Por Hernán Andrés Kruse.-
“Sobre la base de la solvencia fiscal, la sustentabilidad externa, la flexibilidad cambiaría, una política monetaria prudente, predecible y transparente y una política financiera sólida y anticíclica, podemos dar este paso que contribuirá a su vez a reafirmar un ambiente económico previsible. Podemos hacerlo por la continuidad del notable esfuerzo en materia fiscal, que permite dar consistencia a sucesivos superávit, como por el dinamismo exportador creciente, que permite contar con superávit comercial y dar cuenta corriente de la balanza de pagos, que contribuya a la generación de un ambiente macroeconómico estable. Podemos hacerlo porque hemos acumulado reservas que llegan casi o ya están llegando a los 27.000 millones de dólares y que hemos multiplicado más de tres veces, desde el mínimo de 8.250 millones, registrados a comienzo de 2003 y que respaldan un cambio flexible y una política monetaria prudente, que no abandonaremos. Concretamos, con esta medida, nuestra estrategia de reducción de deuda, a un nivel compatible con nuestras posibilidades de crecimiento y pago, ganando, además, grados de libertad para la decisión nacional. La deuda que cancelamos con el Fondo Monetario Internacional, similar a la suma que ese organismo prestó para sostener un régimen de convertibilidad, condenado al fracaso, ha resultado lejos la más condicionante, aún cuando a diferencias de otros países que experimentaron situaciones críticas no recibimos ayuda del Fondo para superar la difícil situación que enfrentamos. Esta deuda ha sido constante vehículo de intromisiones, porque está sujeta a revisiones periódicas y ha sido fuente de exigencias y más exigencias, que resultan contradictorias entre sí y opuestas al objetivo del crecimiento sustentable. Además, desnaturalizado como está en sus fines el Fondo Monetario Internacional ha actuado, respecto de nuestro país, como promotor y vehículo de políticas que provocaron pobreza y dolor en el pueblo argentino, de la mano de gobiernos que eran proclamados alumnos ejemplares del ajuste permanente. Nuestro pueblo lo corrobora.
En los últimos 30 años hemos visto avanzar la continua dependencia de programas que Argentina acordó con el Fondo Monetario Internacional. Formamos parte de la triste realidad de integrar el grupo de países en los que esa institución ha aplicado y monitoreado mucho de sus 150 planes de ajuste. El resultado ha sido exclusión, pobreza, indigencia, la destrucción de aparato productivo. A la sombra de esos programas hemos visto concentración de ingreso en unos pocos y chocados contra la imposibilidad de combinar crecimiento macroeconómico con desarrollo social y pleno empleo. Hoy podemos decir que cada vez que nos endeudábamos, no sólo nos debilitábamos ante el mundo, sino que fuimos perdiendo nuestra capacidad de resolver. Esta lógica siempre defendida por adalides locales de modelos que no tienen en cuenta ni las necesidades ni las realidades de los pueblos, llevó a consolidar una verdadera adicción al endeudamiento, en la que cada vez más nuestros acreedores encarecieron sus intereses, endurecieron su auditoria, su control y sus exigencias. La más reciente experiencia argentina ha dado prueba suficiente de que ese organismo internacional respaldó, primero, verdaderos fracasos políticos y luego no aportó ni una moneda de ayuda para la superación de la crisis ni para la reestructuración de la deuda, que concretamos con la aceptación del mercado. Antes bien, nosotros debimos abonar 6.484 millones de dólares al organismo, sin que nos prestaran suma alguna, mientras desembolsaron 3.000 millones de dólares, a dos meses de la caída del Gobierno del Doctor De la Rúa. Esa misma experiencia puso en evidencia el desacierto de condicionalidades estructurales innecesarias y exigencias exageradas para un país en nuestra situación.
Este pago anticipado entonces, que implica saldar una deuda no podrá ser interpretado como un obstáculo en la relación con el Fondo, y nos dará más fuerza y autoridad para seguir reclamando una profunda reestructuración de ese organismo. Nuestro reclamo de que esa institución cumpla un rol contracíclico, que no es más que exigir el cumplimiento de la finalidad para la que fue creado, evite el sistema de condicionalidades cruzadas, aumente el grado de transparencia de sus operaciones, reduzca el costo de su funcionamiento y mejore su capacidad de préstamo, adquirirá aún mayor fuerza. La República Argentina ha podido concretar exitosamente este año el más gigantesco canje de deuda en cesación de pagos de la historia mundial, y lo ha hecho en el marco de la concreción de la quita más grande de su historia, que supera los 67 mil millones de dólares. Por su complejidad, en cuanto a número de títulos, monedas y jurisdicciones involucradas, por su monto, por las particularidades de la situación mundial que determinaron la ausencia de ayuda crediticia, por haberse realizado en el marco de una reducción neta de la deuda con los organismos multilaterales de crédito internacional, el proceso ha resultado único y excepcional. Por primera vez en la historia argentina un proceso de reestructuración de deuda ha culminado con una drástica disminución del endeudamiento del país. El paso que damos hoy es de idéntica magnitud; hace dos años y medio, al tiempo de asumir, ambos logros parecían imposibles de alcanzar ni en el más temerario de nuestros sueños. Sin embargo, entre todos los argentinos lo hemos logrado. El pueblo argentino, paulatinamente, lo está logrando, nos estamos demostrando lo que somos capaces de hacer juntos: una integración más digna al mundo, y más inteligente, sobre la base de la solidez que está adquiriendo nuestro país, dejando atrás un modelo de irresponsable endeudamiento que nos aislaba. Con equilibrio macroeconómico, en base a solvencia fiscal, seriedad y transparencia en el manejo de las cuentas públicas, fortaleceremos esa integración.
