Por Luis Alejandro Rizzi.-
La izquierda sindical acaba de obtener el 26 del mes pasado su primer gran éxito en décadas en una rama fabril. El frente encabezado por Manuel Alejandro Crespo, militante del Partido Obrero, se impuso en el Sutna y frustró así la reelección de Pedro Wasiejko, un kirchnerista que secundaba a Hugo Yaski en la CTA. Paso enorme y significativo para el trotskismo y sus alrededores: lo que la militancia llama “un triunfo clasista sobre la burocracia sindical”. Francisco Olivera, La Nación, 7/5/2016.
Esta compleja sociedad que somos nosotros, los argentinos, comienza a mostrar algunos signos preocupantes para el futuro que también se vienen dando en otras sociedades. En cierto modo, el caso Donald Trump es también la expresión de una reacción clasista contra la burocracia política tradicional de los EEUU. También en esa línea podríamos ubicar, siempre teniendo en cuenta la diferencia de matices al frente de Marie le Pen, en Francia, el “Brexit” en el Reino Unido, el triunfo en primera vuelta de Keiko Fujimori en Perú, lo que representaron Podemos y Ciudadanos en España, que hasta ahora impidieron la formación de un nuevo gobierno, y en cierto modo los fracasos de todos los intentos formalmente legales para desplazar al nefasto Nicolás Maduro del poder en Venezuela.
Hoy lo que predomina es lo que los politólogos llaman “derecho de resistencia” que se opondría al “derecho de autoridad”. Ese derecho de resistencia se expresa generando métodos eficaces de “obstrucción”.
Las sociedades, incluso la argentina, parecería que avanzan en dirección al ejercicio de “poderes negativos” y podríamos sintetizarlo afirmando que hoy se discute sobre dos tipos de legitimidades, la política y la social, que a su vez resumiría entre los escasos bienes que puede ofrecer la política, quizás deberíamos agregar “la buena política” y la reclamación social que hoy no conoce límites.
Los argentinos expresamos esta síntesis brillantemente: pretendemos lo mejor sin costo y el dinero que se gana en cualquier actividad sólo debe destinarse a los “gustos personales”. Un verdadero disparate.
Como recuerdo haber leído, es la época en que triunfan los rechazos y lo negativo y estos dos elementos debilitan todo régimen político.
Pierre de Rosanvallon habla de la “era de la “deselección” y estaríamos viviendo una democracia de sanción”.
Las elecciones periódicas se nutren de los anuncios negativos, hasta los oficialismos en Argentina sustentan su continuidad destacando lo negativo de sus adversarios que son convertidos en feroces y crueles enemigos. La política perdió su sentido arquitectónico porque la gente en nuestro Occidente, es educada en otra dirección que es lo que se llama como signo de una ejemplar modernidad, “liquidez o relativismo cultural”.
“Sé igual”, solía decir Minguito.
Hemos construido una democracia de “rechazo”, todos somos “resistentes y obstruccionistas” y lo más grave es que confundimos esas acciones con la de ejercer la “crítica” que es una de las tareas más excelsas del ser humano. La “crítica” impone valoración, sapiencia y honestidad intelectual al expresar la “opinión crítica”. Pues bien hoy hemos convertido a la acción de “criticar” en una suerte de legitimo poder de veto o en formulación de propuestas irrazonables.
Hoy no hay capacidad para construir mayorías sociales de acción y si analizamos a “Cambiemos” como un intento de crear una mayoría de acción, solo obtuvo en las PASO del año pasado el 31% y Mauricio Macri un 25%. Esa coalición llegó al 31% sumando los magros 3,9 de Ernesto Sanz y el 2,5 de Lilita Carrió.
En esa elección “Yioli”, logró un 36%. Lo interesante fue que en esa campaña, una mayoría de ciudadanos y militantes de ambas coaliciones votaron contra la otra.
En verdad se votó a favor o en contra de “Kristina”, que no participaba de la elección.
Volviendo al título de la nota, se están produciendo varios cambios y algunos quizá vayan en la dirección deseada por una mayoría, que como deciamos en notas anteriores, no encuentra a su dirigencia.
El resultado de la elección del SUTNA, significó una dura derrota para el sindicalismo tradicional y filo “K”, ambos unidos o separados no gozan de buena imagen y a su vez están forzados a mostrar los dientes, contra el gobierno porque creen que de ese modo, incluidos algunos oficialistas de “cambiemos” se frena el avance “trotsko” o de la extrema y arcaica izquierda. Está visto que no. Otro ejemplo son los “metrodelegados”.
