Por Hernán Andrés Kruse.-
El 23 de enero Javier Milei habló en el Foro Económico de Davos, la cumbre que reúne anualmente a lo más granado del establishment económico y político mundial. Dijo el presidente (fuente: Casa Rosada-Presidencia):
1) “Hoy vengo aquí a decirles que nuestra batalla no está ganada, que si bien la esperanza ha renacido es nuestro deber moral y nuestra responsabilidad histórica desmantelar el edificio ideológico del wokismo enfermizo. Hasta que no hayamos logrado reconstruir nuestra catedral histórica, hasta que no logremos que la mayoría de los países de Occidente vuelvan a abrazar las ideas de la libertad, hasta que nuestras ideas no sean la moneda común de los pasillos de eventos como este, no podremos bajar los brazos porque, debo decir, foros como este han sido protagonistas y promotores de la agenda siniestra del wokismo que tanto daño le está haciendo a Occidente. Si queremos cambiar, si queremos verdaderamente defender los derechos de los ciudadanos, primero tenemos que empezar por decirles la verdad. Y la verdad es que hay algo profundamente equivocado en las ideas que se han estado promoviendo desde foro como este”.
(2) “Pero buena parte del mundo libre aún prefiere el confort de lo conocido, aunque sea el camino equivocado e insiste en aplicar las recetas del fracaso. Y el gran yunque que aparece como denominador común en los países e instituciones que están fracasando es el virus mental de la ideología woke. Esta es la gran epidemia de nuestra época que debe ser curada, es el cáncer que hay que extirpar. Esta ideología ha colonizado las instituciones más importantes del mundo, desde los partidos y Estados de los países libres de Occidente, hasta las organizaciones de gobernanza global, pasando por instituciones no gubernamentales, universidades y medios de comunicación, como también ha marcado el curso de la conversación global durante las últimas décadas. Hasta que no saquemos esta ideología aberrante de nuestra cultura, nuestras instituciones y nuestras leyes, la civilización occidental e incluso la especie humana no logrará retornar la senda del progreso que demanda nuestro espíritu pionero”.
(3) “En esto consiste fundamentalmente el wokismo, es el resultado de la inversión de los valores occidentales, cada uno de los pilares de nuestra civilización fue cambiado por una versión distorsionada de sí mismo mediante la introducción de diversos mecanismos de su versión cultural. De los derechos negativos a la vida, la libertad y a la propiedad, pasamos a una cantidad artificialmente infinita de derechos positivos. Primero fue la educación, luego la vivienda y, a partir de allí, cosas irrisorias como el acceso a Internet, la televisación del fútbol, el teatro, los tratamientos estéticos y un sinfín más de deseos que se transformaron en derechos humanos fundamentales, derechos que, por supuesto, alguien tiene que pagar. Y que sólo pueden ser garantizados mediante la expansión infinita del aberrante Estado. En otras palabras, del concepto de libertad como protección fundamental del individuo frente a la intervención del tirano, pasamos al concepto de liberación mediante la intervención del Estado. Sobre esta base fue construido el wokismo, un régimen de pensamiento único, sostenido por distintas instituciones cuyo propósito es penalizar el disenso, feminismo, diversidad, inclusión, equidad, inmigración, aborto, ecologismo, ideología de género, entre otros, son cabezas de una misma criatura cuyo fin es justificar el avance del Estado mediante la apropiación y distorsión de causas nobles”.
Para Javier Milei el capitalismo de libre empresa es el bien y el wokismo es el mal. Es fundamental, por ende, exterminarlo. Con el mal no se negocia, no se acuerda. Al mal se lo combate hasta aniquilarlo. Ahora bien, ¿qué es el wokismo? ¿Por qué Milei lo considera un cáncer? Buceando en Google me encontré con un ensayo de María Ángeles Medina Carrasco (Centro Educativo Fuenllana-Universidad de Navarra) titulado “La cultura Woke, ¿por qué debería importarnos?” Ayuda a comprender de qué se habla cuando se habla de “wokismo” y por qué el presidente de la nación le acaba de declarar la guerra. El wokismo nació como reacción a un sistema de dominación que considera injusto y cruel, basado en el principio de la supremacía blanca. Lamentablemente, sus seguidores, fundamentalmente los estudiantes universitarios, radicalizaron su lucha de tal manera que demostraron ser tan violentos e intolerantes como los defensores del orden establecido.
A continuación paso a transcribir aquellos párrafos del escrito de Medina Carrasco que ponen en evidencia lo que acabo de expresar.
4) “El fenómeno de lo que hoy en día llamamos “cultura de la cancelación” no es sino una forma de disfrazar lo que siempre ha sido conocido como censura, es decir, una forma de omitir o variar un planteamiento que no se ajuste a lo socialmente aceptado. El origen de este término se remonta a la época romana, donde ya existía la figura del censor que se encargaba de actualizar y publicar periódicamente el census, con la capacidad de eliminar del mismo a aquellos que hubieran cometido un crimen, delito de traición o tuvieran una conducta dañina para la sociedad, de lo que se puede concluir que es el Estado quien decide lo que mostrar al pueblo y lo que este puede recibir. Con el paso de los siglos, podemos presenciar cómo la censura abarca diversos ámbitos, no sólo lo estrictamente político, ya que “en la mayoría de las sociedades, especialmente en las sociedades occidentales modernas, incluso en las más liberales, las fuerzas políticas tienden a coordinar la vida pública, también en los ámbitos aparentemente no políticos (lengua, matrimonio, religión, etc.)” (J. Lambert en M. Iglesias Santos). De esta manera, en toda sociedad, ya sea más o menos desarrollada, a lo largo de los años numerosas instituciones se han ido pasando el relevo para difundir y ajustar el lenguaje al contexto en el que se vive, generando así un pensamiento único. Y al igual que la sociedad, las formas de censura han ido evolucionando con el tiempo, adecuándose a las circunstancias del momento y a los propios medios de comunicación”.
5) “Este concepto (“corrección política”) nació y se popularizó en los EEUU durante la década de los ochenta, principalmente en el ámbito universitario, haciendo referencia a una postura ideológica progresista, que defendía ante todo una actitud de tolerancia, sensibilidad y respeto. En la difusión de este fenómeno tuvieron especial importancia los medios de comunicación, y en concreto, la televisión: frecuentemente, se abría el debate relatando los casos más extremos de profesores expulsados por algún desliz lingüístico, considerado señal de racismo o sexismo. Nos encontramos ante un país en el que “están de moda el multiculturalismo, el postmodernismo (…) y en general, cualquier iniciativa que promueva la integración de grupos tradicionalmente marginados” (Hughes). Esta nueva cultura propone la creación de un “léxico reformado no discriminatorio”, ya que por definición el objetivo de la corrección política es rebautizar ciertas realidades cuyo nombre original se ha visto cargado de connotaciones discriminatorias. En definitiva, “la tendencia es siempre a utilizar un vocabulario neutro, impersonal, «desinfectado», carente de elementos expresivos y de las posibles connotaciones negativas que los términos tradicionales han ido adquiriendo con el uso” (Hughes)”.