El Ministerio de Economía y Producción y el Banco Central de la República Argentina tendrán a su cargo la ejecución en detalle de las operaciones que concretarán el pago anticipado ante el Fondo Monetario Internacional. Estamos con este pago sepultando buena parte de un ominoso pasado, el del endeudamiento infinito y el ajuste eterno. Como dijimos a comienzo del año ante la Asamblea Legislativa, tomamos sobre nuestras espaldas, con decisión y convicciones, las responsabilidades que el ahora reclama a quienes contamos en este momento histórico con iniciativa política, ratificada, lo que agradecemos profundamente, rotundamente en las urnas, el pasado 23 de octubre. Queremos superar las terribles heridas que produjeron las políticas herradas aplicadas en el pasado, queremos superar entre todos con la frustración que nuestra crisis nos sumiera. Soñamos con dejar a quienes nos sucedan un país mejor, donde el próximo gobierno pueda dedicarse a consolidar, a imaginar, a crear, a crecer con dignidad. Nuestras crisis recurrentes han obstaculizado la permanencia de las políticas correctas, nuestros errores han impedido que se continúe el mismo rumbo. No queremos volver a ese pasado, queremos con memoria, verdad y justicia construir las bases de un sólido futuro. Por eso incansablemente trabajamos con el objetivo de lograr, para el final de nuestro mandato, que la desocupación, que ya en octubre ronda el 10 por ciento, se ubique en un dígito; que la indigencia que ya ha caído a la mitad, también se ubique en un dígito; que la pobreza, que ha bajado significativamente, cuando esté terminando nuestro mandato pueda estar en la mitad de la que tuvimos cuando nos tocó empezar nuestra gestión, en el momento en que asumimos, el 25 de mayo del 2003. Lo estamos logrando después de haber crecido casi un tercio del Producto Bruto Interno, con cifras anuales entre el 8 y el 9 por ciento, lo lograremos, si el año que viene, como confiamos y lo hemos enviado presupuestariamente, podemos volver a crecer al 4 por ciento.
En el centro de la construcción de aquel futuro está recuperación de la dignidad nacional, la revalorización de la autoestima del pueblo argentino y la superación de la crítica vacía, el mal augurio constante y el refugio en el escepticismo. Queremos dejar atrás el tiempo de la profecía autocumplida, que apuesta siempre al fracaso de los demás y anuncia siempre que todo va a salir mal. Se trata de un paso largamente conversado con los señores presidentes del MERCOSUR en general, y especialmente con el presidente Lula Da Silva, a quienes agradecemos, como también tenemos en cuenta el agradecimiento a la ayuda permanente a la ayuda permanente recibida de la República Bolivariana de Venezuela. Queremos dar este paso, se trata de un paso trascendental, que nos permitirá mirar sin imposiciones, con autonomía y tranquilidad, sin urgencias impuestas, sin presiones indebidas la marcha de nuestro futuro. Un paso que con toda responsabilidad nos ayuda a construir un futuro más justo, inclusivo y equitativo, con una mayor flexibilidad en el diseño y la ejecución de la política económica, un paso que liberará recursos para afrontar con mejores herramientas la lucha por el crecimiento, el empleo y la inclusión social. Un paso que es ponerle fin a una época, un paso que debemos dar todos juntos. El saber que administrando con responsabilidad, con seriedad, creyendo en el futuro de esta Patria, con los aciertos y errores que tenemos todos los seres humanos, saber que a partir del 1ª de enero el trabajo argentino ya no va a ir más para pagar la deuda o al Fondo en forma permanente.
Cuando estemos levantando las copas el 31 de diciembre sabremos que el trabajo argentino estará volviendo a los argentinos, y que el gran desafío será encontrar los caminos, no de cruzarnos, no de tratar que el otro fracase, sino de imaginar, de crear, de demostrarle al mundo que somos capaces de tener una Argentina solidaria con el mundo, solidaria internamente, con capacidad, con decisión, y que toda esa potencialidad que tiene la podamos desarrollar. Desde que empezamos nuestra gestión muchas cosas parecían imposibles, desde el punto de vista institucional, económico, desde el punto de vista de la verdad, de la memoria, de la justicia. Claro que falta muchísimo, desde acá hacemos un llamado permanente a que en la diversidad, en la pluralidad, en el consenso, pensemos que la Argentina puede lograr muchas cosas. Pero no con la máquina de impedir y el no se puede, sino tratando de superar y calificando cada propuesta que cada uno de nosotros tenga. La calificación de la propuesta, prepararse y saber que nadie es el dueño de la verdad absoluta, entender que cada uno de nosotros tiene la verdad relativa. Argentinos y argentinas, a quienes nos acompañan acá y a quienes nos miran desde su casa: en esta temporalidad que nos toca ejercer la iniciativa política en la Argentina estamos dejando todo, tratando de hacer las cosas lo mejor posible. Les pido que nos ayuden, porque el éxito no va a ser de un gobierno, va a ser de todos los argentinos. Un país que se desbarrancó por la acusación, la imputación falsa y la descalificación, un país que tiene toda su potencialidad en el campo empresario, sindical, en las entidades libres del pueblo, en las organizaciones sociales, para crear un destino distinto. Creo que entre todos lo podemos hacer, sí, desde la diferencia, con pluralidad y con consenso. Todos nosotros sabemos, los empresarios, los trabajadores, los gobernantes, las organizaciones sociales, que a partir del 1ª de enero ya por lo menos sabemos que empezamos a recuperar el esfuerzo argentino. Muchas gracias”.
(*) Discursos históricos (Wikisource).
13/01/2025 a las 11:21 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei: ¿más lejos o más cerca de Macri?
