Por Luis Alejandro Rizzi.-

“Nos queda la tercera parte, no prevista; tiene que ver con este final de Cristina y esto que es el “mileísmo”, un presidente que gobierna “como de facto”, apoyado en el partido civil militar”.

Desde ese final anterior, retomaremos el tema que venimos abordando, que tiene que ver con la moral y política.

Confirmada la condena de Cristina por la Corte, nos quedarían por analizar estos 22 años de kirchnerismo, con 16 años de gobierno, doce de modo directo y cuatro en esa extraña construcción o engendro, que fue la variante “Alberto Fernández”.

En cierto modo, el “kirchnerismo” configuró una suerte de “autocracia”, ya que gobernó con hegemonía parlamentaria y desdén judicial.

No se puede negar su soporte democrático y que aún hoy, con Cristina condenada e inhabilitada políticamente, sigue siendo como menos un “factor de presión”.

Su condena no generó, como era de esperar, reacción social; sólo minorías mercenarias intentaron alterar el orden público, con el solo efecto de molestar a la gente y provocar reacciones adversas y por supuesto negativas.

No es fácil ponderar “su resto”. Será más bien como un fantasma, que siempre ponen en duda su existencia, esa duda es lo que exaspera.

Cristina, más allá de que le concedan la prisión domiciliaria, está en una celda política; no puede ser elegida, por lo que pierde poder su lapicera.

Todo indica que esta dinastía familiar política fue, pero también es cierto que el peronismo usará su nombre para asustar y molestar.

Podría iniciar una campaña por su indulto, por su “inhabilitación”, que se presentará como una “proscripción” contra una buena “malhechora”.

En las elecciones de octubre 2023, el peronismo usó la variante “Massa” y estuvo cerca de ganar en primera vuelta, pero ese buen resultado le permitió lograr una presencia parlamentaria importante, que condicionaría al futuro gobierno si fuera opositor, como ocurrió.

Milei ganó la segunda vuelta, porque fue la alternativa “anti K”; lo vi más bien como una suerte de “golpe civil”, por la sencilla razón de que el propio Milei decía que, ante su soledad parlamentaria, gobernaría mediante “DNUs” y “vetos”, es decir gobernaría como un “autócrata”.

La gente votó, con la lógica de la vulgaridad y la mediocridad, a una “autocracia” como fue la era “K”; se la enfrenta con otra “autocracia buena” de signo opuesto.

Otra vez falló la política que electoralmente, en vez de una alternativa, dejó a la ciudadanía ante un dilema con opciones igualmente malas.

Milei gobierna “como de facto”, con pésimos modales y desprecios institucionales. Su base de poder se sustenta en esa suerte de “junta de comandantes”, que es el triángulo integrado por Santiago Caputo, Karina y el propio Milei; allí se toman las decisiones de fondo y cuando es necesario se “negocia” con algunos gobernadores para comprar”, lo digo en sentido político, votos.

El soporte electoral es LLA, un partido “yoísta” que se va conformando con las miserabilidades personales de militantes “pret a porter”, restos de todo tipo y color.

No cabe duda que la cuestión política es la de precisar si debe o no tener sustento moral.

La moderna considera a la política sin contenido o soporte moral; su “moral” sería lograr el poder y mantenerlo, recurriendo a cualquier medio, el fin justifica los medios, como lo creía Lady Macbeth, de donde hasta el crimen sería un medio válido.

Sin embargo, la política es socialmente moral, porque debe buscar y promover el “bien común”, según la definición de la ley que nos legó Santo Tomás.

El gobierno actual es tan amoral como lo fueron los de la dinastía “K”. La muestra cabal es el caso $LIBRA, en el que el gobierno maniobró, con tal de evitar que Karina fuera interpelada por el congreso, parafraseando el cuento del “rey desnudo”. Si no tienen nada que ver y están cubiertos con el velo de la honestidad, ¿cuál es el temor o riesgo?

En el caso $LIBRA, Milei -presidente de la nación-, emitió un “twit”-“X”- publicitando una moneda virtual, que a las pocas horas “limpió”.

La Corte, al fundar el rechazo al recurso extraordinario interpuesto por Cristina, hace referencia a una imputación que se habría formulado a Cristina, cuando habría ordenado con relación a los hechos investigados “limpiar todo”, hecho que surgió en la etapa probatoria, no fue materia de acusación.

La Corte explicó, con absoluta claridad, que “limpiar todo” no fue un hecho constitutivo de un delito, sino más bien una conceptualización de su comisión (punto 6).

No existen “autocracias” buenas o malas; es un sistema en que la voluntad de una sola persona o “un triángulo de hierro” es la ley suprema.

El gobierno de Milei, como “autocracia”, es chabacano y como democracia republicana, una mala caricatura.

Ni la dinastía “K” ni este gobierno superaron y superan el escrutinio moral.

Es grave.

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