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Internacional

Suiza informa a la Argentina tres nuevas cuentas bancarias del caso Báez

Por Juan Gasparini.-

El Ministerio Público de la Confederación (MPC), la fiscalía federal helvética, comunicó al juez argentino Sebastián Casanello, los datos de tres nuevas cuentas bancarias relacionadas con Lázaro Báez -un empresario próximo a los ex presidentes Néstor y Cristina Kirchner-, las cuales agregan cuatro nuevos presuntos cómplices del empresario con actividades financieras en Suiza, admitió una fuente judicial que pidió anonimato.

Estas tres nuevas cuentas se añaden a otras diez, también atribuidas a Báez y su entorno, identificadas por el juez Casanello a Suiza, vía un exhorto fechado el 17 de agosto de 2016, cuentas en espera de notificación; “un proceso dinámico”, en “curso de ejecución”, sobre el que “no estamos en medida de dar un marco temporal preciso”, declaró Ladina Gapp, portavoz del MPC.

“La sociedad panameña « SGI Argentina », con una cuenta en el PKB de Lugano, controlada por Guillermo Rosso, y otra en el Safra Sarasin de Ginebra, y la panameña « Marketing and Logister Management », con cuenta en el Safra Sarasin, habrían lavado cerca de 20 millones de dólares, entre los años 2012 y 2013, firmas representadas por Gustavo Cesar Fernández, Eduardo Guillermo Castro y Fabián Virgilio Rossi, personas vinculadas a Lázaro Báez”, detalló la fuente judicial.

La petición argentina sobre las diez cuentas solicitadas por el juez Casanello en espera de notificación, involucran a dos colaboradores del empresario detenidos con él en una cárcel de Buenos Aires, (Jorge Chueco y Daniel Pérez Gadin), a sus cuatro hijos (Leandro, Luciana, Martin y Melina), al uruguayo Juan Pedro Damiani Sobrero, y al supuesto testaferro de Báez en Suiza, el ítalo argentino Néstor Marcelo Ramos, cuya extradición se encuentra pendiente.

“Las demandas internacionales de búsqueda y captura son confidenciales y están sometidas al secreto de función. No puedo entonces darle indicaciones”, manifestó al respecto Raphael Frei, vocero de la Oficina Federal de Justicia (OFJ), del Departamento de Justicia y Policía (ministerio).

Se le reprocha a Ramos -afincado en Suiza desde el 2005-, haber piloteado a través de la financiera que dirige en Lugano, “Helvetic Services Group”, una operación de blanqueo de 33 millones de dólares sacados ilegalmente de Argentina, a través de la adquisición en Ginebra de títulos de la deuda pública, que fueron luego liquidados en cuentas de Báez en Buenos Aires.

El retraso en la transmisión de las diez cuentas que le faltan notificar a Suiza se debería a recursos interpuestos por los titulares de las mismas en el Tribunal Penal Federal suizo, equivalente a la Cámara Federal de Casación Penal en Argentina. Existe la posibilidad de un último recurso ante el Tribunal Federal, máxima instancia judicial suiza, similar a la Corte Suprema de Justicia de la Argentina.

Esas diez cuentas que aguardan ser transmitidas a la Argentina fueron localizadas en tres establecimientos de Ginebra (Lombard Odier, Safra Sarasin y Citibank), protegidas por sociedades instrumentales de Panamá, Belice y España, para aparentemente enmascarar a sus titulares: Teegan Inc, Fundación Kinsky, Tyndall Limited Inc, Fromental Corp, Wodson International SA, y Redwood Associates Corp, junto a la ya citada “Helvetic Services Group”.

Los derechohabientes (beneficiarios) de cinco de esas cuentas serían los cuatro hijos de Lázaro Báez anteriormente mencionados, concuerdan documentos oficiales de Suiza y Argentina.

La Presidenta de Suiza, Doris Leuthard, inició hoy martes una visita de dos días a la Argentina para mejorar “la cooperación económica, comercial, científica, judicial y financiera”.

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Juan Gasparini

Ginebra, Suiza http://www.juangasparini.com/

Un comentario en «Suiza informa a la Argentina tres nuevas cuentas bancarias del caso Báez»

  • Suiza informa a la Argentina tres nuevas cuentas bancarias del caso Báez
    POR: JUAN GASPARINI
    ¿QUIEN ES UN EX MONTONERO PARA DARLE FE E O ESTE ARTICULO ?

