Por Domingo Cavallo.-
El fallo de la Corte Suprema de Justicia sobre el aumento de los precios y tarifas del gas, si bien obstaculiza un pronto realineamiento de precios relativos y demora la reducción de los subsidios que pesan sobre el déficit fiscal, puede ser transformado en una oportunidad para volver a reglas de juego que permitan que el realineamiento de precios y tarifas de la energía sea sostenible en el tiempo y conduzca a las inversiones eficientes, capaces de eliminar el déficit energético acumulado durante los últimos 14 años.
Sólo la obsesión por oscurecer los importantes logros de la década de los noventa está llevando a especialistas que conocen bien el tema a no decir, con todas las letras, que hay que volver a las reglas que en materia de petróleo, gas y electricidad permitieron, a partir de 1992, superar una enorme crisis energética, incrementar la producción y las reservas y transformarnos en exportadores de energía.
Los inversores encontraban oportunidades rentables de generación eléctrica, transporte y distribución de electricidad, exploración y producción de gas, de petróleo y de transporte y distribución de los hidrocarburos. Al mismo tiempo, los precios mayoristas y minoristas de la electricidad descendían y el precio local del gas era sustancialmente inferior al internacional y el del petróleo ligeramente inferior, porque al ser exportadores se fijaba FOB de exportación y no CIF de importación.
El mercado eléctrico mayorista funcionaba como un mercado competitivo y el Gobierno no intervenía en la determinación de los precios. Las concesiones para transporte y distribución de electricidad establecían reglas claras para la determinación de las tarifas, previas audiencias públicas y con revisiones integrales cada cinco años y las empresas concesionarias tenían que cumplir con reglas estrictas de calidad del servicio. Entre los generadores, distribuidores y grandes consumidores se podían hacer contratos de largo plazo y esos precios, muchos más estables que los precios en el mercado spot, se tenían en cuenta para determinar el precio al consumidor final que resultaba del precio pagado por la generación más las tarifas de transporte y distribución sujetas a regulación.
La organización del mercado mayorista del gas era semejante. Los productores podían vender el gas en mercados spots o firmar contratos a mediano y largo plazo con grandes usuarios (empresas distribuidoras, generadoras eléctricas y empresas gas-intensivas). Se pasó de un precio de transferencia de alrededor de 1 dólar por millón de BTU a un precio diferenciado por cuenta de entre 0.80 y 1.20, con pocas fluctuaciones y siempre por debajo del precio externo porque las limitaciones y los costos de transporte al exterior recortaban el precio FOB de exportación. Los grandes consumidores pagaban además el costo de transporte por gasoductos de acceso abierto según la tarifa regulada por el órgano de control. En el caso del gas domiciliario, las empresas distribuidoras cobraban además del precio mayorista (que surgía del precio spot y de los contratos de largo plazo, debidamente ponderados) y los costos de transporte el cargo por distribución que también estaba regulado por ENARGAS.
El precio al consumidor final era diferente según la localización del consumo, pero nunca superó los 1.60 dólares por millón de BTU.
El mercado del petróleo y sus derivados se organizó a partir de 1991 como un mercado con libre comercio interno y externo, sin ningún tipo de arancel ni intervención administrativa del Estado. El precio del crudo no podía alejarse del precio CIF de importación porque si ello ocurría, los destiladores no integrados podían abastecerse del exterior. En realidad, todo el abastecimiento era interno, porque el precio del crudo resultó levemente inferior al externo por pasar a ser exportadores netos de crudo. Los precios de los derivados tampoco se alejaron mucho de los internacionales, porque en caso de hacerlo iban a competir con importaciones. De hecho, como se exportaba nafta y se importaba gasoil, los precios de ambos derivados estaban también en línea con los internacionales. Los impuestos internos hicieron que, comparados con los de Estados Unidos, fueran más altos aquí. Pero no exageradamente más altos. En el caso particular del gasoil, hasta fines de 1996, para favorecer al agro y a los transportes, no se aplicó impuesto interno alguno. A mediados de los 90, el litro de gasoil costaba 22 centavos de dólares. Luego se le impuso un impuesto interno, y, aún así, su precio no superó los 35 centavos por litro.
