Por Hernán Andrés Kruse.-
LA SUPREMACÍA DE LA RAZÓN (1890 a 1914)
“En este primer momento Russell tiene una visión de la naturaleza humana y una concepción de la política. Las únicas obras que se ubican en este período son: “German Social Democracy”, de 1896; «Elementos de ética», de 1910 y una carta a Gilbert Murray (1922). En cuanto a las doctrinas políticas Russell es básicamente un liberal con un creciente acercamiento al socialismo. Está convencido de la idea de progreso por medio de la política y la libre discusión. Esto conlleva a una propicia expansión de la democracia parlamentaria; además, defiende la idea del libre comercio. Pero, a la vez, la nacionalización de la tierra. El ser humano aparece como idílico. En «Elementos de ética» se trata de un ser racional: basta con que al individuo se le presenten unas «buenas» argumentaciones éticas o políticas para que éste tome las decisiones correctas o morales. La naturaleza humana es un hecho observable. Admite, sin embargo, la presencia de los deseos o motivos, los cuales son objetivos y carentes de referencia directa al ego; de tal manera, el egoísmo psicológico es contrario a su naturaleza. Los deseos no son el fundamento de la ética y la política. Los «motivos» son la causa de las acciones humanas y por éstos entiende causa de volición; esto es lo que hace que procuremos influir sobre los demás.
Para este tiempo, junto con la madre de Leytton Strackey (miembro del grupo La Sociedad), formó parte de un comité para solicitar los 69 votos en favor de la mujer en 1895. En 1907 es candidato al Parlamento, por el distrito de Wimbledon en favor del voto femenino (en este punto se nota la influencia de Stuart Mill, un defensor del voto femenino). Russell fue miembro del Partido Liberal hasta 1915. Russell creía en la honestidad intelectual. Fue un duro golpe para él descubrir, durante la Primera Guerra Mundial, que la honestidad intelectual -incluso en Cambridge- tenía sus limitaciones, puesto que la mayoría de sus maestros y colegas la apoyaron.
También, conoció a Sidney y Beatrice Webb, así como a Bernard Shaw, quienes representaban la esencia del fabianismo. Los caracterizaba por su culto al Estado, lo cual los llevó a una “…indebida tolerancia respecto a Mussolini y Hitler, por último a una adulación un tanto absurda del gobierno Soviético”. Para él los Webb eran antidemocráticos y consideraban que la misión del estadista era embaucar o aterrorizar al populacho. En 1895 se encuentra en Berlín estudiando el socialismo alemán, ahí conoce a August Bebel y Guillermo Liebknecht. De regreso a Inglaterra dio a conocer los resultados de su investigación en la Escuela de Economía de Londres (1896). Su amplitud de criterio y antidogmatismo le permite realizar este tipo de trabajos. Russell es uno de los primeros pensadores ingleses de inicios del siglo XX que se interesan por el estudio del socialismo”.
LA PASIÓN: BASE DE LA POLÍTICA (1914-1944)
“Esta etapa coincide más con el segundo período ético (no cognoscitivista, 1915-1940). Las obras que se ubican en esta fase son: “Ideales políticos”, 1916; “Caminos de libertad”, 1918; “Teoría y práctica del bolchevismo”, 1920; “El problema de China”, 1922; “Filosofía, ciencia y política”, 1928; “Libertad y organización”, 1934 y “El poder en los hombres y los pueblos”, 1938. El año de 1914 es trascendental para el pensamiento político de Russell. La guerra lo sacudió de muchos prejuicios y lo obligó a pensar en muchas cuestiones fundamentales. Antes de esta fecha creía, al igual que los pacifistas, que las guerras “…eran impuestas por gobiernos despóticos a una población reticente. Pensaba que cuando el público descubriera las mentiras, se enfadaría y reclamaría”. Al contrario, constató que el pueblo, más bien, se sentía libre de responsabilidades.
A partir de ese año, plantea una filosofía política cuya base se encuentra en una antropología y psicología del ser humano; en otros términos, establece una conexión entre la política y la psicología individual. La reforma social tiene como base un cambio de los sentimientos. También, desarrolla una teoría del poder cuya característica principal es el psicologismo, al estilo de Hobbes, como bien lo señala Norberto Bobbio. Para este último autor la noción de poder en Russell es “…algo que sirve para alcanzar lo que es objeto de nuestro deseo», el poder consiste en la producción de los efectos deseados. Consecuentemente, según Bobbio se trata de una noción sustancialista. Empero, Bobbio atribuye esta noción a toda la filosofía política de Russell sin distinguir períodos.
Dicha apreciación es válida para este período (1914-1944), pero no para el anterior, incluso para el siguiente, pues de acuerdo con Sacristán, hay un alejamiento del psicologismo inicial. Las pasiones son las motoras de la acción humana, la razón no conduce a la acción. En este sentido se tiene la impresión de que Russell sigue muy de cerca el pensamiento político de Spinoza, Hume y Hobbes. En sus palabras: “…tuve que reconsiderar mi opinión sobre la naturaleza humana. Aunque por aquella época desconocía totalmente el psicoanálisis, llegué por mi cuenta a tener una idea de las pasiones humanas que no difería en mucho de la opinión de los psicoanalistas. Llegué a estas conclusiones en mi afán de comprender el sentimiento popular respecto a la guerra. Hasta ese momento siempre había creído que era normal que los padres amaran a sus hijos, pero la guerra me persuadió de que este sentimiento es una rara excepción. Había creído que la mayoría de la gente le gustaba el dinero por encima de casi todo, pero descubrí que la destrucción les gustaba todavía más. Había creído con frecuencia que los intelectuales aman la verdad, pero también aquí comprobé que ni el diez por ciento de ellos prefieren la verdad a la popularidad”. El consuelo lo encontró en las conversaciones con George Santayana, quien influyó en el cambio de la visión política de Russell, en la misma dirección que en el caso de la teoría ética. Santayana era neutral, él afirma “…en cualquier caso no tenía suficiente respeto por la raza humana como para preocuparle si se destruía a sí misma o no. Su indiferencia, tranquila y filosófica, aunque yo no deseara imitarla, me tranquilizaba”.
