Por Luis Alejandro Rizzi.-

El juego “se usa especialmente para describir un comportamiento en el que alguien dice o hace cosas diferentes para engañar o controlar a otras personas, para evitar ser atrapado, etc.”, significado que encontré googleando.

Me pareció adecuado para entender y poder explicar más claramente a qué está jugando el gobierno con el tipo de cambio, inflación y emisión monetaria.

El objeto de este juego, no se lo puede llamar política; es el de llegar a las elecciones del 26 de octubre, con un dólar planchado, una baja inflación.

El plan de Kputo o del gobierno es sólo electoral y le habla al bolsillo para que la gente vote con el corazón. Se dieron cuenta de que la famosa frase de Pugliese era al revés.

El juego del “dólar y el peso” consiste en dejar que el peso se aprecie al reducirse su cantidad. Si hay más dólares que pesos, éste se aprecia y el dólar se devalúa, con lo que los precios en dólares se incrementan, localmente, pero paradojalmente se abaratan los precios de los bienes y servicios competitivos extranjeros.

El mejor ejemplo es la importación de turismo o “turismo emisivo”, que crece, en perjuicio del receptivo, que se encarece. La consecuencia es que por esa vía salen muchos más dólares de argentinos y residentes en el país comparando con los que ingresan. Los aviones de Aerolíneas Argentinas y las otras aerolíneas se llenan con argentinos que salen, lo que en el caso de Aerolíneas Argentinas es sorprendente, porque su negocio de vender en el país; va contra los intereses nacionales; su objetivo debería ser el de vender en el exterior y traer turismo.

Un dato: sería bueno que Aerolíneas Argentinas deje de volar internacional de largo recorrido para disminuir la oferta y así, naturalmente se encarecería el precio de los billetes de salida.

Lo mínimo que debería hacer es vender internacional recibiendo sólo pagos en dólares billetes, o moneda extranjera, que podrían ser los del colchón, o la almohada en el caso de los pequeños ahorristas.

Como vemos, el gato le va ganado al ratón.

El gobierno no compra dólares para no emitir, creyendo en la peregrina idea de que, si hay menos pesos, los precios no subirán, haciendo una aplicación lineal de la teoría cuantitativa del dinero, lo que puede ser cierto o no según la circunstancia.

La emisión monetaria debe tener una relación con lo que la gente demanda y el nivel de productividad de un sistema económico, que en la Argentina es muy bajo debido, en parte, a la presión fiscal, que es componente fundamental del precio final de los bienes y servicios.

Un ejemplo: el precio de la logística es muy alto en el país, debido al pésimo estado de la infraestructura, malos caminos, malos servicios ferroviarios, que encarece el servicio de transporte propiamente dicho.

Como vemos, el costo es el doble de impuestos que se desvían de su fin esencial y altos costos de los fletes.

Estos hechos son causa de inflación.

El gobierno busca bajar la presión de los precios al mejor o peor estilo Moreno, según sea la simpatía con la que se lo mire, pero fatalmente disminuirá la oferta, porque más allá de las mañas, nadie producirá a pérdida.

En este aspecto, el gato es el gobierno y el ratón los precios.

El gobierno pierde tiempo en estos juegos infantiles, cuyos resultados conocemos. Por ahora mucha gente participa del juego, pero dicen los viejos (con pañales), que el gato se termina devorando al ratón…

Las “fuerzas del cielo” controlan absolutamente la economía con sutiles medios terrestres. Entre tanto, el gobierno administra la ira y fomenta el odio. “Las fuerzas del infierno” están a la vuelta de las elecciones.

Milei comete el tremendo error de intervenir personalmente en la elección municipal. Si su candidato Adorni no logra más del 50% de los votos. Pierde y, si sólo logra un 28/30%, perderá totalmente.

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