Por Hernán Andrés Kruse.-
El 30 de abril de 1945 se suicidó en su Bunker situado en una Berlín que estaba a punto de caer en manos del Ejército Rojo, uno de los megalómanos más despiadados de la historia universal: Adolf Hitler. Aunque cueste creerlo, su muerte fue puesta en duda desde un principio, dando lugar a una serie de versiones disímiles (una de ellas afirmaba que Hitler se había radicado en Argentina) cuyo mensaje central era que el suicidio de Hitler (y el de su mujer, Eva Braun) eran una farsa para encubrir su huida. Finalmente, la verdad se impuso. En abril de 2000, Moscú dio a conocer el contenido de sus archivos secretos sobre la Segunda Guerra Mundial. Como corroboración del suicidio de Hitler el 30 de abril de 1945 exhibió un fragmento medio quemado de un cráneo, perforado por una bala, hallado en 1945 en el jardín de la Cancillería del Reich, siendo identificado como perteneciente a Hitler. Esos restos (la dentadura, fundamentalmente) le permitieron al médico forense, arqueólogo y antropólogo francés Philippe Charlier concluir en una “concordancia perfecta entre las radiografías presentadas como pertenecientes a Hitler en vida y los elementos dentales presentados” por las autoridades soviéticas (fuente: Daniel Cecchini, Infobae, 30/4/025).
Adolf Hitler impuso a sangre y fuego en Alemania un totalitarismo basado en la pureza de la raza aria. Lo increíble fue que semejante atrocidad fue tolerada por buena parte de la población alemana. También fue aceptado por una buena parte de la intelectualidad de ese país, uno de los más adelantados del mundo. La pregunta inevitable es la siguiente: ¿cómo fue posible que Alemania cayera en manos de semejante megalómano?
Buceando en Google me encontré con un ensayo de Aron Gurwitsch (Johns Hopkins University) titulado “Algunas raíces filosóficas del nazismo”. Su objetivo es demostrar que el nazismo fue un fenómeno complejo, lo que significa que lejos está de reducirse a una sola causa. Sin embargo, el autor aclara que su intención no es explicar de manera exhaustiva el nazismo, sino buscar una respuesta a un asunto más limitado. ¿A qué asunto se refiere? Escribe: “¿Cómo, entonces, pudieron escritores, artistas, filósofos, historiadores, científicos, etc., de forma expresa o silenciosa, aceptar la doctrina de que la nación alemana es un «pueblo escogido» -no escogido por la voluntad de un poder trascendente, ni por sus propios logros, sino en virtud de su sangre y de su raza-; de que toda la cultura y toda la vida espiritual no tienen valor por sí mismas y no tienen una significación humana universal sino que están determinadas por la raza y por la sangre y tienen que considerarse como un producto y una expresión del alma-raza condicionada por la sangre; de que esto también es cierto para la ciencia, incluso para las matemáticas, de modo que hay matemáticas alemanas tan opuestas a las matemáticas francesas y judías; de que, de conformidad con la superioridad de la sangre alemana, la civilización alemana es incomparablemente superior a cualquier otra civilización, de modo que donde quiera que se hayan llevado a cabo en otras naciones los auténticos logros, debe suponerse que, los que los lograron, sin importar el período en el que vivieron, eran de sangre alemana; de que hay un «Führer», la más alta encarnación y corporalización del alma-raza alemana; de que él es la sede de la competencia universal y la autoridad suprema en cada campo de actividad; de que hay que obedecerle incondicionalmente; de que la fe en él tiene que ser sustituida por el razonamiento individual, por la convicción racional e, incluso, por la religión; y así sucesivamente?”. Para responder una pregunta tan relevante Gurwitsch analiza las raíces filosóficas del nazismo, raíces que se condensan en una sola palabra: el absoluto.
ABSOLUTO
“La Razón absoluta se revela a sí misma en la naturaleza así como en la historia. Sin embargo, para el propósito que nos ocupa, las especulaciones acerca de la naturaleza son de un interés menor. ¿Bajo qué luz aparece la historia y, particularmente, la historia del pensamiento humano, la historia de la filosofía? En la medida en que la Razón absoluta se revela en el proceso histórico, Hegel no puede evitar dar por sentado, con anterioridad a un examen más detallado de la cuestión, o incluso sin tal examen, que todo el proceso, desde el principio hasta el final, forma un movimiento continuo único, y que este movimiento tiende hacia un objetivo que debe ser el hacerse consciente de sí misma de la Razón absoluta. Esto significa que toda la historia del pensamiento humano debe culminar en un sistema filosófico en el que este proceso histórico se afirma y se interpreta como el regresar gradual a sí misma de la Razón absoluta.
Ese sistema filosófico en el que la Razón absoluta se concibe como habiendo evolucionado a través de los sucesivos estadios por los que ha pasado –y pasado por intrínseca necesidad– y como habiéndose hecho completamente más consciente de su propio desarrollo –es decir, el sistema de Hegel– debe, por tanto, resultar ser la última y definitiva filosofía. Si escogemos de la historia cualquier sistema filosófico A no podemos decir que merece preferencia sobre un anterior sistema B porque A lleva más lejos la discusión de los problemas que en B fueron respondidos de un modo menos satisfactorio o porque las implicaciones escondidas en B se revelan en A y, por tanto, se hace una aproximación a nuevos problemas; o porque los hechos expuestos incompletamente en B, o todavía bastante desconocidos, han sido explicados en A; o porque el sistema A toma en consideración un progreso en la ciencia que, independientemente del desarrollo de la filosofía, ha ocurrido mientras tanto; o por cualquier otra razón semejante.
