Por Hernán Andrés Kruse.-
“Marat rechazó la desigualdad en la aplicación de la ley penal, que se hacía en su época de acuerdo con el origen social. Así llegó a decir que en principio debe infligirse igual castigo a todo delincuente. Ello podría llevar, como lo indica Eugenio Raúl Zaffaroni, a un sistema de penas fijas. Sin embargo, Marat termina rechazando esto mientras no se dé la igualdad y todos los miembros de la sociedad gocen de las mismas ventajas. Sobre ello debe anotarse que entre los aportes especialmente relevantes de Marat debe mencionarse la consideración de las condiciones personales, en particular las carencias que ha sufrido el sujeto y que lo han llevado a la comisión del hecho delictivo, como relevantes para la imposición de la pena. Así indica: “He dicho que por el mismo delito debe infligirse igual castigo a todo delincuente. Sin embargo, esta ley no sería justa más en un Estado fundado sobre la igualdad y cuyos miembros gozasen poco o menos las mismas ventajas. La naturaleza ha establecido grandes diferencias entre los hombres y la fortuna las ha establecido mucho mayores; ¿quién no ve que la justicia debe tener siempre en consideración las circunstancias en que el culpable se encuentra, circunstancias que pueden agravar o atenuar el crimen?”. Agrega poniendo varios ejemplos: “De dos hijas que se han entregado al libertinaje, la que sin experiencia todavía, se encuentra maltratada por padres brutales, es menos culpable que la que, amada por sus honrados progenitores, conoce ya el mundo”. Agrega: “De dos hombres que han cometido el mismo robo, el que apenas tiene lo necesario, es menos culpable que el que nada en lo superfluo”. Indica también: “De dos perjuros, el que desde la infancia se ha inspirado en los sentimientos de honor, es más criminal que el que, abandonado a la naturaleza, no recibe jamás educación”.
Estas consideraciones tienen relación con la teoría de la pena que se ha desarrollado con posterioridad, que hace referencia a que para la fijación de la misma es importante la gravedad del hecho y el grado de reproche que se le puede hacer al responsable por no haberse comportado conforme a derecho. Lo indicado por Marat tiene relación con el grado de reproche, estando asociado a lo que Eugenio Raúl Zaffaroni ha considerado como la co-culpabilidad social, que lleva a que deba reprochársele menos y por consiguiente debe tener una penalidad menor, aquel que ha tenido, en relación con el hecho delictivo realizado, una vida de carencias, de modo que tiene un poder de autodeterminación condicionado en esa forma por causas sociales.
Importante también es la referencia que hace Jean Paul Marat con respecto a la ejecución de la privación de libertad, en donde se puede encontrar un antecedente de lo que se conoce hoy día como el juez de ejecución, en cuanto protector de los derechos de los detenidos establecidos en la ley. Señala: “La guarda de las cárceles no debe estar encomendada a carceleros. La ley es quien ha de determinar el tratamiento de los diferentes criminales; que un respetable magistrado visite de cuando en cuando estos tristes establecimientos, que reciba las quejas de los desgraciados que están encerrados, y que haga justicia en sus inhumanos guardianes”.
Al igual que otros autores ilustrados, bajo la influencia de Rousseau, asumió la teoría del contrato social. Así dice: “Haced abstracción de toda clase de violencia, y encontraréis que el único fundamento legítimo de la sociedad es la felicidad de los que la componen. Los hombres no se han reunido más que por su interés común; no han hecho las leyes más que para fijar sus respectivos derechos, y no han establecido un gobierno más que para asegurar el goce de estos derechos. Si renuncian a su propia venganza, es porque la declinan en el brazo público; si renuncian a la libertad natural, es por adquirir la libertad civil; si renuncian a su primitiva comunidad de bienes, es para poseer en propiedad alguno de ellos”. El aporte principal de Jean Paul Marat, es la consecuencia que extrae de la asunción de la teoría del contrato social y la necesaria garantía que debe dar la sociedad de las necesidades básicas para subsistir, ello como condición necesaria para la legitimación del derecho a penar.
Se ha visto en él un precursor de la seguridad social; ello al indicar que la sociedad “(…) debe satisfacer todas sus necesidades. La sociedad debe asegurarles su subsistencia, un abrigo conveniente, entera protección, socorro en las enfermedades y cuidados a su vez”. Relaciona ello con el derecho a penar, al decir que “solamente después de haber cumplido todas sus obligaciones con sus miembros es cuando tiene derecho a castigar a los que violan sus leyes”.
Algunos han visto en Marat una fe socialista. En este sentido indica Zaffaroni: “Su pensamiento sobrepasa a veces al revolucionario para enrolarse en lo que hoy calificaríamos como socialista”. En forma similar señala Luis Jiménez de Asúa que la “(…) justificación del atentado a la propiedad lleva a Marat a estudiar la naturaleza y el origen de este derecho, acabando, en fin de cuentas, por una profesión de fe auténticamente comunista”. Sin embargo, si por socialista se entiende la pretensión de la colectivización de los medios de producción, eliminándose la propiedad privada, salvo aquellos bienes de carácter personal, debe negarse que Marat sostuviera posiciones socialistas. Marat no defendió la abolición de la propiedad privada, sino la subordinó a la satisfacción de las necesidades básicas de la colectividad, de modo que negó el derecho a poseer lo superfluo mientras otros carecen de lo necesario. De esta manera indicó: “El derecho de poseer procede del derecho de vivir; así es que todo lo indispensable para la existencia es nuestro, y nada superfluo nos debe pertenecer legítimamente mientras que otros carecen de lo necesario. He aquí el fundamento de toda propiedad, tanto en el estado natural como en el de sociedad”.
Lo anterior lo lleva en forma consecuente a considerar que aquel que ha sido excluido de la sociedad, la que lo mantiene en la miseria sin garantizarle las necesidades básicas, puede considerar incumplido el contrato social y volver al estado de naturaleza, de modo que estaría legitimado para robar, sin que la sociedad, debido a su incumplimiento, pueda penarlo. Las consideraciones que hace Marat al respecto, son las más conocidas de su pensamiento penal. Señala refiriéndose a los “desgraciados”: “En una tierra que toda es posesión de otro y en la cual no se puede apropiar nada, quedan reducidos a morir de hambre. Entonces no conociendo la sociedad más que desventajas, ¿están obligados a respetar las leyes? No, sin género de duda; si la sociedad los abandona, vuelven al estado natural, y cuando reclaman por la fuerza derechos de que no pudieron prescindir sino para proporcionarse mayores ventajas, toda autoridad que se oponga a ello es tiránica, y el juez que los condene a muerte, no es más que un vil asesino”.
Desarrolla luego en forma apasionada la defensa de esta idea, utilizando como técnica el discurso de un excluido de las condiciones básicas para la subsistencia, que denomina él como un “desgraciado”, que realiza un robo. Se trata de lo que se ha conocido como el célebre discurso del ladrón, en el que dice: “¿Qué soy culpable? No lo creo, pero tengo conciencia de que no he hecho nada que no debiese hacer. El primero de los deberes del hombre es cuidar de su propia conservación; vosotros mismos no conocéis ningún deber superior a éste; el que roba para vivir, en tanto no puede hacer otra cosa, no hace más que usar sus derechos”.
