Por Hernán Andrés Kruse.-
Guillermo Francos, actual Jefe de Gabinete, es un dirigente con una vasta experiencia política. Conoce al dedillo las reglas de la política, esas reglas que frecuentemente ignoran las más elementales reglas morales. Sabe muy bien que la concepción maquiavélica de la política (el fin justifica los medios) está plenamente vigente, Al escucharlo hablar en televisión se nota su sabiduría política, su capacidad para no dejarse llevar por emociones violentas. Francos medita muy bien sus palabras, lo que significa que es perfectamente consciente de las repercusiones que provocan.
El lunes 14 de octubre, al participar en un programa de radio, el Jefe de Gabinete expresó lo siguiente: “En la década del setenta también se tomaban las universidades. Se tomaban universidades y después se generaba un movimiento que utilizaba la violencia para expresar sus posiciones, se convirtió en guerrilla subversiva y generó después la represión”. “El gobierno se gana con votos, no se gana haciendo una marcha o tomando una universidad. Si quieren ganar y cambiar la posición del gobierno nacional que vayan a una elección y la ganen, tienen todo su tiempo por delante los chicos, hagan un partido y ganen. En este momento el gobierno es de Milei” (fuente: Perfil, 14/10/024).
Francos está jugando con fuego. Porque él es perfectamente consciente de la gravedad de sus dichos. ¿Cómo es posible que un dirigente con una trayectoria política tan vasta, compare la protesta estudiantil contra el veto de Milei con las tomas de universidades en los setenta? ¿Acaso pretende que el pueblo crea que los estudiantes que en estos momentos toman las universidades son la reencarnación de los montoneros y los erpianos? Sin embargo, lo positivo de semejantes afirmaciones es que nos hacen recordar lo que aconteció en aquella dramática época. Es bueno recordar lo que nos pasó entonces para que nunca más vuelva a tener lugar semejante tragedia.
Buceando en Google me encontré con un ensayo de María Cristina Vera de Flachs (Miembro de Número de la JPHC) titulado “Las universidades argentinas en tiempos del Cordobazo” (trabajo realizado dentro del Grupo de Investigación “Historia y Prospectiva de la Universidad Latinoamericana”, Colombia). Aconsejo su lectura ya que trata con seriedad y bastante objetividad lo que pasó en Córdoba en mayo de 1969, el antecedente inmediato de la tragedia setentista.
LA PÉRDIDA DE LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA
“Antes de producirse el golpe de Onganía se informaba en Córdoba de la existencia de elementos trotskistas y otros grupos de izquierda señalando que dichos grupos no estaban reconocidos por la Universidad. Era obvio que si la afirmación anterior era conocida por los jefes de la llamada “Revolución Argentina” de 1966 las universidades nacionales fueran las primeras instituciones que sufrieran la política represiva y que su escenario político y académico se viese alterado al ser intervenidas y ocupadas. En efecto el 29 de julio se sancionó el decreto-ley 16.912/66, que terminó con la autonomía de las casas de altos estudios las que pasaron a depender del Ministerio del Interior. La normativa suprimía el gobierno tripartito, disolvía los consejos superiores y transformaba a los rectores y decanos en interventores dependientes del Ministerio de Educación con carácter de administradores. En consecuencia, los rectores de las seis Universidades Nacionales más grandes: Buenos Aires, Córdoba, La Plata, Tucumán, Litoral y Cuyo renunciaron a sus cargos pues argüían que la medida atacaba la democracia interna de esas instituciones al desconocerles legitimidad e injerencia a sus órganos gubernamentales, siendo reemplazados por tecnócratas o por gente de tendencia nacionalista allegada a la Iglesia Católica con la intención de eliminar toda tendencia marxista o izquierdista.
Se anulaba así el cogobierno, la asamblea universitaria, el Consejo Superior y los consejos directivos que decidían los destinos de cada Facultad dando por tierra con toda la institucionalidad construida bajo el ideario de la Reforma de 1918. Con excepción de tres universidades más pequeñas (del Sur, Cuyo y Nordeste) que acataron la medida, las clases se suspendieron en aquellas unidades académicas. A su vez la resolución Nro. 175 del Ministerio del Interior dispuso la disolución de todas las entidades estudiantiles en la Universidad y la prohibición de todo acto público, sin expresa autorización del gobierno. También el golpe afectó a la editorial EUDEBA empresa que, en siete años, publicó 802 títulos que difundieron el pensamiento científico, cultural, artístico y técnico a precios económicos. La excusa era que esa producción esparcía el ideario filo castrista para lectores desprevenidos. Esto llevó a su intervención y, en consecuencia, a la renuncia de su personal. Posteriormente parte de este grupo, dirigido por Boris Spivacov, creo el Centro Editorial de América Latina.
Entretanto un alto porcentaje de profesores fueron cesanteados o renunciaron a sus cátedras en las Universidades de Buenos Aires, La Plata, Rosario y Córdoba. En la UBA, fueron desmanteladas las carreras de Ciencias Exactas, Psicología, Sociología, Ciencias de la Educación y Filosofía. Lo insólito es que mientras el país se sumergía en la oscuridad, liquidando una floreciente década que había convertido a las universidades argentinas en las más avanzadas de Latinoamérica, emisarios norteamericanos y latinoamericanos llegaban para contratar a los expulsados. Equipos enteros de químicos y físicos, biólogos y matemáticos se fueron del país”.