Su obra “Principios de reconstrucción social”, escrita entre 1913 y 1916, es la primera en la que Russell expone que el impulso es más fuerte que la razón. Al respecto, Copleston considera que el impulso es bueno en sí mismo por cuanto es el principio de crecimiento central que lleva a una dirección determinada, lo que recuerda a Rousseau: además, es natural y guiado por el entendimiento. Según Russell existen dos tipos de impulsos: los posesivos (el Estado, la guerra, la propiedad y las corporaciones políticas) y los creativos (la educación, la familia y la religión). Todas las instituciones actuales tienen sus bases en la autoridad: opinión que reaparece en “Autoridad e individuo”. La idea de que las pasiones dominan la política lo alejan del liberalismo, al menos en cuanto fundamentación de la filosofía política. Intenta una reconstrucción política de la sociedad -la cual concibe como orgánica en donde es necesario examinar qué son las necesidades de los seres humanos -ya que la visión tradicional liberal sólo se fija en lo económico. Por eso, se necesita más libertad y creatividad.
En este período hay un marcado énfasis en el socialismo, pero no de corte marxista. En “Principios de reconstrucción social” se perfila la idea del socialismo gremial de inspiración anarquista, que se encuentra plenamente desarrollado en “Caminos de libertad”. Su aproximación al socialismo es a partir del rechazo a la propiedad tanto privada como estatal. La última por cuanto es una forma de mantener el poder despótico y, que a la vez, contribuye a la pérdida de vitalidad -idea que es una constante de su pensamiento político-. Esto lo aleja del socialismo marxista. También, se distancia porque el marxismo sólo se fija o toma en cuenta los aspectos económicos, en cuanto que “…se apresura a suponer que unas condiciones económicas mejores harán a los hombres felices por sí mismos. No es solamente más bienes materiales lo que los hombres necesitan, sino más libertad, más dirección de sí mismos, más salidas para la creatividad».
En “Caminos de libertad” su tendencia al socialismo o anarquismo es más marcada. En ella propone el sindicalismo gremial, un federalismo entre las industrias y un federalismo entre las naciones. Coincide con los anarquistas en que la libertad es el máximo valor, en materia de política es el mejor de los bíenes. Para él dicho principio anarquista fue postulado con anterioridad, por Chuang Tzu, quien influye en Russell. Comparte el proyecto de la repartición de la riqueza, especialmente la propuesta por Kropotkin, pronunciándose así por el derecho al pleno empleo. En esta obra adelanta la idea, que luego se desarrolla en “El Poder en los hombres y los pueblos”, en cuanto que existe un deseo de obtener el poder político, así como un deseo de ejercerlo sobre los individuos; lo cual le lleva a sustentar que no se debe conceder mucho poder al Estado, sobre todo a un Estado con un poder absoluto en manos de una sola persona. Propuesta que se asemeja a la de Kropotkin.
Por otro lado, enuncia que no hay ningún método, para ningún sistema político, que asegure la libertad de las personas (de ahí su escepticismo), sólo en las minorías muy reducidas se puede garantizar la libertad, de ahí su idea de las comunas. Aunque dice que el Estado parece ser una institución muy necesaria. En resumen, Russell afirma que “…el sistema que he predicado es una forma de socialismo gremial, tal vez un poco más cerca del anarquismo… En las cosas que los políticos generalmente desconocen -la ciencia, el anarquismo, las relaciones humanas y la alegría de vivir- es en lo que el anarquismo es más fuerte, y es principalmente a causa de estas razones por lo que incluimos las anteriores propuestas, más o menos anarquistas, como el «salario vagabundo”. Al final del libro afirma que el ideal de Estado es el anarquista, el cual es imposible de realizar.
A partir de los elementos expuestos con anterioridad es comprensible porqué Russell critica tan fuertemente al marxismo. La obra “Teoría y práctica del bolchevismo” es una de las más representativas en la materia, no la única por supuesto, ya que Russell manifestó su desacuerdo con el sistema político soviético en varios momentos. Particularmente no toleraba el stalinismo. El libro “El poder en los hombres y los pueblos” es la obra culminante del desarrollo del pensamiento político del período. En ella, el poder aparece como uno de los deseos infinitos del ser humano, el cual está vinculado con el deseo de obtener riqueza. El «poder» es la noción fundamental de las ciencias sociales así como el de «energía» lo es de la física. Como la energía, el poder tiene muchas formas: riqueza, armamentos, autoridad civil, influencia en la opinión. Dicha noción tiene un sentido fisicalista, sobre todo cuando asevera que “…las leyes de la dinámica social son leyes que solamente pueden ser establecidas en términos de poder, no en términos de esta o aquella forma de poder, como la energía, puede considerarse que pasa continuamente de una forma a otra y debiera ser tarea de la ciencia social buscar las leyes de esa transformación. El intento de aislar una forma de poder, especialmente en nuestros días la forma económica, ha sido, y es todavía, una fuente de errores de gran importancia práctica».