El sistema A es superior al sistema B por la sola razón de que lo sigue y se deriva de él, por esa intrínseca necesidad por la que la Razón absoluta pasa de un estadio de su evolución al siguiente. El pensamiento humano ya no es, por tanto, un intento por lograr un objetivo, a saber, la verdad –aunque este objetivo esté incluso situado en el infinito. Si el pensamiento humano tiene lugar para ser un proceso que continúa por su propia intrínseca necesidad en la que nada desde el exterior puede interferir –es decir, la continuidad de los pensadores humanos por una idea, aunque quizás vaga, de lo que la verdad podría ser–, entonces las nociones de verdad y de conocimiento objetivo pierden todo significado. El filósofo individual se convierte en un simple instrumento de este proceso; él no se orienta en los problemas que se le presentan, esforzándose en avanzar su discusión más allá de lo que sus predecesores han logrado: él es sólo un medio a través del cual el proceso continúa y él debe permitir que este proceso continúe a través de él.
Así que no podemos discutir con los filósofos del pasado, como si fueran nuestros contemporáneos, juzgando sus sistemas por sus logros al servicio de un objetivo. No podemos alabar un sistema por haber avanzado problemas o por haber abierto una nueva vía de investigación, así como tampoco tenemos derecho a rechazar otro sistema como una aberración o como por no haber contribuido nada al avance del conocimiento. Lo que nosotros podemos y debemos hacer es «entender» cada sistema histórico, esto es darle su lugar en el desenvolvimiento de la Razón absoluta y considerarlo como la expresión adecuada de ese estadio a través del cual la Razón absoluta pasó en este momento necesariamente. Aquí yace la raíz, me parece, de la noción de «Verstehen» que ha tenido mucha importancia en la «Geisteswissenschaften» en Alemania –por lo menos en cuanto a que por esta noción se quiere decir más que la reconstrucción racional y la explicación de los fenómenos históricos, sociológicos, etc. Como es muy frecuentemente utilizado, el término «Verstehen» connota una cierta conformidad, sanción, incluso identificación y, en este sentido, complicidad con lo que se da para la razón que es real. Esta connotación extrae su sentido del telón de fondo filosófico que ha sido mostrado.
Cuando el pensamiento humano es interpretado de este modo, se convierte en un proceso natural, sin importar lo espirituales que puedan ser los términos en los que este proceso es explicado por Hegel. Lo que es decisivo es que la historia del pensamiento humano procede por intrínseca necesidad, que para ser alcanzada no se concibe a la luz del conocimiento y de la verdad para ser obtenida, que la verdad última consiste en hacerse consciente del proceso histórico y de su intrínseca necesidad. Esta visión de Hegel es en sí misma naturalista y materialista, aunque él habla un lenguaje espiritualista. Sustituyamos la fuerza de economía productiva por la Razón absoluta y tendremos la concepción materialista de la historia: la verdad última y el objetivo de toda la historia del pensamiento consiste en hacerse consciente del hecho de que este pensamiento sólo refleja las fuerzas económicas productivas en el proceso de su evolución; cada sistema filosófico del pasado no es sino una expresión –y una expresión necesaria– de las fuerzas económicas productivas como tuvieron lugar en ese momento; cada filósofo individual se convierte en un representante de su clase social.
Sustituyamos los términos pseudobiológicos por los hegelianos y tendremos ideología nazi: todo el pensamiento y toda la vida espiritual está condicionada por factores raciales; la tarea del filósofo consiste en expresar la peculiaridad del alma alemana condicionada por la sangre y proferir la verdad específicamente alemana; puesto que, como todo pensamiento depende de la raza del pensador individual, por supuesto no puede haber una verdad universal válida para toda la humanidad, sino sólo varias verdades condicionadas por la raza, de modo que el pensador individual se convierte aquí en un instrumento de su raza, en un medio a través del que su raza habla. Únicamente podemos insinuar esta sustitución, cuya historia nos parece que coincide con lo que se llama el crecimiento del «nihilismo alemán». Los idealistas alemanes creían en la naturaleza espiritual de sus entidades, y los motivos cristianos estaban todavía vivos con ellos. El decaimiento de la religión en Alemania está íntimamente relacionado con esa sustitución. Los términos del pensamiento han cambiado, pero el estilo o el marco del pensamiento ha permanecido igual, y aquí el acento está en esto último. Lo que vale para la historia de la filosofía también vale para la historia política.
La historia política es otra expresión de la progresiva auto-manifestación de la Razón absoluta. Por tanto, cuando un nuevo sistema político llega al poder, este hecho, es decir, el propio éxito, indica que la Razón absoluta ha alcanzado un nuevo estadio en su despliegue. Lo único es «entender» el proceso histórico en el sentido anteriormente mencionado, es decir, en el sentido de la connotación que «Verstehen» lleva consigo. Y cuando la llegada al poder de un sistema político y su éxito no pertenece al pasado sino al presente, entonces tendremos el privilegio de observar a la Razón absoluta avanzando un paso más en su auto-manifestación. ¿Qué actitud debe adoptarse excepto la de aceptarla, confabularse con ella, incluso venerarla? No hay principios eternos para ser propuestos en relación a todos los sistemas políticos y formas de gobierno; por ejemplo, que la dignidad y los derechos individuales de cada persona deberían respetarse, de modo que un gobierno que viole estos principios ya no es un gobierno sino una tiranía. Afirmar tales principios es, para Hegel, abandonarse a ideales abstractos y vacíos, es simplemente subjetiva pedantería.
