Por Enrique Guillermo Avogadro.-
“Se le pidió al pueblo que votara en masa por un régimen de sacrificio, y respondió como hace siempre que se recurre a su espíritu heroico”. Winston Churchill.
El mundo entero vive desde hace días en medio de tifones y huracanes en razón de la insana guerra comercial que detonó Donald Trump con su batería de tarifas arancelarias, impuestas para –al menos, en teoría– compensar los deficitarios desequilibrios comerciales que EEUU tenía con cada país. Lo más curioso es que quienes peor han reaccionado son los mercados, esos dioses omnisapientes que tantos líderes adoran; todos los días, las pérdidas bursátiles suman cifras enloquecedoras y no parecen tener fondo y sólo las bolsas norteamericanas perdieron valor por el equivalente a más de diez veces el PBI argentino.
Ni siquiera las más que sospechosas idas y vueltas de Trump consiguen llevar calma por más de media hora, para precipitarse luego nuevamente al vacío. Tal como muchos preveíamos, todo está redundando en lógicas resistencias de la clase media, que votó por el magnate hace tan poco y es la principal perjudicada. Es que la declarada intención del Presidente de conseguir que las empresas norteamericanas relocalicen sus plantas fabriles en territorio nacional no parece fácil: los salarios son mucho más elevados en EEUU respecto al sudeste asiático, la mudanza requeriría de mucho tiempo y grandes inversiones, y la necesidad de mano de obra se da de bruces contra la política migratoria de Trump, que expulsa a los potenciales trabajadores de esas fábricas.
Las actitudes del Presidente han llenado de dudas y desconfianza no sólo a sus propios ciudadanos, pues los norteamericanos tienden a ahorrar invirtiendo en acciones, y a los propios empresarios que han perdido verdaderas fortunas en las bolsas, sino, especialmente, al resto de los países, sean estos aliados, socios comerciales, amigos o enemigos. Y la confianza, como todos sabemos, se puede perder en segundos pero tardar años en recuperarse. Después de lo que ha hecho Trump estos días, ¿alguien podrá creerle en el futuro, y comprometer su patrimonio para ello? ¿Qué fiables resultarán sus promesas y sus alianzas de aquí en más?
La Argentina, como ha sucedido en los últimos ochenta años, debe enfrentar esa crisis monumental desde una clara debilidad económica –tal como mostró ayer el índice de precios al consumidor, con 3,7% mensual– y, por ello, dispone de escasos recursos propios para enfrentar estas fortísimas turbulencias externas. Es como un buque que transporta a cuarenta y siete millones de pasajeros pero que, ya antes de que estallara la tormenta, había perdido la arboladura y tenía varios peligrosos rumbos en su casco, a través de los cuales el mar inundaba su sentina.
En este momento tan complicado, todos los argentinos debiéramos priorizar la supervivencia y unir nuestros esfuerzos para que nuestro barco no se hunda definitivamente. Estamos obligados a dejar de lado los intereses mezquinos y personales para no ahogarnos, pero muchos parecen no entender la gravedad del momento y, utilizando consignas falsas, hacen lo posible para mandarnos a pique.
Es verdad que el Gobierno aún no ha conseguido que sus innegables éxitos macroeconómicos –me refiero a los superávits financieros y comerciales– se traduzcan en una mejora en la situación personal de los ciudadanos. Pero los dirigentes sindicales, que exhiben insólitas fortunas y cada vez representan a menos trabajadores, y los pseudo empresarios nacionales, que sólo pueden sobrevivir cazando en el zoológico y exigen protección para producir bienes peores y más caros, se alían desvergonzadamente para mantener sus privilegios y para evitar que un nuevo país emerja de estas ruinas en que, con tanta eficacia, lo han convertido desde hace años.
Incluyo entre los saboteadores a los políticos de todos los colores, con sus “patéticas miserabilidades”, como diría Hipólito Yrigoyen, que denodadamente impiden la construcción de algún futuro que, eventualmente, los aleje del poder y, sobre todo, de sus apetecidas cajas. Lo hacen quienes, provenientes de otros sectores, hoy militan en La Libertad Avanza y se niegan a cualquier alianza con quienes piensan parecido; también lo hacen los caudillos de PRO, que parecen sobrevalorar su caudal de votos cuando dicen querer negociar acuerdos políticos; y los variopintos correligionarios de la UCR, algunos de los cuales tanto han aportado a la decadencia del país, sea en el H° Aguantadero, sea en las gobernación de Santiago del Estero. Y qué decir de los compañeros pero-kirchneristas, que tanto confirman aquella graciosa afirmación de Antonio Cafiero, (“somos como los gatos que, cuando parecen pelearse, en realidad se están reproduciendo”); los hemos visto escenificar fuertes disputas y, cuando llegó cada momento electoral, unirse como ratones en pos del queso.
Esas “miserabilidades” podrían permitir el regreso de lo peor que ha parido nuestra política, tanto en CABA cuanto, muchísimo peor, en la Provincia de Buenos Aires, esa madriguera construida con esmero, importando pobres de los países vecinos a los cuales se les proveyó de documentos argentinos para que, esclavizados con subsidios populistas y planes sociales, los sigan votando desde sus casas de lata.
Si Churchill pudo contar con el pueblo británico para respaldar el esfuerzo de sostener la guerra contra Hitler, ¿por qué deberíamos confesarnos más débiles y dejar inerme a nuestra patria? Agradezcamos al FMI por su fuerte ayuda, pero roguemos a Dios por esa fuerza individual.
