Por Carlos Tortora.-

Las elecciones provinciales de este domingo en Chaco, San Luis, Salta y Jujuy no son una muestra acabada de las tendencias electorales en el interior, pero sí alcanzan como un indicador. Vale la pena rescatar el comentario de Jorge Capitanich -que perdió en el Chaco- al decir que así no se puede seguir haciendo política y que el gobierno manipula a los votantes, al punto que en esa provincia la situación económica empeoró pero los libertarios sólo habrían perdido unos pocos votos desde la última elección.

Lo cierto es que el ausentismo dominó el panorama: el porcentaje de empadronados que votó fue del 52% en el Chaco, 63% en Jujuy, 58,7% en Salta y 60% en San Luis. Esta apatía favorece a Milei, ya que se estima que a mayor participación, más voto opositor. En lo inmediato, el triunfo de LLA en la capital salteña y en el Chaco en su alianza con los radicales, le alcanza al gobierno para montar un show exitista en el escenario porteño.

Mañana Manuel Adorni cerrará su campaña con un acto en Recoleta intentando generar la impresión de que el domingo puede ganarle a Leandro Santoro, lo que no es fácil, pero casi seguro de que le ganará a Silvia Lospennato, lo que sería todo un éxito.

Los ex contra las cuerdas

La realidad es que pese a que el escándalo por la no sanción de la ficha limpia golpea a Milei, las otras dos grandes figuras de la escena política nacional están resultando mucho más golpeadas.

En un acto fallido, Mauricio Macri dijo ante las cámaras que el kirchnerismo iba a ganar las elecciones en Capital. Pero tal vez en ese momento pensó que eso era lo mejor, porque si gana Adorni, el PRO ingresaría en una crisis impredecible. El caso es que Macri se pasó las últimas semanas denostando a los libertarios, a los que trató de corruptos, ineficientes, mentirosos, etc. No se ve cómo podría, sin caer en lo grotesco, rebobinar la semana que viene y retomar las negociaciones con Milei para una alianza electoral en Buenos Aires. Salvo que Lospennato le gane a Adorni, la posición del partido amarillo es cada vez más complicada. Este domingo la situación se complicó aún más porque quedó en evidencia que en las provincias chicas el macrismo ha sido barrido del espacio electoral. Adorni puso el dedo en la llaga al decir que el PRO volvía a ser un partido vecinalista. Por supuesto que esta realidad también es provisoria y que el complejo panorama bonaerense todavía puede darle a Macri la oportunidad de recuperarse.

Tal vez más desairada que Macri, Cristina Kirchner sufrió un duro golpe con las elecciones del domingo. Es que los resultados electorales de las intervenciones que dispuso en los PJ de Salta y Jujuy son lamentables. En Salta, un cristinista incondicional como es Sergio Berni, sólo consiguió una fuga masiva de dirigentes peronistas hacia las filas de Gustavo Sáenz y se notó en las urnas.

El PJ no obtuvo entonces siquiera un diputado. En Jujuy, el interventor partidario es nada menos que Aníbal Fernández, que no pudo evitar la dispersión y que el peronismo quedara tercero. A todo esto, en Capital son muchos los que se preguntan por qué Cristina no apoya públicamente a Leandro Santoro. Y otros responden que hay una sola razón: la imagen de ella entre los porteños sigue muy baja y su apoyo se volvería en contra. Así es que los signos del eclipse de la expresidenta se multiplican. Sólo le quedaría seguir jugando a ser la partenaire de LLA en Buenos Aires, arriesgándose a que, si pierde, Milei se consolide como el vencedor del peronismo.

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