Por Oscar Edgardo García.-

El Presidente de la Nación en su discurso en el Congreso Nacional iniciando las sesiones ordinarias se ufanó de haber eliminado la obra pública porque “era uno de los curros más grandes de la política”.

¿Con esta afirmación debe interpretarse que él no confía en la probidad de sus funcionarios para ejecutar un plan de obras públicas necesarias para el desarrollo económico del país?

Por otra parte, afirmó que “una de las grandes falacias y mentiras de la política para con la gente es cuando dicen esa mentira de que la obra pública genera trabajo…” sentenciando que “la obra pública no genera puestos de trabajo, la obra pública genera impuestos”.

¿Esta línea de pensamiento conduce a inferir que su gobierno no encarará obras públicas durante su gestión futura?

Es loable el objetivo del Gobierno Nacional de incentivar la participación de capitales privados en la ejecución de obras públicas pero debe reconocerse que los empresarios destinarán sus inversiones únicamente a aquellos proyectos en los que visualicen perspectivas de rentabilidad.

¿Cuál será la política de Javier Milei en aquellas áreas en las que los privados no demuestren interés para la ejecución de obras cuya realización sea imprescindible para lograr la infraestructura que permita viabilizar el crecimiento de la economía y el bienestar de sus habitantes?

El Presidente de la Nación tiene la palabra para responder tales interrogantes.

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