Por Hernán Andrés Kruse.-
En su edición del 7 de diciembre Clarín publicó un artículo de Ricardo Roa titulado “Milei ayuda a Cristina, la Corte no. ¿Se viene un nuevo pacto de Olivos?” Luego de hacer un balance del primer año de gestión del gobierno de Milei, el autor expresa: “El programa económico pasó la peor etapa y Milei, con motivos para agrandarse, se agranda. Y juega con fuego: acuerda con el cristinismo sin admitir que acuerda con el cristinismo: pactar con la casta es un quiebre con sus votantes. Aceptó cajonear Ficha Limpia, que impediría a Cristina ser candidata y que no pudo ser tratada por falta de quórum. Milei dijo que no tuvo nada que ver con eso pero se autoincriminó en un chat a Lospennato, la autora del proyecto, al reconocer que para tratarlo había que hacerle cambios. Otros puntos del acuerdo: mantener a Martín Menem al frente de Diputados, patear hacia adelante el lío judicial, a ver si pueden encontrarle la vuelta juntos y voltear las PASO, que Cristina ahora quiere acompañar de ¡una reforma constitucional! para que coincidan los mandatos de diputados y senadores. ¿Habrá un Pacto de Olivos 2?”
Qué duda cabe que en los últimos días se destapó una olla podrida hasta la médula que sacudió a la opinión pública. ¿Quién hubiera imaginado que los líderes de dos fuerzas políticas antagónicas, como lo son LLA y el kirchnerismo, decidieran sentarse en una mesa para negociar favores políticos? Resulta harto evidente que Milei y Cristina, en una vergonzosa demostración de subestimación de nuestro coeficiente intelectual, están decididos a imponer un nuevo bipartidismo en la Argentina: por un lado, LLA; por el otro, el cristinismo. Las restantes fuerzas políticas serían, por ende, historia. Cristina, consciente de que su protagonismo es funcional a los intereses políticos de Milei, estaría dispuesta a garantizar en 2027 la reelección del libertario. ¿A cambio de qué? A cambio, como lo reconoció Mayans, de una profunda renovación de la Corte Suprema y del nombramiento del Procurador General de la Nación y de más de un centenar de jueves federales, la mayoría, obviamente, afines al cristinismo. Es un típico “toma y daca” de la política que insulta la dignidad de los argentinos.
Sin embargo, y para hacer honor a la verdad histórica, el pacto entre Milei y Cristina no es el primero que tiene lugar en nuestro país y seguramente no será el último. Nuestra ajetreada historia política e institucional está plagada de pactos de todo tipo, la mayoría de ellos celebrados a hurtadillas y éticamente deleznables. Uno de los más relevantes de los últimos cuarenta años fue, como lo recuerda Roa, el pacto celebrado entre el entonces presidente Carlos Menem y su antecesor, Raúl Alfonsín. Tuvo lugar a fines de 1993 y en la práctica significó garantizar a Menem su reelección en las presidenciales de 1995.
Buceando en Google me encontré con un ensayo de Antonio María Hernández (Profesor de Derecho Constitucional y de Derecho Público Provincial y Municipal en la UNCba, Académico de Número de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba y Ex Vicepresidente de la Comisión de Redacción de la Convención Nacional Constituyente de 1994) titulado “A quince años de la reforma constitucional de 1994”. Aconsejo su lectura ya que el autor, actor protagónico, nos hace recordar en qué consistió ese acuerdo entre bambalinas entre los dos políticos más poderosos de aquel momento y que, al tomar estado público, sacudió a la Argentina. Considero que el enfoque del distinguido jurista, cuando se cumplen 31 años del pacto, no fue más que un cúmulo de buenos deseos.
EL PROCESO PRECONSTITUYENTE Y EL ROL DE RAUL ALFONSIN
“Este proceso fue signado por el denominado Acuerdo o Pacto de Olivos, que se concretara en pasos sucesivos, originados en una primera reunión del 4 de noviembre de 1993 entre los líderes de los partidos políticos mayoritarios: Raúl Alfonsín por la Unión Cívica Radical y Carlos Saúl Menem, por el Partido Justicialista, en dicha localidad de la Provincia de Buenos Aires. Posteriormente se produjo la firma de un documento con fecha 14 de noviembre de 1993, que enumeró algunos de los puntos del acuerdo, en la Residencia Presidencial de Olivos.
Ese acuerdo, luego fue precisado y desarrollado mediante la intervención de una Comisión de Juristas de ambas fuerzas políticas, para después ser suscripto formalmente entre los partidos que ya lo habían aprobado por sus órganos respectivos, con fecha 13 de diciembre de 1993, en un acto celebrado en la Casa Rosada. En definitiva, el denominado Pacto o Acuerdo de Olivos con sus contenidos definitivos, fue firmado en el acto previamente mencionado, en el que participaron además de Carlos Menem y Raúl Alfonsín como Presidentes de los partidos, Eduardo Menem, Carlos Ruckauf, Jorge Matzkin, Eduardo Bauzá, Carlos Corach y Alberto García Lema por el Justicialismo y José Genoud, Raúl Galván, Antonio Berhongaray, Ricardo Gil Lavedra, Enrique Paixao, Arnoldo Klainer y el suscripto por el Radicalismo. En base a ello fue sancionada la Ley Declaratoria de la Necesidad de la Reforma Nº 24.309, con los dos tercios de los votos totales de cada una de las Cámaras, con fecha 29 de diciembre de 1993.
El Acuerdo o Pacto de Olivos previó un Núcleo de Coincidencias Básicas, que dieron base al art. 2º de la ley citada, además de los otros temas habilitados para la reforma, incluidos en el art. 3º. Ya una vez electos los Convencionales Constituyentes, una Comisión de ellos trabajó en la redacción del Proyecto de Reforma constitucional relativo al Núcleo de Coincidencias Básicas, que luego fuera tratado por una Comisión del mismo nombre de la Convención. Considero ineludible y de toda justicia histórica, recordar en esta oportunidad a Raúl Alfonsín, fallecido recientemente, que bajo mi punto de vista, coronó su obra institucional y política con la reforma constitucional de 1994, de la cual fue inspirador y artífice fundamental. Ahora, cuando el juicio de la historia sobre su personalidad avanza -luego de la conmovedora ceremonia de despedida que le tributara la ciudadanía argentina-, se destaca su desempeño en la Presidencia de la República y en la Convención Nacional Constituyente y su lucha inclaudicable por la libertad, los derechos humanos, la democracia social y los principios de la república federal. Pero por sobre todo, sus calidades personales de honradez, austeridad y hombría de bien y su compromiso con los valores de la república.
