Por Hernán Andrés Kruse.-
Al inaugurar un nuevo período de sesiones ordinarias del congreso, el presidente de la nación arremetió contra el garantismo y contra quien considera uno de sus mentores, el doctor Raúl Zaffaroni. “Tenemos un sistema judicial y un código penal repleto de grietas por las que se coló el virus del antipunitivismo, que además de estar moralmente mal, demostró su estrepitoso fracaso”. “Mientras siga (Kicillof) sosteniendo que los delincuentes, los asesinos y los violadores son víctimas del sistema, en línea con el wokismo jurídico de Zaffaroni, no solo no tenemos nada que conversar, sino que además quiero decirle que jamás resolverá el gravísimo problema de inseguridad de la Provincia”, sentenció Milei.
Académicos, jueces y fiscales firmaron un documento que refuta el pensamiento punitivista del presidente. Su título es harto elocuente: “El límite para el derecho penal es la constitución”. “El respeto de la constitución no es una opción. Es el máximo contrato que rige la convivencia entre todos los habitantes”, rememoraron los juristas. “Las investigaciones de delitos también están sometidas a la constitución” y “la seguridad es una cuestión compleja que no se soluciona subiendo las penas”, ni instando “un Estado de vigilancia totalitario que promueve masivos ciberpatrullajes y propicie el uso de la inteligencia artificial sin controles”. “Todo eso ha fracasado rotundamente y sería bueno que sus cultores se informen con datos de la realidad, no de la propaganda, e hicieran la correspondiente autocrítica”. Culpar a los profesores de derecho penal de los delitos y estigmatizar a alguno para “crear un enemigo que ponga el foco de los problemas en otro lugar, lejos de los verdaderos responsables que deben solucionarlos”, no sólo es equivocado sino “una simplificación inaceptable, mágica”. “La recurrente mención y denostación de Raúl Zaffaroni es un acto de censura indirecta, ya que en realidad tiene carácter colectivo al ir dirigida a todos los profesores de Derecho Penal que enseñamos la teoría y ejercemos la práctica con la constitución y las leyes en la mano, de manera científica, honesta y sincera, cualquiera sea su ideología (más conservadora, más progresista, etc.)” (fuente: Página/12, 7/3/025).
El presidente de la nación se empecina en negar una cuestión esencial: el liberalismo no se reduce a la cuestión económica. El liberalismo es mucho más que eso. Es, nada más y nada menos, que una filosofía de vida. El liberalismo enarbola como valor fundamental el respeto a la dignidad humana. El hombre, para vivir como tal, debe ser libre. Y esa libertad sólo es posible en un ámbito de convivencia donde se respetan sus derechos individuales. Emerge en toda su magnitud la relevancia del liberalismo jurídico, de lo vital que resulta para el hombre no quedar a merced del poder arbitrario del Estado. Pues bien, el liberalismo jurídico es sinónimo de “garantismo”, vocablo tan aborrecido por Milei.
Quien mejor analizó el garantismo fue el insigne jurista italiano Luigi Ferrajoli. A continuación paso a transcribir aquellos párrafos que considero más relevantes de un ensayo de su autoría titulado “¿Qué es el garantismo?” (Universidad de Palermo). Escribió el autor:
1) “De hecho, todos los derechos fundamentales –desde los derechos de libertad hasta los derechos sociales, de los derechos de los trabajadores a los derechos de las minorías– pueden ser concebidos como leyes del más débil, en alternativa a la ley del más fuerte, la cual prevalecería en su ausencia. De este modo, por “garantismo” se entenderá, en esta concepción más amplia, un modelo de derecho fundado en la rígida subordinación a la ley de todos los poderes y en los vínculos impuestos a ellos en garantía de los derechos, primeros entre todos los derechos fundamentales establecidos en las constituciones. En este sentido, el garantismo es sinónimo de “Estado constitucional de derecho”, es decir, de un sistema que reproduce el paradigma clásico del Estado liberal, ampliándolo en dos direcciones: por un lado, a todos los poderes, no sólo al judicial sino también a los poderes legislativo y de gobierno, no sólo a los poderes públicos sino también a los económicos privados y no sólo a los poderes estatales sino también a los poderes supra-estatales; por el otro lado, a todos los derechos, no sólo a los de libertad, sino también a los sociales, y no sólo a los derechos sino también a bienes estipulados como vitales, con consiguientes obligaciones de satisfacción y protección, además de prohibiciones de lesión, a cargo de la esfera pública”.
2) “En esta noción ampliada, el garantismo designa el conjunto de los límites y de los vínculos impuestos al sistema de los poderes e idóneos para asegurar la máxima efectividad a las promesas constitucionales. Él designa, precisamente, en oposición a las concepciones a-constitucionales y formales de la democracia como omnipotencia de la mayoría, la dimensión constitucional y sustancial que vincula a la democracia no sólo en cuanto a la forma, es decir al quién y al cómo de las decisiones, sino también en cuanto a la sustancia, es decir al qué cosa no está permitido decidir o no decidir. Esta esfera de lo no decidible no es otra cosa que aquello que en esos contratos sociales de forma escrita que son las constituciones, se convino en sustraer a la voluntad de la mayoría: los derechos fundamentales de todos –la vida y la libertad personal, la dignidad de la persona y sus mínimos vitales–, que conforman las precondiciones del vivir civil y la razón de ser del pacto de convivencia y que no pueden ser sacrificados ante ninguna voluntad mayoritaria, ni ante ningún interés general o bien común. Precisamente, las garantías de los derechos de libertad y de inmunidad, al consistir en las correspondientes prohibiciones de lesión por parte del Estado, definen la esfera de lo que ninguna mayoría puede decidir: ninguna mayoría, ni siquiera la unanimidad, puede decidir que un hombre sea privado de su libertad personal sin un proceso o que sean limitadas sus libertadas fundamentales”.
3) “Todos los derechos fundamentales –no sólo los derechos políticos, sino también los derechos civiles, los derechos de libertad y los derechos sociales–, al ser conferidos de modo igual a todos en tanto personas o ciudadanos, aluden al “pueblo” entero, refiriéndose a poderes y a expectativas de todos, aún más que el mismo principio de la mayoría. La soberanía popular, comúnmente expresada en las constituciones democráticas por el principio de que “la soberanía pertenece al pueblo”, resulta redefinida en el único sentido en el cual es compatible con el Estado constitucional de derecho, que no admite poderes legibus soluti: por un lado, como garantía negativa, en virtud de la cual ella pertenece al pueblo y a nadie más; y nadie, ni asamblea representativa, ni mayoría parlamentaria ni presidente elegido por el pueblo, puede apropiarse de ella y usurparla o de algún modo invocarla como fuente de una pretendida omnipotencia; por el otro lado, como garantía positiva, en el sentido de que, al no ser el pueblo un macrosujeto sino el conjunto de todos los asociados, la soberanía pertenece a todos y a cada uno, identificándose con la suma de esos fragmentos de soberanía, es decir de esos poderes y contrapoderes que son los derechos fundamentales de los que todos y cada uno son titulares. En pocas palabras, la soberanía es de todos y (por ello) de ninguno. De allí el carácter “democrático” de las garantías de los derechos fundamentales en cuanto derechos de todos, que insertan una dimensión “sustancial” en la democracia política, sometiéndola, junto al respeto de las “formas” mayoritarias de las decisiones, también a los límites y a los vínculos de “sustancia” relativos a sus contenidos”.
4) “El garantismo, en fin, no es sólo un modelo de derecho caracterizado por la presencia de garantías dirigidas a asegurar el máximo grado de efectividad al catálogo de los derechos fundamentales constitucionalmente establecidos. Aquél es, antes bien, una filosofía política sobre los fines y fundamentos que justifican el derecho y, a la vez, una teoría jurídica de las garantías de aquellos principios de justicia que están formulados en las constituciones de los ordenamientos democráticos. Como filosofía política, el garantismo es una doctrina normativa sobre el deber ser del derecho desde un punto de vista axiológico externo. De aquí su dimensión proyectiva, además de normativa. La doctrina filosófica del garantismo, de hecho, elabora y proyecta los modelos normativos que en los diversos sectores del ordenamiento –no sólo en el penal– sirven para justificar el derecho como ley del más débil. Y sirve además para proveer los criterios de crítica y de deslegitimación externa de los perfiles de injusticia del derecho en concreto, o de sus normas particulares o institutos, en tanto contrarios o incluso sólo inadecuados a aquel rol justificante. Como teoría jurídica, el garantismo es, en cambio, una teoría empírica y a la vez normativa, sobre el deber ser del derecho desde el punto de vista jurídico interno de los principios de justicia incorporados como normas positivas en las constituciones de los ordenamientos democráticos. En este sentido, el garantismo se confunde en gran parte con el constitucionalismo, es decir con aquella extraordinaria innovación del derecho moderno que consiste en la proyección, también sustancial, del derecho por parte del derecho mismo. Y se configura, también ella, por un lado como teoría proyectiva, destinada a colmar o a integrar las eventuales lagunas de las garantías requeridas por los derechos constitucionalmente establecidos; y por el otro lado como teoría crítica, destinada a identificar los perfiles de invalidez y de incoherencia de la legislación vigente y de la práctica judicial, respecto del modelo constitucional”.