Agrega, luego criticando la igualdad meramente formal: “Me imputáis el delito de haber turbado el orden de la sociedad. ¡Qué me importa este pretendido orden que siempre me fue tan funesto! Que vosotros prestéis sumisión a las leyes os aseguran la dominación del tanto desgraciado, no tiene nada de particular. Observad bien esas leyes, porque a ellas debéis vuestro bienestar; pero yo ¿qué debo a la sociedad, yo que no tengo más que por sus horrores? Y no me digáis que todos sus miembros gozan de las mismas prerrogativas y que pueden disfrutar de las mismas ventajas, porque la falsedad de ello es evidente. Comparad vuestra suerte con la nuestra; mientras vosotros pasáis tranquilamente la vida en el seno de las delicias, del fausto y de las grandezas, nosotros estamos expuestos por vosotros a las injurias del tiempo, a las fatigas, al hambre; para multiplicar vuestros goces no es bastante que reguemos la tierra con nuestro sudor, es necesario que la reguemos con lágrimas. ¿Qué habéis hecho para que merezcáis ser tan felices a nuestras expensas? (…)”.
Dice luego haciendo una crítica también a la imposición de la pena de muerte: “Es preciso trabajar, diréis; está bien dicho, ¿pero puedo yo hacerlo? Reducido a la indigencia por un poderoso vecino, en vano he buscado un asilo entre los campesinos; arrancado del arado por la cruel enfermedad que me consume, era una carga para el dueño a quien servía; no me quedaba otro recurso para vivir que mendigar el pan de cada día, y este último recurso me ha venido a faltar también. Cubierto de harapos y acostado sobre paja, todos los días he puesto de manifiesto el lastimero espectáculo de mis llagas, ¿y qué corazón se ha abierto a la piedad? Yo he implorado auxilio; ¿y qué mano caritativa ha venido a socorrerme? Desesperado por vuestras negativas, falto de todo y hambriento, he aprovechado la oscuridad para arrancar a un transeúnte el débil socorro que su dureza de corazón me rehusaba, y porque he usado de los derechos de la naturaleza, me enviáis al suplicio. ¡Jueces inicuos! Acordaos que la humanidad es la primera de las virtudes y la justicia la primera de las leyes. Al oír el relativo de vuestras crueldades, los mismos caníbales se estremecerían de horror: ¡bárbaros! bañaos en mi sangre ya que la necesitáis para asegurar vuestras posesiones injustas; en medio de los tormentos que voy a sufrir, mi único consuelo será clamar al cielo, porque me hizo nacer entre vosotros”.
Luego de hacer este relato de lo que diría el “desgraciado”, reitera Marat que debería ser absuelto. Señala: “Hombres justos, ya veo caer una lágrima sobre vuestras mejillas y ya os oigo gritar como un solo hombre: Que sea absuelto. Sí, sin duda, debe ser absuelto, y ¿cuántos lo merecen todavía con más razón? Lo digo muy en alto, en casi todos los países el mismo Gobierno obliga a los pobres a ser criminales, porque les quita los medios para subsistir”. En relación con lo dicho por Marat debe anotarse que la dogmática penal enseña hoy día que los casos de hurtos por necesidad que no puedan ser resueltos por atipicidad de la conducta por insignificancia material, deben estimarse como cubiertos por un estado de necesidad justificante. Aun en supuestos en que no pueda afirmarse la existencia de un Estado de necesidad justificante, puede considerarse la existencia de una disminución de la culpabilidad, que debe conducir a una reducción de la pena. Para que se llegara a esto tuvo que pasar mucho tiempo desde los tiempos de Marat, aún en casos extremos como el de la sustracción de un pan a causa del hambre.
Así pasó más de un siglo desde que Marat publicó su libro en Francia para que en un caso de ese tipo se dictase una sentencia absolutoria en dicho país, ello por el Tribunal de Chateau-Thierry en la audiencia del 4 de marzo de 1898, bajo la presidencia del llamado buen juez Magnaud. La procesada Luisa Ménard había cogido un pan en la tienda del panadero P. Ella tenía un hijo de dos años, al cual debía prestarle auxilio, resultando que desde hacía algún tiempo se encontraba sin trabajo, a pesar de sus investigaciones para procurárselo. Al realizar el hecho contaba por todo recurso con el pan de dos kilos y las dos libras de carne que le entregaba cada semana el despacho de beneficencia de Charly, para ella, su madre y su hijo. En el caso concreto, al instante en que la procesada hubo de arrebatar un pan en casa del panadero P., no tenía dinero, y los artículos que había recibido estaban agotados hacía ya treinta y seis horas, resultando que ni ella ni su madre habían comido durante ese lapso de tiempo, dejando para el niño algunas gotas de leche que tenían en su casa.
El Tribunal se pronunció en tal caso por la absolución de la procesada, a pesar de la inexistencia en ese entonces de una regulación del estado de necesidad en la legislación francesa. Indicó entre otras razones que es lamentable que en una sociedad bien organizada uno de sus miembros, sobre todo una madre de familia, no pueda encontrar pan de otro modo que cometiendo una falta, debiéndose interpretar humanamente los inflexibles preceptos de la ley, habiéndose cometido el hecho por la imperiosa necesidad de procurarse un alimento de primera necesidad, procurando librarse de las torturas angustiosas resultantes de una larga privación de nutrición y el deseo natural de la madre de evitarlas a su tierno hijo, del que solo ella tiene la carga. Incluso debe mencionar que un sector de la prensa francesa reaccionó violentamente en contra de este fallo, mencionándose la audacia del juez Magnaud de absolver a una ladrona, indicándose que todo delito merece una pena.
La posición de Marat se diferencia de la concepción de algunos idealistas de izquierda, que han visto al ladrón como autor de una actividad revolucionaria. Debe recordarse que algunos, como Mijail Bakunin, de gran influencia en el movimiento anarquista, glorificaron la figura del ladrón, considerándolo como “el único y genuino revolucionario -un revolucionario sin frases bonitas, sin retórica aprendida, irreconciliable, infalible e indómito, un revolucionario popular y social, apolítico e independiente de cualquier estado”. En ese sentido en un curso sobre derechos humanos y seguridad urbana, organizado en junio de 1999 en San José de Costa Rica, un asistente defendió el robo como una forma de redistribución de la riqueza. En realidad Marat no deslegitima la penalización de todos los responsables de robos, sino solamente de aquellos que han sido excluidos en la sociedad, que son los que llama “desgraciados”, o sea de aquellos a los que no se les garantiza las condiciones mínimas de existencia.
No puede dejarse de considerar que la posición de aquellos que ven en el ladrón un revolucionario, no toman en cuenta que con frecuencia, como lo indican John Lea y Jock Young, los robos cometidos por personas de la clase trabajadora, lejos de constituir un acto revolucionario simbólico, más bien son delitos realizados en contra de personas de su misma clase. Además esta concepción idealista del ladrón no toma en cuenta que en definitiva envuelve una posición anarquista ultra-individualista, opuesta a la posición de Jean Paul Marat, siendo reflejada en forma clara en particular en Max Stirner, quien justificó el robo para la satisfacción de los propios intereses.
En cuanto a las medidas sociales propuestas por Marat para compensar la desigualdad social en que se encuentran los “desgraciados”, debe destacarse la creación de establecimientos públicos que procuren a los pobres trabajo. Reclamó además que se repartan los bienes eclesiásticos, conservando la Iglesia lo necesario a las órdenes religiosas y a los beneficiados. Proponía una especie de reforma agraria, de modo que los bienes eclesiásticos de carácter superfluo fueran repartidos en pequeños lotes a los ciudadanos pobres. Agregó a ello la necesidad de instruir al pobre, para lo cual proponía la creación de escuelas gratuitas, recogiéndose los fondos para su mantenimiento de las clases pudientes”.
(*) Javier Llobet Rodríguez (Universidad de Costa rica-San José-Costa Rica): “Jean Paul Marat y la ilustración penal” (Revista CENIPEC-2006).
16/06/2025 a las 5:29 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La hoguera infinita
Matías Bailone y Baltasar Garzón
Página/12
15 de junio de 2025
La República Argentina y su sistema judicial, que otrora fueran ejemplos a nivel global, ahora están manchados por la ignominia de una causa viciada desde su inicio: la que termina con la confirmación de la condena de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK).