6) “Si nos centramos en la evolución de este fenómeno nos encontramos cómo, paradójicamente, una corriente que se presentaba como defensora de la tolerancia se ha convertido por su propia radicalidad, en un movimiento intimidador, que anula toda opinión distinta a la suya. Su manifestación más reciente es la cultura de la cancelación, “una práctica popular que consiste en retirar el apoyo a personajes públicos y compañías tras haber hecho o dicho algo considerado objetable u ofensivo” (Lemoine), que se apoya en la corrección política sin tener en cuenta los contextos o las épocas, amparándose en un lenguaje ideológico. Se puede decir que la cultura de la cancelación se asienta sobre una flaqueza deontológica que, al nacer en un contexto de revolución tecnológica, se da con mayor fuerza en las redes sociales. De ahí que se tienda por ejemplo a omitir información, a crear falsas noticias, a boicotear cualquier comentario sospechoso en diferentes plataformas”.
12/02/2025 a las 8:07 AM
EN RESÚMEN LA IDEOLOGÍA DE LA CHORRA CONDENADA, ES KAKA.
12/02/2025 a las 10:26 AM
La postura ideológica «progresista» es apenas el «Eurocomunismo» que propuso Antonio Gramsci (1891- 1937). Ante el fracaso del «Comunismo originario» en Europa y Asia, los socialistas residuales adoptaron con pudor esa ideología: la finalidad no es otra que engañar a las masas populares.
¿Aún queda alguna duda?
12/02/2025 a las 3:11 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei decide y Karina es la que al final «ejecuta»
Melisa Molina
Página/12
11 de febrero de 2025
«Dicen que mi hermana tiene una guillotina. Bueno, sí, tiene una guillotina. Si usted hace algo en contra de los parámetros que nosotros defendemos, guillotina», afirmó vehemente el presidente Javier Milei en una entrevista el lunes por la mañana. Usó esa imagen para justificar el despido de Ramiro Marra de La Libertad Avanza, pero se lo veía molesto. Había dado la entrevista para asegurar que no tiene planeado devaluar. Ese instrumento lo volvió a usar durante la tarde, cuando en otra entrevista (esta vez radial) justificó los de dos funcionarios: Mariano de los Heros, titular de Anses, y la hija de Domingo Cavallo, Sonia Cavallo, embajadora argentina ante la OEA. El motivo por el que despidió a estos funcionarios, sin embargo, no tuvo que ver con el argumento de «hacer algo en contra de lo que él y su hermana defienden», como supuestamente ocurrió con Marra. De los Heros fue expulsado por adelantar cómo será la reforma previsional que están trabajando en Casa Rosada. En tanto, Cavallo fue eyectada por el mismo motivo que la habían designado: ser la hija del exministro de Economía durante el menemismo. El problema fue que Cavallo tuvo el tupé de «torpedear el plan económico» y por eso Milei lo describió como un «impresentable» y despidió a la hija.
“La agenda la determino yo, no un funcionario de segundo orden”, justificó el Presidente después de despedir a De los Heros. En su lugar, ingresará como titular de la ANSES Fernando Bearzi, quien hasta hoy se desempeñaba como titular del Fondo de Garantías de Sustentabilidad (FGS). Es un hombre cercano al ministro de Economía Luis Caputo. Bearzi está vinculado a Noctua Partners II LP, una firma offshore con sede en Islas Caimán que tuvo entre sus gestores a Caputo. Cavallo, en tanto, todavía no tiene un reemplazo definido según aseguran desde el Ejecutivo.
En lo que va del gobierno de Milei ya despidió a 119 funcionarios de su gestión. De los Heros, en particular, no llegó a cumplir el año al frente de la Anses ya que había ingresado a fines de febrero de 2024 en reemplazo de Osvaldo Giordano. «Voló por los aires, como corresponde”, se jactó el Presidente de la Nación en una entrevista radial después de despedir a De los Heros y añadió: «Lo eché porque no tenía por qué hablar de un tema que no está en agenda. ¿A título de qué?».
El ahora extitular de la Anses había dicho en un programa de televisión que iba a haber una reforma previsional antes de fin de año, que “el que no llega a los 30 años de aportes, no tiene derecho a la jubilación”. También confirmó que en marzo será el fin de las moratorias y anticipó, además, que en la reforma previsional estaban pensando incorporar la creación de una «Prestación de Retiro Proporcional». No es distinto a lo que los funcionarios más cercanos al Presidente repiten desde el comienzo de la gestión por los pasillos de la Casa Rosada, sin embargo, lo que molestó a Milei es que De los Heros ponga en la agenda pública un tema tan sensible que podría perjudicar su imagen.
Cuando Milei vio el lunes por la mañana que las declaraciones de De los Heros habían llegado a las tapas de los diarios, el mandatario llamó a la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello y de manera tajante le dijo que le pida la renuncia o lo eche. El Presidente en ningún momento dijo que lo que había dicho De los Heros era falso, sino que para él “la reforma previsional no puede pensarse si antes no se arregla la cuestión laboral». «Eso corre por cuenta del titular de Anses, eso no es lo que está en carpeta, es decir, hasta que usted no arregle el problema previsional, no puede ir con el tema previsional», había dicho cuando le consultaron en la primera entrevista del día por los dichos del entonces funcionario.
En Balcarce 50 nadie dice que no se vaya a avanzar con la reforma previsional, sino que aclaran que a Milei le molestó que se adelante el debate de una reforma que él considera «de tercera generación». Primero, argumentan, vendrá una reforma laboral más fuerte que la que ya fue aprobada en la Ley Bases y, en el oficialismo adelantan que eso se podría llegar a anunciar en el discurso del primero de marzo que Milei dará en el Congreso para la apertura de sesiones ordinarias.
«Hay que ingresar a millones de laburantes informales al trabajo formal para después hacer la previsional», argumentan en el oficialismo y dicen que eso lo lograrán «ayudando al empleador», mediante, por ejemplo, la incorporación del «sistema Uocra» para que cada trabajador se pague su propio fondo de despido y así liberar al patrón de esta responsabilidad. «El sistema jubilatorio como está ahora no se sostiene», repiten.
«Tengo el 40 por ciento del segmento de la mano de obra en el sector informal. Es un disparate, primero tengo que corregir los desequilibrios que nos dejó el kirchnerismo cuando nos robaron las jubilaciones”, agregó Milei y explicó «es mucho más urgente hoy pasar a la economía formal los informales, o sea, eso a usted le permitiría duplicar los recursos y automáticamente usted puede duplicar las jubilaciones. Entonces me parece que ese es un problema más interesante a resolver».
