Por Hernán Andrés Kruse.-
De repente, se nos vino a la memoria el tristemente célebre escándalo conocido como “la Ley Banelco”. En 2000 el gobierno de De la Rúa necesitaba sí o sí que el Senado sancionara la ley de flexibilización laboral, exigida por el FMI. Los senadores calmaron al presidente aprobando la norma. Pero el precio que pagó la Alianza fue gigantesco. En junio de ese año Morales Solá publicó un artículo que sacudió a la opinión pública. Según la información que poseía, la aprobación de la ley de flexibilización laboral no le había resultado gratis al gobierno. En efecto, todo parecía indicar que el gobierno se vio obligado a satisfacer la víscera más sensible de los senadores: el bolsillo. Al poco tiempo el senador Antonio Cafiero corroboró lo denunciado por el columnista de La Nación. El escándalo provocó la renuncia del vicepresidente de la Nación en octubre y en marzo del año siguiente, el Frepaso se retiró del gobierno. En diciembre cayó el gobierno aliancista.
En las últimas horas un senador nacional peronista, Edgardo Kueider, fue detenido por las fuerzas de seguridad paraguayas en Ciudad del Este. Tenía como compañía a su secretaria Iara Magdalena Guinzel Costa. Junto con la pareja “viajaban” 200 mil dólares sin declarar. Inmediatamente la fiscalía imputó al senador entrerriano por lavado de dinero y contrabando. El hecho provocó un tsunami político de impredecibles consecuencias. Rápida de reflejos, Cristina Kirchner habló de una “democracia tarifada”, dando a entender que ese dinero era el precio del apoyo del senador al gobierno nacional en el Senado.
La historia, lamentablemente, se repite. Los dólares encontrados junto a Kueider son otro capítulo de una larguísima historia de corrupción institucionalizada. Porque de una buena vez los argentinos debemos percatarnos que el ejercicio del poder y la corrupción van de la mano. Son hermanos gemelos. Alguien podrá retrucar: pero existió un Lisandro de la Torre. Existió, pero es la excepción que confirma la regla.
Luego de enterarme de este nuevo escándalo, releí lo que escribió Ingenieros en “El hombre mediocre” (Editorial Losada, Buenos Aires, Introducción) sobre la moral de los idealistas. Su vigencia es impresionante. Parece su respuesta al escándalo protagonizado por Kueider (¿sólo por él?).
LA EMOCIÓN DEL IDEAL
“Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un Ideal. Es ascua sagrada, capaz de templarte para grandes acciones. Custódiala; si la dejas apagar no se reenciende jamás. Y si ella muere en ti, quedas inerte: fría bazofia humana. Sólo vives por esa partícula de ensueño que te sobrepone a lo real. Ella es el lis de tu blasón, el penacho de tu temperamento. Innumerables signos la revelan: cuando se te anuda la garganta al recordar la cicuta impuesta a Sócrates, la cruz izada para Cristo y la hoguera encendida a Bruno; -cuando te abstraes en lo infinito leyendo un diálogo de Platón, un ensayo de Montaigne o un discurso de Helvecio; cuando el corazón se te estremece pensando en la desigual fortuna de esas pasiones en que fuiste, alternativamente, el Romeo de tal Julieta y el Werther de tal Carlota; -cuando tus sienes se hielan de emoción al declamar una estrofa de Musset que rima acorde con tu sentir; -y cuando, en suma, admiras la mente preclara de los genios, la sublime virtud de los santos, la magna gesta de los héroes, inclinándote con igual veneración ante los creadores de Verdad o de Belleza. Todos no se extasían, como tú, ante un crepúsculo, no sueñan frente a una aurora o cimbran en una tempestad; ni gustan de pasear con Dante, reír con Moliére, temblar con Shakespeare, crujir con Wagner; ni enmudecer ante el David, la Cena o el Partenón. Es de pocos esa inquietud de perseguir ávidamente alguna quimera, venerando a filósofos, artistas y pensadores que fundieron en síntesis supremas sus visiones del ser y de la eternidad, volando más allá de lo real. Los seres de tu estirpe, cuya imaginación se puebla de ideales y cuyo sentimiento polariza hacia ellos la personalidad entera, forman raza aparte en la humanidad: son idealistas. Definiendo su propia emoción, podría decir quien se sintiera poeta: el Ideal es un gesto del espíritu hacia alguna perfección”.