Hace unos días se conoció el vergonzoso fallo de la Corte Suprema de Justicia, integrada ahora sólo por tres jueces (único tribunal supremo de un país que funciona como triunvirato, la corte con menos miembros del mundo) y que confirmó la condena a seis años de prisión y de inhabilitación perpetua a ocupar cargos públicos a la expresidenta y principal lideresa política del país.
La figura política más relevante de la oposición, ha sido penada por administración fraudulenta en una de las causas judiciales más controvertidas en Argentina. La condena fue dictada por un tribunal oral federal, que la propia CFK denominó como “pelotón de fusilamiento mediático-judicial”.
Desde el inicio de la causa, en la instrucción de esta, se plantearon múltiples nulidades por un sinnúmero de irregularidades procesales y funcionales que fueron desestimadas sistemáticamente por un entramado de jueces abiertamente militantes del antikirchnerismo y el antiperonismo. Configuraciones políticas que en la Argentina determinan la historia contemporánea.
IRREGULARIDADES
Muchas de esas irregularidades del proceso -una verdadera hoguera inquisitorial- fueron impulsadas políticamente por el entonces gobierno nacional de Mauricio Macri, a través de organismos del poder ejecutivo, contra funcionarios del gobierno anterior, querellantes instrumentales, manipulación de informes técnicos y medios de comunicación afines, que organizaron campañas de amedrentamiento de los jueces, nunca antes vistas en la historia argentina.
A ello se sumó a la “doctrina Irurzun”, (que sirvió para ingresar en prisión a la líder de la Túpac Amaru, Milagros Sala, al vicepresidente Amado Boudu, o al ministro De Vido, entre otros) apadrinada por el juez de apelación del mismo apellido. Determinaba que todos los políticos procesados del Gobierno kirchnerista debían estar en prisión preventiva (no importando que no se cumplieran los requisitos legales para ello), porque supuestamente tenían aún poder para manipular el proceso judicial. Afirmación falsa si se tiene en cuenta que, en Argentina, como en otros países, el sistema judicial siempre es refractario a lo democrático y popular.
La hoguera infinita prendida arteramente por aquellos indignos, ha concluido, mediante la pluma de una parte de la justicia argentina y según lo planeado, en una sentencia condenatoria de CFK, su enemiga política, que, en vez de quemarla a ella, destruirá al propio sistema judicial.
EL SUEÑO DE LA DERECHA
La Corte Suprema, aun en su versión jibarizada y degradada actual, ha tenido la oportunidad de responder jurídicamente y con suficiencia a las alegaciones muy fundamentadas de la defensa, de arbitrariedad y de violación de principios constitucionales y convencionales. Sin embargo, lo ha hecho alterando todos los procedimientos usuales de tratamientos de recursos de queja contra condenas, ha denegado todas y cada una de las alegaciones con excusas formales, para asegurar la cárcel efectiva de CFK.
Queda así demostrada su espuria relación con el actual poder ejecutivo argentino, el poder económico y mediático del país que, ahora, al contrario que ocurrió en 2019 cuando “exigieron” a la Corte Suprema que no resolviera las nulidades alegadas y dejara seguir su libreto a los jueces del tribunal oral, imponía la rápida decisión de rechazo de los recursos de las defensas.
Lo que normalmente hubiera tardado en resolverse unos siete años, ha quedado resuelto en menos de un mes, y ello, para hacer efectivo el sueño de la derecha vernácula: la cárcel y la proscripción definitiva de CFK y evitar su candidatura anunciada a diputada provincial en la próxima contienda electoral.
LAWFARE Y CAUSA GENERAL
Entre 2015 y 2019 (los años del gobierno macrista) Cristina fue procesada en trece causas penales, en las que siempre intervinieron los mismos jueces de instrucción y los mismos jueces de apelaciones y de casación para las revisiones. Muchas de esas causas, desgajadas artificialmente de las originales y violentando el principio ne bis in idem, (no juzgar dos veces por el mismo hecho), fueron armadas por los servicios de inteligencia del macrismo, incluso llegando a acusarla de un delito que no existe en el código penal argentino y que en la constitución histórica sólo puede cometerse en casos de guerra: el de traición a la patria.
Todas estas persecuciones políticas fueron orquestadas por lo que se denominó “la mesa judicial del macrismo” que hacía explícita las connivencias entre el poder político, los servicios de inteligencia, las embajadas de Estados Unidos e Israel, los intereses del Fondo Monetario Internacional y los llamados “fondos buitres” junto con el poder judicial macrista.
La causa judicial llamada “vialidad” por la supuesta administración fraudulenta en la concesión de la obra pública en la provincia de Santa Cruz fue desde su comienzo una causa construida por aquel conglomerado, como una especie de Causa General contra el kirchnerismo. Los fiscales inclusive acusaron a Cristina de presidir una supuesta asociación ilícita desde el Estado, que luego el tribunal desechó.
En este proceso kafkiano las pruebas fueron sustituidas por las presunciones, indicios y conjeturas construidas por los fiscales y aceptadas por el tribunal. Fueron abandonadas, como nunca antes en otro proceso judicial, la obligación de probidad, independencia, objetividad e imparcialidad, para construir las presunciones con técnicas mediáticas desde la ideología política de los magistrados.
ESCANDALOSAS RELACIONES
Más allá de las escandalosas relaciones entre los fiscales, los jueces, los revisores y el poder mediático/político dominante –desde antes de su apertura como causa y aún durante la instrucción y sustanciación en el juicio oral–, esta causa fue transmitida en vivo por los canales del multimedia más poderosos del país, con una insistente obcecación por mostrar culpables a la ex presidenta y sus funcionarios, con lo que quedaron develadas las estrechas relaciones con el principal propulsor de esta causa, el entonces presidente Macri, que ocupaba sus ratos de ocio jugando a distintos deportes con los magistrados, en la residencia presidencial.
No obstante, a pesar de la falta de imparcialidad de los juzgadores y de objetividad de los fiscales y de que la consecuencia de este proceso es la exclusión de por vida de la acción política y la muerte civil de la principal lideresa política de la República Argentina, la Corte no consideró que fuera un caso de gravedad institucional.
El tribunal federal que la condenó reconoció que no tuvo pruebas directas que señalaran primero la existencia del delito y segundo la responsabilidad de los imputados. Añadía que, en este tipo de delitos, es muy difícil obtener pruebas directas, pero es que, tampoco las había indiciarias ni periféricas. Y, además, no tuvieron en cuenta que los mismos hechos fueron juzgados previamente en otros dos tribunales del país y se llegó a la conclusión de inexistencia del supuesto delito.
SIN ARGUMENTOS
Pese a la ausencia de pruebas de la existencia de los hechos calificados como delictuales y sin probar la autoría y participación de los condenados, no tuvieron recato en afirmar machaconamente, a lo largo de fojas (folios) plagados de adverbios y prejuicios que existía (sin existir) “profusa prueba” y “convencimiento íntimo”. Todo ello en línea con la culpabilidad mediática preestablecida contra de la ex presidenta.
Ante estos y muchos planteamientos más, en los que se señala la violación de los principios de proporcionalidad, de congruencia entre la acusación y la condena, de inocencia y de valoración probatoria, la Corte Suprema se despacha sin fundamentos, diciendo que la defensa no ha logrado convencer de esos extremos a la máxima instancia judicial del país. Con el argumento formal de la no autosuficiencia de la exposición de los agravios, cosa que no se prueba que así sea.
Sin justificación, sin responder coherentemente los agravios, la Corte confirma así una sentencia ignominiosa, donde se cumple lo que el presidente Milei había dicho varias veces: que Cristina iba a ir presa y que él sería el que le pusiera el último clavo al ataúd, en un ejemplo paradigmático de Lawfare en la región. Amargo paralelismo con el caso seguido en España contra el Fiscal General del Estado.
