Ningún domingo han de faltar a misa. No deben abandonarnos como abandonaron cobardemente los apóstoles a su Maestro cuando la policía lo fue a prender, pues en aquel caso «estaba escrito» que así debía suceder. Pero ahora lo que está escrito es que nadie tiene derecho a faltar al sacrificio de la misa, con mayor razón no existiendo peligro alguno de parte de las autoridades civiles, como existía entonces. Al contrario, hoy no hay honor más elevado, ni certificado mejor de buena conducta, que el de ser católico militante y activo. Vengan, pues, y no se hagan rogar.
Más: cuando planten un árbol, inauguren la «cucha» del perro, estrenen el gallinero o hagan algún otro acto similar; no se olviden dé llamar al padre cura para su bendición.
Las limosnas que se reciban durante el culto, con cualquier pretexto, son voluntarias. El que no tuviese dinero contante y sonante, podrá entregarnos cheques o mercadería en la cantidad que su conciencia le dicte: La Purísima Virgen, San José María de Escriva y Balaguer, (nuestro santo patrono), y Dios; desde las alturas invisibles, se lo agradecerán y se lo recompensarán al ciento por uno en el momento del juicio final.
Los ricos tienen el deber de darnos mucho dinero, para que nosotros tengamos algo que repartir caritativamente, junto con la doctrina cristiana, a los pobres; pues dicha doctrina de por si sola no la quiere nadie. «La limosna evita muchos peligros, poniendo al pobre al abrigo de las malas pasiones (de rebelarse) facilitándoles la práctica de la virtud» (de ciega obediencia). (León XIII, en G. de C., p 15).
Padre Sancho Tolargo
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19/05/2018 a las 4:12 PM
Pb. Sancho Tolargo
19/05/2018 at 3:14 PM
En el Nombre de Dios; a Nuestros Fieles:
Ningún domingo han de faltar a misa. No deben abandonarnos como abandonaron cobardemente los apóstoles a su Maestro cuando la policía lo fue a prender, pues en aquel caso «estaba escrito» que así debía suceder. Pero ahora lo que está escrito es que nadie tiene derecho a faltar al sacrificio de la misa, con mayor razón no existiendo peligro alguno de parte de las autoridades civiles, como existía entonces. Al contrario, hoy no hay honor más elevado, ni certificado mejor de buena conducta, que el de ser católico militante y activo. Vengan, pues, y no se hagan rogar.
Más: cuando planten un árbol, inauguren la «cucha» del perro, estrenen el gallinero o hagan algún otro acto similar; no se olviden dé llamar al padre cura para su bendición.
Las limosnas que se reciban durante el culto, con cualquier pretexto, son voluntarias. El que no tuviese dinero contante y sonante, podrá entregarnos cheques o mercadería en la cantidad que su conciencia le dicte: La Purísima Virgen, San José María de Escriva y Balaguer, (nuestro santo patrono), y Dios; desde las alturas invisibles, se lo agradecerán y se lo recompensarán al ciento por uno en el momento del juicio final.
Los ricos tienen el deber de darnos mucho dinero, para que nosotros tengamos algo que repartir caritativamente, junto con la doctrina cristiana, a los pobres; pues dicha doctrina de por si sola no la quiere nadie. «La limosna evita muchos peligros, poniendo al pobre al abrigo de las malas pasiones (de rebelarse) facilitándoles la práctica de la virtud» (de ciega obediencia). (León XIII, en G. de C., p 15).
Padre Sancho Tolargo