Joaquín Morales Solá
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
12/1/025
Los últimos días se parecieron a un curioso paseo por la paradoja. El lunes, el cuestionado nuevo director de la Dirección General Impositiva (DGI), Andrés Vázquez, con más pasado en el kirchnerismo que presente en el mileísmo, hizo circular la versión de que el gobierno de Mauricio Macri había protegido en la entonces AFIP a unas 50 personas y empresas intensamente vinculadas a los Kirchner. Fue una ofensa a la historia porque calumniaban directamente a Alberto Abad, quien fue el primer director de la principal agencia recaudadora del Estado argentino (ahora se llama ARCA).
Cualquier interesado en las cuestiones públicas recuerda que Abad denunció en la Justicia a los principales empresarios kirchneristas (Cristóbal López, Fabián de Sousa y Lázaro Báez) por defraudación al fisco o por lavado de dinero. Macri enfureció en su madriguera de verano en el confín del sur argentino. “Abad es un señor”, estalló. Hay que preguntarse si el mileísmo es tan nuevo que hasta ignora lo que pasó hace apenas nueve años. ¿O, acaso, no lo ignora y busca bajarle el precio electoral al macrismo para una eventual alianza? Entre tanta necedad, hasta llegaron a confundir la AFIP con la UIF (Unidad de Información Financiera, que se encarga de investigar el lavado de dinero, no de recaudar impuestos) solo para difamar a quien fue también en tiempos de Macri su vicepresidenta, María Eugenia Talerico. Talerico es una mujer implacable frente a las torpezas institucionales del mileísmo, desde la postulación del juez Ariel Lijo, a quien ella investigó prolijamente, hasta los manejos secretos de Santiago Caputo con “los malos” de la política o la designación de Vázquez en la DGI. Vázquez no solo fue funcional al kirchnerismo; es también un funcionario con 35 años trabajando en el Estado que increíblemente compró propiedades en Estados Unidos por dos millones de dólares y no las declaró ante la Oficina Anticorrupción, como manda la ley. Vázquez parece tener una obsesión con el macrismo, como la tienen todos los que pasaron o pasan por el kirchnerismo. Esa facción política no le perdonará jamás al expresidente de Cambiemos que su gobierno le haya enviado información a la Justicia que terminó con la condena a prisión de Cristina Kirchner por corrupción.
El miércoles, cuando la distancia se tornaba irremediablemente infinita entre La Libertad Avanza y Pro, apareció Javier Milei y propuso una alianza electoral con Macri para “arrasar” con el kirchnerismo. ¿Cambia todo? La respuesta es relativa. Es una posición que Milei había expuesto en la intimidad en días anteriores, aunque en esas mismas explicaciones reservadas agregó que le faltaba convencer a su hermana, Karina, y a su asesor más estelar, Caputo el joven, porque ninguno de los dos veía la conveniencia de un acuerdo electoral con Pro. ¿Cómo? ¿No es el Presidente quien debe tomar las más importantes decisiones políticas? ¿O también cambió el orden de esas precedencias? En ese momento se vio el paisaje más perfecto de la paradoja. ¿Pro fue cómplice del kirchnerismo cuando estuvo en el gobierno, como deslizó la administración de Milei, o puede ser un aliado fundamental ahora para terminar con el kirchnerismo, como declaró el Presidente? Es improbable, si no imposible, que los mismos protagonistas puedan hacer las dos cosas. En lugar de exhibir esas contradicciones, Macri eligió jugar el juego de Milei, pero con algunas variantes. Directamente nombró a una comisión de los suyos para que negocien con el Gobierno una alianza electoral. La respuesta fue el desdén y estuvo a cargo del jefe de Gabinete, Guillermo Francos: que primero los macristas ayuden en el Congreso a aprobar leyes fundamentales (y que contribuyan a que les den acuerdo a los dos propuestos como miembros de la Corte, el discutidísimo Lijo y el intachable Manuel García-Mansilla) y solo después podrán, en algún momento impreciso, en algún lugar incierto, discutir una alianza electoral, apuntó Francos.
¡Están tan lejos del macrismo! Macri quiere discutir primero el “para qué” de una eventual alianza entre su partido y el partido de Milei. Lo dijo en su tuit, adornado con palabras amables. “Los nombres que podrían integrar las listas de candidatos son una cuestión secundaria”, suele señalar el expresidente. ¿Lo son? Eso depende de quién lo diga. Macri trata de huirle a cualquier candidatura legislativa (si es que hay un camino de huida), pero a muchos de sus legisladores se les vence este año el mandato y quisieran la reelección; otros dirigentes de su partido aspiran a ser diputados o senadores nacionales. Además. Macri siempre agrega que las cuestiones “institucionales y la transparencia” deberán ser temas para ese supuesto diálogo con los delegados del jefe del Estado. De todos modos, lo que nadie quiere decir en voz alta es que el gobierno de Milei no acepta ni aceptará una discusión con el macrismo sobre el contenido de una eventual alianza entre ellos. Arrasar al kirchnerismo, y punto. Las alianzas solo para tumbar a una facción política, sin un programa común que las sostenga, han tenido siempre un mal final. ¿Ejemplo? El último gobierno de Cristina Kirchner con Alberto Fernández y Sergio Massa. Los tres se odian, pero juntos derrotaron en su momento al gobierno de Macri, aunque después no pudieron administrar el país ni su crisis. De todos modos, esa fue –y es– la única propuesta de Milei a Macri. Arrasar a la señora de Kirchner y sus seguidores. Su hermana y el Caputo asesor van más allá: quieren esperar hasta mayo, cuando suponen que la economía crecerá satelitalmente y la gente estará más cariñosa con el Presidente. Entonces, infieren, una alianza con Pro no costará casi nada porque el macrismo no tendrá otra salida que acordar con ellos. “Saldrá barata”, se ufanan. Puros pronósticos políticos, aunque el decurso de la política es siempre un misterio dentro de un enigma.