DE UN IDEALISMO FUNDADO EN EXPERIENCIA
“Los filósofos del porvenir, para aproximarse a formas de expresión cada vez menos inexactas, dejarán a los poetas el hermoso privilegio del lenguaje figurado; y los sistemas futuros, desprendiéndose de añejos residuos místicos y dialécticos, irán poniendo la Experiencia como fundamento de toda hipótesis legítima. No es arriesgado pensar que en la ética venidera florecerá un idealismo moral, independiente de dogmas religiosos y de apriorismos metafísicos: los ideales de perfección, fundados en la experiencia social y evolutivos como ella misma, constituirán la íntima trabazón de una doctrina de la perfectibilidad indefinida, propicia a todas las posibilidades de enaltecimiento humano. Un ideal no es una fórmula muerta, sino una hipótesis perfectible; para que sirva, debe ser concebido así, actuante en función de la vida social que incesantemente deviene. La imaginación, partiendo de la experiencia, anticipa juicios acerca de futuros perfeccionamientos: los ideales, entre todas las creencias, representan el resultado más alto de la función de pensar. La evolución humana es un esfuerzo continuo del hombre para adaptarse a la naturaleza, que evoluciona a su vez. Para ello necesita conocer la realidad ambiente y prever el sentido de las propias adaptaciones: los caminos de su perfección. Sus etapas refléjanse en la mente humana como ideales. Un hombre, un grupo o una raza son idealistas porque circunstancias propicias determinan su imaginación a concebir perfeccionamientos posibles. Los ideales son formaciones naturales. Aparecen cuando la función de pensar alcanza tal desarrollo que la imaginación puede anticiparse a la experiencia. No son entidades misteriosamente infundidas en los hombres, ni nacen del azar. Se forman como todos los fenómenos accesibles a nuestra observación. Son efectos de causas, accidentes en la evolución universal investigada por las ciencias y resumidas por las filosofías. Y es fácil explicarlo, si se comprende. Nuestro sistema solar es un punto en el cosmos; en ese punto es un simple detalle el planeta que habitamos; en ese detalle la vida es un transitorio equilibrio químico de la superficie; entre las complicaciones de ese equilibrio viviente la especie humana data de un período brevísimo; en el hombre se desarrolla la función de pensar como un perfeccionamiento de la adaptación al medio; uno de sus modos es la imaginación que permite generalizar los datos de la experiencia, anticipando sus resultados posibles y abstrayendo de ella ideales de perfección.
Así la filosofía del porvenir, en vez de negarlos, permitirá afirmar su realidad como aspectos legítimos de la función de pensar y los reintegrará en la concepción natural del universo. Un ideal es un punto y un momento entre los infinitos posibles que pueblan el espacio y el tiempo. Evolucionar es variar. En la evolución humana el pensamiento varía incesantemente. Toda variación es adquirida por temperamentos predispuestos; las variaciones útiles tienden a conservarse. La experiencia determina la formación natural de conceptos genéricos, cada vez más sintéticos; la imaginación abstrae de éstos ciertos caracteres comunes, elaborando ideas generales que pueden ser hipótesis acerca del incesante devenir: así se forman los ideales que, para el hombre, son normativos de la conducta en consonancia con sus hipótesis. Ellos no son apriorísticos, sino inducidos de una vasta experiencia; sobre ella se empina la imaginación para prever el sentido en que varía la humanidad. Todo ideal representa un nuevo estado de equilibrio entre el pasado y el porvenir. Los ideales pueden no ser verdades; son creencias. Su fuerza estriba en sus elementos efectivos: influyen sobre nuestra conducta en la medida en que lo creemos. Por eso la representación abstracta de las variaciones futuras adquiere un valor moral: las más provechosas a la especie son concebidas como perfeccionamientos. Lo futuro se identifica con lo perfecto. Y los ideales, por ser visiones anticipadas de lo venidero, influyen sobre la conducta y con el instrumento natural de todo progreso humano.
Mientras la instrucción se limita a extender las nociones que la experiencia actual considera más exactas, la educación consiste en sugerir los ideales que se presumen propicios a la perfección. El concepto de lo mejor es un resultado natural de la evolución misma. La vida tiende naturalmente a perfeccionarse. Aristóteles enseñaba que la actividad es un movimiento del ser hacia la propia «entelequia»: su estado de perfección. Todo lo que existe persigue su entelequia, y esa tendencia se refleja en todas las otras funciones del espíritu; la formación de ideales está sometida a un determinismo, que, por ser complejo, no es menos absoluto. No son obra de una libertad que escapa a las leyes de todo lo universal, ni productos de una razón pura que nadie conoce. Son creencias aproximativas acerca de la perfección venidera. Lo futuro es lo mejor de lo presente, puesto que sobreviene en la selección natural: los ideales son un «élan» hacia lo mejor, en cuanto simples anticipaciones del devenir. A medida que la experiencia humana se amplía, observando la realidad, los ideales son modificados por la imaginación, que es plástica y no reposa jamás. Experiencia e imaginación siguen vías paralelas, aunque va muy retardada aquélla respecto de ésta. La hipótesis vuela, el hecho camina; a veces el ala rumbea mal, el pie pisa siempre en firme; pero el vuelo puede rectificarse, mientras el paso no puede volar nunca.
La imaginación es madre de toda originalidad; deformando lo real hacia su perfección, ella crea los ideales y les da impulso con el ilusorio sentimiento de la libertad: el libre albedrío es un error útil para la gestación de los ideales. Por eso tiene, prácticamente, el valor de una realidad. Demostrar que es una simple ilusión, debida a la ignorancia de causas innúmeras, no implica negar su eficacia. Las ilusiones tienen tanto valor para dirigir la conducta, como las verdades más exactas; puede tener más que ellas, si son intensamente pensadas o sentidas. El deseo de ser libre nace del contraste entre dos móviles irreductibles: la tendencia a perseverar en el ser, implicada en la herencia, y la tendencia a aumentar el ser, implicada en la variación. La una es principio de estabilidad, la otra de progreso. En todo ideal, sea cual fuere el orden a cuyo perfeccionamiento tienda, hay un principio de síntesis y de continuidad: «es una idea fija o una emoción fija». Como propulsores de la actividad humana, se equivalen y se implican recíprocamente, aunque en la primera predomina el razonamiento y en la segunda la pasión. «Ese principio de unidad, centro de atracción y punto de apoyo de todo trabajo de la imaginación creadora, es decir, de una síntesis subjetiva que tiende a objetivarse, es el ideal» dijo Ribot. La imaginación despoja a la realidad de todo lo malo y la adorna con todo lo bueno, depurando la experiencia, cristalizándola en los moldes de perfección que concibe más puros. Los ideales son, por ende, reconstrucciones imaginativas de la realidad que deviene.
