Por Hernán Andrés Kruse.-
La dominación autoritaria
“En la obra colectiva Transiciones desde los gobiernos autoritarios (O’Donnell, Schmitter y Whitehead) el esfuerzo analítico por sistematizar las formas de dominación autoritaria que ocurren en dos geografías distintas genera una teorización de nivel medio que entra en tensión con el enfoque casuístico. Lo mismo acontece con la necesidad de hallar conceptos que den cuenta de la multiplicidad de experiencias represivas, opresivas o restrictivas que han ocurrido, ocurren y están desintegrándose, o aún perviven en tan distintas temporalidades y espacios territoriales. Se emprende una tarea de conceptualización general que se expresa en el uso del término dominación autoritaria, que desplaza la utilización de conceptos configurativos, como el de burocrático-autoritario.
El estudio de trece casos (cinco europeos y ocho latinoamericanos) en dos geografías distintas necesita de la elaboración de un concepto amplio que nombre a todas las formas políticas autoritarias: no todas son “nuevos autoritarismos” surgidos del clima de la guerra fría; no todas son burocráticas, tecnocráticas o emergidas de los procesos de activa modernización económica y social; no todas tienen la presencia decisiva de las fuerzas armadas como institución, o a los militares como actor central; en tanto que algunas están definidas por la hegemonía de un partido político, y varias son de tinte personalista. Surgen o se emplea una multiplicidad de términos para caracterizar las diferentes formas represivas u opresivas del ejercicio del poder político. Parafraseando a O’Donnell, ellos serían subtipos de la gran especie autoritarismo. Aunque la utilización de una diversidad de términos, algunos con larga historia, le resta vigor a la novedad del concepto: dominaciones tradicionales (patrimonialistas, sultanistas), populismos militares, despotismos, dictaduras (dictaduras personalizadas), autocracias militares, autoritarismos restrictivos, autoritarismos burocráticos.
Asimismo, y a la par del uso de estas tipologías que amplían los sentidos sobre la dominación autoritaria, se afirma un significado que la delimita por lo que ella no es. La democracia política comienza a usarse como su concepto contrario, como una definición normativa del reverso autoritario, una expectativa política, y el lugar al cual deberían transitar los procesos políticos: desde el autoritarismo a la democracia.
El resultado de este proceso es la producción de una teoría política para pensar el cambio político que, en primer lugar, crea y/o emplea conceptos que no describen casos específicos ni formas políticas particulares. Que mediante la recuperación del concepto de democracia representativa y liberal, en segundo lugar, le pone límite teórico a la dominación autoritaria. Usados como opuestos contrastantes, la democracia contiene el núcleo del método político a través del sufragio inclusivo y de la competencia partidaria y su interdependencia con las libertades civiles. Y que, en tercer lugar, produce una teoría innovadora para considerar los procesos de cambio político que preguntan sobre las posibilidades, imposibilidades o dificultades para recorrer un camino desde el autoritarismo a la democracia política. El concepto de transición ofrece una manera de asociar el cambio a un proceso gradual y paulatino, que desplaza una forma concluyente de considerarlo (ejemplos, golpe de Estado, ruptura de régimen político, quiebre de la democracia, toma del poder).
Esta teorización sobre el cambio político que reconoce la incertidumbre de los procesos da nombre a los puntos de partida: dominación autoritaria, y de llegada: democracia política. Aunque esto provoca una mirada teleológica sobre los procesos políticos, el concepto de transición imprime un movimiento que permite desplazar la llegada del futuro allí donde la contingencia de los procesos políticos genera avances y retrocesos. Para nombrar a estos procesos políticos emergen otros términos que amplían el vocabulario, haciéndolo más laxo y señalando cosas heterogéneas dentro o al final de un régimen político que ha de recorrer un tránsito. La liberación o apertura que se inicia con el resquebrajamiento de una dominación autoritaria. La consolidación o fortalecimiento de la democracia política una vez culminados los procesos de transición desde la dominación autoritaria. Otro es el registro de la convivencia de situaciones autoritarias con democráticas. Las dictaduras liberalizadas o “dictablandas” que permiten la oposición política, como es el caso del Chile de Pinochet después del segundo plebiscito, o la España posterior a Primo de Rivera. Las democracias restrictivas en sus derechos a la participación o en la protección de los derechos individuales, llamadas “democraduras”. Como vemos, se trata de maneras desiguales de presentar un problema, algunas son de orden espacio-temporal: inicio, tránsito, arribo; otras son situaciones que mixturan formas políticas dentro de regímenes políticos.
Aflora una nueva reflexión sobre las formas políticas que no son plenamente democráticas ni autoritarias. Híbridas es un término que usa Terry Karl (1995) para hablar de los regímenes políticos centroamericanos, y que se expande en los estudios comparados. M. A. Garretón llama “enclaves” a ciertos elementos del régimen autoritario que persisten en el democrático. Y O’Donnell avanza desde los residuos autoritarios dentro de la democracia liberal, hasta la crítica a la teleología de los procesos de transición que habían planteado una desembocadura en las democracias liberales o representativas. Por lo que se propone definir a las democracias no por lo que les falta, sino por lo que son: regímenes políticos institucionalizados de otra manera, o democracias delegativas. Estas inflexiones novedosas, que emergen del mismo núcleo de las teorizaciones de la transición a la democracia en los tempranos años noventa, se consolidan y marcan otro derrotero del término autoritarismo dentro de la política comparada”.
Ni nuevos, ni viejos: otros autoritarismos
¿Las elecciones agotan la democracia?: autoritarismos electorales y/o competitivos
“Un conjunto de trabajos de principios del siglo XXI (Diamond, Levitsly, Way, Schedler) considera que hay regímenes políticos nacionales en donde la realización periódica de elecciones y la presencia de partidos políticos que compiten por el voto del pueblo no pueden identificarse con la democracia. Las elecciones pueden ser fraudulentas o manipuladas en un proceso aparentemente competitivo, incluso ante un sistema de doble conteo o con la presencia de veedores internacionales. Asimismo, apoyándose en procesos políticos actuales, observan que la decadencia a gran escala de los autoritarismos ha legado unos regímenes políticos que no son claramente democráticos, ni convencionalmente autoritarios (militares o hegemónicos). Son formas políticas híbridas que combinan ambos elementos.
La sustentación de que puede haber elecciones sin democracia, de que no hay una dirección para el cambio político, y que por tanto los regímenes políticos construidos pueden ser híbridos o mixtos, se completa con la observación de que estos regímenes no suelen garantizar los derechos individuales y/o las libertades civiles, por lo que también serían parcialmente libres (como los llama Freedom House).
