Por Luis Alejandro Rizzi.-

En mi opinión, lo poco que me interesó ver por “YouTube” y las crónicas de los medios, pasó el coloquio de “idea”, diría con más pena que gloria.

Hubo un punto muy triste cuando Javier Milei agravió al fallecido Ginés González García diciendo: “un hijo de remilputas y será recordado como un hijo de puta”. Y el auditorio aplaudió. Se dio la lógica el agravio genera obsecuencia.

Se asocia la INDECENCIA moral.

Si, como cuenta José del Río en La Nación, “unos 1200 hombres y mujeres de negocios de los que 400 eran CEOs y dueños de compañías estaban con sus celulares en mano esperando” el discurso de Javier Milei, y no sé si todos o una mayoría aplaudieron, la grosería del presidente, lo cierto que todos se convirtieron en los “sabios bárbaros” de Ortega o sólo en “bárbaros”.

Los discursos fueron más de lo mismo, “cortar y pegar” y el eslogan ¿“Si no es ahora, cuándo”? suena a cursi o vulgar, olvidando que el “ahora” es siempre, y el siempre de nuestra dirigencia empresaria no fue -con las lógicas excepciones- ejemplar. Las causas judiciales pendientes son testigos de que quizás se buscaba más el precio de la oportunidad que el “cuándo”.

José del Río en su crónica escribió: “Los número uno de energía, banca y finanzas y directivos del sector automotor fueron los más optimistas con la foto actual, aunque desde las terminales automotrices miran de reojo una posible invasión de autos chinos. Los de consumo masivo se mostraron preocupados por las ventas pero remarcaban una y otra vez que creían que el camino macroeconómico es el correcto. Los representantes del negocio del acero y la siderurgia estaban atentos por dejar en claro que la apertura indiscriminada de la exportación de chatarra perjudicaría no sólo a ellos sino también a muchas empresas pymes que la toman como insumo para fundición.”

No da la sensación de que “¿Si no es ahora, cuándo?

En vez de “ir a las cosas”, parecería que la clase empresarial sigue “en sus cosas”. No quiero ser injusto; una gran mayoría de argentinos estamos “en nuestras cosas de todos los días”; no tenemos margen para pensar en el otro.

Somos una sociedad que suma millones de “egos” de “yo”, estamos lejos de tener “forma”, de ser “nosotros”, esa es nuestra “cuestión cultural”, no pasa ni por el equilibrio fiscal ni el déficit cero, esos son sólo números.

Itero, lo de Ginés González García fue imperdonable, tanto para el presidente como para los aplaudidores. Esa es la Argentina que yo por lo menos no quiero.

Es válida la crítica a su gestión; su muerte extingue las acciones judiciales, personalmente tengo mi opinión, pero el insulto post mortem, es inaceptable; no creo que el juicio de Dios pueda ser tan impiadoso, como lo es la gestión y el discurso de Javier Milei y de sus súbditos, que mañana serán feroces conversos, como suele ser…

En fin, seguimos sin dirigencias; tenemos «mandones», «oportunistas» y obsecuentes, por eso nuestras instituciones son sólo decorativas, instituciones, sólo son factores y hechos de presión.

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