Por Luis Américo Illuminati.-
La frase o metáfora que previene los destrozos que causaría «un elefante en un bazar» es más teórica que real. Veamos.
Cuando un elefante necesita ser transportado en avión de un país a otro, por ejemplo, de la India a los Estados Unidos, su jaula se llena de polluelos. Y esto es así, porque, a pesar de su imponente tamaño, el elefante teme pisarlos. Por este motivo, durante todo el vuelo permanece perfectamente quieto, para no correr el riesgo de aplastar ni a uno de ellos. Así es como el avión mantiene el equilibrio.
Y es también la primera prueba de su noble naturaleza. Fascinados por este comportamiento, algunos científicos han estudiado el cerebro del elefante. Descubrieron la presencia de células fusiformes, neuronas extremadamente raras, también presentes en los humanos.
Son aquellas relacionadas con la autoconciencia, la empatía y la percepción social. En otras palabras, el elefante no sólo es grande físicamente: también es grande emocionalmente. Siente, comprende y actúa con sabiduría silenciosa. Leonardo De Vinci, profundamente fascinado por la naturaleza, escribió sobre ella: “El elefante encarna la rectitud, la razón y la templanza”.
Y añadió: Entra en el río y se baña con cierta solemnidad, como si quisiera purificarse de todo mal. Si encuentra a un hombre perdido, lo guía suavemente hacia el camino correcto. Nunca camina solo: siempre en grupo, siempre guiado por un líder. Él es modesto. Se aparea sólo por la noche, lejos de la manada, y antes de regresar con sus compañeros, se lava. Y si en el camino encuentra una manada, la mueve delicadamente con su trompa, para no lastimar a nadie. Pero lo más conmovedor es esto: Cuando el elefante siente que se acerca su final, se aleja de la manada y se va a morir solo, en un lugar apartado. Hace esto para ahorrarles a los más jóvenes el dolor de verlo morir. Por modestia. Por compasión. Por dignidad. Tres raras virtudes. Incluso entre los hombres.
(Publicado por el sitio Entre Líneas).
Thomas Hobbes identificó el Estado con el Leviatán, monstruo bíblico de las profundidades del océano, un organismo gendarme que el tiempo devino en un enclave arbitrario y refugio de los más ricos, poderosos e inescrupulosos. Hobbes pensó que una entidad así era absolutamente necesaria para evitar la guerra civil y la anarquía entre los hombres. El hombre lobo del hombre es su máxima, a la cual se opone Juan Jacobo Rousseau, quien lamentablemente se va al otro extremo, que considera que el hombre es bueno y que la sociedad lo hace malo.
Para nosotros ni lo uno ni lo otro. La virtud está en el punto medio, nunca en los extremos, coinciden en esto Aristóteles y Santo Tomás de Aquino.
Un animal ícono que identificaría mejor a un Estado justo que no abusara de la fuerza con los más débiles y la usara con las fieras sanguinarias (criminales) es el elefante, a quien todos los animales de la selva respetan, menos los cazadores furtivos (el neo-comunismo woke y el ultra-capitalismo salvaje, versiones engañosamente remozadas y toda otra ideología afín, torcida y morbosa que transforme al hombre en un autómata, un homo videns) que lo matan para lucrar con los colmillos o lo atrapan para exhibirlo en un circo o en el zoológico. Esta villanía se ha atemperado últimamente al crearse santuarios-reserva para estos gigantes. He aquí en este posteo un modelo de animal símbolo de un Estado ideal al que aspira una sociedad en naufragio. Un elefante transportado en un avión nos parece la metáfora perfecta como ícono de un Estado cuidadoso, benévolo y fuerte al mismo tiempo.
07/06/2025 a las 9:42 AM
Excelente metáfora de Luis Illuminati, pero si bien el Estado en La Argentina es un «elefante»; lo ha logrado estropeando todas las «instituciones»: «No puede amasarse una gran fortuna sin hacer harina a los demás» (Mafalda).
07/06/2025 a las 12:27 PM
El elefante es el símbolo del Partido Republicano en USA.