LOS DECRETOS LEYES RESTRINGEN LAS LIBERTADES CIVILES Y POLÍTICAS
“A su vez la dictadura iniciada en 1966 puso en vigencia un conjunto de decretos/leyes con el fin de restringir las libertades civiles y políticas. Por ejemplo, la ley Nro. 16912, sancionada el 29 de julio de ese año, dispuso entre otras cosas, que las autoridades de las universidades nacionales que estaban desempeñando sus cargos, ejercerán el gobierno hasta que se estableciera el régimen definitivo. Y que los centros de estudiantes deberían de abstenerse de efectuar actividades políticas. Ante esta legislación, ochenta y nueve destacados científicos y universitarios de todo el mundo remitieron un telegrama al general Onganía, repudiando la agresión contra las universidades y sus colegas argentinos: “Nos hemos enterado de graves violaciones efectuadas por el gobierno actual de la Argentina a la autonomía de sus universidades y a la libertad académica de sus miembros. Nos preocupan los actos de violencia de la policía contra nuestros colegas y el daño que hacen a las universidades de su país las renuncias provocadas por la Ley 16.912 y los acontecimientos posteriores. Aunque reconocemos la necesidad de reformar las universidades argentinas y de mejorar su calidad, creemos que los procedimientos que se emplean solamente pueden perjudicarlas. Instamos a que se restablezca la autonomía de las universidades y que se creen condiciones que disuadan a docentes e investigadores de emigrar”.
Paralelamente la ley Nro. 16.896/66 permitía detenciones y allanamientos sin previa orden judicial; la 16.970/66 hacía referencia a la Defensa Nacional, a la que años posteriores se sumaron otras; la ley 16.984/66 dispuso la prohibición y disolución de los partidos políticos, la confiscación de sus bienes y el bloqueo de sus cuentas bancarias, según lo dispuesto en el artículo 3 de la mencionada ley. Por otro lado, la aplicación del polémico Operativo de Moralidad, el cual tenía como objetivo prioritario resguardar y preservar la moral occidental y cristiana frente a los embates del “comunismo extranjerizante”, llevó a prohibir «libros, impresos, grabados, pinturas, litografías o fotografías de carácter inmoral» (arts. 36 y 37 de la Ley 816) e idénticos objetos y otros tipos de literatura que tuvieran por finalidad la difusión y/o propaganda de la doctrina, la plataforma, los programas, objetivos y propósitos del comunismo o que tiendan a sostener o propiciar su implantación». Cientos de títulos publicados por EUDEBA fueron quemados.
La ley 17.224/04/67 congelo las convenciones colectivas de trabajo hasta 1969, como corolario el peso de devaluó en un 40%. La Nro.17.401/67 concretamente hablaba de la represión al comunismo. El Partido Comunista Argentino de gran llegada entre el estudiantado fue proscripto y se clausuró la posibilidad de realizar alguna protesta colectiva. La 17.649/67 de movilización militar de la población civil; la Nro. 17.567/68 hablaba de la represión a la huelga de empleados públicos; la 17.567/68 reformaba el Código Penal; la Nro. 18.019/68 hacía referencia a la censura y control de la información y la 18.232/69 creaba los Consejos de Guerra especiales. Al comenzar el año 1970 se ampliaron estas medidas con la sanción de otras leyes: la 18.701/70 de pena de muerte por fusilamiento para algunos delitos; 18.799/70 reducción de la figura del habeas corpus y al año siguiente 19.081/71 de represión del terrorismo y la subversión. Además, en 1971 fue creada la Cámara Federal en lo Penal, un fuero exclusivo para juzgar a la subversión (conocida como la “Cámara del Terror” o “Camarón”).
LA LEGISLACIÓN NACIONAL
“El 21 de abril de 1967 se sancionó la ley orgánica N 17.245 de las Universidades Nacionales, elaborada por un Consejo Asesor de la Enseñanza Universitaria Oficial creado para tal fin que entraría a regir a partir de dicho año. La misma contenía ciento veintiséis artículos que regulaban la vida académica y si bien se otorgaba libertad académica (art. 81) a continuación se restringía al condenar las opiniones políticas. La ley estableció la autarquía, fortaleciendo la autoridad de rectores y decanos y permitiendo una participación estudiantil limitada, reduciendo el gobierno universitario a los profesores de mayor jerarquía, concediéndoles a los estudiantes voz pero no voto. El representante estudiantil electo, además, debía ser elegido entre los alumnos del último año y sólo quienes tuvieran aprobada al menos la mitad de la carrera podrían sufragar. La nueva legislación admitía la existencia de centros estudiantiles, pero advertía que no podrían realizar ninguna clase de actividad política. Por otro lado, obligaba a tomar exámenes de ingreso a las casas de estudio, previendo que cada facultad encontrara el mejor modo de implementarlos.
En octubre de 1967 muere el Che Guevara y se desbarata la guerrilla boliviana lo que supuso que la conflictividad social y laboral, iba a mermar notablemente en todo el país, al tiempo que las protestas universitarias acompañaron esa línea descendente. El miedo surtía efecto. Paralelamente se reglamentaron las disposiciones de la ley 17.604/67 de las universidades privadas. A pesar de la preocupación del gobierno por sancionar una legislación para los estudios superiores, las cosas no estaban claras y los jóvenes rechazaban estas disposiciones con permanentes jornadas de protestas. En los ‘60 había ya 21 universidades privadas.
