Por Hernán Andrés Kruse.-
El 1 de mayo se cumplió el quincuagésimo aniversario de la promesa de María Estela Martínez de Perón de usar el látigo para imponer orden y seguridad. En aquel dramático año la democracia liberal se había esfumado. El poder estaba en manos de la ultraderecha del peronismo, comandada por la presidenta y el todopoderoso ministro de Bienestar Social José López Rega. Había estallado una lucha sin cuartel entre el gobierno peronista y la guerrilla, liderada por los montoneros y los erpianos.
Semejante ambiente explica el tono bélico del discurso de Isabel. Dijo la presidenta ante una enfervorizada multitud: “Tengan confianza, porque yo los llevaré, pese a quien le pese y caiga quien caiga, a la felicidad que este pueblo maravilloso merece por ser tan bueno y comprensivo”. “Yo, a aquellos antipatria que se opongan, les daré con el látigo, como a los fariseos en el templo”. “Hay un límite para la paciencia, hay un límite para la comprensión. Hemos tenido demasiada paciencia y demasiada comprensión para ellos”. “No les tengo miedo”. “El general decía que es mejor persuadir que obligar, pero yo le digo al general, de aquí a donde se encuentre, que si tengo que obligar los voy a obligar” (fuente: Perfil, 1/5/035).
Es probable que las nuevas generaciones desconozcan este violento discurso de Isabel. Es probable que desconozcan que 1975 fue uno de los años más dramáticos de la historia argentina contemporánea. Es probable que desconozcan que en ese entonces el terrorismo de estado funcionaba, es decir antes de que las Fuerzas Armadas derrocaran a Isabel el 24 de marzo de 1976.
Buceando en Google me encontré con un ensayo de Alicia María Servetto (Doctora en Historia y Magíster en Partidos Políticos por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Investigadora y Directora del Centro de Estudios Avanzados de la UNC) y Melisa Paiaro (Doctoranda en Ciencias Antropológicas en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Becaria de CONICET en el Centro de Estudios Avanzados-UNC) titulado “Las palabras del terror. Los discursos de la presidenta María Estela Martínez de Perón y su legitimación de los dispositivos de la violencia estatal y paraestatal” (Passagens. Revista Internacional de Historia Política e Cultura Jurídica, vol. 4, núm. 2, mayo-agosto, Universidad Federal Fluminense, Río de Janeiro, Brasil). Refleja a la perfección lo que acontecía en un país que estaba al borde de la guerra civil.
INTRODUCCIÓN
“El período de sucesivos gobiernos civiles y militares incapaces de resolver el dilema de la proscripción del peronismo y el agotamiento del gobierno de la dictadura de la “Revolución Argentina”, derivó en la apertura de una nueva alternativa electoral a nivel nacional en 1973. El dato relevante que motorizó una movilización preelectoral sin precedentes fue precisamente el levantamiento de la proscripción del partido peronista. Los sectores que expresaban el ala radicalizada del movimiento peronista, aquellos que integraban la “Tendencia Revolucionaria,” habían tenido un alto grado de participación en la campaña y, por tanto, fueron quienes se consagraron como los protagonistas principales de las elecciones. El 11 de marzo de 1973 triunfó en las elecciones nacionales la fórmula presidencial del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), una suerte de alianza del peronismo con otros partidos menores. Los candidatos, Héctor Cámpora y Vicente Solano Lima, asumieron el gobierno el 25 de mayo de ese mismo año dejando atrás siete largos años de dictadura y opresión.
Algunos autores coinciden en señalar al triunfo de Cámpora como el momento culminante de la “consagración de la juventud radicalizada”. Sin embargo, la ilusión de las nuevas generaciones peronistas no duró mucho puesto que en menos de un mes fue necesario para que se iniciara el avance de los sectores ortodoxos del movimiento, con el propio Perón a la cabeza de esa cruzada. Un mes después de la asunción de las nuevas autoridades, el 20 de junio, y luego de 18 años de proscripción, retornó al país el Gral. Juan Domingo Perón. Su regreso estuvo signado por la movilización de una gran multitud que fue a recibirlo al aeropuerto internacional de Ezeiza. Ese día quedó marcado en la historia argentina por la masacre ocurrida como consecuencia del enfrentamiento interno entre los distintos sectores que componían el movimiento peronista. En tal oportunidad, los grupos de represión parapoliciales organizados ilegalmente desde el propio aparato del Estado (los servicios de inteligencia del Ejército, el ministerio a cargo de López Rega y civiles armados por comandos de extrema derecha), dispararon desde el palco y sus cercanías sobre las columnas afines a la Juventud Peronista, a la Tendencia Revolucionaria, que buscaban acercarse al líder. De esta manera, la Argentina asistía a la primera acción del Estado Terrorista bajo un gobierno constitucional.
Es importante señalar que, al hablar de Estado Terrorista nos referimos al agente ejecutor de un plan sistemático de eliminación de opositores políticos, que para llevarlo a cabo utiliza sus Fuerzas Armadas o el accionar de grupos paramilitares o parapoliciales contra sus ciudadanos, despojándolos de sus derechos civiles y libertades públicas, anulando las garantías constitucionales y marginando el Poder Judicial. El Estado Terrorista aplica métodos de exterminio de guerra para resolver conflictos internos, en los que se califica a parte importante de la población como enemigo ajeno a la nacionalidad contra el que se ejerce todo el poder soberano. El discurso que brindó Perón al día siguiente de lo ocurrido, no dejaba dudas de que avalaba implícitamente el accionar de la derecha y sentenciaba a la Juventud al cese de las movilizaciones en tanto era preciso “volver al orden legal y constitucional”. Se ocupó entonces de revertir el giro a la izquierda que el Presidente Héctor Cámpora había procurado y despejó la ambigüedad del proyecto con el que había regresado al país. Afirmó la convicción de que estando en la Argentina, no tenía sentido que alguien más que él mismo fuese presidente.