Luego, el mandatario aclaró que, de todos modos, este gobierno mediante la ley bases y el decreto 70/2023 ya está llevando a cabo «muchas medidas para flexibilizar el mercado laboral para facilitar la contratación de trabajo», y, para finalizar, disparó sobre De los Heros «se toma el atrevimiento de hablar de un tema que no es de la agenda política. Modificar mi agenda de reformas me parece una falta de respeto».
El encargado de oficializar la salida fue el vocero presidencial Manuel Adorni: «Se le ha solicitado la renuncia al titular de Anses Mariano de los Heros. Lo reemplazará Fernando Bearzi», escribió. A él se sumó Pettovello, que en sus redes agregó: «En el día de hoy, se solicitó la renuncia del titular de Anses, Dr. Mariano de los Heros. Asumirá el cargo de director ejecutivo Fernando Bearzi, quien hasta la fecha se desempeñaba como subdirector».
Horas antes, Adorni había sido el encargado de realizar otro anuncio: el despido de la embajadora argentina ante la OEA, Sonia Cavallo. Al comienzo de su día de furia el Presidente también había despotricado contra su padre, Domingo Cavallo. Después de llamarlo «impresentable», dijo que la diferencia entre su gestión y la actual es que «él no tenía equilibrio fiscal y nosotros sí», y sentenció que «este programa es muchísimo más exitoso que la convertibilidad».
La furia de los hermanos Milei y la guillotina tuvo su máxima explosión en el poco más de un mes que lleva el año. Milei dijo que la definición de «ejecutar» a Ramiro Marra la tomaron su hermana, el jefe de gabinete Guillermo Francos y el asesor sin cargo Santiago Caputo porque el excandidato a jefe de gobierno porteño «estuvo desconectado de lo que hacía La Libertad Avanza en la Ciudad y votó a favor de un presupuesto que implicaba aumento de impuestos». A él también se sumó en la lista de «ejecutados» de Karina el secretario de Prensa, Eduardo Serenellini y el procurador del Tesoro, Rodolfo Barra.
Los cambios, sin embargo, no parecen haber llegado a su fin. Uno de los vicejefes de gabinete, José Rolandi, camina por la cuerda floja y no son pocos los que adelantan que a él también «se le viene la guillotina». Tanto la hermana del Presidente, Karina Milei como su ladero, Eduardo «Lule» Menem, lo tienen entre ceja y ceja porque creen que le pasa información a su exjefe, Nicolás Posse, y hasta ya pensaron su reemplazo. Quieren poner en ese lugar a Sebastián Pareja, armador de LLA en la Provincia de Buenos Aires. Por ahora, Rolandi resiste. «Hoy no lo van a echar», decían en los pasillos de la casa de gobierno el lunes por la noche dejando entender que sus días están contados.
12/02/2025 a las 4:46 PM
¿Y qué debe hacer la Secretaria General de la Presidencia (Karina Milei) hermana del Presidente de la Nación Javier Milei? … sino «ejecutar los propósitos de su histriónico hermano. La cuestión es que sabemos que «la guillotina» es como la «I.A.» (Inteligencia artificia): no tiene ni inteligencia, ni moral, ni tampoco ética. ¡»Guillotina y bayonetas sirven para todo… menos para sentarse en ellas»!
12/02/2025 a las 3:17 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Bajo el hechizo de Donald Trump, Javier Milei imita sin querer a Cristina Kirchner
Marcos Novaro
Fuente: TN
(*) Notiar.com.ar
10/2/025
Por ahora demostró dos cosas: que la presencia de Donald Trump al frente del gobierno norteamericano ejerce un fuerte influjo sobre él, porque está inclinado a emularlo, traduciendo a decisiones concretas planteos que hasta ahora habían sido solo discursivos, como su rechazo a todo lo que hacia los organismos internacionales; y que para justificarlo no tiene problemas en recurrir a los argumentos más rancios del nacionalismo aislacionista, hasta aquí extraños al ethos libertario, y en cambio muy frecuentados por el kirchnerismo y otros populismos de izquierda de la región.
Es que lo de “soberanía sanitaria” hizo acordar a la “soberanía alimentaria”, esa fantasía tóxica a la que apeló hasta cansarse Cristina Kirchner para justificar algunas de sus decisiones más absurdas, dañinas en particular para el sector agroexportador, y en general la ridícula pretensión de ignorar las reglas del comercio internacional para “vivir con lo nuestro”.
Todo lo cual contribuyó al empobrecimiento y al hambre de millones de argentinos en las últimas décadas. Y también está en sintonía con “soberanía financiera”, esa otra fantasía kirchnerista que pagaremos por años, con juicios que siempre terminan en reparaciones multimillonarias.
LA SALIDA DE LA OMS
La nueva batalla por la soberanía que Milei anuncia también tiene altas chances de empobrecernos. No sólo porque nos excluye de sistemas de colaboración imprescindibles frente a emergencias sanitarias que, después del Covid, se siguen y seguirán produciendo, sino porque nos vuelve una vez más un actor poco confiable en el escenario mundial. Un costo que tal vez Estados Unidos puede darse el lujo de pagar, aunque bien caro le va a salir.
Pero para un país tan débil como la Argentina es mucho más oneroso e injustificado, e imponérnoslo resulta además por completo absurdo: finalmente es cierto que los norteamericanos ponen en la OMS más de lo que sacan, son sus principales financiadores y reciben de ella poca ayuda; pero el caso argentino es el opuesto, no ponemos casi nada y podemos sacar muchos beneficios, que no tiene el menor sentido cercenarnos.
Los errores que pueda haber cometido la OMS durante la pandemia del Covid, el otro argumento que se usa para justificar la medida, aclaremos que poco tienen que ver con los que cometió nuestro gobierno de ese entonces: es más, echarle la culpa a la OMS puede ir en beneficio de Alberto Fernández y su banda de medievalistas sanitarios.
En el organismo en cuestión, en cambio, han sido un insumo para que mejore sus estrategias y recomendaciones desde entonces. Salvo para quienes se niegan a aprender de la experiencia, equivocarse suele tener esa utilidad. Advirtamos además cuál es la principal lección que cabe sacar de esa experiencia: que el aislamiento es impracticable además de enormemente dañino para las sociedades contemporáneas. Fue primitivo, medieval, además de inconstitucional. Ahora, en respuesta a ese error, ¿queremos practicar otra variante del mismo aislamiento? No parece que estemos aprendiendo nada.
