Por Carlos Tortora.-

Sólo la Corte Suprema de Justicia puede interrumpir, con la ratificación del fallo contra Cristina Kirchner, el proceso que lleva al 19 de julio. Ésta es la fecha del cierre de candidaturas para la elección legislativa bonaerense. Recién entonces se verá si efectivamente Javier Milei y Cristina pueden imponer la unidad que les conviene en sus respectivas alianzas. La expresidenta juega ahora en un tablero donde tiene pocas piezas: de los 19 intendentes de la Tercera Sección Electoral, sólo 4 le responden y el resto sigue a Axel Kicillof. Esto es coherente con la indiferencia hacia Cristina de los gobernadores peronistas y de la CGT, ya jugada con el gobernador bonaerense. Pero ella arremete con lo poco que tiene, victimizándose por la supuesta persecución judicial y contando con la complicidad de Milei, que la necesita para unir bajo su mando a todo el antiperonismo. Así es que la jefa está envolviendo en su telaraña a Kicillof para conseguir que se aprueben listas de candidatos consensuadas para septiembre.

De este modo, el aparato de La Cámpora se aseguraría unas cuantas bancas provinciales que, si hubiera ruptura, le sería imposible conseguir. En el medio -y no sería la primera vez- murió la democracia interna en el PJ porque, como acaba de recordar el intendente de Esteban Echeverría Fernando Gray, la carta orgánica partidaria establece que para elegir los candidatos hay que convocar a una elección interna.

A todo esto, Milei realiza en la interna oficialista una operación parecida a la de Cristina en el PJ.

Para Karina Milei, que comanda las operaciones, la unidad entre LLA y el PRO en Buenos Aires es poco más que una ficción. Los libertarios se niegan a ceder un porcentaje importante de las candidaturas y ningunean a los 17 intendentes macristas. Ante la creciente desesperación de Cristian Ritondo, Karina y Sebastián Pareja vetan también a todos los candidatos que huelan a Jorge Macri. Así es que poco a poco la realidad aflora: no se trata de una alianza sino de la rendición incondicional del PRO. Hasta ahora sin capacidad de reacción, Mauricio Macri contempla cómo Karina se fagocita lo que queda de su partido. Y si esto ocurre para septiembre, la extinción del PRO bonaerense sería total para octubre, cuando los libertarios se lancen para controlar el Congreso Nacional.

A todo o nada

El presidente está siguiendo minuto a minuto lo que pasa, aun en medio de su gira internacional. Así es que decidió que Patricia Bullrich hiciera detener a Juan Grabois, que tomó el sábado con su gente el Instituto Juan Domingo Perón, que el gobierno dispuso disolver. De este modo, el gobierno hace crecer políticamente a Grabois, que tiene también pretensiones para meter sus candidatos en las listas bonaerenses. Milei sería consciente de que, con la creciente pauperización de la población y la inédita caída del consumo, no hay que descartar que el peronismo gane en septiembre. De ser así, habría un tembladeral en los mercados y una trepada peligrosa del dólar. El líder libertario culparía entonces de todo al peligro de un retorno peronista al poder y convocaría a todo el antiperonismo para frenar a Cristina, Kicillof y Massa en octubre. Asustar a la sociedad con la amenaza de la vuelta del peronismo a la Rosada ha pasado a ser el principal recurso político del oficialismo.

Ahora ya no es posible crecer por consenso y sólo queda manipular el miedo a Cristina Presidenta. Jugado por jugado, Milei siempre se inclina por subir la apuesta.

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