De esta manera, el 13 de julio de 1973, el Presidente Cámpora y su Vicepresidente, Vicente Solano Lima, renunciaron. La jefatura del Estado quedó a cargo del presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Raúl Lastiri, quien convocó nuevamente a comicios presidenciales. Pocos meses después, en las elecciones nacionales del 23 de septiembre de 1973, triunfó la fórmula Perón-Perón con el 62% de los votos. La dupla Juan Domingo Perón y su esposa, María Estela Martínez de Perón, fue una suerte de “jugada” política que permitió al lopezrreguismo colocar a un miembro de su círculo en la primera línea de la sucesión presidencial. Tras la muerte del Gral. Perón, el 1° de julio de 1974, “Isabelita” lo reemplazó en la presidencia de la Nación hasta ser depuesta por los jefes militares el 24 de marzo de 1976.
Desde la asunción de la Vicepresidenta María Estela Martínez de Perón, el gobierno nacional reorientó las alianzas políticas dirigidas hacia los sectores de la derecha peronista, los jefes sindicales, las Fuerzas Armadas y los sectores capitalistas más concentrados. El grupo de López Rega y los sectores más conservadores y ultramontanos avanzaron sobre las principales áreas del Estado. El gobierno abandonó las negociaciones y los acuerdos parlamentarios con las diferentes fuerzas políticas que había sostenido su predecesor, el presidente Perón. La estrategia del nuevo gobierno contemplaba el cumplimiento de varios objetivos para consolidar su poder: liquidación de las organizaciones guerrilleras, eliminar la influencia de la izquierda peronista y marxista en los ámbitos gubernamentales (intervención a las provincias sindicadas de “montoneras”, intervención a las Universidades, legislación represiva destinada a combatir la guerrilla fabril, etc.), concretar un giro en la política económica, desplazando a los sectores de la burguesía nucleada en torno a la Confederación General Económica, disciplinar a la fuerzas laborales y solicitar colaboración a las Fuerzas Armadas para llevar adelante la represión.
En términos de Guido Di Tella: “Nadie consideraba que Isabel poseyera las mínimas condiciones personales necesarias para esa tarea e incluso muchos estimaban que ni siquiera sería capaz de mantenerse como figura simbólica. La historia se desarrolló en forma distinta. Si bien muchos, dentro de los círculos castrenses, empezaron a considerar inevitable el golpe, existió un sorprendente consenso en el sentido de que era preciso dar a Isabel una oportunidad. La principal sorpresa consistió en que Isabel no asumió una posición decorativa ni tampoco una actitud que la situara por encima de todas las facciones en pugna. Por el contrario, con pleno apoyo de López Rega y bajo su poderosa influencia, trató de manejar el Gobierno y llevó adelante, en forma sorprendente y enérgica, un programa de derecha, de línea muy autoritaria, que alarmó incluso a las fuerzas tradicionales”.
Uno de los rasgos distintivos de este período fue el recrudecimiento de la violencia y la represión, utilizando metodologías propias del Terrorismo de Estado, prácticas que ya se habían iniciado con la presidencia de Perón. La política represiva se desplegó a través de diferentes mecanismos y dispositivos que pusieron en marcha un complejo y perverso andamiaje institucional y no institucional, legal e ilegal, para reprimir, perseguir, prohibir o eliminar a los sectores disidentes, disruptivos y opositores al gobierno. En esta dirección, se definieron líneas de acción que se caracterizaron por la sanción de leyes y decretos que restringían y/o prohibían una amplia gama de actividades consideradas subversivas, tales como la Ley de Seguridad Nacional, el decreto del Estado de Sitio, prohibiciones y sanciones a periódicos y revistas opositoras al gobierno nacional. A ello se sumaron detenciones sin juicio, torturas sistemáticas, habilitación del poder militar en el escenario político, desaparición de personas y la existencia de campos de concentración meses antes del Golpe de Estado llevado a cabo por las fuerzas militares en marzo de 1976.
Partiendo de tales consideraciones contextuales, nuestro trabajo centra su atención en los discursos y mensajes de la Presidenta María Estela Martínez de Perón, a los fines de revisar y analizar los componentes discursivos que sostenían la necesidad de aplicar la violencia represiva, la construcción de una determinada imagen del enemigo, y sus implicancias en la instalación del terrorismo de Estado en la etapa que precedió inmediatamente a la última dictadura militar”.
LA LEGISLACIÓN ANTITERRORISTA QUE INSTITUYÓ EL TERROR
“La Doctrina de la Seguridad Nacional difundida durante los años de la Guerra Fría sostenía que las Fuerzas Armadas de los países latinoamericanos debían dedicarse con exclusividad a garantizar el orden interno, con el fin de combatir ideologías, organizaciones o movimientos que pudieran favorecer o propiciar el desarrollo de ideas revolucionarias, marxistas, comunistas, terroristas o subversivas. Esta Doctrina se asentó en dos postulados básicos: la bipolaridad y la guerra generalizada; entendiendo la división del mundo en dos grandes fuerzas opuestas: la del bien y la del mal, lo que era traducido como la guerra entre el occidente cristiano y el oriente comunista. Este enfrentamiento se produjo en América Latina a través de las llamadas “guerras sucias” que consistieron en la eliminación de cualquier proyecto político alternativo al orden mundial hegemonizado por los Estados Unidos.
El Terrorismo de Estado fue tanto metodología de acción como instrumento represivo que permitió llevar adelante la guerra, la exclusión y el exterminio de todos los sectores, grupos o personas disruptivas que cuestionaran o se sublevaran contra el orden dominante. En palabras de Pilar Calveiro, “al abrigo de estas guerras se convirtió a los Estados latinoamericanos en Estados de excepción, inaugurando un derecho de facto, más allá de los bordes del derecho institucional, pero una vez más protegido por éste, bajo las figuras de estado de sitio, estado de emergencia, guerra antisubversiva y otras similares”.
