Por Otto Schmucler.-

El kirchnerismo puro, rancio y oscuro pretende condicionar un capricho suyo (o de Lorenzetti-Santiaguito Caputo), como lo es la designación del juez Ariel Lijo en la Corte Suprema de Justicia.

A cambio de dar el voto en el Senado pretende para sí lo otra vacante (que ¿podría ser la jueza K Sacnun?), y también al procurador, además de ampliar la Corte.

Es la peor trampa que puede tenderle ese kirchnerismo al que usted nos dice que quiere borrarlo del mapa de los argentinos, proponiéndole a Macri unirse “para arrasar al kirchnerismo” (sic) en las próximas elecciones legislativas.

¿Una jueza K? Recordemos a la jueza «Ana María Figueroa», que hasta el último día de su vida activa condicionaba y entorpecía todas las resoluciones de Casación con el sólo propósito de favorecer a su jefa natural, Cristina Fernández de Kirchner.

El lastre que representa el kirchnerismo, en cualquiera de sus formas, es directamente proporcional a la decadencia que hoy usted trata de revertir con sus políticas económicas.

No defraude a ese electorado que lo votó masivamente (que tampoco quiere a Lijo) haciendo un acuerdo con los senadores de UP. Ellos sólo buscan garantizar la impunidad de quien le ha hecho mucho mal al país (CFK).

Si usted acepta el acuerdo que le propone el kirchnerismo, va a malograr todo lo bueno realizado en este primer año de gobierno.

Usted puede (y debe) dejar atrás su compromiso con Lijo. El compromiso es con “la Patria”, Señor Presidente.

Argentina necesita una “Justicia Justa” (salvando la redundancia), porque la adjetivación “Justa” le asigna un grado supremo al “sustantivo Justicia”, algo que nuestro país necesita recuperar con urgencia.

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