Por Carlos Tortora.-

Es frecuente que Javier Milei opte por tener excesos de sinceridad. Esto pareció anteayer cuando afirmó que el acuerdo entre el PRO y LLA en Buenos Aires se hará aun sin Macri y que eéte «está grande», agregando que «su tiempo pasó». En otras palabras, que el pase de Cristian Ritondo, Diego Santilli, Guillermo Montenegro y otros sería cuestión de días y que al expresidente no le quedaría otra que admitir que su partido se desintegra, dando un paso al costado.

La derrota del PRO en Capital, por otra parte, abriría una sangría de dirigentes amarillos que se convertirían en violetas. Sin embargo, este camino, aunque perfectamente posible, está plagado de obstáculos. Para empezar, LLA es un partido hecho a imagen y semejanza de su líder, es decir que no admite discusiones internas ni debates de ningún tipo: se hace lo que dicen Javier y Karina y punto.

Para empezar, Karina como jefa es marcadamente reacia a ceder candidaturas y en Buenos Aires le ofrecería a la dirigencia del PRO lo menos posible. Esto enfriaría el entusiasmo de muchos y provocaría conflictos de distinto tipo, porque la nueva dirigencia libertaria, si bien carece de un alto nivel político, aspira a quedarse con todas las candidaturas que puedan ganarse.

Caminos que se abren

Si Macri decidiera resistirse a su extinción y pasara a encabezar la oposición de centro derecha, hay que ver qué juntaría. En la última quincena, operadores del expresidente estuvieron sondeando a la dirigencia peronista anti k bonaerense, por ejemplo los intendentes de Tigre y Esteban Echeverría, Julio Zamora y Fernando Gray, además de Joaquín de la Torre. Por otra parte, Martín Lousteau y los suyos salieron muy golpeados por los 2,5 puntos que obtuvo Lucille Levy el domingo y estarían dispuestos a sentarse con Macri, igual que Facundo Manes y su grupo. Pero la UCR del interior estaría firme junto a Milei, porque los gobernadores radicales ataron su suerte a Luis Caputo.

Habrá que ver también si Elisa Carrió, también golpeada por la mala elección de Paula Oliveto en Capital, no opta por acercarse nuevamente a lo que queda del Pro. La reconstrucción de apuro de un nuevo Juntos por el Cambio no es entonces imposible.

Claro está que Milei tiene en su poder armas secretas que pueden meter a Macri en un tembladeral si se interpone a la marcha triunfal del gobierno. Se trata de algunas de las causas judiciales que tiene abiertas el jefe del PRO y que si se activan le complicarían la vida.

Hasta ahora Macri se preservó del poder de daño de Milei jugando a pendular entre acercarse y distanciarse de la Casa Rosada. Pero ahora la etapa del péndulo parece haberse terminado. Milei se siente ganador y lo quiere fuera del juego. Para seguir vigente en la política nacional, a Macri no le queda otra alternativa que enfrentar al gobierno. Su alianza con Victoria Villarruel, que sigue en pie, sólo le serviría en caso de que la bicicleta de Luis Caputo llegue a su fin y la economía se desbarranque.

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