Sobre la base de estas reflexiones y observaciones se generan nuevos conceptos, se retorna al uso de antiguos y se producen o se abandonan algunos debates teóricos. De la calificación de hibridez surgieron muchos términos compuestos que parecen abrevar en una misma red conceptual: semi o pseudo democracia, democracia virtual, democracia electoral, democracia iliberal, democracia parcialmente libre, semiautoritarismo, autoritarismo blando, autoritarismo electoral, autoritarismo competitivo. Todos estos términos describen a partir de los atributos que poseen o carecen las democracias que no se agotan en las elecciones y que son iliberales, o los autoritarismos que, sin ser cerrados, poseen algún vestigio de la decisión soberana del pueblo. Así, más que hallar un concepto analítico tendiente a nombrar la mixtura, se han compuesto términos que han ampliado considerablemente la gama de adjetivos calificativos.
De la aguda observación sobre que estos regímenes políticos suelen realizar elecciones y sin embargo son parcialmente libres, surgió el calificativo de iliberal. Pero no se abrió una reflexión sobre el derrotero de la relación contingente entre democracia, liberalismo político y representación, o del lazo que une individuo, libertades civiles, imperio de la ley, derechos políticos y proceso electoral. Además, las reflexiones teórico-políticas en torno a la democracia se desmarcaron de los debates sobre su calidad, por entonces en boga en la política comparada. Incluso en este conjunto de trabajos la política comparada desplaza el concepto de democracia que fuera orientador de las reflexiones desde el mismo momento en que comenzaron a analizarse disciplinariamente las formas opresivas del ejercicio del poder político. Y si bien las categorías usadas por los diferentes autores muestran ciertas variaciones, todas señalan la grave dificultad que guarda la identificación entre democracia y elecciones. Puede haber regímenes electorales democráticos y/o regímenes electorales autoritarios, democracias electorales y/o autoritarismos electorales, o autoritarismos competitivos. Por lo que se retorna al uso del término autoritarismo y a una nueva y paradójica adjetivación: autoritarismos electorales o competitivos. Algunos trabajos académicos van más allá, y señalan que no habría contradicción entre autocracia y elecciones.
Así, estas producciones cuestionan una idea principal de las teorizaciones de la transición que marcaba, dentro del camino que conducía desde el autoritarismo hacia la democracia, instancias secuenciales o dirección para el cambio político. Por ello, aquí no hay procesos que puedan empezar por el lado de la redefinición y ampliación de derechos protectores de la vida individual y/o colectiva frente a actos arbitrarios cometidos por el Estado o por terceros (frecuentemente llamado liberalización), que se complete con unos procedimientos mínimos, necesarios aunque no suficientes, para una democracia política: voto secreto, sufragio universal para la mayor cantidad de adultos, realización periódica de elecciones, libre competencia entre partidos políticos, libertad organizativa, rendición de cuentas del Poder Ejecutivo ante otros poderes. Tampoco existe la posibilidad de hallar un proceso que se inicie con la puesta en marcha de procedimientos destinados a la expresión de la soberanía popular en elecciones libres, abiertas y competitivas, que tienda a asociarse con las libertades civiles del liberalismo político.
Por lo que para la observación de regímenes políticos competitivos que son mixtos, pero que eventualmente podrían inclinarse hacia la democracia, estos autores señalan cuatro dimensiones por considerar, aunque dos resultan de muy difícil acceso para la observación. La primera y principal es la arena electoral, que permite la competencia y la sucesión presidencial y/o el recambio de élites. Asimismo, se diseña una cadena de la elección democrática al interior del régimen político, que debe cumplirse en cada uno de sus eslabones para que exista una democracia electoral y no un autoritarismo electoral. Junto a la segunda dimensión que sería la arena parlamentaria, constituyen los espacios democráticos por excelencia y de más fácil acceso para la observación. El Parlamento importa porque es un lugar donde se expresa la pluralidad de voces representativas del pueblo y es espacio para la audibilidad de las minorías. Aunque se subraya la posible falta de libertad para candidatos y/o partidos políticos de la oposición, la posibilidad de censura y persecución de activistas, importa por la dinámica entre oficialismo/oposición y mayoría/minoría devenidas del juego electoral. Las dos dimensiones anteriores, junto a la existencia de organizaciones sociales y de organizaciones no gubernamentales, son de más fácil acceso para la observación que la tercera dimensión constituida por Poder Judicial, cuya independencia y relación con el gobierno son cruciales para la existencia de regímenes competitivos que se inclinan hacia la democracia. Finalmente, pero no por ello menos importante, una cuarta dimensión complicada para la observación analítica es la de los medios de comunicación de masas, el papel que juegan y el lugar que tienen en relación al gobierno y al Estado.
Larry Diamond diferencia democracia liberal de regímenes políticos no democráticos y regímenes electorales democráticos de regímenes electorales autoritarios. Los últimos carecen de una arena de competencia lo suficientemente abierta, libre y justa, como para que el partido gobernante ceda el poder de manera voluntaria si ya no cuenta con el favoritismo de la mayoría del electorado. Durante, y en las elecciones, una victoria de la oposición no es imposible, pero necesita la unidad, que haya observadores internacionales que imposibiliten o deslegitimen manipulaciones y/o fraudes electorales. Por lo que, para determinar si hay un régimen electoral autoritario, es fundamental observar la dinámica entre gobierno y oposición.
Levitsky y Way emplean el término autoritarismo competitivo para nombrar regímenes políticos que realizan elecciones, pero no son democracias. Estos son un tipo especial de régimen híbrido en el que las instituciones democráticas formales son ampliamente vistas como medios principales para obtener, ejercer la autoridad política, y generar un cambio político con la sucesión presidencial. Realizan elecciones regularmente sin fraude, pero los funcionarios manipulan o violan reglas frecuentemente, por lo que el régimen no cuenta con estándares mínimos convencionales para la democracia. Como en el caso anterior, la arena electoral frecuentemente reñida importa para que la oposición política pueda desafiar, debilitar o vencer a los funcionarios autoritarios. Esta caracterización lo diferencia del autoritarismo cerrado.
Andreas Schedler considera que las elecciones son una condición necesaria pero no suficiente para la democracia. Por lo que normativamente se propone llenar un espacio conceptual habitado por dos concepciones que considera dicotómicas -democracia liberal y autoritarismo cerrado-, con dos categorías continuas y simétricas: democracia electoral y autoritarismo electoral. Aunque no las agoten, en las democracias las votaciones son necesarias, sobre todo si cumplen un papel fuerte en la constitución del poder que obligue a oficialistas y a opositores a tomarlas seriamente. Así, en la democracia electoral las elecciones libres, justas y competitivas permiten que los partidos políticos pierdan o ganen elecciones. Mientras que los autoritarismos electorales celebran elecciones periódicamente para dar una apariencia de legitimidad -nacional e internacional-, y toleran algún pluralismo y competencia multipartidista, pero quebrantan normas democráticas. En estos autoritarismos los partidos políticos de la oposición pierden elecciones sistemáticamente. Así, para que exista una democracia electoral, Schedler elabora una cadena de la elección democrática que debe observarse en cada uno de sus eslabones.
