Por Ricardo Bustos.-

La manifestación de algunos jubilados, barras bravas, La Cámpora y agrupaciones de izquierda frente al Congreso de la Nación fue una excusa para desestabilizar al sistema. No fue casualidad. Son grupos preparados para resistir la represión y están haciendo una prueba para el futuro inmediato. La excusa fue apoyar a los jubilados. A Macri le hicieron igual. Es fácil saber quiénes son los ideólogos.

Mientras el país llora a las víctimas de Bahía Blanca, estos delincuentes aprovechan para desviar la atención. Alguien les paga. Gratis, estos no van a ningún lado. Esto es el residual de décadas que permitieron y fomentaron la violencia en las calles de Argentina. Grupos anárquicos al servicio de la política y el fútbol. Todos tienen antecedentes por algún hecho de violencia.

No soy de izquierda ni derecha, porque en la mesa redonda, hay teléfonos de todos los colores y todos los países líderes son socios en las ganancias, mientras en ciudades, países, continentes, hacen pelear a todos contra todos para poder manejarlos a su antojo.

Divide y reinarás. Familias, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, profesionales, enfrentados por estúpidos y ridículos e inexistentes motivos válidos. Somos nosotros, los ciudadanos de a pie, quienes debemos destruir la maldita grieta fomentada por inescrupulosos dirigentes políticos gobernantes multimillonarios con el dinero nuestro.

Destruyeron parte del patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires, incendiaron vehículos particulares y de las Fuerzas de Seguridad en nombre de los Derechos Humanos, esta vez, representados por los jubilados, que nadie puede negar, cobran una miseria, pero eso no justifica que “otros” se suban al sufrimiento de una clase golpeada por la política hace 50 años y de manera anárquica, destruyan todo a su paso.

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