El proceso histórico sigue adelante por intrínseca necesidad, su resultado es un momento necesario en el despliegue gradual de la Razón absoluta. El éxito atestigua el juicio de Dios, incluso en este mismo juicio. ¿Puede el pensamiento y el razonamiento individual prevalecer contra la Razón absoluta? ¿No es la resistencia y el no conformismo más bien una blasfemia? Si para Hegel en 1806 Napoleón es el Weltseele, ¿por qué Hitler no podría, unos 130 años más tarde, convertirse en el Weltseele, puesto que su llegada y su éxito habían proporcionado evidencia de que ésta es la forma real que el proceso histórico y la razón encarnada han tomado en él? Puesto que la historia le había permitido convertirse en una realidad política y en poder, ¿no debe también el Nazismo aparecer como consagrado por la historia? El éxito significa justificación, no puede interpretarse sino como la suprema justificación, y así de hecho fue considerado por el propio Hegel. Cualquiera que piense, incluso no necesariamente en los términos pero al menos según las líneas generales, en las concepciones de Hegel, en absoluto puede sentirse con el derecho a disentir.
Una vez de nuevo, efectúese la susodicha sustitución y el resultado será que hay un Führer, la más sublime expresión del alma alemana condicionada por la sangre. Y puesto que la raza es el factor que todo condiciona, la expresión suprema de la raza debe tener la más grande competencia y la más alta autoridad en cada aspecto de la vida. Él nunca se puede equivocar. Por tanto, hay que obedecerle sin reservas. La fe en él debe incluso suplantar la fe religiosa. No es de ningún modo por mera casualidad que, en países en donde las ideologías que se derivan del hegelianismo llegaron al poder, o en donde el hegelianismo jugó un papel en la tradición nacional, veamos una deificación de los líderes políticos (bajo títulos que varían con los términos utilizados en la sustitución mencionada anteriormente), tomándose la no conformidad como un delito, negándose toda dignidad, valor y derecho a los individuos, y considerándoselos como simples instrumentos al servicio de la colectividad.
La filosofía de la historia de Hegel es la base metafísica y la justificación de la Gleichschaltung; es, podría decirse, la teoría de la Gleichschaltung expresada en términos metafísicos. Los distintos estadios a través de los que el Weltgeist está pasando en el proceso de su despliegue gradual corresponden, según Hegel, al predominio sucesivo de las diversas grandes naciones de importancia histórica. Cada una de estas naciones representa un estadio definitivo del desarrollo del Weltgeist, de modo que cuando llega el turno de una cierta nación, su Volksgeist encarna la forma que el Weltgeist encarna en ese momento. Que el turno de la nación alemana estaba llegando fue proclamado por Fichte, cuando en 1807-1808, después de la caída de Prusia ante los ejércitos de Napoleón, anunció, en su Reden an die Deutsche, el advenimiento de un nuevo mundo cuyos verdaderos propietarios serían los alemanes. También para Fichte, la nación estaba asociada con lo divino; es un espejo en donde se refleja lo divino; es la faz que toma lo divino.
El pensamiento de Fichte es menos histórico y en consecuencia menos relativista que el de Hegel, sin embargo. La preeminencia de la nación alemana que encontrará su expresión en el nuevo mundo que va a ser creado por esa nación, no se debe a que el Weltgeist alcance un nuevo estadio histórico. Esta preeminencia ha existido siempre, pero ni los alemanes ni los extranjeros fueron conscientes de ella. Por consiguiente, la tarea de Fichte se convierte en atraer la atención de los ciudadanos hacia su superioridad sobre las naciones europeas occidentales, quedando excluido el mundo eslávico de sus consideraciones. La razón última de la superioridad de los alemanes está, según Fichte, en el hecho de que han vivido siempre en su patria, mientras que las naciones europeas occidentales son descendientes de las tribus germánicas que habían emigrado de sus países originarios. Por tanto, Alemania es la patria madre, y los países occidentales no son sino colonias. Fichte no cree en factores raciales, ni en la pureza de la raza, ni enfatiza las influencias geográficas. El hecho decisivo es, para él, que puesto que los alemanes han vivido siempre en su patria siempre han hablado su lengua originaria. Ésta se ha desarrollado a través del tiempo, por supuesto, pero se ha desarrollado de un modo continuo. Las tribus germánicas que emigraron han adoptado una lengua –el latín– que no sólo no era suya sino que sobre todo incluso estaba muerta en el momento de su adopción.
La diferencia entre los alemanes y las naciones europeas occidentales es precisamente una diferencia entre la vida y la muerte. Puesto que la vida es superior a la muerte, del mismo modo el mundo alemán es superior al mundo europeo occidental. Los asuntos espirituales, los cuales son suprasensoriales, sólo pueden concebirse simbólicamente, por medio de metáforas. Porque es aborigen y viva, la lengua alemana posee metáforas que emergen de la vida de la nación, que están conectadas con la totalidad de la historia de la vida de la nación, y que están expresando el pensamiento de la nación del modo más natural, puesto que este pensamiento se ha desarrollado de forma continua bajo la propia influencia de la lengua. Éste no es el caso de las lenguas neolatinas. Puesto que adoptaron una lengua extranjera, las tribus germánicas también tomaron metáforas que ellas no habían inventado y que hablando propiamente, les resultaban ininteligibles. Por lo que se refiere al reino de lo suprasensorial, en las lenguas neolatinas, solamente hay signos convencionales para las nociones arbitrarias; las últimas ya no corresponden a una intuición viva puesto que no provienen de la totalidad de la vida de la nación. Cierto, las lenguas neolatinas también se han desarrollado hasta un cierto grado, pero estas lenguas contienen un elemento muerto ya que están separadas de la fuente de la vida. Por tanto, el desarrollo de estas lenguas debe llegar a un cierto estadio de perfección más allá del cual ya no es posible progreso alguno, mientras que la lengua alemana, debido a su aboriginalidad y a la continuidad de su desarrollo, tiene un futuro infinito por delante”.