11/03/2025 a las 10:12 AM
El grito «Viva la libertad, carajo» fue válido para Milei como eslogan electoralista. Los adversarios calificaron al «histriónico candidato» como «anarco liberal» (incoherencia ideológica). Toda libertad exige sensatez y responsabilidad que debe convalidarse mediante el «estado de derecho» (sometimiento del Estado al Derecho).
El «garantismo» del Dr. Zaffaroni es demagógica teoría que solo puede favorecer al criminal. Lamentado el estigma hacia los profesores de Derecho Penal, pareciera que la sola mención del ex presidente Alberto Fernández otorga razón al desdoro.
11/03/2025 a las 12:21 PM
Quiero ver a los garantistas cuando te entran cinco delincuentes, te matan al perro y te muelen a palos a vos y tu mujer. Le paso a dos amigos míos. Marina, una de ellas, murió en el Sanatorio Otamendi.
11/03/2025 a las 3:56 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La Argentina y el FMI: la gran definición
Carlos Pagni
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
11/3/025
La vida pública, como sabemos, está determinada por distintos factores. Uno de ellos son las decisiones políticas vinculadas a hechos cotidianos, que ocurren hora a hora.
Poco antes de las 22, por ejemplo, el Gobierno emitió el decreto para justificar la toma de crédito en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Otro factor son los ciclos económicos, que no son susceptibles de ser registrados diariamente por el periodismo. O cambios sociales, como el de las clases que se modifican y adquieren distintos espesores.
Pero el más interesante para poner bajo la lupa es el de las emociones, que permiten entender un movimiento que se está registrando en la Argentina y explica en buena medida el fenómeno Milei. Además de la vida de muchas sociedades en Occidente. Las emociones no son algo enteramente racional, cartesiano. Son un factor esencial para comprender lo que ocurre en la vida política en la Argentina.
Cuando uno mira la historia emocional de la sociedad argentina, en la mayoría de las encuestas, sobre todo las cualitativas, que observan cómo se forman las ideas en la cabeza y los sentimientos en el corazón de la gente, se advierte que empieza a haber un cambio significativo en la segunda mitad del año 2020. Curiosamente es cuando se hace más riguroso el efecto de la cuarentena en medio de la pandemia, que produjo emociones muy agudas.
Era la sociedad completa expuesta al misterio de un virus que nadie conocía, al peligro de la enfermedad y aún de la muerte. Más del 70% de los encuestados en aquellos sondeos entre 2020 y 2022 manifestaba posiciones pesimistas. Creía que ese año que estaba viviendo era peor que el anterior y que el próximo sería mucho más malo que el actual. Se cerraba el horizonte. Daba la impresión de que no había visibilidad hacia adelante.
Hubo manifestaciones dolorosas que recorrieron toda la campaña electoral del 2023. Por ejemplo, la idea de que “esto no es vida” y de que “la política se ha convertido en un circo vacío del que nosotros, los votantes, ya nos fuimos”. Depresión, pesimismo e impugnación de la dirigencia para manejar la situación. Y la idea también, que Milei captura muy bien en campaña, de que hace falta un cambio de raíz. Es lo que se metaforiza con la motosierra. Es este el fenómeno que condujo finalmente a gran parte de la sociedad argentina a votar a Milei. Y si no entendemos eso que pasó, va a ser muy difícil comprender esto que está pasando, que es justamente un cambio en ese clima emocional.
Por debajo de los barquitos que se mueven en la superficie, está este mar de fondo que tiene que ver con los sentimientos. Una encuesta producida por la consultora Isonomía permite percibir cambios. A través de las variables emociones negativas, emociones positivas, emociones de alta energía y emociones de baja energía, los analistas de Isonomía describieron cuál es el estado emocional de la sociedad argentina hoy.
Así detectaron que predominan emociones positivas, sobre todo expectativa (17%) y esperanza (23%). Esto contrasta con aquella otra emoción que dominó a la sociedad argentina entre 2020 en adelante: el desasosiego frente al futuro. Si nos detenemos sin embargo en las emociones negativas, hay un 14% de angustia, 11% de tristeza y 5% de miedo. Se da a entender entonces que el campo emocional está tan polarizado como el campo conceptual cuando se le pregunta a la gente si aprueba o desaprueba a Milei. Este es el mundo de las emociones, que los políticos buscan movilizar y se potencia mucho con determinadas redes sociales, más que nada con X.
Actualmente tenemos otro fenómeno que lleva esta discusión al extremo: las creencias. Hay una foto de Santiago Caputo, que se hizo famoso en las últimas semanas por sus intervenciones públicas, junto a la señora Marcela Podestá Costa, sobrina nieta de Benjamín Solari Parravicini. Parravicini era una especie de vidente o profeta laico que anunciaba en los años 30′ la aparición de un hombre gris -algunos creyeron en el 2001 que era Duhalde- que sería Milei.
Se trataría de un sujeto que viene a salvar a la Argentina de la catástrofe. El dibujo que aparece a las espaldas de Caputo y Costa está pintado en la oficina del asesor presidencial. Dicen que el mismo Caputo tiene tatuado en la espalda un diagrama hecha por el mismo Parravicini para simbolizar las visiones “intuitivas” que tenía del futuro. Están los que bromean y dicen ‘pasa a ser del mago del Kremlin al brujo del Kremlin’. Varias veces en nuestro país hubo este tipo de pensamiento mágico, cercano a la brujería, en la cercanía de presidentes.
Un trabajo de Casa 3, encuestadora de Mora Jozami, también se mete en el terreno de las emociones y mide los grados de felicidad de los argentinos, en una escala que va de uno (tristeza completa) a cinco (felicidad absoluta). Según se desprende del estudio, el promedio del total de encuestados gira en torno al 3,26%.
Significa que la sociedad argentina está predominantemente entusiasmada. Asociada a la presencia de Milei entonces, hay una modificación o mutación en el estado emocional que conduce a la política desde la profundidad del fenómeno. Y que puede explicar cosas incomprensibles para muchos, como por qué en medio de un ajuste, el consenso acerca de Milei se sigue sosteniendo.
Si uno tiene que imaginar una hipótesis, probablemente tenga que ver con algo que Milei obtuvo y no lograron sus antecesores: cumplir con una promesa importante. Este es el detalle que puede haber cambiado o estar cambiando el estado de ánimo, además de legitimar al Presidente dándole una autoridad que sus antecesores no tuvieron.
La promesa que cumplió es bajar la inflación, que produce una conmoción en la vida privada de todos nosotros ya que enloquece los precios y deteriora los ingresos. Es algo especialmente importante y doloroso en una sociedad con altísimos niveles de informalidad, que no puede defender su salario en el marco de una negociación salarial. Derrotar la inflación en ese contexto económico es importante, y permite entender que los niveles de aprobación en el Gobierno de Milei sean equivalentes a los niveles de desaprobación.
Una investigación de AtlasIntel, una consultora brasileña asociada a la agencia Bloomberg, que había vaticinado la victoria de Milei con mucha precisión, exhibe un empate entre aprobación (47,4%) y desaprobación (48,7%) respecto de la gestión del presidente Milei.
Hay una curiosidad a destacar de esta encuesta: cuando se detiene en la imagen personal del jefe de Estado se produce en el mes de febrero un quiebre, que todos los encuestadores asocian al escándalo de la criptomoneda $LIBRA y la participación de Milei en ese negocio privado. Desde enero a febrero, cayó 10 puntos porcentuales la imagen positiva (45) y subió nueve puntos porcentuales la imagen negativa (50). Esto es personal, y puede encontrarse también en otras encuestas bajo los conceptos “me gusta el modelo, pero no los modales” o “me gusta la gestión de Milei pero no su estilo”. Es un cambio que preocupa al Gobierno, y obsesiona a Santiago Caputo, que es el encargado de que este incremento se retrotraiga. Tal vez por eso el nerviosismo y la exaltación.