También, cree que hay un impulso al poder, el cual tiene dos formas: una explícita que se expresa en los caudillos; otra implícita que se observa en los secuaces de aquél. Aparte de este impulso al poder existe, a la vez, un impulso a la sumisión, “…que es tan real como el impulso a mandar, tiene raíces en el miedo, por ello cuando hay un peligro los hombres tienden a buscar una autoridad y someterse a ella, en estos momentos no se sueña la revolución». De esta manera Russell justifica la necesidad del gobierno. El poder según Russell, se define como la producción de los efectos deseados. En estos términos es un concepto cuantitativo, pues “…dados dos hombres con deseos similares, si uno de ellos alcanza todos los deseos que alcanza el otro y además otros, no tiene más poder que el otro. Pero no hay medios exactos de comparar el poder de dos hombres, uno de los cuales puede alcanzar un grupo de deseos y el otro un grupo distinto de deseos (…) es fácil decir, de un modo general, que A tiene más poder que B, si A consigue muchos de los efectos que persigue y B solamente unos pocos».
Resta acotar que durante la Primera Guerra Mundial Russell fue un pacifista y se opuso a ésta, su práctica política estuvo orientada al apoyo de los objetores de conciencia. Durante la Segunda Guerra Mundial su posición cambia, pues consideró que el totalitarismo nazi era intolerable. Para este tiempo Russell expresa no ser completamente pacifista, y en su libro “La justicia en tiempos de Guerra”, manifiesta que hay guerras que son justas, de tal manera que hacer la guerra a la Alemania nazi fue una cuestión de sobrevivencia de la humanidad”.
POLÍTICA: EL CONFLICTO DE LAS PASIONES (1940-1970)
“En este período se ubican obras como “Autoridad e individuo”, 1949; “Ensayos impopulares”, 1950; “Nuevas esperanzas para un mundo en transformación”, 1951; y “Sociedad humana en ética y política”, 1955. Comparado con los períodos éticos, corresponde a la etapa de síntesis entre razón y pasión (1944-1970). Los cambios no son radicales, en el fondo mantiene la teoría de que las pasiones son las fuerzas motoras de las acciones humanas. Las variaciones son de énfasis y aparecen nuevos temas. La práctica política de Russell adquiere una dirección mucho más marcada a la defensa de los derechos humanos. En este momento Russell precisa más su teoría política. Considera que la discusión sobre política y teoría política no toma en cuenta la psicología, aspecto que es muy importante para él, puesto que si la política “…se tiene que convertir en científica, y si queremos que los acontecimientos no nos sorprendan continuamente, es esencial que nuestro pensamiento político penetre más profundamente en las fuentes de la acción humana».
En este sentido hay una continuidad con el período anterior; aunque reconoce que la teoría política ha avanzado en el análisis de lo económico y lo social. En cuanto a la relación entre ética y política llega a la conclusión de que “…la ética nunca es un componente independiente, sino que en un último análisis es reducible a la política». En general, al ser humano lo concibe lleno de impulsos y pasiones que en conjunto le ayudan a sobrevivir, llegando a tener un gran éxito, especialmente en el momento de su desarrollo inicial. No es completamente gregario (como las abejas o las hormigas) ni completamente solitario (como los leones y los tigres). En definitiva es un animal semigregario. Algunos de sus impulsos y deseos son sociales, otros solitarios, de tal forma que hay una oscilación entre la parte social y la privada. Por ejemplo, lo social se manifiesta cuando en una persona que es confinada a la soledad, dicha acción es valorada como un castigo; o si se le limita sólo a lo social siente que se le quita algo de su naturaleza. Y la parte individual, cuando la persona busca por ejemplo la privacidad.
Ni uno ni otro son más importantes, ambos tienen la misma preponderancia. La cualidad de ser gregario, cree Russell, no es completamente instintiva, como en las hormigas o las abejas, sino que tiene una fuente más allá del instinto, cuyo origen no se puede precisar; como él dice es un “…sentimiento más o menos oscuro de egoísmo colectivo». La hormiga, en cambio, actúa por instinto, mientras que la sociedad requiere leyes, para hacer coincidir el interés personal con el social. En gran medida la causa de la cohesión ha sido la guerra (idea que expone ampliamente en “Autoridad e individuo”. Establece nuevas fuentes de la pasión y los impulsos. Así aparecen: la imaginación y la inteligencia, las cuales proporcionan “…salidas a las pasiones sin cambiarlas fundamentalmente», pero a la vez pueden servir para “…dar rienda suelta a las pasiones». Entre la inteligencia y la pasión hay otra diferencia: «(…) la pasión determinará los fines que los hombres buscarán y la inteligencia les ayuda a encontrar los medios a esos fines…». Además de su herencia congénita, el ser humano es producto del medio, de la educación y la sociedad; por eso afirma que los impulsos y los deseos (que determinan el comportamiento), dependen de la educación y las oportunidades.
Siguiendo el concepto de mundos posibles de Leibniz, Russell afirma que “…los deseos o impulsos son compatibles cuando ambos pueden ser satisfechos, y conflictivos cuando la satisfacción de uno es incompatible con la del otro». Un mundo donde lo primero pueda suceder será más feliz que el segundo caso. La noción de poder se aplica con mayor énfasis a las relaciones internacionales, y la idea del Estado mundial obtiene mayor importancia. Si bien la idea del poder aparece vinculada a los deseos, también refiere a esta noción en términos de concentración o dispersión. Atribuye la centralización del poder no sólo a criterios subjetivos sino a aspectos objetivos; por ejemplo, las razones técnicas. También sostiene la idea de que el poder consiste en el dominio de un grupo sobre otro. Asimismo, el poder, en última instancia, consiste en recurrir al uso de la fuerza.
Otra noción que lo aleja de su psicologismo inicial es el aumento del poder del hombre debido al conocimiento científico; es decir, al conocimiento de las «leyes de la naturaleza», el cual es más efectivo que las anteriores formas de tecnología. Pero, a la vez, asevera que el poder aumenta gracias a las aplicaciones de las técnicas científicas. Para concluir resta añadir que Russell, si bien se inclina por el sistema democrático, inicia su lucha contra el armamentismo nuclear (años 60 y 70), Y suaviza su posición frente a la Unión Soviética, puesto que el gobierno de Stalin ya no existe, y la URSS mostró una mayor disposición para negociar el desarme nuclear. No obstante, entre 1945-1947 recomienda que se amenace con atacar a la URSS para evitar que construya bombas nucleares”.