Tanto en su carácter de hombre político como de Estado, los representantes de distintos sectores partidarios, sociales, del periodismo y de la cultura han coincidido en reconocer su excepcional aporte al diálogo y a la búsqueda de los consensos, como camino esencial para profundizar la cultura política democrática en el país. Y en ello debe encontrarse la justificación y fundamentación de su accionar en torno de la reforma constitucional y en particular, del Acuerdo o Pacto de Olivos. Sin lugar a dudas, éste fue uno de los capítulos más complejos y decisivos de su vida. Y la prueba de ello es la especial atención que le dispensara a la cuestión en sus obras “Democracia y consenso” –especialmente- y “Memoria Política”. Es que él percibió el alto precio político que en su momento pagó, –junto al Radicalismo-, por la realización del Acuerdo, ya que no pocos desconocieron su gesto de trascendencia histórica y sostuvieron en cambio, que con ello se perdía el carácter opositor al peronismo.
Creemos que los detractores del Pacto privilegiaron una visión agonal de nuestra política y no comprendieron que era menester considerar la cuestión bajo el punto de vista arquitectónico. Es desde esta perspectiva que se advierte en plenitud la importancia de la obra constituyente en general y de Alfonsín en lo personal. Pero además, ello significó un accionar coherente con las posiciones de su partido, que siempre se manifestó a favor de una reforma de la Constitución Nacional. Y en particular, con su propia obra de gobierno, ya que a través del Consejo de Consolidación de la Democracia, impulsara decididamente dicha tarea.
Por otra parte, es menester recordar la situación política en 1993. En aquél escenario, se encontraba en tratamiento en la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de ley del Diputado Durañona y Vedia, que establecía como interpretación del art. 30 de la Constitución, que los dos tercios requeridos eran de los miembros presentes de cada Cámara. Y además, se proyectaba una Consulta popular sobre la reforma constitucional para posibilitar la reelección del Presidente Menem. A eso hay que agregar que en algunas declaraciones del Bloque de Senadores Nacionales del Justicialismo se sostenía que la Constitución Nacional vigente era la sancionada en la reforma constitucional de 1949. En dicha instancia, con un oficialismo decidido a avanzar en la reforma prácticamente a cualquier precio y con la magnitud de los problemas históricos observados en esta materia, resultó necesario concretar un acuerdo, que modificase el rumbo de los acontecimientos políticos e institucionales, que se tornaban negativos e impredecibles para el país.
Y el camino elegido fue el que correspondía: un acuerdo de dirigentes políticos, redactado por una comisión especializada, luego debatido y aprobado por las instancias institucionales respectivas de los partidos, para lograr el estricto cumplimiento del art. 30 de la Constitución Nacional, en la faz legislativa y preconstituyente, mediante la declaración de la necesidad de la reforma por el Congreso de la Nación. El proceso luego se completaría con la elección democrática de los Convencionales Nacionales Constituyentes, que con muy alto grado de consenso, sancionaran la reforma de 1994, que fuera la más amplia y profunda de la historia argentina.
No obstante ello, creemos que el controvertido juicio histórico y político sobre el Acuerdo de Olivos impidió un análisis correcto de su consecuencia institucional, que fue la reforma constitucional de 1994. Esto se apreció por distintas razones: a) se puso énfasis sólo en el debate por el Pacto de Olivos, prescindiéndose de la reforma que fue su resultado. b) se ha intentado reducir la reforma prácticamente a la posibilidad de la reelección presidencial y c) ha faltado un análisis más objetivo, profundo, sistemático e integral de la reforma. A quince años de la reforma, advertimos que el panorama antes descripto se ha ido modificando….”
LA LEGITIMIDAD DE LA REFORMA
“El problema de la legitimidad de la Constitución -dice Linares Quintana- es de naturaleza esencialmente política, y debe resolverse remontándose hasta la naturaleza del acto constituyente. Este autor coincide con Sánchez Viamonte en que para la legitimidad constitucional, el acto constituyente debe ser la expresión genuina de la voluntad del pueblo, surgida de una libre determinación mayoritaria. Nosotros analizamos detenidamente la legalidad y legitimidad de la reforma constitucional de 1994 en el propio seno de la Convención Nacional Constituyente. Allí recordamos los debates producidos con motivo de las reformas constitucionales, comenzando con la de 1860. Desde la necesidad de sostener que existió ejercicio de poder constituyente originario y abierto -iniciado en 1810 y terminando en 1860 con la incorporación de la provincia de Buenos Aires a la Confederación- ya que de lo contrario debiéramos impugnar la constitucionalidad de la reforma, porque una cláusula del texto de 1853 prohibía que se efectuara dentro de los 10 años. Pasando luego por la cuestión de los dos tercios de votos -presentes o totales- de las cámaras, en relación a la reforma de 1866. Es cierto que la reforma de 1898 no mereció objeción, aunque sabemos que no tenía vigencia la república democrática, pues no se ejercitaba adecuadamente la soberanía popular. Ya en este siglo, el momento de máximo enfrentamiento político fue con motivo de la reforma de 1949, que tuvo el signo partidario del oficialismo y fue impugnada en su legalidad y legitimidad por la oposición y gran parte de la doctrina. Lo mismo ocurrió luego con la reforma de 1957, efectuada con la proscripción del justicialismo. Y por si faltara algo, tuvimos además ejercicio autocrático de poder constituyente, con la reforma de facto de 1972.