Hoy se habla sólo de los últimos 10 o, a lo sumo, 12 años de políticas kirchneristas como responsables de la destrucción de estas buenas reglas de juego de los 90s.
Pero la destrucción de esas reglas de juego se produjo, en un sólo acto, a principios de 2002, cuando el Gobierno de Duhalde dispuso la pesificación compulsiva de la economía. Fue esta decisión la que produjo la devaluación más grande e innecesaria de la historia, llevando el precio de dólar de 1 peso a casi 4 pesos en septiembre de 2002. Mientras los precios de algunas exportaciones (con excepción de aquellas a las que se les comenzaron a aplicar retenciones) y de las importaciones se multiplicaron por 4, los precios de la energía se mantuvieron congelados en pesos. Mientras los generadores de energía, los productores de gas, los transportadores y distribuidores de electricidad y gas perdían todo su capital, los exportadores energía-intensivos multiplicaban sus ganancias por múltiplos increíbles. Una inequidad sólo comparable con la de haber licuado, al mismo tiempo, miles de millones de dólares de grandes deudores a costa de haberle sacado entre el 50 y el 75 % de sus ahorros a quienes habían depositado dólares en el sistema bancario.
Duhalde y sus colaboradores, no sólo produjeron esta aberrante alteración de precios relativos, sino que suspendieron las concesiones, haciendo inefectivas tanto las obligaciones como los derechos que los contratos daban a los concesionarios de servicios públicos. Esos contratos fueron pesadamente renegociados en 2006, luego que los inversores originales que habían contribuido eficientemente al desarrollo del sector en los 90s se habían ido del país espantados por la arbitrariedad y los inversores argentinos estuvieran dispuestos a aceptar la irracional estatización de la inversión que los kirchneristas iban a utilizar como uno más de los increíbles mecanismos de corrupción que caracterizaron a los últimos 12 años. Los multimillonarios subsidios a la inversión y a la operación de las empresas energéticas no permitieron que la producción y las reservas crecieran, sino que terminaron en los bolsillos de funcionarios y empresarios corruptos, que sobrefacturaron inversiones ineficientes, o indujeron a los consumidores a un uso irracional de la energía, como siempre ocurre, cuando un bien o servicio se regala.
Nada de lo que decidieron e hicieron los Kirchner hubiera sido posible de no haberse destruido, a partir de 2002, toda la base contractual de la economía y, de una manera particularmente perversa, la del sector energético. En esta materia se puede hacer un parangón con la experiencia de Venezuela y de Ecuador en materia de inflación y desequilibrios macroeconómicos. Los gobiernos de Chávez y Maduro no hubieran podido desorganizar la economía venezolana como lo han hecho de no haber contado con un sistema monetario alimentador de inflación. La comparación con el Ecuador de Correa es una buena base de comparación. a pesar de tener el mismo pensamiento que Chávez, Correa se vio obligado a ser mucho más prudente en materia monetaria y fiscal que su vecino, porque la dolarización de su economía le impidió llevar los des manejos a los extremos venezolanos. Si Duhalde no hubiera destruido el orden monetario y las reglas de juego de los años 90 entonces Kirchner, aún con sus muy mal
as ideas e intenciones, no hubiera podido destruir al sector energético como lo hizo.
Hago estas reflexiones porque he seguido las exposiciones de muchos de los analistas, opinólogos y supuestos expertos, pero he encontrado muy pocas explicaciones suficientemente completas y realistas de lo ocurrido como para servir de base a decisiones inteligentes del Gobierno de Macri en materia energética. En un extremo están las absolutamente equivocadas de Aldo Pignanelli, que rayan en lo absurdo. Aldo Pignanelli parece hablar en nombre del Lavagnismo y del Duhaldismo. En el otro extremo están las acertadas, claras e inteligentes de Fernando Iglesias, que tienen el sólo defecto de identificar todos los problemas con el Peronismo, lo que lo lleva a esconder que el orden de los años 90, que él por comparación termina elogiando, fue también creado por un gobierno peronista.