08/05/2025 a las 1:00 AM
Un megalómano se suicidó, pero los otros continuaron con sus atrocidades: v.g. Stalin, Truman, Mao Tse Tung… y años después Fidel Castro. Todos aportaron lo suyo al desastre bélico y sociocultural del Siglo XX. Aquel siglo pasó, pero el contemporáneo Siglo XXI se presenta más lábil y peligroso. Sus dirigentes continúan siendo igualmente despiadados pero no se suicidan (pregunten por el primer ministro israelí).
08/05/2025 a las 7:21 PM
Entre tanto verso mejor un buen recuerdo…
https://vk.com/video167453263_171219717?to=L3ZpZGVvMTY3NDUzMjYzXzE3MTIxOTcxNz8-
08/05/2025 a las 4:42 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La agonía del relato libertario sobre “la casta”, con Patricia Bullrich como símbolo
Eduardo van der Kooy
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
7/5/025
Es probable, al margen de todas las teorías ensayadas hasta ahora, que la virulencia desplegada por Javier Milei contra el periodismo pueda responder también a otra necesidad. Cierto agotamiento del relato contra “la casta” que le permitió a la administración libertaria no sólo ganar la elección: obtuvo gobernabilidad con la sanción de leyes clave en el Congreso y el bloqueo de un par de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU). El amanecer de un nuevo tiempo electoral (las legislativas) estaría forzando al oficialismo a repasar los textos fundacionales. La euforia y la fe a ciegas de un sector importante de la opinión pública, integrantes de su feligresía, pueden haber pasado.
Se han encadenado un montón de factores para colocar a los libertarios en esa encrucijada. Hubo un hecho simbólico que quizás explique mejor que una parva de palabras la sequía que empieza a descubrirse en la argumentación libertaria original. Patricia Bullrich estampó su firma en las últimas horas en una ficha de afiliación de La Libertad Avanza. Es el sexto partido que integra en su larga trayectoria desde aquel arranque noventista en el PJ, luego de un paso ardoroso por la Juventud Peronista.
Nadie como la ministra de Seguridad podría representar de modo más genuino aquella figura de “la casta” que el Presidente supo explotar tan bien ante una sociedad hastiada por seguidilla de fracasos. El problema sería que la dama es una de las cuatro figuras preponderante dentro de un equipo de gobierno bien módico. “La casta” formaría parte entonces ya de la esencia libertaria.
Tampoco se trata de descubrir la pólvora. El Gobierno, quizás con la excepción del Triángulo de Hierro, que Milei conforma junto a Karina, su hermana, y Santiago Caputo, el joven asesor, está plagado de funcionarios que han hecho de la política y de los cargos públicos una manera de vida. Pero lo de Bullrich sería como ese diamante sobre el cual casi todos colocan sus ojos. Llama la atención
Tal vez el fenómeno obedezca a la velocidad que tuvieron sus movimientos en los últimos años. De ministra de Mauricio Macri y dirigente ponderada en la Coalición de Juntos por el Cambio pasó a la carrera presidencial en 2023 para competir en las PASO, a instancias del ex presidente, contra Horacio Rodríguez Larreta. Ganó esa pulseada, pero perdió en las generales frente a Milei. Se abrazó al León libertario para permitirle triunfar de modo aplastante en el balotaje.
La “chica que ponía bombas en los jardines de infantes”, según una desopilante denuncia presidencial, terminó apareada a él y transformada en una de los principales emblemas del gobierno libertario. Tal vez por debajo de Luis Caputo, el ministro de Economía. A la par, sin exageraciones, del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Con una diferencia: la ministra de Seguridad se acostumbró a sobreactuar libertarismo con su palabra y su acción. Un estímulo imprescindible para convertirse indiscutida en ese espacio.
En verdad hizo un trabajo político silencioso que terminó encantando a Milei. El público es conocido. Con dedicación, disciplina y mano dura sin muchos miramientos le permitió al Gobierno, al menos hasta ahora, uno de sus dos mayores logros: recuperar el control de la calle. En manos de los movimientos piqueteros desde hace décadas. Los célebres piquetes. Sobre el padrinazgo de ese logro debatieron días pasado el portavoz Manuel Adorni y la diputada del PRO, Silvia Lospennato. Ambos postulantes para la elección del 18 de mayo en la Ciudad. La mujer exaltó, en ese aspecto, la tarea de la Policía de la Ciudad. El funcionario la cruzó porque sintió que pretendía arrebatarle un capital que la gestión libertaria se adjudica.
La mayor satisfacción del Presidente correría por otro andarivel. La forma en que el comportamiento de Bullrich, desde su asunción en el Gobierno, deshojó lenta pero irrecuperablemente, a lo mejor, al PRO. Partido del que supo ser su titular. Del cual nunca fue expulsada. Se acaba de inscribir en La Libertad Avanza con una doble afiliación. El mandoble fue dirigido, en particular, contra Macri. El hombre que la empujó hacia las alturas. También contra una estructura partidaria que comenzó a descomponerse cuando la ministra de Seguridad y Rodríguez Larreta rompieron con el ex presidente.
El terremoto no se circunscribe a esa geografía. Bullrich ya había promovido una escisión en el bloque de Diputados del PRO. Se fueron cinco representantes que supieron responder a Cristian Ritondo. Luego formalizar su afiliación a LLA podrían continuar los emigrantes. Existen otros diez nombres en danza con ganas de partir. Entre ellos Fernando Iglesias, Silvana Giudici, Gerardo Milman, Sabrina Ajmechet. ¿Pasarían a integrar directamente las filas libertarias? ¿O harían otro bloque diferenciado del PRO? Tal vez la determinación definitiva se adopte de acuerdo con los resultados que ocurran en la elección en la Ciudad.
