Por Luis Alejandro Rizzi.-
Es difícil saber si Trump comenzó a retroceder por propia decisión o por presiones, no sólo de sus entornos, sino del Partido Republicano; la política de la administración Biden de usar las alianzas para construir un “entramado de celosías” destinado a distribuir mejor la postura de la fuerza, aumentar el gasto en defensa aliado y lanzar nuevos acuerdos de seguridad como AUKUS (Australia, Reino Unido y EEUU) al tiempo que elevaba cuerpos como el Quad (La alianza Quad, que reúne a Estados Unidos, India, Australia y Japón nació en 2007 con el objetivo de contrarrestar la creciente influencia de China en la región Asia-Pacífico) y los demás factores de poder que modelan la política de los EEUU.
Leía en un artículo de Foreing Affaire que: “En conjunto, esto significa que Washington necesita a sus aliados y socios de una manera que no lo hizo en el pasado. No son trampas, protectorados lejanos, vasallos o marcadores de estatus, sino proveedores de la capacidad necesaria para alcanzar una escala de gran poder. Por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial, las alianzas de Estados Unidos no tienen que ver con proyectar poder, sino con preservarlo.”
La guerra arancelaria que lanzó Trump, más allá de su primitivismo, ha sido una pésima señal al mundo, que denota no sólo debilidad sino carencia de ideas y una muy baja creencia en la supuesta capacidad de los líderes políticos; es lo más parecido a un “capanga”.
El mundo hoy es un “nosotros” absoluto, por eso se debe ir a la “gobernanza”, que implica no sólo reconocer a los otros, sino la necesidad de su participación para compartir y elaborar decisiones que promuevan amistad para alcanzar el mejor “bien común” posible.
Paradojalmente, ésa fue la idea del Papa Francisco cuando escribió: “Las siguientes páginas no pretenden resumir la doctrina sobre el amor fraterno, sino detenerse en su dimensión universal, en su apertura a todos. Entrego esta encíclica social como un humilde aporte a la reflexión para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras. Si bien la escribí desde mis convicciones cristianas, que me alientan y me nutren, he procurado hacerlo de tal manera que la reflexión se abra al diálogo con todas las personas de buena voluntad. (Fratelli tutti, 6)
En esa línea escriben en Foreing Affairs Kurt M. Campbell y Rush Doshis: “Las perspectivas optimistas sobre la trayectoria de Estados Unidos corren el riesgo de alimentar el tipo de unilateralismo que supone, implícita y cada vez más explícitamente, que los aliados y socios estadounidenses son obsoletos o están sobrevalorados, cuando en realidad son el único camino para escalar frente a un competidor formidable. El éxito requiere ir mucho más lejos y con mayor ambición que las políticas favorables a las alianzas de la anterior administración Biden y rechazar de plano el alienante enfoque de “Estados Unidos primero” que está tomando forma bajo Trump.”
La decisión de Trump de desistir el pedido de la renuncia o remoción de Jerome Powell de la Reserva Federal y la creencia de que se estaría buscando una forma elegante de desescalar la cuestión arancelaria con China.
Bessent, reciente visitante de la Argentina, declaró, según el diario económico Cinco Días, que: “Como he dicho muchas veces, no creo que ninguna de las partes crea que los actuales niveles arancelarios sean sostenibles, por lo que no me sorprendería si bajaran de forma mutua”, ha asegurado para añadir que “el reequilibrio total de las relaciones comerciales entre ambos podría llevar dos o tres años. Unos comentarios que han evaporado buena parte de las subidas.” La cosa es ir hacia el “nosotros” como filosofía política.
Si cultivamos los “egos” nacionales, el mundo acelerará su cruento final.
Decía Francisco en la encíclica antes citada: “El aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses jamás son el camino para devolver esperanza y obrar una renovación, sino que es la cercanía, la cultura del encuentro. El aislamiento, no; cercanía, sí. Cultura del enfrentamiento, no; cultura del encuentro”.
Vale la pena recordar que también Vinicius de Moraes escribió en verso que “la vida es el arte del encuentro”.
Inmediatamente de lo que parece ser un cambio de rumbo de Trump, se produjeron buenos efectos, aunque parciales. En el mercado español subieron las acciones de la empresa acerera ArcelorMittal y el grupo IAG (Iberia y British Airways).