En el medio, cada uno acomoda su versión de los hechos, al período en el que estuvo alejado de los Kirchner, desconociendo los errores que se acumularon durante los períodos en los que ellos apoyaron, primero a Duhalde y luego a Kirchner; y de los que conocen bien las virtudes de muchas de las reformas de los 90s, son muy pocos los que se atreven a enumerarlas y sugerirlas como base para el diseño de buenas soluciones. Temen que el ensañamiento de todas las personas, especialmente los periodistas que cayeron en la trampa de la demonización de lo que ellos llaman el “neoliberalismo”, los demonicen también a ellos. El resultado es que el gobierno de Macri encuentra dificultades para salir del intervencionismo irracional del Kirchnerismo y establecer claras reglas de juego de mercado y de regulación eficiente.
El gobierno cuenta con expertos que pueden ayudarlo a reorganizar de inmediato los mercados mayoristas y mantener subsidios a las familias por sus consumos de electricidad y gas que se justifiquen por razones de equidad; incluso es posible avanzar gradualmente en el ajuste de las tarifas residenciales de electricidad y gas sin poner obstáculos a que los generadores y productores obtengan en los respectivos mercados mayoristas los ingresos, con suficiente previsibilidad en el tiempo, que le permitan expandir sus inversiones y producción. Ojalá el complejo de querer diferenciarse de los 90s no lleve al Presidente Macri y a sus ministros a persistir en el error de operar con el cuchillo de carnicero Kirchnerista en lugar de utilizar el bisturí eficiente de los 90s.
20/08/2016 a las 4:26 PM
El silencio es salud.
20/08/2016 a las 5:00 PM
Lea, no sea descalificador, analice la propuesta y proponga algo mejor, para salir de esta encerrona. Pregunte en el interior en donde en la mayoría de las prestadores de los servicios púbicos o son empresas provinciales o cooperativas, cuales son los los valores de la energía, gas q se abonan los usuarios.
20/08/2016 a las 7:47 PM
La situación de las empresas publicas proveedoras de los servicios AYE, SEGBA, HIDRONOR, YPF, GAS DEL ESTADO, ENTEL, etc, etc, explica en parte el plan regulatorio del primer quinquenio de la década del 90. Y la situación actual es muy similar a como estaba en los 80 las provisión de servicios públicos.
20/08/2016 a las 5:41 PM
ESTIMADO MINGO , NO COMPRENDO COMO UN CARADURA COMO VOS TODAVÍA SE ANIMA A DAR OPINIONES .- TE APROPIASTES DE NUESTROS AHORROS , MIENTRAS QUE TUS ALLEGADOS SACABA AL EXTERIOR SUS DOLARES .- ESTOY ESPERANDO QUE VUELVAS A LA ARGENTINA , MARICÓN DE MIERDA .- UNA OJIVA DE . 308 TE ESPERA .- REMALDITO LADRÓN .-
20/08/2016 a las 6:16 PM
Erasmo,
En vez de insultar y amenazar, cual es tu propuesta?
21/08/2016 a las 12:19 AM
Ya la expreso.
¿Que parte no entendiste?
22/08/2016 a las 1:40 PM
La apropiacion de tus y mis ahorros la concreto Duhalde con el «Corralon». El corralito limitaba sacar ‘cash’ pero no hubo dano patrimonial y se podia operar libremente por tarjeta de debito. Ademas era un limitacion por 90 dias, hasta completar el canje de deuda que hubiera devuelto balance fiscal por ahorro en intereses.
Duhalde hizo la pesificacion de mis/tus ahorros y el default de la deuda publica de mis otros ahorros que tenia en la AFJP.
Para Duhalde #Niolvidoniperdon
20/08/2016 a las 6:35 PM
El marco regulatorio de los 90 fue el que condujo al descalabro actual. Los productores de gas y petroleo decidieron liquidar las reservas en el menor tiempo posible aunque ello no garantizara el abastecimiento a largo plazo.
Para ello contaron gratuitamente con todas las exploraciones que habia hecho YPF y con toda la infraestructura de gasoductos y oleoductos que habia construido el Estado.