En la Argentina, existen sobrados antecedentes históricos sobre la instrumentación de dispositivos legales que procuraron erradicar prácticas o acciones terroristas o antisubversivas. La mayoría de las leyes y decretos fueron dictados entre los años `60 – `70 y, en todos ellos, se facultaba a las Fuerzas Armadas para “combatir y aniquilar el accionar de elementos subversivos”, para lo cual se habilitaban mecanismos de asistencia, cooperación, penalidades, formas de juzgamiento, asignaciones presupuestarias, etc. Durante el gobierno de la presidenta María Estela Martínez de Perón, se produjo un aumento de la legislación represiva que, a diferencia de otras leyes y decretos dictados bajo regímenes dictatoriales o de facto, tuvo lugar en el marco de un gobierno constitucional, esto es, bajo las premisas y fundamentos de un estado de derecho. En este sentido, cabe citar las reflexiones del Colectivo de Investigación y Acción Jurídica (CIAJ) que sostiene que los “paquetes jurídicos antiterroristas” son sancionados para combatir a los protagonistas de las “acciones terroristas” pero terminan incrementando la violencia institucional y parainstitucional: “Este antiterrorismo jurídico deja la puerta abierta para que las agencias policiales del Estado administren los conflictos a través de la fuerza y el terror. Los ciudadanos son desprovistos de cualquier status jurídico, convertidos en monstruos que no merecen la misericordia del Estado ni la piedad de la sociedad. Dejan de ser sujetos de derecho para convertirse en objetos de control, plausibles de un tratamiento diferenciado en el marco de una guerra preventiva de policía”.
En efecto, el corpus de la legislación represiva y antisubversiva sancionada durante los años del tercer gobierno peronista, con especial referencia a los dictados durante el gobierno de Isabel puede entenderse dentro del marco reflexivo que propone el CIAJ. En cierta manera, podría afirmarse que dicha legislación recuperaba y legitimaba conceptos de la legislación represiva de los gobiernos de facto anteriores. Siguiendo el análisis que propone Julián Axat sobre las leyes antisubversión en la Argentina, éstas han contenido en su estructura argumental, más o menos, los mismos términos, a saber: a) Especialidad de la ley: las leyes sancionadas proponían modificaciones sobre algunas cuestiones a las que caratulaban de “especial”. b) Descripción de una situación como ingobernable: se fundamentaba la ley sobre la base de un diagnóstico de la realidad como caótica, creada por la penetración/infiltración de ideologías foráneas (léase comunista, marxista, revolucionaria). c) Peligro para la Nación: se destacaba que dicha penetración creaba un clima favorable a los desbordes marxistas, colocando a la Nación en situación de peligro. d) Peligro que requiere remedios de excepción: es decir, el peligro del desborde requería de la excepción de la legalidad en defensa de los valores fundamentales, o fundantes, de la Nación. e) Transitoriedad de las medidas: la excepcionalidad se pensaba con un tiempo limitado y transitorio mientras persistiera el peligro o la amenaza. f) El instrumento era la neutralización: neutralizar todo tipo de extremismos que se opusiera a la unidad espiritual de la población. g) El fin último: era salvaguardar los valores, restituir la dignidad de las personas, la tradición nacional, la vigencia de la moral cristiana y occidental. Sobre la base de esta caracterización, proponemos analizar dos ejemplos de leyes-decretos sancionados entre 1974 y 1975, en tanto permiten visualizar claramente la construcción del “enemigo subversivo” y la regularización de la “excepción”.
06/05/2025 a las 12:52 AM
Hernán, Hernán… Durante el gobierno de «Isabelita» se desconocía el concepto de «Terrorismo de Estado». Esta calificación fue «formulada» por los subversivos apátridas a partir del gobierno del Dr. Raúl Alfonsín (abogado defensor de terroristas y guerrilleros que atacaron las instituciones de la Patria Argentina). «Isabelita» (María Estela Martínez viuda de Perón) junto al Congreso Nacional y el Poder Judicial de entonces siempre dieron risa y lástima. ¡Conste para los jóvenes que se perdieron el penoso espectáculo!
06/05/2025 a las 5:53 PM
CLAUDIO : COINCIDO CON USTED LA EXPRESION «TERRORISMO DE ESTADO» Y » GENOCIDIO», PARA EL CONFLICTO OCURRIDO EN NUESTRA PATRIA, FUERON FRASES INVENTADAS, POR EL TERRORISMO GUERRILLERO , SUS ESCRIBAS E IDEOLOGOS.
EL TERRORISMO GUERRILLERO, APOYADO POR PAISES EXTRANJEROS ATACO AL ESTADO ARGENTINO.
EL ESTADO , DIRIGIDO POR GOBIERNOS DE IURE Y DE FACTO UTILIZO LAS FUERZAS LEGALES PARA FRENAR EL ATAQUE INTERNO Y EXTERNO, EN SU DEFENSA.
ERAN LAS HERRAMIENTAS QUE TIENEN LOS GOBIERNOS.
UNA COSA SON LOS EJERCITOS IRREGULARES, CLANDESTINOS E INFILTRADOS PARA LA TOMA DEL PODER OTRA COSA SON LAS INSTITUCIONES ARMADAS DE UNA REPUBLICA.
SE PUEDEN HABER COMETIDO EXCESOS O DESATINOS, PERO NO TERRORISMO, EL ESTADO NO SE SUBVIERTE A SI MISMO.
POR OTRA PARTE EL GENOCIDIO ES EL ATAQUE A GENTGE DESARMADA E INDEFENSA, ACA SE ATACO A ORGANIZACIONES ARMADAS, CON FABRICAS DE ARMAS, LOGISTICA, INTELIGENCIA, SANIDAD, INFILTRADA EN TODOS LOS ESTAMENTOS DE LA SOCIEDAD.
ES HISTORIA
06/05/2025 a las 9:39 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El domador de zurdos y
mandriles
Ernesto Tenembaum
Infobae
04 de Mayo, 2025
Una de las maneras de contar una etapa política consiste en enumerar los palabras, las frases, las expresiones, los modismos que esa época aportó al debate público. Las personas con cierta edad y algo de pasión política seguramente sean capaces de determinar a qué período presidencial corresponde adjudicar las siguientes expresiones: “La Ferrari es mía, mía, mía”; “Medios hegemónicos”; “A vos no te va tan mal, gordito”; ”Cómplice de la dictadura»; “Uno a uno”; “Austral”; “Corralito”; “Con la democracia se come”; “Los abrazo sobre mi corazón”; “Nadie muere en las vísperas”; “Vamos por todo”; “¿Quién sos? ¿El general Alais?“; ”Yabrán»; “Grupo Sushi”; “La coordinadora”; “Déficit gemelos”; “La Cámpora”; “Siganme”; “Nestornauta”; “Todo negativo”; “Gradualismo”; “Yegua”; “Vos sos la dictadura”.