Hemos sostenido que este debate permanente sobre el «status constitucional» ha sido la prueba de nuestra falta de cultura política y jurídica. Por ello es conveniente recordar a Joaquín V. González, en su Juicio del Siglo, en 1910, cuando destacó que la ley de la discordia interna había protagonizado la vida política de los argentinos, agregando que no nos comprendíamos porque no nos amamos y no nos amamos porque no nos comprendíamos. Y ello explica nuestra dificultad para alcanzar acuerdos durante nuestra historia que nos permitiesen reformar la Ley Suprema, mientras nos hemos caracterizado por las violaciones permanentes de ella. Recordamos también en la Convención el pensamiento alberdiano sobre la constitución como una transacción política fundamental, y, en consecuencia, que la reforma debía ser el fruto del consenso de las fuerzas políticas y sociales. En este sentido, la ley 24.309 -de declaración de la necesidad de la última reforma-, tuvo las mayorías exigidas constitucionalmente por el art. 30 de la ley suprema, o sea, más de dos tercios de la totalidad de los miembros de cada una de las cámaras; y los convencionales fueron electos en comicios absolutamente limpios, con vigencia del Estado de Derecho y de las libertades públicas.
Más allá de las objeciones efectuadas a la ley -para nosotros superadas con la adopción del Reglamento por parte de la Convención-, hoy parece ya acallado el debate al respecto. La Convención de Santa Fe y Paraná tuvo 305 convencionales -la suma del número de los miembros del Congreso: 257 diputados y 48 senadores-, que representaron a 19 bloques políticos. Fue la Convención más numerosa de la historia argentina, que realizó su tarea en sólo 90 días, en un marco ejemplar de pluralismo democrático -como lo sostuvieron los distintos partidos políticos-, y que produjo la más importante reforma constitucional, tanto en la parte dogmática como en la parte orgánica. Existió muy alto grado de acuerdo para la sanción de 61 normas constitucionales: 20 nuevas, 24 reformadas y 17 disposiciones transitorias. En el amplio contexto de nuestra historia institucional, consideramos que ésta es la reforma con mayor legalidad y legitimidad, y que además debe clausurar dolorosas etapas de frustraciones y desencuentros, que incidieron gravemente en la vida nacional.
No por casualidad la reforma fue efectuada en el proceso democrático más extenso que hemos tenido a partir de 1930 y en tal sentido, creemos que es el punto culminante de dicha experiencia política y jurídica, pues expresa el momento más importante de ejercicio de política arquitectónica en nuestro tiempo. Téngase presente que la política constitucional es la quintaesencia de la política arquitectónica, pues debe basarse en amplios consensos sobre las grandes ideas, valores, objetivos y sueños de una sociedad en su más trascendente proyecto político nacional, que es la Ley Suprema. La Constitución Nacional que nos rige es la de 1853, con las reformas de 1860, 1866, 1898, 1957 y 1994, tal como fue jurada por los convencionales y autoridades federales el 24 de agosto de 1994, en el histórico Palacio de San José, que perteneciera al ilustre general Justo José de Urquiza, el prócer máximo de la organización nacional”.
10/12/2024 a las 8:02 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La política ante un cambio de juego y un nuevo ciclo
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
9/12/024
La semana que empieza no estará solo signada por el autocelebratorio balance del primer año de gobierno de Javier Milei y algunos anuncios rutilantes sino también por el muy probable inicio de un nuevo ciclo en política nacional. Y eso no depende exclusivamente de la gestión libertaria. Lo que ocurra en las próximas horas en dos escenarios puede significar un cambio de juego.
En uno de esos frentes casi todo depende de un jugador determinante (un potencial game changer): si Axel Kicillof llegara a concretar su decisión de no dejarse arrastrar nuevamente por las decisiones y estrategias de Cristina y Máximo Kirchner, como le ha venido anticipando a algunos de sus interlocutores, podría estar empezando a alterar no solo el curso del peronismo. También podría llegar a provocar un impacto sobre el resto del universo político.
Aunque muchos dudan de su determinación (o coraje), si el gobernador se animara a ponerle algún límite a quien ha sido (o aún es) su madre política, estaría en condiciones de convertirse (salvando grandes distancias) en el heredero (impensado) de otro gobernador bonaerense peronista que cambió el rumbo partidario y de la política nacional hace casi cuatro décadas.
La renovación peronista impulsada, fundamentalmente, por Antonio Cafiero en 1985 abrió una nueva etapa, que entonces, en medio del auge alfonsinista y con un peronismo que se veía envejecido y derrotado, parecía impensable.
Todo (o casi todo) dependerá de hasta dónde se anime a sostener su decisión de desdoblar la elección provincial en la reunión a la que Kicillof, contra su deseo y agenda, fue obligado a asistir hoy en Moreno con Cristina Kirchner y su enemigo intimo, el hijísimo Máximo, quienes se oponen a esa estrategia. Un encuentro demasiado difícil en territorio comanche.
Pero no es ese el único frente y lugar donde se cuece la posible transformación en marcha, aunque sea tal vez el más inmediato, por ahora.
La detención en Paraguay del senador Edgardo Kueider con más de 200.000 dólares en una mochila, que no logró explicar, sería otro disparador de enormes e imprevisibles consecuencias para la política nacional. Tanto para el oficialismo como para el peronismo, sin excluir probables impactos sobre otras fuerzas.
Para el kirchnerismo (siempre afecto a la hipérbole, al igual que el mileísmo) se estaría ante un nuevo caso Banelco. Así se denominó el escándalo que en 2000 marcó el comienzo del fin del gobierno de Fernando de la Rúa, con la denuncia del pago de coimas en el Senado para que se aprobara una reforma laboral. Delicias de la historia: en ese caso también tuvo un rol fundamental para precipitarlo el mencionado Cafiero.
De todas maneras, el paralelismo parece (hoy) excesivo. No hay prueba ni evidencia cierta ninguna (por ahora) que permita unir el botín del senador entrerriano con una contraprestación del Gobierno por haber votado la Ley de Bases y haber prestado su invalorable apoyo en otras instancias, a pesar de su origen peronista. Habrá que ver si las casualidades se convierten en causalidades. El senador ya tenía antecedentes sospechosos.
En tal caso, Kueider no estaría solo. Ya son varios los que ponen la lupa sobre otros senadores igualmente colaborativos con el Gobierno, que, entre otras cosas, habrían pedido y logrado atractivos cargos para los suyos en diversos organismos nacionales y entes binacionales.
En esa ampliación del universo de sospechados y sospechosos radica la importancia de determinar el origen de los fondos incautados y los bienes investigados al entrerriano, así como el tipo de relaciones entabladas por el oficialismo en el Congreso para paliar su condición ultraminoritaria e imponer reformas radicales. Más ecos del pasado.
