Por Hernán Andrés Kruse.-

Para no ser menos que Donald Trump, el presidente de la nación ordenó el retiro del país de la Organización Mundial de la Salud. La medida fue anunciada por el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien afirmó que la medida era la consecuencia lógica de las profundas discrepancias respecto a la gestión de la OMS durante la pandemia. Por su parte, la Oficina del Presidente dio a conocer un comunicado claro y contundente: “En nuestro país, la OMS respaldó a un gobierno que dejó a los niños fuera de la escuela, a cientos de miles de trabajadores sin ingresos, llevó a comercios y PyMES a la quiebra, y aún así nos costó 130.000 vidas. Hoy la evidencia indica que las recetas de la OMS no funcionan porque son el resultado de la influencia política, no basadas en la ciencia”. “Urge repensar desde la comunidad internacional para qué existen organismos supranacionales, financiados por todos, que no cumplen con los objetivos para los que fueron creados, se dedican a hacer política internacional y pretenden imponerse por encima de los países miembro”. Por su parte, el Ministro de Salud de la Nación, Mario Lugones, señaló: “Argentina no recibe financiamiento de la OMS y aunque algunos proyectos de cooperación técnica pueden recibir financiamiento, estos se efectivizan mediante la OPS (Organización Panamericana de la Salud). Es importante destacar que salir de la OMS no significa salir de la OPS que es preexistente y depende de la OPEA. Estamos ante un cambio de época, y hay que estar a la altura de estos cambios” (fuente: Daniela Blanco, Infobae, 5/2/025).

Este tema, harto delicado por cierto, debe ser enfocado desde un punto de vista médico y desde otro punto de vista, de carácter político. El Ministro de Salud de CABA, Fernán Quirós, cuestionó la decisión del gobierno nacional. “Los gérmenes no respetan fronteras, ideologías ni tipos de países”, sentenció. “La OMS es el principal instrumento que tenemos. Por supuesto, no es perfecto, ha tenido dificultades para la coordinación en el período de la pandemia, pero necesitamos fortalecer las estructuras que nos ayudan a coordinar”, agregó (fuente: Infobae, 5/2/025). Es cierto lo que dice el doctor Quirós. Es fácil hablar con el diario del lunes, como se dice coloquialmente. Pero cuando el Covid-19 invadió nuestro país, la desesperación se apoderó de todos nosotros. A fines de marzo de aquel fatídico 2020 el presidente Alberto Fernández impuso una dura cuarentena, que nos afectó profundamente, tanto material como espiritualmente. De marzo a julio, aproximadamente, el encierro fue apoyado por el pueblo. Ello explica la altísima imagen positiva del presidente y de quienes lo acompañaron cada vez que convocaba a una conferencia de prensa: el gobernador bonaerense Axel Kicillof y el Jefe de Gobierno de CABA, Horacio Rodríguez Larreta.

Lamentablemente, la cuarentena se extendió demasiado provocando un desastre en lo económico y en lo sanitario. El saldo de 130.000 fallecidos por el Covid-19 exime de mayores comentarios. Para colmo, tiempo después estallaron dos escándalos que pulverizaron la imagen de Alberto Fernández: la existencia del vacunatorio vip y las fotos del cumpleaños de la primera dama en Olivos en julio de 2020, en plena pandemia. Es cierto, por ende, lo que expresa las Oficina del Presidente. Lo notable es que en 2020, Javier Milei, en su rol de panelista, opinaba exactamente lo contrario. “Vos contagiás a otros, tu irresponsabilidad contagia a otros”. “Entonces vos tenés que alinear los incentivos, y ahí sí actuó bien el gobierno”. “El casos del italiano fue brillante: mostrar que aquellos irresponsables que ponen en riesgo al resto, les va a caer con toda la fuerza el código Penal”, expuso el hoy presidente en un canal de TV. Meses después de la implantación de la cuarentena sectores opositores realizaron marchas contra el gobierno de Alberto Fernández. La más relevante fue la del 17 de agosto de aquel año destacándose la presencia de Patricia Bullrich. “Orgulloso de los argentinos que salieron ayer a decirle basta al miedo y al atropello, y sí al trabajo, al respeto y a la libertad”, expresó Macri en las redes sociales. La respuesta de Milei no se hizo esperar: “No puede ser más hijo de puta. Vos estás ensuciando a la palabra “libertad” (fuente: Diario Popular, 6/2/025).

