Por Luis Alejandro Rizzi.-

Ese fue el título de algún medio y causa de varios comentarios que le daban al hecho de que se le haya corrido traslado al procurador de la Corte, Eduardo Casal, del recurso de hecho o de queja presentado contra la sentencia por el fiscal de la instancia inferior, tuviera un significado político o fuera un indicio de aceleración del trámite procesal.

La Corte trata los recursos interpuestos, creo que son 17, desde el mismo momento que el expediente ingresó al tribunal y este traslado no tiene un significado especial y más o menos se produjo dentro de sus plazos habituales.

Lo lógico sería que la Corte trate estos recursos, pero en especial el de Cristina, con máxima prudencia ya que se trata de una expresidente de la Nación, que merece respeto institucional.

Me llama la atención que no se haya excusado Ricardo Lorenzetti, ya que hay motivos sobrados para dudar de su imparcialidad en el caso, en el recurso de Cristina.

Como fue público y notorio, el Juez Lorenzetti habría sido un protagonista decisivo en la postulación de Ariel Lijo para integrar la Corte, que tiene dos vacantes desde el 26 de diciembre pasado.

No podemos negar que Cristina y el bloque de senadores que le responden políticamente fue decisivo en el rechazo de esa propuesta del Poder Ejecutivo.

Es difícil saber y además eso quedaría librado a la conciencia de cada senador que votó en contra y del propio Lorenzetti, si hubo un afán personal por el lado de los senadores y un sentimiento de impugnación por parte del Juez.

Se trata de una zona levemente gris, en la que es difícil distinguir los matices, pero siempre quedará en la opinión pública una legítima sensación de sospecha de parcialidad, según sea el sentido del fallo.

Ya tratamos esta cuestión en una nota anterior.

La eventual excusación de Lorenzetti, que tendría más que nada un fundamento ético moral, dejaría a la Corte con sólo dos votos y tampoco parecería prudente que el caso se resuelva con conjueces. El fallo sería legal, pero no sé si tendría legitimidad institucional.

En este punto debemos tratar la numerosa cantidad de vacantes que hay en el poder judicial y en especial las dos de la Corte, que deberían ser una prioridad esencial del poder ejecutivo y legislativo para cubrirlas.

Es antirrepublicano especular con el resultado de las elecciones de octubre para tener más o menos poder político para digitar o imponer postulantes, o postergar el debate sobre una eventual ampliación.

El Poder Ejecutivo y el Legislativo deberían negociar ya y resolver estas dos vacancias.

Lo que está en juego es la seguridad jurídica de la República, un valor superior al partidario.

Pero volvamos al caso “Vialidad”. Creo que la queja de Cristina podría tener éxito, ya que, en mi opinión, no se habría probado de modo concluyente su participación en las decisiones de la Dirección Nacional de Vialidad.

Sus funcionarios pudieron haber pecado por exceso de obsecuencia, pero en ese supuesto la culpa es exclusivamente de ellos, no de Cristina.

No recuerdo haber leído que alguno de los imputados se hubiera declarado víctima de Cristina o presionando de modo personal para favorecer a Lázaro Báez y su empresa Austral Construcciones en diversas licitaciones, parecería que fue cosa de ellos o valor entendido, pero esto último es insuficiente para una condena convirtiéndola en partícipe.

Las imputaciones directas a Cristina tramitan en otras causas, cuyos juicios se administran con extremada y “prudente” lentitud. En estas causas su defensa aparece muy complicada.

Personalmente, no me sorprendería que la Corte acepte la queja de Cristina, si el recurso estuviera bien hecho. No me animaría a decir que le aplicarían el “280”. La Corte podría revocar parcialmente el fallo en su favor.

Itero, no está en juego Cristina, poco o nada me importa su suerte judicial es la institución «República» y el derecho lo que realmente me importa.

Conjeturar sobre el caso “vialidad” predispone en un sentido u otro para bien o para mal a la sociedad.

Esperamos la decisión de la Corte y sería saludable que se excuse el Dr. Ricardo Lorenzetti.

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