Esa instancia, por otro lado, terminaría de definir el rumbo de las conversaciones que tramitan en Buenos Aires Ritondo con Sebastián Pareja, el hombre que habla y negocia en representación de Karina. ¿Habrá chances de una alianza conjunta para enfrentar al kirchnerismo? ¿O la hermanísima cumplirá su deseo de despellejar al PRO y colocar a sus candidatos bajo la bandera libertaria?
Tampoco se puede adjudicar a Bullrich, sin cometer una injusticia, la responsabilidad excluyente de representar a “la casta” en el poder libertario. Desde hace semanas, con la conformación de las listas y las elecciones que se avecinan, comenzaron a pulular denuncias sobre manejo de fondos públicos con fines políticos partidarios. Los recursos provendrían del PAMI con el objeto de volcarlos a las campañas electorales.
También se divulgaron testimonios sobre ex funcionarios a quienes se habrían solicitado retornos de sus sueldos para ocupar cargos. Un ejemplo es el de Viviana Aguirre, designada coordinadora en el PAMI de La Plata quien aseguró que a ella se le reclamaba el 5% de su salario. Algo similar ocurrió en Junín, donde fue cesanteada Marina Biagetti, ligada a Fernando Parisini. Conocido como el Gordo Dan. Tuitero salvaje. Cercano a Caputo juniors. De mal ojo contra Pareja, el armador de Karina.
El listado podría continuar, aunque la relevancia política sería otra: “la casta” cobra visibilidad en pleno apogeo libertario.
08/05/2025 a las 5:07 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Patricia Bullrich sigue desangrando al PRO, que igual insiste en cooperar con Javier Milei
Marcos Novaro
Fuente: TN
(*) Notiar.com.ar
7/5/025
Todo indica que los libertarios serán los verdugos del PRO en la ciudad de Buenos Aires. Más allá de cuáles sean los resultados finales, y en qué orden terminen las principales listas en competencia, el 18 de mayo se confirmará que la fuerza de Milei le ha capturado buena parte de su electorado local a los macristas. Algo que estos aún habían evitado les pasara en 2023, y por eso Jorge Macri es jefe de Gobierno pese a la derrota sufrida por su fuerza a nivel nacional ese año, lo quisieron evitar de nuevo esta vez, desdoblando las elecciones distritales, pero igual se impuso.
Para profundizar esa sangría de votos no sólo Milei, su hermana, su monje negro y todo el resto del gobierno nacional tomaron un protagonismo descollante en la campaña porteña, con el habitual tono agresivo y polarizador, sino que agregaron al combo la desafiliación del PRO de Patricia Bullrich y su afiliación, con bombos y platillos, a La Libertad Avanza.
UN MENSAJE: EL PRO ES EL PASADO
Un pase que ya se daba por descontado hace tiempo, pero que en su timing refuerza el mensaje aniquilador: el PRO es el pasado, sus votantes y la parte “valiosa” de sus dirigentes ya lo saben y lo están abandonando, los únicos que no se han dado cuenta son los “miopes” de los que habla Guillermo Francos, el más moderado epíteto que el más moderado de los funcionarios nacionales dirigió en estos días a Mauricio Macri.
Todo esto sucede, además, mientras los dirigentes que se van del PRO a LLA, en un entendimiento más o menos directo con Bullrich, se siguen multiplicando. En la misma jornada de luto en que Macri perdió a su hasta hace poco jefa partidaria, perdió también en manos de los libertarios a la vicegobernadora de Mendoza, Hebe Casado.
¿Insistirá el expresidente en atribuir esa migración a que demasiados de sus dirigentes “tienen precio”? ¿Dirá lo mismo de los votantes que lo abandonan? No tendría mucho sentido que lo hiciera. Y tampoco lo tiene que siga ignorando el hecho de que los motivos que están llevando a mucha gente a tomar nuevos rumbos ahora no son muy distintos a los que años atrás hicieron que muchos radicales, peronistas, conservadores o desarrollistas vieran en él y en el PRO una oferta atractiva y novedosa. Quien se ha beneficiado como la movilidad de las preferencias y la intensidad de las migraciones políticas propias de nuestros tiempos no debería descalificarlas en cuanto ellas evolucionan contra sus intereses.
Eso disculpa en particular a Patricia Bullrich, una reconocida experta en migraciones. ¿Qué sentido tiene tomársela con sus cambiantes pertenencias partidarias, si un recorrido parecido han hecho infinidad de votantes y muchísimos dirigentes menos destacados. Por ese lado no tiene mayor sentido escarbar para ver cuánta mugre encontramos.
FALTA DE ESTRATEGIA
El problema entonces no es “el precio” de los dirigentes, ni la inestabilidad de sus lealtades, menos que menos en un país donde lo único estable ha sido el fracaso y la frustración.
El problema es la falta de una estrategia mínimamente viable de parte de la cúpula del PRO. Su decisión de abandonar a sus socios de Juntos por el Cambio y “hacerse valer” en el Congreso y la escena pública frente a los libertarios, a la espera de un acuerdo “entre pares” de ambas fuerzas, fue una apuesta sin destino. No tienen nada que reprocharle entonces tampoco a Milei, que se aprovechó de su colaboración y los fue desgastando y descremando mientras se consolidaba en el poder y en la estima de la opinión pública. Podrán llamarlo desagradecido, pero no un incumplidor: jamás les prometió otra cosa.
Y la prueba de que esto es así la ofrecen los que aún militan en el PRO en el principal distrito del país. Ellos, pese a todo lo que han hecho Milei, Bullrich y compañía por debilitarlos, igual están empecinados en ofrecerles una alianza en las condiciones más favorables para LLA. Porque saben finalmente que las alternativas con que cuentan son mucho peores: o dejarse absorber o languidecer en los márgenes de la competencia por el poder.