Aparece una característica que hay que empezar a mirar en este Gobierno. Está descripta por un artículo publicado por Francis Fukuyama, publicado en la revista Persuasion, donde trata de indagar en Trump. Dice: “¿Esto qué es? ¿Es fascismo? No, no lo es. No hay una ideología. Tampoco existe la idea marxista o comunista de reemplazar un sistema por otro. Lo que hay es un conflicto entre la institucionalidad y las pretensiones de éxito personal. Allí donde el éxito personal se ve contrariado por las instituciones, se abre el conflicto. Pasa por la rebeldía que pueden producir en algún líder los límites que impone la ley”.
Fukuyama llama a estos gobiernos “patrimonialistas”: les cuesta distinguir entre lo público y lo privado. ¿Qué dice Milei cuando remarca que tuiteaba desde su cuenta privada de “X”? “¿Por qué me miran como presidente si yo era el ciudadano Milei?”.
El sitio web El Canciller publicó una foto de un cartel en la vía pública donde se lo ve a Milei promoviendo una beca del instituto ESEADE, sobre formación y capacitación académica para estudios de administración de empresas, fundado por el gurú liberal de Milei, Alberto Benegas Lynch (hijo). En la imagen, el Presidente aparece en una publicidad privada, pero con la banda presidencial. Aquí hay otra confusión entre Milei y el amigo de Benegas Lynch, a quien quiere dar una mano para promover su instituto.
Esto no responde a la idea de un gobierno, un líder o una ideología antiestatal; es pre estatal. Esta confusión entre lo público y lo privado, lo que Weber y Fukuyama llaman “patrimonialismo”, la idea de que el Estado le pertenece a uno y, por lo tanto, puede hacer lo que quiere, es previa al Estado y a la ley. Es muy difícil distinguir lo público de lo privado. Es el clima donde prospera la corrupción.
Ahora hay un revuelo en la Aduana. Raro. Muy difícil de verificar. Se dice que la semana pasada llegó un avión, un vuelo privado desde Miami, con una señorita llamada Laura Belén Arrieta, aparentemente ligada a la Conferencia de Acción Política Conservadora, el núcleo en el que participa mucha gente del Gobierno y donde está Trump, por lo que Milei viajó a Estados Unidos hace unas semanas.
Ella habría llegado desde Miami con una cantidad de valijas. Aunque no se sabe cuántas, sí eran muchas. Y cuando la Policía de Seguridad Aeroportuaria y la Aduana realizaron un operativo, hubo una orden de arriba que indicó que no se revisara nada. En la Aduana dan por seguro este episodio. Parece que hay procedimientos que se aplican a unos y a otros no, como si el Estado fuera una cuestión de manejo privado, como si fuera “patrimonialista”.
Esto puede seguir afectando la imagen del Gobierno y podría explicar, en el caso $LIBRA, este cambio de humor no frente al Gobierno, sino frente a Milei, porque el tema parece personal. Y, por otra parte, vuelve más indispensable el control de la inflación. A medida que se desgastan otros aspectos del oficialismo, su principal activo, que es haber revertido la inflación, se vuelve más imprescindible para ganar las elecciones de octubre.
Este problema hace muy importante la negociación con el Fondo, porque se trata de acotar la incertidumbre en un mundo que se ha vuelto muy desafiante, sobre todo por una cantidad de decisiones alocadas de Donald Trump.
Hay una discusión en curso con el FMI. Acaba de salir el decreto para convalidar el acuerdo. Se trata de un decreto que sustituye la ley que tendría que emitir el Congreso, según la ley gestionada por Martín Guzmán en el gobierno anterior, que establecía que todo acuerdo con el FMI que tuviera algún tipo de endeudamiento debía ser aprobado por el Congreso. Es obvio que el Gobierno no tiene esa capacidad para aprobarlo, aunque hubo un intento de Guillermo Francos, que fracasó porque no encontraba los votos para que se sancionara una ley aprobando este acuerdo.
La negociación viene bien. En la Casa Rosada y en el Fondo dicen que avanza en “muy buenos términos”. La Argentina puso otros negociadores distintos de los del primer tramo de gestión. Ahora negocian el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, y el viceministro de Economía, José Luis Daza. Son dos personas de muy buen talante y estilo personal. Es muy difícil que una negociación llevada adelante por ellos termine en un escándalo o un conflicto inmanejable.
Hubo una confusión. Cuando Milei dijo que mandaría el acuerdo con el Fondo al Congreso, durante el discurso de inicio de sesiones ordinarias, todo el mundo pensó que el acuerdo ya estaba cerrado. Pero todavía no. La velocidad que trae hace pensar que este acuerdo va a estar aprobado por el directorio, ya no solo por el staff técnico, a mediados de abril.
El Gobierno lo quiere pronto, porque le da un respaldo, sobre todo si hay un desembolso importante, para moverse en aguas globales turbulentas que, desde el punto de vista financiero, se han vuelto muy inciertas. Basta con mirar el comportamiento de las bolsas, en especial las europeas, que se derrumbaron. En este contexto de incertidumbre global, es muy importante para el Gobierno contar con esta carta de una especie de certificación externa de que el programa funciona.
¿Por qué se demora? Hay dos temas que todavía restan ser definidos, el monto del desembolso y el nuevo régimen cambiario. A pesar de que el ministro Luis Caputo dijo este fin de semana en LN+, con Horacio Cabak, que ya estaban cerrados, a nivel del staff técnico. La demora se debe a que todavía no se terminó de establecer cuál será el régimen que adoptará la Argentina para las operaciones cambiarias. ¿Qué va a pasar con el cepo?
Si uno hipnotizara al Gobierno, en vista de las elecciones de octubre, dirían que prefieren seguir con el cepo y con el crawling peg del 1% mensual, esa pequeña devaluación que deciden los funcionarios en el Banco Central. Esto va contra la posición del Fondo, que parecería estar más alineada con lo que uno imagina que realmente piensa Milei cuando se observa su pensamiento económico: la flotación. Un mercado libre de cambios, con alguna intervención del Banco Central, pero en general con libertad de mercado. ¿Qué mejor que el precio del dólar lo fije la oferta y la demanda?, piensa un liberal.
Hay un fragmento muy importante de la entrevista a Caputo, porque Cabak le pregunta: “Bueno, ¿qué va a pasar con el sistema cambiario? ¿Esto del 2% y ahora del 1% de devaluación mensual se mantiene?”. Caputo responde que sí se mantiene, pero después dice que no. O sugiere que salimos de ese esquema y que no hay que intranquilizarse porque no hay suficiente cantidad de pesos como para que, si se libera el cepo, que es lo que se está negociando, haya una turbulencia cambiaria.
Con respecto a la cotización del dólar, Cabak preguntó al ministro Caputo: “Ustedes arrancaron con la idea de ir depreciando el peso un 2% en forma mensual, ahora están en el 1%. ¿Se modifica esa política cambiaria con este acuerdo?”.
“De lo que puedo decir, lo importante para la gente son dos cosas: la primera es que no cambia nada por la robustez de nuestro programa. Ese pasivo del Banco Central típicamente estuvo entre 14 y 18 puntos del producto bruto. Hoy ese número es menos de 7%. Esto quiere decir que vamos a ir a una competencia de monedas donde, aunque parezca alocado, van a terminar faltando pesos, y la moneda fuerte va a ser el peso. Eso lo dije hace 14 meses. Hoy estamos en esa situación. ¿Qué quieren decir esos apenas 7 puntos de producto? Que no hay pesos. La economía necesita una cierta cantidad de pesos para funcionar, a menos que creamos que volveremos al trueque. El hecho de tener tan controlada la cantidad de pesos hace que eventualmente pueda haber un poco de volatilidad acotada en el tipo de cambio, pero nunca puede haber un cimbronazo, porque para que pase eso tiene que haber suficiente cantidad de pesos”.