En su lista de supuestos dialogantes con el oficialismo, Macri no inscribió a Diego Santilli, el último candidato a gobernador de Pro de la provincia de Buenos Aires en las elecciones del último año. Dicen que ahora Santilli está más cerca de Milei que de Macri. Santilli no tiene problema con los colectivos: cualquiera lo deja bien. Antes militó con Rodríguez Larreta, que lidera el sector más anti-Milei de Pro, y ahora no se acerca a Macri porque prefiere estar al lado de Milei. Algunos políticos confunden los principios con la acrobacia. La refutación de ese oportunismo la expresa Talerico, que decidió hacer una alianza propia como candidata a diputada nacional en la provincia de Buenos Aires porque no está de acuerdo ni con Macri ni con Milei. Con Macri la diferencian las prioridades. Para el expresidente, lo más urgente es impedir un regreso de cualquier alternativa del kirchnerismo o del populismo (“aunque tampoco a cualquier precio”, acostumbran a acotar los macristas). Para Talerico, la prioridad consiste en defender las instituciones y la transparencia en el manejo de la administración pública porque sin estas condiciones, señala, la economía estará siempre en riesgo. Lo mismo suele subrayar Macri. Talerico podría significar un riesgo electoral en la provincia de Buenos Aires porque sus potenciales votantes, pocos o muchos, pertenecen al amplio universo no kirchnerista, el mismo del mileísmo y del macrismo. Cristina cuenta los votos de uno. “Terminaremos juntos”, auguran los macristas, pero todo depende de qué haga Milei con Lijo, Vázquez, la Justicia y el aparato de servicios de inteligencia y de medios que, según Talerico, está armando Santiago Caputo. Talerico, que integra esa estirpe de mujeres que no transigen fácilmente, fue siempre una política más cercana a Ricardo López Murphy que a Macri.
El Gobierno está dividido entre proacuerdistas y rupturistas respecto de Pro, pero también Pro está partido entre colaboracionistas y aislacionistas. Mauricio Macri tiene entre los reacios a un acuerdo con Milei a su propio primo, Jorge, porque este está cansado del maltrato que Karina Milei le prodiga en la Capital con sus legisladores. Jorge Macri cree desde hace rato que Pro debería preservar el distrito donde nació, la Capital, con la candidatura a senador nacional en octubre próximo del propio Mauricio Macri. “Nadie le puede ganar a Mauricio en la Capital”, dice Jorge Macri. Es un pensamiento viejo, pero solo lo hizo público en los últimos días. El jefe del gobierno capitalino no es el único de Pro que promueve la soledad electoral antes que la confusión con el mileísmo, al que le reconocen sus éxitos económicos, pero le reprochan también su desprecio institucional y la indiferencia que les dedica a Pro y a sus dirigentes. “El interior del país está lleno de dirigentes que prefieren que vayamos solos”, dicen muy cerca de Macri. O que proponen firmar un acuerdo con el radicalismo, como lo acaba de sugerir Rodrigo de Loredo.
¿Para qué aliarnos con los que no reconocen todos los apoyos que les dimos en 2024?, preguntan los aislacionistas de Pro. Repasan: gracias a ellos (y, a veces, al radicalismo sensato, debe agregarse) se aprobó la Ley Bases de Milei, se impidió la derogación parlamentaria del megadecreto de necesidad y urgencia para desregular la economía, y el Presidente conservó el derecho de veto para los proyectos del Congreso sobre las jubilaciones y el presupuesto universitario. Macri nunca olvida el día en que debió convencer a la infatigable y carismática diputada de su partido Silvia Lospennato de que debía permitir el veto presidencial a un nuevo presupuesto universitario que presentó el radicalismo en el Congreso. “Soy hija de la universidad pública y el Presidente está vetando un presupuesto para esa universidad”, le explicó la diputada al expresidente, extremadamente emocionada. No obstante, Lospennato terminó votando para que el Congreso no desconociera el veto de Milei porque habría sido un pésimo mensaje a los mercados.
Al final de ese largo paseo por la singularidad, nadie sabe –ni siquiera Macri– si valen más las denuncias del Gobierno contra la administración de Cambiemos o las palabras de afecto de Milei hacia Macri. O si es definitiva la propuesta presidencial de alianza entre ellos, módica en sus propósitos, inmensa en su parvedad.
13/01/2025 a las 11:25 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Un convite de Milei entre topos y carpetazos
Eduardo van der Kooy
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
12/1/025
Pese a la “batalla cultural” que Javier Milei y las patrullas digitales se jactan de estar ganando, se estarían advirtiendo en los comportamientos argentinos -sociales y de la clase dirigente- síntomas de otras épocas de toxicidad política e institucional. La estabilidad macroeconómica, en un colectivo habituado a padecer la cotidianeidad de la montaña rusa, pareciera impermeabilizar el resto de un paisaje donde abundan sombras. El mandato de ruptura con el pasado surgido del balotaje facilita los márgenes de acción del Gobierno. La mirada popular crítica habría virado hacia la contemplación y la esperanza.