En ese plano hace más ruido hoy que nunca que el gurú Santiago Caputo hubiera propuesto (sin éxito) al legislador entrerriano detenido en Paraguay para presidir una de las comisiones parlamentarias más sensibles, donde la opacidad le gana a la transparencia y más fondos fuera de control transitan, como es la bicameral de inteligencia.
La pregunta que se hacen todos los que pretenden no pecar de ingenuos ni tampoco prejuzgar es si el superasesor presidencial estaba muy mal o muy bien informado sobre su candidato para ese cargo tan sensible, que, al final, terminó, con la venia del kirchnerismo en manos del titular de la UCR, Martín Lousteau.
Son demasiadas las rarezas y los interrogantes por despejar. Entre los que cabe incluir la escasa colaboración que habrían estado mostrando hasta ahora algunos organismos nacionales a quienes venían investigando a Kueider antes de que los sabuesos paraguayos recuperaran súbitamente el olfato y descubrieran su valioso equipaje.
Para el envalentonado oficialismo libertario, en cambio, se estaría ante una especie de big-bang que podría terminar con el viejo universo político y alumbrar definitivamente un tiempo nuevo, con la política tradicional definitivamente implosionada.
Por eso, el elenco presidencial se apresuró por anunciar un vago proyecto, maximalista y de improbable viabilidad, para dejar fuera del Congreso a legisladores investigados por la Justicia, lo cual sería un giro copernicano de su posición en menos de una semana. De no apoyar el proyecto de “ficha limpia” que proponía impedir la candidatura de todo postulante con una doble condena el Gobierno pasó, en cuestión de horas, a proponer que queden fuera del parlamento quienes apenas estén procesados. Toda una muestra de plasticidad para quienes lo acusan de ser demasiado dogmático.
Al mismo tiempo, el oficialismo rescató del archivo la boleta electoral que llevó al adinerado mochilero al Senado, encabezada por la fórmula presidencial Alberto Fernández-Cristina Kirchner. Una acción que tuvo la previsible reacción del kirchnerismo, al recordarle a Milei el presente colaboracionista de Kueider, después de aquella postulación con la lista del perokichnerismo. Un nuevo paso de la danza entre Milei y Cristina Kirchner, en la que los dos parecen sentirse más que a gusto en el centro de la pista. Pero cualquier error de cálculo puede ser letal para alguna de las especies en conflicto.
En esos dos escenarios se juega buena parte del futuro de la política nacional antes de llegar al momento culmine de la definición electoral, dentro de 10 meses, en la que la ciudadanía terminará por construir el escenario de la segunda mitad del mandato de Milei y abrirá la carrera para las presidenciales de 2027.
LA BATALLA KIRCHNERISTA
Pero volvamos al primer tablero, donde hoy se empezará desvelar una parte central del juego, ese en el que el kirchnerismo disputa su supervivencia y recuperación o el comienzo de un ocaso irremediable.
Ese último escenario no significaría necesariamente su final político, pero sí el de su papel hegemónico dentro del peronismo, que es hoy la principal fuerza opositora. Nada más ni nada menos. Lo interesante es que (como suele ocurrir en las estructuras, familiares, clánicas o tribales dominantes) el desenlace se debe dirimir entre astillas del mismo palo. Una batalla fratricida, en la que Sergio Massa juega a hacer de amortiguador, sin asomar demasiado su cabeza, a la espera de tiempos mejores.
“Yo voy a desdoblar, digan lo que digan Cristina y Maximo”, afirma un jefe territorial del peronismo bonaerense haberle escuchado decir a Kicillof hace menos de 72 horas.
Se refería a la decisión más resistida pero el cristicamporismo, que implica desenganchar las elecciones provinciales de las nacionales, lo cual debilitaría el otrora dedo superpoderoso de la expresidenta en el orden distrital, ya que no podría imponer su capacidad de arrastre (y sumisión) como vienen haciendo los creadores del kirchnerismo desde hace casi dos décadas.
Al mismo tiempo, si Cristina Kirchner fuera candidata a diputada nacional o si, en su defecto, quisiera imponer al tope de la lista a algún delfín o delfina suya tendría que gestionar desde una posición menos determinante la colaboración de los jefes distritales del peronismo bonaerense.
Son justamente esos los dirigentes que hoy no quieren saber más nada con el maltrato camporista y que al momento de la elección nacional ya tendrían resuelto su situación local. Por ahora sigue operando sobre muchos de las y los peronistas golpeadas y golpeados el peso disciplinatorio de la popularidad que la expresidenta conserva en sus distritos.
El aire en el peronismo bonaerense se corta, por estas horas, con motosierra. El encuentro cumbre en Moreno corta la respiración hasta de los más curtidos.
El malestar (por ser benévolo con los adjetivos) que existe con Máximo Kirchner-La Cámpora y, por efecto transitivo, con la expresidenta en su condición de soporte de su hijo y su agrupación, es mayoritario fuera del cristicamporismo.
Hasta los que pretenden ser vistos como neutrales (como algunos intendentes del conurbano y algunos dirigentes masistas), y pueden transitar por todos los campamentos admiten su hartazgo con los principales dirigentes de La Cámpóra, a los que acusan tanto de prepotentes como de malos administradores.
“Hoy todas las opciones están abiertas”, responde una de las personas más cercanas a Kicillof cuando se le pregunta qué porcentaje tiene hoy de que se avance con el desdoblamiento, a pesar de las resitencia cristicamporista, y tras mencionársele que el viernes pasado el gobernador le habría confiado a un dirigente del conurbano que está decidido a desdoblar. A pesar del hermetismo habitual, la ausencia de respuestas taxativas fortalece la interpretación y las esperanzas de los que impulsan la renovación.
Consultado otro importante dirigente con buenos vínculos con los dos bandos qué chances ve que Kicillof se plante ante una ofensiva de Cristina y Máximo Kirchner responde: “Los intendentes se lo piden. Les conviene. Va a depender de cuánto tiren de la cuerda y que nivel de acuerdo quiere Cristina. Tampoco a ella le sirve, siendo presidenta del PJ nacional, que en su provincia se rompa. Lo que no tiene vuelta atrás es que Axel va a definir la estrategia electoral en la provincia, que dé cuenta de que hay que iniciar una nueva etapa”.
