Por Roberto Fernández Blanco.-

Ya sin duda se ha hecho evidente que “El Socialismo es el Opio de Los Pueblos”.

Sin comprender las masas, e incluso sus ideologizados adoctrinados militantes promotores, el socialismo emerge y se instala con un tentador mensaje reivindicador y salvador con el supuesto compromiso de liberar y rescatar a las masas víctimas del sufrimiento de supuestos conflictos de clases.

Y es así como las actuales arrogadas “avanzadas del lumpen proletariat” se imponen prometiendo ilusoria esperanza y un efímero supuesto bienestar, un bálsamo para el presunto padecer de las párvulas masas que no las motiva a desarrollar sus potenciales de superación sino a someterse cual rebaño a la voluntad de sus falsarios líderes.

Pobreza y sumisión son las consecuencias de la escalada de los asumidos protectores del pueblo que con sus resentimientos, impotencias y discapacidades trepan con engañosos eufemismos a la posición de poder para luego perpetuarse en sus beneficios y privilegios ejerciendo poderes despóticos, multiplicando pobreza en un proceso involutivo que remeda un retorno a tiempos feudales contaminando y convirtiendo los países en una sumatoria de mini-monarquías sectorizadas, una distribuida suma de densas mini-oligarquías que incluye a presidentes, gobernadores, intendentes, sindicalistas, empresarios prebendados y serviciales piqueteros, un hormiguero de afanípteros repudiables personajes.

Es ya muy fácil identificarlos. En nuestra América se listan la CUBA de Fidel Castro/Díaz Canel, la Venezuela de Chávez/Maduro, la Nicaragua de Daniel Ortega, el México de López Obrador/Scheinbaum, la Colombia de Gustavo Petro, y otros oscilando peligrosamente como la Bolivia de Luis Arce/Evo Morales, el Chile de Gabriel Boric, etc.

En estos países gobernadores e intendentes se adueñan -con pretensiones de perpetuidad- de sus parcelas de poder, que -como en nuestra Argentina- se hace difícil desalojarlos de sus espurios privilegios para lograr sanear, liberar y recuperar el funcionamiento social armónico, pacífico, respetuoso, de libre interacción productiva entre los ciudadanos de una ciudadanía que no resigna su condición de mandante soberano por sobre los arrebatos autoritarios y corruptos de quienes en verdad son sus empleados públicos a sueldo.

Cabe recordar que cuando Karl Marx con sus 29 años entraba en el estallido de la fase aguda de su Trastorno Obsesivo Compulsivo [TOC], el francés Pierre Joseph Proudhon [en 1847], sagaz observador -detectando la deriva mesiánica de Karl Marx- al momento de recibir la convocatoria de Marx para unirse en la embrionaria cruzada que gestaba con Friedrich Engels, Proudhon le respondió con esta muy previsora advertencia:

“Colaboremos, en todo caso, en un esfuerzo por descubrir las leyes de la sociedad, la forma en que esas leyes funcionan, el método mejor para dedicarnos a su investigación, pero -por amor a Dios- cuando hayamos derribado todos los dogmatismos apriorísticos, no vayamos -por nuestra parte- a inyectar al pueblo otra nueva doctrina dogmática. Aplaudo de corazón vuestra idea de sacar a la luz toda clase de opiniones, entablemos polémicas honradas y sinceras, demos al mundo el ejemplo de una tolerancia sabia y previsora, pero por el hecho de estar nosotros a la cabeza de un movimiento nuevo, no nos situemos como dirigentes de una nueva intolerancia, no adoptemos la postura de apóstoles de una nueva religión, aunque sea la religión de la razón misma. Demos la bienvenida a todas las protestas y estimulémoslas, condenemos todas las exclusiones, todos los misticismos, no demos por terminada jamás una cuestión, e incluso después de haber agotado nuestro último argumento, empecemos de nuevo, si es necesario, con elocuencia y con ironía. En estas condiciones yo tendré muchísimo gusto en participar en vuestra asociación, de lo contrario, no”.

Es conocido cómo y cuánto este acertadísimo diagnóstico de Proudhon enfureció al belicoso Karl Marx, en especial por haber sido Marx el autor de la conocida frase “Die Religion ist das Opium des Volkes”.

Parafraseando a Karl Marx, cabe confirmar que “El Socialismo es hoy el Opio de Las Masas” [Die Sozialismus ist Opium das Volksmassen].

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