Y encima se corre el riesgo de resentir o directamente abandonar, por este camino, una de las innovaciones más positivas que Milei les propuso a los argentinos, y por la que muchos de ellos lo votaron: reemplazar el país aislado y paranoide frente a las tendencias de cambio que predominan en el mundo, que es el que tuvimos en el último siglo, por uno más abierto y reconciliado con el progreso. Está por verse todavía si el actual gobierno cumple al respecto en materia de integración económica. Pero en otras dimensiones de esa integración claramente está yendo para atrás, volviéndose más y más parecido al kirchnerismo.
Porque finalmente el nacionalismo resentido que promueve Trump como solución a los problemas de su país, movilizando rencores de todo tipo, contra los inmigrantes, los socios comerciales más prósperos, los organismos internacionales y muchas otras expresiones y variantes de la integración y la globalización que él mismo hasta hace poco promovió, está bien en sintonía con lo que siempre alentaron Cristina y los suyos: no valía la pena tanto esfuerzo en cambiar de caballo, si lo que vamos a intentar es otra variante de lo que ya probamos y fracasó redondamente, si el soberanismo no nos sirvió para nada en las últimas dos décadas, difícilmente va a ayudarnos en las que tenemos por delante.
El otro terreno en que Milei está poniendo en práctica una curiosa emulación a la vez del trumpismo y del kirchnerismo, acrítica, torpe y potencialmente muy perjudicial tanto para el país como para su gobierno, es el de las libertades sexuales y las políticas de género.
En los últimos días pasó, también a este respecto, de las palabras a los hechos: decretó una aplicación restrictiva de la ley de identidad de género, promovió la anulación de la figura de femicidio, algo que luego por suerte se puso en duda desde el propio oficialismo, y adelantó la supresión de todas las iniciativas de discriminación positiva a favor de mujeres y minorías, más allá de si han tenido buenos o malos resultados, si han dado lugar a abusos o no.
En este terreno sus objetivos están claramente en las antípodas de los del kirchnerismo, que fue muy innovador, y además particularmente eficaz a la hora de introducir reformas. Más allá de que pueda haber cometido errores e incurrido en exageraciones ideológicas en algunos temas. Aunque en cuanto a los instrumentos que Milei utiliza resalta de nuevo su debilidad por la caja de herramientas kirchnerista.
Porque igual que hizo la pasionaria de Calafate en muchos otros asuntos y con muchos de sus enemigos preferidos, Milei se esfuerza en presentar a grupos desde siempre desfavorecidos como si fueran amenazantes conspiradores, que el Estado a su cargo, por lo tanto, no solo no debe alentar ni proteger, sino que tiene que combatir, sino hasta la extinción, al menos hasta que dejen de molestar.
Cristina actuó así contra los chacareros, los actores más débiles de la cadena agroalimentaria y más desconcentrados del empresariado argentino, a quienes sin embargo identificó como “oligarquía” y herederos de la dictadura, e hizo algo parecido con los periodistas.
A quienes Milei tiene entre ceja y ceja y aplica este método es a los homosexuales y las mujeres. Contra los que mostró en los últimos tiempos una actitud descalificatoria y amenazante, que no es que fuera por completo desconocida (su homofobia era ya vox populi desde hace tiempo, su rechazo a toda discriminación positiva a favor de la mujer ya la había expuesto en la campaña presidencial), pero nunca antes se había traducido en iniciativas concretas como ahora, ni generado tanta preocupación y rechazo.
Preocupaciones y rechazo que responden a una novedad que es oportuno resaltar: y es que lo que el Presidente mostró por primera vez, en particular en su ataque contra los homosexuales, es que es capaz de ser agresivo e intolerante contra un sector claramente débil y perseguido.
Hasta ahora sus enemigos preferidos, las víctimas de sus agresiones, eran, o por lo menos parecían ser, poderosos: la famosa “casta”, los gobiernos y partidos socialdemócratas (o cualquier gobierno o partido que no fuera de extrema derecha), las corporaciones en general, las sindicales y empresarias en particular, las universidades.
Todos, actores que ejercen poderes bien visibles y concretos, y pueden por ello considerarse en alguna medida privilegiados, parte de las elites que Milei ha definido como “peligrosas” o “dañinas” por algún motivo para los ciudadanos de a pie. Y esto último era precisamente la clave del éxito de esos ataques: le permitían mostrarse a la vez potente y tiránico, y actuando en defensa de los intereses de los más débiles, de la gente común frente a grupos privilegiados que habían estado supuestamente abusando de ella.
Pero al meterse con los homosexuales en su discurso de Davos rompió esa regla: se la agarró con quienes han sido perseguidos por siglos, y todavía lo son en muchos países (sobre todo donde no reina la libertad sino un Estado moralizante y opresor de sus ciudadanos, con lo que se puso del lado Irán y Rusia, no de Irlanda ni de Israel, como él suele preferir), y también en muchos ámbitos de nuestra sociedad, como prueban los crímenes de odio que siguen proliferando, y que a partir de ahora, mal que le pese, se van a cargar en su cuenta.
Para disimular este problema, Milei apeló justamente al instrumento que Cristina le legó: argumentó que su enemigo no serían los homosexuales, sino un supuesto “lobby gay”, o “lobby LGTB”, ellos sí muy poderosos e influyentes. Pero esos fantasmas, que pueden tal vez sonar convincentes para los votantes republicanos fanáticamente religiosos de Trump, no convencen demasiado a las audiencias locales, ni siquiera a las mileistas, cuyas inclinaciones derechistas en general no incluyen el rechazo a las libertades sexuales, más bien al contrario, y cuyos referentes religiosos son principalmente católicos que han hecho en las últimas décadas un gran esfuerzo por aggiornarse en la materia.
Precisamente gracias al impulso renovador del kirchnerismo, nuestra curia hace tiempo abandonó la mentalidad binaria que ahora Milei quiere reinstaurar. Y seguramente celebra en estos momentos la oportunidad que este le regaló para mostrarse más liberal de lo que es. Y también para liberarse, al menos por un rato, de la molestia que significa que los dedos acusatorios la señalen cada vez que se habla de pedofilia.
De allí que Milei también fracasara cuando buscó a la vez desmentir e insistir con su tesis sobre la supuesta asociación entre delitos sexuales y géneros no binarios. Y mandó a sus funcionarios a desmentir su rechazo a las libertades sexuales, torpemente ratificado con la penosa frase de Guillermo Francos de que ellas podrían seguir disfrutándose, pero fuera de su vista.
Es que finalmente es una gran ventaja que la costumbre de buscar conspiradores superpoderosos detrás de cualquier reclamo de derechos o grupo de interés tenga tanta historia entre nosotros. Gracias a eso estamos vacunados contra los usos manipulativos del instrumento. Y nuestra opinión pública es recelosa, al menos más que la norteamericana, a dejarse llevar por cruzados pretendidamente moralizantes.