La cadena de la elección democrática funda una diferencia entre el autoritarismo electoral y los otros trabajos. Aunque, según este autor, ni en las democracias avanzadas se cumple perfectamente, lo que permite observar las variaciones que pueden ocurrir dentro de un régimen político (según qué premisa normativa se esté incumpliendo, o qué norma democrática se esté violando y con cuál estrategia). Sin embargo, la cadena de la elección democrática tampoco provee una teoría del cambio político entre regímenes políticos. Estas teorizaciones son descripciones orientativas de lo que acontece al interior de regímenes políticos actuales. Y tal vez sea por ello que los casos empíricos bajo estudio se amplían y se ubican en distintas geografías, países y en determinados momentos de gobiernos: África, Asia, Eurasia poscomunista, América Latina. Incluso al cambiar las tipologías clasificadoras, un país puede mover su clasificación. Como muchos de estos trabajos surgieron de la preocupación analítica ante la emergencia de un liderazgo como el de Chávez y un régimen político como el de Venezuela se desafían las conceptualizaciones. Así, la Venezuela anterior a Maduro suele definirse como un régimen híbrido o como un autoritarismo electoral, mientras que Rusia y México pertenecerían a la segunda clasificación. En consecuencia, los términos autoritarismo electoral o competitivo y toda la gama de adjetivos calificativos mencionados no adicionan especificidad conceptual al vocabulario de la política comparada. Su novedad radica en mostrar que los gobiernos surgidos de la voluntad popular a través de elecciones pueden llevar a cabo varios juegos simultáneos con lo que hacen coexistir instituciones y/o reglas democráticas, pero manipulables por actores hábiles. Lo que estos conceptos no alcanzan a decir es el persistente problema de la violación de derechos humanos y de las garantías constitucionales que aparece más problematizado en las teorizaciones de la democracia iliberal.
El autoritarismo es aquello que pervive y convive con la democracia por lo que reaparece la asociación de ambos conceptos. Asimismo, todos se proponen desidentificar democracia y elecciones, pero terminan estrechándolas. Incluso la mirada sobre la democracia o sobre las posibilidades de desafiar el autoritarismo están casi exclusivamente posadas en la arena de competencia, y en una relación gobierno-oposición. A pesar del paso del tiempo, no hay resignificación de la categoría régimen político que trascienda la expresión representativa que tienen las reglas de juego en relación a la selección de gobernantes. Schedler es el único que menciona la importancia de la ciudadanía en los procesos de variación de regímenes políticos, no tanto por el complejo y cambiante lazo contemporáneo que une a gobernados y gobernantes, sino porque los considera árbitros decisivos, al igual que a los militares o a la comunidad internacional”.
Cecilia Lesgart (Investigadora Independiente por el Conicet y doctora de Investigación en Ciencias sociales con especialización en Ciencia Política por Flacso-México): “Autoritarismo. Historia y problemas de un concepto contemporáneo fundamental” (Perfiles Latinoamericanos, México, 2020).
05/01/2025 a las 10:31 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei limpia la ficha
Ignacio Zuleta
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
4/1/024
El gobierno apuesta a una rentrée del nuevo año con pirotecnia. Tiene agenda global con la asunción de Donald Trump, la peña de Davos, previa campaña en favor del venezolano Edmundo González Urrutia para validar su condición de electo sucesor de Nicolás Maduro.
Simbolismos tercermundistas que deberá compensar con algunas efectividades conducentes y remontar algunos reveses domésticos con los que terminó el 2024 – el bochorno Kueider, que le hizo ganar un senador a la oposición, el pacto con el cristinismo para demorar Ficha Limpia a cambio de la reelección de Martín Menem en Diputados.
El repechaje lo protagonizará el martes de esta semana Guillermo Francos, que vuelve de una minivacación en Nordelta. Tiene que decidir los términos del canje que le propondrá el gobierno al PRO, su principal apoyo en el Congreso.
El gobierno retomará la iniciativa de llevar a Diputados el proyecto de Ficha Limpia a cambio de que el PRO aporte los votos para la suspensión o la abolición de las PASO. Los delegados de las partes adelantaron este fin de semana las posiciones.
Del lado del oficialismo, el vicejefe de gabinete José Rolandi y el secretario de relaciones con el Congreso, Oscar Moscariello. Del lado del PRO, Cristian Ritondo, que navega sin luces hasta que aclare, pero responde a los llamados de Olivos. Rolandi y Moscariello eran el jueves pasado los únicos funcionarios políticos de nivel que estaban en la Casa Rosada, y redondearon los detalles del nuevo proyecto.
La base es el que trajinó en vano Silvia Lospennato, pero incluirá una condición más para que un condenado quede inhibido para ser candidato. No bastará con el «doble conforme» – condenas en dos instancias. Será necesario que se agoten todas las instancias. Es decir, la Suprema Corte de Justicia. Con eso el gobierno cree que le quitará a ese proyecto la condición de tener nombre y apellido. El peronismo cree que es un proyecto anti-Cristina.
JORGE vs. MAURICIO
Estos pactos tienen ganadores y perdedores. La balcanización de los partidos, de la cual es efecto la presidencia de Milei – no la causa – promueve enfrentamientos en cada formación. La más caliente para el oficialismo es la que surge de la decisión de Jorge Macri de separar las fechas de las elecciones.
Este Macri cree que tiene que despegarse de cualquier maridaje con el mileísmo. Mandó a separar las fechas en desacuerdo con el primo Mauricio, que está más cerca de intentar aún algún entendimiento con el gobierno.
¿Para qué, se pregunta Jorge, si ya sabemos que vienen por la Ciudad? Si lo empujan, ironiza: si vamos juntos, ¿se imaginan el búnker el día de la elección? Si el año pasado nos ignoraron después de haberlos hecho ganar, imaginen lo que no harían ahora para degradarnos.
Su gestión es el blanco elegido por Olivos para desplazar al PRO del principal distrito que gobierna, y para eso Milei cuenta con un entendiendo objetivo con el peronismo.
Jorge Macri busca proteger la gestión refugiándose en una fecha propia porque sabe que si el PRO pierde las legislativas empezará a despedirse de este mundo. En este punto descubre que el juego de Mauricio tiene otros tiempos. Quiere ser el Aznar del PRO, teledirigirlo desde Qatar como el padrino de la centroderecha criolla. No ve dónde está el negocio de ser la oposición frontal a Milei.
Jorge, en cambio, está en la silla eléctrica – como llamaba Chacho Álvarez a la intendencia porteña – y el destino de todos depende de él. Esta semana fue a la TV a proponer un espacio frentista que sume al PRO, la UCR y la Coalición. Es decir, una reconstrucción de Cambiemos, lo que Macri destruyó al año pasado. La única manera de que su destino pudiera unirse con el proyecto de Mauricio es que éste acepte se candidato a senador nacional este año.