La referencia a los intendentes no es casual. Si bien los más notorios y dispuestos públicamente a dar batalla al cristicamporismo son el jefe comunal de Avellaneda, Jorge Ferraresi; el de Ensenada, Mario Secco, y el de Esteban Echeverría, Fernando Gray, la lista se amplía con otros barones e importantes dirigentes del conurbano y del interior que quieren empezar a transitar el poskirchnerismo y temen que un acuerdo del cristinismo con el oficialismo los deje sin PASO para disputar proyectos y candidaturas.
Entre ellos se anotan con tinta menos visible algunos como el poderoso mandamás de La Matanza, Fernando Espinoza. Todos no solo arrastran las cicatrices del látigo del pasado y el presente sino, en un futuro inmediato, la amenaza camporista en sus territorios. Hartazgo, rencor e instinto de supervivencia son sus motores. A ellos les aporta experiencias personales y motivación el ministro kicillofista y exsecretario general de La Cámpora Andrés “Cuervo” Larroque.
No necesariamente las definiciones se producirían en la reunión de hoy, pero sí quedarían sentadas las posiciones que terminarían más temprano que tarde reordenando el tablero peronista, tal vez, un escenario mayor.
El segundo año del gobierno mileísta podría dar pie al comienzo de un cambio de juego y a un nuevo ciclo en la política nacional.
10/12/2024 a las 8:06 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Un año de estabilidad económica con los políticos en el exilio
Sergio Crivelli
Fuente: La Prensa
(*) Notiar.com.ar
9/12/024
En julio, cuando llevaba siete meses en el Ministerio de Economía, Luis Caputo anunció que los dólares libres iban a “colapsar” y que se produciría una convergencia de hecho con el dólar oficial, lo que permitiría junto con otras condiciones macroeconómicas eliminar el cepo (ver “Inquietud por la revaluación”).
En ese momento el blue estaba en 1.500 pesos, los periodistas “K” festejaban lo que preveían como una corrida cambiaria inminente y los economistas se burlaban en privado. El viernes la cotización del blue quedó a sólo el 1,5% de la del dólar Banco Nación. En cuatro meses bajó un tercio de su valor y la convergencia quedó al alcance de la mano.
Ese, sin embargo, no es el hecho más insólito de la performance económica del gobierno. El dólar libre en 1.050 pesos está en casi la misma cotización de diciembre de 2023 cuando Javier Milei recibió una crisis que parecía a punto de desembocar en otra hiperinflación. Durante el último año del gobierno de Alberto Fernández-Cristina Kirchner el dólar había aumentado el 211% y el Central estaba con reservas “negativas”, es decir, fundido.
En un año el gobierno compró 20 mil millones de dólares, bajó la inflación al 2,7%, hizo una poda de gasto público sin antecedentes que lo llevó a tener superávits gemelos desde el primer mes, pagó la deuda, no confiscó depósitos, cortó la emisión monetaria y comenzó a ver los primeros signos de reactivación en un plazo menor al esperado.
Todo esto no se cansan de repetirlo el presidente y sus voceros. Lo que no dicen es que el efecto político fue más sorprendente que el económico, empezando por el hecho de que, a pesar de haberle recortado fondos a todos los sectores, Milei tiene más aceptación en su primer año en la Casa Rosada que Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández.
Llegó al poder agitando una motosierra y no se equivocó sobre cuál era la demanda del electorado. A lo que hay que agregar que el orden fiscal provocó de manera inmediata un reordenamiento de las demás variables. El “fenómeno Milei” tiene varias facetas. En primer lugar, el presidente pudo ocupar el centro del escenario y definir la agenda. La oposición que esperaba echarlo en tres meses con paros, violencia en las calles y rechazos en el Congreso se fue apagando. Las marchas no sirvieron de nada, la CGT se rompió y los piqueteros fueron barridos por Patricia Bullrich.
Con la burocracia partidaria pasó algo similar. Primero absorbió a los representantes del PRO en el Congreso. Eso provocó la ruptura con Mauricio Macri que quedó expuesta con la pelea por el proyecto de ficha limpia. Pero el ex presidente lleva las de perder en esa pulseada.
Algo parecido pasó con el radicalismo. El bloque de Diputados se rompió y en el del Senado la libertad de acción es un hecho.
En el caso del peronismo consiguió el apoyo de los gobernadores, lo que le permitió aprobar la ley de bases y la de reforma fiscal y frenar las embestidas del kirchnerismo asociado con Lousteau, Carrió y la izquierda. El balance del año parlamentario fue más positivo de lo esperado por el gobierno, porque el establishment político quedó fuera de juego.
La única fuerza que le hizo enfrente fue el kirchnerismo que más que como un partido se mueve como una secta con una líder inapelable que toma decisiones por sí y ante sí y con un único objetivo: aliviar su cada vez más comprometida situación judicial. El problema es que se trata de una profeta en decadencia, que no puede presentarse a elecciones por lo único que importa: la Presidencia de la Nación.
Milei, jefe de un grupo que también tiene rasgos de secta, parece haber comprendido la situación y está convencido que ni el mejor economista (Caputo), ni la mejor operadora capaz de armar un partido nacional en seis meses (para él Karina Milei) podrán vencer al kirchnerismo, si no lo derrotan al mismo tiempo en la batalla cultural.
¿Qué entiende por batalla cultural? Varias cosas simultáneamente: la discusión ideológica contra el “wokismo”; el enfrentamiento con la “casta” que se niega a cualquier cambio y vive de los que pagan impuestos, la lucha contra el “centrismo” que siempre termina transigiendo con la socialdemocracia y con sus principios contrarios a la libertad individual.
Como había ocurrido con los economistas, los políticos y los medios también profetizaron su fracaso a corto plazo, pero los hechos demuestran que hoy la banca está en sus manos y el resto juega de punto. ¿Pudo lograr esto sin política?
Milei se declara un “escéptico” del diálogo y del consenso y entiende la política como un juego de suma cero: el poder que no tengo, lo tiene mi enemigo. Eso lo lleva a un decisionismo férreo que es la causa y a la vez la condición de posibilidad de su éxito económico. Hasta ahora esa opinión no ha sido desmentida por los hechos.
