Por Luis Alejandro Rizzi.-

“El stock total de reservas internacionales en el mundo era a fines de 2023 equivalente a casi 16 billones de dólares, lo que comparado con un PBI mundial equivalente a 108 billones da una relación del 14,7%. En Argentina, el monto de las reservas brutas a fines de 2023 era apenas superior a los 23 mil millones (las netas eran negativas en más de 11 mil millones), lo que comparado con un PBI de 646 mil millones daba una relación de apenas 3,57%, claramente insuficientes.” Ricardo Arriazu.

Así empezaba la nota de Arriazu en Clarín del domingo pasado y nos presentaba un hecho objetivo, que es la relación entre reservas internacionales y el PBI mundial que es del 14,7.

En la Argentina esa relación es sólo del 3,5 pero con casi cinco mil millones negativas; esto expresa una verdad de Perogrullo: somos muy pobres y estamos expuestos a que la más mínima contingencia nos genere, no ya problemas sino “graves cuestiones”.

Este nivel de reservas explica y justifica el cepo para el gobierno; lo que se cuestiona es que el cepo sea un medio idóneo para controlar no sólo el precio del dólar -el tipo de cambio-, sino también la inflación y de algún modo la tasa de interés.

Arriazu dice que Argentina debiera llegar a los cien mil millones para evitar riesgos cambiarios.

Nos faltarían sólo setenta mil millones.

En estos días el “dólar libre” -hay un segmento libre-, se comenzó a mover hacia arriba, lo que significa que la gente demanda dólares, por el motivo que sea, pero el esencial es por qué está barato.

El turismo es un pretexto y un termómetro. Cuando la gente cree que vacacionar en el exterior es más barato que hacerlo en el país, es que estamos en problemas con el tipo de cambio, y la verdad es que las reservas netas son negativas.

A ello se suma que el “carry trade” dejó de ser atractivo, lo que pone en evidencia que el tipo de cambio es irreal.

Como contingencia, Brasil devalúa, lo que significa que para nosotros se abarata en la misma relación que la Argentina se encarece.

En cierto modo, en la región debería existir una suerte de serpiente monetaria, como lo fue la política monetaria europea, antes del euro.

Pasa que, si el tipo de cambio se adecuara a la realidad, nuestras reservas netas son negativas y las brutas muy escasas, el precio de la divisa sería más alto y la inflación también.

La Argentina está envuelta en una burbuja que, si le sumamos el riesgo “K”, que es un intangible negativo imposible de ponderar en sus consecuencias, nos da derecho a pensar que la brecha cambiaria podría causar más de una migraña.

Quizás el gobierno no tenga alternativa y deba eliminar el cepo y las tasas de interés. Esta es la encuesta real a la que deberá someterse.

Si los índices favorables que le dan la mayoría de los encuestadores son reales, es posible que el gobierno salga fortalecido de la “encuesta cambiaria y de tasas de interés”.

De todos modos, Poliarquía nos mostró que más de un 70% no está de acuerdo con los modales del gobierno, pero a la vez sus pésimos modales son su soporte político.

Mientras haya cepo y control de tasas de interés neutras o negativas, no sabremos cuál es el tipo de cambio ni el beneficio de ahorrar o el costo de tomar crédito.

Mientras sigamos sumergidos en la burbuja de la fantasía de estar siendo los mejores del mundo, estaremos confundiendo tratamiento serio con la fantasía que genera la adicción, que podría ser el talón de debilidad del gobierno y del Ministro Caputo.

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