MACRI Y MILEI
Tenemos a dos presidentes opositores a Cristina detrás de la organización de esta pantomima judicial: Macri y Milei. Dos presidentes de la derecha, funcionales al poder mediático y empresarial, a los poderes financieros internacionales, orquestando lo que Cristina denominó “el partido judicial”.
Esta violencia institucional contra la justicia supone la degradación del Estado de Derecho y no tiene parangón con nada que haya sucedido antes en la Argentina democrática . Quizá el antecedente más directo y claro sea el llamado caso “Sobornos” de Ecuador contra el expresidente Rafael Correa en el que se condenó a este in absentia por “influjo psíquico”. La que fuera fiscal general del Ecuador durante la tramitación de ese caso ahora es casualmente la embajadora en Argentina.
En este como en aquel caso, hay ausencia de pruebas directas, la idea de una autoría espiritual y la profusión de documentos que no prueban nada, pero que, en su acopio incongruente, repetición y producción en serie aparenta un entramado probatorio artificial en el que falta la base real sobre la que apoyar el castillo de naipes, pero que es suficiente para el fin político perseguido a modo de derecho penal del enemigo y derecho penal de autor.
Sin pruebas directas o indiciarias de la participación de la expresidenta, ni sobre la existencia misma del delito, con la eliminación de control de la defensa, la incorporación irregular con las que se adjuntaron algunas pericias parcializadas, el rechazo de las nulidades solicitadas o del peritaje contable sobre el supuesto enriquecimiento ilícito, la única opción jurídicamente defendible en un verdadero Estado de Derecho, era la de abrir la queja y absolver por ausencia de delito.
CRIMINOLOGÍA MEDIÁTICA
Como se ha señalado ut supra, lo más bochornoso en este proceso ha sido el manejo mediático de la causa, la manipulación de la opinión pública. Tanto desde la instrucción hasta la revisión por queja en la Corte Suprema, los medios opositores a Cristina (Clarín, La Nación) han exigido a los fiscales y jueces, pública y desvergonzadamente, que la ex presidenta tenía que ser condenada. Típica operación de lawfare de determinados conglomerados mediáticos empresariales, que, desde hace años, se la tenían jurada tanto a Néstor Kirchner como a Cristina Fernández por sus políticas sociales y económicas.
Diego García-Sayán, honorable jurista peruano y entonces Relator Especial de Naciones Unidas sobre la independencia judicial, describió muy detalladamente en un informe oficial el plan sistemático y estructural de amedrentamiento del Poder Judicial por parte de Mauricio Macri, mediante destituciones, intimidaciones, traslados y designaciones ilegales de jueces, entre 2015 y 2019. Hasta el punto de que a dicho gobierno se le recuerda en la historia política argentina por el endeudamiento externo, la consiguiente fuga de capitales y la persecución mediático-judicial de los opositores.
Son los mismos medios que propugnaron e inventaron esta causa, los que apuraron a la Corte Suprema para que confirmara la condena efectiva y ahora hacen campaña para que no le den prisión domiciliaria (que le correspondería por la edad y el peligro que corre de que intenten matarla nuevamente). Son los mismos que lamentaron que “la bala no saliera” en la tentativa de magnicidio del año 2022 y que ahora quieren verla humillada en una cárcel. Sin embargo, eso no es lo que sucederá.
EL ODIO
El odio es el combustible que alimenta a las derechas en todo el mundo, antes y ahora. En la Argentina eso tiene un nombre específico y se llama anti peronismo. Hace exactamente 70 años, el 16 de junio de 1955, para derrocar al presidente Juan Domingo Perón, la Armada argentina bombardeó a su propio pueblo, en la Plaza de Mayo, causando más de 300 muertos y miles de heridos. Después del golpe, fusilaron a los peronistas de la resistencia pacífica. Luego llegaron más dictaduras, con más fusilamientos, proscripciones, torturas y desapariciones forzadas. El saldo de 30.000 detenidos desaparecidos de la última dictadura cívico militar, tenía el signo inequívoco del odio al peronismo y sus epígonos.
Ahora, tras aquel intento fallido de acabar con su vida, el miedo que tienen a una Cristina Fernández de Kirchner libre y posible candidata y el odio pertinaz al liderazgo popular que tantos beneficios aportó en favor del pueblo argentino, se pretende consumar de manera aparentemente menos cruenta, con su prisión y su proscripción o muerte civil y política.
No olviden, estimados lectores, que con estos fallos la Justicia ha quedado maltrecha y torcida, y la confianza en los jueces, perdida. Recuerda el maestro Zaffaroni la etimología del verbo “prevaricar”, que significa algo que se dobla respecto de una línea recta, algo que se tuerce: las piernas torcidas con las que camina la justicia. La democracia ha sufrido otro golpe de parte de quienes deberían ser los buscadores de la verdad. Los jueces que han perpetrado este fallo son responsables de tal perversión, porque renunciar al deber de imparcialidad es el principio del fin de la justicia y el declive de la civilización tan duramente construida por el esfuerzo de miles de personas y especialmente de las víctimas. Existe además un efecto no querido en todo esto, se ha despertado a un gigante: el peronismo de la resistencia, que llevaba demasiado tiempo dormido, que tiene experiencia de crecer en tiempos de proscripción y de persecución.
Las instituciones republicanas fueron permeables y manipulables por los oscuros intereses foráneos y de clase. Ahora hay que demostrar que la democracia sigue viva y los pueblos, más temprano que tarde, volverán a habitar las grandes alamedas por donde pasean la mujer y el hombre libres.
16/06/2025 a las 5:31 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Gracias a Ellos, reapareció el Nosotros
Eduardo Aliverti
Página/12
16 de junio de 2025
El mapa tal vez rediseñado por la detención de Cristina obliga a un esfuerzo, grande, para saber separar los aspectos emocionales de los estrictamente analíticos. Y aun si eso se logra, algo subsistirá: nadie está en aptitud de pronosticar con certeza lo que puede ocurrir. Sobran tanto los síntomas como las incógnitas.
Está fuera de discusión que el tema reintrodujo una épica y una estética a las que el territorio físico se había desacostumbrado. Sí persisten las luchas por reivindicaciones sectoriales. Pero hace rato que no había registro en torno a un nombre propio de la dirigencia política.
Cuando ya todo parecía discurrir exclusivamente por los entornos digitales, reapareció la calle con una fuerza imprevista en la que el aspecto numérico (¿cuántos miles son?) no es lo primordial. Se trata de lo significativo. A casi cualquier hora. Con marchas y concentraciones espontáneas u organizadas de modo repentino. Con gente de abajo y de los sectores medios. Con dolor, rabia y sensación de derrota. A la par, con entusiasmo. Con ganas de pelearla. Con la historia. Con el factor que renovó la mística.
Podría decirse que reapareció un Nosotros gracias al Ellos.
¿Cuánto es Nosotros?
¿Mucho menos que una mayoría silenciosa convencida de que Cristina es culpable, sin tener la menor idea sobre una falta de pruebas escandalosa que más tarde que temprano, como sucedió con Lula, podría volvérsele en contra al Ellos? Fallaron por una conjetura. Avalaron que una Presidenta debe estar al tanto de adjudicaciones provinciales respaldadas por mecanismos parlamentarios. No dejaron ni un solo disparate por cometer.
¿El Nosotros es mucho menos que el efecto en las urnas de la estabilidad inflacionaria?
¿Mucho menos que la inopia acerca de un país que no para de endeudarse en dólares a tasas extravagantes, para que por los tiempos de los tiempos deba seguir pagando y pagando a cambio de exactamente nada que no sea la dependencia?