Esta acción de “Cambios” pero en dirección opuesta a la que pretende y propone el gobierno de Mauricio Macri, se debe a la endeblez cultural de nuestra dirigencia política y su falta de convicciones y por no entender los que es la política. Bien les convendría leer “El Príncipe” de Maquiavelo y la tragedia de “Lady Macbeth”, teniendo presente que las brujas nos los alertarán de los fatalismos del destino.
El “mal”, que eran las medidas que habría que haber expuesto el mismo 10 de diciembre pasado, se ejecutaron pausadamente y de ese modo se comenzó a vapulear a un adversario, que somos el pueblo, de modo sistemático y además se potenció la inflación mes a mes porque todo aumento se retrasa por ese efecto de la inflación, como pasa con la devaluación del peso, y los incrementos tarifarios, solo impiden que se incremente los subsidios y solo son el preanuncio de otros aumentos que fatalmente se deberán producir y para peor en un año electoral.
Aerolíneas Argentinas y Austral fue el peor “trabajo práctico” del gobierno ya que asumió una conducción que ignoraba algo que sabíamos todos, que la situación era límite, que los costos hundidos hubieran justificado su liquidación.
La única posibilidad de recuperación estaba condicionada por la real vocación de esfuerzo y sacrificio de su personal, representados por gremialistas que se creen los dueños de la empresa. Me cuentan que días pasados un personal de cierto rango fue encontrado durmiendo y posiblemente con algunos “vinos” de mas y su lógica separación, casi causa un paro.
La buena persona que es Isela Costantini declaró que mientras la gente la quiera permanecerá en la empresa, pero la cosa es que no se debe buscar el amor de la gente, sino su respeto por la propuesta que se debió hacer para que la empresa sea sustentable y en todo caso que la gente demuestre su afecto el día que se vaya. Hoy creo que le queda porque margen `porque si en un momento dijo necesitar u$s 1.500 millones, hoy es imposible que se arregle con u$s 260 y si con esta última suma de subsidios, pudiera gestionar la empresa, querría decir que la diferencia con los mil quinientos ¿era el precio de ese amor?
Se están produciendo “cambios”, pero no los esperados, por eso creo profundamente que para ayudar debemos ser críticos, lo que significa ofrecer una convicción para su debate.
Insisto: el gobierno sólo lleva poco más de 120 días, pero no critico por lo que no hizo, sino por lo que está haciendo mal.
08/05/2016 a las 3:01 PM
Bien Macri y Equipo exelente.
La gran mayoria de argentinos que producen confiamos en uds.
FUERZA Y adelante.
08/05/2016 a las 4:34 PM
Importantísima su observación, don Luis: «Hoy no hay capacidad para construir mayorías sociales de acción». ¿Por qué insistir en la ficción de los partidos políticos, entonces?
En otra nota me dirigía a la autora (Malú Kikuchi) comentándole acerca de los mismos caudillos cuya «conducción» sustituye a la crítica institucionalmente constructiva. El problema no consiste en personalidades inmaduramente tumultuosas que necesitan caudillos, o -lo que es lo mismo- en personalidades crónicamente apocadas que necesitan caudillos (die Anführer o die Führer, dicho en plural tudesco…). Tal como se lo dije a misia Malú, muy poca gente (tal vez sólo quienes en economía política se ubican allende Maquiavelo) advierte que la paz es indeseable.
Que, estructuralmente, toda la sociedad mundial se basa en la violencia que empobrece vidas.
Hoy varias veces dije algo como esto: que estas sacudidas de la política argentina no arreglan nada. Que, incluso, no descarto la necesidad de un interregno militar para salir de la presente situación pero agrego que todos los interregnos militares de la historia fueron sólo eso – interinatos. Y que todos terminaron en restauraciones de la explotación que se había querido evitar. Así fue desde que conocemos episodios históricos hasta los Reinos Combatientes en China, los imperios de Alejandro Magno, Augusto Magno, Carlomagno, Napoleón el Grande y Napoleón el Pequeño … y la ofrenda de su vida de quienes triunfaron en la Guerra Civil Argentina (1969-1979) y se pudren ahora mismo en las mazmorras del cobarde gobierno que votamos.
¿Por qué, previendo, no ir por más, allende el imaginario episodio militar y el fenómeno de que «Hemos construido una democracia de “rechazo”, todos somos “resistentes y obstruccionistas” y lo más grave es que confundimos esas acciones con la de ejercer la “crítica” que es una de las tareas más excelsas del ser humano», que usted tan bien destaca con fundados paralelos internacionales? ¿Por qué no acercarnos gradualmente a la eliminación de la democracia por partidos, inventada precisamente para asegurar esta continuidad en la expoliación de los países?