Tampoco se trata de una novedad. En otras coyunturas de trauma profundo, incluso antes de la reconquista democrática, pudo advertirse un repliegue social interpretado como crédito para los gobernantes de turno. Entre muchos ejemplos se podrían recordar dos. El juez federal Julián Ercolini, que juzgó a Cristina Fernández en la Ruta del dinero K, fue quien dictó el primer sobreseimiento en 2005 por la investigación sobre el patrimonio de los Kirchner acumulado en Santa Cruz entre 1994-2003. Silencio general. En diciembre del 2009 el juez Norberto Oyarbide también sobreseyó al matrimonio respecto del crecimiento patrimonial en 2008. De nuevo silencio. Eran épocas de fuerte crecimiento de la economía con baja inflación. Cuando esa fotografía se fue decolorando afloró la corrupción que ahora se ventila y que espoleó la indignación popular.
Desde hace meses se recogen indicios de una anomalía grave que solo ha tenido reflejo periodístico, escaso eco en la clase dirigente y sin constataciones, al menos todavía, de preocupación social. Sería la conexión entre la ex AFIP bautizada como ARCA (Agencia de Recaudación y Control Aduanero) y la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) que formalmente dirige Sergio Neiffert. En aquel nuevo organismo, a cargo de la Dirección General Impositiva (DGI), sobresale Andrés Edgardo Vázquez. Un burócrata que dedicó la mayor parte de su carrera a la Dirección de Inteligencia Fiscal. Hablamos de un nexo entre el organismo que maneja datos reservados de millones de tributaristas y los encargados de tareas de espionaje. No pareciera una señal de confianza para los inversores que convoca Milei.
Vázquez no es un fruto que cayó de repente del árbol. Lleva tres largas décadas en la función pública y no hubo ningún gobierno, de cualquier signo, que se haya atrevido a defenestrarlo. Su nexo fue en un tiempo Francisco Larcher, la verdadera manija de la SIDE mientras gobernó Néstor Kirchner. Le adjudican también cercanías con Jaime Stiuso. Puede que sean simplemente habladurías. Resulta innegable, en cambio, que la DGI y la SIDE convergen en una misma terminal: la de Santiago Caputo, el joven de los superpoderes que embelesa con sus maniobras al León libertario.
El titular de la DGI exhibe flancos vulnerables. Cuentas en paraísos fiscales caribeños no declarados. Propiedades clandestinas en Estados Unidos. Impunidad para actuar sin consecuencias en una administración libertaria que invoca con frecuencia la austeridad y la transparencia. Uno de esos movimientos, el ascenso en el organismo de su esposa María Eugenia Fanelli, sacudió la mugre con una denuncia que presentaron los diputados de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro y Mónica Frade. Puede que sea una casualidad: Elisa Carrió fue una de las primeras que supo embestir contra el kirchnerismo en los inicios en el poder.
El Gobierno temió que aquel fuego pudiera progresar. Recurrió con astucia a sus densas cortinas de humo. Anunció una restructuración salarial en todas las estructuras del ARCA donde, en niveles gerenciales, existían remuneraciones multimillonarias. Contó con la colaboración inestimable de Victoria Villarruel. La vicepresidenta se quejó por su presunto magro salario, muy por debajo del que perciben los senadores. Muy por encima de cualquier ciudadano común. Milei la acusó de no estar a tono con el esfuerzo que están haciendo los argentinos para superar la crisis. Aquellas irregularidades de Vázquez, el topo de la DGI, quedaron inevitablemente relegadas.
Casi de inmediato se superpusieron otro par de episodios. Con el formato de trascendido se afirmó que dentro de la ex AFIP se había descubierto una red de protección a empresarios kirchneristas que estaba funcionando desde 2016. El papel consistía, al parecer, en trabar el acceso a información clave de esas personas o empresas. Los más notorios mencionados fueron Lázaro Báez y Cristóbal López. Cuando la polvareda por la revelación amagaba con cubrir toda la escena, Milei hizo una convocatoria a Mauricio Macri para una alianza electoral en las legislativas “para terminar de arrasar al kirchnerismo”. No podría descartarse que una cosa pueda tener relación con la otra.
Aquella sorprendente denuncia libertaria contra el macrismo no pareció un error político. Aunque haya estado cargada de inexactitudes. Santiago Caputo liberó un tuit con esta interpelación: “¿Cómo puede ser que en 2016 la AFIP haya confeccionado una lista de empresarios kirchneristas blindados? En 2016 no gobernaba el kirchnerismo”. Sus palabras vacías de candidez recibieron incluso un like de Milei. O los libertarios son artistas del mamarrachismo ilustrado o la difusión de aquel libelo tuvo por intención anoticiar a Macri sobre las condiciones que podrían aguardarle en la negociación electoral.
La historia de aquellos secretos que los libertarios denunciaron no ofrece tantos pliegues. Llama la atención, entre varias cosas, porque el primer titular de la ex AFIP, Alberto Abad, fue quien denunció a los empresarios K Cristóbal López y Fabián De Souza. En tiempo de Alberto y Cristina Fernández recibió el contraataque con una denuncia en su contra que sustanció María Servini de Cubría. En la misma volteada cayó María Eugenia Talerico. Insólito: esa mujer jamás perteneció a la ex AFIP. Estuvo a cargo de la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF). Dependía de Luis Caputo, hoy ministro de Economía de Milei. Hizo un eficiente trabajo sobre localizaciones de lavado de dinero y bienes.
Quizás aquella embestida libertaria mechada con invocaciones a la unidad electoral haya provocado alguna confusión en Mauricio Macri. De otro modo, resulta difícil descifrar la vuelta de campana del ex presidente. Estuvo indignado en Cumelén las horas posteriores a la acusación de supuesta complicidad con los K. Respondió con extrema rapidez y deferencia (Querido, llamó a Milei) la convocatoria del Presidente para negociar supuestamente un Frente común para octubre. Hubo gente importante del PRO -entre ellas María Eugenia Vidal– que quedó disconforme por la acción fulminante del ingeniero. Debajo de la superficie creyeron descubrir un par de cosas: el signo de debilidad temprana e innecesaria; la omisión de, al menos, una conversación partidaria para analizar el tema.