(*) Álvaro Carvajal Villaplana (Revista Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVIII (94), 65-75, Enero-Junio, 2000): “Evolución del pensamiento político de Bertrand Russell”.
04/06/2025 a las 4:09 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La decadencia política de Cristina Kirchner
Joaquín Morales Solá
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
4/6/025
Los gestos y los símbolos dicen más de la política que la política misma, ya se trate de la gloria o de la ruina. Cristina Kirchner está en el apogeo de su decadencia política. Por ejemplo, la expresidenta terminó aceptando la decisión de su otrora ahijado político Axel Kicillof de desdoblar las elecciones en la provincia de Buenos Aires, partición a la que ella se oponía tenazmente. “Ya está”, se resignó en la noche del lunes quien hasta hace poco era una instancia política inapelable del peronismo nacional, cuando anunció su candidatura a legisladora provincial por la tercera sección electoral de la homérica Buenos Aires. ¿Ese “ya está” significa que acata la decisión de Kicillof? Desde ya que sí. Por primera vez en mucho tiempo, entonces, chocó con la decisión de alguien que no estaba dispuesto a ceder ante las órdenes de la señora de Kirchner.
Un sector de la política supone (se trata solo de una inferencia) que ella está presionando al gobernador de Buenos Aires, con el anuncio de una candidatura propia, para que unifique las elecciones provinciales, que fueron convocadas para el 7 de septiembre, con las nacionales que se realizarán el 26 de octubre. Difícil. Kicillof ya llegó hasta aquí con la mirada fija en ella y la primera que parpadeó fue Cristina y no él. Ella dice que lo hace porque la oposición necesita ganar las elecciones de este año para poder soñar con una victoria en 2027. Falso. Mauricio Macri ganó muy bien las elecciones de mitad de mandato de 2017 y perdió las presidenciales de 2019. La propia Cristina Kirchner perdió las elecciones legislativas de mitad de mandato durante sus dos presidencias, la de 2009 y la de 2013, si bien ganó las presidenciales en 2011. Dos años de política, entre una y otra elección, es demasiado tiempo en cualquier país. En la Argentina, es lo más parecido que hay a la eternidad. La exjefa del Estado está exhibiendo solo un pobre pretexto para justificar su decisión de participar en una elección provincial. Tal vez, el anuncio de Cristina se deba sobre todo a su desesperada necesidad de fueros antes de que sea tarde.
El anuncio podría tener más razones judiciales que electorales. Lanzada ella a la carrera electoral, le será más fácil denunciar que la proscribieron si la Corte Suprema le negara la posibilidad de ser candidata. Es posible que se haya tratado de un mensaje cifrado a los jueces supremos del país. ¿Qué hará la Corte? Los magistrados que la integran estarán a partir del lunes en condiciones de debatir su decisión sobre la sentencia de la Cámara de Casación, que la condenó a seis años de prisión y a la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por actos de corrupción en complicidad con Lázaro Báez. Según fuentes judiciales, en los próximos días la Corte recibirá todos los informes que necesita para comenzar a tratar su decisión final. La Corte debería decidir antes del 19 de julio, fecha en que vencerá el plazo para inscribir candidatos para las elecciones provinciales en Buenos Aires. Lo hará mucho antes.
Solo podría demorar la sentencia final de la Justicia sobre Cristina Kirchner si uno de los tres jueces de la Corte (Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti) pidiera una condena mayor para Cristina Kirchner. Sería una manera disimulada de hacerle un favor a ella, porque en ese caso la Corte deberá llamar a conjueces para que desempaten y resuelvan la cuestión. Los conjueces son sorteados entre los presidentes de la Cámaras federales. Esos eventuales conjueces se tomarán su tiempo para conocer un caso del que solo tienen noticias por los diarios. Aquella sentencia de la Cámara de Casación fue idéntica, además, a la del tribunal oral que la juzgó por corrupción con los recursos de Vialidad. No existen, por lo tanto, criterios dispares entre los tribunales de otras instancias. Por eso, es muy difícil que el máximo tribunal de justicia del país cambie las decisiones precedentes. Difícil, pero no a salvo de alguna treta de sus miembros. Según los registros históricos, la Corte suele aplicar en tales situaciones el artículo 280 del Código Procesal Civil y Comercial, que le permite rechazar el recurso porque no existen agravios ni decisiones previas inconstitucionales. El artículo 280 es muy parecido a escribir un “cúmplase” para las sentencias que ya existen. Si así ocurriera, Cristina Kirchner deberá ir presa y no podrá ser candidata a legisladora provincial o nacional. Tiene edad como para cumplir la prisión en su casa, pero no es un beneficio que se aplica automáticamente; es un juez el que evaluará el caso y decidirá si le corresponderá -o no- la prisión domiciliaria.
Los jueces de la Corte Suprema saben que no tienen margen social para demorar la decisión hasta después de que ella sea eventualmente elegida diputada provincial. La crítica que recibirían, si postergaran la decisión hasta que hayan pasado las elecciones, será muy severa de parte de vastos sectores sociales. Pero, ¿aceptará Cristina Kirchner la eventual resolución de la Corte Suprema de apartarla del inminente proceso electoral? Sectores peronistas cercanos a ella (todavía existen) sostienen que la inhabilitación para ejercer cargos públicos se daría en el contexto de una causa que la juzgó por su gestión en el Poder Ejecutivo y que ahora ella competirá por un cargo electivo. Dejan trascender, así las cosas, que la sentencia no sería aplicable en este caso. ¿Es verdad?
