Por Carlos Tórtora.-

La inminente puja en el próximo cónclave para designar al sucesor de Francisco no es un tema ajeno a los intereses del gobierno de Javier Milei. Sin disimulo alguno, Bergoglio condenó la política económica libertaria y alentó indirectamente a la oposición peronista. Ahora, la perspectiva más probable es que, dada la mayoría de cardenales progresistas que el extinto Papa sembró con éxito, su sucesor continuaría con su prédica. De ser así, un nuevo Papa antiliberal, pero con la energía y el peso de un ciclo que recién se inicia, podría cuestionar seriamente al gobierno libertario justo en los próximos meses críticos, porque se estarán definiendo las tendencias del electorado.

Una distinción que preocuparía a la Casa Rosada es que Bergoglio se limitó en sus críticas porque, al ser argentino, las mismas podrían entenderse como el resultado de apasionamientos locales. Pero el próximo Papa no tendría este tipo de limitaciones.

El creciente distanciamiento del gobierno por parte de la Conferencia Episcopal Argentina ayudaría a este proceso.

En este orden de cosas, el candidato que resultaría más peligroso para Milei sería el filipino Luis Antonio Tagle, conocido por su verbo encendido y su abordaje directo de los temas económicos y sociales.

Menos virulento sería el ghanés Peter Turkson y desde ya que, si el ungido fuera el actual Secretario de Estado Pietro Parolin, su estilo diplomático lo llevaría a coexistir sin colisiones con el gobierno argentino.

El golpe de timón conservador

Milei estaría a la espera de que la influencia de la Casa Blanca, en alianza con algunos cardenales españoles y alemanes, sirva para generar en el Cónclave un golpe de timón que deposite a un conservador en el trono de Pedro. El más obvio para esta improbable jugada es el norteamericano Raymond Leo Burke, feroz cuestionador del matrimonio homosexual y bastante popular en los círculos de poder del Partido Republicano.

Perseguido por Francisco, que hasta le quitó su departamento en el Vaticano, Burke arrastraría no muchos votos en el Cónclave.

Conservador pero menos conflictivo, está el italiano Angelo Bagnasco, ex arzobispo de Génova y del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa.

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