Cabak le dice: “¿Va a cambiar algo?”. Es decir, ¿se levanta el cepo, se libera el mercado de cambios? Y Caputo responde: “No, no va a cambiar nada”. Lo que sugiere Luis Caputo es que no va a haber cimbronazo, que va a seguir habiendo estabilidad con el dólar. No ratificó el crawling peg, lo cual es muy importante porque quiere decir que la negociación está suficientemente avanzada como para pensar en otro régimen cambiario.
Esto está ligado al monto del desembolso, porque hay que suponer que la Argentina va a entregar el cepo si consigue un desembolso importante, que algunos consideran puede ser de 15.000 millones de dólares del Fondo, más unos 5000 o 7000 millones de dólares de otros organismos, alrededor de 20.000 millones de dólares. Esta es la hipótesis y el número que circula entre gente muy informada en relación con esta negociación.
Caputo dice que no puede haber un cimbronazo porque hay pocos pesos, no hay suficiente cantidad como para producir una corrida. Hay otro razonamiento de otros economistas que dicen que va a haber demanda de pesos, porque con el peso ahora puedo comprar cualquier cosa menos dólares. Si se libera el mercado de cambios y también puedo comprar dólares, el peso va a ser una moneda más interesante que voy a querer tener, y la voy a demandar. Y eso disminuye la posibilidad de una corrida cambiaria que produzca un reflujo inflacionario que deteriore el principal activo político del Gobierno y que ponga en riesgo un triunfo electoral en el mes de octubre.
Este es el circuito económico-político de este problema del dólar: la eventualidad de una corrida que genere inflación y produzca deterioro en la imagen del Gobierno y en la adhesión de la gente al Gobierno. Esto es lo que tratan de evitar.
Ahora bien, el Gobierno intentó aprobar este decreto, aprobar la ley, no pudo, y esto pone en evidencia algo que explicó el lunes pasado Juan Manuel Olmos, dirigente importante del peronismo de la Capital, cuando dijo: “El Gobierno no negocia con nosotros, no negocia con la oposición, impone cosas”. Olmos no habla de la ley, que seguramente el kirchnerismo jamás aprobaría -no le aprobó Alberto Fernández un acuerdo con el Fondo, menos se lo va a aprobar a Milei-, sino del plano institucional y judicial.
Va a haber un acuerdo y empieza a notarse cada vez más claramente la posición de Cristina Kirchner. Su postura es idéntica a la que ella misma mantuvo con los senadores que le respondían en el año 2016, cuando Macri quiso consagrar a dos jueces de la Corte, Rosatti y Rosenkrantz, por decreto. ¿Qué decía en aquel momento? Si vienen por decreto, son rechazados. Esto es lo que va a hacer Cristina Kirchner, o lo que va a ordenar la expresidenta, aparentemente con Lijo y con García Mansilla.
Hay que mirar todo esto con lupa, porque no es lineal. Primero, porque hay una diferencia enorme entre aquel decreto de Macri y este decreto de Milei para poner a Lijo y García Mancilla. ¿Cuál es la diferencia? Que Macri firmó el decreto, postuló a los dos jueces, pero esos jueces no juraron. Mientras tanto, en el mismo decreto se desataba el proceso para que el Senado apruebe los pliegos. Miguel Pichetto dijo: “No vamos a aprobar los pliegos; sí vamos a convalidar que entren por decreto, pero ya con el acuerdo del Senado.
Cristina, y lo dijo en aquel momento la senadora Fernández Sagasti, sostuvo que aunque busquen el acuerdo del Senado, si admitieron ser designados por un decreto, no serán admitidos. Ahora la situación es más delicada, porque el Gobierno emite un decreto y los designa por decreto cuando el Senado ya está tratando el caso. Es decir, la ofensa al Senado es mayor.
El Gobierno ya envió los pliegos, la Comisión los trató, y aunque el Senado se demore en aprobarlos, no es que el Senado no esté trabajando en el tema. Esto le da mayor razón a Cristina Kirchner para decir: “Voy a salir en defensa de la potestad del Senado, del poder del cuerpo, y mis senadores van a rechazar los dos pliegos”.
Ahora bien, son dos pliegos distintos. García Mansilla ya es juez de la Corte. ¿Significa que si el Senado rechaza su pliego, él tiene que renunciar? Gran problema, porque la Constitución dice que para remover a un juez de la Corte solo hay un procedimiento: el juicio político, con una condena de dos tercios del Senado. Es decir, daría la impresión, según más de media biblioteca, que aunque el Senado le rechace el pliego, García Mansilla, por el decreto, puede quedar hasta noviembre. Un García Mansilla que, aparentemente, se parece conceptualmente más a Rosenkrantz y Rosatti que a Lorenzetti.
Otra es la situación de Lijo: si le rechazan el pliego, no va a ser juez de la Corte. Quiere decir que, al final, podría quedar hasta fin de año una Corte con tres jueces que se parecen ideológicamente entre sí y uno que está más cerca del Gobierno. Sería un gran fracaso de Milei: quedaría una Corte de tres a uno, configurada con un estilo que el Gobierno quiere corregir. Otro problema, u otro fracaso, del “mago del Kremlin”, Santiago Caputo, que es quien tenía que negociar todo esto, y aparentemente no negoció. ¿Qué era negociarlo? Que el Gobierno dijera: “Quiero a Lijo o quiero a García Mansilla, poné vos al otro”. Eso es una negociación. Nunca hubo eso.
Es un tema importante porque en la Corte se discuten cuestiones cruciales para la política. Por ejemplo, la situación de Cristina Kirchner, que todavía no ha sido definida por la Cámara de Casación en el caso de la obra pública en Santa Cruz. Según dicen, la decisión podría llegar cerca de julio. Es muy difícil que la Corte trate ese tema antes de las elecciones, es decir, que la Corte le cierre el camino a Cristina Kirchner desde el punto de vista electoral.
Hay otra causa importante en la Corte, mucho menos conocida: una contra Jorge Macri, al que el Gobierno ha puesto en la mira usando todos los recursos, decentes e indecentes. Esa causa por lavado se originó cuando era intendente de Vicente López. Fue absuelto y sobreseído por la jueza Arroyo Salgado en San Isidro. La medida fue apelada por los fiscales. Lo sobreseyó la Cámara de San Martín, pero el fiscal de la Cámara apeló la medida. Lo sobresee la Cámara de Casación, se volvió a apelar y llegó a la Corte.
Es todo un problema para Macri, que está en el corazón de la gran tormenta que es la política porteña y donde se juega mucho de la política nacional. En buena medida, en la política porteña, se juega la posibilidad o no entre una alianza entre el Gobierno y el Pro. Es decir, se decide cuál será el destino de la derecha. Se despeja o se empieza a despejar la incógnita de si Milei puede quedarse enteramente con el poder del Pro en la Capital Federal o si va a tener que pactar con Macri.
Esto se encuentra detrás de las candidaturas que empiezan a postularse en los últimos días para la elección de la legislatura porteña anticipada. En consecuencia, Mauricio Macri, que ya le intervino el Ejecutivo porteño a su primo con la designación como jefe de Gabinete de Gabriel Sánchez Zinny y Horacio Giménez como ministro de Seguridad, postularía seguramente a María Eugenia Vidal. Macri lo que quiere mostrar en la Capital Federal no es al gobierno de su primo sino al Pro como partido.
Hay un problema. Horacio Rodríguez Larreta, muy ligado al Pro, quiere ser candidato en contra de Vidal y, en alguna medida, de Jorge y Mauricio Macri. El expresidente le dice a sus amigos que puede persuadir a Rodríguez Larreta para que se baje. Tiene una semana para hacerlo. Si no el Pro podría tener un drenaje de votos. Será algo importante ya que La Libertad Avanza y Karina Milei van a poner mucho empeño en la elección porteña. Dicen que podría ir Adorni o Pilar Ramírez, representante más directa de Karina Milei en el distrito.
Mientras tanto, Patricia Bullrich desde el gobierno nacional insulta a los Macri aún siendo del Pro. Les dice “Mauricio, dejen de tener la Capital Federal como un botín personal”. ¿Desde cuándo la tienen? ¿Cuándo ella era candidata de Macri ya pasaba eso? ¿Empezó a ser un botín de los Macri cuando ella entró a la política de Milei? Mutaciones a las que estamos acostumbrados y producen enorme desgaste.
