Por Alberto Buela.-
Me han pedido la opinión y la doy. En estos días se realizó un plenario de secretarios generales de gremios donde concurrieron sindicalistas pertenecientes a las tres CGTs y donde se postuló a tres para conducir los destinos de la Central Obrera.
Nosotros vamos a dar nuestra opinión en función del bien para la CGT y no para hacer una crítica por la crítica misma.
Si se busca la unidad del movimiento obrero organizado, eso se logra solo cuando se encuentra un compañero que puede ser el secretario general, de lo contrario, ya sea un triunvirato o un cuarteto sólo puede expresar la voluntad de aquellos que los propusieron, pero no la unidad.
Es decir, el triunvirato o el cuarteto termina siendo manejado a distancia por los que tienen partes del poder del movimiento obrero.
La segunda objeción es que el poder para ser tal supone la reductio ad unum = la reducción a uno, pues este es el fundamento último de la decisión soberana. Como dice un gran maestro de la ciencia política: soberano es aquel que puede decidir en un estado de excepción. Dicho en forma sencilla, cuando las papas queman, la decisión nunca es colegiada o conversada. Se toma y listo el pollo.
Otra objeción es que este triunvirato propuesto tiene una dependencia ideológico política de un personaje político conocido, por lo tanto quedaría subordinado a él. Y la conducción de la CGT no tiene que estar subordinada a ninguna estructura política, sino solo a las necesidades de los trabajadores.
Es que la representatividad sindical es distinta que la representación política, esta última se realiza cada cuatro años. Es en definitiva un compromiso que no compromete, mientras que la representación sindical se realiza todos los días intentando resolver los problemas de los afiliados. Cuando algún sindicalista sin formación ni ejercicio del poder reclama la renovación de los secretarios generales al modo de los partidos políticos, no solo va contra la estabilidad y el buen servicio de la organización sino que trabaja para los enemigos del movimiento obrero.
El dilema que se le plantea hoy a la Confederación general del trabajo es que tampoco cuenta con muchos potenciales secretarios generales, pues el cargo supone al menos tres exigencias: a) provenir de un gremio con espaldas muy anchas como para hacer frente a todos los gastos operativos de la CGT (eso que la Central se mantiene con el aporte de los cotizantes es un engaña pichanga). b) que tenga la suficiente cintura política para dialogar y gobernar para todos y no en beneficio de su propia organización. Y c) que sea un peronista sin aditamentos (ni social demócrata, ni social cristiano, ni liberal, ni marxista), porque el modelo sindical argentino es una creación original del peronismo y como tal, él tiene que mantenerlo y profundizarlo.
Finalmente, el secretario general, más allá de los acuerdo de las partes intervinientes, tiene que salir, como lo prevén los estatutos de la CGT, del voto libre y directo de los congresales.
10/08/2016 a las 4:37 PM
Señor Buelo es apreciable su opinión pero desgraciadamente, los jefes de sindicato hace rato estan subordinados política y economicamente, ya no es más lo que solía ser. Por si mismo el peronismo hoy en día ya no goza mas de la credibilidad que solía tener.
Ojalá me equivoque pero la disgregación y la inestabilidad pronto darán frutos.
10/08/2016 a las 4:58 PM
Todas las organizaciones políticas, sociales, sindicales y hasta las ONG deben ceñir el mandato de sus autoridades con los cánones de la DEMOCRACIA, es decir la renovación periódica de sus directorios. No es patrimonio de ningún partido político sino que es de todos los trabajadores y lo que propone el autor es una junta facciosa que responde solamente a uno: el Peronismo. Con ese criterio, si un comunista o un liberar hubiera sido el creador de la CGT hoy no tendría cabida nadie que no pertenezca a dichas orientaciones políticas. Lo que se dice: una bárbara estupidez y encima retrógrada.
10/08/2016 a las 10:11 PM
El sistema democrático en un gremio, partido político, país o ciudad es malo. Pero es el menos malo de los sistemas.
El peronismo y/o fascismo mucho daño le ha hecho al movimiento sindical argentino.
Los «líderes» engordan, se burocratizan y adquieren conductas y prácticas mafiosas, la renovación permanente evita esto y construye escuela y conductores y, finalmente, el movimiento sindical argentino de ninguna manera nace con el peronismo, eso sólo demuestra la ignorancia o falsedad del autor de la nota
10/08/2016 a las 11:15 PM
La renovación permanente(concepto falso , porque la corrupción no se renueva), no evitó que líderes como la ladrona anterior,o el tuerto que hacía de todo excepto prácticas honestas.
O el señor Alfonsín que regalaba plata nuestra a los comunistas de Cuba.
No defienda lo indefendible, la democracia en nuestro país tuvo mas de 30 años para solucionar los errores del «pasado», y ahora seguimos peor.