Por Carlos Tórtora.-

Como un verdadero símbolo de la crisis del sistema, llegamos a fin de año con dos de los tres poderes del Estado prácticamente paralizados.

En la Corte Suprema de Justicia, el enfrentamiento de Ricardo Lorenzetti con Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz alcanza niveles de escándalo. Los dos sectores intercambian denuncias de irregularidades y, ante la posibilidad de que Javier Milei designe en comisión y por decreto a Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, Rosatti impulsó la sanción de un reglamento de conjueces. Así, se sorteará entre los presidentes de las cámaras federales, quienes cubrirán la vacante en caso de la ausencia de uno o más de los tres ministros. La maniobra, rechazada por Lorenzetti, tiende a bloquear cualquier intento de Milei de designar por decreto.

De este modo, y hasta que no se destrabe el acuerdo político en el Senado, la guerra de Lorenzetti con Rosatti y Rosenkrantz sólo puede profundizarse. También se trata de otro de los escenarios de la pulseada entre el presidente y Mauricio Macri. Éste intenta impedir como sea que su influencia en la Corte se diluya a través de la formación de una nueva mayoría compuesta por Lorenzetti, Lijo y García Mansilla.

Sin salida

Todavía más complicada es la situación que se vive en el Congreso. Milei está muy interesado en convocar a sesiones extraordinarias para enero o febrero. Sólo así tendría tiempo para negociar con Cristina Kirchner una reforma electoral que disponga la eliminación de las PASO, que aceleraría la desintegración del PRO y la caída de la UCR.

Pero el gobierno también está paralizado y teme que, si el Congreso sesiona, se potencien los escándalos por corrupción. Los coletazos del caso Kueider pueden ser importantes y la jueza federal Sandra Arroyo Salgado muestra intenciones de descubrir si la ruta del dinero que manejaba Kueider lleva a la compra de votos para la sanción de la ley Bases.

Y en Diputados nadie piensa que se pueda sesionar sin que se trate la situación de Cristian Ritondo, ahora doblemente denunciado por detentar una red de departamentos en los EEUU y una impresionante cantidad de propiedades en la Argentina. Una de las denunciantes, la diputada de la Coalición Cívica Mónica Frade, dejó planteada la pregunta de si Ritondo es en realidad el ejecutor de una gran maniobra de lavado del narcotráfico. Tanto Mauricio Macri como el propio Ritondo esperan que el tema se diluya y miran para otro lado. Pero si la Cámara sesiona, sería imposible evitar que UxP, la Coalición Cívica y la izquierda reclamen sanciones preventivas para Ritondo hasta que se esclarezca la situación. Este cuadro podría mantener paralizado el Congreso hasta que se inicien las sesiones ordinarias, el 1° de marzo. Milei, a sabiendas de que camina por una cornisa, no dudó en apoyar a Ritondo, porque creería que un tembladeral judicial terminaría por arrastrar al gobierno.

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