El 12 de junio de 1968, en uso de las atribuciones conferidas por el art. 5 del Estatuto de la Revolución Argentina, se sancionó la ley de las Universidades Provinciales existentes a la fecha, a las que se les concedió un plazo de 180 días para adecuarse a la ley 17.24526. Simultáneamente, el 28 de noviembre de 1968, por ley 17.987, el poder ejecutivo creó la décima universidad argentina: la Universidad Nacional de Rosario teniendo en cuenta que el 73% de los alumnos inscritos en la Universidad Nacional del Litoral y un alto porcentaje de sus docentes correspondían a la ciudad de Rosario. Las nuevas universidades y la diversificación del sistema universitario constituyeron uno de los principales instrumentos con el que el régimen militar procuró revertir los efectos de la politización y movilización estudiantil.
EL PAÍS SE PRECIPITA A UN “ABISMO”
“El año ‘69 se presentó bastante complicado desde todo punto de vista y en el país los estudiantes debatían en las aulas universitarias los grandes problemas políticos solidarizándose con las clases obreras, manifestando su descontento y enfrentando fuertemente la dictadura de Onganía. En pleno receso escolar, en febrero de dicho año, en Corrientes se decidió la privatización del comedor universitario de la Universidad Nacional del Nordeste y, en el mes de mayo, se aumentó el precio del ticket en un 500%, lo que provocó la movilización masiva del estudiantado, con la consecuente represión por parte de la policía y durante una pueblada conocida como Correntinazo, el 15 de dicho mes, fue asesinado el estudiante de cuarto año de Medicina, Juan José Cabral, seguido por una ola de protestas y movilizaciones que requirieron la intervención de las Fuerzas Armadas. El asesinato de Cabral desató asambleas y protestas en casi todas las universidades públicas del país.
El viernes 16 de mayo, en la Universidad Nacional de Rosario, el rector José Luis Valentín Cantini intentó frenar las asambleas en las facultades con la suspensión de las clases durante tres días. Pero los estudiantes, lejos de desmovilizarse, confluyeron en el comedor universitario -ubicado en avenida Corrientes al 700- que seguía abierto. Después de la asamblea, cerca de medio millar marchó por las calles céntricas de la ciudad. En esa ocasión cayó el estudiante de Ciencias Económicas Adolfo Roque Bello. Tres días más tarde cayó herido de bala el estudiante secundario y aprendiz metalúrgico Luis Blanco, de 15 años. Fue el segundo muerto del Rosariazo. Esas muertes crearían en esas unidades académicas el clima propicio para que en ambos centros se suspendieran también las clases y se produjeran manifestaciones callejeras que fueron reprimidas con gases lacrimógenos y disparos.
Las universidades nacionales de Mendoza y Tucumán adoptarían similares medidas, lo que motivó que la FUA convocase en todo el país a la realización de asambleas, concentraciones, manifestaciones y tomas de facultades, mientras se preparaba un paro nacional. En síntesis, las universidades argentinas durante el gobierno de Onganía presenciaron cambios de rectores y modificaciones en la educación superior para evitar males mayores. Sin embargo, las nuevas autoridades no pudieron evitar el grado de politización instalado en sus claustros y esos acontecimientos indicaban que la dictadura había fallado en aquello de lo que se vanagloriaba: la imposición del orden y posibilitó que los estudiantes hicieran alianza con los sectores obreros. A partir de esas movilizaciones, además, quedó demostrado que la lucha se hacía en las calles y que los grupos armados crecerían en el país”.
20/10/2024 a las 8:54 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Hay grieta para rato
Mónica Gutierrez
Infobae
19 de Octubre, 2024
La retórica de Milei escandaliza a Cristina Kirchner. Sin el expertise digital que mueven los libertarios, la líderesa K apuesta a desplegar su astucia discursiva. Para confrontar con el león desbocado se presenta como una carmelita descalza. Enternece.
Lo corre por derecha incursionando en la propensión mileísta a revolear metáforas fálicas y, cual psiquiatra egipcia, le atribuye “problemas medio raros y cuestiones no resueltas”. Modosita pero feroz.
Creativa, CFK, sumó nuevas categorías terminológicas a su relato. Calificó al Presidente y los suyos como “autócratas de la odiología” y acusó al Gobierno de llevar adelante una “demolición social planificada”, caracterizada por la crueldad y falta de piedad. Son todos poetas. El tema del amor-odio vuelve recargado.
Milei trabaja pala en mano para cavar la grieta. Lo mueve la ilusión de que los espantos del pasado lo protejan de eventuales desencantos entre sus votantes. A puro pulmón logró instalar a CFK en escena. Ella acepta encendida el desafío de la confrontación. Es el juego que más le gusta jugar. Para Milei, un juego peligroso.
La escalada preelectoral va configurando un escenario a la medida del presidente libertario. De un lado Milei, del otro el resto del mundo. La oposición hiperfragmentada vaga perdida en el desconcierto.