El fracaso de aquella politica es, no solamente el desabastecimiento actual, sino que buena parte del territorio carece de redes de gas natural. Si se vive en la Avenida del Libertador como el autor de la nota esos «detalles» no se aprecian.
El servicio electrico adoleció de similares problemas. Las empresas no estaban dispuestas a invertir (y no lo hicieron) ni siquiera en los lugares donde el transporte o el consumo estuviera asegurado. Prueba de ello fue la Cuarta Linea en Extra Alta Tension proveniente del Chocon. Tambien los usuarios (y no el Estado) fueron los que subsidiaron a los consumidores del sur porque las obras no se hicieron, a traves del Fondo de Santa Cruz incluido en todas las facturas electricas.
Aplicar un sistema regulatorio que fue hecho en epocas de abundancia, y pretender utilizarlo en la situacion actual es solamente mala fe y querer defender lo indefendible
20/08/2016 a las 10:44 PM
Estuve escuchando toda la audiencia – interpelación que el Congreso le hizo al Ing. Aranguren, y por primera vez un debate legislativo se topó con un problema que no es ideológico sino de ingeniería pura y dura, que no da margen alguna para los opinólogos.
A pesar de todas las idas y venidas del debate, creo que hasta para los legisladores del kirchnerismo les hizo bien el baño de realidad que se dieron en esa sesión. Muchos estaban en silencio, con cara de preocupación, y hasta los propios legisladores del FIT tuvieron que apelar a argumentos de índole personal, pero nadie negó la complejidad de lo que se discutía.
Lo que sí se notó con Aranguren es que no podía estar de los dos lados del mostrador, y se lo notaba muy incómodo. En mi opinión es la persona indicada para pilotear la reconversión energética, pero le falta más sentido social a las políticas de tarifas. Le falta «la calle» que tienen los kirchneristas.
Para traducir lo que quiere decir el Doctor Cavallo, que a veces tiene una exposición compleja, aunque con un sólido marco conceptual, es que no se puede trazar una política energética seria y de largo plazo, con un sistema monetario «pesificador», en donde las inversiones que entran en dólares deben ser «pesificadas» por el Banco Central.
Si nos ponemos a pensar que necesitamos no menos de 250.000 millones de dólares – es decir 25.000 millones por año durante diez años – para revertir el desastre energético nos daremos cuenta que con el actual esquema monetario «pesificador» es imposible de realizarlo con la velocidad requerida.
Esto queda en claro si pensamos que para comprar o vender un sencillo departamento de U$S 80.000 se tienen que juntar ambas partes en un banco o escribanía para cambiar de manos 800 billetes de 100 dólares, sin que NADIE acepte que la transacción se haga en pesos, nos daremos cuenta del problema en que nos hallamos.
Por eso el gran mérito de la convertibilidad es que se podían firmar contratos en pesos o dólares, ambos con fuerza legal. A su vez con un tipo de cambio establecido estable, quedaban los costos – salarios, fletes, transporte, distribución, tarifas – en la moneda que prefieran los operadores, así como las ganancias y los dividendos en la moneda convenida, teníamos el circuito cerrado para los inversores. Por eso vinieron en tropel, y no como ahora, en cuenta gotas.
La clave es que tengamos de vuelta un sistema monetario convertible, con tipo de cambio flexible – el otro era fijo por imposición social ante el flagelo de la hiperinflación – y que el Banco Central no entregue dólares a los importadores, ni le pesifique los ingresos a los exportadores. La función del BCRA no es la de una casa de cambio, ni de entregarle sus «ganancias» a la Tesorería. Si los operadores quieren dólares que los consigan en el MAE y lo mismo para quienes necesiten venderlos. Esto es válido para TODOS incluida la Tesorería.
Éste es el cambio profundo que entiendo se refiere el Doctor Cavallo. La clave es saber si existe claridad conceptual en el gobierno de Cambiemos, para hacer un verdadero Cambio a los dislates que arrancan desde el 2002.
Saludos Cordiales.