Cristina y los kirchneristas podrían haberlo aprendido entre 2008 y 2009, cuando fracasaron sus cruzadas contra los chacareros y los periodistas, pero no lo hicieron. Y es por eso que ahora, aunque podrían alegar ser más consecuentemente liberales, modernos y abiertos al progreso que los mileistas, al menos en estos asuntos, a lo único que atinan es a desempolvar un ridículo y anticuado argumento antifascista.
Los libertarios están a tiempo todavía de aprender del error y dejar de consumir tiempo y otros valiosos recursos políticos contra estos enemigos ilusorios. Solo que con el entusiasmo que los caracteriza desde que el programa económico empezó a dar algunos resultados, con el clima de época que los embriaga desde que Trump regresó a la Casa Blanca, y gracias a la facilidad con que se han apropiado de las armas del populismo, es muy poco probable que hagan cualquier autocrítica. En este terreno o en cualquier otro.
12/02/2025 a las 3:34 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei en sus tres versiones. El reformista, el agitador y el pragmático
Jorge Liotti
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
9/2/025
Promediaba la tarde del martes y el plenario de comisiones para emitir dictamen en el proyecto de suspensión de las PASO empezó a estirarse con largos discursos de los diputados oficialistas. Parecían intentar ganar tiempo.
El rumor de que había negociaciones tras bambalinas se hizo evidente y Germán Martínez, el jefe del bloque de Unión por la Patria, lo expuso a viva voz en la reunión. A los pocos minutos aparecieron mágicamente las firmas de los legisladores de Catamarca y de Santiago del Estero y el peronismo quedó en llamas. “Es una traición”, se escandalizaron sus compañeros de bancada. Quizás se trató de algo más: una evidencia de la descomposición interna.
Desde ese momento hasta la media sanción del jueves, todos quedaron envueltos en sospechas y desconfianzas porque desconocían los movimientos. En la reunión de bloque previa a la sesión, se vivieron escenas intensas. Los santiagueños intentaron justificar su aval al proyecto del Gobierno con el argumento de que siempre sostuvieron esa postura en la provincia.
Todos pensaron en la ingratitud de Gerardo Zamora con Cristina Kirchner. “Es muy extraño. Su primer viaje como jefa del PJ fue a Santiago del Estero, una provincia gobernada por un radical, y allí dijo que Zamora era quien mejor había interpretado los 12 años de kirchnerismo, una frase que enfureció al resto de los gobernadores”, admitió un peronista ecuménico.
En la reunión de bloque La Cámpora no habló. Máximo Kirchner expresaría después su furia: “No puedo creer que le vayan a votar este proyecto a Milei”. La postura kirchnerista la defendió Leopoldo Moreau (otro radical), pero al momento de votar su posición se llenó de sospechas, porque su hija Cecilia, como todo el massismo, avaló el proyecto. “Entonces cuando Leopoldo se pintó la cara sabía que su hija acompañaría”, concluyeron en el bloque. Al momento de votar, todo empeoró, porque Germán Martínez finalmente se abstuvo, cuando se suponía que acompañaría la línea dura.
La sensación generalizada que quedó es que hubo diálogos ocultos y que la mayoría ignoraba lo que se había acordado. Y la mirada se posó sobre un actor invisible: Sergio Massa. “Él fue el gran ganador de la votación, junto con Milei. Ató la postura de los gobernadores y logró lo que siempre quiso, que fue voltear las PASO”, evaluó un diputado peronista.
¿Massa movió a los gobernadores? ¿Moreau sabía que una veintena de diputados acompañarían al Gobierno? ¿Martínez habló con Massa de su abstención? El debate de esta semana dejó una secuela profunda de suspicacias y resquemores en la bancada UP. Habrá que ver si la discusión por ficha limpia el miércoles les permite recomponer algún sentido de pertenencia.
En esta escena legislativa, quedaron en evidencia los tres déficits que aquejan al peronismo hoy. El más evidente es el límite en la conducción que ejerce Cristina Kirchner, quien no habló públicamente del tema en reconocimiento implícito de que no podría ordenar a su tropa. Se nota que ya no maneja la caja para seducir voluntades. Además, el tema de las primarias, la encontró enfrentada con su hijo. Él quiere tener algún mecanismo para ganarle a Kicillof, una obsesión personal, y terminar de cortarle la carrera. Ella es más estratégica, y no descarta que en algún momento pueda volver a converger con el gobernador. Discutieron fuerte por este tema.
El segundo déficit derivado del primero es la fragmentación total del peronismo. Cada uno actuó como le convino según su situación provincial, una conducta que preanuncia la dispersión que habrá en los armados electorales. Y en tercer término, la divergencia de objetivos de los principales referentes del espacio.
Cristina está concentrada en mantener alguna lógica de unidad como jefa del PJ, pero no le está resultando sencillo. Al fracaso en Diputados se sumó el traspié en Santa Fe, donde no pudo evitar la división en las listas a convencionales. Kicillof buscó disimular y mandó a los pocos diputados que le responden a votar en contra. No quería que se notara que espera la suspensión de las PASO para tener las manos libres en su territorio.
Hoy analiza dos opciones: desdoblar las elecciones generales o mantener las primarias bonaerenses. “Ambas alternativas están en evaluación. Pero lo que sí o sí ocurrirá es que habrá una instancia provincial diferenciada, donde Axel pueda mostrar una agenda propia despegado de Cristina, en la que él sea protagonista y les permita a los intendentes poner en valor sus gestiones.
No quiere quedar preso de la discusión entre Milei y Cristina por los cuatro años de Alberto”, ilustra un funcionario muy cercano al gobernador. Y Massa arrastra un objetivo a tres bandas: utilizar a los gobernadores para desgastar a Cristina, exhibir las supuestas limitaciones de Kicillof para asumir el liderazgo vacante, y quedar él como la figura más representativa. Siempre sueña en grande.
El Gobierno no sólo se llevó la media sanción para suspender las PASO (el round en el Senado será más complejo). También logró un triunfo simbólico importante: impuso a todo el espectro político su marco de discusión sobre las internas, que fue el económico. Planteó que se trata de una encuesta muy cara y que hay una fatiga electoral en el ciudadano promedio.
Es decir, buscó reemplazar la argumentación democrática por la fiscal, aunque también hizo concesiones previas a los gobernadores. Así inoculó cualquier razonamiento opuesto bajo la amenaza de transformarlo en “casta”, “burocracia” o en el “partido del Estado”. Fue muy notable la imposibilidad de la oposición para poder desprenderse de esas categorías para dar un debate más profundo sobre la conveniencia o no de las PASO.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, junto con el ministro de Economía, Luis Caputo, mantuvieron una reunión con los gobernadores Raúl Jalil, Osvaldo Jaldo, Carlos Sadir, Gustavo Sáenz y el ministro de Hacienda de Misiones Adolfo Safran.
