Por Luis Alejandro Rizzi.-

No sé cómo no se le ocurrió a Milei derogar la escasez mediante un DNU. De esa forma terminaría con la cuestión económica y el cepo cambiario. La Cámara de Diputados lo aprobaría al día siguiente sobre tablas y listo.

Pero pasa que ello no es posible y entonces tenemos que ir a la realidad de las cosas.

Pasa que los dólares son muy escasos y sobre su tráfico se impuso un riguroso control de precios y oferta que es el cepo, pese a que es sabido que todo control de precios termina en un fracaso total.

Ese control, en definitiva, legitima los “mercados marginales” que, en la Argentina, en el caso del dólar, con elegancia llamamos “blue”, que ubica su precio un 20% arriba del “precio del dólar ofertado y controlado”. También se pueden conseguir dólares traficando bonos, pero en este supuesto, juega también el precio de los bonos. De todos modos, lo cierto es que la gente piensa que el precio real del dólar está un 20/30% arriba del dólar “cepeado”.

El control del precio y oferta de dólares tiene un motivo esencial, que es controlar el nivel estadístico de precios y un modo indirecto de influir en las estadísticas del INDEC.

La primera conclusión es que la inflación que muestra el INDEC no es la real, no es la que uno siente en el bolsillo.

El otro problema es que los bienes que usa el INDEC para construir sus índices no son bienes de consumo masivo actuales; por ese motivo la tan anunciada reforma del sistema no se produce; es seguro que los índices serían mayores a los actuales, si se elaboraran a partir de otros bienes.

A todo esto, es cierto que habrá algún acuerdo con el FMI y la clave está en el destino de los llamados “dólares frescos”.

Un destino sería el “plan dolarcito”. Podrían consultar a Massa, que tiene experiencia en la materia, que sería un programa electoral. Con un dólar barato, índices del INDEC menores y más posibilidades de ganar las elecciones del medio término, con diferencias de no más de cinco puntos. Nada del otro mundo.

Con un dólar libre o un poco más libre, flotación entre bandas, menores posibilidades electorales con índices de precios más altos. La baja de la inflación sería menor, siempre, partiendo de bases altas, 4 o 5 por ciento mensual.

El problema de las bandas es que el precio se iría al límite superior y entonces, otra vez sopa y cepo…

En definitiva, el gobierno de Milei-Caputo no tiene programa antiinflacionario, sólo tiene un sistema de control de precio del dólar.

La pregunta es si el FMI financiará el programa electoral de gobierno.

Aún no lo sabemos.

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