10/12/2024 a las 8:10 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Los secretos del senador Edgardo Kueider: la madre de la secretaria, los empleados en la biblioteca del Senado y los departamentos de lujo
Hernán Cappiello
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
9/12/024
La detención del senador peronista Edgardo Kueider en Ciudad del Este dejó a la luz una trama oculta que conecta designaciones de empleados en el Senado nacional, sugestivos socios millonarios del dirigente político y vínculos con empresas investigadas por lavado de dinero.
Las evidencias surgen de las investigaciones que realizaron en la Argentina la justicia federal de San Isidro, el fiscal Fernando Domínguez, y su colega especializado en lavado de dinero de la Procelac, Diego Velasco.
Kueider había designado en su despacho el 26 de febrero pasado, con la máxima categoría, a su secretaria Iara Magdalena Guinsel Costa, de 34 años. La joven tenía como antecedentes laborales haber trabajado en el área administrativa de una cooperativa telefónica y de servicios de internet de Concordia, la ciudad del senador.
La empleada cobraba por su trabajo unos 2 millones de pesos, a valores de febrero pasado. Pero sorprendentemente dejó su empleo en agosto pasado. Desde entonces, según declaró en la justicia paraguaya, es apoderada de una empresa de Asunción, Golden Sur, dedicada a la compra y venta de electrónica, cosméticos y perfumes. La joven tiene residencia en Asunción, a pesar de que se domicilia en el barrio porteño de Recoleta.
Iara Guinsel Costa dejó su cargo, en agosto cuando se supo que su nombre aparecía ligado a una investigación por enriquecimiento ilícito contra el senador, pues las expensas de tres lujosos departamentos de Paraná, con dos cocheras, aparecían a su nombre. Esos departamentos, en realidad, serían de la empresa Betail SA, sobre la cual ahora recaen todas las sospechas en torno a sus verdaderos dueños.
Según fuentes judiciales, el 50 % de la empresa sería del senador Kueider y el otro 50 % de su amigo Rodolfo Daniel González. Kueider aparece como director suplente en las actas.
La empresa Betail SA interesó al fiscal federa Fernando Domínguez de San Isidro, quien investiga a Kueider por supuesto enriquecimiento ilícito y sobornos. Esto es así porque los departamentos de la torre de lujo en Paraná, que aparecen a nombre de Betail SA, aparecen junto a las propiedades de los hermanos Claudio y Marcelo Tórtul, que están procesados por el pago de sobornos a funcionarios de Entre Ríos. La trama toma forma.
En esa época, Kueider era secretario general de la gobernación de Gustavo Bordet y director de la empresa de energía provincial ENERSA. La empresa de seguridad Securitas denunció que su filial de Paraná, de los hermanos Tortul, pagaba sobornos para tener los contratos de ENERSA. Se investigan si los departamentos están relacionados con esas coimas.
La renuncia de Iara Guinsel Costa al Congreso, provocada por la publicación de las expensas de los departamentos a su nombre en la revista Análisis, de Paraná, no alejó a su familia del dinero del Senado. En agosto, Kueider designó en su despacho a la madre de Iara, Celina Erica Costa, de 54 años, también con la categoría más alta. Recibe un sueldo un poco superior al que cobraba su hija, unos 2.100.000 pesos.
Iara Magdalena Guinsel Costa posee una cédula azul que la autoriza a manejar la Chevrolet Blazer negra, patente AE797OJ, que manejaba el senador cuando fue detenido al cruzar frontera de Paraguay. Ese vehículo fue comprado por el socio del senador, Rodolfo Daniel González, en 2021, que autorizaba a Kueider y a su secretaria a manejarlo.
El senador usó este auto para cruzar seis veces a Paraguay desde febrero pasado. Cuatro veces lo hizo vía Brasil, por el paso de Puerto Iguazú a Foz do Iguazú y, desde allí, a Cudad del Este y dos veces directamente por San Ignacio a Paraguay. Los viajes fueron el 3 de marzo, el 16 y 21 de junio, el 13 de octubre y ahora en diciembre.
Lazos de Kueider con su amigo González llevan de regreso a los mismos puntos de recaudación. González aparece como empleado de la Biblioteca del Congreso, que está en comisión en el despacho de su amigo, el senador Kueider.
González aparece también como socio de Betial SA, cuya actividad declarada es el comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores y motocicletas, y la venta al por mayor en comisión o consignación de ganado bovino en pie (incluye consignatarios de hacienda y ferieros).
González, empleado de la Biblioteca del Congreso, aparece además como socio de ICELER, una firma dedicada a la prestación y explotación de servicios de comunicación audiovisual, como televisión abierta, por suscripción (por vínculo físico, radioeléctrico o satelital; de recepción fija o móvil) y radiodifusión sonora (AM o FM). Asimismo, tiene como objeto la explotación de señal y/o productora de contenidos y la realización de actividades de telecomunicaciones. Está inscripta en los registros del ENACOM, el ente que regula las comunicaciones.
Su socia en esa empresa de medios audiovisuales, y en otra firma denominada Arrocera los Colonos, es Adriana Cecilia Crucitta, de 59 años, también empleada de la Biblioteca del Congreso, con domicilio en General Pintos, sin número, Casa 106 barrio General Paz, en la localidad de Villa Celina, La Matanza.
En su Linkedin se presenta como abogada, asesora legislativa y tiene antecedentes laborales en la vicejefatura de Gabinete del Interior, en 2016. Tiene una empresa dedicada a brindar servicios jurídicos, y es proveedora de insumos médicos y alimentos. Declara como domicilio fiscal una casa en la calle General F. Rivera 3302 de Villa Soldatti.
10/12/2024 a las 8:14 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El sueño libertario, segunda temporada. Ante el desafío de las nuevas demandas sociales
Jorge Liotti
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
8/12/024
La mesa de los martes tuvo esta semana un capítulo ingrato. En el encuentro que reúne cada siete días al presidente Javier Milei con sus principales referentes políticos se analizó cómo había resultado para el Gobierno la discusión por ficha limpia en el Congreso. “El balance no fue positivo. Quedamos en un no lugar. Pareció que estábamos en contra de la iniciativa. Evaluamos que deberíamos haber incorporado un proyecto propio más claro, que explique que se refiere a las causas federales y no a las provinciales, y que incluya un doble conforme que alcance a la Casación”, reconoció un testigo de esa conversación. Los libertarios no están acostumbrados a que un debate sobre corrupción y política los encuentre en una situación incómoda. Son ellos quienes habitualmente asumen el rol de señalar los vicios de la “casta”.