JEFATURA DE GABINETE
El Gobierno se muestra claramente reformista en el plano electoral y está camino a lograr una transformación profunda del mecanismo de representación popular, junto con la instrumentación de la boleta única. El establishment político asiste impotente a una ofensiva inédita, lograda no por la fortaleza legislativa del oficialismo sino por el default de legitimidad opositora.
Los especialistas sostienen que las PASO cumplieron con sus objetivos, aunque admiten que son perfectibles. Martín D´Alessandro, de Poder Ciudadano, resalta que se logró un ordenamiento y legitimación de las internas partidarias, y observa que el mecanismo fue utilizado por un 35% de las fuerzas políticas de todas las provincias desde 2011 hasta la fecha, pero resalta que fue más útil en las legislativas que en las presidenciales. En parte lo atribuye a la “rigidez” que genera la elección de las fórmulas completas sin la posibilidad de constituir después la dupla para contener al perdedor.
Mauro Solano, de CIPPEC, coincide en que generó mayor democratización y redujo la fragmentación de los partidos, pero apunta a algunos cambios posibles como la reducción del plazo entre las primarias y las generales (tema crítico para la economía en 2019) y la eliminación de la obligatoriedad de votar, para reducir la fatiga electoral.
Estas disquisiciones técnicas quedaron muy marginadas del debate legislativo, en parte porque pesan más las razones políticas. Hay coincidencia en que la suspensión de las PASO va a generar un mayor astillamiento en las fuerzas políticas porque no habrá un mecanismo de competencia legitimado, excepto que se restituyan las viejas y amañadas internas de aparato partidario.
El peronismo ya lo está sufriendo. Por ejemplo, para las elecciones de convencionales constituyentes en Santa Fe irá en al menos tres listas, pese al intento de Cristina de unificar candidaturas. En la provincia de Buenos Aires es imposible que no haya una escisión porque se resiste un puñado de intendentes que jamás se alineará con Cristina (sin contar a los referentes de Encuentro Federal que buscan su propio armado). Algo similar ocurrirá en todo el país con lo que en algún momento fue Juntos por el Cambio. Al Gobierno le conviene un escenario en el cual el resto de las fuerzas políticas se fragmenten porque eso le permite posicionarse como la única entidad organizada nacionalmente y negociar con las partes en dispersión de otros partidos.
LA REVOLUCIÓN CULTURAL
Si en el plano electoral el Gobierno busca ser reformista, en el aspecto cultural se tienta con la idea de actuar como un agitador que altere lo que entiende que es el consenso progresista. Tras su polémico discurso en Davos Milei realizó dos movimientos. La primera semana pareció intentar un control de daños explicativo, una gestualidad expresada en la conferencia de prensa de Manuel Adorni. Pero después volvió a la carga. Interpretó que la marcha del sábado no fue representativa y además le llegaron los números de sus propias encuestas. Allí resolvió acelerar de nuevo a fondo.
Arrancó el lunes en la entrevista con LN+, donde otra vez vinculó la homosexualidad con la pedofilia, el concepto más controvertido que desarrolló en el foro económico. Después siguió con medidas y advertencias, desde el retiro de la OMS y la posibilidad de abandonar el acuerdo de París por el cambio climático y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, hasta la prohibición de los tratamientos de hormonización para menores.
En una charla reservada, el Presidente admitió entre los suyos: “Fue todo un golazo. De los 10 puntos más importantes que planteé en Davos, 9 tienen un apoyo rotundo. La marcha juntó apenas 80.000 personas con todo el antimileismo junto como si fueran una misma cosa. El 80% de la gente dijo que se hizo por motivos políticos. A mí me sumó mucho”.
Milei se siente más cómodo cuando perturba y provoca, si eso lo lleva a darle nitidez a sus ideas y a aglutinar enfrente a los rivales . De fondo subyace un principio inalterable en el pensamiento libertario: no buscar nunca la representación del conjunto ni la seducción de los infieles, porque ese camino conduce al desperfilamiento y la hibridez; al macrismo inconcluso, al radicalismo tibio. Y ellos son intensidad y ruptura. Claro, siempre y cuando la realidad económica le permita jugar a la revolución cultural (con perdón de Mao).
AL FONDO
El mercado financiero intuyó que algo se había trabado en la negociación del Gobierno con el FMI después de que la semana pasada estuviera una misión del organismo en Buenos Aires y de que se postergara la conferencia de prensa. Cuando finalmente el jueves habló la vocera Julie Kozack no pareció muy entusiasta. “Si dicen que ‘continúan trabajando de manera constructiva’, no suele ser una buena señal”, decodificó un operador de bonos en tono escéptico.
Circuló entonces la versión de que sólo habría un acuerdo puente hasta fin de año, sin nuevos desembolsos, a modo de evitar mayores condicionamientos cambiarios al Gobierno en el año electoral. Los fondos de inversión que se manejan desde Nueva York y Londres interpretaron que esa podía ser una salida frente al gran dilema que enfrenta un posible entendimiento: cómo firmar un acuerdo que permita al mismo tiempo transferencias de fondos frescos (que es lo que reclama Economía) y un nuevo esquema cambiario (que es lo que pide el Fondo), sin riesgos de devaluación, de corridas o de rebote inflacionario que afecten las perspectivas electorales del oficialismo.
Milei enfureció y ordenó salir a desmentir la versión. “El acuerdo con el FMI marcha sobre ruedas, sólo falta ponerle el moño. No va a haber un entendimiento provisorio, vamos a un acuerdo estructural, en lo posible para marzo”, aseguró un hombre de extrema confianza del Presidente. Milei cree que el Fondo necesita exhibir globalmente un caso de renegociación exitosa y que el modelo libertario le provee un ejemplo positivo de austeridad fiscal.
Confía en la muñeca política de Kristalina Georgieva y asegura que en el board van a aceptar un acuerdo con impronta argentina porque se equivocaron con los pronósticos al inicio de la gestión. Una fuente que habló con la delegación que conduce Luis Cubeddu confirmó que en el FMI trabajan con la misma hipótesis. También que los técnicos siguen con dudas respecto del cronograma de salida del cepo.
Los operadores de Wall Street suponen que uno de los motivos de la demora en la firma puede estar atado a que la nueva gestión de Scott Bessent al frente del Tesoro norteamericano todavía no designó a su representante ante el FMI, cuyo aval es necesario para la aprobación. Algunos de ellos estuvieron estos días en un periplo organizado por Morgan Stanley por el Palacio de Hacienda y el Banco Central y escucharon el mismo mensaje de confianza que transmite Milei. Pero hay sectores que no están del todo convencidos con las explicaciones oficiales y no dejan de señalar la lenta recuperación de reservas.