PRIMERO, EL MARKETING
Como todo lo que hace el gobierno este envión busca los beneficios del marketing. Con las tres instancias el proyecto de Ficha Limpia se vuelve testimonial, porque las inhibiciones a un condenado para ejercer derechos cívicos ya figuran en la legislación.
Saben, además, que puede tener aprobación en Diputados, pero que en el Senado con 34 votos del peronismo es difícil que prospere. Salga o no salga, el gobierno buscará sacarse de encima el reproche de que lo demoró por razones de Estado – reelegir a Martín Menem – y cumplirá la promesa-consuelo que Javier Milei le hizo a Lospennato el día del fracaso de la sesión.
El discurso oficial insistirá con que Milei cumple su promesa al peronismo, con el cual pactó, y al PRO, que castigó al gobierno con dureza esa agachada táctica.
Para el gobierno es otro negocio de marketing. Si sale, bingo. Si no sale, tendrá argumentos para castigar a los políticos. Después de todo Milei es presidente de rebote – por la derrota del peronismo y de Cambiemos – y está en el cargo por la mecánica del ballotage.
SEÑALES AMARILLAS
Hay señales amarillas sobre el proyecto, que avanza contra reloj. Las legislativas de este año son complejas por la vigencia de la Boleta Única y la justicia electoral tiene que adaptar el sistema. Cuesta tiempo y plata. Más cuando se juegan reformas en un año electoral, una inconsistencia poco republicana. Se proponen cambios cuando el proceso electoral ya está en marcha. El gobierna se timbea, pero también la oposición. Axel Kicillof avisó que va a decidir sobre PASO y desdoblamiento sobre el filo de la obligación de convocar.
Este jugueteo con el sistema puede recibir algún reproche judicial que empaste más las cosas porque el cambio de sistema es ya parte de las estrategias de los partidos. Un toqueteo innoble sobre uno de los pocos sistemas que funciona bien en la Argentina, que es el régimen electoral.
Para la eventual trama judicial de estos proyectos: el art. 38° de la Constitución obliga a que los partidos garanticen “la representación de las minorías, la competencia para la postulación de candidatos a cargos públicos electivos”. ¿Cómo se cumplirá esa manda sin PASO o algún sistema que asegure la “organización y funcionamiento democráticos” de los partidos, que reclama el art. 38°?
PASO NADIE QUIERE LAS PASO
Con el moño de ese canje el gobierno se siente seguro de llamar a sesiones extraordinarias en febrero. No es fácil porque habrá condiciones del Congreso para sesionar. Lo primero, que el gobierno debata el presupuesto 2025.
Diputados hará punta con Ficha Limpia retocada y con la suspensión/derogación de las PASO. La decisión de Jorge Macri de mocionar por la eliminación de esas primarias en CABA lo deja al PRO sin muchos argumentos para negarle el voto a esta iniciativa que buscan el oficialismo y el peronismo.
También lo pidió Macri cuando era presidente. Hasta ahora las defendió porque Juntos por Cambio fue posible entre 2015 y 2021 por un aprovechamiento oportuno de ese sistema de validación de candidaturas.
El radicalismo parece dividido porque pudo rearmarse en el mismo período echando mano de las PASO, aunque no es un sistema extraño porque ellos siempre han tenido elecciones internas para decidir candidaturas y autoridades partidarias. Son la excepción frente a otros protagonistas. El peronismo nacional hizo su última interna de candidatos en 1988. Quedaron tan escaldados que nunca lo repitieron.
CRISTINA A EXAMEN EN EL PJ
Hasta ahora Cristina no ha dicho si apoya o no el invento «del Viejo» – así llamo Máximo al proyecto de PASO de Néstor en 2010. Pidió tiempo hasta mediados de enero para movilizar un pronunciamiento formal del PJ que preside.
Puede ser su reaparición en un acto partidario. La sede de la calle Matheu apura las obras en el segundo piso en donde Cristina tendrá su despacho según directivas que dio cuando visitó esa sede. «Amo construir – dijo alguna vez -, debo ser la reencarnación de un gran arquitecto egipcio».
El voto del peronismo es una herramienta que buscará poner en valor para otros acuerdos con el gobierno. Gratis, nada. Ya les costará a Milei, al PRO, la UCR y al PJ aparecer acordando para eliminar las PASO.
El llamado a un pronunciamiento del PJ sobre las PASO somete a Cristina a un examen. El armado de la nueva cúpula expresa al peronismo del AMBA y la expone a las mismas vulnerabilidades que tuvo el partido en 2023.
Fue a las elecciones presidenciales con una fórmula del AMBA, desmovilizó al peronismo del interior, y perdió las elecciones aun sacando 44 puntos en el ballotage. Es plausible imaginar que, si hubiera puesto una figura fuerte del interior en la fórmula de Sergio Massa, y hubiera impedido que los gobernadores del peronismo del Norte desacoplasen la fecha de las elecciones locales de las nacionales, Unión por la Patria hubiera podido ganar las elecciones en la primera vuelta.
Es lo que cree el propio Massa cuando pelea en estas horas para que Buenos Aires no divida las fechas de las elecciones. Entiende que dividirá de nuevo al peronismo, ahora en la provincia, y tendrá el mismo efecto. No le falta razón, la competitividad el peronismo depende de que mantenga la unidad frente a un oficialismo con todas sus tribus divididas.
GILDO TOMA DISTANCIA
El recelo frente al peronismo del AMBA lo manifiesta en estos días Gildo Insfran, presidente del Congreso del partido. Sostiene a quien lo quiera escuchar en su provincia que es un error de Cristina haber vuelto a concentrar en el AMBA el manejo del peronismo.
Va más allá cuando afirma «Camporismo no es peronismo». Como su método es no jugar en el nivel nacional para no arriesgar su poder en Formosa, no adhirió al intento de Ricardo Quintela de disputarle el PJ a Cristina. Pero tampoco quiere estar en la foto de Matheu
Se mueve con cautela después de la sentencia de la Suprema Corte, que declaró inconstitucional el sistema de reelecciones indefinidas en su provincia. Prepara una reforma en la que acatará ese fallo, pero seguramente hará la gran Angeloz. Cree que esa intervención de la Corte es un mal antecedente porque viola las autonomías provinciales.
La nueva constitución impondrá la limitación a dos mandatos, pero de acá en adelante. Lleva siete mandatos, y si le sale podrá llegar a tener dos más desde 2027. Se reserva la fecha de elecciones a convencionales. Espera el resultado de las elecciones para la intendencia de Clorinda, la segunda ciudad en cantidad de habitantes de la provincia.
Es para elegir el sucesor de Manuel Celauro, que falleció en octubre pasado. Según el resultado de ese test, que ocurrirá el 13 de abril próximo, resolverá la fecha de las elecciones a constituyentes en Formosa.
