Por Italo Pallotti.-
En esta Argentina nuestra, vapuleada, rota tantas veces al extremo, hasta lo obvio siempre se debe aclarar. Quede claro: el reclamo de los jubilados, desde siempre, fue justo. Nadie fue capaz de asumir con el respeto que debían, la responsabilidad para que no fueran considerados parias, sujetos anónimos despreciables, criaturas ausentes de una planificación coherente, por tanto gobierno como hubo. La indignante frase “los jubilados no votan”, parece siempre tener vigencia. No valen, ya no sirven, son un desecho social. Y en los últimos tiempos, para peor, utilizados como lacayos de grupos marginales, ya sea de la política o de los últimos estratos de una sociedad enferma de egoísmo, de intereses escabrosos, sucios. Guste o no. Enmarañados en el uso espurio que algunos grupos de menor cuantía hacen de ellos un elemento casi anónimo, mezclado en ideologías que, para mal, son direccionadas a grupos a los que la razón y el buen criterio les es una materia desconocida porque la ignorancia y la mala fe son su motivo de vida. El episodio del último miércoles, frente al Congreso, fue el broche final (ojalá, aunque no lo creo) de un día para el olvido. El anexo de los barras bravas del fútbol, traídos al ruedo de un reclamo, en el que la presencia de los jubilados fue mínima, marcó a fuego (una vez más) la miserabilidad de una parte de la dirigencia nacional. Una bruta concepción del reclamo viró hasta niveles de una crueldad insospechada. Todo irracional. Bestialmente manifestado. Nada que pareciera un reclamo justo se vio. Un torbellino de acciones fuera de control. Quema de vehículos. Destrozos. Agresiones a policías, buscando justificar lo injustificable. Porque siempre queda el nimio recurso de “el que arrojó la primera piedra”. Todo insustancial. Penoso. Desagradable. Parece que aquello de “buscar el muerto para tirarle al gobierno de turno”, se practica de modo vandálico, bárbaro, cavernario. Y el mártir, consecuente, ¡por supuesto! En fin, resabio de una época que se resiste abandonarnos. Más algún juez/a distraído que puede aparecer.
Apenas una simple pregunta: ¿Quiénes están detrás de todo esto? Difícil es saberlo; aunque la imaginación vuela, con velocidad de rayo, hacia los personajes de siempre. Una caterva de impresentables. Durante meses hubo un aire de golpismo y menoscabo al funcionamiento del gobierno. Cada actitud es respondida de la peor manera. Con independencia de los errores que sin duda cometen las autoridades, nada parece conformar a una oposición dispuesta a boicotear de modo feroz cada nueva medida. Cada problema es achacado al Presidente Milei. Sea algo reciente o de antaño, que en ese caso los hubo de manera inmensurable. Porque la herencia está aún en carne viva. Pero el olvido parece envuelto en una secuencia crónica imperdonable. Nada para el pasado. Todo al presente. El asunto es oponerse. Desde Cristina a Grabois. O desde D’Elía a Belliboni. Implacables. Livianos de culpas. Desmemoriados. Todos en ese discurso vetusto y apolillado. De mala fe. De amnesia total por sus descaradas historias. Nada importa, el tema es obstruir.
Dicho esto, el destino quiso que apareciera la tragedia de Bahía Blanca. Una herida abierta al corazón de tantos hermanos que en el gesto solidario intentan algo para mitigar el sufrimiento. Mientras, el caranchaje de la política y cierto periodismo, insensible y tan cercano a ella, se prestan a un juego perverso y mal intencionado. Por añadidura, como se expresó más arriba, hasta el Congreso mostró su perfil más grosero, superficial e inconcebible, haciendo juego con lo que afuera se vivía con la marcha de los ¿jubilados? A nadie pareció conmoverlo la catástrofe bahiense. El sentimiento humano torpedeado por el comportamiento de una dirigencia que, ante todo, nos representa; aunque parecen haber tirado a la basura el sagrado mandato popular. Todo requería un manto de piedad y silencio. De llanto y luto. Nadie parece haber entendido nada. Siguen siendo, como siempre, voceros de la intolerancia, necedad y malicia. Por eso aquello del título “Entre la muerte y el duelo, maldad y barbarie”.
15/03/2025 a las 1:23 AM
Sres. JUBILADOS Y PENSIONADO, ES SIMPLE: «NO VAYAN A VOTAR»