El presidente Javier Milei ha sido pródigo en la incorporación de nuevas expresiones al debate político desde aquellas recordadas noches del programa Intratables. Pero, una vez que llegó a la Presidencia, algunas de esas se transformaron en sus preferidas: domar, zurdos, mandriles, por ejemplo.
Esta semana, frente a un público repleto de financistas que aplaudía todo lo que decía, el Presidente le agradeció a su vocero Manuel Adorni por “tanta domada”.
-Los domaste, Manuel. Gracias, gracias por tanta domada.
El Presidente se había referido al debate entre candidatos ocurrido unas horas antes. En un momento de esa discusión un candidato del Frente de Izquierda le había preguntado a Adorni por los magros ingresos de los jubilados. El vocero presidencial no contestó la pregunta. Simplemente le dijo que él no pensaba dirigirle la palabra a un “zurdo”. Ese intercambio puede ser interpretado de varias maneras. La más obvia es que Adorni pateó la pelota afuera, no respondió lo que se le preguntaba. Otra es que su respuesta es autoritaria porque impugna una pregunta por la ideología, supuestamente demoníaca, de quien la formula. Otra es que se trata de un típico intercambio en un debate de candidatos, poco más que eso. La del Presidente, en cambio, es que se trató de una “domada”.
Es un recurso muy habitual en estos tiempos. Cuando un periodista crítico entrevista a un libertario, las redes oficialistas explotan de algarabía. Qué doma. Doma histórica. Periodista fue domado por economista. Y así hasta el infinito. Muchas veces, esas entrevistas son en verdad el ejercicio amable de un diálogo entre dos personas. O sea que la reacción es un tanto extraña. Pero, claro, es una marca de época. En estos tiempos, el Presidente interpreta cualquier diálogo como una “domada”. O una “domada de zurdos” o una “domada de mandriles”.
Analizar estas expresiones tal vez ayude a entender algunos rasgos del grupo de personas que, circunstancialmente, ocupan el poder político de la Argentina. Hay una diferencia, por ejemplo, entre vencer, derrotar y domar. El domingo pasado, por ejemplo, River derrotó a Boca en el Monumental. También Milei podría celebrar que Adorni ganó el debate, si eso pensara, o lamentar que lo perdió. En esos caso se trata de una competencia donde alguien se desempeña mejor que otro. Domar es otra cosa. Se trata de someter al enemigo o, más precisamente, de doblegar su voluntad, producir su rendición. En un triunfo deportivo, puede haber algo de humillación, pero nunca es el objetivo en sí mismo. En cambio, no hay doma sin doblegar la voluntad del otro, sin someterlo. Seguramente debe haber razones profundas por las cuales algunas personas pueden convivir con pares sin demasiados conflictos, y otras, en cambio, se desesperan por humillar, someter, domar. Hay una enorme distinción de calidad humana entre los dos grupos.
La expresión “zurdo” en otra marca de época. Durante los cuarenta años de democracia prácticamente no se utilizó en sentido peyorativo, en gran parte, porque integraba el léxico que utilizaba la dictadura para marcar personas que luego eran víctimas de violaciones a los derechos humanos. Hay un momento en que el término recuperó cierta relevancia. En mayo de 2003, Néstor Kirchner acababa de ganar la presidencia y fue invitado, junto a la entonces senadora Cristina Fernández, a almorzar con Mirtha Legrand.
-¿Se viene el zurdaje?—le preguntó ella.
Kirchner le respondió que la utilización de ese término llevó a la desaparición de mucha gente durante la dictadura.
Día después, Mirtha explicó: “Tal vez sea necesario un poco de zurdaje”.
Muchos años después la palabra se usa habitualmente para referirse a una de las expresiones del “mal”. “Gracias por luchar contra los zurdos”, le dijo Ramiro Marra a Adorni en el debate. “Te agradezco que me reconozcas la lucha contra los zurdos”, le respondió el vocero presidencial. Todo, como si fuera muy normal. El Presidente suele usar la palabrita para descalificar a Dios y María Santísima. Zurdo puede ser tanto Miriam Bregman como un multimillonario que participa del Foro de Davos, pasando por Luis Novaresio, Román Riquelme, Joaquín Morales Solá, el papa Francisco, el New York Times o Alejandro Borensztein. Por momentos, da la impresión que el presidente confunde “zurdo” con “persona que cree en la democracia”. Esa deducción, de todas maneras, requiere más espacio que el de esta nota para ser fundamentada.
El tercer término de moda -mandriles- es más difícil de analizar porque incluye un contenido sexual muy delicado y desciende hacia lo escatológico. Como se sabe, el mandril es un tipo de simio muy particular porque tiene la cola roja. Simplemente es su color de piel en esa zona. Solo una imaginación muy peculiar puede concluir que eso se debe a algún tipo de práctica sexual. Cada vez que presume de haber ganado una discusión -algo que ocurre muy a menudo, la haya ganado o no-, Javier Milei se burla de los “mandriles” y les recomienda que se apliquen “adermicina”, una crema cicatrizante, otra de las palabras de la época. La traducción es tan obvia que es mejor evitarla por motivos de buen gusto. Pero si alguien tuviera alguna duda, Milei siempre las despeja: “La tienen adentro, mandriles”, dijo esta semana.
Algunas personas disfrutarán de ese estilo. Otras no. A otras les parecerá que estimula conductas muy desintegradoras para la sociedad. Otras pensarán que todo esto no es importante si baja la inflación. Así es la democracia: mucha gente piensa cosas distintas. Pero, a efectos del análisis, corresponde preguntarse si la idea de “domar” a los que piensan distinto, no constituye un programa político problemático. Conducir la Argentina es una tarea muy difícil. Poner en marcha un plan económico consistente es un desafío devastador. Domar a una sociedad, someterla, doblegar su voluntad, ¿no será demasiado aun para alguien que se cree un elegido? ¿No traerá problemas extras a los que ya existen?