05/01/2025 a las 10:35 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Entre puros, trolls y exmacristas
Melisa Molina
Página/12
5 de enero de 2025
En las elecciones del año que viene habrá una renovación parcial del Congreso: se pondrán en juego 127 de las 257 bancas de Diputados y 24 de las 72 de la de Senadores. La Libertad Avanza, que tiene bloques pequeños en ambas cámaras –39 diputados y 6 senadores– buscará expandirse y, además, que los legisladores que entren al Congreso sean «puros». Así lo remarcan en la Casa Rosada después de malas experiencias que tuvieron el año pasado con dirigentes que terminaron expulsados de sus bloques como la diputada Lourdes Arrieta y el senador Francisco Paoltroni. LLA pondrá en juego ocho bancas en la Cámara baja y ninguna en la alta. En esa línea, intentarán competir con listas propias en todas las provincias bajo el sello del ahora partido nacional, que logró inscribir Karina Milei, y que ella misma preside. Los nombres para encabezar las listas, tanto en Ciudad como en Provincia de Buenos Aires, ya comenzaron a sonar.
Una de las grandes batallas que el partido violeta librará el año que viene se dará en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el bastión del PRO. Milei tiene decidido avanzar en ese territorio porque quiere terminar, de una vez por todas, con la influencia de Mauricio Macri y quedarse por completo con su electorado. Si van separados y el PRO pierde en ese distrito, sería el final del partido amarillo, si van juntos también significaría un golpe porque se trataría de una absorción por parte de LLA. Por eso Macri se encuentra en una encerrona. Si bien se especuló con que él podía llegar a ser candidato, desde su entorno salieron a desmentirlo. El riesgo es muy grande, podría hasta quedar tercero.
La Libertad Avanza, en tanto, evalúa que Karina Milei puede llegar a ser la candidata que encabece la lista de senadores en CABA. Será una decisión difícil de tomar. Implica que, si las cosas les salen bien, ella deberá dejar su puesto como secretaria general de la Presidencia. El propio Milei alejó esta posibilidad: «Si se va al parlamento deja de estar al lado mío. Le abrimos un flanco a los traidores», dijo esta tarde en una entrevista radial.
Otra opción que bajaran en Rosada es que la de Karina, sea una «candidatura testimonial», es decir, que se presente y traccione votos, pero sin que exista la intención real de asumir el cargo. En el gobierno recuerdan que eso se hizo en las legislativas del año 2009, cuando la boleta del Frente para la Victoria en Provincia de Buenos Aires fue encabezada por el expresidente Néstor Kirchner y el entonces gobernador Daniel Scioli. «No estaría mal, eso es algo que inventó Néstor y Milei hace cosas parecidas a él», se animan a decir, jocosos, desde el entorno del presidente y remarcan: «¿Quién nos va a decir algo? ¿el kirchnerismo que ya lo hizo? ¿o Jorge Macri que era de Vicente López y ahora es jefe de gobierno de CABA?».
Otro de los nombres que suena fuerte para ser candidato porteño, aunque no se sabe si para la lista de senadores o diputados es el del vocero, Manuel Adorni. En Balcarce 50 dicen que su rol también sería difícil de reemplazar y que, en ese caso, también se podría tratar de una candidatura testimonial, como la de Karina.
La provincia de Buenos Aires, como en toda elección, será la madre de todas las batallas. José Luis Espert es uno de los nombres que más suena para encabezar la lista de diputados. El presidente de la comisión de Presupuesto necesita renovar su banca y, además, así alimenta su eventual candidatura a gobernador. Esta vez no se elegirán senadores por Buenos Aires. Son ocho las provincias que sí eligen legisladores para la Cámara Alta: CABA, Chaco, Entre Ríos, Neuquén, Río Negro, Salta, Santiago del Estero y Tierra del Fuego.
Más allá de Espert, quien puede llegar a jugar en la provincia de Buenos Aires es la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Ella niega tener interés en un cargo legislativo, pero LLA puede llegar a necesitarla para captar el electorado del PRO. Su candidatura también puede llegar a ser testimonial. En Casa Rosada le tienen respeto a Bullrich, de hecho la tienen en cuenta como una de las posibles candidatas para reemplazar al jefe de gabinete, Guillermo Francos, en caso de que él deba abandonar el puesto por cuestiones de salud –en tan solo unos meses el jefe de los ministros tuvo dos episodios fuertes que requirieron su internación–. Bullrich es una de las pocas que se anima a responderle a Karina Milei. En una de las últimas reuniones de gabinete, después de que los hermanos Milei anunciaran que los ministros no podían irse de vacaciones al exterior, ella le dijo que se iría igual porque tenía pasajes sacados para ir con sus nietos a Disney.
En el oficialismo, si bien dicen que las listas del año que viene buscarán ser «lo más puras posibles», en paralelo trabajan para traer a las filas libertarias a distintos referentes del PRO. Ya lo lograron con Diego Kravetz, que en la Ciudad de Buenos Aires era funcionario de Jorge Macri y ahora es el número dos de la SIDE, y lo quieren hacer en provincia, donde buscan cooptar a Diego Santilli y a Cristian Ritondo. Ellos podrían, también, ser candidatos en ese territorio.
Para completar las listas, Milei y quienes están planificando la estrategia electoral, piensan recurrir, además, a los distintos trolls e «influencers» para que sean candidatos. Dicen que ellos son «los que mejor representan al espacio». Es el caso, por ejemplo, de Daniel Pissarini, alias «el Gordo Dan». Él es oriundo de Santiago del Estero y una de las posibilidades es que sea el candidato de esa provincia. Juan Pablo Carreira, conocido en redes como «Juan Doe», es en la actualidad director de Comunicación Digital del Gobierno y otro de los que también puede ser candidato.
Lo mismo ocurre con Nahuel Sotelo, un twittero que se desempeña como secretario de Culto, o Lucas Luna, quien fue precandidato para el Parlasur en las elecciones pasadas, pero tuvo que renunciar a la misma después de decir –por Franco Rinaldi– que, «nadie quiere votar a un discapacitado». Todos ellos son parte del grupo denominado «las fuerzas del cielo», que responde a Santiago Caputo, el asesor de Milei que no tiene cargo, pero sí despacho en la Casa Rosada. Para incorporar a estos personajes en las listas tendrá que haber negociaciones al interior del triángulo de hierro. Karina, que durante estos meses seguirá recorriendo las provincias que le faltan, no los quiere. Ella prefiere a otros jóvenes más alejados del territorio digital, como por ejemplo, Sharif Menem, sobrino Martín, el Presidente de la Cámara de Diputados.