¿Cuánto importa que ese Nosotros sea menor al Ellos si, en una de ésas, se descubre al Ellos como los presos que de tanto odio sembrado, tan ancestral, deben refugiarse en los vómitos de sus canales, sus escritos, sus descorches de champagne, sus adefesios que comparan a Cristina con Videla?
Presos de que nunca serán una remera estampada, más que para defenestrarlos. Presos de estiletes como el de Sebastián Fernandez, Rinconet, quien posteó la imagen del fiscal Luciani exigiendo la detención de Cristina por felicidad manifiesta en situación de balcón, por dolo eventual.
Presos de la opereta surrealista de que ella quiere escaparse a Cuba. Presos de que si quieren mentar prófugos están condenados a su Pepín Rodríguez Simón. A sus Abrojos macristas. A sus jueces sempiternos, cuyo origen de aprobación no cuenta porque como poder monárquico de la oligarquía acaban, invariablemente, por servir al patrón constante. Presos de su armazón de servicios y espionaje erigidos por quien fue reemplazado por el que hace lo mismo pero más rápido, pero manteniendo su estructura mafiosa.
Cabe continuar admirando la entereza con que Cristina afronta su situación y, mientras hablemos de la furia que eso le representa al gorilaje, da para cierto goce político. Pero el cuerpo lo pone ella, enclaustrada en lo que vaya a ser su eventual prisión domiciliaria, por una causa carente de pies y cabeza que no consistan en el revanchismo.
No es apenas un slogan que se apunte a Héctor Magnetto y al “periodismo de guerra” que, como admitió Julio Blanck, desataron cuando se promovió la Ley de Medios. Fue entonces cuando se la juraron, a ella y a lo que ella implicaba, junto con la estatización de las AFJP. Y el kirchnerismo o peronismo, como se quiera, no tuvo la potencia requerida cuando había que acentuar lo impulsado. Ahora le pasan la factura. Y qué factura.
Hay una relación inversamente proporcional entre el enloquecimiento odiador que se les desata y la envidia que ella les despierta. Pueden personificar eso, el odio. Pero carecen por completo de un magnetismo semejante en sentido inverso.
Al fin y al cabo, nada distinto a lo que les ocurre desde el fondo más profundo de la historia argentina. O un poco más acá, si prefieren.
No disponen de liberales o conservadores de estatura considerable. Y si acaso los hubiera, en lo intelectual, ninguno tiene volumen de conducción. Cuando consiguieron sustituir al partido militar por una opción tilinga respaldada electoralmente, Macri se estrelló. Y acabado Macri, parecería no quedarles más chances que un personaje que no juega en las grandes ligas. No incidió en la ratificación de la condena a Cristina. Al contrario. En Casa Rosada, tal como coinciden todas las fuentes, se sorprendieron como el que más por la decisión del trío.
Esto es asunto de mandantes de la economía. Del Poder real. La Corte, Comodoro Py, el Fondo Monetario, AmCham, las grandes cámaras corporativas, sus rutas, son otro nivel, muy distanciado de los tejes y manejes de cabotaje del Mago del Kremlin y de La Hermanísima. Concurren en sus macro-intereses, pero serán descartables a la primera de cambio si es que consiguen algún suplente mejor. Como bien tituló el colega Hugo Muleiro en uno de sus sumarios semanales sobre las andanzas mediáticas: “Enojados con Milei, encantados con el modelo”.
Lo que sigue es medir si la parte emocional de lo que suscita Cristina presa tendrá correlato con el armado de alguna alternativa.
Ahí es donde puede estar el riesgo de confusiones.
Las imágenes de unidad o unión que se muestran en el amplísimo rango del peronismo, donde conviven referentes de todo color y pelaje, son una cosa. Se juntaron las tribus bien que con la ausencia impactante de Axel Kicillof, no invitado porque, dijeron, ya habrá reunión con los gobernadores…
Fueron una foto que, hasta la resolución de la Corte, era prácticamente inimaginable. Más todavía, es impecable la actitud de una izquierda troskista que no dudó ni el más mínimo segundo en salir a repudiar la proscripción. Es un gesto de solidaridad, anti-sectario, que merece aplauso sin ambages.
Otra cosa es si la constitución de un peronismo-progresismo competitivo en lo electoral, en La Provincia, para salvar las papas de aquello a lo que propendería la división, es capaz de producir idea de contraste efectivo. No de bronca y chau.
A esa franja se le viene el desafío de armonizar una opción que no sea de corto plazo, aunque rija la urgencia de resolverlo.
¿Qué se vendrá, entonces?
¿Que la centralización de Cristina presa impondrá lapicera de cómo armar las listas? ¿O que se articulará una sucesión desprendida de individualismos? ¿Está mal hablar de que esa sucesión es indefectible?
¿Se vendrá que sólo es cuestión del espíritu resistencial? ¿O que se proyectará desde allí un programa de gobierno -sí, de gobierno- apto para hacerse cargo cuando estalle la bomba de endeudamiento que hoy se pierde entre las brumas de que baja la inflación oficial y el dólar sigue planchado?
¿Cristina libre como única convocatoria es un disparador atractivo?
Está en danza a quiénes les hablará el peronismo. Cómo. Con qué. Para qué. Ella misma advirtió que los desencantados, los que ya no van a las urnas, no volverán porque sí al regazo. Puede agregarse, siempre con riesgo de equivocación: ni siquiera volverían con ella presa como elemento conmovedor.
La oposición nucleada en el peronismo “combativo”, por ponerle una definición con aspiraciones de síntesis, le habla a la reivindicación del pasado. Uno mismo hace eso, en cuanto a la seguridad de que estábamos mejor cuando “el populismo”. Pero es difícil creer que esa apelación será suficiente en las circunstancias actuales.
Con todo el salvajismo que debe adjudicárseles, con toda la prevención de que su modelo no resistirá porque la experiencia demuestra que no resistió jamás, los libertaristas vienen arreglándoselas para convencer o resignar acerca de que le hablan al futuro. De que vale aguantar en nombre de él.
Nos guste o no, si la opción queda planteada entre pasado y futuro, entre volver y tolerar porque quizás esta vez sí se puede, no hace falta mayor inteligencia para deducir qué se impondría.
¿Quién lideraría la alternativa de “volver” si no es con proyección concreta? ¿Lo haría la emoción de que Cristina unificó sentimientos y acción de una parte popular, opuesta a la otra parte igual de estimable?
Todas son preguntas antipáticas cuando, y lo bien que está, primero es necesario seguir canalizando la bronca. Amucharse. Agarrarse, apasionados, de un vehículo.
El rencor es el Ellos. No el Nosotros.
La dialéctica impone una cosa y la otra. La bronca y la construcción. Sin lo segundo, lo primero se termina ahí.
Por el momento, sin perder de vista lo anterior, algo pasó cuando parecía que no pasaba más nada. Una marca orgullosamente argentina.
16/06/2025 a las 5:40 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Peronismo de luto, apunten a Axel Kicillof y “Luche y vuelve” versión 2025
Ignacio Zuleta
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com
16/6/025
EL DIFÍCIL REALISMO ARGENTINO
– Si seguimos a este ritmo vamos a terminar tomando La Bastilla. Y si La Bastilla está cerrada, vamos a tener que tomar el Palacio de Invierno.
– Sí. Acá hay muy poco realismo.
Este diálogo entre dos dirigentes de larga experiencia se escuchó el jueves, en medio de la cumbre del peronismo en la sede del PJ, convocada para discutir los efectos de la confirmación de la condena a Cristina de Kirchner.
Expresa la médula de las acciones de la oposición frente al hecho que cierra el ciclo del duhalde-kirchnerismo que ha dominado al peronismo en el último cuarto de siglo. Difícil pedir realismo en la Argentina de las quimeras. El que no tenía nada se quedó (cree) con todo y la que (creía que) tenía todo, se quedó sin nada.
