Por Luis Alejandro Rizzi.-

No se discute que a los jubilados se les “birló” el 8% de enero 2024 y con el congelamiento del “bono”, que es retributivo, mal que le pese al gobierno, y que le sirve de falsa excusa para pagar menos aguinaldo.

Los jubilados, “los famosos abuelos y abuelas”, son el segmento más indefenso de la sociedad, al punto que cualquier reclamo judicial demora un mínimo de diez a quince años y luego otro tanto para poder percibir el monto de condena. Los jubilados en verdad tienen acceso al poder judicial, pero no tienen derecho a un proceso justo.

La demora es de por sí un agravio a la dignidad humana, en especial cuando perjudica a las personas en el ocaso de su vida.

Es muy perverso.

Por último, la única “protesta” que pueden hacer los jubilados es la de reunirse, cada tanto, y se menoscaba el número, “son pocos”, como si eso significara que el resto está satisfecho con los haberes que perciben.

Se recurre a la hipocresía de ufanarse que en la marcha del pasado miércoles había “pocos jubilados” y el resto eran “barras” y activistas, como si el gobierno no recurriera, de modo más sofisticado, a sus “barras de troleros”, tan deleznables como los punteros de los piqueteros, que alguna función social, mal que bien, cumplen, y de obsecuentes, y a los medios de la IA que pueden financiar y administrar.

Dos periodistas insospechados y con experiencia en el mundo del fútbol, como son Juan Pablo Varsky y Gustavo Grabia, desmintieron que en la protesta hubiera presencia y protagonismo excluyente de “los barras.”

Como dice el portal La política online: “El gobierno nacional se encargó de imponer su relato sobre la presencia de barras en la marcha de los jubilados. La mayoría de los medios se subió a la versión de que la protesta fue copada por los violentos que controlan las tribunas del fútbol argentino”.

Grabia, a su vez dijo: “Vi las imágenes de la marcha y sólo reconocí a dos barras que tampoco estaban en una actitud violenta.”

Lo perverso de todo esto es que se oculta la cuestión previsional, se aísla y reduce el reclamo de los jubilados y se lo ensucia, con la solidaridad de otros segmentos sociales que algún día también será jubilados.

El gobierno logró que la prensa nos condicione en el modo de pensar y desviarnos hacia la violencia, que, obviamente existió, pero se oculta el robo del que fueron víctimas los jubilados con el 8% de enero y el congelamiento del bono “no retributivo”, cuando nuestra jurisprudencia ha dicho más de una vez que toda suma de dinero que se paga es retributiva, en el caso del trabajo dependiente y del beneficio previsional.

Los jubilados necesitan la solidaridad de toda la sociedad y su participación en sus legítimos reclamos, más allá de la crisis del sistema, que fue generada y provocada por los diferentes gobiernos.

Por último, tampoco está claro si no fue la policía la que por su impericia encaneció la mecha de la violencia.

A propósito, Alejandro Rebossio cuenta en Diario ar, lo siguiente, ocurrido días pasados en Chile: “El presidente alemán les preguntó a los jefes carabineros qué conocimientos habían incorporado (con relación a las acciones antidisturbios) y uno le contestó que lo primero que les enseñaron los europeos fue que debían estar en las movilizaciones para asegurarles a los manifestantes su derecho a la protesta. Es decir, no para impedir que se congreguen. Algunos de ellos se convirtieron en agentes de diálogo con los líderes de las marchas para asegurarles ese derecho y para desescalar conflictos en el caso de que aparecieran.”

No parece ser nuestro caso, veamos.

Según el diario La Nación, Milei dijo en “Expo agro”: “El que las hace las paga, los buenos son los de azul y los hijos de puta que andan con trapos en la cara y queman autos y amenazan a la gente porque no quieren perder sus curros, son los malos y tienen que ir presos”, vociferó. “Vamos a defender la República. No vienen contra mí, vienen contra ustedes, yo sólo estoy en el medio. Si acelero en las curvas, ahora voy a hacerlo mucho más”. Pero Milei no pagó por “$LIBRA”, pese a que se “LIBRÓ” encima, al mejor estilo de los “viejos meados”.

A diferencia del pulpo, debe tener la próstata en el cerebro.

Lo protegen sus fueros y sus “forros”.

Así nos lavan el cerebro; sólo es válida la obsecuencia en ese círculo de eunucos profesionales con presunta inclinación por la corrupción y el sadismo.

En otro párrafo, dice Rebossio, en la nota antes citada: “En el establishment argentino, que viene apoyando a Milei por su motosierra fiscal y la baja de la inflación, el criptogate supuso un antes y un después, una “fuerte desilusión”, más allá de que no fuera la primera vez que escuchaban de presuntos pagos ilegales para conseguir favores del economista libertario. Se les develó recién ahora un presidente y su hermana, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, dispuestos a entablar negocios con “buscas” de las criptofinanzas.”

Son las “buenas” malas costumbres de la política argentina, como decía el recordado Roberto Gil en aquel programa de radio que se llamó “Calle Corrientes, la que nunca duerme”, de la década del 50.

El tratamiento por parte del gobierno a los jubilados vulnera los principios de justicia de John Rawls.

Las desigualdades sociales perjudican a los menos favorecidos, mientras el carry trade favorece a los más ricos

Inaceptable.

Pd. El principio de justicia distributiva de John Rawls dispone que en la asignación de los recursos económicos de una sociedad se debe privilegiar a los sectores más desfavorecidos, principio de la diferencia.

Lo de Milei es un mamarracho que desvirtúa el concepto de la filosofía política liberal, ni siquiera alcanza la categoría de “sofisma”, es peor.

En este tema nos preocupa lo accesorio, y nadie defiende que el haber jubilatorio debería cubrir la canasta básica total, como piso.

Entre tanto “$LIBRA” celebra y Milei no paga…

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