Por Carlos Tórtora.-

Victoria Villarruel, gracias a la embestida de Javier Milei en su contra, está quedando en una posición privilegiada. Es la única figura política que aventaja en las encuestas al presidente y que los libertarios rompan con ella no la dañaría seriamente. Pero el futuro de la vicepresidenta no es sencillo. La versión que se impone estos días dice que ella lanzaría su candidatura presidencial el año que viene después de las elecciones. Pero el problema es más complejo. Villarruel no estaría en condiciones de ir por el 2027 si no cuenta con una estructura política nacional el año que viene. Y para conseguir esto último necesita tener alguna presencia en las próximas elecciones, o sea, sumar legisladores propios, sobre todo nacionales.

En definitiva, si ella realmente piensa en el 2027, está obligada a jugar el año que viene. Es obvio que dentro de La Libertad Avanza se le cerrarán todas las puertas y sólo le quedaría competir por afuera, sobre todo en Buenos Aires. Claro está que esto adelantaría la guerra total con Milei, algo que hasta ahora ella pretendió evitar, pero si prohíja listas de candidatos no podrá hacerlo.

En la cornisa

La irrupción de Villarruel como presidenciable puede complicar el actual reparto de poder entre Milei y Cristina Kirchner para refundar un bipartidismo sobre la base de liquidar al PRO y la UCR.

Para empezar, lo más probable es que una amplia franja del peronismo antikirchnerista migre bajo el paraguas de la vicepresidenta, que no tuvo reparos en mostrarse junto a Isabel Perón.

La peronización de Villarruel podría restarle el apoyo de algunos grupos de antiperonistas fóbicos, pero le daría en cambio una importante base territorial en el interior y también en el conurbano bonaerense. Mientras tanto, la profundización del ajuste de Milei y su reactivación económica sólo para pocos harían que La Libertad Avanza siga estando anémica en los sectores populares.

En síntesis, Villarruel, con Mauricio Macri atrás, es hoy por hoy el mayor riesgo para la polarización Milei-Cristina, que aspira a repartirse el 100% del poder político.

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