Por Carlos Tórtora.-

El año electoral tendrá a partir de ayer un condimento más. Cristina Kirchner, si es candidata, tal vez deba transitar la campaña electoral mientras enfrenta el juicio oral por el Memorándum con Irán. Así lo decidió la Corte Suprema ayer en un fallo que descarta la existencia de gravedad institucional en el fallo de la Cámara de Casación que dispuso que el caso debía ventilarse en un debate oral y público.

Se trata sin duda de la causa judicial más política de la expresidenta, ya que investiga no sólo el tratado con Irán sino la posible maniobra para dotar de impunidad a iraníes vinculados con el atentado a la AMIA.

Y en esto entran en juego dos temas: por un lado la posible vinculación del caso con el asesinato del Fiscal Alberto Nisman y por el otro la actualidad de la cuestión a partir de que Donald Trump llevaría adelante una agresiva política contra el régimen iraní. En el caso de Nisman, Cristina siempre quedó manchada por las sospechas relacionadas con su muerte

Como es obvio, el clima que se crearía con este juicio no favorecería el retorno de la expresidenta a la arena electoral. El fantasma de Nisman puede deteriorar aún más a un kirchnerismo ya bastante desgastado.

Un festín libertario

Obviamente, el factor revulsivo de este cuadro sería la comunidad judía, que se agitaría contra Cristina. La defensa de ésta podría intentar demorar el juicio pero hay que ver si lo logra.

Para Javier Milei, en cambio, la decisión de la Corte es un verdadero regalo.

El juego de la polarización electoral con CFK no puede ser más perfecto. Ella volvería a ser la cómplice de las dictaduras y sobre todo de un estado terrorista, en tanto que Milei se reforzaría como el representante del mundo libre. Un escenario verdaderamente cinematográfico.

Ahora todo pasa por una cuestión de fechas. Si los jueces Andrés Basso, Javier Ríos y Rodrigo Gómez Uriburu le ponen fecha al juicio durante la campaña electoral, el juego libertario se vería muy beneficiado.

Para el gobierno todo vale si se trata de ganar la provincia de Buenos Aires y de ganársela a la máxima figura del peronismo. Un triunfo que sería la consagración política de Milei.

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