También esto explica que Milei, cumpliendo con una promesa, gane. El peronismo de Juan Manuel Olmos y Santoro mira la dispersión ajena y dice “nosotros con una minoría homogénea, a lo mejor podemos hacer un gran papel”. ¿Ganar? En las noches de embriaguez también lo sueñan. Hay que ver la elección porteña. Si los Macri logran hacer unos buenos comicios, de 25 o 27 puntos, Milei está obligado a pactar con ellos para la elección de senador que se juega en octubre en la Capital. Cambiaría el panorama que conocemos hoy y las perspectivas parlamentarias del gobierno de Milei a partir del año que viene.
11/03/2025 a las 4:11 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Radicales como árbitros, el olfato de García-Mansilla y se viene otro debate por el aborto
Ignacio Zuleta
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
10/3/025
MILEI: ARRINCONADO POR LOS RADICALES
Como en anteriores rounds desde que asumió, el Gobierno vuelve a depender de los radicales. El bloque del Senado que preside “Peteco” Vischi sesionó de urgencia el viernes por la noche y resolvió postergar hasta el martes su decisión sobre los jueces de la Corte.
Se entregaron el fin de semana a una ronda de café con gobernadores y jefes partidarios en busca de algún criterio orgánico y unánime sobre si poner o no la firma número 9 para habilitar el tratamiento del pliego de Manuel García-Mansilla en el recinto.
En la mesa de Guadalupe Tagliaferri, presidenta de la comisión de Acuerdos, hay 8 firmas y falta una. El martes de esta semana los radicales se verán las caras para decidir el rumbo que los pone de árbitros del partido. La situación golpea al Gobierno, que vuelve a jugar al número equivocado en un oficio en el cual no se improvisa.
Le quedan pocas salidas. Una es retirar los pliegos de Mansilla y de Lijo y absorber el cachetazo. Otra es morder el freno y admitir una negociación con el peronismo para una ampliación de la Suprema Corte de 5 a 7 miembros y disparar lo que pide la Constitución: buscar un consenso con las fuerzas políticas para cubrir las cuatro vacantes.
Habría para todos en el reparto, pero implicaría levantarle el teléfono a un peronismo al que, en público, prefiere ignorar. Esa ampliación se la propuso en 2016 Miguel Pichetto a Mauricio Macri, cuando estaba en el mejor momento de su presidencia. El acuerdo con el peronismo de entonces incluía la designación del Procurador de la Nación. Olivos, ensimismado y endogámico -calificaciones de Jesús Rodríguez y Elisa Carrió, respectivamente-, dijo que no. Y así les fue.
TEMEN UN PACTO MILEI-PERONISMO POR LIJO
El radicalismo sufre, como los otros bloques y partidos políticos, de una crisis en la conducción. Martín Lousteau preside el Comité Nacional, pero sus posiciones no permean hacia los senadores de su partido. Esa pirámide es extremadamente débil en el vértice y muy fuerte en la base.
En el vértice, Lousteau es víctima del doble empleo de jefe partidario y de candidato a reelegir la banca. No logra nada con ninguno de los sombreros que se ponga. La base tiene un ancla en por lo menos 5 gobernadores, que se referencian en la UCR y tienen intereses que deben hacer compatibles con posiciones políticas.
La idea que atraviesa el debate en este partido, del cual depende la suerte del gobierno en el Senado, es que lo han dejado afuera de la dialéctica que definió el debate sobre las jueces de la Corte, que fue negociación sí, negociación no. Los polos de esa negociación eran el gobierno y el peronismo.
Los radicales, que deciden al final si este engranaje se mueve, han quedado afuera y es legítimo que aspiren a pescar en río revuelto. Si el debate era, como ha presumido el discurso de superficie, entre idoneidad sí, idoneidad no de los candidatos, pudieron tener algo que decir.
Ahora tienen la llave para arrancar el debate final, pero saben que si habilitan el tratamiento de García-Mansilla lo ponen en pie de igualdad a Ariel Lijo, y temen que se active la negociación entre peronismo y Gobierno y termine Lijo confirmado en la Corte con el voto peronista y que a García-Mansilla, que ya juró, lo dejen afuera.
Saben, como todos, que Lijo es un hombre (más allá de sus capacidades) del espectro del peronismo, como lo es Javier Milei. Sobre Mansilla los peronistas han dicho desde el comienzo de este novelón que para ellos es un candidato indiferente para el peronismo. “Los peronistas no votamos gente así”, ha sido el lema de Unión por Todos.
ULTIMÁTUM DEL PERONISMO
La bancada que preside José Mayans espera este lunes parlamentar con Victoria Villarruel sobre un pedido de sesión para tratar la semana que viene los dos pliegos. Para este jueves el único que tiene dictamen es el de Lijo, pero el peronismo quiere tratarlo junto al de García Mansilla. Si aparece la firma número 9, deberían esperar hasta la semana que viene para que pasen los 7 días de rigor para habilitar el tratamiento.
Van a esa charla con Villarruel sabiendo que:
1) La vicepresidente no tiene mandato de Olivos para acordar nada. Tampoco nada parece cerrado porque fue de la boca de Villarruel que escucharon en el peronismo la palabra “acuerdo”. Ahora sabrán de qué se trataba. Villarruel no tiene control de la cámara y la acosa el Ejecutivo para quitarle los cargos de los secretarios. La secretaría administrativa está libre por renuncia de María Laura Izzo. Fracasó el 24 de febrero la sesión preparatoria y las funciones quedan a cargo de prosecretario, Lucas Clark, un hombre del radicalismo que tiene como referente al exvicepresidente Julio Cobos.
2) El peronismo cree que nadie junta los 48 votos para imponerlos a Lijo y García-Mansilla, y que el plan de Milei para la Corte quedará en otra derrota del nivel de la Hidrovía o del Criptogate.
ALGUNOS SON MÁS IGUALES QUE OTROS
Algo de esto debe presumir García-Mansilla. Se apuró a alinearse con la mayoría que conduce la Corte y juró en el cargo. Es un escudo frente a la intemperie en que podría quedar si aparece el voto 9 para mandarlo al matadero del recinto en igualdad de condiciones que el trajinado Lijo.
Nadie llega a esas alturas sin olfato para la supervivencia. Mansilla ha percibido que este es un gobierno invertebrado en el que conviven varios cacicazgos provisorios. Uno de ellos imaginó que era oportuno identificar la gestión Milei con el mundo de los negocios, en particular del área energética.
Mansilla ha sido durante años directivo de una de las cámaras del sector y es un custodio fiel de la solidez de los compromisos empresarios. La primera decisión apenas juró fue designar a un hombre del sector, Diego Saralegui, en su vocalía.
Viene de ser director de relaciones públicas de la petrolera Pecom, de los Pérez Companc, que es una marca ligada a la Universidad Austral y al Opus Dei. Agrega el pañuelo celeste con el cual quiere identificarse el Gobierno, que en cualquier momento va a reactivar el debate sobre la despenalización del aborto.
Advierten en su debilidad -al igual que anteriores mandatarios que promovieron ese debate, como Menem, Macri y Alberto Fernández- que rinde mucho, porque la transversalidad de las posiciones resetea alineamientos. Un gobierno débil tiene que cuidar permanentemente de que no se amalgamen, en la oposición, frentes férreos. Mandarlos a discutir cuestiones como el aborto despierta las disidencias y alivia la gobernabilidad sobre otros temas de coyuntura que le importan más a los gobiernos – la guita, por ejemplo.
EL OPUS NIGHT QUIERE ROCK AND ROLL
No es pertinente entrar en las convicciones personales de Mansilla, a quien algunos relacionan con el Opus Dei. Lo protegen las inmunidades del art. 19° de la Constitución. Pero hay también una tribu que representa a un Opus Night en el gobierno, que buscó identificarse en Lijo.
Proponerlo expresó el temor de la política al poder de los jueces federales que han puesto en la picota a varias camadas de políticos desde los años ´80. Designar a Lijo es la búsqueda de un armisticio con la corporación al elegir a su jefe, que además heredó la jefatura que ejerció antes Ricardo Lorenzetti.
El argumento de Milei para proponerlo es el mismo que han expresado varios jueces federales: Lijo -han argumentado- es un hombre de la justicia que entiende sus problemas mejor que nadie. También aporta un rock and roll oportuno, que satisface a otra tribu del Gobierno: la que busca continuar el ataque del peronismo a la Suprema Corte. El objetivo es empastar su funcionamiento con inquinas que paralicen sus trámites, o argumentando, sin muchos fundamentos, que una Corte de tres no funciona. Algo que desmienten los hechos.