Cristina acepta gustosa jugar de mascarón de proa de todos los esperpentos. La regresa a un protagonismo muy funcional a las estrategias de campaña pero tóxico para quienes reclaman un clima propicio para la entrada de inversores. Los fantasmas del pasado reciente ahuyentan la entrada de capitales. Un asunto que no parece importar a nadie.
Las refriegas parlamentarias de las últimas semanas dejaron una escena política volátil, de creciente fragmentación. Milei apuesta a los equilibrios inestables. Relaciones intensas y circunstanciales. Sabe que nada es para siempre.
Milei no suelta el manual mediático del populismo digital. Supo hasta aquí capitalizar el enojo, el malestar y la ira de las mayoría nacionales. Eso lo ubicó en el poder y le permitió avanzar con el descomunal ajuste sobre el que estamos viajando hacia quién sabe dónde.
Los desafíos del momento demandan otras herramientas. La identificación, escrache y cancelación de los enemigos resulta insuficiente para dominar las turbulencias de la hora. Milei se ha vuelto por necesidad un hombre político. No le queda otra que meterse en el barro. Lo está haciendo.
La incorporación de funcionarios de extracción macrista da cuenta de la impronta pragmática que Milei ha comenzado a desplegar. Los encuentros secretos del ex presidente con el asesor estrella habrían destrabado la relación. No fue magia. En la política como en la vida, la necesidad es hereje.
La inminente discusión de un proyecto de ley que pretende modificar el ADN de los DNU encendió luces de alarma. No es momento para confrontar con los potenciales aliados. A la hora de identificar enemigos que pase el que sigue.
En un día muy peronista, Villarruel derrapó. La vice se descolgó con un insólito homenaje en vida a María Estela Martínez de Perón. No quedó claro para nadie qué quiso hacer. Extraviada en los 70, la buena de Victoria calificó a Isabelita como “vicepresidente como yo y argentina bien nacida”.
Es probable que más allá de chicanas e ironías Villarruel haya pretendido celebrar el Decreto isabelino que ordenó “aniquilar el accionar subversivo” firmado por Ítalo Lúder. En tal caso, se le escapó conmemorar la gestión de José López Rega, el inefable fundador de la Triple A, el más sangriento aparato paraestatal de amedrentamiento, persecución y muerte que funcionó en democracia.
López Rega empaquetó a la “dignísima” viuda de Perón con sus embrujos y preludió con su arremetida criminal la llegada de la dictadura militar. Persiguió y mató pero no logró cumplir su cometido. Era brujo, no mago. Puede ocurrir que Victoria no lo recuerde. Mal momento para regodearse en la violencia setentista.
Esta semana las malas prácticas de la política volvieron con todo. A la agresión verbal le siguieron las represalias físicas. Provocaciones, golpes, corridas, empujones y gas pimienta. Una mesa de arena para activistas profesionales. La mano de obra desocupada, siempre lista para actuar. Mucha leña al fuego. Nadie parece dispuesto a bajar los decibeles. De los lodos verbales a las golpizas presenciales.
La cuestión universitaria aceleró todas las tensiones. Una causa transversal, que toca el nervio más sensible, termina arrastrada a lo peor de la política. Enredado en la revuelta Milei muestra sus dos cartas.
En un tono moderado reivindica la universidad pública, a la que define como no arancelada, pero sube al ring a los rectores. Con el estigma de la corrupción cubre de lodo a quienes manejan las grandes casas de estudio. Para el líder libertario estrenar enemigos públicos es siempre excitante.
Desde el coloquio de IDEA, Federico Sturzenegger anuncia una “deep motosierra”. Esto recién empieza.
“Nunca nos pidan bajar impuestos, van a rebotar como una pelotita de ping pong”, dijo desafiante ante los empresarios, “porque si el gasto se mantiene igual, el impuesto a alguien se lo tengo que cobrar”. No hay plata, ni privilegios.
Aplacado, con tono profesoral, tal vez en respuesta a las inquietudes que manifiesta el sector en torno a la personalidad y los modos presidenciales, Milei cerró el encuentro de los empresarios. De arranque repasó, como es de rigor, la herencia recibida. No se privó, no obstante, de referencias a mandriles y econochantas y quienes tienen el cerebro quemado por la tintura. En tono autocelebratorio pasó a detallar las bondades de lo conseguido por el Gobierno. Anticipó que avanza hacia la dolarización endógena y el cierre del Banco Central.
Entre tantas otras definiciones aseguró que el salario crece desde hace cinco meses y que las jubilaciones vienen subiendo por encima de la inflación y que se han triplicado en dólares.
“Nunca se devolvió tanta libertad en tan poco tiempo”, le dijo a los empresarios a los que endulzó asegurando que el que gana dinero es un benefactor social, un héroe.
Entre la potencia del exacerbado mileísta relato y la cruda realidad corren los datos duros.
Según un relevamiento presentado esta semana por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, el 26% de las personas mayores en Argentina vive en hogares con pobreza estructural, es decir, con al menos dos carencias básicas. En cuanto a la salud mental, el 21% de las personas mayores experimenta malestar psicológico, similar al de otros grupos etarios, y el 15% expresa sentirse insatisfecho o triste.
Bajo el título «Desafíos y oportunidades en el envejecimiento», el informe aborda uno de los temas más sensibles del momento, la situación de los jubilados, asegurando que aunque la mayoría de las personas mayores depende del sistema previsional, la insuficiencia de ingresos es un problema importante para el 40% de ellos, que afirma no poder llegar a fin de mes.
