Por Luis Alejandro Rizzi

Cristina ha decidido competir en las elecciones de la provincia de Buenos Aires por una banca de legisladora, por la tercera sección, haciendo base en La Matanza.

La única duda que quedaría pendiente hasta el día de la elección es la de saber por cuánto ganará.

Mirando desde la política, tendría que obtener por lo menos el 50% más uno.

Personalmente creo que el objetivo no es tanto competir sino desafiar a la Corte Suprema, que ya estaría tratando su recurso de queja.

El clima imperante en la sociedad es el de que la condena quedaría firme, por lo tanto la única defensa que le queda es la de la “proscripción”. Con ese argumento, no sólo descalificaría a los integrantes de la Corte, sino que también, al mejor estilo de una buena carambola, perjudicaría al gobierno de Milei.

Si en las próximas elecciones se mantiene un bajo nivel de concurrencia y “Cristina proscripta”, el gobierno, aun ganando las elecciones, midiendo el resultado no por cantidad de votos sino de diputados y senadores obtenidos, políticamente no ganaría, seguiría en estado de “duda” hasta octubre 2027.

Por otra parte, una Cristina “proscripta” seguirá siendo un problema político para cualquiera.

Diría, Cristina, para el supuesto de que la condena quede firme, tiene un plan “B” y sería que el próximo gobierno la indulte; para ello debe preparar el terreno desde ahora.

Más de una vez dije que no he seguido el juicio llamado “Vialidad”; he conversado con gente que me merece respeto y no debería extrañar si la Corte le abre la queja, lo que no quiere decir que luego anule el fallo. Incluso habría una razón de respeto institucional, no a la persona, sino a la institución presidencial, para que la Corte no aplique el famoso 280 o rechace la queja sin más.

No se trata de un NN, se trata de una expresidente de la República.

Si la Corte admitiera la queja, Cristina ganaría unos meses, pero perdería el argumento de la “proscripción”, su mejor defensa.

No se me ocurre pensar que ella sueñe con la fantasía de un “17 de octubre”, pero una lideresa de la oposición “en prisión” es un problema.

La otra causa, “Hotesur”, viene pesada, pero no habrá fallo firme por lo menos hasta 2030.

De todos modos, Cristina tiene motivos para estar intranquila, es humana.

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