Son siempre individuales. Un ideal colectivo es la coincidencia de muchos individuos en un mismo afán de perfección. No es que una «idea» los acomune, sino que análoga manera de sentir y de pensar convergen hacia un «ideal» común a todos ellos. Cada era, siglo o generación puede tener su ideal; suele ser patrimonio de una selecta minoría, cuyo esfuerzo consigue imponerlo a las generaciones siguientes. Cada ideal puede encarnarse en un genio; al principio, mientras él lo define o lo plasma, sólo es comprendido por el pequeño núcleo de espíritus sensibles al ritmo de la nueva creencia. El concepto abstracto de una perfección posible toma su fuerza de la Verdad que los hombres le atribuyen: todo ideal es una fe en la posibilidad misma de la perfección. En su protesta involuntaria contra lo malo se revela siempre una indestructible esperanza de lo mejor; en su agresión al pasado fermenta una sana levadura de porvenir. No es un fin, sino un camino. Es relativo siempre, como toda creencia. La intensidad con que tiende a realizarse no depende de su verdad efectiva sino de la que se le atribuye. Aun cuando interpreta erróneamente la perfección venidera, es ideal para quien cree sinceramente en su verdad o su excelsitud.
Reducir el idealismo a un dogma de escuela metafísica equivale a castrarlo; llamar idealismo a las fantasías de mentes enfermizas o ignorantes, que creen sublimizar así su incapacidad de vivir y de ilustrarse, es una de tantas ligerezas alentadas por los espíritus palabristas. Los más vulgares diccionarios filosóficos sospechan este embrollo deliberado: «Idealismo: palabra muy vaga que no debe emplearse sin explicarla». Hay tantos idealismos como ideales; y tantos ideales como idealistas y tantos idealistas como hombres aptos para concebir perfecciones y capaces de vivir hacia ellas. Debe rehusarse el monopolio de los ideales y cuantos lo reclaman en nombre de escuelas filosóficas, sistema de moral, credos de religión, fanatismo de secta o dogma de estética. El «idealismo» no es privilegio de las doctrinas espiritualistas que desearían oponerlo al «materialismo», llamando así, despectivamente, a todas las demás; ese equívoco, tan explotado por los enemigos de las Ciencias -tenidas justamente como hontanares de Verdad y de Libertad-, se duplica al sugerir que la materia es la antítesis de la idea, después de confundir al ideal con la idea y a ésta con el espíritu, como entidad trascendente y ajena al mundo real. Se trata, visiblemente, de un juego de palabras, secularmente repetido por sus beneficiarios, que transportan a las doctrinas filosóficas el sentido que tienen los vocablos idealismo y materialismo en el orden moral. El anhelo de perfección en el conocimiento de la Verdad puede animar con igual ímpetu al filósofo monista y al dualista, al teólogo y al ateo, al estoico y al pragmatista. El particular ideal de cada uno concurre al ritmo total de la perfección posible, antes que obstar al esfuerzo similar de los demás”.
07/12/2024 a las 10:06 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
¿Festejos con todo bajo control?
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
6/12/024
Cerrado ya el año legislativo ordinario y cuando le faltan solo cuatro días para cumplir su primer año de mandato, Javier Milei se prepara para celebrar (o seguir haciéndolo) y darse algunos gustos (más).
Con la perspectiva cierta de no correr riesgos mayores en el Congreso, con el Poder Judicial a punto de entrar en el habitual letargo veraniego (después de dar algunas señales favorables), con los indicadores económico-financieros para arriba y las encuestas volando a favor parece tenerlo todo bajo a control.
Lo político-institucional, la Justicia, la economía y la opinión pública están en orden, para el gobierno. Algo más que el control de la agenda pública. Un verdadero rectángulo de hierro. Por algo, los festejos ya empezaron. Aunque quedan aún demasiado asuntos pendientes para sumergirse en las habituales aguas revueltas de un año electoral.
El temario anunciado por el Poder Ejecutivo para ser tratado por el Congreso en sesiones extraordinarias demuestra, por un lado, la decisión oficial de imponer un conjunto de asuntos de relativa o escasa urgencia y destinados más bien a activar, otra vez, el “principio de revelación” e incomodar a opositores dialoguistas o duros, casi por igual, según se paren frente a esos temas. Por algo, los no mileístas lo consideran “un show de alto sadismo”.
La reforma electoral que incluye terminar con las elecciones primarias obligatorias (PASO ) y con el financiamiento de la propaganda electoral en los medios, junto con la eliminación de los “fueros de la política” (como fue anunciado cuando, en realidad, se trata de la inmunidad parlamentaria) resaltan el propósito.
Son todos títulos de fuerte impacto y amplia aceptación popular, que permiten reinstalar el anatema de “casta” aún sobre quienes defienden la vigencia de esas instituciones y se oponen a las reformas no solo por conveniencia sino con fundadas razones, que muy pocos (o nadie) escuchan.
Después de la ratificación de la condena a Cristina Kirchner y la detención en Paraguay del senador peromileísta Edgardo Kueider por portar 200.000 dólares en efectivo sin declarar, la eliminación de los fueros es combustible para la indignación popular. Si viviera, Carlos Menem debería agradecer no haber sido contemporáneo de quienes hoy lo idolatran. Nadie en la historia política argentina fue más beneficiado que él por los fueros parlamentarios.
La eliminación de las PASO (que gozan de una alta impopularidad) no solo incomoda al principal sostén parlamentario del Gobierno, que es el bloque del PRO, ya que volvería a ver menguado su poder de negociación con el oficialismo para el armado electoral. La dieta Milei está siendo demasiado efectiva para Mauricio Macri y los suyos, que no paran de adelgazar (políticamente).