08/05/2025 a las 5:10 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Ficha limpia, ¿tsunami o gatopardismo? – Por Claudio Jacquelin
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
8/5/025
Hace tres días un sismo en altamar amenazó con provocar un tsunami sobre el archipiélago de Tierra del Fuego. Al final resultó solo una falsa alarma. Pero la probabilidad de un fenómeno que podría cambiar la fisonomía de algunos territorios hizo que se vivieran horas de extrema tensión.
Algo similar vive por estas horas la política argentina, donde crecen las alertas ante un probable terremoto anunciado para pasado mañana. Aunque sobran escépticos y desacuerdos sobre sus consecuencias.
Fue el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el responsable oficial de emitir el alerta: “Yo creo que va a haber sesión y se va a aprobar. Están los votos para aprobarla”. Francos se refería a la sanción del demorado proyecto de ley de ficha limpia, que impide postularse a un cargo electivo nacional a toda persona condenada en dos instancias por la comisión de delitos de corrupción durante el ejercicio de un cargo público.
Como a nadie escapa que, de ser ley, la principal afectada será Cristina Kirchner, se han abierto un sinfín de especulaciones. Tanto sobre el tratamiento del proyecto como sobre sus implicancias políticas.
En este plano no hay consenso sobre perjudicados y beneficiados. Y hasta aquí ha sido el propio oficialismo el que ha mostrado una conducta, cuanto menos, errática en la materia, nunca muy fervorosa para que el proyecto sea ley.
Por eso, hay dudas no solo sobre si estará en el recinto el número suficiente de senadores para tratarla y aprobarla. Y, en caso de que el quorum y la mayoría se alcanzaran, la gran incógnita es si el proyecto que se aprobaría será el que tiene media sanción o si se harán cambios y deberá volver al laberinto de Diputados.
La sanción plena implicará un sismo sobre la geografía política hasta hoy conocida. La aprobación con modificaciones, por el contrario, se parecerá a un gesto para la tribuna, para ganar tiempo sin pagar el costo de oponerse a una iniciativa que goza de apoyo social mayoritario, pero sin que tenga efectos inmediatos. Cambiar para que (casi) nada cambie. Gatopardismo.
Los antecedentes dicen que la ficha limpia ya tuvo un trámite más que complicado por las marchas y contramarchas del oficialismo, que primero no dio el número para aprobarla en la Cámara baja y luego presentó un proyecto propio ante el rechazo social que desató su reticencia. Además, en las últimas tres semanas los propios libertarios dilataron el debate en el Senado.
En este contexto, no es menor que la gran impulsora inicial, junto con la Coalición Cívica, haya sido la diputada y primera candidata a legisladora porteña de Pro, Silvia Lospennato, y que ese sea uno de sus principales argumentos proselitistas.
Tampoco resulta irrelevante que Mauricio Macri, en el rol de mariscal de la campaña amarilla, haya incorporado el tema de la transparencia como otro motivo de diferenciación con los libertarios, luego de sorprender con críticas a la gestión económica. Novedades de la campaña en defensa del bastión macrista, asediado por los hermanos Milei.
“[Hace] un año y medio que ellos están gobernando y no subieron ni un lugar en el ranking de transparencia mundial. Empiecen a barrer por casa”, disparó el expresidente para poner en campo adversario las imputaciones sobre supuestos hechos de corrupción cometidos en los 18 años de la gestión porteña de Pro.
Fue virtualmente un contraataque a sabiendas de que ficha limpia era hasta ayer uno de los temas en el que los libertarios ha mostrado flancos débiles. Los casos de corrupción del kirchnerismo, en particular, casi no han estado en su agenda. Ítem que, por el contrario, ha sido más que relevante para los electores blandos de Milei provenientes del macrismo.
Nada es sencillo. La elección porteña es un paso muy importante para el oficialismo y, en particular para Karina Milei y los suyos, quienes precisamente por cuestiones electorales (aunque no solo por eso) mantienen una larga disputa con el asesor Santiago Caputo.
El conflicto entre la hermanísima y el supergurú alcanzó en los últimos día cimas hasta acá intocadas y que vuelven a instalar la cuestión de la opacidad en el manejo de recursos en la administración libertaria.
Lo que empezó con el caso $LIBRA (y aún no termina) ha sido retroalimentado por fuego amigo con acusaciones sobre supuestas irregularidades de los propios en la Anses y en el PAMI. Otro gol en contra en el partido contra “la casta” que se aprovechaba del poder político para obtener beneficios económicos.
Así, el anuncio de Francos tiene varios efectos positivos inmediatos para el oficialismo, aunque abra nuevos interrogantes. Por lo pronto, opera como una herramienta para intentar contrarrestar esos escándalos con el lanzamiento de una renovada cruzada contra la corrupción.
También, con la vista puesta en las inminentes elecciones porteñas, teñiría de sepia los carteles de propaganda de Lospennato en los que se jacta de su lucha por la ficha limpia. Aunque en los últimos días, los libertarios se enfocaron contra la lista oficial del peronismo porteño y contra el kirchnerismo, en general, su primer y más realista objetivo en la Capital es derrotar a Pro y quedar cerca del primer lugar para encarar la decisiva disputa bonaerense.
Al mismo tiempo, el tratamiento y aprobación de la ficha limpia en el Senado diluiría sospechas y acusaciones sobre un supuesto pacto (tácito o explícito) con el kirchnerismo para polarizar la elección en desmedro de Pro. El supuesto acuerdo habría tenido también, según algunos legisladores nacionales más suspicaces, el objetivo de evitar que los diputados perokirchneristas insistan con llevar a Karina Milei a la Cámara baja por el Criptogate, en el que asoma como la más comprometida y “no tiene antecedentes de ser una buena declarante”, según un importante dirigente del radicalismo.