Lo explica la crisis política, que no es de representación ni del sistema. Es de la inteligencia de los líderes de los partidos para interpretar la realidad, exigente en un mundo en donde las sociedades son más fuertes que los gobiernos, que se mueven según modelos e instituciones que nacieron en el siglo XVIII y que han demostrado su incapacidad para responder a las demandas del siglo XXI. Nada que no tenga remedio.
En el medio hay que convivir con las extravagancias de un país rico, con un sistema electoral fuerte y creíble, que asegura la democracia, que es la alternancia pacífica de gobiernos de signos contrarios sin persecuciones ni muertes. En el ciclo que nació en 2023 perdieron los líderes del peronismo y de Cambiemos -las dos grandes familias políticas en las que se sindica la mayoría de los votantes-.
En ese revés también perdió Milei, que es presidente de rebote, con 29% de los votos propios, los prestados por Cambiemos y el ballotage. No ha podido aumentarlos, como demostró la adornada elección porteña.
El novelista Leonardo Sciascia escribió a finales de los años ’70, en los albores de la peor crisis de Italia: «Parece que se inicia una era de monstruos y fantasmas. El ‘triste sobrenatural’ de Chesterton está a punto de poblar el mundo, de invadirlo. Desde el campo llegará a la metrópolis. Inevitablemente. El sueño de la razón produce monstruos (Nero su Nero, 1979)».
UN MOMENTO DE UNIDAD
La salida de Cristina tiene hacia adelante fuerza simbólica suficiente para aferrar las ventajas de este acontecimiento.
1) Renueva la unidad del principal partido de la oposición, siempre frágil, al punto de que parece claro que, si Axel no adelantaba las elecciones en Buenos Aires, la Suprema Corte no adelantaba la sentencia. La disidencia entre ella y Axel ha llevado a Cristina al calabozo. Esto no va a quedar así.
2) El desplazamiento de Cristina le da una oportunidad al peronismo de sacarse de encima el factor más importante de división. Cristina suplió la falta de liderazgo del peronismo después de la salida del último líder, Carlos Menem, con la insuficiente jefatura del peronismo del AMBA.
Con esa sola rueda el peronismo pudo gobernar entre 2003-2015 y 2019-2023. La prueba más fuerte de la desafección de un importante sector del peronismo del interior hacia el peronismo del AMBA fue la desmovilización electoral que tumbó las chances de Sergio Massa en 2023 y lo hizo presidente a Javier Milei, con el voto de Cambiemos.
El llamado kirchnerismo (luego cristinismo) tenía tres nombres inscriptos en la cadena de su ADN: Néstor, Daniel Scioli y Cristina. Néstor murió, Cristina queda inhabilitada de por vida y Scioli es superministro de este gobierno en una demostración de que el peronismo es una identidad en tránsito, según la definición de Chacho Álvarez.
EL LUTO NO ES ETERNO
Los efectos políticos de la novedad son difíciles de escrutar, pero las fuerzas toman ya posiciones de prevención. El peronismo tiene que aprovechar el tiempo de lo que los españoles llaman el «alivio de luto», que es el período que sigue al luto riguroso por una pérdida y la vida se va normalizado.
Joaquín Sabina tituló el álbum que expresa la salida de una depresión como un «alivio de luto». La primera reacción es aprovechar la efervescencia de unidad para lanzar una campaña que tiene como mira las elecciones de 2027.
Se ancla en el lado más conveniente de los grilletes para instalar la consigna de que Cristina está presa por el gobierno de ultraderecha en una trama que disparó antes el gobierno de Macri, que puso esta Corte, hizo la denuncia y es socio de Milei.
Ese lema es una renovación del «Luche y vuelve» de resistencias de antaño. Intentará mover las voluntades para que un futuro gobierno haga lo que creen que debió hacer Alberto Fernández: indultarla a Cristina. Las razones, tardías, de esta inculpación al gobierno, están contenidas en el documento que el peronismo hace circular en estas horas. Con lo que llaman «Las 20 verdades» del fallo, resumidas por el defensor Carlos Beraldi, y «Las 20 mentiras» que le agregó Wado de Pedro.
«LUCHE Y VUELVE» MODELO 2017
Es difícil que este debate florezca en el terreno del derecho. En la presentación que hicieron Beraldi, el infante Máximo, los excancilleres Felipe Solá y Jorge Taiana el sábado ante cronistas de medios extranjeros -varios de ellos son argentinos que escriben en medios de acá y de afuera- se describió la sentencia como una patraña y se anunció la intención de instalar en el mundo la consigna de que Cristina es presa de Milei.
Algunos sugieren vías alternativas como la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El antecedente del «caso Petro» (Colombia) indica que dicha corte no suele revisar inhabilitaciones que provienen de fallos judiciales de última instancia. El actual presidente de Colombia Gustavo Petro ganó la pulseada porque lo habían inhibido en sus derechos políticos por la decisión de la Procuración de su país.
La posibilidad de que la inhabilitación no rija en el ámbito provincial, argumentando que los fueros son de la Cámara y no de la persona, genera debate y podría ser una estrategia legal para explorar por el kirchnerismo, aunque su viabilidad es cuestionable y requeriría una compleja batalla legal y política.
MACRI: WAIT AND SEE
En el PRO (seguro de sobrevivencia que tiene el gobierno) también analizó Mauricio Macri los efectos de la prisión de Cristina. La primera evaluación es que les conviene porque quiebra la polarización del oficialismo con el peronismo cristinista. Esa contradicción llegó a su techo con las elecciones en CABA, según las conclusiones de los cuarteles de Macri.
Milei sacó lo que sacó porque el público estaba cautivo de la opción “Milei o el abismo”. Eso se terminó y se abre una oportunidad para los moderados. Mauricio desplegó su doctrina en diálogos con visitantes y en el debate del Consejo del partido:
* No es momento de extorsionar por cargos, como haría el peronismo, a un gobierno que hace lo que nosotros haríamos o pediríamos si gobernásemos.
* El modelo está en emergencia. Ya hemos visto antes esto de bajar la inflación, pero sin reactivación y con falta de dólares. Cuando esto pase el público nuestro va a pedir una respuesta moderada y republicana, y ahí vamos a estar nosotros. Es cuestión de esperar. No es nuestro momento.
* ¿Autocrítica? ¿De qué? Lo que no esperaba es que Patricia fuera tan traidora.
* Con el gobierno hay que lograr los mejores acuerdos para retener y sumar diputadores y senadores. ¿Candidato yo? Ni lo sueñen.
ERRORES ESTRATÉGICOS
Es difícil hoy decir cuánto durará el esperable alivio de luto y cuánto podrán aprovecharlo unos y otros. Los cristinistas le atribuyen a Cristina una notable capacidad táctica, manifestada en su habilidad para la ocurrencia del momento, el discurso del día o el gesto político que moviliza a su base. Pero tienen que admitir la fragilidad de su capacidad estratégica.
El último ejemplo fue el rechazo a nombrar jueces propuestos para la Corte Suprema, que atornilló a esta Corte de tres miembros, a la que ella mismo hostilizó todo cuanto pudo, con un juicio político que estaba destinado al fracaso. Ese error estratégico es descomunal.
Si admitía en el Senado a los dos candidatos, su expediente habría sido resuelto por una Corte de cinco, que se hubiera tomado dos o tres años para reacomodar su destino judicial. Hizo lo contrario: se peleó con el gobierno, con los dos candidatos y con el único juez que podía darle una mano, Ricardo Lorenzetti.
La pelea inútil contra Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla la dejó sola frente a Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. Esta perspectiva interesa, porque ahora sus defensores ponen el acento en presuntos errores o falsedades jurídicas de la sentencia. Decirlo ahora es tarde, debieron pelear en ese terreno antes de la sentencia, y actuar más en el terreno político del fallo, si es que tiene una intención política.