También eso abre una fisura profunda en otros espacios opositores. Al igual que el submarino amarillo, el variopinto espacio que tiene en Diputados por jefe a Miguel Pichetto o el radicalismo se enfrentan a una muy probable división entre quienes controlan gobiernos provinciales y quienes no tienen un territorio propio.
Los primeros coinciden con el Gobierno en sostener el poder de sus lapiceras cargadas con recursos públicos. Los segundos, en tanto, ven asfixiadas sus posibilidades de negociar lugares expectantes en las listas con los oficialistas de cada distrito con los que comparten algún tipo de sociedad nacional.
HIPERFRAGMENTACIÓN DESEADA
Esa situación podría derivar en el escenario deseado y diseñado por el gurú Santiago Caputo (del cual este proyecto es una herramienta fundamental) consistente en la hiperfragmentación de la oposición y de los opositores. Todo ganancia.
Por eso, tanto en el Pro, como los federales de Pichetto y el radicalismo en sus distintas fracciones se debate por estas horas la conveniencia de dar o no quórum en las sesiones extraordinarias.
Otro tanto ocurre en el peronismo, donde cristinistas y no cristinistas enfrentan conflictos similares, agravado todo por la iniciativa para eliminar los fueros parlamentarios, que asoman como una ficha limpia por otros medios. La situación judicial de la expresidenta no da para aceptar posturas principistas.
De todas maneras, por ahora, como en otros casos, ese temario es solo un anuncio del vocero presidencial sin formalización alguna, ya que no ingresó en el Congreso. Lo mismo que sucedió con el prometido proyecto oficialista de ficha limpia. Como si, además de fuegos artificiales para sostener la atención del público e incomodar al resto del universo político-partidario, fueran pruebas de ensayo para testear reacciones. Y ya van quedando expuestas las incomodidades que eso genera en el no mileísmo.
Por otro lado, si se concretara el envío de ese listado de proyectos quedaría en evidencia la intención de Milei de no exponerse a negociaciones complicadas y reservarse la mayor cuota de discrecionalidad posible en cuestiones altamente sensibles para el Gobierno y que, por el contrario, sí entrañan cierta urgencia.
Allí se inscriben el presupuesto para 2025 o la integración de la Corte Suprema de Justicia, que quedará compuesta por tres de cinco miembros el 28 de diciembre (Día de los inocentes, vaya casualidad), cuando le llegue la jubilación obligada y a su pesar a Juan Carlos Maqueda.
La consecuente y sin precedente prórroga por segundo año consecutivo del presupuesto vigente, votado en 2022, implicaría dejar manos libres al Poder Ejecutivo para que disponga, sin control de los representantes del pueblo y de las provincias, el 18 % de los recursos estimados con los que contaría (podrían ser más), lo que se traduce, según las estimaciones más serias, en unos 20 billones de pesos o, para hacer más fácil la representación, a casi 20 mil millones de dólares de hoy.
Esa suma adquiere mayor significación aún si se tiene en cuenta que ese monto estará a disposición del Presidente en un año electoral. Las obras no realizadas ni pagadas durante este año, podrían hacerse y, sobre todo, mostrarse antes de que los argentinos vayamos a las urnas. Si los presupuestos sancionados han sido habitualmente poco más que un extensísimo dibujo contable, la iniciativa presentada ahora sin tratamiento legislativo vendría a ser una hoja de ruta trazada con lápiz sujeta a variaciones (y tentaciones).
EL SHOW DE LA DISCRECIONALIDAD
Los antecedentes cuentan y, como reveló Gabriela Origilia anteayer en LA NACION, este año el Gobierno favoreció con fondos asignados de manera discrecional a los gobernadores de las provincias cuyos legisladores le facilitaron las cosas en el Congreso. La mayoría no son necesariamente modelos de eficiencia y transparencia en el gasto, pero para ellos sí hubo plata. La obediencia se cobra y después se paga. Pero diferido. Mensajes claros.
Por eso (y porque resulta más vendible socialmente y ante los factores de poder internos y externos), tanto el bloque de los radicales que lidera Rodrigo de Loredo, como el de los disidentes de Facundo Manes, el Pro y los federales coinciden en poner el énfasis en su rechazo a que se llame a extraordinarias si no se incluye el proyecto de presupuesto.
No parece ser un momento auspicioso para encontrar receptividad en el Gobierno a esos planteos, más cuando su respuesta es que lo único que pretenden los gobernadores y los legisladores nacionales de la oposición es afectar el equilibrio fiscal que se estipula en la iniciativa oficial. Aún cuando ese objetivo se alcance a costa de esfuerzos ajenos con probables costos electorales, a los que se pretende compensar con algunas zanahorias como cesiones de inmuebles (no necesariamente muy apetecibles por el mercado) o rutas, cuyo estado es deplorable. Para no hablar de la compulsiva provincialización de hospitales.
Las encuestas que leen en la Casa Rosada al igual que las que consumen en el resto de los espacios políticos muestran a Milei en porcentajes que, a la misma altura de su mandato, superan por 20 puntos a Alberto Fernández y por entre 5 y 8 puntos a Mauricio Macri.
Los indicadores macroeconómicos parecen mandar para que la imagen positiva de Milei supere hoy a la negativa, según la mayoría de los sondeos. En la última encuesta de la Universidad de San Andrés, salvo la gestión de la economía respecto de la cual la opinión está equilibrada, el resto de las áreas de gobierno tiene imagen neta negativa, aunque no sea por mucho.
