Por Carlos Tórtora.-

Javier Milei se propone empezar a transitar el año electoral ejerciendo un control total sobre el espacio de la derecha. Para esto debe terminar de liquidar políticamente a sus dos principales obstáculos: Mauricio Macri y Victoria Villarruel. En el Senado se libra una batalla importante, porque ya se instaló que hay una operación del oficialismo para barrer al puntano Bartolomé Abdala de la presidencia provisional del cuerpo. La coalición para esto la integran La Libertad Avanza, la UCR, el interbloque Provincias Unidas y aparentemente también el bloque de UxP. El plan consiste en reemplazar a Abdala por el salteño Juan Carlos Romero, que tiene suficiente peso como para acotar a la vicepresidenta.

Esta presión sobre Villarruel apuntaría más allá del Senado. Milei quiere disuadirla de que se entrometa en la trama electoral y patrocine listas y candidatos disidentes dentro de LLA. Pero el caso es que, si Villarruel no construye nada propio el año que viene, le será muy difícil instalarse luego para la carrera presidencial para el 2027. Da la impresión de que el juego de Villarruel de diferenciarse de Milei y apuntalar su imagen está llegando al límite. El presidente la acorrala y la obliga a optar entre someterse y sumirse en la intrascendencia o rebelarse abiertamente, lo que ella evita.

¿El fin del PRO?

Más compleja todavía es la crisis entre Milei y Mauricio Macri. Éste se encuentra jaqueado por la guerra que le hacen Karina Milei y Santiago Caputo, y el escándalo del enriquecimiento ilícito de Cristian Ritondo viene a desmantelar una parte del armado del PRO.

Hasta en el fútbol Macri pierde terreno, porque Milei la mandó a Karina a reconciliarse con Claudio Chiqui Tapia, dejándolo solo al expresidente en su guerra contra la AFA.

Así las cosas, Macri amenaza con enfrentar al gobierno en las urnas, pero su amague tiene mucho de impotencia. Con sus permanentes idas y venidas, el PRO carece ya de credibilidad como fuerza opositora y en Buenos Aires hay encuestas que lo dan con el 6% de la intención de voto.

En materia de dirigentes, el panorama no es mucho mejor. Son muchos los que, día a día, se van pasando a La Libertad Avanza, mientras que Patricia Bullrich anuncia el fin del PRO y crea un nuevo espacio, Apertura Republicana, para sumarse a los libertarios. De los grandes municipios que controla el partido amarillo en Buenos Aires, Tres de Febrero con Diego Valenzuela ya está con la Casa Rosada y hay quienes dicen que el marplatense Guillermo Montenegro está en tratos con Karina. Apenas Soledad Martínez, intendenta de Vicente López, continúa sosteniendo con fuerza a Macri.

El expresidente puede intentar, como un último recurso, presentarse para senador nacional por Capital, pero para esto tendría que arrastrar a su primo Jorge a un enfrentamiento abierto con la Casa Rosada, lo que él no desea.

Ni oficialista ni opositor, Macri está viviendo una pesadilla, que es el precio por haber intentado manipular a Milei.

Y como el peor trasfondo, está la amenaza de que se le activen varias causas por corrupción.

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