GOBIERNO CON LIBRETO PRESTADO
La política del Gobierno hacia la Justicia es parte de su programa de demolición del Estado, no su mejoramiento. Si no lo puedo gobernar, lo rompo y lo rearmo a mi medida. Está en el programa formal de esta administración, que sigue los lineamientos del conservadorismo en torno a la cancelación de las facultades de control de los poderes Judicial y Legislativo sobre el poder Ejecutivo.
Es un libreto que el Gobierno ha tomado prestado -como otras rutinas anti republicanas- de la extrema derecha de los Estados Unidos que gobierna hoy con Donald Trump. Russell Vough es el ideólogo Master de la presidencia Trump. Viene de ser designado como director de la poderosa Oficina del Presupuesto de la Casa Blanca, que conduce las políticas económica y administrativa por sobre los ministerios del gabinete.
Es el autor del plan de gobierno “Proyecto 2025”, un ladrillo de 900 páginas que contiene el programa que quiere imitar Milei, salvo gobernar precisamente con un presupuesto. Nadie entiende que vaya a cerrar un acuerdo con el FMI sin antes tener un presupuesto de gastos y recursos que legalice el cumplimiento de ese acuerdo.
GUEVARISMO DE PAÍSES RICOS
Vough -vinculado a la Heritage Foundation- ha dicho que el plan de Trump es deshacerse de “los paradigmas legales que se han desarrollado erróneamente durante los últimos doscientos años”. Ese guevarismo de derecha busca restañar “las cicatrices resultantes de décadas de malos estadistas”.
Así se explican los más de 100 DNU que ha firmado Trump apenas asumió, en los que se apropia de las facultades que la Constitución de los EE. UU. Atribuye al Congreso y a la Justicia. Esos DNU atacan a las facultades de control de esos dos poderes y buscan la destrucción de la administración y del sistema electoral.
Es la misma música que entona el Gobierno argentino con el rap de las desregulaciones o la suspensión de las PASO como forma de extremar el presidencialismo, en un gobierno que pesó en las últimas elecciones el 29% de los votos. El resto se lo puso Cambiemos, que hoy trata de tomar distancia. No lo cuenta como socio electoral en distritos clave como Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y CABA.
Vought ha desarrollado una doctrina que defiende el poder del presidente para negarse a gastar las partidas aprobadas por el Congreso. Rechaza las normas que obligan a que los recortes de gastos deben también ser aprobados por el Congreso. De ahí nació la decisión del actual Gobierno argentino de abolir los fideicomisos, suspender la obra pública o quitar los fondos docentes y previsionales comprometidos con las provincias.
Estas medidas, aunque no se suele reconocer, son veleidades de países ricos. Estados Unidos o la Argentina se pueden permitir estos jugueteos con la plata que tienen. Pueden hacer guevarismo de derecha o de izquierda porque hay con qué hacerlo. Los pobres no se pueden permitir estos lujos. No tienen con qué. No por nada el guevarismo nació en la Argentina.
LARRETA SE GANÓ UN ENEMIGO DONDE NO LO TENÍA
La cortísima semana carnavalesca dejó espacio para otra cumbre, de la que se esperaba alguna definición más precisa sobre la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta. Juntó a los suyos en la sede de la fundación que tiene uno de los quinchos más cucos del Barrio Parque, y avisó que encargó una batería de encuestas a la firma Aresco, de la que saldrá una definición sobre si irá por una banca de legisladores o jugará la chance de ser senador. Cree que en el peor de los casos puede ser senador por la minoría en octubre.
El encuentro fue con los más cercanos, que han resistido tentaciones poderosas para seguir acompañándolo: Álvaro González, Guadalupe Tagliaferri (en carrera para encabezar una lista de diputad@s nacionales por el larretismo), Emmanuel Ferrario, Claudio Romero, Marcelo Nachón, el hermano Augusto, Pablo Avelluto, Maxi Corach, Marcelo Wechsler, etc.
Siguió al anuncio que hizo hace un par de semanas de que participará, aunque no había dicho en qué. Se ganó una inquina con Jorge Macri. Le criticó la gestión y el primo mandó a que le respondiese Laura Alonso. ¿Fue acertada esa crítica a Jorge, cuando Larreta es el socio fundador del equipo que gobierna la Ciudad hace ya casi 20 años?
Se ganó un enemigo donde no lo tenía. El mejor negocio para él es construir una candidatura sobre la base de la actual de Jorge, a quien él avaló como sucesor. Es simple: el que vota Macri en CABA vota Larreta. Parado sobre los hombros de este, Mauricio Macri quema varias etapas en el intento de recuperar las dignidades que rifó en 2023, cuando aceptó una pelea entrópica con Larreta y Bullrich, con quienes se abrazó para arrojarse en llamas al abismo de la derrota.
SE DISPARÓ TELERMAN
El lunes de la semana que viene vence el plazo de anotar alianzas para las elecciones porteñas del 18 de mayo. Se conocerá qué parejas se habrán armado. Promete nuevos protagonistas que van a pelear por la legislatura, además de Larreta y Lousteau.
Jorge Telerman confirmó este fin de semana que disputará una banca. «Hay aroma de fin de ciclo PRO y orfandad de dirigentes atractivos para los porteños», dijo. Lo incluyeron en encuestas y midió más que otros. Esta semana ajusta morrales y alforjas para anotarse a la cabeza de una lista. Lo beneficia, como a Larreta o a Lousteau, el alto conocimiento que registra su figura.
11/03/2025 a las 4:23 PM
YO SOSPECHABA ALGO, PEEERO . . . NO ME ATREVÍA . . .
QUÉ SÉ YO, ¿VIÓ? . . . PERO BUÉH; A VECES ES RECATO,
ES PRUDENCIA; OTRAS ES APENAS BUENA EDUCACIÓN;
PERO CUANDO LAS EVIDENCIAS TE TOMAN POR ASALTO,
NO QUEDA OTRA QUE EXPONER TUS SOSPECHAS Y
ACEPTAR QUE EN ESTE MUNDO TODO ES POSIBLE . . .
SÍ, SÍ, . . . ES EL «CRÉASE O NO», DE RIPLEY. EN UNA DE
ESAS TODAVÍA PODRÍA QUEDAR UN MARGENCITO PARA
PENSAR QUE TODO NO SOBREPASA LAS APARIENCIAS
NOMÁS . . .
EN VOZ BAJA, Y PARA NO DESATAR INTRIGAS : KRUSE,
ACÉRRIMO DEFENSOR DEL COMECHINGÓN ZAFFARONI . . .
(¿?) (!!!).
AY, AY, AY, COMPAÑERO KRUSE, NO LO ESPERABA, PERO
TAMPOCO UNO ESTÁ PARA METERSE EN MADRE TERESA,
Y «CADA UNO ES DUEÑO DE HACER» . . . QUÉ SÉ YO, ¿VIÓ?.
11/03/2025 a las 5:29 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La edición de la realidad mileísta avanza
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
10/3/025
Personajes borrados o guillotinados en las fotos oficiales, interrupciones y ediciones posteriores de grabaciones, ocultamiento de imágenes y situaciones incómodas en público, argucias narrativas para maquillar compromisos económico-financieros asumidos y manipulación de datos, han pasado a ser parte nuclear de la gestión, de la comunicación y de los intentos por controlar la agenda pública por parte de la administración libertaria. Como en otras épocas y otros gobiernos.
En lo que parece un proceso de profundización y aceleración de la táctica, en los últimos 20 días han sobrado los casos y faltan dedos de la mano para contabilizar situaciones en las que el Gobierno ha intentado editar la realidad en su provecho o para cobrarse cuentas con enemigos internos y externos.
Pueden dar fe de esta operación: Victoria Villarruel, guillotinada y obviada en las imágenes oficiales de la asamblea legislativa realizada hace nueve días, y Axel Kicillof, ausente en las fotos que distribuyó y publicó el Gobierno sobre la presencia de los ministros Luis Petri y Patricia Bullrich en Bahía Blanca por la catástrofe climática.
El recorte del gobernador kirchnerista, que, por el contrario apareció junto a los ministros en numerosas imágenes tomadas y publicadas por medios de comunicación independientes, se combina con el silencio (y silenciamiento) oficial sobre el mal momento que vivieron los funcionarios nacionales cuando fueron increpados por vecinos bahienses durante su recorrida, como pudo verse en las redes sociales y publicaron medios locales. La concordia con los adversarios parece ser un demérito en la narrativa oficialista, tanto como peligrosa la más mínima aparición de expresiones de rechazo o cuestionamiento a sus funcionarios.