Todos los constitucionalistas y penalistas consultados sostienen, al revés, que la inhabilitación será, si es, para todos los cargos, sean ejecutivos o legislativos. “El Código Penal no distingue entre cargos ejecutivos o legislativos; esa sería una especulación nueva e imposible de aceptar”, dijo uno de ellos. La decisión final la tendrá la Junta Electoral de la provincia de Buenos Aires si existiera ese planteo por parte de la expresidenta. La Junta está presidida por la jueza Hilda Kogan, miembro de la Suprema Corte bonaerense, y reconocida por ser una magistrada independiente. La Junta está integrada también por los camaristas bonaerenses Ana María Bourimborde, Gustavo Spacarotel y Eduardo Delbés, y por el presidente del Tribunal de Cuentas de la provincia, Federico Thea, el único al que se le atribuyen simpatías con el peronismo kirchnerista. Thea fue designado en ese cargo por Kicillof en 2022. Las decisiones de la Junta Electoral son teóricamente inapelables, aunque siempre quedará el recurso de ir en queja tanto a la Suprema Corte provincial como a la Corte Suprema nacional. Se trata solo de conjeturas, pero la estrategia judicial de Cristina Kirchner consistió siempre en estirar hasta el infinito los tiempos de la Justicia.
La Justicia la acecha peligrosamente y Kicillof la desdeña públicamente. El gobernador bonaerense logró rodearse en sus desafíos a la jefa formal del peronismo de antiguos cristinistas ciegos y sordos. Para nombrar solo a algunos: los intendentes de Ensenada, Mario Secco; de La Matanza, Fernando Espinoza, o de Avellaneda, Jorge Ferraresi, entre muchos alcaldes más. El anuncio de Cristina conlleva muchos síntomas de su decadencia. El primero de ellos fue la aceptación implícita de la estrategia electoral de Kicillof, su exministro de Economía, que optó por desdoblar las elecciones en la provincia de Buenos Aires, aunque también lo reta a una duelo sobre cuál de los dos está en mejores condiciones de proponer candidaturas. Debe reconocerse que no hay candidatos, ni de Kicillof ni de Javier Milei, en condiciones políticas de competir con Cristina Kirchner en la tercera sección electoral bonaerense, la más poblada, la más pobre y la más kirchnerista. Forman parte de esa sección electoral municipios con tantos ciudadanos en condiciones de votar como La Matanza, Almirante Brown, Lomas de Zamora o Avellaneda. Esos son solo algunos de los 19 municipios que la componen.
Si el argumento de que no habrá 2027 sin un triunfo en 2025 es falso, entonces debe concluirse que también es un signo de su decadencia que ahora sea candidata a diputada provincial. Cristina Kirchner fue diputada y senadora nacional y la mujer más poderosa del país durante los 16 años de hegemonía kirchnerista. Veamos: cuatro años como primera dama cuando era presidente su marido muerto; ocho años como presidenta de la Nación, y cuatro años como vicepresidenta y personaje decisivo durante la presidencia de Alberto Fernández. Aspirar a una banca como diputada provincial, cuando sabe que en la tercera sección electoral es muy difícil el triunfo de un no peronista, exhibe su necesidad de pelear cuerpo a cuerpo con su antiguo delfín Kicillof; de cubrirse de fueros parlamentarios ante una probable decisión de la Corte que la colocaría en la cárcel (en Ezeiza o en su casa), y de mandarle un mensaje al máximo tribunal de que denunciará su inverosímil proscripción.
Cristina Kirchner y el peronismo forman parte del final del viejo sistema de partidos políticos, que estalló en 2001 y que no cesa de mostrar sus estertores. Ya la presidencia de Mauricio Macri fue una innovación que rompió la rutina histórica en la que el poder se repartía entre peronistas y radicales. El regreso del peronismo con Alberto Fernández fue un desastre que terminó con su partido y, al parecer, con su lideresa. La sorpresiva irrupción de Javier Milei en el poder no se puede entender sin el fracaso de todo lo que había sucedido antes. El descenso político y electoral anunciado ahora por Cristina Kirchner no es más que el último capítulo de una saga en la que prevalece la ruina.
04/06/2025 a las 5:25 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Otra vez sopa: el estridente regreso de Cristina al ruedo electoral con libreto envejecido
Eduardo van der Kooy
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
4/6/025
¿Por qué razón Cristina Fernández regresa a la pelea electoral como candidata en Buenos Aires por la Tercera Sección Electoral? El interrogante puede tener varias respuestas, aunque sería posible escoger, aproximadamente, tres de ellas. Primera: en aquel distrito, salvo un milagro, difícilmente pueda resultar derrotada aun cuando el kirchnerismo resigne el 7 de septiembre la Provincia. Segunda: en la votación nacional de octubre le sería difícil camuflar un revés al ser la cabeza en la lista de Diputados. Esa posibilidad empezó a tomar cuerpo cuando La Libertad Avanza decidió cerrar filas con el PRO desde un lugar de preponderancia. Tercera: en cualquiera de los dos casos la ex presidenta adquiriría fueros que podrían concederle resguardo ante la chance que la Corte Suprema -usina de una guerra de rumores- confirme la condena de seis años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos por la causa Vialidad.
Después, podría debatirse otra parva de cosas. Si la apuesta, que resulta audaz, no encubre en verdad un claro debilitamiento de su liderazgo. La ex presidenta parece estar circunscribiendo su influencia únicamente a Buenos Aires. Sobre todo, a una porción (el Sur) de esa geografía. Casi se ha quedado sin gobernadores del PJ -cuya titularidad ejerce- que le respondan. Dos de ellos, Osvaldo Jaldo, de Tucumán, y Raúl Jalil, de Catamarca, colaboran con Javier Milei. Ricardo Quintela, de La Rioja, la supo desafiar por el timón partidario. Gerardo Zamora hace su juego en Santiago del Estero. Gildo Insfrán se mantiene hermético en Formosa.
