral que según la CGT habrá de amputar derechos. Mientras, el funcionario acelera la instalación de recortes, podas y desregulaciones (también la pretenciosa mudanza de fueros, del laboral al contencioso) para bajar aun más el gasto público, prenda clave en el tablero del Presidente. Pero existe la disyuntiva entre la urgencia y la espera, se manifestó esta semana cuando el gobierno primero impulsó la sesión de diputados y luego la mandó bajar (sea por el tema de los jubilados, el de Libra o el de los nuevos y codiciados cargos en la Auditoría). Se negó Milei en apariencia a un acuerdo, aunque el peronismo arguye que “todo esta cocinado” y el miércoles próximo habrá fumata, y que el fracaso de la sesión se debió a una avería apenas: hubo un daño en el avión que transportaba al contingente de legisladores santiagueños que se acomodan a cualquier obstáculo, esto es subirse o bajarse del avión según el sonido de las turbinas.
Como se sabe, Menem responde en la interna a Karina, el cateto victorioso del domingo pasado frente a su rival en el triángulo de hierro, Santiago Caputo, quien desconfiaba del armado porteño de la hermana presidencial y le costó integrarse a los festejos del triunfo. Se la hicieron sentir, adentro decían. Ese pleito sobre la organización partidaria habrá de persistir aunque el mandatario acompañara a su hermana en las visitas a las provincias. Fenómeno nuevo estas excursiones, imprescindibles para ser protagonistas en todo el territorio y, además, empoderar a las sucursales de la Libertad Avanza en el interior. Están más preocupados los gobernadores que la misma Cristina, en apariencia condenada a la pelea por el título contra Milei ya que Mauricio Macri —quien no hubo de esperar a escuchar su propio réquiem— desertó luego de la golpiza electoral. No es satisfactorio para ella esta nueva situación: le gustaba más el ingeniero como challenger.
Aparecerá dispuesta, eso si, a cuestionar las nuevas medidas del ministro Luis Caputo, quien despanzurra colchones buscando dólares, negros o blancos, cara chica o cara grande, para que la gente consuma más (lo que no suele ser el objetivo de los que ahorran) y no se los pidan a él. Podría predicar: para qué viajar a Miami a comprar ropita o lo que sea si Amazon o Mercado Libre te lo deja en la puerta de tu casa al mismo precio que en cualquier shopping y la autoridad impositiva hace la vista gorda. Más baratos los envíos, obvio, que si lo comprás en Capital Federal. Aprovechá ahora que el tipo de cambio esta regalado. Una suerte de tentación que réplica al “deme dos” de antaño y que incluye hasta la importación de materiales usados, maquinas, repuestos, quizás uno de los mayores errores que cometió el ministro Domingo Cavallo en tiempos más cercanos y según él mismo confiesa.
Tiempos de gloria económica, tal vez efímera, pero larga duración en una Argentina que seis meses suelen ser una eternidad.