Entre las cuestionadas aparece con 55% de opiniones negativas la gestión de la seguridad, que, además, está tercera entre las preocupaciones ciudadanas. A pesar del constante arsenal desplegado por esa cartera, a cargo de muy activa Patricia Bullrich, en el terreno de la comunicación, la propaganda y presencia de fuerzas, como se vio ayer en Mar del Plata, durante la visita de Milei para la inauguración de un hipermercado. Los marplatenses se preguntaban cómo habría sido si se hubiera tratado de una cumbre de presidentes o de la inauguración de un planta nuclear.
Nada, sin embargo, que afecte la imagen general sobre el Gobierno, que además, empieza a gozar de la coincidencia mayoritaria de la ciudadanía en algunas materias siempre sujetas a controversia, como la política exterior y las alianzas internacionales.
Un estudio de Pulsar, el laboratorio de opinión pública de la UBA (insospechable de mileísta) muestra que la sociedad mayoritariamente coincide con el alineamiento con Occidente. Y, mejor aún para Milei, el primer país con el que, según, los encuestados la Argentina debe relacionarse es Estados Unidos, que se lleva el 33% de las preferencias. En tanto, China, solo es elegido por el 9%, aunque tuvo un crecimiento notable ya que en 2023 solo se llevaba el 5% de las preferencias. Tal vez bajo el influjo de su ascenso de país demonizado por comunista a nación “que solo quiere que la dejen tranquilo”, según la metamorfosis mileísta.
Los tiempos de rosas no admiten incordios a la hora de la autocelebración, como la que se avecina para el primer cumpleaños de la gestión Milei, el martes próximo.
Ruidos subterráneos
De todas maneras, asoman algunos movimientos más o menos subterráneos, como para no desatender. Como suele ocurrir cada fin de año, ciertos sectores y dirigentes político-sindicales-sociales peronistas y de la izquierda trotkista han empezado a ejercitar el adormilado músculo de la protesta, que por ahora se entrena en la periferia. El ejemplo lo dio el piquete realizado hace unos días en La Matanza, donde todo empezó hace ya muchos años.
En el otro extremo de la pirámide, en ámbitos empresariales, se escuchan algunas incomodidades, como la referida al efecto del retraso cambiario y la consecuente ola importadora en ciernes sobre la industria nacional.
También, se advierte, por ahora en fuera de micrófonos, sobre algunas presuntas opacidades en la relación con inversores, contratistas y empresarios varios. En ese terreno sobresale los rumores respecto de los pliegos de licitación de la Hidrovía, que estarían en camino de judicializarse, porque según especialistas en la materia y empresas interesadas, estaría confeccionado con nombre y apellido (belga) del destinatario.
No obstante, Milei parece tener todo bajo control. Aunque algunas voces advierten sobre la necesidad de no abusar de la posición dominante del mercado de la opinión pública.
07/12/2024 a las 10:10 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei ayuda a Cristina, la Corte no. ¿Se viene un nuevo pacto de Olivos?
Ricardo Roa
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
7/12/024
Y ahí está Milei a punto de soplar su primer velita, algo que unos cuantos dudaban que pudiese conseguir. No tiene poco para celebrar, con la inflación cayendo a pique y el dólar bajo control después de la herencia horrible que le dejó el kirchnerismo.
Y algo más: descorrió el telón de curros de los grupos piqueteros y chau a los cortes de calles, algo que también parecía imposible. Los piquetes no son lo peor pero representan mucho de lo peor: la extorsión de los gerentes de la pobreza. La pobreza administrada políticamente.
No quiere decir ni mucho menos que hayamos alcanzado el paraíso. Si pasamos la lupa al superávit fiscal que todo el mundo elogia, aparece claro el saque a las jubilaciones, el parate de la obra pública y el guadañazo a las provincias. Sin olvidar que la pobreza golpea a la mitad de la sociedad. A cualquier lista habría que agregar el aplazo institucional, sobre todo la adicción de Milei al maltrato y a insultar y agredir a buena parte del mundo que piensa diferente.
Pero hasta opositores fanatizados empiezan a mirarlo con respeto. Cambios de ánimo de la política: en enero se preguntaban cuándo caería; en mayo pronosticaban que el plan no llegaba a octubre (ni el plan ni los dólares) y que la gente no iba a aguantar el ajuste. Ahora, violín en bolsa. Y con bronca, piensan que si el tipo mantiene la baja de los precios y sigue la reactivación, gana cómodo en octubre.
Hasta Manzano, que fue asesor estrella de Massa, elogia exaltado “la consistencia de Milei”. Y habla del 2025 como el año del despegue. Manzano ha sabido aprovechar al mango las oportunidades que da el Estado o que le hacen dar al Estado. Es el que hizo célebre la frase robo para la corona cuando la corona era Menem. Hoy es un jugador fuerte del sector energético y uno de los dueños de Edenor y de América TV.
El programa económico pasó la peor etapa y Milei, con motivos para agrandarse, se agranda. Y juega con fuego: acuerda con el cristinismo sin admitir que acuerda con el cristinismo: pactar con la casta es un quiebre con sus votantes. Aceptó cajonear Ficha Limpia, que impediría a Cristina ser candidata y que no pudo ser tratada por falta de quórum. Milei dijo que no tuvo nada que ver con eso pero se autoincriminó en un chat a Lospennato, la autora del proyecto, al reconocer que para tratarlo había que hacerle cambios.