Por eso cuando estalló el escándalo de Edgardo Kueider Milei buscó despegarse rápidamente y lo vínculo con el kirchnerismo para aventar sospechas sobre el posible origen de los 200.000 dólares que intentó cruzar en forma clandestina. En la Casa Rosada asumen que hubo un acuerdo táctico con el senador peronista derivado de la necesidad de buscar aliados, y admiten como un error haberlo promovido para presidir la comisión de los organismos de inteligencia (aunque después no prosperó el plan).
Ahora buscan aprovechar el caso para doblar la apuesta y contraatacar. Primero, al promover la destitución de todos los legisladores con causas abiertas. Por eso en el Gobierno están preparando la lista de diputados y senadores con problemas en la justicia para dar la batalla mediática. El planteo sería, si Kueider es culpable de un delito, no es el único. No parece confortable para el relato oficial quedar ubicado en ese lugar. “Si es necesario pedimos una sesión especial y destituimos a todos los que tienen causas. No queda ni la mitad. Mejor, así cerramos el Congreso y llamamos a elecciones para integrarlo nuevamente, como hizo Bukele”, provocan en el entorno presidencial.
La otra idea es sacarle punta al proyecto que presentarán en los próximos días para limitar los fueros parlamentarios y la inmunidad de arresto. Al principio se pensó en directamente eliminar ese beneficio, pero es inconstitucional. Ahora van por una versión que restrinja los márgenes de aplicación de los fueros, a partir de establecer que ante el pedido de un juez el tema deba ser tratado de inmediato por la cámara correspondiente, y de disponer que los fueros no regirán para el caso de los delitos cometidos antes de que el legislador asuma en su banca.
Es difícil que prosperen estas iniciativas en el Congreso, no sólo porque las instituciones no se autodepuran si pueden evitarlo, sino también porque son mecanismos riesgosos en manos de la política. Pero sí serán útiles desde la mirada libertaria para plantear la cuestión ética como parte de la batalla cultural, en la cual están seguros de salir bien parados frente al kirchnerismo, a pesar de las incomodidades de las últimas semanas.
La narrativa de Milei siempre puso más énfasis en la lucha contra las prebendas de la casta que en las investigaciones judiciales por corrupción. En su discurso la moral no tiene un sentido reparador, sino que se presenta como una herramienta del principio de revelación. No busca purificar la sociedad, sino establecer con nitidez quiénes son los justos y los pecadores. Y eso es clave para él: jamás puede perder el atributo de ser quien determina dónde está la línea divisoria entre el bien y el mal. Es el beneficio de la arbitrariedad que podrá mantener mientras conserve legitimidad social. El impacto electoral de los escándalos es por ahora muy marginal; lo importante es el caudal simbólico.
Es parte de los activos inmateriales que el Presidente edificó en su primer año de gobierno. Así como en el nivel de lo perceptible logró reducir el déficit fiscal, bajar la inflación y controlar los piquetes, en el plano de los intangibles logró imponer lógicas muy disruptivas para las dinámicas clásicas, favorecido por la profundidad de la crisis. Consiguió que la política se empiece a decodificar bajo sus términos. Consolidó un dominio sobre el sistema basado en el apoyo popular que le permitió doblegar a los gobernadores, neutralizar al sindicalismo, deshidratar a los movimientos sociales, manejar la agenda del Congreso y arrinconar al empresariado.
Pero la novedad es que no lo hizo con una estrategia de acuerdos, como hubiese sugerido su debilidad política de origen, sino desde la confrontación, la agresión y el insulto. Su objetivo nunca fue ampliar su base política de sustentación, como se aconseja en los manuales, sino reforzar todo el tiempo una identidad propia y diferenciada. El asesor Santiago Caputo suele utilizar una expresión que describe este principio: habla de ganar o perder “definición”. Por ejemplo, con el conflicto de Aerolíneas Argentinas “ganaron definición”; con la “ficha limpia” “perdieron definición”.
Es una de las imputaciones principales que los libertarios le hacen al gobierno de Mauricio Macri: “Quiso ser el presidente del 60% y gobernar para el otro 40%. Fue un presidente culpógeno. Por eso arregló con los movimientos sociales y buscó acordar con la oposición. Nosotros preferimos consolidar un 40% nítido y olvidarnos del resto”. Es una grieta más brutal la que propone LLA. La de Macri era una división republicana, entre los que querían un “país normal” y los que los obstaculizaban. Para Milei el que no está de su lado ni siquiera merece considerarse argentino. Claro, el ánimo social de 2015 no es el de hoy, y por eso también cambió el mandato del votante. Para Macri el precepto era mejorar las formas; para Milei romper el sistema.
DE LA MACRO A LA MICRO
El Gobierno cierra su primer año con una respuesta para la principal demanda social, que es controlar la inflación. Por eso la mayoría de las encuestas le dan un balance favorable en términos de imagen a pesar del duro ajuste. Pero esto le exige ahora renovar su discurso y su agenda para avanzar hacia una segunda etapa en 2025, un objetivo que le puede resultar más complejo porque deberá adentrarse en reclamos relacionados con la microeconomía de las personas. Hay un dato muy interesante del último trabajo de la consultora Isonomía: si bien la mayoría de los indicadores medidos favorecen al Gobierno, hay uno que no tuvo variación a lo largo del año y es el de los que dicen que les alcanza el dinero para llegar a fin de mes. Ese dato no mejoró. Hay un 45% que dice que la plata le alcanza (10% logra ahorrar, el otro 35% está justo), y un 50% que no llega (un 23% dijo que está consumiendo ahorros y un 27% que recibe una ayuda del Estado o de familiares).
Pero lo más curioso es que no hay una correlación absoluta entre quienes tienen dificultades económicas y los que rechazan al Gobierno, ya que entre quienes dicen que no llegan a fin de mes, el 40% tiene una imagen positiva de Milei. Como dicen los directores de la consultora, Pablo Knopoff, Rodrigo Martínez y Juan Germano, “la gente le está dando al Gobierno un tiempo que no tiene para sí mismo”.