05/01/2025 a las 10:42 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
2025: los desafíos de Milei y los de la clase obrera
Néstor Pitrola
Prensa Obrera
4/1/025
Que Milei ha ganado el centro de la escena política nacional no caben dudas. Que se inscribe en la saga internacional de ultraderechas de Trump, Meloni, Bolsonaro o Le Penn, menos. Que todos ellos se basan o intentan basarse en regímenes fuertes, de poder personal y atropello de las instituciones de la democracia formal capitalista, tampoco. Sin dudas, la crisis mundial los engendra para mejor descargarla sobre las masas. Milei no es la excepción, pero su proyecto bonapartista de derecha es sui generis y caracterizar sus rasgos y contradicciones importa mucho para quienes construimos una corriente obrera y socialista llamada a ser su enemiga mortal. Por lo pronto, Milei mismo entiende que somos ese tipo de enemigo si observamos que ha puesto al Polo Obrero y una docena de sus militantes y dirigentes en la primera línea de su política de represión y persecución política y judicial.
Nos adelantamos a cualquier debate sobre su bonapartismo, muy diferente al de Perón del ’45 que pendulaba entre dos gigantes, el imperialismo y la clase obrera, con concesiones a una y otra orilla, típico de los movimientos nacionalistas de la época. Este bonapartismo o semibonapartismo de derecha se eleva por encima de las fracciones capitalistas para acometer tareas de fondo contra la clase trabajadora, sus condiciones sociales y conquistas democráticas, mientras gobierna por encima de las distintas fracciones capitalistas con claro predominio de los intereses del capital financiero, lo cual inevitablemente acumulará contradicciones más o menos explosivas en su propio frente de clase.
FORTALEZAS Y DEBILIDADES
El relativo fortalecimiento con el que terminó su primer año de mandato no proviene de las fuerzas del cielo sino de haber logrado asestar fuertes golpes a las masas trabajadoras aplicando un ajuste criminal. Y eso fue posible ante todo por el cerrado apoyo del imperialismo y el “tout” de la burguesía nacional; en segundo lugar, por el default completo de la oposición política tradicional; y en tercer lugar, lo más relevante, porque las luchas de los trabajadores, habiendo sido importantes, no estuvieron a la altura de superar los bloqueos de la burocracia sindical y social.
Milei está buscando formatear una nueva versión de la democracia argentina que a su turno significará una reforma constitucional, si antes las cosas no vuelan por los aires. Ha gobernado con los decretazos y los vetos, por la Ley Bases que le aprobó la oposición más próxima y le hizo pasar el peronismo, al tiempo que le permiten gobernar sin presupuesto: la ley de leyes es el dedo de Milei. Pero aún en los peores momentos no se animó a convocar un plebiscito por miedo a perdelo. Entonces ahora, trabajosamente, busca una reforma política y electoral de tipo completamente reaccionaria, que privatiza del todo la política haciéndola más casta de lo que fue nunca, busca borrar a la izquierda del mapa político con pisos y requisitos, y mediante la eliminación de las Paso pondría muy incómoda a la fragmentada representación política patronal. Ya logró meter la boleta única de papel para debilitar a los aparatos, que Milei no tiene. Pero como parche que es tiene el efecto no deseado de separar todas las elecciones en la medida que en cada provincia rige un sistema electoral distinto, desdoblen o no las fechas. Ese escenario transicional complica el arrastre nacional del “bonaparte” en construcción, más aún en elecciones intermedias.
Por otro lado Milei ha destruido al macrismo más que a nadie, aunque peronistas y radicales se dividan en pedacitos. Todos se han adaptado a su agenda y los más próximos tienen la disolución más acentuada: Milei se está quedando con la base de la centroderecha macrista. Hasta se especula que Bullrich pudiera ser su candidata a senadora por la capital. Resulta difícil pensar que los carpetazos de alto voltaje contra Ritondo y Santilli y sus propiedades en el exterior mediante sociedades off shore no provengan del manejo de los aparatos de inteligencia, a los que además sumaron a Kravetz, figura del gabinete de Jorge Macri. La compra del senador Kueider, como antes de la senadora Crexell, son testimonio de la inescrupulosidad y corruptela del propio régimen de Milei. Muy ilustrativo para los trabajadores, porque la corrupción es inherente a un sistema social que no reconoce “ética” alguna en ninguna de sus fuerzas políticas, algo que no pudo o no quiso comprender el desaparecido periodista Jorge Lanata que hizo su fama con los casos más sonados. No hay Estado barato y sin coimas que no sea el de los trabajadores, bajo control de los propios trabajadores. Como lo demuestra la “limitación” de las dietas de los senadores a 7,8 millones de pesos. Las debilidades del discurso de Milei surgen de su arma más preciada: de la denunciada casta que tiene metida hasta la médula, al punto que acusa de agente de la casta a su segunda, Villarruel.
Por ahora no pudo llamar a extraordinarias para aprobar las reformas electorales. Probablemente nombre como jueces de la Corte a Lijo y Mansilla “en comisión”, por decreto. Todo está políticamente atado con alambre lo que hace al régimen político más dependiente de los “éxitos macroeconómicos”, que por ahora no pasaron por los domicilios “microeconómicos” de por lo menos 40 millones de argentinos. Conviene ver cómo andan esos éxitos.
EL FANTASMA DE LA DEVALUACIÓN
La gran victoria mileísta de moderar la inflación se consiguió con una caída del PBI en 2024 del 6%, si descontamos la sequía del 2023. A su vez el gasto público fue reducido en un 27% real, de lo cual jubilaciones es la cuarta parte, le siguen la suspensión de la obra pública, la pérdida del 59% del poder adquisitivo del ex Potenciar Trabajo, la caída del 16% real de los salarios estatales, la rebaja de subsidios debido a los tarifazos de servicios y transporte, y así de corrido. O sea, se moderaron los precios demoliendo el mercado interno; veremos en otro contexto qué pasa. Porque la recaudación cayó como consecuencia de la recesión y el endeudamiento creció en 100.000 millones de dólares, desnudando la maniobra del despeje “mágico” del pasivo del Banco Central y poniendo un interrogante en la sostenibilidad del superávit fiscal primario. Si sumamos las deudas provinciales y las privadas, el cuadro de endeudamiento es crítico.
Aún así la miradas críticas del propio FMI y otros popes de la economía capitalista, como Cavallo o Melconián, están en la apreciación del peso que crece día a día. En un contexto en el que Brasil, el gran socio comercial, devaluó más de un 25% en 2024; en el que la asunción del proteccionista Trump, decidido a fortalecer el dólar, puede disparar inflación y proceder a un aumento de la tasa de interés norteamericana para contenerla. Eso puede acelerar el fin de la jugosísima bicicleta financiera de Caputo –carry trade- que rindió hasta un 60% entre noviembre 2023 y diciembre 2024. Algunos como Toyota se empezaron a ir y produjeron una minicorrida cambiaria la semana de Navidad.