Otros puntos del acuerdo: mantener a Martín Menem al frente de Diputados, patear hacia adelante el lío judicial, a ver si pueden encontrarle la vuelta juntos y voltear las Paso, que Cristina ahora quiere acompañar de ¡una reforma constitucional! para que coincidan los mandatos de diputados y senadores. ¿Habrá un Pacto de Olivos 2?
El acuerdo también asoma nítido en el anuncio de Extraordinarias: no incluirá Ficha Limpia, como prometió Milei y reclamaba el Pro. Tampoco el Presupuesto, que pedían los gobernadores. Se tratará, en cambio, la eliminación de las Paso.
Quizás lo más importante no sea lo que se ha anunciado sino lo que va a anunciar, salvo que el listín del vocero Adorni se considere un temario. La convocatoria a Extraordinarias no se publicó aún en el Boletín Oficial. O sea: hubo anuncio pero ni se conoce el temario ni cuándo comenzarán y terminarán las sesiones. Mileísmo auténtico: hay que adivinar qué buscan y todo puede cambiar a último momento. Quedan dos semanas para terminar el año legislativo.
Cristina presiona para meter los reemplazos en la Corte, que están dando vueltas desde hace ocho meses. Es su idea fija. Ese debate está casado con otra cuestión espinosa: la aprobación en el Senado de los pliegos de Lijo y García Mansilla. Los candidatos siguen buscando apoyos y este último sábado Lijo se sumó en Parque Norte a una fiesta de los judiciales de Piumato, alineado con Ricardo Lorenzetti. Quizás no fue la mejor idea: con Lijo de un lado y Hugo Moyano del otro, el nostálgico Piumato los invitó a cantar la nueva versión de un himno ubaldinista: Traigan al gorila de Milei para que vea, que este pueblo no cambia de idea, sigue las banderas de Evita y Perón. Parece mentira pero fue verdad.
Milei ayuda a Cristina, la Corte no: rechazó un recurso de la expresidente para no ser juzgada por el pacto con Irán. Cristina argumentó que buscaba que la justicia argentina pudiera interrogar a los sospechosos iraníes y aclarar acá y no allá quiénes y por qué explotaron las bombas que mataron a 84 personas en la AMIA. Con la mediación del chavismo, firmó un memorándum que se llamó de entendimiento y que se reveló de encubrimiento. El pacto languideció con pena y sin gloria. El fiscal Nisman acusó a Cristina y un día antes de que presentara su denuncia en el Congreso, apareció muerto de un balazo en su departamento de Puerto Madero.
Cristina trata de ensuciar todas las causas como de despegarse ahora del senador Kueider, detenido en Paraguay con su secretaria y 200 mil dólares. Kueider llegó al Senado por Fernández y Cristina pero se pasó al bando libertario, de la mano del asesor Santiago Caputo. Decía que podía ir como embajador a Paraguay. Nadie se hace cargo. Milei muestra la boleta peronista como prueba de que no era suyo. Una verdad a medias. Y Cristina dice: si fuese mío no hubiese votado la Ley Bases. Otra verdad también a medias.
Kueider fue la mano derecha del ex gobernador Bordet. Recaudaba con la pauta publicitaria y la obra pública. Un clásico. Los dos son de Concordia al igual que Urribarri, otro ex gobernador preso por corrupción. Concordia es La Matanza de Entre Ríos, centro del peronismo provincial y una de las ciudades más pobres del país. Es raro cómo fue detenido: en un puente poco transitado y de madrugada. Como si hubiera sido entregado.
No fue raro, en cambio, que dijera lo que dijo sobre los dólares: no eran suyos sino de su secretaria. Pudo ser perfectamente una explicación del autor de mi querida Fabiola o del ex intendente Insaurralde, que vivía de la plata de su ex Jessica Cirio. O, también, de Cristina cuando atribuyó a su hija los millones de dólares encontrados en una caja de seguridad. Está visto: en cosas de la corrupción, nadie supera al kirchnerismo.
07/12/2024 a las 10:18 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei y Caputo debaten cómo y cuándo salir del cepo, pero Trump empezó a molestar
Roberto García
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
6/12/024
Con sutileza o diplomacia, a uno de los más experimentados delegados ante el FMI, Héctor Torres, quien representó a la Argentina en dos gobiernos de distinta extracción (2004-2008 y 2016-2017) y luego fue contratado por Brasil para esa misma tarea, le atribuyen una advertencia: será difícil que ese instituto internacional se allane a cederle plata nueva al gobierno de Javier Milei. Traduciéndolo a la calle: “No hay Trump que valga para un futuro préstamo”. Merece un largo reportaje Torres para interiorizarse de esas consideraciones. Sin embargo, piensa al revés de la mayoría de los economistas locales, casi todos coincidentes en la generosidad del FMI por obra y gracia del próximo Presidente de los Estados Unidos. La observación atribuida a Torres, si se cumple, podría complicar a quienes confían en el levantamiento del cepo como herramienta para conseguir un crédito fresco de alrededor del 10 mil millones de dólares por parte de ese instituto. No todo es felicidad en los mercados de Disney, cualquier excusa es buena para abandonar una estela de ganancias, sea el no way de la ficha limpia o la corrupción expuesta de algunos senadores vinculados al gobierno. Por suerte, Javier Milei suele interesarse en ese fenómeno, no es una novedad que la política puede dañar a la economía. O justificar a los jugadores financieros.