El tema seguramente será conversado en el encuentro que Milei tiene agendado con Donald Trump para la próxima semana, cuando vaya a la cumbre de la CPAC (también verá a Elon Musk), aunque en el entorno presidencial creen que esta vez no será necesaria una gestión especial del republicano como en 2018. Prefieren reservarse la charla para ver si pueden avanzar en un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Sería un prodigio si logran algún gesto justo en el momento en el que Trump se habituó a desayunar cada mañana una tasa de café y una amenaza arancelaria.
Si en el plano electoral es reformista, y en la batalla cultural un agitador, en el terreno económico Milei es un pragmático, una línea con la que se siente cómodo Luis Caputo. Su prioridad absoluta es continuar con la baja de la inflación, porque sabe que es la piedra fundamental del mandato popular; es su credencial electoral.
Esta semana hubo una prueba irrefutable: cuando por un error entre la Secretaría de Energía y el ENRE se publicó en el Boletín Oficial que se ejecutaría una suba mensual en las tarifas de luz del 12,3% para los sectores de ingresos bajos, rápidamente se activaron las alarmas para aclarar que esa era la previsión anual. “Fue obvio que hubo un error, era inconsistente con lo que venimos haciendo en todos los planos”, admitió un funcionario al tanto del traspié.
Detrás del objetivo inflacionario, el Gobierno ordena el resto de las metas, desde la acumulación de reservas (muy observado por los economistas y desdeñado por Milei) hasta la salida del cepo (se fijó la fecha de fin de año, y Economía tiene el mandato de avanzar con o sin acuerdo con el FMI). Pero el Presidente tiene claro que debe evitar turbulencias en su tránsito hacia las urnas. Es un libertario posibilista. Aunque no lo declame a viva voz, no le huye a la cautela y al realismo.
12/02/2025 a las 3:38 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La muerte, el narcotráfico y los cómplices
JOAQUÍN MORALES SOLÁ
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
10/2/025
La muerte y el miedo están cerca. El conurbano bonaerense se está convirtiendo en lo que fue hasta hace poco Rosario, la violenta ciudad de Santa Fe sometida a los carteles de la droga.
El gobierno santafesino del radical Maximiliano Pullaro y el intendente rosarino Pablo Javkin decidieron coordinar rápidamente una política común con la ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich; los tres acordaron un plan que obligó a las bandas criminales a buscar otros lugares para establecer su cruel vasallaje. Rosario dejó de ser noticia, por ahora al menos. Estas dificultades complican a los narcotraficantes, pero jamás los devuelven a sus casas, ni los jubilan ni los obligan a buscar un trabajo honesto.
El narcotráfico desembarcó en el cordón pobre y exuberante del Gran Buenos Aires (y en los muchos miniconurbanos que existen alrededor de todas las ciudades de la homérica provincia argentina) y con él estallaron la violencia –que ya existía ahí, debe precisarse– y la muerte, la mutilación y el miedo. De hecho, un informe del Ministerio Público de la provincia de Buenos Aires, que es como se llama el organismo del que dependen los fiscales, señala que solo en 2023, la última medición que se conoce, hubo 1.036.696 causas iniciadas por presuntos graves delitos en la más grande provincia argentina; la inmensa mayoría fueron realmente delitos que se cometieron.
Una enormidad sin límites ni medidas. En 2023 hubo 822 homicidios en esa provincia; casi tres por día. La próxima medición sobre lo que pasó en 2024 se conocerá en junio, aunque la crisis parece haberse agravado en diciembre y enero últimos.
La vida cotidiana de la gente común no espera los números. En ciudades del conurbano, grupos de vecinos se organizan para salir a la calle cada vez que llega uno de ellos para acompañarlo hasta que ingresa a su casa. Hasta ese nivel se alzó el miedo colectivo en un país que lo había perdido hacía décadas.
Una teoría sostiene que en Rosario solo se está replicando el sistema que imperó en el Gran Buenos Aires durante muchos años: el poder político negociaba con los narcotraficantes para que estos hicieran sus negocios con la condición de que no se enfrentaran con las fuerzas de seguridad ni provocaran crímenes espectaculares, como los de los adolescentes Paloma y Josué, asesinados hace pocos días en un descampado de Florencio Varela para robarles sus celulares. Solo personas excedidas en droga (o con síndrome de abstinencia) pueden perder hasta ese punto cualquier noción del valor de la vida. El narcotráfico rosarino eligió siempre, hasta ahora, la confrontación con las fuerzas de seguridad.
La complicidad supera a la ignorancia en el caso de muchos jefes comunales bonaerenses.
El problema político más importante en Buenos Aires es que el gobernador Axel Kicillof cree que Javier Milei es un castigo divino e injusto que se abatió sobre la Argentina y que Patricia Bullrich solo hace marketing con su política de seguridad. No es como Pullaro, sino un dogmático decidido a que la realidad se acomode a sus ideas; nunca permitió que las ideas aceptaran la realidad. Los intendentes del conurbano tampoco son como el rosarino Javkin, honesto y resuelto a jugarse la vida frente a la saga criminal del narcotráfico.
Los intendentes bonaerenses posan como víctimas y se pasan la vida reclamando la ayuda de los gobiernos provincial y nacional. Es cierto que teóricamente ellos no tienen poder sobre las fuerzas de seguridad, aunque algunos poderosos barones peronistas del conurbano lograron tener cerca a sus propios comisarios y a sus propios oficiales de la policía local.
Pero todos ellos tienen lo que nadie tiene: la información sobre los movimientos de la droga. ¿En qué esquina o en qué plaza están los dealers que venden la droga? Ellos lo saben. ¿Dónde están los búnkeres en los que se termina de fabricar la droga o desde donde se la distribuye? Ellos conocen esos lugares. Y si nada de eso conocen es porque decidieron vivir un año sabático fungiendo y cobrando como intendentes de las ciudades donde viven.
El exministro de Seguridad bonaerense Cristian Ritondo suele recordar el fundamental aporte de información que recibía de varios intendentes peronistas, sobre todo del exalcalde de Hurlingham Juan Zavaleta, a quien La Cámpora desplazó de su cargo. El intendente camporista que lo sucedió, Damián Selci, figura ahora entre los jefes comunales más impopulares de la provincia de Buenos Aires. La Cámpora es como la revuelta estudiantil francesa de 1968: solo sabe lo que no quiere, pero nunca sabe qué es lo que quiere ni, mucho menos, cómo hacerlo si lo supiera.
La complicidad supera a la ignorancia en los casos de muchos jefes comunales de la vasta Buenos Aires. No pocos de esos alcaldes tienen relación directa con narcotraficantes o ellos mismos son consumidores de drogas o eligieron permitir la libre circulación de estupefacientes, sobre todo de cocaína. Cuando son los alcaldes los que consumen drogas, la autoridad política y moral del poder institucional frente al crimen se convierte en la nada misma.