Los datos relativizan las aseveraciones presidenciales que reivindican el incremento de los paupérrimos haberes con los que intentan sobrevivir millones de jubilados en la Argentina.
Es la mismísima Encuesta Permanente de Hogares, la que también contradice el argumento de Milei de que los pobres subsidian a los ricos, cuyos hijos son los únicos que llegan a la universidad con los recursos, la cultura y el tiempo común para poder estudiar.
En la Argentina 4 de cada 10 alumnos de universidades nacionales son pobres y 7 de cada 10 son la primera generación que accede a una educación superior conforme a una ajustada nota de investigación de Mariel Fitz Patrick y Sandra Crucianelli para Infobae.
El gran desafío de este tiempo es poder discriminar lo verdadero de lo falso, disponer de herramientas para distinguir la información de calidad de la hojarasca discursiva que circula y se viraliza por redes, pantallas y atriles. No quedar atrapado en la tormenta de los algoritmos. Para eso se necesita de periodistas profesionales.
En su último libro Nexus, Yuval Noah Harari, recorre la potencia de los relatos y narrativas a lo largo de la historia. De las redes de información hasta la Inteligencia Artificial.
Según Harari el papel de los medios de comunicación y de la academia es crucial en la era digital. Frente a la avalancha de información y desinformación en línea y los riesgos que supone la IA, el prestigioso pensador israelí propone contar con instituciones sólidas y confiables que puedan verificar la información antes de que llegue al público. Reivindica la tarea de los periodistas profesionales, los medios y los investigadores universitarios.
Lejos de la demonización de los medios que propone el libertarianismo, Harari reivindica para los periodistas el deber de resguardo de la información de calidad, como insumo indispensable para el funcionamiento de las democracias.
Las recomendaciones de Harari coinciden en varios puntos con los ganadores del Nobel de Economía. Daron Acemoglu, Simón Johnson y James A. Robinson.
Los tres economistas que recibieron el máximo galardón sueco 2024 basaron su trabajo en la idea de que las sociedades con un Estado de derecho deficiente y sin instituciones fuertes no logran generar un crecimiento sostenible.
Los furiosos ataques al periodismo profesional y la reivindicación de la desintermediación en la circulación de las noticias es una de las herramientas que utilizan los estrategas del marketing del populismo digital. Un recurso perverso que daña en su base a las sociedades que se pretenden libres.
20/10/2024 a las 8:57 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
CFK motoriza y enfrenta su propia interna: divide aguas en el kirchnerismo y en su principal territorio
Eduardo Aulicino
Infobae
19 de Octubre, 2024
Cristina Fernández de Kirchner puso a la vista de todos -forzó, directamente- una interna que ni siquiera podría ocultar algún movimiento sobre la hora para evitar el muy poco frecuente ejercicio de una elección partidaria: la línea divisoria no pasa exclusivamente entre kirchneristas y PJ tradicional, sino que atraviesa las propias filas K y fisura su principal distrito, la provincia de Buenos Aires. Eso resulta claro, tanto como el otro dato central: para la ex presidente no se trata ahora de despreciar al “pejotismo”, sino de dar una batalla de fondo -táctica, dirían sus seguidores para matizar- por el manejo de la estructura justicialista.
El cronograma partidario indica que este sábado vence el plazo para anotar listas, trámite que cumplieron CFK y el único competidor, Ricardo Quintela. Esa formalidad y la asperaza de las declaraciones -también, de trascendidos- que se cruzaron en las últimas horas indicarían que no hay retorno en el camino a los comicios partidarios, previstos para el 17 de noviembre y cargados de potenciales disputas por la organización, desde padrones a controles. Siempre quedan resquicios y diagonales para salvar situaciones críticas si hay voluntad política. Pero aún en el caso de un acuerdo agónico, la realidad del peronismo/kirchnerismo ya quedó expuesta.
Las medias tintas fueron abandonadas totalmente en el umbral del vencimiento de plazo referido. Axel Kicillof, que había dejado la postal de un acto con discurso de unidad, quedó en el foco ácido del círculo más próximo a CFK y apenas unas horas después, de ella misma. Le reclamaron alineamiento y le reprocharon sin vueltas que su entorno esté trabajando para sostener la candidatura de Quintela a la presidencia del PJ. Detrás, por supuesto, hierve la batalla en el peronismo bonaerense. Es otro nervio fundamental de la batalla doméstica.
La disputa, como se verá, también está plasmada en el discurso de la ex presidente y del gobernador riojano. Y en los movimientos que van mezclando las expectativas electorales -incluso, la candidatura del 2027- y desde ahora, la discusión de fondo sobre la jefatura política. Eso último es determinante para los protagonistas centrales de la historia: CFK, que apunta a asegurarse el control político para definir listas y perfil, y Kicillof, que ya abiertamente busca desarrollar su proyecto presidencial, pero aún no resuelve discurso y nivel de ruptura con el núcleo cristinista. En paralelo, Quintela intenta aprovechar el cuadro y convocar al peronismo tradicional, sin entrar en detalles sobre el nivel de cuestionamiento a Javier Milei.
