Por Carlos Tórtora.-

En las últimas horas, el DNU 179/2025 consiguió algo que parecía imposible hasta ahora: tapar al menos en principio el Criptogate. En el Congreso hay ahora un realineamiento de fuerzas que parece favorecer al gobierno, porque la mayor parte de los gobernadores no quieren que sus legisladores rechacen la aprobación del único recurso del Estado para conseguir dólares. Así es que un gobierno acorralado por el escándalo de $LIBRA pasó a liderar otra vez probablemente una mayoría en ambas cámaras. El Estado de necesidad en que se encuentra la economía es lo suficientemente fuerte como para relegar a una oposición que con justa razón va a plantear en el Congreso la ilegalidad del DNU.

Esto no quiere decir que semejante mamarracho jurídico pase desapercibido. Luego de la prórroga del presupuesto y de las facultades extraordinarias de Milei, el DNU 179 puede ser el broche de oro del sometimiento del Congreso al Ejecutivo.

Tampoco pasaría desapercibido en el exterior, donde quedaría en claro que la Argentina consigue un salvataje financiero ocultando la información sobre el acuerdo y violando los requisitos mínimos de seguridad jurídica.

¿Volverá la calma?

Los efectos del inminente acuerdo sobre la evolución del Criptogate son, por supuesto, una incógnita. Se puede entender que, si el acuerdo tranquiliza a los mercados y se impone una relativa distención, Milei y su círculo estarían en mejores condiciones de soportar los embates que están por comenzar en los EEUU y que se potenciaría en las próximas semanas con la presentación, en numerosos estados, de class actions, o sea, acciones colectivas.

No es menos cierto que, si el acuerdo con el FMI no consiguiera frenar la inestabilidad cambiaria, esto agudizaría la debilidad oficial por sus flancos de corrupción.

De un modo u otro, parece claro que la única posibilidad de supervivencia política de Milei pasa por recuperar, aunque sea parcialmente, la imagen de un presidente exitoso en el manejo de la economía.

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