El ex presidente articuló incluso un equipo negociador suponiendo que los tiempos podrían acelerarse. No hubo una sola reacción oficial positiva a su respuesta. Al contrario, Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, declaró que no hay apuro. Los libertarios estiman que las conversaciones podrían despuntar recién después del verano. Ese desacople objetivo de ansiedades plantea un interrogante en el PRO: ¿se podría estar en los umbrales de un acuerdo o de un sometimiento? ¿Se buscará un frente con un nombre compartido o la sigla PRO irá a la cola de La Libertad Avanza?
Nada parece estar definido más allá de la voluntad expresada por Milei. El Presidente habló de un acuerdo. También aclaró que no todos en su comarca estarían pensando como él. Agregó algo que inquietaría a Macri: “La discusión de las listas y los cargos no me interesa”, señaló. Sería en ese punto donde emergerían los otros dos vértices del llamado Triángulo de Hierro. Lo completan su hermana, Karina, y Caputo junior. Serán negociadores determinantes. Se trata seguramente de los menos interesados por establecer una alianza musculosa con el macrismo.
Milei ya explicitó que el desdoblamiento electoral en la Ciudad no le agradó. Se trata de un laboratorio que podría indicar hasta qué punto será factible un acuerdo general entre el oficialismo y su aliado principal. Los libertarios impugnaron la suspensión de las PASO que dispuso Jorge Macri. Tampoco comulgan con un proyecto del PRO en Diputados que convertiría la elección en no obligatoria. El Gobierno quiere la supresión. Por esos motivos, más Ficha Limpia y el pliego de Ariel Lijo, llamó a sesiones extraordinarias.
El jefe de Gobierno porteño conoce, antes que su primo, la pátina enjabonada que acostumbran a poseer las palabras libertarias. Lo comprueba en la Legislatura donde Pilar Ramírez, discípula de Karina, se suele oponer a casi todo. Jorge debe haber advertido quizá que el ex presidente no calibró con justeza el convite electoral de Milei. De allí que durante un acto advirtió que Mauricio podría ser candidato a senador. Una manera de subirle el precio. También la intención de sembrar cierta duda acerca de que los libertarios llevarían la batuta del acuerdo.
La Libertad Avanza continúa con la tarea de colonizar territorios. Además de la Ciudad, Karina, la hermanísima, hará la próxima semana una gira por Buenos Aires acompañada por Sebastián Pareja, el ingeniero electoral. Una escala será Mar del Plata, que regentea Guillermo Montenegro, del PRO. La expansión libertaria se topa muchas veces con obstáculos: la falta de candidatos taquilleros. Por eso entusiasman Manuel Adorni, el portavoz, y Patricia Bullrich, la ministra, en la Ciudad. El Presidente, sin embargo, se resiste a que tengan que dejar sus lugares.
Milei supone, si las cosas funcionan bien, que la elección girará finalmente en torno suyo. Casi un plebiscito a favor o en contra de lo que hizo. Simplismo cargado de razón.
13/01/2025 a las 11:31 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Mauricio Macri y Javier Milei sientan por WhatsApp las bases para una eventual alianza electoral
Edgardo Alfano
Fuente: TN
(*) Notiar.com.ar
12/1/025
La Argentina es un país lleno de posibilidades y puede dar fe Cristina Kirchner después de lo que dejaron sus dos gobiernos y el de Alberto Fernández. Jaqueada por la Justicia a raíz de las causas de corrupción que la involucran, hoy vuelve a aparecer como la principal opción electoral en el kirchnerismo y el peronismo que le rinde honores.
Pero también es la opción para polarizar los comicios legislativos, como pretende no solo el presidente Javier Milei sino también Mauricio Macri. El panorama pinta un poco más claro para Cristina, que parece tener la lapicera para armar las listas. Está al frente del PJ nacional y su hijo Máximo Kirchner comanda el peronismo bonaerense.
El único con capacidad para intentar hacerle frente es el gobernador Axel Kicillof, sobre todo si desdobla las elecciones, pero tiene un panorama muy complejo por resolver. Cristina no quiere saber nada con esa idea.
Un grupo importante de intendentes del conurbano está dispuesto a ayudarle a Kicillof, pero sí rompe con CFK. El problema es que le quedan casi tres años de mandato y no puede darse el lujo de complicar su gestión aún más. Necesita apoyo en la legislatura para sacar las leyes fundamentales para gobernar y en su gabinete hay espadas del kirchnerismo.
El dilema para Milei y Macri es cómo llevar adelante esa polarización. Unidos o separados. Hoy, la desconfianza reina en el macrismo, pero también en La Libertad Avanza (LLA).
Milei lanzó la idea de ir juntos para “arrasar” con el kirchnerismo y que no vuelva a gobernar más en ningún rincón del país. Macri recogió rápidamente el guante y armo su equipo de negociadores.
No será una tarea fácil, sobre todo si se quieren armar listas de unidad y si LLA quiere tener un plan para llegar al gobierno porteño en 2027, algo que preocupa a Jorge Macri, quien se adelantó a desdoblar las elecciones de este año para garantizar un triunfo en las legislativas.
Las vacaciones de Mauricio Macri en el sur del país no han sido inconveniente para que intercambie opiniones y proyectos con Milei por WhatsApp, una vía de comunicación donde ambos se sienten cómodos, sobre todo mientras no se pueda concretar una cumbre cara a cara.
Para eso, se deben dar ciertas condiciones que garanticen que una conversación de esas características permita avanzar en un acuerdo electoral y no se conviertan en escuchar un rosario de quejas de ambos lados.