Un ejemplo de esto es lo que sucedió con Santiago Caputo antes del debate de candidatos. Como se sabe un joven reportero gráfico se le acercó a tomarle fotos y Caputo, el hombre más poderoso del Gobierno después de Milei, le tapó la cámara y le fotografío su credencial para identificarlo. Ese gesto generó una reacción inmediata de gran parte de la prensa. El joven fotógrafo estaba haciendo su trabajo libremente: una demostración de que no estaba “domado”. El todopoderoso Caputo no toleró esa irreverencia, y lo amenazó. Eso, más allá de las opiniones, ¿le suma o le resta a un gobierno?
La reacción de Caputo se produjo en un contexto de creciente agresividad contra el periodismo. Roberto Navarro, director de El Destape, fue golpeado salvajemente hace diez días y terminó internado. Un fotógrafo aun lucha por su vida en un hospital luego de haber sido herido por la policía durante una marcha. El Presidente dice que está dispuesto a escrachar a los periodistas que, según él, mienten. Varias veces por día se dedica a eso. En ese contexto, intenta instalarla consigna “la gente no odia lo suficiente a los periodistas”. Su principal gladiador en la batalla cultural, Agustín Laje, habla de “periodistas basura”. El Gordo Dan, el streamer preferido de Milei, pide que detengan a un periodista. Mientras, la Argentina se derrumba en los rankings de libertad de prensa del mundo.
Todo esto no tiene demasiada relación con lo que tradicionalmente se considera actos de gobierno, o esfuerzos por enderezar la economía. Parece algo más compatible con la idea de “domar zurdos y mandriles”: someterlos, doblegar su voluntad. Pocas veces eso se manifestó de manera tan contundente como esta semana. ¿Tendrá éxito? Si uno mira los antecedentes, seguramente no. El kirchnerismo, a su manera, también lo intentó y generó una fuerza tan potente en contra, que es imposible no incorporar esas desmesuras como causa de muchas de sus derrotas. Un nuevo intento, en ese sentido, ha comenzado. El tiempo dirá si la sociedad ha cambiado tanto que esta vez está dispuesta a avalar que un presidente dedique tanto tiempo y tanta energía a “domar” a quienes piensan distinto.
Hay una pregunta que sobrevuela todas estas conductas y que excede, por mucho, a Milei y sus domadores. ¿Qué le habrá ocurrido en la vida a personas que no se contentan con triunfar, ser exitosos, conseguir cosas que otras no logran? ¿Por qué necesitan domar, humillar y someter? La respuesta, claro, corresponde a otras disciplinas, pero no es exagerado especular con que se trata de una revancha, algo malo les pasó en la vida y los volvió sedientos de venganza. Esa sed no se apaga nunca, con lo cual el proceso, al final, es siempre frustrante. Pero causa mucho daño. Cuanto más poder tenga el afectado, será más duro convencerlo de sus límites.
Así las cosas, esas palabras –“domar”, “mandriles”, “zurdos”, “adermicina”- quedarán para siempre como marca de esta época.
La batalla cultural tiene esas delicias.
06/05/2025 a las 9:45 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei, Macri, Cristina y Kicillof se ponen al frente de una campaña electoral sin reglas de juego
Edgardo Alfano
Fuente: TN
(*) Notiar.com.ar
4/5/025
La campaña electoral, por las elecciones legislativas de este año, presentan una particularidad nunca vista desde el retorno a la democracia, hace más de 40 años.
Una pelea de las principales figuras políticas de la Argentina, que por momentos no tiene ninguna regla clara de convivencia, y cuyos protagonistas son aliados de ayer y enemigos de hoy. Pero que pueden volver a juntarse en el futuro inmediato.
Javier Milei, Mauricio Macri, Cristina Kirchner y Axel Kicillof se juegan demasiado como para pensar en sutilezas.
La primera parada será el 18 de mayo con las legislativas de la Ciudad de Buenos Aires. Por eso, el presidente Milei y Macri salieron a jugarse personalmente su caudal político.
Macri no perdonará fácilmente la decisión de la familia Milei (Javier y Karina) de romper toda posibilidad de acuerdo en territorio porteño y haberle complicado la gestión de gobierno a Jorge Macri.
El objetivo de La Libertad Avanza es claro. Ganar las legislativas de este año e ir por la gobernación de la Ciudad en 2027.
Macri empezó a criticar con moderación a Milei y su gobierno, pero esta semana, quizás consciente del poco tiempo que tiene para cambiar la tendencia de las encuestas, salió a golpear donde más les duele a los libertarios. Dijo que con Milei en la Casa Rosada la Argentina “no subió ni un lugar” en el ranking mundial que mide la corrupción en los países, y que “empiece a barrer por casa”.
Estas declaraciones fueron hechas en campaña junto a Silvia Lospennato, quien encabeza la lista del PRO para legisladores porteños. Macri no la abandonará hasta el 18 de mayo. Están en el sprint final y el peor escenario para el expresidente sería quedar en tercer lugar.
No son pocas las encuestas que dan primero al exradical Leandro Santoro, que encabeza una alianza con marcado tono peronista y kirchnerista. Pero ahí nomás están el vocero presidencial Manuel Adorni y Lospennato.
Santoro tiene consolidado el tradicional voto porteño del kirchnerismo, el peronismo y sus aliados. Por esa razón, Milei coincide en su estrategia con la de Macri: decidió salir a hacer campaña junto a Adorni. Quizás pensó que su sola designación y levantar las banderas de los libertarios iban a ser elementos suficientes para asegurar la victoria.
A diferencia de Macri, que decidió castigar con todo a su exaliado Horacio Rodríguez Larreta por los votos que le sacará al PRO, Milei y Adorni optaron por ignorar a uno de los fundadores de la LLA, Ramiro Marra, que también se presenta por afuera y se llevará un porcentaje vital para que el candidato del oficialismo pueda garantizar el triunfo.
En la vereda de enfrente, Cristina Kirchner y Axel Kicillof ya pusieron a sus fuerzas en la calle por una pelea de poder que tendrá también una primera parada el 7 de septiembre, con las legislativas bonaerenses.
La expresidenta y el gobernador solo se pusieron de acuerdo para suspender las PASO, pero la disputa seguirá, comenzando por los plazos electorales de la provincia.
La pelea de Kicillof con Cristina tiene como principales protagonistas a los intendentes del conurbano bonaerense, que acompañan, divididos, a sus jefes en una campaña anticipada.