En el primer plano de ese resquebrajamiento figura el reto planteado por Axel Kicillof. Estrategia con la cual Cristina disiente. Lo reiteró durante la conversación televisiva que mantuvo el lunes en el canal C5N. Más que eso: instó al gobernador a que piense en rever la medida. Lo sucedido en la Ciudad, donde los libertarios aprovecharon el desdoblamiento de Jorge Macri para someter al PRO, constituye su argumento principal.
Quizá Kicillof, como le sucedió al jefe de Gobierno porteño, no previó que La Libertad Avanza estaba dispuesta a nacionalizar ese par de elecciones como no lo hará, probablemente, con ninguna otra. Imposible pretender instalar debates domésticos. Menos todavía con la injerencia de Milei y ahora la postulación de Cristina. El Presidente percibe que se devoró a Mauricio Macri. Pretende hacer lo mismo con la dama platense.
Si el peronismo se impone en septiembre estaría revitalizado para encarar octubre. En ese caso Kicillof podrá adjudicarse la razón sobre lo actuado. Si, en cambio, el oficialismo bonaerense perdiera, pero Cristina triunfara en la Tercera Sección, el proyecto presidencial del gobernador para 2027 podría ingresar en un tobogán. Con él, la virtual acefalía de candidatos peronistas para 2027. La ex presidenta con su hipotética modesta victoria podría pretender convertirse en gran electora de su partido para afrontar el turno del recambio o la reelección presidencial.
La descripción habla de la dimensión de la crisis que envuelve al peronismo maniatado todavía por un liderazgo que agoniza paulatinamente. Que no tiene a la vista ninguna figura que pueda convertirse en sustituta de la mujer. Se trata de una situación novedosa respecto de los precedentes. El peronismo superó la crisis de los 80 con un proceso de renovación que culminó con el encumbramiento de Carlos Menem. Sorteó la gran crisis del 2001 con la formidable estructura bonaerense que Eduardo Duhalde colocó a disposición de los Kirchner. El matrimonio supo colonizarla para permanecer 12 años en el poder.
El liderazgo de Cristina no estaría menguando sólo por una cuestión de territorialidad. Afloró en ella en su reaparición televisiva el recitado de un libreto conocido, antiguo. Como si el tiempo, aquí y en el planeta, no hubiera transcurrido. Ese libreto estuvo acompañado por mañas inconfundibles de la ex presidenta. Su capacidad para manipular episodios de la historia reciente y escapar a indiscutidas responsabilidades políticas.
SE OLVIDÓ DE ALBERTO FERNÁNDEZ
En ese sentido resultó sumamente generosa. Sólo sobrevoló el período de Alberto Fernández a quien nunca mencionó. Tampoco a Martín Guzmán. Solo habló de Sergio Massa para dejar claro que su postulante preferido para el 2023 había sido Eduardo “Wado” De Pedro. La consecución de ese relato se pudo observar en el primer spot de campaña que alumbró luego de su aparición en TV. Se presenta como una persona que ya fue “casi todo”. “Primera dama, senadora, presidenta”, se escucha una voz en off. Parece que el cargo de vicepresidenta, del 2019-23, no lo hubiera ejercido nunca. Fue la compañera de fórmula de Alberto, a quien había ungido con el dedo. No fue la compañera de ruta deseada porque supo boicotear su gestión. ¿O acaso no forzó la salida del ex ministro Guzmán por el acuerdo con el FMI?. ¿O no detonó también la crisis del Gabinete del ex presidente luego de la derrota en las legislativas del 2021 con la renuncia intempestiva que le ordenó a De Pedro, entonces ministro del Interior?
Esos detalles pequeños, en comparación con lo que fue entonces el panorama general, parecieran entrar en colisión con otro proyecto que esgrimió. Similar a aquel con el cual entronizó a Alberto: la necesidad de la unidad “para enfrentar a la derecha”. ¿Cómo podría instrumentarse ese objetivo si fue ella misma quien se encargó de petardearlo pocos años atrás?
Tampoco en materia económica existió algo de parte de la ex presidenta que llamara la atención. Atendibles, desde su óptica, las críticas al rumbo encarado por Milei. Imprecisa su propuesta sobre la perentoriedad de la Argentina de definir un perfil productivo. Conocido su diagnóstico sobre el bimonetarismo y la ausencia de dólares como una de las fallas estructurales del sistema. Nada dijo acerca de cómo podría subsanarse el problema. Que ella misma sufrió, sin encontrar soluciones, en dos de sus mandatos. Con el cepo que impuso Kicillof como su ministro de Economía en 2012. Medida que se mantuvo los cuatro años durante los cuales se desempeñó como vicepresidenta.
Igual que Milei, también Cristina apuntó contra los medios de comunicación como un presunto problema de fondo de la democracia argentina. ¿Algo nuevo? Del mismo modo, sin matices, se ocupó de condenar al Poder Judicial, en especial, por las causas de corrupción que sobrelleva desde hace años. En este punto las culpas no recayeron sobre los libertarios. El apuntado fue Macri, Mauricio. Supuesto instigador de “su persecución”.
A partir de ese punto Cristina retomó la idea de la reforma judicial. Trunca durante su segundo mandato. Conocida bajo el rótulo de “Democratización de la Justicia”. No tuvo mejor idea para exaltar esa necesidad que la experiencia realizada en México el último fin de semana. Allí la presidenta Claudia Sheinbaum, heredera de Manuel López Obrador, del partido MORENA, convocó a elecciones para la renovación de 881 cargos del poder judicial federal y 1.801 de poderes judiciales locales. Ensayo inédito en el mundo. Votó apenas el 15% del padrón. Básicamente porque los ciudadanos nunca entendieron la propuesta y la temática.