El cristinismo perdió la brújula judicial cuando exaltó el protagonismo de funcionarios como Juan Martin Mena o Julián Álvarez, que la hicieron pelear con todo el sistema judicial por confrontar en minucias de estilo. Le iba mejor en la época cuando la asesoraba Héctor Masnatta y antes de pelearse con el “Bebe” Righi y de apartar a Miguel Pichetto, respetado en la Corte. Nunca más hubo Procurador titular de la Nación ni cambios en la Corte.
¿Y EL INDULTO? TE LO VOY A DEBER
Las decisiones políticas de la expresidenta en los últimos años, incluyendo la elección de candidatos como Daniel Scioli o Alberto Fernández, y la conformación de fórmulas electorales, fueron movimientos que, si bien lograron éxitos puntuales, no construyeron una estrategia sostenible a largo plazo para el peronismo.
El otro error estratégico fue haber tenido el gobierno entre 2019 y 2023 y no hacerse indultar. Lo pedían Luis Delía, que de calabozos sabe, las madres de Plaza de Mayo, además de Eduardo Barcesat y Raúl Zaffaroni, que de derecho también saben. Pudo ser una decisión que tenía a su alcance Alberto Fernández o ella misma, amparada en esa exageración jurisprudencial que argumentó el primer Trump, de que podía indultarse a sí mismo.
Las señales indican que Cristina fue acompañada en el primer momento de la condena por los mismos que la llevaron a la desgracia, su hijo Máximo, Oscar Parrilli (a quien se le atribuyen argumentos fatalistas que lo anotan dentro de un anarco peronismo falaz y descreído) y Wado de Pedro. Del abogado, el juicio debe ser experto. De aquellos polvos, estos lodos.
LA CONDENA PARALIZA LAS AGENDAS
El anuncio de Leopoldo Moreau el miércoles en Asuntos Constitucionales de Diputados, de que Unión por la Patria no participará en reuniones de comisiones hasta que se levante el cerco policial en torno al palacio y en repudio a la sentencia, consolida la decisión del gobierno de cerrar el Congreso hasta nuevo aviso.
Cualquier sesión de comisión o del recinto puede convertirse en una vidriera de proselitismo del peronismo, ante un gobierno al que le es muy difícil apoyar públicamente la sentencia judicial. Lo festeja de puertas hacia adentro, pero que lo acusen de mover a la Corte es poco creíble. También es dudoso que les convenga el resultado.
Por las dudas, no está confirmado aun si el 25 de junio asistirá Guillermo Francos al informe de rigor ante el Senado. En la semana cortísima que comienza, ya hay dos suspensiones programadas. Una es la que ordenó Pichetto, que preside la Bicameral de Rendición de Cuentas, en donde se debate agriamente la integración de la Auditoría General de la Nación.
Si el peronismo va es un bardo, porque tendrá una bocina calificada para denunciar la condena. Y si no va, dificulta el trámite legislativo. Se comprobó la semana pasada cuando UP se levantó de Asuntos Constitucionales. El presidente Nicolás Mayoraz (La Libertad Avanza) intentó, y de nuevo fracasó, que le dictaminasen el proyecto de Martín Menem para acortar el mandato de los nuevos auditores y, de paso, sacarle un representante al Senado.
Esta vez entre UP y algunos legisladores del centrao lo dejaron sin número para votar un dictamen. Lo mismo sucedió en el Senado, cuando Alejandra Vigo, que preside la misma comisión, avisó la suspensión de un debate sobre proyectos espesos, como jubilaciones y discapacidad.
CONTRAATAQUE EN TERRITORIO COMANCHE
El Senado es territorio comanche para el oficialismo. El peronismo ha aferrado su unidad con Cristina y amenaza con imponer su reforma de la AGN con el aumento de los representantes de cada cámara y la reducción del mandato a cuatro años, o cinco, como propone el proyecto concurrente de Juan Carlos Romero.
También afila los cuchillos para dictaminar la reforma previsional con moratoria que ya aprobó Diputados. Esa norma incluye una reapertura de la moratoria. No tiene costo fiscal alto, dice la oposición, pero si el gobierno la deja pasar sumará nubarrones a la desconfianza que le tienen los mercados de que esto tenga alguna señal de salud.
El oficialismo teme que el peronismo logre una sesión especial, se dedique 8 horas a criticarlos, y además le aprueben ese proyecto. Si vuelve a Diputados, es muy probable que sea ratificado con 2/3 de los votos, una señal para Milei de que no podrá vetarlo. Tendría una cuádruple derrota en el tema jubilados, que para el FMI es el papel de tornasol para medir la sustentabilidad del gobierno.
16/06/2025 a las 5:46 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La política, en suspenso hasta el miércoles
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
16/6/025
Como si fuera la conclusión de formales siete días de luto, el perokirchnerismo tiene toda su energía puesta en dar el miércoles el adiós a la libertad de Cristina Kirchner con un acto masivo de apoyo en Comodoro Py (o donde sea). Aspiran a que sea más multitudinario que el de hace nueve años, cuando la expresidenta se presentó en esos tribunales, y apuestan a que sea más un principio que un final, pero carecen de demasiadas certezas.
En principio, son demasiadas las versiones que indican que la expresidenta condenada no tendría que presentarse en los tribunales de Retiro para ser notificada de las condiciones de su prisión domiciliaria y cumplir el resto de los aspectos formales para que empiece a ejecutarse la pena. Los trámites se llevarían a cabo en lo que a partir de entonces será su casa-prisión.
Hasta los propios kirchneristas creen que la Justicia (y cuanto dependa del Gobierno) no le facilitará esa deseada locación simbólica para escenificar el lanzamiento de la campaña “Cristina libre”. En la Casa Rosada prevén “un día de tensión en tribunales”, para lo cual empezarán a planificar un “superoperativo de seguridad”, al mismo tiempo que harán todas las gestiones necesarias y posibles para evitarlo. Por lo menos, en Comodoro Py. No quieren un cortejo histórico que una Constitución con Retiro.
Aunque eso no cancelaría la manifestación. La necesita y a ella apuesta todo el cristicamporismo para recuperar centralidad en la escena nacional por mejores motivos que una condena por corrupción y, más domésticamente, pero no menos importante, para sentarse a discutir con sus rivales internos desde una mejor posición el armado electoral para los comicios bonaerenses de septiembre, que el tsunami de la condena firme puso en pausa.
Más allá de la magnitud que pueda alcanzar la movilización, que tiene en vilo al Gobierno tanto como a la política toda y que es el desvelo del peronismo bonaerense, han pasado mucho tiempo y demasiadas cosas puertas afuera del kirchnerismo, pero sobre todo puertas adentro, desde aquel 13 de abril de 2016, en Comodoro Py, cuando hacía solo cuatro meses que la exbipresidenta se había despedido de la Casa Rosada ante una Plaza de Mayo desbordada de militantes.
Cristina Kirchner no tenía aún una condena firme por corrupción, sus derechos (aunque no sus potencialidades) electorales estaban intactos, no había sucedido el catastrófico gobierno de Alberto Fernández (y de ella misma) y el perokirchnerismo no había perdido las elecciones presidenciales a manos de un outsider que hacía solo dos años debutaba en política y llegaba con el mandato de terminar un ciclo de agonía con una motosierra.
Tampoco entonces le había surgido un desafiante interno, encarnado en Axel Kicillof, quien fue su último ministro de Economía y luego su (provisional) hijo político, devenido en un rival indigerible. Sobre todo para el hijo biológico de la exmandataria, a quien ella pretende ahora ungir como un líder político, más allá de los atributos y la autoridad que pueda tener y le reconozcan para semejante misión.