Como en política nada suele ser lineal ni tener consecuencias unidimensionales, parte de esas sospechas y dudas se empezarían a despejar pasado mañana en el Senado. Pero no todas. La aprobación con cambios del proyecto de ficha limpia y su obligatorio retorno a Diputados robustecería suspicacias. La sanción, en tanto, abriría un nuevo escenario con otras incógnitas.
Por lo pronto, no queda claro a los ojos de observadores que la sanción de la ley que dejaría fuera de carrera para cargos electorales nacionales a Cristina Kirchner resulte para ella tan perjudicial como asoma a primera vista. Y para el Gobierno será un arma de doble filo.
Por lo pronto, a la expresidenta le devolverá una nueva centralidad en momentos en que su liderazgo es desafiado internamente como nunca antes y cuando ella ya ha dicho que está dispuesta a presentarse como candidata a legisladora provincial.
Si la ficha limpia se convierte en ley “para nosotros es una persecución política y una proscripción a Cristina; vamos a salir a denunciarlo, como hicimos siempre”, dice una de las personas que más habla con Axel Kicillof, principal desafiante de la autoridad de la expresidenta y adversario declarado de su hijo Máximo. “Cerrando filas, a pesar de todo”, podría titularse este capítulo de la guerra civil kirchnerista.
“Axel siempre la defendió a Cristina ante los ataques judiciales. Así que seguro hará lo mismo. No todo es la interna”, le tira un compromiso, disfrazado de gentileza, una de las pocas voces en condiciones de hablar por los Kirchner madre e hijo.
Las afirmaciones son toda una demostración de que la sanción de esta ley obligará a replantear la disputa interna del kirchnerismo. “Cristina va a tener otro gran argumento para victimizarse. Los propios se la verán en figurillas para desafiarla. Y es lo que importa”, dice un consejero que todavía conserva salvoconductos para moverse por los dos frentes.
“Eso sí, Cristina va a quedar a salvo, pero de ella para abajo la guerra va a seguir”, agrega la fuente, con la que coinciden integrantes de uno y otro bando. También terceros, como los massistas, que disfrutan y trabajan para que el conflicto entre cristinistas le depare otra oportunidad presidencial a su jefe.
La advertencia de que “de Cristina para abajo” todo seguirá en disputa acaba de ser confirmada por la presentación de dos proyectos del camporismo en la Legislatura bonaerense que irritaron a Kicillof y a los que se encolumnan detrás suyo, en contra de Máximo Kirchner y “su bandita”, como dijo Andrés “Cuervo” Larroque, el excamporista y hoy espada filosa del gobernador.
Las dos iniciativas afectan directamente a Kicillof, tanto en lo concreto como en lo simbólico. Por un lado, buscan demostrar que La Cámpora controla mayorías en la Legislatura y, sobre todo, que al gobernador solo le responde una minoría.
Uno de los proyectos tendría, además, un serio impacto en las cuentas provinciales, jaqueadas por el retaceo de recursos nacionales, ya que condona deudas de los municipios.
La otra iniciativa busca derogar el límite a las reelecciones de los legisladores tiene impacto simbólico y práctico. Por un lado, jaquea la declaración de principios de Kicillof contra la perpetuación en los cargos políticos. Y, más importante, busca evitarle el obligado paso al llano a legisladores que responden a Máximo Kirchner, para los cuales el camporismo carecería de reemplazos competitivos y dejarían lugares a merced de sus rivales internos.
Así, fuera del impacto de la sanción de ficha limpia en la disputa del perokirchnerismo, la fuerza política menos beneficiada sería, paradójicamente el macrismo, uno de los grandes impulsores de esa ley.
Si se sanciona el proyecto aprobado en Diputados, el Gobierno podrá arrogarse el mérito, pese a su muy sinuoso accionar. Además, la reposición de la polarización con el kirchnerismo eclipsaría aún más a los macristas, y pavimentaría el camino para quedarse con el electorado de centroderecha antikirchnerista de Pro, que lo votó en el balotaje, pero que no terminó de pasarse al núcleo duro mileísta.
Al mismo tiempo, la ficha limpia le mejoraría el horizonte hacia 2027 a los libertarios: además de quedarse con el monopolio del espectro que va del centro a la derecha, obturaría una nueva candidatura presidencial de Cristina Kirchner. Con la foto de hoy, la película podría llamarse “Sin rivales a la vista”.
La advertencia que surge de inmediato para la Casa Rosada es que antes de 2027 está 2025 y LLA necesita de una muy buena elección de medio término. Tanto para aumentar el caudal de legisladores nacionales que den viabilidad parlamentaria a las muchas reformas de fondo aún pendientes, como para despejar las dudas que, en especial, los actores económicos tienen sobre el escenario político.
Una victoria en la elección porteña de la lista de Santoro y, especialmente, un triunfo del victimizado kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires proyectaría peligrosas sombras sobre la sustentabilidad de la revolución libertaria. La motosierra y los insultos pueden llegar ser herramientas tan eficientes para destruir lo viejo como ineficaces para construir lo nuevo.
Pasado mañana, el oficialismo tendrá una oportunidad para demostrar en el Senado con cuánta ductilidad cuenta y que aptitudes adquirió para manejar instrumentos más sofisticados, como exige la construcción de poder político.
Por ahora, la opción que asoma es tsunami o gatopardismo. Una nueva geografía política o cambiar para que nada cambie.
