Por Luis Alejandro Rizzi.-

La política argentina, como parte de la política mundial, está “desvertebrada”, usando una expresión de Ortega.

Eso significa que afloran los “particularismos” y los liderazgos excluyentes, un verdadero oxímoron, porque el liderazgo tiende a unir.

El peronismo comenzó a desvertebrarse cuando Macri gana la elección de noviembre de 2015 y el proceso se agudiza con la fórmula Fernández-Cristina, cuya misión era la de reunir a los diversos peronismos; ocurrió al revés, a tal punto que hicieron uno de los peores gobiernos de la historia política reciente.

El proceso de “desvertebración” continuó en esa extraña disputa entre Kicillof y Cristina que, invierte aquella ecuación del 2015 que decía: “Sin Cristina no se puede, con Cristina no alcanza”.

Hoy Cristina cuenta sólo con el reducto de la tercera sección electoral de la Provincia de Buenos Aires y su alternativa es la de obtener una banca provincial en la cámara de diputados. Es como competir para interrumpir su descenso. Irónicamente podemos decir que hoy cuenta con una pequeña fortuna de un 20 a 25 por ciento de voto; es lo que le queda de aquel 54% del 2011.

Ocurre que hoy Cristina, si bien hace valer su “pequeño capital electoral”, ese capital es tóxico porque excluye al resto del peronismo.

Por esa razón Joaquín de la Torre y Julio César Zamora, intendente de Tigre, intentan la tercera vía “peronista” sin Cristina ni Kicillof.

Esta desvertebración del peronismo se refleja en toda la política. El capital del PRO hoy se fragmentó por lo menos en cuatro cuartos en la CABA -LLA, Larreta, Marra y PRO-; por eso el número mágico es el “28”; con ese número se ganará la elección de 18 de mayo. Si vamos al fútbol sería como ganar por “córners”.

Esto plantea un dilema, en épocas de “desvertebración”, con liderazgos muy frágiles y excluyentes, como lo son los de Milei, Macri Y Cristina, conviene ir solo o bajo el paraguas de alguno de ellos.

Hoy diríamos, ampliando el título “Sin Cristina, Macri y Milei, se podría; con Cristina, Macri y Milei, no se puede”.

Una vez más la elección de CABA y la Provincia la ganará “el voto negativo.

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