La concentración prevista para el miércoles de los seguidores fieles de Cristina y de los infieles o agnósticos, que irán por resultarle una cita obligada e ineludible (muchos) y por consideración (menos), será la postal de una unidad mucho más ficcional que real.
A pesar del optimismo que se empeñaban en transmitir camporistas y cristinistas, hasta anoche quedaban muchos tickets por vender para la manifestación. Los principales dirigentes de la CGT no se mostraban particularmente activos para movilizar a sus bases, pese a las enormes presiones que recibían del cristicamporismo. Ni hablar de la mayoría de los gobernadores peronistas, que se ocupan de subrayar la distancia (física y algo más) que hay entre sus provincias y Comodoro Py o Constitución.
Cuando baje la pretendida marea de manifestantes y queden expuestas sus reales dimensiones empezará otra realidad más complicada.
En menos de una semana (según calculan en todos los campamentos del peronismo bonaerense) volverán a abrirse las discusiones electorales y de poder internas, asordinadas por el terremoto que provocó la resolución de la Corte al dejar firme la condena a seis años de prisión para Cristina Kirchner y su inhabilitación de por vida para ocupar cargos públicos.
Ya hay en el calendario una primera fecha límite que empieza a urgir. El 9 de julio vencerá el plazo para la inscripción de frentes y alianzas. Menos de un mes. Demasiado poco para la magnitud de las diferencias internas, que el fallo de la Corte no saldó. Solo las puso en suspenso. Como ocurre siempre cuando ocurre un hecho irreparable.
Hasta anoche, los más reacios a hablar de ese futuro inmediato, aunque sin dejar de reafirmar sus posiciones pretendidamente dominantes, eran los dirigentes más cercanos a Cristina y a Máximo Kirchner, en su proclamada condición de herederos universales.
“Ahora el foco está ciento por ciento puesto en organizar la masiva caravana que va a acompañar a Cristina desde su casa hacia Comodoro Py. Durante este fin de semana, mañana [por hoy] y el martes, el objetivo político ha sido trabajar para que eso sea lo más masivo posible y lo va a ser. Estamos convencidos de que esa movilización va a ser histórica. Todo el resto queda para más adelante”, admitió una de las personas más cercanas tanto a la expresidenta condenada como a su hijo.
“Después del miércoles, Axel va a cumplir con el mandato que le dio Cristina, cuando se reunieron antes del fallo de convocar a una mesa para discutir el armado electoral. Ahora estamos apoyando la movilización, a la que van a aportar los 40 intendentes de nuestro Movimiento Derecho al Futuro”, explica un colaborador del gobernador que se ciñe a las formalidades de la hora.
Sin embargo, aquella reunión, a la que la mesa chiquita del kicillofismo se aferra, ha quedado descolorida por los acontecimientos posteriores, que también debilitan el entusiasmo para salir a la calle.
No solo algunos de los más destacados camporistas han responsabilizado a Kicillof de haber precipitado la confirmación de la condena con el adelantamiento de las elecciones provinciales. También resaltaron el tropiezo del gobernador que se enredó con las palabras y evitó dar una definición cuando se le preguntó si en caso de llegar a ser presidente indultaría a Cristina Kirchner. Del creador de “medir la pobreza es estigmatizar”, llegó “indultar podría ser estigmatizante”.
Después de la elusiva declaración de Kicillof, el camporista Wado de Pedro se encargó de publicar el edicto que obligaría a cualquier peronista que eventualmente llegara en 2027 a la Casa Rosada a indultar a la expresidenta. “La primera condición es Cristina libre”, estableció el exministro del Interior de Alberto Fernández y fijó así el único lema de campaña que aceptarán.
Con ese trasfondo, el gobernador debería convocar a una mesa para definir la formación de la alianza electoral y el porcentaje que se le reconocería a los respectivos socios. En esa composición, Kicillof reclama una representación igualitaria a la del cristicamporismo y el massismo. Pero Cristina, Máximo y los suyos trabajan en la ampliación del capital accionario para licuar el activo del kicillofismo, sumando a otros sectores, incluidos algunos que hace años están en la vereda de enfrente del kirchnerismo.
La de Kicillof será una tarea titánica, aunque empiezan a aparecer voces, inclusive de importantes barones del conurbano enrolados con el gobernador, dispuestos a no ser tan intransigentes a fin de preservar sus territorios. “Al fin y al cabo son elecciones legislativas, qué importa un concejal más o menos. Es mejor eso a partirse y perder con el milei-macrismo unido”. Eso dice un estrecho colaborador de un intendente de la crucial tercera sección electoral que agrega: “No todos son [Jorge] Ferraresi o [Mario] Secco”, que encabezan la intransigencia.
En la misma línea se expresan otros acuerdistas de ocasión que esperan que el camporismo también ceda algunas posiciones, aunque no por las razones más nobles ni más optimistas. Todo lo contrario.
“Empieza a circular internamente la versión de que Máximo (y, seguramente, Cristina) terminarán haciendo todo lo necesario para cargarle toda la responsabilidad a Axel por las consecuencias del adelantamiento y que la derrota, más que previsible, sea toda suya”, dice una fuente que todavía mantiene diálogo con los dos sectores.
La previsión de una derrota inexorable en las elecciones bonaerenses empieza a escucharse con mucha fuerza en el panperonismo. Eso fortalece la idea de que Máximo Kirchner no terminaría siendo quien reemplace a su madre al frente de la lista de candidatos a diputados provinciales por la tercera sección electoral, la más poblada y donde el peronismo ha sido imbatible.
Mucho depende, no obstante, de la dimensión que tenga la manifestación pro-Cristina, sea en Retiro, Constitución o el Obelisco. Si es tan masiva como aspiran los impulsores, la mesura estratégica podría cambiar y reactivar la conocida voracidad cristicamporista para ir por todo y por todos.
Un horizonte de derrota electoral también vislumbra Sergio Massa, quien siente que el nuevo escenario puede beneficiarlo en su condición de interlocutor privilegiado de los distintos sectores, pero no para jugar su pellejo electoralmente en esta instancia. “Sergio lee que esto viene feo y se va a cuidar. No va a ser candidato ahora”, dice un dirigente que lo conoce demasiado.
El exministro de Economía tiene la mira puesta en 2027, pero trabaja para retener espacios y, si es posible, sumar alguno más ahora para su sociedad de responsabilidad limitada conocida como Frente Renovador. Además, busca expandir las fronteras. Varios dirigentes conocidos de su espacio están recorriendo las provincias apoyando a candidatos locales y difundiendo un plan de gobierno que es una versión renovada de su programa presidencial de 2023. Habrá que ver si ahora sí su libro dejar de ser inédito.
Massa y los suyos se ilusionan con tener una sobrevida más, basada no solo en su inveterado optimismo y resiliencia, sino también en el impacto negativo de la política económica de Javier Milei y Luis Caputo en la economía real de sectores medios y empresarios nacionales. Monitorean casi con fruición la caída en el consumo masivo, el impacto del dólar barato en la producción y en el empleo y la dificultad del oficialismo para acumular reservas.
En el Gobierno, en cambio, se esperanzan con la pérdida de potencial electoral del perokirchnerismo con la salida de juego de Cristina Kirchner, aunque la condena pudiera darle una nueva centralidad y generar algún reagrupamiento y participación de sectores que alguna vez votaron a ese espacio y que se habían retraído.
Los hermanos Milei y Caputo confían en el vaso medio lleno de los indicadores económicos, empezando por la inflación que, al fin, perforó el duro piso del 2% mensual, y la caída de la pobreza. También los envalentona la reinstalación del pasado que muchos argentinos rechazaron hace dos años, luego de que la Corte Suprema dejó firme la condena contra Cristina Kirchner por corrupción. Y no será la única causa que este año volverá al primer plano.
Mientras tanto, todos están en suspenso hasta el miércoles.