En estos días tres pulpos del agro -Surcos, Los Grobo y Agrofina- defaultearon obligaciones de deuda. Por cifras menores, pero que podrían ser la punta de un iceberg en la medida que los precios internacionales se derrumbaron, no hubo la proclamada baja de retenciones y el dólar se retrasa. Primero la deuda, contesta Milei. Un CEO de Techint se quejó por el precio del dólar. El fantasma de la devaluación produce sudor frío, que disimulan Caputo y compañía, por eso en medio de reservas fuertemente negativas han encanutado 6.000 millones de dólares para asegurar el pago de capital e intereses al menos hasta julio, buscando tirar hasta las elecciones. ¿Llegan? ¿Y después? Las importaciones del dólar barato están agravando la crisis industrial, y la balanza turística se dio vuelta. La crisis mundial, su guerra comercial y de monedas –y las guerras- operan en la vulnerabilidad total del esquema adoptado. Suplican fondos al FMI y a la banca para que les financien, ya no digamos la salida del cepo sino al menos cierto bimonetarismo y llegar a octubre.
Hay que llevar a los trabajadores la compresión de las contradicciones de Milei y su régimen, porque la salida capitalista a todas ellas es ir por reformas antiobreras más profundas en lo laboral, en lo previsional, en el esquema tarifario e impositivo, y por ello mismo contra los derechos democráticos conquistados.
EL DESAFÍO DE LOS TRABAJADORES
La “sabia” dirigencia sindical peronista, “astuta negociadora” con todos los gobiernos según el periodismo vulgar, no pega una. Milei y su régimen de extorsión se los está llevando puestos, aunque los más perjudicados sean los trabajadores que dicen representar, por supuesto. Camioneros acaba de hocicar sin lucha en una paritaria de 5% de diciembre a febrero, contra el 15% que pedía. La bonificación anual de $600 mil se cobrará en cuatro cuotas, lo cual sólo disimula la pequeñez de los aumentos. A la obra social le irán $16.000 mensuales por trabajador, que indudablemente las patronales descontaron del salario. O sea que el moyanismo que marcaba los topes salariales no escritos con Cristina, con Macri y con Alberto, los marca también con Milei. Entre los movimientos sociales, el Evita se borró de toda lucha hacia el fin de año, y la CCC y otros levantaron el corte previsto en La Matanza que sólo sostuvo el Frente de Lucha Piquetero. En ese cuadro la movida del 5 de diciembre de las CTAs y pocos más fue para cerrar el año marcando el paso, no para canalizar la enorme bronca que recorre a la abrumadora mayoría de los trabajadores contra Milei.
Las grandes luchas de 2024, la huelga docente neuquina, el misionerazo, el levantamiento universitario, las luchas piqueteras y otras más puntuales como el Garrahan, los jubilados o las batallas del Neumático, han sido aisladas por la burocracia sindical. El peronismo sindical, de los Daer hasta las CTAs, como las direcciones de los movimientos sociales integradas a UxP, han sido finos actores para evitar un curso ascendente que pusiera en debate la huelga general contra las medidas del gobierno. Ellos ponen por delante una “democracia”, que hoy es de infantería, y la recomposición de un peronismo que comparte agenda capitalista de fondo.
El empeño del Partido Obrero se expresa en la consigna “Fuera Milei” porque es un grito de lucha en la calles, de organización en los lugares de trabajo y estudio, en los barrios. Es un llamado a reagrupar a la vanguardia obrera para abrir un curso de lucha y debatir un programa de salida de los trabajadores. Por ello insistiremos en este 2025 en la realización de un congreso del Frente de Izquierda, más que nunca. Cualquier progreso -incluso electoral- será posible si contribuimos a enfrentar al régimen en todos los planos de la lucha de clases. Es Milei o los trabajadores. Tenemos que estar a la altura.
05/01/2025 a las 10:49 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
¿Y si Cristina Kirchner ganara en octubre?
Joaquín Morales Solá
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
5/1/024
¿Será Cristina Kirchner candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires en las elecciones del próximo octubre? A su lado, aseguran que ella deberá cumplir ese rol para ratificar su liderazgo en el distrito electoral que se convirtió en el suyo. En verdad, su distrito no es Santa Cruz, donde tiene domicilio formal, pero donde quieren muy poco a los Kirchner; su distrito real es la provincia de Buenos Aires, donde ella nació y reside el conglomerado humano más grande y pobre del país (el conurbano) que sigue creyendo mayoritariamente en la expresidenta. El populismo es posible donde prevalecen la necesidad y, muchas veces, el hambre.
Aquella pregunta inicial es oportuna porque las encuestas más serias señalan que Cristina Kirchner ganaría las elecciones bonaerenses si la oposición fuera dividida y desordenada, como parece que, hasta ahora, irá. Tomemos un ejemplo. En octubre pasado, la consultora Poliarquía informó que, según sus mediciones, la señora de Kirchner ganaría las próximas elecciones en territorio bonaerense con el 33 por ciento de los votos; la misma empresa señaló en un nuevo informe de diciembre que la intención de voto a ella había aumentado hasta el 37 por ciento en el mismo poderoso distrito. Debe consignarse que La Libertad Avanza se impondría en todo el país en esas mismas mediciones. Pero la provincia de Buenos Aires y la Capital son las principales vidrieras de la nación política. Sin embargo, en aquellos dos informes de Poliarquía, tanto en el de octubre como en el diciembre, era fácilmente perceptible que una eventual alianza de La Libertad Avanza con Pro le ganaría a la actual jefa del partido peronista en la indócil y vasta Buenos Aires. Karina Milei y Diego Santilli, aliados, le ganarían a la expresidenta, de acuerdo con las mediciones de octubre, por 7 puntos. José Luis Espert y Santilli, también aliados, superarían a Cristina por 4 puntos, según los números de diciembre. La menor diferencia no habla mal de Espert y Santilli ni bien de Karina Milei; sucedió simplemente que Cristina Kirchner aumentó en 4 puntos porcentuales su caudal de votos entre octubre y diciembre. Como se ve, hay un país que se inscribe en los grandes centros urbanos, en provincias con una fuerte presencia industrial y en el interior rural y productivo, y hay otro país en el amplio, numeroso y carenciado conurbano bonaerense. En este territorio violento y pobre es donde la viuda de Kirchner se impone con tanta holgura que termina ganando toda la provincia de Buenos Aires, a pesar de que en el interior de esa provincia y en sus zonas industriales la victoria sería de Javier Milei.