    SU BIOGRAFIA DE SU BLOG:
    Juan Gaspari, conocido periodísticamente como Juan Gasparini. Nació en Azul, provincia de Buenos Aires, Argentina, el 30 de abril de 1949. Reside permanente desde 1980, en Ginebra, Suiza, donde está acreditado como periodista en la sede europea de Naciones Unidas y ante la Confederación Helvética. Es miembro del sindicato de periodistas Impressum e integra la organización no gubernamental (ONG) Nuevos Derechos del Hombre (NDH), la cual defiende los principios, convenciones, pactos y recomendaciones de Naciones Unidas en materia de derechos humanos. Estudios Superiores Diploma de Periodismo en la Universidad de Friburgo, Suiza, 1985. Doctorado en Sociología en la Universidad de Ginebra, Suiza, 1988. Colaboraciones periodísticas en Argentina Página 12, Clarín, Perfil, Telam, La Nación, Veintitres, Tiempo Argentino, Newsweek Argentina. Colaboraciones periodísticas internacionales El Periódico de Catalunya (Barcelona), Proceso (México), El Tiempo (Colombia), La Nación, (Chile), Infosud (Suiza), CNN en español (EEUU), La Cité (Suiza), Agencia France Presse (Ginebra). Libros periodísticos En Argentina, La pista suiza (Legasa, 1986), Montoneros, final de cuentas (Puntosur, 1988), Graiver, el banquero de los Montoneros (Ediciones B, 1990, reeditado en 2007 y 2010 por Norma, La injusticia federal (Edhasa, 2005), La fuga del Brujo Historia criminal de José López Rega (Norma, 2005, reeditado en 2011), Manuscrito de un desaparecido en la ESMA El libro de Jorge Caffatti (Norma, 2006), El pacto Menem-Kirchner (Sudamericana, 2009) y Las bóvedas suizas del Kirchnerismo (Sudamericana, 2013). En España, Roldán-Paesa, la conexión suiza (Akal, Madrid, 1997), Borges: la posesión póstuma (Akal, Madrid, 2000, traducido al francés por Éditions Timéli, Ginebra, 2006) y Mujeres de dictadores (Península, Barcelona, 2002), estos dos últimos distribuidos también en América Latina. Coautor con Norberto Bermúdez, de El testigo secreto (Ediciones B, Buenos Aires, Madrid, 1999) y La prueba (Ediciones B, Argentina, 2001), y con Rodrigo de Castro de La delgada línea blanca (Ediciones B, Santiago de Chile, Buenos Aires, 2000), que obtuvo el Premio Rodolfo Walsh de Literatura de no ficción 2001 en la Semana Negra de Gijón. En 2007 recibió el Premio Nicolas Bouvier, otorgado por el Club Suizo de Prensa, en virtud de sus revelaciones sobre violaciones de los derechos humanos en Irán y Uzbekistán.
    Paco Ignacio Taibo II, uno de los biógrafos del Che, decía en su libro sobre Ernesto Guevara que “en la historia nadie es propietario de documentos, tan solo de interpretaciones”. Lleva razón, pero en la trama de los Montoneros, los que tienen las llaves de acceso a algunos de esos papeles, las guardan celosamente. Las Fuerzas Armadas que los derrotaron esconden –tal vez han destruido- no solo las pruebas escritas de sus crímenes al perpetrar el aniquilamiento, violando las leyes de la guerra que sin embargo invocan para justificar el exterminio sin respetar los derechos humanos. También han hecho desaparecer los informes internos de los Montoneros que radiografían la vida política de la organización, secuestrados al propio tiempo que muchos de sus autores, de inmediato torturados, luego abatidos dentro o fuera de los campos de concentración de la dictadura donde fueran hechos prisioneros.
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    Montoneros, final de cuentas
    12-11-1988 | Libro destacado, Libros
    Puntosur, Argentina, 1988.
    Montoneros, la reconstitución inconclusa
    Los supervivientes de la dirección montonera disponen asimismo de un archivo puesto a resguardo en Cuba, cuando esa jefatura, con Mario Eduardo Firmenich, Roberto Cirilo Perdía y Fernando Vaca Narvaja a la cabeza, decidiera sustraerse del radio de acción represivo y resolviera, a fines de 1976, colocar la “Conducción Nacional” fuera de la Argentina. Es por tanto pertinente no ceder en el reclamo a quienes corresponda, de modo que los herederos institucionales de las fuerzas represivas entreguen lo que pudiera perdurar de esa documentación para usufructo de las universidades del país, y que paralelamente se interceda ante las autoridades cubanas por la repatriación de las actas montoneras guarecidas en La Habana. No se trata de ser hoy más inteligentes que ayer, ni de pensar en términos de victorias o derrotas, sino de ahondar en experiencias que nos construyan como integrantes de la ciudadanía argentina.