08/05/2025 a las 5:13 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El Eternauta y el héroe colectivo para tiempos de crisis
Marcelo Mache
Prensa Obrera
7/5/025
El reciente estreno de la serie El Eternauta en la plataforma de Netflix se ha convertido en un furor mundial, con una apuesta arriesgada de adaptación a la pantalla del icónico cómic homónimo de Héctor Germán Oesterheld, ilustrado por Francisco Solano López y publicado entre 1957 y 1959. Con algunos ajustes en la trama, El Eternauta nos vuelve a introducir en la figura del “héroe colectivo”, el rechazo a las salidas individuales y la respuesta organizada contra el invasor.
El impacto internacional de la serie es innegable, alcanzando el puesto n° 1 en el Top global semanal de Netflix en series de habla no inglesa y el Top 10 semanal en 87 países, con 10,8 millones de visualizaciones, en un fenómeno que populariza globalmente aspecto de la cultura argentina y un mensaje contrario a las tendencias desorganizantes e individualistas para tiempos de crisis: nadie se salva solo.
La adaptación del cómic dirigida por Bruno Stagnaro trae una versión aggiornada de El Eternauta a los tiempos actuales, con una reivindicación constante del pasado y de “lo viejo” y con cambios en el desenvolvimiento de la trama, la introducción de nuevos personajes, roles y situaciones.
Ambas historias, cómic y serie, comparten, con sus matices, un hilo argumental: la búsqueda de una salida colectiva ante una contingencia catastrófica y un enemigo que opera diligentemente desde las sombras, que por sus características es asimilable por analogía al imperialismo colonizador.
El autor de la obra original, Oesterheld, fue desaparecido durante la última dictadura cívico-militar argentina, mismo destino que sufrieron sus cuatro hijas, por su militancia política y por el contenido de su obra, que implica una invitación a la resistencia contra el opresor.
La serie pone en escena a un protagonista, Juan Salvo (representado por Ricardo Darín), que realiza una experiencia acelerada para frustrar cualquier tentativa de escapatoria individual a la crisis desatada por la caída intempestiva de una nieve mortal. Lo hace como parte de un pequeño grupo, su familia y amigos, que a su paso se encuentra con otros colectivos atravesados por la misma realidad, en un país donde existe una fuerte tendencia social a reagruparse y organizarse ante las contingencias y las causas comunes (comunidades vecinales, reuniones de consorcio, clubes, organizaciones piqueteras, sindicatos, etc.).
Son notorios también en la serie otros aspectos como el arraigo originario a la propiedad que es superado por un colectivismo de supervivencia y un objetivo en defensa del bien común que trasciende a cada individuo y sus “grupos”, que evoluciona desde los primeros capítulos hasta la misión con la cual culmina la primer temporada.
LA BATALLA CULTURAL
El regreso exitoso de El Eternauta implica un golpe a la «batalla cultural» del gobierno de Javier Milei y sus aliados internacionales, por las mismas razones que la dictadura militar encontró en Oesterheld un enemigo: el mensaje de que el pueblo organizado puede enfrentar a sus enemigos.
A pesar de lo ineludible de esta primera conclusión, no faltó quien se esforzara en invertir los términos políticos conceptuales de la historia, señalando que el verdadero colectivismo estaría representado por quienes son dominados y subordinados a la dirección centralizada del invasor, en oposición a los esfuerzos más o menos coordinados de diversos grupos e incluso individuos.
Esta interpretación parte de una consideración interesada, ideologizada y equivocada, que iguala la organización colectiva al monolitismo y la subordinación, más propios de la obediencia debida castrense y al sometimiento a las instrucciones del imperialismo.
La construcción de organizaciones y reagrupamientos colectivos no supone la supresión de las expresiones individuales, sino su incorporación para la obtención de los fines y propósitos comunes. Son estos aportes personales al conjunto los que dan vida al héroe colectivo, representado en la serie en los conocimientos de Favalli, las habilidades de Salvo, los aportes de Elena, etc. Lo mismo ocurre en el comic donde intercede un audaz y valiente Franco (trabajador tornero) y Mosca, el periodista e historiador que documenta la invasión. La diferencia personal es un atributo indispensable para toda organización.
La solidaridad universal y la respuesta colectiva son elevados por sobre los intereses personales e individuales, más aun en tiempos y gobiernos que promueven el discurso de “éxito personal”, la meritocracia y el salvataje individual, como instrumentos para desarticular la organización colectiva.
EL ÚNICO HÉROE ES EL COLECTIVO
Oesterheld supo decir respecto a su obra que “el héroe verdadero de El Eternauta es un Héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe válido es el héroe ‘en grupo’, nunca el héroe individual, el héroe solo”.
La propia realización de la serie implicó un trabajo descomunal en manos de un héroe colectivo poco mencionado y cuyos resultados –la sofisticación de la realización técnica y la adaptación argumental de la obra- la prensa internacional destaca. El gobierno de Milei destaca que se trata de un proyecto de inversión privada en manos de un gigante como Netflix, omitiendo que su realización hubiera sido imposible en el país sin la calificación y el trabajo de miles de profesionales y realizadores que se educaron en casas de estudio públicas y que levantan como bandera la defensa del Incaa y la cultura nacional.
La serie también le da un lugar a las causas nacionales, como la guerra de Malvinas (ausente por razones obvias en el comic), con un Salvo que maneja una relación de cautela y relativa distancia con las Fuerzas Armadas, entre rechazo y desconfianza, algo que en el cómic es explotado desde otro ángulo, con un Ejército que expone a los civiles a las situaciones más riesgosas y que va a la rastra de las capacidades del colectivo organizado.
El Eternauta vuelve para recordarnos que hay salida a la crisis y contra los enemigos más poderosos si se parte de reconocer el valor de la organización colectiva, con una primera temporada que aborda algunos aspectos fundamentales de la historia y que aún resta por verse qué tratamiento le dará al final de la historia con su segunda entrega, destacando la presente como un aporte a la lucha diaria contra el imperialismo y la opresión de clase.