Máximo Kirchner lleva la representación de su madre al conurbano, como lo demostró al ir junto a la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, a la inauguración de obras en el barrio Italtí de Bernal. Allí aparecieron los carteles “Cristina 2025”, acompañando a afiches que ya están no solo en la provincia sino también en territorio porteño.
La expresidenta se presentará encabezando la lista a legisladora por la poderosa Tercera Sección Electoral del sur del conurbano.
Kicillof también está en esa senda, pero con sus propios intendentes. Saben que Cristina tiene muchas chances de ganar al frente de una lista en la Tercera. Pero hay otras peleas que se darán. Por ejemplo, el armado de las listas para legisladores nacionales en las elecciones de octubre. Cristina hará valer la lapicera que tiene como presidenta del PJ Nacional y la de Máximo como jefe del peronismo bonaerense.
En definitiva, mayo es un mes trascendental para todos porque el resultado de Capital incidirá directamente en la provincia de Buenos Aires.
Si Santoro gana, será una señal importante para que Cristina y Kicillof cierren filas para buscar una nueva victoria.
Pero si pierde, Milei y Macri estarán obligados a sellar un acuerdo en provincia. Por ahora, ese pacto es una fruta que está demasiado verde.
06/05/2025 a las 9:54 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Cuando los capitalistas dan vergüenza y el Estado se atomiza
Claudio Scaletta
El Destape
4/5/025
Hay algo mucho más triste que el contenido y la agresividad de las exposiciones del Presidente frente a empresarios: el festejo de estos empresarios, los principales del país, eso que suele denominarse establishment o clase dominante, frente a todos y cada uno de los exabruptos presidenciales. Aplauden cuando el Presidente esboza silogismos económicos insustanciales, se ríen de los insultos a los opositores, festejan sus permanentes metáforas sexo anales y acompañan cada gesto desubicado con sonrisas cómplices y financiamiento espurio.
Es un panorama triste no sólo porque habla bastante mal de la moralidad de estas clases dominantes, sino porque se trata de una actitud sumamente contradictoria con los valores que, como clase, hasta ayer decían defender, un presunto republicanismo que demostró ser completamente de ocasión. Sutilezas como la división de poderes solo aparecen en escena cuando se trata de fustigar a gobiernos populares, pero no cuando se gobierna a fuerza de DNUs, se encarcela a opositores o se nombran jueces de la Corte por decreto. No hace falta ir muy atrás para recordar cuando cada gesto de autoridad de un gobierno nacional era considerado “una embestida”. O cuando la prensa del capital gritaba “queremos preguntar” ante la ausencia de conferencias presidenciales. Salvo excepciones, la misma prensa que hace mutis por el foro cuando se invita a odiar más a los periodistas.
Pero el problema es más complejo que la vergüenza que provoca el primitivismo intelectual y la doble moral empresaria. La gran burguesía local no festeja a Milei por Milei mismo, una criatura propia que llegó al poder como resultado de un juego aleatorio y que, ya en el gobierno, funciona como una suerte de macrismo plus con malos modales, incluso hasta compartiendo el mismo staff de ejecutores. La simbiosis se produce porque se comparten odios contra el Estado en general y el mundo del trabajo en particular.
No obstante, si se le da una vuelta más al problema, la lucha de clases no alcanza como explicación. El Estado no es una mera agencia de la burguesía, su verdadero rol es asegurar la reproducción del capital, no de los capitalistas particulares. La gran burguesía festejando a Milei es en realidad una de las tantas expresiones del fracaso del Estado en su rol esencial, no de la burguesía construyendo su Estado.
Sentir vergüenza ajena, encontrar un culpable, puede ser una vía explicativa rápida, pero no alcanza. Recapitulando, lo que está sucediendo en el presente es una manifestación del fracaso del Estado en su tarea de asegurar la reproducción del capital. Está volviendo a suceder lo que siempre sucedió bajo gobiernos neoliberales al menos desde tiempos de José Alfredo Martínez de Hoz. Se persigue estabilizar mediante la apreciación del tipo de cambio, lo que satisface las demandas del grueso de la sociedad en tanto el dólar barato supone un efecto riqueza, pero sin que en el camino se generen los dólares suficientes para este objetivo, lo que redunda en el aumento sostenido del endeudamiento externo. Este esquema funciona en el corto plazo, pero es insostenible cuando el flujo de deuda se termina. Se suele decir que el problema comenzó con la última dictadura, pero en realidad coincidió con las transformaciones en el capitalismo global que marcaron el agotamiento del modelo de industrialización sustitutiva de importaciones a mediados de los ’70, cuando comenzaron a consolidarse las cadenas globales de valor y cambiaron las escalas productivas. Aquí se encuentra el verdadero péndulo argentino, los gobiernos populares ensayan algún intento de recuperación de la industrialización sustitutiva y los gobiernos neoliberales optan por la sobrevaluación y el endeudamiento. Incluso el último interregno largo de gobiernos nacional populares, el kirchnerismo, fue posible gracias a un boom de exportaciones de commodities que permitió, mientas duró, una relativa estabilización. Al parecer ambos modelos son económicamente inviables en el largo plazo.
Que el Estado no logre construir un modelo para la reproducción del capital, es decir un modelo de desarrollo productivo acoplado a la actual fase de la globalización, es el resultado de la retroalimentación de su progresivo retroceso. Como destacó José Natanson en un artículo reciente, desde mediados de los años 70 se consolidó una verdadera balcanización de las producciones regionales y del poder estatal nacional, es decir tanto en la base material, la productiva, como en la superestructura, la dimensión institucional.
En términos históricos los estados latinoamericanos se construyeron en el siglo XIX como plataformas para el comercio de materias primas para abastecer las industrias nacientes en los países centrales, fueron la contracara regional del surgimiento del imperio británico. Las guerras mundiales del siglo XX interrumpieron este proceso y algunos países, como Brasil y Argentina, intentaron la industrialización sustitutiva. Centrándose en Argentina con el fin de la etapa industrialista a mediados de los ’70 y sin un proyecto unificador, las distintas regiones intentaron su propia inserción internacional, el eje pampeano central con las exportaciones de base agraria, el eje cordillerano, con la producción energética y minera. Con mayor o menor profundidad estas fueron las regiones que prosperaron, mientras los conurbanos industriales decayeron. El correlato institucional fue el progresivo abandono del Estado nacional de la educación y la salud públicas, que se transfirieron a las provincias, proceso que se coronó con la reforma constitucional de 1994, que transfirió a los subestados el dominio del subsuelo, proceso finalmente perfeccionado con la “ley corta” de 2005. En pocas palabras, se asistió la consolidación del “federalismo como desgracia”, como factor de atomización y desintegración del poder estatal nacional.
