Por Jorge Augusto Cardoso.-

Un viejo aforismo sentencia que: “quién puede lo más, puede lo menos”, y esto es exactamente lo que está ocurriendo con el empleo de las FFAA que, preparadas para el mayor de los conflictos, como es la guerra, se encuentran empeñadas en operaciones de seguridad, como ha dispuesto el Ejecutivo. Es decir que ellas están realizando lo que, en esencia, les corresponde a las Fuerzas de Seguridad (FFSS); y esto es así porque su personal tiene las capacidades para ello; faltaría dictar leyes que proporcionen el marco jurídico para este desempeño. Si la situación fuera a la inversa, ¿tendrían las FFSS la capacidad de guerrear, es decir, hacer la guerra? Claramente no, pues carecen del material y entrenamiento necesario para ello.

Dicho lo precedente, ¿por qué las FFAA cobran menos que las FFSS? En mi opinión, la política salarial que se viene llevando para con ellas parecería que tuviera como finalidad degradarlas. Sus integrantes, al carecer de adecuados medios de entrenamiento y bajísima remuneración en relación a sus capacidades intelectuales, físicas y psicológicas, mudan, no sin dolor, de carrera, en busca de mejores oportunidades para ellos y sus familias.

Urge tomar medidas para que se reafirme la especificidad de la función militar y se devuelva a sus integrantes, el orgullo de pertenecer. Es imprescindible mejorar las muy bajas retribuciones en relación con las de otros funcionarios civiles, incluidas las Fuerzas de Seguridad, cuyos salarios aumentaron mucho más que los del militar, en quien la sujeción profesional es mayor pues sus leyes particulares la constriñen.

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