La decisión de Milei, por ende, responde pura y exclusivamente a cuestiones geopolíticas. El alineamiento incondicional con Donald Trump es la esencia del gobierno libertario. El presidente actúa como si fuera el gobernador de un estado de Estados Unidos y no el presidente de un país soberano. Está convencido de que el presidente republicano lidera una fuerza política global de ultraderecha cuyo objetivo es la erradicación definitiva del socialismo, wokismo, colectivismo o como quiera llamársele. Se trata de una cruzada que no admite términos medios, matices, grises: o se está del lado de la libertad o se está del lado de la esclavitud. Para Milei el actual presidente de la OMS, el doctor Redros Adhanom Ghebreyesus, cometió delitos de lesa humanidad durante la pandemia. Quizá la cercanía del médico sanitarista y político etíope con Xi Jinping tenga algo que ver con el desprecio de Milei por su figura.

La drástica decisión del presidente de la nación presenta, sin embargo, un lado positivo. En efecto, al poner sobre el tape nada más y nada menos que a la Organización Mundial de la Salud, invita a que nos interioricemos sobre la relevancia de este organismo internacional sanitario. Buceando en Google me encontré con un ensayo de Marcos Cueto (Instituto de Estudios Peruanos), Theodore Brown (Universidad de Rochester) y Elizabeth Free (National Library of Medicine) titulado “El proceso de creación de la Organización Mundial de la Salud y la Guerra Fría” (Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico-2011).

A continuación paso a transcribir un puñado de párrafos del extenso paper.

1) “La implementación inicial de la OMS se produjo en esa breve transición entre la colaboración de los Aliados y el inicio de las tensiones entre las superpotencias. El trabajo del TPC (Comité Técnico de Preparación) se concentró en la revisión de cuatro propuestas de Constitución presentadas por expertos franceses, ingleses, estadounidenses y un reconocido salubrista de nacionalidad yugoeslava, Andrija Stampar. Todas las propuestas coincidían en dar la mayor autonomía posible a la futura OMS para evitar los problemas que tuvo la LNHO (Organización de Salud de la Liga de las Naciones) con la Liga de las Naciones. Entre ellas, la presentada por el norteamericano Parran fue considerada la más coherente y detallada en los asuntos organizativos y fue tomada como la base del documento final. La nueva Constitución permitía que los países se adhirieran a la OMS independientemente de que fueran parte o no de la ONU, algo que no hubiera sido posible con la LNHO, ya que para ser miembro de ella había que formar parte de la Liga de las Naciones. Sin embargo, el documento es célebre por un preámbulo que Parran no escribió y que se inicia con una oración conocida por los salubristas de muchas partes del mundo: «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades» (World Health Organization (WHO)-1948)”.

2) “Como un espejo reflejándose en otro, los enunciados del preámbulo evocaban la declaración de la ONU, haciendo de la salud una responsabilidad de los gobiernos y un derecho de los ciudadanos sin distinción de raza, religión, ideología o condición económica. Es importante anotar que la definición del preámbulo versaba sobre lo que debía ser la salud, no sobre la salud pública, y esto se hacía a diferencia de otras agencias de la ONU –como la Unesco o la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) que no se sintieron urgidas a definir lo que era la educación o el desarrollo agrícola. De esta manera, ello sugiere que existió una motivación idealista y en favor de una equidad universal, que en muchos sentidos era nueva, sobre todo en muchos gobiernos europeos que aun después de la Segunda Guerra Mundial conservaron con orgullo y fuego sus posesiones coloniales (como Inglaterra y Francia)”.

3) “Asimismo, el preámbulo ligaba la salud con términos que empezaron a ser cruciales en la postguerra, como «paz». Según el futuro director general de la OMS, la ventaja de definir la salud en la Constitución era que su cumplimiento implicaba la «habilidad de vivir en armonía entre pueblos de distintos tipos de poblaciones, con otras tradiciones, de diferentes religiones, en todas partes del mundo» (Chisholm 1948). Es decir, se inspiraba en los postulados de la medicina social, mientras que la salud pública debía dejar de ser percibida como un producto aislado del resto de la vida social y serlo, más bien, como un proceso intrínseco del desarrollo social. Este idealismo sanitario fue clave porque había quienes temían una Tercera Guerra Mundial y la salud internacional fue vista por sus organizadores como un medio de evitarla”.

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