La conclusión preliminar es que los desafíos del presente son tan grandes como múltiples. No parece posible regresar a la industrialización sustitutiva ni tampoco seguir endeudándose para siempre. Luego, las funciones deseables de un Estado moderno, como salud y educación públicas de calidad, que en algún momento hicieron la diferencia de Argentina en la región, ya no existen. Y tampoco existe un Estado nacional con suficiente poder frente a las autonomías provinciales, lo que limita la coordinación de algunas políticas clave, como por ejemplo el desarrollo minero. El diseño del futuro no es imposible, pero demandará barajar y dar de nuevo, dejar de mirar las políticas de desarrollo con el prisma de los movimientos del siglo XX, observar en detalle las transformaciones del capitalismo global, elegir los sectores en los cuales insertarse y avanzar en un rediseño institucional que revierta la balcanización. Lo que sigue sin estar del todo claro es quienes serán los sujetos de estas transformaciones, parece difícil que entre ellos se encuentren los empresarios que hoy aplauden como focas al Presidente.
06/05/2025 a las 9:58 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei y otro inquietante pico de euforia – Por Eduardo van der Kooy
Eduardo van der Kooy
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
4/5/025
Javier Milei está repitiendo un segundo ciclo en sus 16 meses de poder que bascula entre la depresión y la euforia. El primero ocurrió en agosto-septiembre del 2024 cuando alguna volatilidad del dólar y el veto a la recomposición jubilatoria, entre un racimo de razones, hicieron descender su popularidad entre 5 y 7 puntos. La recuperación se produjo por dos razones. La inflación que consolidó una baja encadenada hasta enero del 2025. El éxito del blanqueo que aportó casi U$S21.000 millones y permitió estabilizar el esquema de la macroeconomía.
Ese equilibrio logró estirarse hasta marzo. Existió una confluencia de motivos que volvió a afectar la ponderación presidencial en la opinión pública. Mala praxis: las secuelas de su discurso en Davos de descalificación a las minorías; el llamado criptogate; los imprudentes anticipos de Luis Caputo, el ministro de Economía, acerca de la modificación del régimen cambiario que alumbraría a raíz del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El trato se cerró un mes más tarde y el Banco Central resignó alrededor de U$S4 mil millones de dólares.
A partir de ese momento y del múltiple espaldarazo político que Washington dispensó a la administración libertaria se produjo, como había ocurrido en 2024, el regreso de Milei al centro de la escena pública. Saliendo de un repliegue ostensible mientras las buenas noticias escaseaban. Una especie de resurrección. Coronada con una metáfora maradoneana que expectoró al hablar en un foro financiero: “La tienen adentro” les dijo a quienes señalan dudas sobre el rumbo económico.
Sus idas y vueltas, casi sin obstáculos, pueden tener explicación. No existe una oposición que logre arrebatarle la centralidad aun cuando quede vacante en los momentos de inclemencia oficial. La radiografía resulta inconfundible: el kirchnerismo está atrapado por el conflicto en Buenos Aires que protagonizan Axel Kicillof y Cristina Fernández. El PRO coloca en juego casi su futura subsistencia con la elección del 18 de mayo en la Ciudad. Le resulta imposible por ahora resolver un dilema: enfrentar a la Libertad Avanza habiendo sido un aliado crucial para la gobernabilidad en los 16 meses de gestión.
Ese papel, por otro lado, ha limitado el comportamiento político del partido de Mauricio Macri. Aunque el ex presidente realza valores del respeto a la institucionalidad, el PRO se sumerge en un silencio llamativo ante cada situación inquietante de Milei en ese campo. Contrasta con la defensa valiente que supo hacer en los tiempos en que Cristina utilizaba la cadena nacional para cuestionar, en especial, al Poder Judicial y al periodismo.
En esta nueva etapa de resurrección el Presidente se ha dedicado a embestir contra el periodismo con una recurrencia y arbitrariedad que desata por lo menos varios de interrogantes. ¿Lo hace por enojo genuino o como producto, quizás, de alguna nueva estrategia? ¿Será la prensa su blanco dilecto de la campaña electoral? ¿Pensará de ese modo sustituir a “la casta” política de la cual sacó mucho rédito ante la sociedad con su relato?
Esas interpelaciones valen porque el mandatario no está sólo en la tarea. Como aquella vez que interrumpió un reportaje televisivo, en los albores del escándalo del criptogate, o prepoteó en el Congreso a la vista de todos al diputado radical Facundo Manes, el joven Santiago Caputo tuvo un gesto intimidante con un fotógrafo que lo estaba retratando al finalizar el debate entre los 17 candidatos porteños. Tomó su credencial, la fotografió con su teléfono y le hizo un señalamiento con el dedo índice.
El episodio sirvió para activar el coro libertario. Milei respaldó a Caputo juniors haciendo un retuit del intelectual de ultra derecha Agustín Laje. ¿Los periodistas te pueden meter una cámara en la cara y acosarte mientras estás tratando de conversar, pero uno no puede sacarle una foto al periodista?, preguntó. “Estos tipos se creen verdaderamente que están por encima de todos y de todo”, remató. Su lenguaje ilustra, en parte, la forma de valorar las cosas y las personas. Su pensamiento ha sido expuesto de manera reiterada. Laje descree de la asimetría del poder. Sería lo mismo el Presidente y un ministro que un empleado bancario o un comerciante. La prédica de una horizontalidad inexistente.
Con su estilo petulante Manuel Adorni completó aquel libreto. Explicó en Casa Rosada que la intención de Caputo juniors habría sido conocer la identidad del fotógrafo para preguntarle luego que tan bien había salido en los retratos. No se ruborizó el portavoz y candidato por lo que dijo. Nunca suele hacerlo.