El Presidente sostuvo que pronto se liberará el cepo, sin fecha; el titular del Banco Central, Santiago Bausili, afirma que el fin del cepo será parte a parte, como las capas de una cebolla, mientras que José Luis Daza, un argentino con acento chileno a cargo de Programación Económica, garantiza esa desaparición cuando no sean negativas las reservas del Banco Central (hoy abajo en poco más de dos mil millones de dólares). Daza es influyente en el equipo, al revés de su antecesor Joaquín Cottani, a quien ni siquiera invitaban a tomar café. No es la única discusión en el “colosal” team sobre la fecha conveniente, también ahora —previsores— se ha enredado en un debate sobre la elección del tipo de cambio a aplicarse en el caso de que se liquide el control del cepo: fijo o flexible. Los habitantes del Banco Central prefieren establecer una alternativa variable, quizás con bandas, flexible; mientras, al ministro Luis Caputo le endosan predilección por un tipo de cambio inmodificable, fijo. Se verá quien gana si es que se levanta el cepo.
En las últimas horas, con la mejor buena voluntad, dos ex ministros salieron a promover la inmediata liberación del cepo, Domingo Cavallo y Nicolas Dujovne, caracterizado uno por expandir el gasto, el otro obligado a ejecutar un ajuste. Gente con experiencia, sin duda. Se inscriben otros interesados, empresas que demandan ingresos libres de dólares y retiros libres de dólares, en particular lo último. Los dos ex ministros confían en que la medida provocara un salto devaluatorio, entre otras consecuencias favorables, lo que otorgaría mayor estabilidad al programa económico, acechado hoy por la apreciación del dólar —otra vez Trump, un amigo que empezó a molestar— y al descenso brutal de la moneda brasileña, uno de los mayores compradores de productos argentinos. Pero el término “devaluación” irrita a Milei & Cía, es contranatura a sus propósitos. También se anotan en ese criterio más de un consejero politico: sugieren conservar el actual rumbo, el reconocido “exitazo” económico (baja de inflación, equilibrio fiscal, caida del riesgo país, entre otros premios logrados) y un cepo que evita alterar el precio del dolar, una amenaza después de muchos años de vida, con un público ahora más dispuesto a vender activos externos que a comprarlos. Un cambio radical, si se permite la palabra, para una masa de argentinos que disfruta viajar para el “deme dos” y otra que, a pesar de atravesar sacrificios múltiples en su vida cotidiana, se muestra cada vez más satisfecha con la gestión Milei. Sería la primera vez que el Che Guevara acertara en un slogan: Cuanto peor, mejor.
Por el momento, se discute la fecha de salida, la forma del tipo de cambio si se sale, mientras se goza en el team —sin demasiada publicidad porque no constituye un orgullo ético— las ventajas del respirador artificial adquirido, el blanqueo (casi 25 mil millones de dólares). Pero es un one shot, temporario, irrepetible en el mandato y que salva las urgencias hasta el primer semestre del año próximo. Entonces, no vendría mal una pequeña ayuda del FMI para llegar con holgura a los comicios de medio término. Milei dice carecer de prisa para esa eventualidad, que no cambia por presiones, al revés de sus antecesores, que mantendrá más o menos filosa la motosierra y que, gracias a su condición de economista, no lo va a sorprender un desfiladero. Como ocurrió, por ejemplo, con Raúl Alfonsín, retratado ese pesar en el libro Diario de una temporada en el quinto piso, del asesor Juan Carlos Torre, quien en tono chispeante supo contar que el equipo de Juan Sourrouille cada vez que iba a la Casa Rosada para reclamar un ajuste, volvía con la desesperanza de que debía conceder más demandas a favor del deficit. En verdad, esas exigencias quizás no fueron tan temerarias ni realistas, nunca Alfonsín fue notificado de la extrema crisis en la que iba a caer. A menos que fuera un tonto, condición que no aparece en ningún registro cuando se refieren a su persona. Mas bien bien el team de entonces siempre esperaba un crédito.
07/12/2024 a las 10:21 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Según Lara Trump, los conservadores no son extremistas: Milei, ¿piensa lo mismo?
Marcos Novaro
Fuente: TN
(*) Notiar.com.ar
6/12/024
En la Conferencia de Acción Política Conservadora de Buenos Aires, la nuera del presidente electo norteamericano bajó línea sobre lo que significan las nuevas derechas, el lawfare en versión “comunista” y demás “amenazas a la democracia”. Milei, tratando de saltearse al Congreso y la Ficha Limpia, no da buen ejemplo sobre nada de eso.
La frase que lanzó Lara Trump no debe haber sonado muy bien en los oídos del ileísmo militante, que hace un culto de mostrarse extremista en todos los asuntos que estén en discusión, aborrecer de las “formas de la democracia”, como la aceptación de la crítica y el disenso, tanto en su fuerza política como en la vida política en general, y despreciar los frenos y contrapesos de la república.
Aludió, sin embargo, a un problema relevante. Porque no es casual que las mismas preguntas estén dando vuelta en todos los países en que las derechas se radicalizan y prosperan al hacerlo, y se las planteen tanto los observadores y comentaristas, como muchos de sus propios votantes: ¿hasta dónde está dispuesta ir esta gente en su radicalización?, ¿son demócratas que aspiran a cambiar apenas ciertas pautas a las que las democracias se han venido ajustando hasta aquí, en particular en relación a la regulación de la economía (no siempre en el mismo sentido), las funciones distributivas del Estado y las relaciones exteriores, o son populistas autoritarios que en cuanto puedan van a limitar irreversiblemente el pluralismo político y politizar al máximo esos aparatos estatales, incluidos sus poderes judiciales y demás agencias vitales para asegurar el gobierno de la ley, igual que han hecho en sentido contrario sus parientes del otro extremo del espectro ideológico?