En Macri y su entorno más cercano hay malestar con Karina Milei y con el superasesor Santiago Caputo. Están seguros de que los “operan” para desgastar al PRO y bajarle el precio a la hora de negociar una alianza electoral. “Se la pasan cascoteándonos” sostuvo un hombre del riñón macrista.
Lo que no tienen en claro, aún, es si lo hacen a espaldas de Milei o con el guiño del Presidente. Pero consideran que el jefe de Estado no hace mucho para detenerlos.
Al operativo clamor para que Mauricio Macri sea candidato y enfrente a Cristina, lanzado por su primo Jorge, le siguió inmediatamente otro similar, pero para que Karina sea la adversaria de la expresidenta.
La idea la lanzó Sebastián Parejas, el subsecretario de Integración Socio-Urbana y jefe de la LLA en Buenos Aires. Quiere que Karina sea candidata en la provincia.
Más allá del futuro incierto que tiene la eventual alianza electoral de LLA y el PRO, hay otra cuestión que fue motivo de mensajes entre Milei y Macri en el inicio del año.
Las sesiones extraordinarias del Congreso y la necesidad que tiene el gobierno de que aprueben el paquete de leyes que incorporó en su convocatoria.
Milei quiere eliminar las PASO o, al menos, suspenderlas y está dispuesto a respaldar el pedido similar que hizo Jorge Macri para la legislatura porteña.
Incorporó Ficha Limpia, cuya no aprobación en las sesiones ordinarias había molestado al macrismo. Y también los pliegos de los jueces Ariel Lijo y Manuel García Mansilla para la Corte Suprema de Justicia, además de cuestiones que son una prioridad para la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, como la ley antimafia.
En sus contactos con Milei, Mauricio Macri le anticipó la predisposición del PRO a aprobar las leyes que necesita el presidente, pero que no será a libro cerrado. Quieren negociar.
Lo que sigue siendo un interrogante es la relación entre la Casa Rosada y la vicepresidente Victoria Villarruel, quien es vital en el Senado para sacar las leyes de Milei.
Por ahora no será convocada a la ronda de diálogo que el jefe de Gabinete hará entre mañana y el martes con los jefes de bloques parlamentarios aliados y dialoguistas, que incluirá al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, un aliado fundamental de Karina Milei.
De todas formas, en el entorno de la vicepresidenta señalaron que hará todo lo necesario para cumplir con la estrategia parlamentaria del gobierno nacional. El año recién empieza y la política está llena de interrogantes que condicionarán el futuro de la Argentina.
13/01/2025 a las 11:36 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La incierta candidatura de Macri divide aguas en el Gobierno y ya se perfila la pelea por los lugares en las listas de 2025
Brenda Struminger
Fuente: Infobae
(*) Notiar.com.ar
12/1/025
La incierta candidatura de Mauricio Macri como senador nacional, que toma fuerza a medida que se inicia el 2025 electoral, divide aguas en el oficialismo. Javier Milei le ofreció indirectamente al ex presidente ser el líder de la unidad en tres oportunidades, cuando se lo preguntaron periodistas. Pero Karina Milei y Santiago Caputo, los otros dos miembros del “triángulo de hierro” del Gobierno se resisten, y reniegan de darle el primer lugar en alguna lista al PRO.
De hecho, en Balcarce 50 deslizan que no le darían ni la cabeza, ni ninguno de los primeros cuatro o cinco puestos de las nóminas a otro partido, sea el amarillo, el Justicialista o el Radical. Ni siquiera -o sobre todo- en la Ciudad de Buenos Aires, que se transformó en el principal botín con el que aspira a quedarse Karina Milei, donde ejerce el poder local a través de Pilar Ramírez, y donde el asesor y consultor Santiago Caputo mueve los hilos en las sombras.
Esta posición en el bastión por excelencia del PRO es una contradicción directa con los supuestos planes de Macri: si el ex presidente se presentara, como tal debería sin falta liderar la nómina de Senadores por CABA. En la cúpula del poder nacional tienen otros planes: “Les vamos a garantizar la supervivencia, darles cuatro o cinco lugares”, dijo un ‘peso pesado’ libertario.
La lista de cinco nombres que dio Macri para formar una mesa de diálogo, si prospera, se pondría en marcha recién entre abril y mayo, cuando quemen las listas. Pero el Gobierno ya planea vetos a la propuesta. Así como aceptan con ojos cerrados a Cristian Ritondo, rechazarían de plano a Hernán Lacunza, que ayer salió a marcarle un poco la cancha al Gobierno cuando dijo: ‘Tienen que pensar cómo gobernar a futuro, no siempre van a tener 50% de imagen positiva’. No respetan al último ministro de Economía de Mauricio Macri, ex titular de esa cartera en la gestión María Eugenia Vidal. “¿No es el que puso el cepo y defaulteó la deuda…?”, deslizaron.
A pesar de las diferencias internas, Milei cree que sólo una figura de relevancia como Macri puede erigirse por encima de cualquier rencilla. Está agradecido por su apoyo en el peor momento de su carrera electoral, en 2023, cuando acababa de ganar la PASO y lo acusaban de estar loco o no tener aptitudes para gobernar; o señalaban sus vínculos con el massismo para forzarlo a bajarse de la contienda en las Generales.
Del lado de un acuerdo, aunque con bajo perfil, también se posiciona su jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que si bien tiene buena relación con el peronismo, cree que cerrarle la puerta al PRO no es el camino corrrecto para las próximas batallas electorales. Pero para otros consejeros del Presidente, los altos niveles de imagen negativa de Macri vetan una eventual candidatura de antemano. “Si fuésemos sus asesores, le diríamos que no se presente, por su bien. Si pierde estaría terminado”, deslizan con expresión seria.