Lo que sugiero es poco, un pequeño paso para cada uno y un gran salto adelante para la sociedad global: informémosnos acerca de la democracia sin partidos y empecemos a sortear la representación de los miembros en todo pequeño grupo social donde no existe dueño autorizado a imponer su voluntad: por ejemplo, en una administración de consorcios, comisión gremial, colegio profesional, comité de cualquier tipo… A quienes resulten responsabilizados con la carga de gobernar al grupo, los que no gobiernen deberán participar ayudándoles, informándoles, precaviéndoles, aportándoles noticias relevantes y prudencia ajena para agudizar su juicio. Pero la plenitud del gobierno será responsabilidad de aquellos en quienes estocásticamente (o sea, al azar) hubiera recaído la carga de desempeñarlo.
Sólo así podremos eliminar a la parasitaria clase política y sus malditas elecciones infundadamente “legitimantes”.
Sólo así los partidos políticos se suprimirán como instituciones y con ellos su selección interna, para gobernantes, de los afiliados más intrigantes, perversos y manipuladores.
Sólo así la moral pública podrá comenzar a elevarse efectivamente.
Sólo así al gobierno le interesará realmente elevar la capacitación de TODOS los ciudadanos, porque de ella dependerá la capacidad de gestión de los futuros gobiernos.
Sólo así podrán continuarse sin hiatos las necesarias políticas públicas de largo y larguísimo plazo, como las que exhiben las naciones dominantes -todas ellas de fieros nacionalismos, bien cultivados por la aplicación interna de su ingeniería social.
Sólo así el gobierno será matemáticamente representativo de todas las minorías y mayorías en su verdadera proporción dentro de la sociedad gobernada.
Otro coforista, confundido, me decía: «Eduardo Lualdi…: !!! ESTOCOCRACIA….??? O SEA QUE GOBIERNE EL QUE LE TOQUE LA LOTERÍA , DIGAMOS… ( EL QUE TENGA MAS CULO)… BUENO.. SI ANDA DULCE A LO MEJOR LA PEGA…!!! ESTE “ISPA” DA PARA TODO…!!! Y SERA JUSTICIA…!!!» A lo que le contestaba: «No, mi buen don Lalo, no hace falta lotería. Eso es nada más que uno de los procedimientos para elegir el número determinante en una ocasión, pero cualquier procedimiento para elegirlo resulta en lo mismo. Por favor, infórmese: si imponemos los últimos tres números de su documento de identidad, don Lalo, usted casi seguramente será responsable de las funciones de concejal en su comuna (sólo si se repiten algunas cifras usted será diputado provincial, y si se repiten más legislador nacional, o presidente). Pero no importa qué número determinante salga, la estructura gubernamental no varía.
Sigue siendo matemáticamente representativa de la composición de los gobernados.
Y exige la capacitación progresiva de toda la población, en vez de convenirle al gobierno que “el electorado” sea lo más idiota y manejable posible.
Y elimina de raíz la clase política, compuesta de los manipuladores más perversos e inmorales entre los afiliados a partidos, que estas organizaciones se encargan de seleccionar y concentrar (dejando a los demás afiliados para hacer número, captar votos y pintar carteles).
Y elimina los dispendios inútiles, fingidas pugnas y distracciones vitales que ocasionan las elecciones.
Así que ya ve, don Lalo, todavía la mayoría de la gente desconoce qué es la estococracia, aunque hace milenios que se emplea y actualmente se aplica en más de trescientas organizaciones (ninguna de nivel nacional o regional, todavía) en todo el mundo. Un cordial saludo.»
¿Y bien?
Si no damos esos pasos inicialísimos pero efectivos para acercarnos a la democracia sin partidos, también llamada democracia estocástica, estococracia o demarquía, la explotación sin impedimentos de la maldita democracia por partidos nos seguirá precipitando a todos los individuos -poderosos y débiles- en esta ficción de vida, en esta existencia centrada en el tributo visible e invisible, en esta reducción salvaje de las posibilidades espirituales y materiales que, ante cualquier coyuntural conveniencia comercial, terminará localmente -para cualquier localidad del mundo- en las salvajes guerras empresarialmente inventadas.
Nadie está a salvo, aunque así lo pueda creer.
Sólo así, informándonos y acercándonos gradualmente a la estococracia, podemos abrigar esperanza de dejar de estar obligados a ser lobos los unos con los otros.
Atento saludo,
08/05/2016 a las 4:38 PM
Don Luis:
Para bien o para mal (ya que ahora lo pongo más a la vista), olvidé destacar que lo que legitima la democracia es la representatitivad.
Y hoy la única forma practicable de genuina representatividad es la estococracia.
Slds.,