Pero ¿es probable una alianza de La Libertad Avanza y Pro cuando hay tanto belicismo entre ellos? En rigor, la agresividad es más notable desde el mileísmo hacia el macrismo que al revés. “Nosotros hicimos todo lo posible en el Congreso para ayudar al Gobierno; ellos solo nos dedicaron destrato e indiferencia”, corrige un dirigente de Pro. Fuentes oficiales señalan, a su vez, que el Presidente dio repetidas órdenes para que su partido y Pro vayan juntos en las elecciones de este año. Esa disposición, deslizan funcionarios oficiales, empieza a complicarse en la oficina del influyente asesor Santiago Caputo. ¿Es Caputo, entonces, el responsable de que no haya perspectivas de alianza entre esos dos partidos? Parece, a primera vista, un exceso de deducción e inferencia. “Tampoco podemos echarle la culpa de todo a Caputo”, precisa otro dirigente de Pro. En el fondo, la dirigencia de Pro sospecha que detrás de la dificultad para aliarse con los libertarios están los hermanos Milei o, al menos, alguno de los dos. Es cierto que Karina Milei es la voz más potente en la divulgación de que los votantes de Pro ya están con ellos, le guste o no a Mauricio Macri, y que por lo tanto es innecesaria una coalición entre los dos partidos. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, no lo quiere a Macri cerca. Una alianza formal con Pro le quitaría influencia a ella en el gobierno de Milei. La política es ingrata. A su vez, la dirigencia territorial de Pro, o la mayoría de ella, ya prefiere una aventura electoral en soledad después de tantas vueltas con el mileísmo y de tanto maltrato. “Aunque saquemos el 6 por ciento de los votos nacionales”, dice un dirigente del interior. Los separatistas del macrismo saben que la última palabra nunca es la última en política y que siempre habrá tiempo para la reconstrucción, y agregan: “Los votos de Milei son los de Pro, como en el futuro los votos de Pro pueden ser los actuales de Milei. Son los votos de gente que quiere un país muy distinto del que ofrece el kirchnerismo”. En la Capital, fue Jorge Macri quien se adelantó a anunciar que no habría alianza con el mileísmo. “Estamos cansados de que ellos reciban favores nuestros en el Congreso nacional y de que hagan todo lo posible para desestabilizarnos en la Capital”, resumen cerca del otro Macri.
Milei se acerca a algunos dirigente del evaporado radicalismo, pero tampoco les ofrece una alianza en serio. Espera. Tal vez no necesite a nadie. En el esplendor de su romance con una mayoría social, Milei cree que está en condiciones de ir por todo. El vamos por todo se convirtió en una enfermedad letal de la política argentina. Lo puso en práctica Cristina Kirchner en 2011 cuando ganó ampliamente la reelección; era una viuda reciente y la economía se recuperaba de la fuerte caída en 2009. “Vamos por todo”, arengó desde Santa Fe poco después. Cuatro años más tarde, en 2015, debió entregar todo porque ganó la presidencia su peor enemigo en ese momento, que era Mauricio Macri. El decurso de la política nunca es estático ni previsible ni lógico.
Milei ha hecho –por qué negarlo– un buen trabajo en el ordenamiento de las cuentas públicas, en el freno abrupto del despilfarro fiscal, en la consecuente y significativa caída de la inflación y en la reinstauración de una noción de la seguridad en el espacio público. El país está objetivamente mejor que hace un año. Es lo que la gente común le agradece porque son las cosas que hacen más fácil su ya compleja vida cotidiana. Al mismo tiempo, es evidente cierto desparpajo en el manejo presidencial de las instituciones, ya sea porque Milei propone al cuestionadísimo Ariel Lijo como miembro de la Corte Suprema, porque insulta al Congreso o porque agravia y calumnia al periodismo. El Presidente solo acepta la adhesión incondicional. “Se está con él en un ciento por ciento o se es su enemigo”, explica alguien que lo conoce. Esa es su diferencia fundamental con Macri. “Las instituciones y la república también importan en el manejo de la economía”, repite el expresidente de Juntos por el Cambio. Algunos mileístas le atribuyen a Macri, además, una disidencia profunda con el Gobierno por la licitación para el dragado y balizamiento de la Hidrovía, el transporte fluvial que en la parte argentina lo conforma el río Paraná. Es una obra gigante que está desde hace 30 años en manos de una empresa belga (Jan de Nul), socia en su momento del polémico empresario Gabriel Romero, acusado de varios delitos (sobre todo por Elisa Carrió), hasta que terminó confesando ante el fiscal Carlos Stornelli y el juez Claudio Bonadio que les pagó sobornos por 600.000 dólares a funcionarios de Cristina Kirchner. El problema de ahora no es entre Milei y Macri. El corazón del conflicto consiste en que dos países importantes, China y Holanda, hicieron saber que no les gusta cómo se están haciendo los pliegos de la licitación para adjudicar una concesión que el Gobierno prevé para los próximos 60 años. Ese tiempo es una enormidad, y encima con sobreprecios de cerca del 200 por ciento. La Hidrovía sirve para transportar por barco gran parte de la producción agropecuaria e industrial argentina. Diplomáticos que pidieron reserva de sus nombres señalan que esos pliegos están hechos para que tales trabajos sigan en manos de la empresa belga que los tiene a su cargo desde hace tres décadas. Los expertos aseguran que, si todo resultara como intuyen, el costo argentino seguirá afectando las exportaciones argentinas.
Devaluar no es una solución, pero el Gobierno tendrá que hacer algo para que el dólar no siga subvaluado. Tendrá que poner en práctica cuanto antes una desregulación más profunda de la economía y, sobre todo, hacer una reforma impositiva que ya se posterga demasiado tiempo. La insoportable carga impositiva y otras obsoletas regulaciones complican la competencia de los argentinos con los productos del exterior. También han sucedido cosas en el mundo de las que el gobierno argentino no tiene ninguna culpa. Pero sucedieron, como siempre ocurre: se mueve una hoja en la economía de cualquier lugar del planeta y repercute en el resto del mundo, incluida la economía argentina. El precio de la soja bajó en los mercados internacionales a niveles que no se veían desde hacía mucho tiempo. Durante todo 2024, cayó un 22 por ciento. El real, la moneda brasileña, se devaluó como nunca lo había hecho hasta ahora. Brasil es el principal destino de las exportaciones argentinas y la Argentina es, al mismo tiempo, el tercer proveedor del gigante sudamericano, después de China y los Estados Unidos. Algo puede salir mal si se derrumbó el precio de la soja y, a la vez, la moneda brasileña se devaluó, mientras el peso argentino está sobrevaluado, aunque –vale la pena repetirlo– la devaluación no sea una solución.
El otro cisne negro que aparece en el horizonte ya no tan lejano se llama Cristina Kirchner. ¿Qué repercusiones podría tener en la economía un eventual triunfo de la expresidenta en las elecciones legislativas de octubre? La historia indica que cuando gana el kirchnerismo, aunque sea solo en la provincia de Buenos Aires, destartala la economía nacional porque todos los inversores, incluidos los argentinos, empiezan a hacer las valijas para irse del país. Ella podría volver, deducen. Macri perdió el control de la economía, y del país, en agosto de 2019, cuando en las primarias de aquel año se impuso la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner. Para Milei, la diferencia consiste en que él vaya por todo o que otros vayan por él.