Milei y sus laderos encuentran a veces el camino desmalezado para avanzar. No se ha podido escuchar una sola repregunta o una respetuosa interrupción en cada una de las entrevistas en las que se encargó de vapulear a periodistas. Curioso. Algunas veces incluso se oyen justificaciones del accionar presidencial. “Tiene el derecho a responder. Tiene el derecho a criticar”, se arguye. Absolutamente cierto. Indiscutido. Tanto como la necesidad de diferenciar un cuestionamiento de un insulto o una injuria. “Repugnantes”, “imbéciles”, “basuras”, son algunos de los calificativos obsequiados por el Presidente al periodismo. Ninguna palabra de ese calibre se disparó contra él desde un diario, la radio o la televisión. El bajo fondo tuitero que frecuenta Milei es otra cosa. Lo conoce muy bien.
El Presidente y Caputo juniors culminaron la avanzada con una advertencia y casi un ruego. “La gente no odia lo suficiente a los periodistas”, señaló el León libertario. “Todavía”, completó el prestidigitador de las redes. ¿Se puede reducir este ejercicio a una faceta del estilo presidencial? Así parecen entenderlo muchos políticos y ciertos periodistas. ¿O se trata de un mecanismo cavilado para continuar divorciando a la sociedad mientras se buscan puertos desconocidos y alternativos a la democracia liberal?
Milei se siente de nuevo con mucha fortaleza. Aquella que había comenzado a flaquear cuando estalló el criptogate y lo indujo a realizar promesas públicas que parece haber olvidado. Sostuvo que debía tener más cuidado con sus audiencias y levantar “algunas murallas a su alrededor”. Sobrevolaban los fantasmas por la proximidad en torno suyo de jóvenes que habían incentivado el caso $LIBRA. El enigmático pelirrojo Hayden Davis o el más conocido empresario tecno libertario Mauricio Novelli. No ha pasado nada. El Triángulo de Hierro que el mandatario compone con Karina, su hermana, y Caputo Juniors sigue intacto. Su deslumbramiento por ese joven produjo un pequeño incidente. Lo elevó a un sitial tal en el poder que obligó a Guillermo Francos a aclarar que el Jefe de Gabinete continúa siendo él.
La permanencia de aquel esquema demostraría un par de cosas. Mientras las variables económicas estén estabilizadas (valor del dólar; inflación) Milei parece dispuesto a no introducir modificaciones en su hoja de ruta original. El sistema de toma de decisiones seguirá siendo el mismo. Su equipo de gobierno, en general inconexo, no tendrá modificaciones en la medida que no interfiera en la estabilización precaria de la economía. Quizás haya sido el pecado del ex secretario de Transporte, Franco Mogetta, echado de su cargo por no frenar a tiempo los aumentos de boletos de colectivos en la Ciudad y Buenos Aires. Al tiempo que Caputo senior anunciaba como regalo del Dia del Trabajador la rebaja de un 4% en el precio de los combustibles. Un error imperdonable en un gobierno que tiene anclada su popularidad a la baja inflacionaria. El movimiento en el gabinete descubrió de nuevo otro sello libertario. Cierta improvisación de los cambios.
En lugar de Mogetta fue designado Luis Perrini. Un hombre ligado en su historia al mundo de los seguros con un paso por un medio de comunicación del interior. Sin experiencia en el área del Transporte. Se adjudica el encumbramiento a un propósito de Caputo senior. El ministro de Economía pretende tener bajo control cualquier lugar que resulte sensible para el ritmo inflacionario.
Esa variable resulta crucial para las elecciones que vienen. Antes de la Ciudad están las de Salta, Jujuy, Chaco y San Luis. El Presidente ni se asomó por ahora a esas provincias. Confía en que el interior le responda apuntalado por la experiencia del 2023. Un ejemplo: nunca visitó Misiones, no alcanzó a juntar avales para presentar la lista de diputados y en el balotaje obtuvo más del 57% de los votos. El desafío ahora es diferente: Milei no estará en ninguna lista. La tracción dependerá de los candidatos locales y de la instalación de la marca de La Libertad Avanza.
El Presidente hace, en cambio, una clara diferenciación con la elección en la Ciudad. Ha participado de actos callejeros con Adorni. Disemina spots y afiches junto al portavoz. La envergadura de la disputa, a juicio suyo, es otra. Del resultado del 18 de mayo dependerá que pueda apropiarse del espacio completo del centro derecha, pulverizar al PRO y enviar a boxes a Macri, el ex presidente. Un adicional: el triunfo le permitirá un armado en Buenos Aires, sin condicionamientos macristas, para intentar vencer al kirchnerismo.
Milei parece darle celeridad a sus objetivos políticos. Sin reparar, a lo mejor, en los estados de ánimo de la opinión pública que suelen ser inestables. Un estudio de la consultora ARESCO revela que el Presidente retiene todavía un 50% de respaldo a su gestión. Dividido casi en mitades, entre incondicionales y aquellos que esperan ya este año resultados tangibles. Las expectativas quizás le permitan sortear bien las elecciones de octubre. Después la demanda de su propio electorado con seguridad aumentará. La elección de Macri en 2017 constituye, en ese aspecto, un antecedente aleccionador.
06/05/2025 a las 7:25 PM
Este pelotudo de Kruse invadiendo el espacio para otros foristas con más talento que él
Dijo D Tella Nadie consideraba que Isabel poseyera las mínimas condiciones personales necesarias para esa tarea e incluso muchos estimaban que ni siquiera sería capaz de mantenerse como figura simbólica» ¿Los que vinieron después LAS TENÍAN? Por lo menos Maria estela tenía más pelotas que don Juan Domingo ya que FIRMO LAS ORDENES DE ANIQUILAMIENTO QUE EL GENERAL HUEVO DURO NO SE ANIMÓ.
07/05/2025 a las 11:35 AM
Tiene razón la doctora. Otra lección de integridad la dio cuando no se sumó al escarnio a los militares al retornar la democracia; asumió con entereza su responsabilidad. Se comprende que ni liberales ni zurdos aprobaran que la vicepresidenta restituyera el busto de Isabel Martínez en el senado. Se lo tiene ganado, considerando que payasos que si eran de risa tienen el suyo.