Resulta toda una ironía que un artificio tan soviético haya sido usado contra Kicillof, a quien sus adversarios suelen fustigar llamándolo, precisamente, “el soviético”. Y, mucho más, seguramente, que la vicepresidenta termine replicando en el archivo de imágenes de la Argentina mileísta la ausencia de León Trotsky en la iconografía de la Rusia stalinista, según lo constató la investigación del diseñador y fotógrafo inglés David King. Más que curiosidades.
Esos son los casos más notorios y recientes, pero no han sido los únicos, ni los primeros y, muy probablemente, tampoco serán los últimos.
Los asientos vacíos de la Cámara de Diputados durante la apertura del período de sesiones ordinarias, la imagen del diputado radical Facundo Manes interrumpiendo al Presidente con un ejemplar de la Constitución Nacional en la mano y el inmediato gesto amenazante dirigido a este desde los palcos por el supergurú presidencial Santiago Caputo fueron perlas ausentes de la transmisión por cadena nacional, que se empeñó en no mostrarlas.
En esa misma línea cabe inscribir la decisión presidencial de no cumplir con normas vigentes y forzar una interpretación constitucional, nuevamente, para eludir el tratamiento en el Congreso, como exige la ley 27.612, del anunciado acuerdo de reprogramación de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y evitar así la difusión de detalles acordados que podrían precipitar tomas de decisiones de los actores económico-financieros y alterar los planes oficiales.
El momento de la tan anunciada salida del cepo o la tan incómoda cuestión (para el Gobierno) sobre el nivel del tipo de cambio serían ejes nodales de esa decisión que le permitiría hacer jugar en su favor el desconocimiento y la incertidumbre. Los trucos no se muestran ni las tácticas se anticipan.
CONSPIRACIÓN O CONSPIRANOICOS
Ante esa recurrente obsesión por el control de la comunicación y de la agenda pública, que tiene últimamente, como se ha visto, bastantes fisuras, surgen dos interrogantes.
El primero es si no se estará ante el riesgo de un efecto búmerang y de alimentar la percepción de que algunas profecías pueden autocumplirse.
Ahí se inscribe la aparición simultánea de los más notorios integrantes de la milicia digital y comunicadores afines para denunciar que hay una supuesta conspiración en marcha pergeñada por actores económicos (“el club de los devaluadores”), políticos opositores y periodísticos para golpear al Gobierno ante un cierto debilitamiento de la popularidad de Milei y de la administración, aunque las encuestas más serias no lo registran o solo lo verifican dentro del margen de error.
Probablemente, los escuadristas libertarios se guíen más por el aumento de las conversaciones de tono negativo respecto del Gobierno en las redes. Es su ágora.
El llamado a abroquelarse en defensa del líder también podría interpretarse como una expresión de temor o debilidad. Y obligar a mostrar éxitos en lo inmediato. Un riesgo que en el Gobierno y en sus usinas de comunicación consideran que merece correrse a cuenta del acuerdo con el FMI.
Según sus cálculos (y expresiones de deseo) la reprogramación de la deuda y la prometida llegada de fondos frescos tendrá un efecto rebote para la imagen del Presidente y del Gobierno. El argumento es que al partir de tal percepción de fragilidad la noticia impactaría aún mejor en la opinión pública, dado el efecto positivo que tendría de inmediato en los mercados.
La buena reacción en las bolsas de bonos y acciones y la mejora en las calificaciones de riesgo registrada después del anuncio hecho por Milei en la Asamblea Legislativa sobre la inminencia del entendimiento apalanca la previsión y la esperanza.
El soviético borrado y la edición del pasado, que encuentra sus orígenes en el damnatio memoriae (condena de la memoria) romano, conviviría así con la más moderna táctica de “inundar la zona” o la agenda pública con un sinfín de anuncios y decisiones, como ideó Steve Bannon, el estratega de la llegada al poder por primera vez de Donald Trump.
Así defendía Bannon su propuesta y prometía su éxito: “Los medios son el partido de oposición y, como son tontos y perezosos, solo se pueden enfocar en una cosa a la vez. Lo único que tenemos que hacer es inundar la zona. Todos los días les lanzamos tres cosas, tomarán una y haremos todo lo que queramos. Bang, bang, bang, nunca se van a recuperar”. Cualquier semejanza, sobre todo con los primeros meses mileístas y el vertiginoso arranque del segundo mandato de Trump, no es mera coincidencia.
Sin embargo, la táctica no es inmune al paso del tiempo, la dilación en la concreción de algunas promesas y, especialmente, las heridas autoinflingidas. Se vio en el primer gobierno trumpista y parece estar empezando a evidenciarse en el comienzo del segundo año de mandato de Milei.
Por eso, la pregunta que muchos observadores críticos se hacen en estos días es si el Gobierno va a editar o superar exitosamente algunos desafíos inminentes que deberá enfrentar.
Entre ellos se inscriben la eventual judicialización del DNU por el acuerdo con el FMI o el conflicto de poderes que amenaza abrirse por la designación en comisión del multiobjetado (y temido) juez federal Ariel Lijo y el catedrático Manuel García-Mansilla para integrar la Corte si es que el Senado, finalmente, se anima a rechazar sus pliegos.
Sobre ese último tema abundan las versiones y las sospechas. Las voces que surgen de la mayoría de los bloques dicen que hay ánimo y número para el rechazo. Las sospechas no descartan sorpresas. Para muestra, está el nuevo capítulo de la biopic del presidente del bloque de senadores radicales, Eduardo “Peteco” Vischi, el zigzagueante.
El jueves pasado se había comprometido con sus correligionarios a sacar un comunicado con la posición del bloque contraria a la designación de los jueces supremos por decreto, que sería anticipatorio de un voto negativo mayoritario en caso de que los pliegos, finalmente, se trataran en el recinto. Casi 100 horas después, el documento no logra salir de su computadora personal. En la era de la inmediatez, Vischi parece decidido a tomarse su tiempo para evitar cortocircuitos entre su jefe, el gobernador correntino Gustavo Valdés, y el Presidente. Entre sus pares, su palabra ya cotiza menos que la cripto-meme $Libra. Otra coincidencia con el oficialismo.
A esos desafíos puede sumarse para el Gobierno algunos mucho más cercanos a la sensibilidad social, como la marcha de jubilados del próximo miércoles, a la que prometen darle volumen y músculo hinchadas de varios equipos de fútbol, después de los incidentes con la policía en la última manifestación. También, focos de protestas, aún encapsulados, que empiezan a encenderse en distintos lugares del país. Como los reclamos de los yerbateros reprimidos por la policía de Misiones o los de vecinos por la inseguridad creciente. Nada que, al menos hasta ahora, haya logrado visibilidad masiva en la esfera digital y en medios alejados de esas geografías y problemáticas.
Logros concretos del Gobierno, especialmente, en lo económico, nuevos errores o escándalos de la oposición (a los que suele estar abonada) y una reedición mejorada de la realidad serán necesarios para superar esos desafíos. También, para desplazar la atención de la hasta ahora indetenible aparición de testimonios comprometedores en el Criptogate, que involucran en su armado y lanzamiento a Javier y Karina Milei, como viene revelando Hugo Alconada Mon y dejó expuesto, sobre todo en su última nota, publicada ayer (https://www.lanacion.com.ar/politica/karina-milei-superviso-todas-las-negociaciones-con-los-empresarios-cripto-antes-del-escandalo-libra-nid08032025/).
Son situaciones esas que, a pesar de logros concretos, la buena imagen que le devuelven las encuestas y la expectativa de alcanzar metas de fuerte impacto como el cierre de la negociación con el FMI (con la ayuda de Trump) explican los nervios y reproches que trascienden de la Casa Rosada y que parecen haber propiciado nuevos errores no forzados.
El año electoral ya está en marcha. En apenas nueve días vencerá el plazo para la inscripción de alianzas para las elecciones porteñas, que se celebrarán el 18 de mayo, y todo indica que la competencia puede ser feroz. No hay señal alguna de que libertarios y macristas estén en condiciones de cerrar un acuerdo. Puede ser la madre de otras batallas.