En el caso del IAG, aparece la íntima relación entre la política, la economía y el transporte aéreo. Todo signo de estabilidad beneficia sus resultados.
Por último, no comparto algunos de los fundamentos de Fratelli tutti. Como diría Ortega, no está “a la altura de los tiempos” presentes, pero no podemos poner en duda la nobleza de los fines.
Decidí evocar al Papa Francisco en los hechos concretos de la vida diaria, como las citas de Fratelli Tutti anteriores. Algunos de mis lectores me preguntaron por qué guardaba silencio. La verdad es que me resultaba difícil agregar algo a todo lo dicho y que se dirá por lo menos hasta su funeral.
Toda muerte es una pérdida definitiva y dolorosa. Jacques Benigne Bossuet, en una de sus oraciones fúnebres, dijo que la muerte era dolorosa porque era un parto hacia otra vida. Difícil saberlo, porque, como lo dijo Shakespeare en Hamlet, ningún viajero ha regresado.
La muerte es un conocido misterio que siempre quedará como tal, aunque la experiencia de miles de años nos dice que es un final.
El “Papado” suena como una institución añeja, cristalizada en una suerte de patriarcado que hoy resulta, hasta en cierto modo, grotesco.
Sabemos que el cónclave tiene poco de sagrado y mucho de política religiosa y es difícil entender el secreto de sus deliberaciones.
El celibato, que no es dogma; la mujer, cuestión insalubre e insoluble para la iglesia desde sus orígenes; la sexualidad, tema más conexo a la mujer que el hombre, y el ritualismo, que responde a una época congelada en el tiempo, son temas, en cierto modo arcanos, que van alejando a la vida de la religión o de las religiones, porque todas de alguna manera chocan con el presente.
Francisco, como buen jesuita, creo que entendió esas cuestiones y de algún modo lo reconocía, al decir que en su tiempo Jesús se metió en ese tiempo. Hoy Jesús quedó atrapado en la historia de hace dos mil años. No tengo duda de que hoy sería diferente.
Hace años, un cura con el cual conversaba durante varios años una vez por semana, en general los viernes, me contaba sobre su experiencia en el Vaticano y, entre otras cosas, me contó las dificultades de Juan XXIII para publicar Mater et Magistra en el año 1961. El conservadorismo extremo se oponía.
Otra persona que conoce el Vaticano por dentro me decía hace años, en Roma, que funciona con un criterio de mafia, excluyendo desde luego el sentido criminal de la palabra; lo decía por el secretismo y el extremo conservadorismo.
Francisco trató algunos temas, como el migratorio, con un sentido romántico emocional, ya que la cuestión no está solo en el migrante sino en las consecuencias en sociedades destinatarias de los mismos.
Nadie emigra para estar peor y se busca el destino más promisorio, que son los países de Europa y los EEUU.
Pero el migrante también tiene obligaciones, en las que no se hace hincapié, como el debido respeto a los valores y cultura de los destinos que se eligen.
La cuestión está en los países que no prosperan y poco hacemos para mejorarlos; más bien explotamos sus debilidades, como pasó en África, y en nuestra América, y en otras partes del mundo,
Francisco fue un Papa noble; hizo hasta donde pudo y le quedó la deuda con el pueblo ucraniano, que ya no podrá saldar.
No fue Dios; fue un hombre común, quizás lo mejor que le podía pasar a la Iglesia.
25/04/2025 a las 12:50 AM
El Papa Francisco y su «Fratelli tutti» es la superadora intención de un sacerdote que pretende interpretar la realidad desde la racionalidad. Jesucristo habló del padre, hermanos y «la vida eterna» como realidad espiritual. No es cuestión de proyectar poder, ni siquiera de preservarlo: declamó «Mi reino no es de este mundo».
¡Quien quiera oír que oiga!
25/04/2025 a las 10:41 AM
Te lo traduzco, Jorge Mario Bergoglio FUE PERONISTA SIEMPRE y así le fue a la Argentina y a la Iglesia Católica, que perdió muchisimos fieles !
25/04/2025 a las 8:50 PM
Callate mandril !!, viva el Papa Francisco y Perón !!, carajo!!
25/04/2025 a las 12:18 PM
hi