Sheinbaum administra el Poder Ejecutivo. Posee mayoría parlamentaria absoluta y contará a futuro con la anuencia del Poder Judicial.
¿A ese modelo habrá referido Cristina? Siempre la misma sopa, con el mismo sabor.
04/06/2025 a las 5:34 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Ficha defensiva de CFK y desafío de Milei en Buenos Aires: una sola elección, pero que expone ocho peleas
Eduardo Aulicino
Fuente: Infobae
(*) Notiar.com.ar
4/6/025
La jugada defensiva de Cristina Fernández de Kirchner al postularse para una banca en la Legislatura bonaerense y el combustible que le agrega al desafío de Javier Milei para polarizar y nacionalizar la pelea -con expresión en internas y alianzas aún irresueltas- confirman la enorme atracción política del capítulo bonaerense que se terminará de escribir en septiembre. La novedad, con todo, es el condimento inesperado que acaba de agregar la ex presidente al reto que supone el estreno de elecciones anticipadas en el principal distrito del país. Coloca el foco en un punto antes poco contemplado: la provincia es vista como un todo, gigante, pero en este caso no hay lista provincial sino competencia en cada una de las ocho secciones electorales.
Se trata de ocho elecciones en una sola entrega: cuatro secciones eligen diputados y las otras cuatro, senadores. Cada una con sus listas, por separado. La movida de CFK venía circulando desde hace rato, aunque pasada la oscura operación que volteó el proyecto de Ficha Limpia, había reaparecido la idea de la candidatura a diputada nacional, en octubre. No son tiempos distendidos para la ex presidente y entonces se impuso una decisión que mezcla cuestiones de necesidad política -que no disimulan debilidades a pesar del discurso- y cuentas en su frente judicial, con la mirada puesta en la Corte y en la causa Vialidad.
El anuncio de la ex presidente, centrada en la pelea con Axel Kicillof, altera sustancialmente el cuadro tradicional de elecciones en la provincia y genera un extraño efecto: sobresale su apuesta a una sola sección electoral -la Tercera, no sólo por el volumen de su padrón- y se destaca a la vez la tendencia a nacionalizar el resultado en base a la lectura provincial.
Vale hacer un repaso de la historia reciente y detenerse también en la característica absolutamente novedosa del desdoblamiento electoral, atado a la batalla doméstica del peronismo/kirchnerismo. Hasta ahora, desde el regreso a la democracia, las elecciones en Buenos Aires unieron en un mismo acto los comicios de diputados nacionales -también senadores, cada seis años- y legisladores provinciales. Esta vez, por decisión del espacio interno que encabeza Kicillof, la competencia local será el 7 de septiembre, desenganchada del turno nacional de octubre.
Y el cambio es significativo en términos de apuesta de los jefes territoriales y de los aparatos políticos. En el caso de las elecciones conjuntas, asomaban dos factores decisivos en el armado político: por debajo empujaban los intendentes de cada partido o coalición -que además ponen en juego su poder en los Concejos Deliberantes- y por encima traccionaban las figuras más convocantes o al menos conocidas de la lista nacional. En el medio quedaban las nóminas para la Legislatura bonaerense, por lo general sin mucho interés en colocar dirigentes de renombre y más bien nutridas de operadores y leales a cada sector.
Ahora, se produce un giro significativo. La atracción tiene que estar dada por la cabeza de cada lista de legisladores provinciales. CFK anunció que pondrá su nombre en la Tercera Sección y se verá qué pasa en las otras siete. Tiene una explicación que está lejos de mostrarla en su esplendor y expone sus limitaciones actuales para afirmar liderazgo interno. Pero como sea, constituye además un desafío para LLA, que teje un acuerdo aún impreciso con el PRO y tal vez con parte de la UCR. Es cierto que la nacionalización de la campaña, con eje en la confrontación deseada tanto por la ex presidente como por Milei, puede generar arrastre con la marca y colores partidarios, pero por ahora, al menos en el armado, no borra pretensiones peso de los jefes locales.
Este es un problema para todos. Los intendentes necesitan conservar o mejorar posiciones en la Legislatura, que es donde se negocia y se juega el poder provincial. Y no es un tema sólo del peronismo.
Es lo que expusieron en el interior del PRO quienes empujan alianzas en sus distritos, para conservarlos: necesitan ganar y a la vez, no ceder al extremo de perder posiciones valiosas. También se escuchan planteos entre intendentes radicales, incluso entre los amigables con LLA. Y el espacio para las jugadas locales puede producir sorpresas. Acaba de ocurrir con un aliado del PRO: el intendente de San Nicolás, Santiago Passaglia, anunció la creación de un frente propio en la Segunda Sección, para competir con LLA -y sus socios- y con el PJ/K.
CFK expresó una línea lógica para sostener su candidatura. Dijo, en otras palabras, que es inimaginable una disputa con chances para el PJ/K en octubre si pierde mal en septiembre y peor aún, si cae en la Tercera Sección Electoral de la provincia, que concentra las principales intendencias del GBA en manos del peronismo/kirchnerismo y que es el territorio en que nunca fue derrotado.
La ex presidente sabe que ese núcleo electoral no garantiza éxito total. Lo experimentó ella misma en 2017, cuando resultó derrotada por Esteban Bullrich en la elección de senadores nacionales. Entonces, sólo ganó en la Tercera Sección y perdió por cuatro puntos frente a lo que era Cambiemos en el resultado provincial.
Sin embargo, las consideraciones de CFK tienen más pliegues. Y anota en primera línea no sólo el objetivo de afirmarse como contrafigura de Milei, sino -y sobre todo- la apuesta a refirmar liderazgo partidario frente al proyecto presidencial de Kicillof.