Sin embargo, sobran las especulaciones ante el silencio por el que optó en estos últimos días Mauricio Macri, después de un nuevo cortocircuito verbal con el Gobierno y de sufrir otro desafío a su autoridad por parte de varios de sus alfiles dispuestos a rendirse al oficialismo. “No tengo nada nuevo que aportar”, fue la curiosa fórmula verbal que encontró el expresidente para justificar su repentino hermetismo.
En este frágil y dinámico contexto se esperan nuevos capítulos de la realidad mileísta editada. Podría haber más personajes borrados o guillotinados en la iconografía oficialista. No están a salvo propios ni ajenos.
11/03/2025 a las 5:39 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Distinta tragedia, mismo verso
Melisa Molina
Página/12
11 de marzo de 2025
Ante las consecuencias devastadoras que trajo el temporal en Bahía Blanca, el Gobierno ensaya como respuesta reflotar la creación de una «Agencia Nacional de Emergencias», una propuesta que ya había lanzado durante los incendios que azotaron a la Patagonia durante enero y febrero, pero que hasta ahora nunca concretaron. La medida, que apunta a empoderar aún más a Patria Bullrich, saldría vía DNU, y busca emular un organismo similar que ya existe en Estados Unidos para enfrentar las catástrofes climáticas, siguiendo la línea de Milei de copiar todo lo que tenga que ver con el país del Norte. El Presidente, por ahora, no piensa viajar a la ciudad afectada y durante todo el lunes permaneció recluido en la Quinta de Olivos. Si bien en Casa Rosada dicen que crearán una nueva «agencia», desde que asumió la gestión el gobierno de Milei se encargó de recortar o cerrar la gran mayoría de las áreas que trabajan para prevenir y actuar ante este tipo de situaciones.
El anuncio de la nueva «agencia» llegará, además, como complemento de las declaraciones del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien le tiró la pelota de las obras necesarias para reconstruir la ciudad tras el desastre «al sector privado». «El Estado no debe hacerse cargo de las obras», dijo. El jefe de los ministros luego agregó que la reconstrucción de Bahía Blanca “es un tema que tiene que ver con el municipio y con la provincia», y que la nación «colaborará todo lo que pueda». «La política se tiene que acostumbrar a gobernar. Si bien el estado federal puede asistir, la gestión es de cada distrito“, manifestaron cerca de Milei en diálogo con este diario.
AGENCIA NACIONAL DEL HUMO
En febrero, junto a su par de Defensa, Luis Petri, Bullrich ya había anunciado la creación de una agencia nacional idéntica, destinada a intervenir en emergencias, que se crearía vía DNU y pasaría a funcionar bajo su ala, en Seguridad. Pero el decreto nunca llegó y, una vez más, ocurrió otra catástrofe sin que el Estado nacional tenga respuestas.
Tal como le gusta a Milei y a sus asesores, esa agencia pretenderá ser una copia a una que existe en Estados Unidos. Se trata de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), que depende del Departamento de Seguridad Nacional de ese país (DHS). Lo que omiten en la Casa Rosada es que, tres días antes de las inundaciones en provincia de Buenos Aires, Pettovello desguazó la Dirección Nacional de Emergencias echando o poniendo en disponibilidad a sus 485 empleados, tal como anticipó Página/12. Ese es solo uno de los recortes que la Casa Rosada viene aplicando en distintas áreas vinculadas al tema.
Desde el entorno íntimo del Presidente adelantaron que esa «agencia» dedicada a catástrofes dependerá del Ministerio de Seguridad y será no solo para cuando ocurran inundaciones, sino también terremotos e incendios, entre otros. En ese último caso, el gobierno de Milei ya traspasó el Servicio Nacional de Manejo del Fuego al Ministerio de Seguridad y lo desfinanció.
Bullrich, durante los últimos días, tomó gran protagonismo. Estuvo en Bahía Blanca y en todos los canales de noticias hablando sobre el tema. En una entrevista televisiva había adelantado que, además, desde el ministerio iba a lanzar «un sistema para que, en todos los teléfonos, salte una alerta y le ofrezca instrucciones a la ciudadanía respecto de qué debe hacer en este tipo de casos». Petovello, sin embargo, está corrida de la escena. Ella no viajó con Bullrich y Petri y los productos que envió desde el ministerio a Bahía Blanca llegaron con las Fuerzas Armadas. «Una cosa es la coordinación y otra cosa es la asistencia social. Por eso está Bullrich y no Pettovello», dicen desde la Casa de Gobierno intentando justificar la ausencia en el territorio de la ministra.
Milei no estuvo durante todo el día en la Casa Rosada y, si bien desde su entorno dijeron que no tiene pensado viajar a Bahía Blanca, lo que sí hizo fue cancelar el viaje que tenía planificado a Chile para participar del seminario de una empresa. Aún no suspendió el viaje a España, que será el 21 de marzo para ir a recibir un premio. Los que sí estuvieron en Balcarce 50 el lunes fueron su hermana, Karina, Francos, los dos Menem –Lule y Martín– y el secretario del Interior, Lisandro Catalán. Karina y Martín Menem decidieron suspender un acto partidario que tenían en Tucumán.
LA DISPUTA POR LOS FONDOS
Este lunes el gobierno anunció que ya había enviado a la gobernación bonaerense 10 mil millones de pesos para asistir a la población tras las inundaciones, pero el intendente de Bahía Blanca dijo que son necesarios 400 mil millones. Desde el oficialismo responden que esa cifra es «una locura» porque, agregan: «es más que el presupuesto de muchas provincias». Por otro lado, aclaran que no descartan pedir ayuda a organismos multilaterales, aunque aún no hay confirmación de que eso vaya a ocurrir.
El desembolso de los 10 mil millones de pesos se dio después de una conversación que el ministro de gobierno de la provincia de Buenos Aires, Carlos Bianco, tuvo con el jefe de gabinete Guillermo Francos. Bianco le dijo a Francos que, después de recorrer el territorio, el gobernador le pidió que hable con el gobierno nacional porque la reconstrucción y el ordenamiento de Bahía Blanca post inundación iba a ser «tremendamente complejo y costoso», e iban a necesitar asistencia vía Aportes Nacionales del Tesoro (ATN).
Los ATN, que antes dependían del ministerio del Interior, desde que asumió Milei pasaron a la órbita del ministerio de Economía. Fue por eso que Francos le preguntó a Bianco qué monto creía que era necesario, y luego se comunicó con el ministro de Economía, Luis Caputo. Bianco le transmitió que «como mínimo», se necesitarían 10 mil millones y Caputo dio el okay. La gobernación envió una nota con el pedido de asistencia y los fondos llegaron, aunque reclaman que son insuficientes.
Cerca del Presidente, sin embargo, le pasan la pelota a la gobernación. «La política se tiene que acostumbrar a gobernar. Si bien el estado federal puede asistir, la gestión es de cada distrito“, dijeron. El gobernador Axel Kicillof había pronunciado más temprano que el accionar del gobierno nacional: «Es una enorme, universal, masiva refutación acerca del país que nos quieren vender», y señaló «el valor más importante que tenemos es el de la solidaridad y el amor, no el odio, el insulto y el sálvese quien pueda”. Francos, en declaraciones radiales dejó en clara la postura de la Casa Rosada: «El Presidente fue claro: entiende que el Estado no debe hacerse cargo de las obras, sino los privados. Hay que separar el tema de la tragedia de la obra pública», remarcó.
EL COSTO DE PASAR LA MOTOSIERRA
Según un informe de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, el gobierno viene recortando en las áreas que tendrían que actuar frente a las catástrofes naturales desde que asumió la gestión. No solo en los días previos a la tormenta el ministerio de Capital Humano decidió disolver la Dirección Nacional de Emergencias, sino que también hubo subejecución presupuestaria y reducción de otras áreas del estado clave para actuar en estos casos.
Allí mencionan que la ejecución del proyecto “Apoyo para la Expansión de Obras de Adaptación a Extremos Climáticos” —enmarcado, en el Presupuesto nacional, dentro del programa de «Desarrollo de la Infraestructura Hidráulica», dependiente de la Secretaría de Obras Públicas— cayó de $37.155 millones en 2023 a apenas $46,6 millones en 2024. Es decir, una reducción del 99,96% en términos reales. «Esta caída responde a dos factores principales: por un lado, el recorte en el presupuesto vigente del proyecto, que pasó de $37.307 millones a $24.989 millones; y por otro, a la decisión política de ejecutar solo el 0,2% de su presupuesto», señalaron.