La ex presidente dejó trascender su enojo con el gobernador bonaerense y además hizo explícita su concepción de manejo del PJ, aunque en rigor represente un retroceso en su imaginario de liderazgo indiscutido del peronismo/kirchnerismo como espacio que trasciende el límite partidario.
El escenario elegido para ratificar y difundir su armado de lista partidaria fue el SMATA, veinticuatro horas después de los actos por el 17 de Octubre. Un gesto después de otro: no había acompañado la convocatoria de Kicillof en Berisso y se encargó de grabar un mensaje para el encuentro más reducido del peronismo porteño alineado con su jugada. En la sede del gremio de los mecánicos, que encabeza Ricardo Pignanelli, se mostró acompañada por su círculo más próximo, con Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” de Pedro en primera línea, y exhibió su nómina para el Consejo Nacional, con mensajes claros.
En la lista, es secundada por José Mayans, Lucía Corpacci, y Germán Martínez. El senador formoseño y el diputado santafesino son piezas clave para el manejo de los bloques en el Congreso. La elección de la legisladora catamarqueña asoma como una señal en contra de Raúl Jalil, del mismo modo que la presencia de Juan Manzur resulta una señal a Osvaldo Jaldo. Los jefes provinciales de Catamarca y Tucumán están en la mira de CFK por su juego con Olivos.
Las definiciones más sonoras fueron expresadas, curiosamente, por medio de trascendidos. Se difundió que CFK cargó sin vueltas sobre Kicillof. Dijo que sus hombres más cercanos trabajan directamente para sostener el armado de Quintela. Y disparó: “Los Poncio Pilatos y los Judas en el peronismo no van más”.
Repetida, pero cada vez con más sentido de disciplina partidaria o alineamiento, es la consigna con que CFK insiste desde el documento que dirigió a Milei con críticas económicas, pero con principal destino doméstico: dice que hay que “enderezar” y “ordenar” al peronismo. No hay rastros de autocrítica y, sí, un intento de despegar del hundimiento de Alberto Fernández. Más directa con el correr de los días, fue precisando después su descalificación de los gobernadores y legisladores que asumen acuerdos con Milei, como ocurrió con la Ley Bases y de diferente modo, con los vetos.
Quintela y su equipo -en especial el experimentado Jorge Yoma- parecen haber puesto en marcha una diferenciación en el discurso. Para insistir con la decisión de competir en la interna, el gobernador difundió un comunicado en el que rechaza la intención de dividir con alusiones a traidores o leales y, como contrapartida, dice que su proyecto apunta a “abrazar y contener” a todos los espacios. Habrá que ver cuánto logra sumar, pero la convocatoria parece cercana a plantear un fin de dominio cerrado.
El otro armado gravitante tiene como protagonista a Kicillof, pero lo que se vio en el escenario de Berisso no podría ser calcado como posicionamiento en la disputa por el PJ nacional. El gobernador estuvo acompañado por la vice, Verónica Magario, y en la cuenta territorial, por intendentes de peso propio y algunos de perfil kirchnerista duro. Allí estuvieron Jorge Ferraresi, Mario Secco, Julio Alak. También, expresiones cegetistas duras y blandas, además de representantes de la CTA. No asistió La Cámpora, por supuesto, pero sí algunos que acompañaban acríticamente a CFK.
Sin dudas, fue una especie de prematuro lanzamiento público de Kicillof, precipitado en buena medida por el recalentamiento de las internas nacional y provincial. Son elementos directamente vinculados, aunque, se ha dicho, nadie puede asegurar que se repliquen los alineamientos en la disputa por la conducción del PJ. Está claro, en cambio, que la fisura recorre al kirchnerismo y divide posiciones en el territorio bonaerense. Datos mayores para CFK, que seguramente alimentarán las tensiones que vienen.
20/10/2024 a las 9:04 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Confesiones de Javier Milei en el Coloquio de IDEA: los empresarios aplauden, la calle protesta
Natalí Risso
Página/12
19 de octubre de 2024
«Yo vengo desde los 90 y sólo Menem convocaba de esta forma», comentaba entre empujones y mucho ruido uno de los mil empresarios que se quedó a escuchar a Javier Milei al cierre de la edición número 60ª del Coloquio de IDEA, «cuando hablaba Menem no volaba ni una mosca, iba y venía por el escenario, era un show». Las expectativas de show se desinflaron al rato, cuando ya adentro del salón un presidente con tono moderado – más allá de algún insulto gordofóbico o a los «econochantas mandriles- leyó durante más de una hora un discurso sobre el «excelente caso de negocios de Argentina» a un público que, igual, se la hizo fácil.
«Era importante hacer el ajuste durante vacaciones, para que la gente no se enterara tanto de lo que estaba ocurriendo», leía Javier Milei ante el auditorio que a pesar de la longitud y el mono tono – alguno hasta reconoció haberlo dejado de escuchar por momentos-, se rió y aplaudió cuando tenía que hacerlo. Es que los chistes también eran leídos, y acompañados de un segundo de pausa a la espera de la ovación. Mientras tanto en la calle, la comunidad universitaria local aprovechó su presencia para recordarle a Javier Milei que no era bienvenido para todos: varias columnas de estudiantes, docentes, investigadores y trabajadores de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) marcharon lo más cerca del Sheraton que el enorme operativo de seguridad lo permitía, para exigirle que garantice el financiamiento universitario.