20/08/2016 a las 10:58 PM
Estimado Pedro Daniel Corrado
Lo que usted menciona es interesante. Pero no lo dice Cavallo ya que el habla del marco regulatorio.
Respecto del monto me parece que es un poco elevado 250.000 millones de dolares ya que esa cifra equivale a 150.000 Megawatios (cuando hay consuminos en hora pico unos 25.000)
Aun transformando el sistema en «todo electrico» es dificil que haga falta tanta energía.
Pero un punto a considerar es cuanto de esa suma tiene que ser en dolares y cuanto en pesos. Porque las obras civiles y la mano de obra es en pesos. Incluso parte de la maquinaria como en Yacyretá. Solamente una parte es importada. Hay mucho capital en pesos si se arbitraran la forma de participar en las inversiones y no necesitarían «salvadores» extranjeros.
En cuanto al tema de la «seguridad juridica» estamos en problemas desde hace muchos años (por ej. el Plan Bonex que es anterior a Cavallo)
22/08/2016 a las 2:28 PM
Pedro Daniel Corrado He desarrollado un calculo bastante parecido de necesidad de inversion. Si su calculo es para toda la matriz energetica, no solo el gas, es correcto. En USA, que logro dar vuelta su dependencia externa en petroleo y gas se invirtieron en 5 anos (09-14) U$540 mil millones. Poco mas de $100 mil millones por ano. Nosotros necesitamos, ademas, inversiones en Generacion, Distribucion y Transporte de electricidad. Mi estimacion es que en un mercado organizado como lo propone Cavallo solo llegariamos a un nivel de inversion de U$25mil millones en el 7 ano.
22/08/2016 a las 2:22 AM
Que grande mingo. Primero nos empomo con la deuda externa -no me olvido de alguno del macrismo como Melconian-, después nos hizo parte del primer mundo con los tratados por la guerra de Malvinas -muy interesantes las ventajas que les dimos con la ley 24.184 y otras-, éramos parte de la Commonwealth, pero no contento este gran patriota nos metió en el mega canje y ahora asesora a Macri.
Si los argentinos tuviéramos pelotas….
Pd: a los ciber K, no olviden que los 500 millones de dólares que se afano Néstor y los deposito en la reserva federal -aunque la reserva federal no acepta depósitos- fue gracias al asesor que tuve en aquel tiempo ¿a que no adivinan quién era? empieza con C y termina con avallo.
Para los ciberglobos, no me refiero a implantes mamarios, no se hagan los tontos por unos pesos sucios, cavallo y su cría están con Mauricio.
22/08/2016 a las 1:50 PM
Estas equivocado. Cuando NK cobro las regalias Cavallo le sugirio que invirtiera en acciones de YPF. De esa manera NK casi llego a tener 5% de la compania en 1999 al momento que Repsol lanzo la oferta de compra que NK apoyo
Cuando vende sus acciones cobra ~$900M y se los lleva al exterior. NK informa a Eduardo Arnold que los habia depositado en la Reserva Federal. Pero era mentira xq la reserva no toma depositos.
Cavallo en aquella epoca apoyaba la austeridad de NK y lo invito a que mostrara los ahorros y que ingresara el retorno anual de esos ahorros por el presupuesto provincial. Pero NK lejos de tomarlo como un elogio, se ofusco y contraataco diciendo que ellos eran los unicos gobiernos transparentes que habian logrado tener ahorros que las demas muestran que hicieron con la plata de las regalias!.
Desde entonces. Lo ultimo que se supo es que eran $1,100 millones de dolares al momento de la pesificacion asimetrica de Duhalde y que estaban en el exterior.
22/08/2016 a las 5:39 PM
No estoy equivocado, por eso en la causa penal que se empezó en los años 90 y que ningún periodista ni ningún gobierno quiere que se sepa, esta cavallo nombrado específicamente e incluso hay un video de NK que dice que cavallo lo asesoro. Cavallo es un ladrón y un traidor.
Cavallo ya no engaña a nadie, pero hay un grupo de financistas que gobierno tras gobierno intenta ponerlo en un carguito, pero está demasiado quemado.