Desde el primer momento de la exposición pública de esa tensión en el interior del propio kirchnerismo, la ex presidente cargó contra el juego del gobernador y su decisión de adelantar la elección bonaerense. Movida esa ficha por Kicillof y después del resultado porteño, apuntó contra La Plata por un posible desenlace similar en la provincia.
En otras palabras, presentó su decisión de competir como candidata a diputada provincial como un intento de salvar la ropa partidaria. Si al peronismo le va mal en general y gana en la “fortaleza” del sur del GBA, podría colocar toda la responsabilidad sobre Kicillof y, aún dañada, presentarse como reaseguro de “reconstrucción”. Y si le va relativamente bien a escala provincial, podría exponer que el suyo es el principal capital con efecto de arrastre. En espejo, una derrota propia sería catastrófica.
Por lo pronto, después de su anuncio se dejaron trascender unos primeros contactos personales con el gobernador. El repetido mensaje de la unidad contra Milei es parte de la campaña. Una elección que esta vez tiene un costado original y que genera un desafío para Olivos: el punto sería cómo nacionalizar y polarizar la disputa sin reducir el resultado a lo que ocurra exclusivamente en el terreno distrital elegido por la ex presidente. Ella movió su pieza, como reaseguro.
04/06/2025 a las 5:41 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Pronóstico temible para Cristina Kirchner en la Corte Suprema: la duda es cuándo
Eduardo Paladini
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
4/6/025
Apenas se supo que Eduardo Casal debería opinar sobre la condena contra Cristina Kirchner por el caso Vialidad, expertos judiciales coincidieron en un pronóstico: el Procurador General de la Nación ratificaría el pedido de sus colegas fiscales, que en instancias inferiores habían pedido que la expresidenta fuera condenada a 12 años de prisión como presunta jefa de una asociación ilícita para robarle al Estado.
Y así fue. Hace un par de semanas, Casal reclamó esta sentencia ante la Corte, lo que implicaría duplicar el castigo que impusieron los jueces del Tribunal Oral, la Cámara Federal y la Casación, que incluyó además la inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos.
Un escenario similar empieza a comentarse en ámbitos judiciales, pero también políticos, respecto a qué decisión podría tomar la Corte Suprema. Pocos creen que los miembros del máximo tribunal vayan a apartarse demasiado de lo que ya definieron otros jueces en varias oportunidades. Pronóstico temible para Cristina. La pregunta es cuándo saldrá ese fallo.
Hasta hace unos meses, se daba casi por descontado que la decisión quedaría para después de las elecciones, con la lógica de que la Justicia no interferiría en el proceso de las urnas. Incluso, la preocupación K sobre una traba a la candidatura de Cristina se concentraba sobre todo en el proyecto de Ficha Limpia.
Pero los tiempos cambiaron. El proyecto para evitar postulaciones de condenados por corrupción quedó en el camino tras una sospechosa pirueta de un par de aliados del Gobierno nacional en el Senado. Y la idea de la no intromisión judicial en años electorales entró en debate; tanto, que nadie se atreve a vaticinar fechas para la sentencia de la Corte.
El tribunal que hoy componen sólo tres de los cinco jueces habilitados por ley para ocupar sus cargos revisará por primera vez el expediente Vialidad. Con antecedentes poco favorables para el kirchnerismo: aun con la interna feroz con la que conviven el presidente Horacio Rosatti + Carlos Rosenkrantz vs. Ricardo Lorenzetti, en temas de corrupción K vienen siendo coincidentes y lapidarios contra los exfuncionarios.
El dato es clave porque las dos sillas vacantes en la Corte obligan a la unanimidad de los tres integrantes para que salga un fallo. En el caso de la Ruta del Dinero K, por ejemplo, cuando Rosenkrantz planteó la necesidad de una consulta al Procurador, hubo que llamar a dos conjueces. Pero ni siquiera ahí zafaron los acusados. Y más: seis fueron enviados a la cárcel.
LOS TIEMPOS DE CRISTINA Y LA CORTE
Tras la confirmación de su candidatura en la Tercera Sección electoral de la provincia de Buenos Aires, de cara al comicio local del 7 de septiembre, corren para Cristina dos fechas clave: el 9 de julio cierran las alianzas y el 19 las listas.
Es decir, la Corte todavía tiene más de un mes para fallar sobre Vialidad. Y lo que en otras causas podría parecer poco tiempo, en este caso fue calificado como «una eternidad» por una fuente que sigue día a día la investigación.
En la Justicia asocian algunos movimientos políticos a esta posibilidad de que el máximo tribunal emita una decisión sobre la expresidenta en las próximas semanas. ¿Cuáles? Desde las críticas de dirigentes a que la Corte «no puede funcionar con tres miembros» a que un senador opositor haya presentado un proyecto para ampliar el cuerpo a siete miembros.
«La casta política no quiere ver a un dirigente preso, por más que sea su rival. Funcionan así, como corporación. Pero como contaron ustedes (por Clarín), Milei y Karina ya avisaron que no quieren debatir cambios en la Corte hasta después de las elecciones», amplió la misma fuente.
En una típica maniobra para demorar un fallo, Cristina recusó a principios de mes a Lorenzetti, porque el juez había dejado trascender que le pediría celeridad a sus colegas para avanzar en una definición. La Corte aún no le respondió, pero esto tampoco sería una traba suficiente por sí sola para llegar hasta la elección.
Como también adelantó este diario, en caso de confirmarse la sentencia contra Cristina, no podría asumir como diputada por la condena a seis años de cárcel (que cumpliría con prisión domiciliaria) y por la inhabilitación a ocupar cargos públicos.
Sus seguidores, igual, prometen resistencia. Y se aferran a los fueros: insisten en que una vez que se confirme su candidatura, el 19 de julio, ya estará protegida.