12/04/2025 a las 12:56 AM
En la «Carta Abierta a Nosotros» el abogado Avogadro, describiendo algunas «patéticas miserabilidades» de pueblo y gobierno me recuerda aquello de: «Si tenemos razón hemos de volver y si no tenemos razón mejor no volvamos» (Juan Perón). ¡Quiera nuestra gente entender!
12/04/2025 a las 1:41 AM
BUENO EL COMENTARIO DE AVOGADRO, PERO SE EQUIVOCA CON TRUMP DOCTOR.
EL ES TAN CONFIABLE QUE, CUMPLIO ABSOLUTAMENTE CON TODO LO QUE PROMETIO EN CAMPAÑA.
FIEL AMIGO DE SUS AMIGOS EN LA CONCRECION DE INTERESES COMUNES.
MILEI LO PERCIBIO Y ACERTADAMENTE SE CONGRACIO,
AHORA ES SOLO CUESTION DE APROVECHAR ESA CERCANIA.
ESTO DEMUESTRA DOS COSAS, ARGENTINA CON SU PARTICIPACION (0,40 %) EN EL COMERCIO MUNDIAL, ES UNA HOJA AL VIENTO, SOLO LA POLITICA MACRO IMPLEMENTADA POR MILEI, HIZO EL MILAGRO DE EVITAR UNA CORRIDA.
COMO DIRIA UN PARTE MILITAR, LOS DAÑOS FUERON MINIMOS.
LA SEGUNDA COSA EXPRESA QUE EL PROBLEMA ES CHINA, Y ES HORA DE PONERLA EN CAJA.
LOS CHINOS NO PELEAN, SON HABILES POLITICOS, MILES DE AÑOS DE SABIDURIA LO DEMUESTRAN.
LA JUGADA DE TRUMP FUE LOGRAR QUE SE SIENTEN A UNA MESA A NEGOCIAR.
AHORA SOLO EXISTEN DOS POTENCIAS, RUSIA MOSTRO SU VACUIDAD Y LA UE, SU DEBILIDAD INTRINSECA.
12/04/2025 a las 10:13 AM
En la República Argentina, la solución es la misma de siempre, DEVALUAR y empobrecer al pueblo.
13/04/2025 a las 12:08 AM
YA QUE SOS OBSERVADOR, PORQUE NO ME OBSERVAS
ESTA !!
12/04/2025 a las 11:24 AM
Lo curioso del caso es que el capitan y su oficialidad, así como los marineros y hasta la cocinera, están empeñados en hacer naufragar el barco, mientras que los grumetes aplauden y ponderan la pericia del piloto. El pasaje se debate entre hallar algún salvavidas, o dedicarse a bailar en la cubierta. A la mar gruesa se le suman los tiburones que pacientemente esperan el naufragio. De acontecer esto último, sería de esperar que el capitan corriera la suerte del buque; algo dudoso conociendo la aversión de los felinos al agua.
12/04/2025 a las 11:31 AM
Tenemos una CSJN integrada por miembros que demuestran ser TIBIOS LECHUGUINOS, por no decir «Preservativos Funcionales“ que ..”MIRAN LAS ELECCIONES Y SU RESULTADO” y luego LAS CAUSAS A SENTENCIA a la hora de ejercer su cargo. Sres jueces uds son muy bien pagos, dejen de dilatar la condena a CFK (tienen el recurso de queja planteado desde el 31-03-25 a las 10:00 hs) o acaso esperan que obtenga FUEROS en septiembre.Estan llegando al límite y jugando con fuego.-
12/04/2025 a las 3:50 PM
Apreciado Dr.
No puedo menos que coincidir en cada una de las apreciaciones que Ud. hace.
En cuanto a las posibilidades que esta gente de la maldita casta K, o kakismo como se llamen, solo será posible si en frente los políticos, tanto de LLA, como del PRO, deciden diplomarse definitivamente de imbéciles útiles a los otros. Sería un acto repudiable, por toda la ciudadanía seria, que esto finalmente ocurra. Si ya no escarmientan con las cosas que están haciendo, desde la Sra. K, hasta los Gordos de la CGT y aliados, es porque están entregados a un asqueroso interés personal, de orgullo sin fronteras y de un lamentable amor propio(por ser suave) que no les permite ver más allá de sus narices.
El problema central de estas miserias personales es que las consecuencias las paga el pueblo, al que ya demolieron moralmente durante décadas.
Desde ya, que como dice Mr. Chuenga, en lo referido a la Justicia, ésta deberá para los tiempos que vienen cargar sobre sus aletargadas conciencias todo el peso de lo peor que pueda pasarnos; al dejar sueltos a todo el malandrinaje (vuelvo a ser suave) que prostituyó, por tantos años, la paz y el bienestar de los argentinos,
Es obvio que LLA debe poner atención y dejar de cometer errores no forzados(como se dice ahora) y rodearse de gente que entiendan la política en su exacta expresión y no en un varieté, que buenos problemas le acarrean.
Ojalá el pueblo de la Patria cuente con algo de grandeza y no la simpleza cavernaria que ostenta por ignorante;
sobre todo al momento de votar. Ojalá piensen un poco más en San Martín, Sarmiento o Churchill, y menos en Perón y Evita. Por una vez, que se olviden del cantito funerario.