Lara Trump y Bolsonaro
De todos modos, y como siempre sucede, la sentencia que lanzó Lara Trump, la invitada estrella que el oficialismo recibió para darle relevancia global a la reunión porteña de la CPAC, una organización promotora de las ideas de derecha nacida hace ya varias décadas, y que Milei quiere usar como trampolín de su proyección internacional, tuvo más de una lectura posible.
La nuera de Donald pudo querer decir que los extremistas no deberían tener lugar en esta organización, porque ella defiende la democracia y aquellos no lo hacen. O pudo bien querer decir lo contrario: que quienes acusan a los trumpistas, mileistas y bolsonaristas de extremistas mienten, porque todo lo que estos líderes y sus movimientos hacen, incluso asaltar o burlar a sus respectivos parlamentos y violar o ignorar normas constitucionales de sus países, se justifica por el bien mayor que persiguen: su espíritu patriótico, la conquista de la libertad, la grandeza de sus naciones o que sea que hayan abrazado como su meta y destino.
Como sea, lo más probable es que del “extremismo” no se vuelva a hablar en el encuentro, ni bien ni mal. Porque casi todos los participantes tienen trapitos al respecto que mejor no andar mostrando en público. Para empezar, los tienen los Trump con el asalto al Capitolio de cuatro años atrás, por el que el próximo Presidente seguramente ya no será judicialmente encausado, pero habrá que ver si le resulta gratis liberar a quienes sí lo fueron y han sido condenados. Sobre todo porque estos a continuación van a querer que él haga más que eso: que les dé un lugar en su gobierno.
Los tienen también los Bolsonaro, acusados de asaltar el Parlamento y demás poderes públicos en Brasilia, e intentar un completo golpe de Estado. Acusación de la que difícilmente zafen tan fácil como lo hizo Trump, es muy difícil atribuir al lawfare comunista (como quiso hacer la nuera Trump) y ha abierto en los partidos de derecha de Brasil una grieta más profunda que la que sufrieron en años recientes los republicanos norteamericanos: en el país vecino afortunadamente hay más alternativas de recambio para el apellido Bolsonaro, y solo una mezquina e irresponsable apuesta del PT por la polarización, que alimente el extremismo entre sus contrincantes, podría devolverle los apoyos perdidos a ese clan familiar.
El caso argentino
Con lo que llegamos a nuestro caso, y lo que más preocupa en estos días: ¿qué está haciendo en estos momentos Javier Milei con el respaldo y la libertad de acción que le provee un programa económico relativamente exitoso (sobre todo más exitoso de lo que la mayoría de los economistas y demás observadores pronosticaban), y para el que se abren entonces cursos alternativos para avanzar?
Y lo que vemos no es muy tranquilizador, ni siquiera para los ambiguos criterios sobre extremismo que puede estar manejando la señora Trump. Para empezar porque si nos atenemos a lo que el presidente promete hacer con el Presupuesto 2025, lo que parece que sucederá ese año es que el Ejecutivo va a incrementar su margen de discrecionalidad en el manejo del gasto público, reiterando el recurso de echar mano de la ley de 2023, lo que se justificaba en la emergencia, pero ya no tendría ninguna justificación en adelante. Así como no se justificó que los Kirchner se renovaran año a año la ley de emergencia con la que asumieron en 2003.
Segundo, porque todo indica que Milei está preparando una escena electoral que le permita, en contra de lo que él mismo dijo y prometió hacer, ir sacándole clavos a Cristina Kirchner e ir clavándoselos a Mauricio Macri y al resto de los actores moderados del sistema de partidos.
No sólo porque apuesta a sacar el máximo provecho de la polarización contra la expresidenta en la competencia del año próximo, sino porque trabaja para destruir a largo plazo el centro político.
No parece por eso preocuparle en lo más mínimo, sino que al contrario, puede que le encante, que quienes disientan con su gobierno se vean obligados en el futuro a votar a una oposición reducida a una “casta” probadamente corrupta y económicamente primitiva. Seguramente porque entiende que esa sería la mejor garantía de que una mayoría le disculpen a él y su gente todos los abusos y extremismos hasta aquí ensayados, y que parece pretenderán seguir cultivando. Y porque imagina, como en el pasado imaginaron otros líderes providenciales, desde Perón a Menem y los Kirchner, que solo a él le corresponde ser garante del nuevo orden en gestación.
Estas muestras de extremismo, que entre nosotros tienen tanta historia que ya a muchos les resultan habituales y hasta naturales, Milei justifica por la radicalidad de su proyecto de cambio y en que el país, según él y muchos otros argentinos, no da para más, o cambia ahora o no va a cambiar nunca.
Y es cierto que el reformismo oficial tiene mucho más para ofrecer a nuestro país del que augura Trump, o del que él en su primer mandato y Bolsonaro en el suyo mostraron poder impulsar. Pero el éxito de cualquier reforma, aquí y en cualquier otro lugar del mundo, se va a medir siempre, en última instancia, por el momento y el grado en que logre que sus reglas y fines sean abrazados por sus adversarios iniciales. Lo que solo pueden asegurarlo los moderados, nunca los extremistas.
07/12/2024 a las 5:51 PM
Muy vieja es la historia del Congreso de la Nación acerca de ser «un aguantadero» parlamentario de delincuentes. Un «chascarrillo» temático lo devela: ¿Qué vehemencia hay en el Congreso?… ¡Se insultan sin reparos!: cornudo, delincuente, estafador, defraudador, mentiroso, hipócrita, falsario, traidor, etc. etc. Un oyente contesta: ¡Te equivocas… están pasando lista!.