Por Oscar Edgardo García.-

Más allá de los retóricos discursos, con habituales desacreditaciones para quienes piensan en contrario, del Presidente de la Nación y su Ministro de Economía sobre el valor actual de la moneda estadounidense cabría que ambos dieran una explicación coherente sobre la forma en que deben preservar su rentabilidad los empresarios cuyos productos deben ser exportados en dólares a cotizaciones prácticamente constantes mientras que deben afrontar sus costos en pesos de mano de obra, insumos, servicios públicos, impuestos y tasas a valores crecientes.

Recientemente en el Alto Valle del Río Negro varias empresas frutícolas, chicas, medianas y grandes, tiraron miles de toneladas de peras porque no se podían vender o porque no era rentable comercializarlas.

Esto ocurre absurdamente en un país que registra niveles de pobreza del orden al 50% de su población.

Algunos productores decidieron recuperar por lo menos el costo de las cajas vendiendo las peras a las jugueras a unos 7 centavos de dólar por kilo, cuando el costo oficial de producción es de alrededor de 32 centavos de dólar.

Los empresarios coinciden en que el 60% del costo de la fruta que se exporta es mano de obra y que, si bien la paritaria que se acordó hace pocos días sólo equiparó la inflación el incremento salarial del año pasado, fue del orden del 300%.

Como la permanencia en el tiempo de semejante ecuación inequitativa conduce a un único resultado que es la quiebra del negocio, sería oportuno que el Gobierno Nacional reflexionara sobre la realidad, por sobre cualquier hipotético razonamiento catedrático o teoría económica.

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