Esa tolerancia social es un activo crucial que el Gobierno no debería sobreestimar, porque la demanda original empieza a mutar hacia conceptos más personales y no tan generales. Así como a principio de año la preocupación total era por los precios, ahora emerge un reclamo por un mayor poder adquisitivo, por preservar el puesto de trabajo, por reducir la inseguridad. Es un reclamo del metro cuadrado. Pero el Gobierno prevé una agenda para su segundo año con más reformas estructurales, sobre todo en materia impositiva, previsional y laboral. En el trabajo de Isonomía más de la mitad de los consultados respondió positivamente ante la consulta de si el Gobierno estaba resolviendo los problemas del país; pero ese índice baja a 28% cuando la pregunta gira hacia los problemas personales. Es decir, existe una percepción de que Milei está recomponiendo la macro, pero no está tan claro que también pueda mejorar la micro. Ahí parece haber un significante todavía vacío.
De otro modo no se entiende cómo en la misma semana en la que el PAMI restringió el acceso a medicamentos gratis para los jubilados el ministro Luis Caputo haya salido a decir que la pobreza en ese segmento es de sólo el 11%. El Gobierno que puede mostrar determinación para sostener el veto presidencial a la recomposición de los haberes basado en la premisa del déficit 0 (la macro) puede al mismo tiempo exhibir lejanía cuando debe abordar las dificultades de cada jubilado (la micro). Es cierto que el peronismo fracasó duramente con sus promesas micro (la heladera llena de Alberto Fernández) por descuidar la macro, pero la fórmula inversa tampoco es una garantía eterna.
Si bien nunca lo dirá públicamente, el Gobierno parece resignar el segmento de los adultos mayores, en un momento en el que la Argentina empezará a agotar el denominado “bono demográfico”, por el paso de una mayor cantidad de población joven a una mayoría adulta. “La proporción entre aportantes al sistema y los beneficiarios va bajando consistentemente. Nuestro esquema actual está diseñado para una estructura etaria más joven, propia de las décadas del 50, 60 o 70″, advierte el especialista Rafael Rofman.
Por contrapartida, la gestión libertaria parece priorizar a los más jóvenes, que son su principal bastión. Milei simboliza para la mayoría de ellos mucho más que un personaje excéntrico y cautivante. Representa también dos ideas muy potentes en las nuevas generaciones. Una es la libertad como un valor superior, la supremacía del proyecto individual por sobre lo colectivo. Así como en los 60 la juventud soñaba con transformar el mundo, hoy la moviliza más poder responder a sus intereses y gustos personales. Milei, heredero de las restricciones sociales de la pandemia, tiene un discurso persuasivo para ellos.
La otra idea es la horizontalidad en las dinámicas sociales por sobre el verticalismo clásico de las instituciones y organizaciones propias del siglo XX. Los sub 30 no sienten el peso de la historia (al punto de que ahora es muy común bailar en los boliches al ritmo del Himno Nacional), no cargan con los traumas de la recuperación democrática, no se sienten representados por la Justicia, el Congreso, los medios de comunicación. Milei los convoca a cuestionarlos sin complejos y a establecer una interacción abierta en el mundo digital. Les propone una utopía sin jerarquías ni rangos. De “la imaginación al poder” a “las redes al poder”. Puede dar fe de ello Florencia Misrahi, quien ayer fue despedida del ARCA con el argumento de que había querido imponer un impuesto a influencers y a youtubers, aunque en realidad su salida es una consecuencia de la imposibilidad de adaptarse al nuevo esquema del organismo, prácticamente intervenido a través de Andrés Vázquez y Andrés Velis.
Pero ese clima de época que los libertarios representan con convicción, convive con una realidad mucho menos entusiasta, porque justamente en el segmento de los jóvenes residen los peores indicadores sociales de la Argentina, con un 60,7% de pobreza, según el Indec. En su más reciente informe del monitor de barrios populares del CIAS-Fundar, que dirige el jesuita Rodrigo Zarazaga, se hace una descripción cruda de la realidad de los jóvenes de entre 16 y 24 años de la zona AMBA. Los investigadores Victoria Anauati y Gonzalo Elizondo, consideraron “alarmante” el dato de que el 36% de quienes abandonaron su hogar lo hicieron cuando tenían 16 años o menos; que el 42% lo hizo por razones traumáticas (la mayoría por violencia intrafamiliar) y que el 53% también abandonó la escuela.
Del total relevado, el 59% no completó el nivel secundario, pero al mismo tiempo el 59% de sus madres y el 74% de sus padres tampoco lo hicieron. Esto tiene correlación con la necesidad de salir a trabajar, ya que el 79% de los encuestados lo hizo por primera vez antes de los 18 años, y aun así, el 80% de los hogares de los barrios populares complementan sus ingresos con algún programa social. “A menudo se cuestiona cuánto tardará esta situación en devenir en un estallido social. A nuestro juicio, diariamente hay familias que ‘estallan’. Las trayectorias y expectativas de los jóvenes de barrios populares están marcadas profundamente por esta realidad”, concluyen los investigadores.
En el inicio de diciembre, el mes temido por todos los gobiernos, este cuadro sugiere una sociedad más cerca de la anomia que del saqueo; del paco y el robo a punta de pistola que de la protesta en las calles; habla más de una población decidida a la autodeterminación que de reclamar ante la institucionalidad del Estado. Esa realidad sigue agazapada en el conurbano infinito.
10/12/2024 a las 12:52 PM
¿Y cuál es el asombro del «pacto entre Javier y Cristina»?. Hace un año (10 de diciembre de 2023) durante la asunción de Milei como Presidente, cualquier televidente pudo entender que por lo bajo le dijo a Cristina Fernández viuda de Kirchner («diablito» vestida de rojo): «No te preocupes».
¡A buen entendedor pocas palabras!
11/12/2024 a las 6:37 AM
¿QUE LE PASA AL DOCTOR KRUSE? A UN ARTÍCULO CON SU FIRMA LE SUCEDEN 4 COMENTARIOS DE SU AUTORÍA Y UN SOPAPO DE UN COMENTARISTA.
FALTA QUE LO VISITE EL COCINERO QUE DEBE ESTAR MUY OCUPADO ATENDIENDO AL PAVOTE GERMÁN.