    ¿Cuál es el temor a la revelación de tantos indicios históricos todavía ocultos?. Sin duda tienen intereses inconfesables los responsables de las verdades oficiales, tanto del lado de los militares, como del costado de ciertos protagonistas y/o escribientes del fenómeno montonero. Tampoco hay que olvidar a los que en el entorno del fenecido presidente Raúl Alfonsín pergeñaran la ominosa “teoría de los dos demonios”, que mucho mal le sigue haciendo a las nuevas generaciones que buscan entender lo que pasó durante los llamados “años de plomo”. Porque a esta altura de los acontecimientos, transcurrido cerca de un medio siglo del grueso de la matanza, a nadie se le escapa que no se puede reducir la percepción histórica a un enfrentamiento entre unos pocos y alocados guerrilleros aparentemente desembarcados luego de viajes al exterior e imbuidos de ideas foráneas, con numerosos oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas, insaciables en su sed de propinar tormentos y mancharse con sangre. Caricaturizando así la responsabilidad primigenia en la guerrilla, y extendiéndola exclusivamente después a la cúpula castrense, quedan exentos la oligarquía que saqueó, los curas que confortaron a los que arrasaron con fieles, infieles y haciendas, los sindicalistas que envilecieron el peronismo, y gran parte de la dirigencia tradicional de entonces, a la que no disgustó que borraran del mapa a los jóvenes congregados para intentar una revolución desde el justicialismo, que más allá de sus errores, querían superarlos como alternativa política.

    Hasta que se destapen esos papeles que tanto preocupan, ¿qué camino queda para impedir el silencio del olvido?. Eludir los escollos que dificultan llegar al meollo documental de los móviles y conductas de los protagonistas, en aquel dramático tramo de los año 70 –para de tal manera abrirle definitivamente las puertas al debate democrático- obligan a recurrir a las víctimas y testigos de ese pasado aún reciente. Antiguos guerrilleros, militantes, observadores políticos y diplomáticos privilegiados, militares presuntamente asqueados o arrepentidos, junto a catedráticos y profesores de buena voluntad e interesados en contribuir a que se desentierren las pruebas, han escrito o guardado notas y documentos. Y cuando no lo han hecho, no pocos están dispuestos a recordar. Huellas de ese conjunto de indicios ya figuran en varias universidades de América, Europa e inclusive en Israel, que han dado cabida a seminarios, trabajos de licencia y tesis de doctorado, nutriendo bancos de datos y hemerotecas con películas, vídeos y grabaciones de distinto tipo. Aunque nadie debe llamarse a engaño. No basta con la existencia de un cúmulo suficiente de materiales para que automáticamente emerjan buenas narraciones de las luchas armadas y sus verdugos. Siguen siendo imprescindibles los hombres y mujeres que sepan contrastar, conjugando curiosidad, rigor científico, tenacidad y una fe inquebrantable en que es imprescindible investigar, para que se haga justicia con la historia.

    Con ese afán pongo al alcance de los visitantes de mi página web, el texto electrónico gratuito de la montura original de mi libro, “Montoneros, final de cuentas”, editado en 1988 por “Puntosur”. Se agregan en los “archivos relacionados” a esta presentación, tres crónicas periodísticas sobre la guerrilla peronista redactadas con posterioridad. Dos de ellas fueron publicadas oportunamente y libres de cargo para los lectores en este mismo sitio de Internet. Una reconstruye los asesinatos emblemáticos atribuidos a los Montoneros, mejor dicho a los predecesores de la organización nacida el 12 de octubre de 1973, que fueran los de Pedro Eugenio Aramburu y José Ignacio Rucci. Otra sale al cruce de los sucesos judiciales desencadenados por el secuestro de los hermanos Juan y Jorge Born. Acaso la de mayor valor es la que resume el contenido de la apertura de los archivos suizos sobre los Montoneros, echando por tierra una vez más la peregrina versión que la guerrilla peronista fue destruida debido a la infiltración de sus filas por parte de las Fuerzas Armadas, o a causa de la supuesta colaboración de alguno de sus dirigentes de conducción con los organismos represivos.

    Juan Gasparini, Ginebra, 13 de julio de 2016.

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