Lo que hasta el viernes era un paisaje normal para los casi mil inscriptos, con combis yendo y viniendo entre el Hotel Sheraton y el NH Provincial -donde se alojan muchos de los asistentes-; y con fácil acceso al salón de conferencias, comenzó a enrarecerse. Primero con un mensaje, «hay combis hasta las 10.30», «no sé si puede pasar la prensa», después las vallas, después el cacheo policial cada vez que se ingresaba al salón con el objetivo de evitar que le llegaran al presidente los manifestantes con carteles que gritaban «Al que hay que echar es a Milei», «Milei, repudiamos la destrucción del Estado” y “Con el hambre de los jubilados no se negocia”.
ARGENTINA, UN CASO DE NEGOCIO
El discurso más esperado por los empresarios giró en torno al concepto de contar Argentina como un «caso de negocio», rompiendo la ley primera de cualquier materia de Economía: no realizar analogías entre la economía nacional con la economía familiar o de una empresa. Con esto, el Presidente tuvo la intención de captar a su audiencia dándole un foco empresarial, hablarles en su mismo idioma. No lo logró: «Te soy sincero, celebro que no haya ido con un tono muy fuerte porque siempre que está así la choca, pero si me preguntás lo que dijo no puedo repetirte nada porque a los veinte minutos dejé de escuchar», confesó a la salida un empresario que apoya el rumbo y las ideas del Presidente.
Al igual que Luis Caputo el primer día, se refirió varias veces a la «campaña negativa» que se hace respecto a las universidades: «Son mentiras que voy a arancelar las universidades o que las quiero cerrar porque las quiero privatizar», dijo el presidente que acaba de vetar la ley de financiamiento universitario, «las universidades no van a ser privatizadas, van a seguir siendo públicas y no aranceladas. Lo único que queremos hacer es auditarlas», aseguró
Milei no perdió ocasión de recomendar un libro «muy interesante», Diario de una temporada en el quinto piso, de Juan Carlos Torre. Se publicó en 2021 y registra lo que vivió el autor como parte del equipo económico de Raúl Alfonsín, una experiencia que terminó en hiperinflación, y es un libro muy recomendado por Cristina Fernández de Kirchner. En el ámbito político saltó a la fama cuando la ex vicepresidenta se lo regaló al entonces presidente Alberto Fernández, en plena interna.
PESADA HERENCIA
El presidente dedicó una parte importante del discurso a hablar de la pesada herencia y falsos logros de su gobierno. Insistió con pronósticos que sólo él genera y entiende acerca de lo que iba a ser la peor crisis de la historia Argentina: inflación de 17.000 por ciento, pobreza del 90 por ciento e indigencia de más del 50 por ciento. » Acá siempre hay una discusión acerca de si es válido o no estar haciendo las anualizaciones. Yo pienso que sí. Es más, el día que el día que nos hicimos cargo de la administración, en ese discurso de apertura expliqué cómo se hacía la cuenta», se escudó el presidente.
También volvió a referirse a muchos logros falsos, que se contrastan fácilmente con datos oficiales como que el desempleo bajó al 6 por ciento desde que asumió en el gobierno. Según el último dato disponible del INDEC, la tasa de desempleo fue de 7,6 por ciento en el segundo trimestre del año.
También mencionó que «las jubilaciones crecieron 10 por ciento por encima de la inflación, incluso superando al indice de noviembre», dato que desmiente un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) que calcula que las jubilaciones sin bono en el trimestre septiembre-noviembre de 2024 serán 4,6 por ciento menos de manera interanual; mientras que las jubilaciones con bono se encuentran 13,6 por ciento por debajo del mismo periodo.
«Habló mucho del pasado, poco del futuro», se quejaban algunos empresarios a la salida del encuentro. «No dijo nada del cepo», complementaban otros.
TREGUA
La participación del presidente en el Coloquio se extendió muchísimo más de lo previsto. Según la agenda oficial, a las 13.10 el primer mandatario ya tendría que haber terminado y comenzaban las palabras de cierre a cargo de Santiago Mignone, el presidente de IDEA. El discurso terminó a las 13.49.
Los empresarios no lo contradicen. Es que la participación de Milei en esta edición puede ser considerada como una tregua en contraste con lo vivido en ese mismo espacio el año pasado. El presidente había sido invitado como parte del panel «la visión de los candidatos», en el segundo día de la jornada. En ese momento, ni siquiera respondió formalmente su invitación, aunque desde su entorno aseguraban a periodistas que no asistiría porque consideraba a IDEA «un reducto de Juntos».
“Que Javier Milei nos haya rechazado el año pasado a mi no me generó ningún malestar. Porque los candidatos especulan», aseguró sobre este hecho Mignone, «ni para mi ni para IDEA en general generó ningún resquemor, de hecho fue invitado este año y lo aceptó».
20/10/2024 a las 9:09 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La destrucción a fuego lento del partido más viejo del país
Sergio Suppo
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
19/10/024
El radicalismo había ganado Santa Fe por primera vez en seis décadas; también había recuperado Chaco, retenido Mendoza y Jujuy y mantenido Corrientes, que el año pasado no eligió gobernador. Sin poder instalar un candidato presidencial, jugaron a ganar sí o sí, ubicando a un radical en el segundo término de las dos fórmulas de candidatos de Juntos por el Cambio. El futuro vicepresidente sería Gerardo Morales o Luis Petri, imaginaron. Era, en realidad, el signo de otra división.