En el círculo íntimo del jefe de Estado también relativizan las interpretaciones sobre las palabras de Milei sobre Macri en sus últimas entrevistas: “Nadie logra interpretar correctamente al Presidente. Cuando Javier dice: ‘Quiero que todos los que defendemos la libertad trabajemos juntos’ lo interpretan como un acuerdo con PRO. Pero no es excluyente para PRO. Abarca cualquier dirigente o partido”, dicen. No casualmente mencionan primero a las personas y después a las marcas. Para algunos caciques de LLA, el plan A sigue siendo reclutar cuadros, a pesar de que Milei hable de un “acuerdo”.
“Tenemos la obligación moral de ir con todos los que acompañen nuestras ideas. Pero nosotros no los necesitamos, sólo los convocamos porque ese es el mandato que nos dieron los que nos votaron”, dijo un funcionario que conoce de negociaciones. Y si bien sostuvo que “todos son bienvenidos”, advirtió que no hay ninguna chance de que los libertarios accedan a formar una alianza que se llame, por ejemplo, “Juntos por la Libertad”.
En Gobierno pusieron en duda las intenciones de Macri de postularse, a pesar de que el entorno del ex mandatario deslice desde hace algo más de un mes, en trascendidos off the record, que es una posibilidad cierta; y de que su delfín en la Ciudad, Jorge Macri, lo dijera abiertamente, el jueves por la noche en su acto de arenga para despertar a la militancia propia en Villa Pueyrredón.
Es cierto que Mauricio Macri le hizo saber a los máximos jerarcas del Gobierno, en sus escasas charlas a lo largo de 2024, que no tenía intenciones de postularse. Y en Balcarce 50 esbozan una hipótesis: que cuando Jorge Macri dijo esta semana que “se viene Mauricio candidato” lo hizo sin la avenencia de su primo, sino para “apretarlo”. “Jorge está jugando su propio partido, lo posiciona ahí para armar su carrera para Presidente”, analizó un altísimo funcionario de Milei, que calificó como “incongruente” y “cínico” el mensaje del alcalde en relación con los tuits de Mauricio Macri.
En el PRO entendieron las apreciaciones sobre los escasos porcentajes de intención de voto que devuelven las encuestas sobre la figura de Macri como una chicana y les restaron importancia. Pero también ellos están divididos sobre el mejor rumbo para el líder del partido.
Todos reconocen que en el fondo, Macri no quiere jugar, y creen que esa falta de voluntad es el principal detrimento para que lo haga. “No hay peor campaña que aquella donde el candidato no quiere ser candidato. Hace que todo sea cuesta arriba”, dicen. En cambio, piensan que serían opciones más favorables las nominaciones de dirigentes como la ex gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal y el funcionario del área de Seguridad porteña, Waldo Wolff, o el diputado Fernando Iglesias, uno de los referentes de la “derecha” dentro del PRO.
De todas formas, en el oficialismo aseguran que los candidatos no están ni de cerca en el centro de sus preocupaciones. Están convencidos, repiten una y otra vez, de que lo único que importará en julio, en CABA, y en agosto y octubre -si hay PASO- a nivel nacional serán la marca y el sello libertario. “Cuando Milei dice que se va a plebiscitar la gestión es porque es exactamente lo que vamos a hacer”, ratificó un estratega libertario. Vaticinan que la pregunta que se harán los votantes en el cuarto oscuro será: “¿Vamos bien?”. Y no dudan de que la respuesta será positiva.
Por lo pronto, el triángulo de hierro está decidido a patear cualquier discusión electoral para abril o inclusive, mayo, cuando estén cerca de presentarse las listas para las elecciones. Saben que hay apuro en el PRO, pero ese apremio los tiene sin cuidado -y a algunos, los “divierte”-. “Estamos más fuertes que hace un mes, y así va a seguir siendo a medida que pasen las semanas. La opinión pública, el círculo rojo y la política nos ven cada vez con mejores ojos. Mientras que el resto tuvo algún que otro problemita”, dijo un funcionario, con picardía.
Los entusiasmaron particularmente los porcentajes cercanos al 59 por ciento que dio la consultora de Federico Aurelio, de frecuente consulta para el mundillo libertario. “Fue un pico, un récord”, se envalentonaron. Del otro lado, en el PRO se sienten como un hielo que se derrite, y necesitan definiciones pronto.
Mañana, Karina Milei irá a Mar del Plata para liderar uno de sus actos intimistas, el primero del año electoral. Y llamativamente es probable que también viaje Santiago Caputo, algo muy inusual en la agenda del retraído asesor, que sólo viajó una vez con el Presidente y su hermana, a Estados Unidos, antes de que asumiera en el cargo, y rara vez visita las provincias o el interior de Buenos Aires.
Caputo tiene una relación muy cercana con el intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, uno de los dirigentes bonaerenses más importantes de PRO, que exhibe abrumadoras señales de afinidad con el mundo libertario pero por ahora se mantiene bajo el cobijo de su partido originario.
“Está más de nuestro lado que de cualquier otro”, se jactan en el Gobierno, donde dicen con especial énfasis que aprecian sus ideas, su gestión, y su vínculo con el juez Ariel Lijo. Esperan que dé el salto pronto. “A los intendentes les importa su gestión, la política nacional representa un 10 por ciento de sus intereses”, deslizan con una media sonrisa. Lo desean especialmente. Sería un caso testigo de captación de dirigentes amarillos en PBA, como el de Diego Kravetz en CABA; toda una señal en los albores de la negociación con Mauricio Macri. Pero en la municipalidad por ahora guardan silencio.