Una prueba general de rinoscopia entre intendentes no vendría mal ante tanta sospecha. El intendente de José C. Paz, Mario Ishii, se enojó hace poco con un grupo de choferes de ambulancias de esa ciudad que le pedían un aumento de salarios y los reprendió de esta manera: “Cuando se mandan unas cagadas y me venden falopa, yo los tengo que cubrir. No los rajé todavía y me están vendiendo falopa en las ambulancias”. Ishii es impresentable, pero su sinceridad fue como un haz de luz colocado sobre la complicidad de los barones peronistas del conurbano con la droga y su devastación.
A su vez, la complicidad de la policía bonaerense (o de buena parte de sus miembros) es innegable. Se trata de la fuerza armada con mayor capacidad de tiro que existe en el país. Son alrededor de 100.000 efectivos, un número que no tienen ni el Ejército, ni la Armada, ni la Fuerza Aérea ni la Gendarmería.
Pero no puede hacer nada para frenar el flagelo del narcotráfico y del crimen en cualquiera de sus variantes. ¿No puede o no quiere? Los nostálgicos recuerdan los buenos tiempos en que la policía bonaerense (y, hay que ser justo, otras policías también, incluida la Federal) protegía el juego clandestino y la prostitución, pero esas cosas ya no existen por los progresos de la tecnología y las comunicaciones personales.
El contubernio entre la policía y el delito es comprobable ahora si se mira la progresión exponencial del narcotráfico y los desarmaderos de autos, adonde van a parar los automóviles robados en la Capital y en la provincia. Ahí está el gran delito actual. Ya es difícil para el Estado confrontar con el narcotráfico porque la capacidad financiera de este es infinita.
Un dealer de 15 años en la provincia de Buenos Aires cobra 80.000 pesos semanales. Son 320.000 pesos por mes; cobran más que los jubilados que perciben la mínima. No hay plan social del Estado que llegue a tal cifra para jóvenes de esa edad. El conflicto se agrava si, además, no se sabe si una parte de la policía está del lado de la ley o contra la ley.
En el Estado todos saben que uno de los líderes del narcotráfico en la provincia de Buenos Aires es Miguel Ángel “Mameluco” Villalba (jefe del clan de los Villalba), con influencia sobre todo en San Martín y sus alrededores. Lo peor es que Mameluco maneja el narcotráfico desde la cárcel, donde está desde hace algunos años; su hijo mayor también está preso.
La mancha de la complicidad llega también, entonces, a los guardiacárceles. Sin la ayuda del Servicio Penitenciario sería imposible, entonces, el señorío de Mameluco desde detrás de las rejas, cárcel que se convierte, así, solo en un teatro de la Justicia. A los Villalba los pescaron vendiendo cocaína con carfentanil, una droga derivada del opio que sirve para anestesiar elefantes.
El suministro de esa droga ya mató por lo menos a 30 personas. En La Matanza es peor aún: bandas de narcotraficantes de Paraguay se instalaron en el territorio donde manda el incombustible Fernando Espinoza. En el territorio matancero, todo es al revés: los delincuentes interceptan a los policías, los asaltan y, por lo general, les roban sus motos. Pero ¿no era que la policía interceptaba a los delincuentes y los llevaba ante la Justicia? Esa ya es otra nostalgia. Es hora de que Kicillof tome el camino del pragmatismo, aunque sea solo por mezquindad: necesita enfrentar el delito si quiere en serio desafiar el liderazgo de Cristina Kirchner, sobre todo en el díscolo conurbano. Para ello, debe olvidarse de sus trifulcas ideológicas con el Presidente y con Bullrich.
La propia ministra de Seguridad nacional no puede agotar su política en territorio bonaerense con declaraciones pendencieras sobre Kicillof. De una buena vez, deben dejar a un lado a Keynes y a la Escuela Austríaca de Economía para darle lugar a la conversación sobre el sufrimiento social. La gente se está muriendo asesinada desde hace mucho tiempo en la provincia donde vive casi el 40 por ciento de los argentinos.
Las cosas podrían ponerse peor en la provincia si tuviera efectos rápidos la nueva política de seguridad del gobierno de la Capital, que consiste en una idea común sobre lo que hay que hacer del ministro de Seguridad, Waldo Wolff, y de su nuevo viceministro, Ezequiel Daglio. El delito salta de la Capital al conurbano, o viceversa, y de Santa Fe a Buenos Aires, o al revés, y eso depende de dónde existe la mayor presión sobre el delito y el narcotráfico. No es difícil entender la naturaleza del conflicto.
Ni los jueces ni los fiscales son inocentes en ese auge de drogas y crímenes, a pesar de que el jefe de los fiscales de Buenos Aires, Julio Conte Grand, es un hombre intachable que envió a juicio a varios fiscales mezclados con los narcotraficantes. En rigor, dos fiscales, Julio Novo y Claudio Scapolan, fueron apartados por sus vínculos con la droga en Buenos Aires y ambos fueron juzgados por la jueza de San Isidro Sandra Arroyo Salgado, que fue valiente e implacable con ellos.
La catástrofe del auge de la droga ya fue denunciada por la Conferencia Episcopal Argentina, el mayor órgano de conducción de la Iglesia católica, en un duro documento de noviembre de 2013, y luego siguió, hasta ahora, haciendo las mismas advertencias. Poco después, la Corte Suprema de Justicia hizo pública su información sobre la proliferación del narcotráfico en el país; contaba con testimonios de jueces del norte del país que les informaron a los jueces supremos escenas espantosas de cómo el tráfico de drogas se pavonea en provincias como Jujuy, Salta y Tucumán, entre otras. En ese contexto, es necesario que la actual Corte de solo tres jueces trabaje tranquila ante la perspectiva de que deberá buscar siempre el consenso unánime antes de sortear conjueces.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, acaba de señalar que la prioridad del Gobierno es cumplir con su responsabilidad. Cuando se le preguntó si Cristina Kirchner está resentida porque le sacaron las dos jubilaciones y, al mismo tiempo, el Gobierno escribió su propio proyecto de ficha limpia, que de aprobarse en el Congreso la expulsaría a ella de la competencia electoral, Francos respondió: “No conozco si la señora de Kirchner está resentida. El Gobierno hizo lo que tenía que hacer. Nada más”.
El acuerdo senatorial para Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla como miembros de la Corte Suprema se alejó, entonces, aún más. Una parte del drama que vive la sociedad argentina es el resultado de la ideología sobre la seguridad y la Justicia que instauró Cristina Kirchner en sus dos mandatos. Los trazos verdaderos de la historia aparecen a veces borrosos, pero son siempre indelebles.