En medio de esas ilusiones, le dieron la presidencia del Comité Nacional a Martín Lousteau, que venía que abandonar, años atrás, la embajada de los Estados Unidos durante la presidencia de Mauricio Macri para lograr la senaduría nacional por la ciudad de Buenos Aires. Eso ocurrió en las mismas elecciones en las que Macri fue derrotado por Alberto Fernández.
Nadie se cuestionó dentro del viejo partido cómo era posible que el radicalismo pusiera al mando al mismo economista que, como ministro de Economía, había colaborado con Cristina y Néstor Kirchner para detonar el monumental conflicto con el campo con la famosa resolución 125, que imponía retenciones móviles al sector por las exportaciones de granos.
Era tan llamativo como que los principales dirigentes eligieran al representante de un distrito partidario en larga decadencia, sin considerar que la supervivencia del radicalismo tras la declinación del liderazgo y posterior muerte de Raúl Alfonsín se había afincado en pequeños pueblos y ciudades donde los intendentes lograron mantener el sello partidario y hacer sobrevivir el vínculo con las bases, a diferencia de lo que pasaba a nivel nacional y en distintas provincias.
La irrupción de Milei, que en su repertorio de sapos y culebras tiene a Alfonsín como uno de los destinatarios de sus maldiciones más sonoras, no hizo otra cosa que exponer el largo declive que pone al borde de la desaparición al único partido político argentino que preserva las formas institucionales y de organización interna aún en momentos que parecen de descontrol y agonía.
El ocaso del partido que rivalizó con conservadores y luego con peronistas expone en el primer cuarto del nuevo siglo un compendio de divisiones.
Sufre, antes que nada, el final desdichado de sus últimas presidencias, que dejaron una huella social muy marcada y deterioraron la idea de que el radicalismo era una opción de poder y, por sobre todo, hundieron la idea de que esa fuerza podía resolver los históricos problemas de la economía.
El radicalismo del siglo XXI se rompe, pero también se dobla. La caída de Fernando de la Rúa encontró al alfonsinismo colaborando con Eduardo Duhalde, cuya presidencia es hija de la presión que ejerció el peronismo del conurbano para llevar al exgobernador de Buenos Aires a la Casa Rosada.
La reconstrucción del sistema político después de 2001 se hizo sin el radicalismo, cuya versión oficial representada por Leopoldo Moreau tuvo una adhesión ínfima en las elecciones en las que ganó Carlos Menem en la primera vuelta, pero llevaron al poder a Néstor Kirchner.
Durante la década de Menem el radicalismo se había opuesto como su contraparte y pactado con él al precio de perder representación para la reforma constitucional. Con Kirchner, una parte del radicalismo no tuvo problemas en doblarse e irse con el santacruceño en nombre de una propuesta de transversalidad. Es el camino siguieron gobernadores como Julio Cobos o Gerardo Zamora. Uno se arrepintió cuando era vicepresidente, el otro todavía gobierna Santiago del Estero.
Pero antes de la kirchnerización de una fracción de la UCR, dos dirigentes habían construido sus propios ranchos. Elisa Carrió y Ricardo López Murphy prefirieron eludir las marañas internas de su partido para generar sus propias fuerzas.
Al final de un largo camino, ya sin candidatos presidenciales, la UCR mantuvo algunas representaciones locales, pero en provincias enteras resignó su condición de cara opuesta al peronismo a partidos provinciales o a fracciones distintas del mismo PJ. Una nomenclatura burocrática, cómoda y establecida en cargos bien rentados en el Estado mantuvo una cierta fantasía institucional a nivel nacional.
Ya ni las elecciones internas, derivada de su indiscutible voluntad democrática, pudieron hacerse con cantidades suficientes de votantes reales.
En la provincia de Buenos Aires, allá lejos escenario esencial del radicalismo, hubo hace unas semanas una elección que terminó en escándalo por un intento de fraude. Eso fue lo más destacado en las crónicas periodísticas. Debajo de esa noticia hay un dato inquietante: votó muy poca gente.
La dirección partidaria es largamente desconocida y cada vez que hay una votación en el Senado, el presidente partidario observa cómo por lo general el resto del bloque radical vota en contra de su posición.
Algo peor ocurre elección tras elección en el viejo partido de los presidentes Yrigoyen, Alvear, Illia, Alfonsín y De la Rúa. En estos tiempos de liquidez política, quienes todavía dicen haber sido hinchas del radicalismo gritan los goles de otros equipos.
La posición crítica que pretende tener la conducción partidaria hacia Milei parece molestar más a sus exvotantes que al propio gobierno libertario. De hecho, sus bloques en el Congreso oscilan entre los pedidos de los gobernadores radicales que necesitan tener tal o cual relación con el poder central, el apoyo al Milei o el seguidismo a la oposición cerril que intenta el peronismo kirchnerista.
Hace tiempo que los dirigentes radicales no conectan con la sociedad; otros permanecen ocultos en la burocracia de los cargos eternos y algunos controlan fondos universitarios, resultado del único signo vital: sus triunfos en las elecciones estudiantiles.
El radicalismo no termina de ver que hasta las largas decadencias terminan. Y que los renacimientos se hacen cada vez más lejanos.